Avatar
Por Medeah
Disclaimer: las tortugas no me pertenecen y no hago esto con fines de lucro.
Nota: este fic esta basado en la serie de Tv. Del 2003
I- La inscripción.
No sabía bien por qué lo hacía, pero ahí estaba...
Vagamente recordó lo que había visto la vez anterior, algo confuso...
Algo extraño.
No le había dado importancia entonces, ¿por qué ahora?.
Cerró los ojos. Con cada respiración bajaba más y más profundo en su mente.
Ya casi no estaba ahí, pero todo a su alrededor estaba más presente que nunca. Podía oír el sonido de esa pequeña gotera al final del pasillo, los pasitos de las ratas por las tuberías, incluso los pasos de los transeúntes que caminaban sobre ellos, varios metros allá en la superficie. Sabía con exactitud en que lugar se encontraba cada uno de sus hermanos, casi podía verlos.
Rin... Pio... To... Sha... Kai... Jin... Retsu... Zai... Zen...Abrió los ojos.
Ya no estaba en la sala de practicas. De hecho, ya no estaba en ningún lugar de la guarida...
La puerta estaba ante él, sólo tenía que abrirla.
Siguió avanzando por la estancia, levemente conciente de lo que había a su alrededor. Hasta que llegó a ese rincón.
No podía evitar sentir escalofríos cada vez que pasaba junto a ese rincón oscuro. No recordaba haberlo creado, al menos no concientemente... tal vez siempre había estado ahí.
Lo odiaba.
No le preocupaba demasiado mientras no tuviera que acercarse. Más o menos se imaginaba qué había ahí y no le gustaba.
Cruzó la estancia hasta la puerta del otro lado de la habitación, mecánicamente, sin pensar demasiado en lo que hacía.
La abrió. Dentro le esperaba el anciano, en posición de loto, en el medio de una espaciosa sala bañada por una suave luz que provenía del tragaluz del techo. El ambiente olía a incienso.
El anciano abrió los ojos al notar su presencia. Sonrió.
El anciano.
El anciano era un espejo. Era todo lo que ya sabía. Pero aún no entendía porqué debía ser un anciano y no otra cosa...
- Sabes que no deberías estar aquí, ¿verdad?.- la voz serena del anciano le dio la bienvenida. Tomó asiento frente a él.
- Lo sé.- lo sabía, sin embargo, ahí estaba. Usualmente, sólo recurría a esa meditación tan profunda con la ayuda de Splinter, nunca solo.
- Es un pecado hacer el Kuji Kiri tu solo- siguió el anciano.- espero que estés listo para ser castigado... cuando vuelvas...
Leo lo miró pensativo.
Si, era cierto.
- ¿Cuál es tu pregunta entonces?
"¿Pregunta?". Si... por algo tenía que estar ahí, ¿verdad?.
- ¿por qué... porque estoy aquí...?.- El anciano se echó a reír.
- Haz la pregunta correcta, niño.
"¿La pregunta correcta?", apenas si tenía claro qué estaba haciendo ahí. Hacía sólo un momento atrás estaba en la sala de practica...
- ¿Quién más está aquí...?- preguntó sin pensar, sin entender muy bien. Pero esa era la pregunta, estaba seguro.
La expresión del anciano cambió. Ahora parecía inquieto.
- Esto nos va a traer consecuencias, niño. No debiste venir.
- ¿qué... que ocurre?- los ojos del anciano lo miraron con temor.
- Debes salir de aquí... quizá haya una oportunidad...
- ¿qué?, pero qué...
- Debes irte. La pregunta era la correcta. Hay alguien más aquí... ¿qué no te das cuenta?
Si, se daba cuenta.
Pero ya era tarde.
El anciano se desvaneció ante sus ojos.
Leonardo se puso de pie de un salto... toda la habitación estaba a oscuras...
- Algo malo está pasando aquí... – se dijo así mismo.
De pronto todo retumbó con un ruido seco, como de algo enorme que hubiera caído al piso, desde un lugar lejano.
Leonardo abrió los ojos de golpe, tragando aire, sobresaltado.
Es lo que ocurre cuando se vuelve de una meditación tan profunda sin una guía. Ahora se daba cuenta de la tontería que había hecho y ni siquiera tenía claro si había valido la pena. Ni siquiera tenía claro porqué lo había hecho en primer lugar.
Miró a su alrededor. Estaba en la biblioteca de Splinter. Afortunadamente, él no estaba ahí aún y...
Un momento.
