IX Liberando al corazón.

Harry había prometido a Ron y a Hermione que iría a ver a Luna y en cierta forma, sabía que no podía defraudarlos. Después de todo, lo que le habían dicho era con la mejor de las intenciones. Esa misma noche, protegido por la capa invisible, se dirigió sigilosamente a la enfermería. "Es mejor así" pensaba para sus adentros, "seguramente estará dormida".

Harry temía hablar con Luna. No sabía como decirle todo eso que se agolpaba en su pecho. Dudaba de la reacción que ella tendría ¿acaso lo culparía?... era lo más probable y le daba la razón.

Al llegar a la enfermería lo primero que hizo, fue cerciorarse de que no hubiese nadie por los alrededores. El lugar estaba vacío. Sólo el silencio y la oscuridad reinaban ahí. Harry se acercó sigilosamente a la cama de Luna. Aún en la penumbra, Luna le pareció hermosa. Su rostro lucía pálido… pero ya no con aquella palidez de muerte, sino con la de su convalecencia. Harry vigilaba de vez en vez. Temía que en cualquier momento llegara la Sra. Pomfrey y le preguntara que hacía ahí. No quería darle explicaciones a nadie. Así que decidió acercarse un poco más a Luna, pues en la penumbra, apenas si se daba cuenta de nada y quería comprobar por sí mismo que efectivamente, ella estaba bien, para después marcharse y que nunca nadie supiese que había estado ahí. Fue un alivio descubrir que la respiración de Luna ya era normal. Una fugaz sonrisa apareció en su rostro, pero se congeló en sus labios al darse cuenta, con inmenso temor, de que tenía su cara muy cerca del rostro de Luna. Podía sentir su aliento, que con terrible calidez le hacía sentir un vacío en la boca del estómago. Un deseo repentino lo embargó. Sabía que tenía que hacer algo. Y sabía que quería hacerlo desde hace mucho tiempo. Tal vez desde que buscaban blibbers en el campo de Quiddicht. O desde que rondaban juntos por los pasillos mientras los demás se burlaban de ellos. O quiz� en los linderos del bosque prohibido, antes de encontrar al falso blibber. Fue acercándose más mientras pensaba que eso era lo más arriesgado que había hecho en su vida.

Harry...-Sintió que el alma se le iba a los pies al escuchar la voz. Luna había despertado y lo miraba con ese aire distraído tan característico en ella. Se irguió de golpe sin saber que hacer ¿cómo decirle a Luna que sentía todo lo que había pasado en el bosque prohibido?... ¿Cómo decirle que se sentía muy culpable? Y lo peor ¿cómo explicarle porque estaba tan cerca de ella? Podría terminar lo que había empezado, pero no podía, antes tendría que decirle a Luna que...No pudo acabar de pensar. Luna se levantó de pronto y lo abrazó con fuerza. Harry ni siquiera supo como reaccionar. Tan sólo alcanzo a oír la voz de Luna en un murmullo diciéndole al oído "Perdóname...fue mi culpa".

Quedó aturdido. No era eso lo que esperaba. Luna había dicho en un momento las palabras que él no podía pronunciar. Las había robado de su boca. Y ahora la sentía tan frágil, abrazada a él. Lo más razonable era confortarla. Decirle que ella no tenía culpa de nada. Que el único culpable era él. Sin embargo, únicamente guardó silencio, mientras acariciaba torpemente el cabello desaliñado de Lovegood. Luego, sin decir nada, separó los brazos de Luna de su cuello. "Será mejor que descanses" susurró antes de dar media vuelta. Alcanzó a ver que Luna lo miraba tristemente y volvía a acostarse. Harry tomó su capa invisible y salió sin decir más.