¿En la biblioteca de Splinter?, no era ahí donde estaba antes, estaba seguro de que estaba en la habitación que usaban para entrenar. Entonces, ¿por qué...?
Suspiró.
Recorrió la habitación con la vista. Frente a sí había un gran librero y en el piso estaba la causa de su despertar tan abrupto: uno de los libros se había deslizado desde uno de los estantes y estaba abierto boca abajo en el piso.
Se frotó los ojos y se puso de pie. Fue hasta el libro y lo cogió del piso. Revisó los estantes para ver a cual de ellos pertenecía el libro caído. Solo en el ultimo de ellos había un hueco posible, pero...
Si el libro estaba ahí, entre esos dos enormes volúmenes, en un espacio donde todos los libros estaban tan apretados, ¿cómo pudo caerse?, ¿algún camión o vehículo de gran tamaño que pasó por la superficie?, parecía poco probable, pero si no ¿qué más?. Antes de volver a ponerlo en su lugar sus ojos se fijaron en una de las paginas.
Era un libro extraño, encuadernado en negro... no creía haberlo visto antes, no tenía ningún titulo, nada. De hecho, todas las páginas estaban en blanco a excepción de aquella que ahora observaba... ¿cuántas posibilidades habían de que el libro cayera abierto justo en la única pagina con alguna escritura?...
Se sentó en el suelo con el libro abierto ante sí. La escritura no parecía tener ningún sentido: estaba en un idioma extraño, uno que no había visto antes... en letra cursiva.
Y solo era una línea. ¿quién se molestaría en encuadernar un libro que solo contenía una línea de puros garabatos? ¿y por qué el maestro Splinter lo tendría ahí?.
En verdad, era extraño ¿qué sentido podría tener algo como:
"Aila himel adonaij amara zebaoth cadas yeseraije haralius"
Intentó pronunciar la primera palabra. Su voz sonó como una especie de gruñido, pero no parecía tan difícil... sin darse cuenta lo pronunció por completo, en voz alta. Más de una vez.
A su mente llegó el vago recuerdo de algo que había leído por ahí, algo sobre los peligros de leer inscripciones en lenguajes extraños, sobre todo si están en letra cursiva y no se está muy seguro de qué es lo que significa...
Le hubiera gustado pensar más acerca de eso, pero de pronto tenía mucho sueño. Un sueño increíble. Sólo quería dormir, sus párpados se cerraban por sí solos...
- ¡Por favor!
- No.
- ¿por qué no?
- Porque no y es mi ultima palabra.
- Por..
- ¡No entrenaré contigo!, ve a buscar a alguno de los otros.
- Pero es que... necesito alguien que se tome la práctica en serio.- Raphael sonrió malvadamente.
- No tienes idea de lo que estas pidiendo... además ¿qué es todo esto de querer aprender artes marciales?, no es algo que pueda tomarse como proyecto de verano.
April se puso seria.
- Esto no es un juego para mi.
- ¡bah!, no te doy más de una semana...
- ¡¡pues llevo más de tres semanas en esto, para tu información!!
- Oh, si. Todo un record... –April suspiró.
- El maestro dice que el ninjitsu puede ayudarme a darle algo de balance a mi vida, algo de control... es decir, ¡mi vida es un completo despelote en este momento! Y no sólo porque los conocí a ustedes...
- Oh, muchas gracias...
- Tu sabes lo que quiero decir...
- No, no sé.
- ... necesito ver la luz al final del túnel, tener un propósito, una guía, principios que seguir, tu sabes, el honor y todo eso...
- Entonces mejor mira el canal evangélico...
- ¡¡eres insoportable!!- Raphael sonrió.
- Gracias. Aún así, todas esas cosas bonitas que mencionas... bueno, es porque todavía el maestro no ha comenzado con los golpes... – Raphael la miró de reojo, contento de haber logrado el efecto que buscaba.
- ¿va a... golpearme?- April puso cara de pánico, Raphael sonrió.
- ¿cómo crees que va a enseñarte a pelear?, si el maestro no te da una buena tunda, es porque realmente no pretende enseñarte nada... y si tu no la aceptas, es porque en realidad no estas dispuesta a aprender.
- ¿E-eso hizo con ustedes?
- ¿tu qué crees?, el ninjitsu no es otra cosa que una técnica para pelear y ganar... si la dominas, te haces fuerte y sólo la dominas cuando logras vencer a todos tus oponentes... y la única forma de aprender eso es peleando. – Junto con decir esto dio un medio giro en el aire y golpeó el saco de practica tan fuerte que casi lo sacó de la anilla de la que pendía. April tragó saliva.
- Pero que hay del honor y el balance y...- Raphael se echó a reír.
- Todas esas cosas suenan muy bien, pero lo único que cuenta al final, ¡es la fuerza!...- la sonrisa de Raphael se esfumó. Esperó unos segundos, inmóvil, luego miró a su alrededor. April alzó una ceja. Raphael sacudió la cabeza y se volvió a mirarla.- Entenderás que no siempre el honor te indica qué es lo más conveniente... y que también hay veces en que uno no puede dejar que el famoso honor ese te impida hacer lo que debe hacerse y...- volvió a callarse y a mirar a su alrededor suspicazmente.
- Qué raro... – dijo más para sí mismo.- Algo no esta bien...
- ¿qué?, ¿qué es lo raro?
- Pues... – Raphael se rascó la cabeza.- pues que ya he dicho un par de cosas funestas para todos los principios del Ninjitsu y que lastimarían los oídos del buen y obediente discípulo, pero... ¿dónde estará él?, se supone que para este momento Leo debería estar saliendo de la nada para darme uno de sus aburridos sermones, a lo que yo tendría que responderle que se relajara de una vez y que dejara de dar lata, con lo cual nos enfrascaríamos en una eterna discusión... ¡y tu por fin tendrías que irte de aquí a buscar a alguien más con quien practicar!- diciendo esto, dio media vuelta y siguió golpeando el saco de ejercicios. April frunció el ceño, dándole la espalda y encaminándose a la puerta. Cuando estuvo en ella se volteó, abrió la boca para decir algo, pero nada salió de ella
- Qué momento para dudar..- se dijo así misma. Con un gruñido, dio media vuelta y se fue.
Con absoluta concentración, Donatello traspasaba el contenido de un tubo de ensayo a otro, trasladando el liquido transparente que contenía.
- Siii... por fin... la combinación perfecta... - se dijo a si mismo. De pronto estalló en una estridente carcajada que casi le hace tirar los tubos. Cuando paró de reír, miró en todas direcciones, al ver que nadie lo observaba respiró aliviado, dejando el tubo vacío en su soporte y frotándose los ojos.
- Creo que he estado trabajando demasiado...
- ¡¡Donny!!.- el grito a sus espaldas lo hizo sobresaltarse, dio media vuelta solo para encontrarse con la sonriente cara de April.
- Oh, hola April, ¿cómo estas?.- esta no le respondió, pero su sonrisa se hizo más grande. Don frunció el ceño.
- ¿qué...?- April sonrió aún más, abriendo muy grandes los ojos.- Oh. Ya entiendo. Pero justo en este momento, no puedo, estoy muy ocupado, tu sabes, muchas cosas que hacer y... – a medida que hablaba iba alejándose al otro lado de su vagón de metro- laboratorio, donde su voz apenas se escuchaba.
- Pero es que necesito practicar con alguien y Raphael no quiso y...
- ¿Raphael? ¿le pediste a Raphael que practicara contigo?, bueno, por suerte y por lo visto, dijo que no...
- ¿por qué "por suerte"?
- Bueno, él tiende a... digamos... entusiasmarse con las practicas... no me gustaría que terminaras con algo roto... – diciendo esto, enterró el rostro en el visor de su microscopio, sin soltar el tubo de ensayo que traía en las manos.
- Oh. En realidad, esperaba practicar con Leo, pero...
- Oh, si... esa es una maravillosa idea, una mucho mejor idea...- mientras hablaba le hacía un gesto con la mano libre en dirección a la puerta...- No te enseñará nada, pero te dará una larga lista de todo lo que haces mal, eso puede ser igualmente educativo... - April arrugó la frente.
- Pero, es que esta meditando y no quise molestarlo...
- Oh... pídeselo a Miguelito, el no está haciendo nada... nunca está haciendo nada, de hecho... - Don levantó la cabeza del microscopio.- Además, ha estado mucho rato solo y no es bueno dejarlo solo mucho rato, porque se aburre y se le ocurren cosas para des-aburrirse y entonces algo acaba rompiéndose...
- Okey, okey, ya entendí. Y... em.... ¿en que estas trabajando?.
- Bueno... es algo muy complicado... y ¡mira!, allá va Miguel... ¡ve a buscarlo, anda! - April emitió algo parecido a un gruñido y salió del laboratorio. Una vez solo, Don suspiró.
De nuevo paz....- dirigió una mirada al tubo de ensayo que aún sostenía y bebió su contenido de un sorbo.- Aaaaah!, la limonada perfecta....
Continuara...