Las piedras salpicaban y hacían ondas en el agua. Harry las había estado lanzando durante un buen rato concentrándose en ellas. No quería pensar en nada más. La visita a la enfermería era algo que constantemente venía a su memoria, aunque él tratara de alejar su mente y olvidarlo. Ron y Hermione tampoco ayudaban mucho. Le habían preguntado sobre lo que había pasado, pero Harry simplemente les había dicho que no quería hablar sobre eso, obteniendo en respuesta, gestos de desaprobación por parte de sus amigos. Aún así, ellos se encargaban de informarle el rumbo que tenían las cosas. Luna al fin se había reincorporado a clases y al parecer Miller había hablado con ella. Aunque no recordaba nada era seguro que se había enterado de todo y de una u otra forma se sentía responsable por lo sucedido. También le comentaron, como al azar, que Luna se veía cambiada. Hermione no supo explicar exactamente en que forma, pero había dicho, que si antes Luna tenía una expresión distraída, ahora parecía más ausente que nunca.

Otra piedra fue lanzada con fuerza justo enfrente de él. Volteó sorprendiéndose al ver de quién se trataba. Era Luna. Se hallaba a unos cuantos pasos con pequeñas piedrecillas en su mano.

No...te escuché llegar- le dijo Harry con voz queda.

Luna se encogió de hombros y se acercó un poco más. Mirando al lago dijo –Ya hace un rato que te observo.

Se quedaron callados. Luna volvió a lanzar otra piedra al agua y luego dijo –Entiendo que no quieras hablarme.

Luna, no...

Harry...- interrumpió Luna mirándolo a los ojos y tirando las piedras que aún tenía a un lado – Sé bien que por mi causa corriste el riesgo de que Lestrange te matara – su voz vaciló un instante.

Luna, yo...

No Harry...déjame terminar...sé muy bien porque me evitas – Luna miraba otra vez hacia el lago donde el calamar gigante nadaba formando pequeñas olas – Fue un error…lo sé...yo...yo corrí detrás del blibber...iba a atraparlo, pero desapareció...y luego oí esa risa...era ella. Me dijo muchas cosas horribles...me dijo que El-que-no-debe-ser-nombrado iba detrás de ti...me dijo que tú eras un estorbo...dijo que se libraría de ti y que yo le ayudaría en eso...que para eso había enviado a Miller a acercarse a mí...por eso me dijo lo de los blibbers...no sé como no me di cuenta de que algo andaba mal, si Miller jamás hablaba conmigo...y de la nada empezó a interesarse en mí, a preguntarme cosas, incluso si tú y yo...- Luna guardó repentinamente silencio y miró a Harry por un instante.

...¿Qué?... –preguntó Harry sintiendo una revolución en su interior – No... nada- Luna prosiguió pero ahora sin despegar los ojos de Harry – Lestrange me dijo que podía hacerme mucho daño. Me exigió que te llamara...que pidiera tu ayuda. Le dije que no...que no te llamaría. Entonces ella me lanzó un cruciatus...y yo...y yo –Luna titubeó unos instantes. Seguramente aún recordaba el dolor que el hechizo ocasionaba, pero Harry sabía bien que no iba a decirlo - ...yo me prohibí gritar...sabía que si te llamaba, Lestrange te mataría. Y tenía razón, ella misma me lo dijo...dijo que acabaría contigo o te entregaría a Quién-tú-sabes...fue entonces que me levanté y le dije que no se lo permitiría...en eso apareciste tú y...no recuerdo más- Luna volvió su vista hacia el castillo mientras decía con cierto enojo –No debí haberme internado en el bosque...debí haberte hecho caso. Fue mi culpa. Si Lestrange te hubiera hecho daño yo no me lo perdonaría...por eso entiendo que quieras alejarte de mí.

No Luna, estas equivocada...- dijo Harry repentinamente – Yo no te culpo...al contrario – nervioso repuso –si me alejo de ti es porque...no quiero que te pase nada malo...a mi lado corres peligro- Luna vio a Harry con extrañeza. – Comprende, Bellatrix te engañó para poder acercarse a mí...por eso te utilizó – y con toda sinceridad agregó –Perdóname Luna...la culpa fue mía.

Al rostro de Luna poco a poco volvía su aspecto soñador. Luego empezó a reír con una risa cantarina y dijo –Ah, ya...comprendo...los dos hemos sido tontos.

... ¿Cómo?

Si. Los dos nos hemos estado culpando por lo mismo- Luna puso un dedo en su barbilla en un gesto reflexivo –supongo que lo justo es que los dos aceptemos la parte de culpa que nos corresponde...- y con toda naturalidad repuso –bueno, supongo que ahora todo estará bien.

Pero...pero Luna –Harry no entendía porque Luna no se daba, o no quería, darse cuenta de la gravedad del asunto. Quería explicarle que lo mejor para ella es que se mantuviera lejos de él. Pero Luna, sin hacer caso de la ansiedad de Harry continúo – Es verdad lo que digo...ahora todo estará mejor – su tono de voz se volvió dulce - ¿sabes?...lo que tenemos que hacer es liberar al corazón.

... ¿Liberar al corazón?

Si. De todos sus temores y sus dudas...mira, respira hondo y siente como el aire recorre tu interior – Harry con cierto recelo, hizo lo que Luna le pedía -... ¿lo sientes?... ¿sientes como tu pecho se llena de un aire nuevo?

Bu...bueno sí – Harry trataba de parecer seguro. Todo aquello le parecía de lo más extraño y absurdo. Ese tipo de cosas sólo se le podían ocurrir a Luna que seguía hablando con convicción.

Y ya que estamos bien te propongo algo... ¿qué te parece si cuando llegue la navidad me ayudas a limpiar los muérdagos de nargles? Es muy difícil...pero son peligrosos...bueno, no tanto, pero si lo suficiente para hacerle pasar a alguien un mal rato.

Harry quedó estupefacto. Vaya que sería difícil. En especial si nadie más que Luna los podía ver. Lovegood retomaba de nuevo sus extrañas ideas, como si nada hubiese sucedido...pero lo miraba de tal forma, que le era imposible negarse. –Está bien...cuando acabemos no quedará ni un solo nargle en todo Howgarts – le dijo.

Y mientras aceptaba todo lo que decía Luna, parecía más real su singular teoría. Sentía su pecho liberado de todo ese desánimo que lo embargaba desde hacía tiempo.

Sólo falta una cosa – agregó Luna después de meditar un momento.

... ¿Qué cosa?

Para que el corazón realmente esté libre de todo aquello que guardamos, es imprescindible decir algo – Harry creyó que Luna volvería a disculparse e iba a decirle que eso ya no era necesario, más sin embargo, Luna poniéndose frente a él, muy seria y con las mejillas levemente sonrosadas murmuró –Harry...te quiero – tomó aire y concluyó con firmeza – Y voy a luchar a tu lado.

Harry la miró con asombro. Luna tenía en el rostro una mezcla de dulzura y determinación, Supo que no iba a hacerla desistir. De pronto lo abrazó, tal y como había hecho en la enfermería, para luego susurrar "Ahora no podrás mandarme a descansar".

De nuevo aquél deseo. Aquella imperiosa necesidad. Rodeó a Luna con sus brazos mientras su mano acariciaba nerviosamente el cabello ¡tan desaliñado! de Luna. Ese aroma a canela. Tenía que hacerlo. No podía posponerlo más...Y lo hizo. Algo parecido a la electricidad lo recorrió. Supo que a Luna le pasaba lo mismo. Durante un momento, que pareció una eternidad, no hubo más profecías, ni mortífagos, ni guerras, ni nada. Sólo estaban él y Luna. Sentía su cálido aliento, sentía sus labios temblar...y en ellos había una promesa. Como había dicho Luna. Como habían dicho sus amigos. Si estaban juntos todo estaría mejor. Aunque lo peor estaba por venir. Pero ya no sentía tanto miedo, ni angustia. Dentro de él un sentimiento empezó a tomar forma: era esperanza...y si la esperanza podía saborearse, si la esperanza tenía algún sabor, debía saber así...como los labios de Luna.

Fin.