Advierto que ni los personajes ni la canción me pertenecen, sino que a JK Rowling y a Rata Blanca respectivamente.
Así que sin más, sigamos con la historia…
LA LEYENDA DEL HADA Y EL MAGO
Y el mal que siempre existió no soportó
Ver tanta felicidad entre dos seres
A la rata le tomó un par de días llegar hasta su amo.
Tuvo que esconderse un par de veces aquí y allá… Tanto como rata o como mago, muchos querían matarlo.
Además, era sumamente torpe con la magia. Nunca pasó los exámenes de aparición, así que no quería terminar escindido y que los del ministerio tuvieran que venir a reparar los daños (es decir, volver a juntar su cuerpo), descubriendo así que aún seguía con vida y no que había muerto como un mártir a manos del idiota de Sirius Black.
No podía usar un trasladador pues no tenía ninguno en esos momentos.
¿Polvos Flú? Ni pensarlo, lo atraparían los del ministerio. Los de la Red Flú colaboraban con Dumbledore en todo sentido. Desde que el idiota de Fudge perdió el mando, las cosas se habían tornado un poco difíciles.
Volar imposible. Corría el riesgo de ser visto y de morir al caer. Era sumamente horrible con la escoba. James nunca pudo transmitirle nada de su gracia sobre la escoba, por más que lo hubiera intentado miles de veces.
Peter realmente apestaba… en todo sentido.
Se valió de sus propios sucios medios para llegar hasta aquella casa abandonada, cerca del cementerio.
Al llegar a la puerta, ésta se abrió y él paso.
Rápidamente se convirtió en hombre, sin dejar atrás algunos de sus rasgos de rata. No quería que esa horrible serpiente lo confundiera con un roedor de verdad y lo devorara.
Por todas partes, en aquella oscura sala de estar, hombres y mujeres iban de aquí para allá hablando seriamente, con pergaminos en las manos y en las mesas.
La actividad se había aumentado considerablemente desde que él se había marchado.
El lugar estaba apenas iluminado por unas cuantas velas que flotaban en el aire, pues era noche cerrada. De igual manera, aquellas velas estaban siempre prendidas ya que todas las ventanas estaban tapiadas.
Peter echó un rápido vistazo por los alrededores y se agazapó un poco para empezar a caminar. No quería que nadie lo notara demasiado.
De hecho, nadie en aquella sala quiso fijarse en él. Todos estaban muy ocupados. El momento se acercaba vertiginosamente y todo mundo debía estar listo.
Se arrastró hasta la escalera y comenzó a subir rápidamente. Las maderas crujieron mientras él subía los escalones. Miraba con oscuros ojos negros todo lo que sucediera a su alrededor. Una expresión de miedo rondaba en su cara.
No se podría decir que había pasado allí los mejores momentos de su vida, pero ahora estaba condenado a seguir lo que había empezado al traicionar a James y a Lily.
Llegó al primer piso y caminó hacia la derecha. Sólo una puerta se escondía en las oscuridades de aquel pequeño pasillo.
Aquella estaba entreabierta, como casi siempre.
El hombre comenzó a sudar.
Con pulso tembloroso, una mano de plata empujó la puerta. La sala completa quedó a su entera vista.
Un butacón grande era lo más llamativo de aquella habitación, en la que la chimenea estaba apagada. Más velas voladoras daban algo de luz a la siniestra habitación.
Sentado allí estaba aquel hombre que había cambiado la historia de los magos para siempre.
Lord Voldemort jugaba con sus largos dedos blancos, con su varita. Tenía los ojos rojos clavados en ella, mientras su respiración lenta hacían que su pecho bajase y subiese con armonía.
La túnica negra se desparramaba en el piso, alrededor del butacón y uno de sus costados era aplastado por la cola de Nagini que dormitaba plácidamente sobre aquella alfombrita vieja, como una horrible parodia de perro.
¿Qué es lo que te trae aquí Colagusano?- dijo con una voz fría y aguda -¿Qué es lo que tienes para decirme?-
Amo, las cosas han cambiado- comenzó el hombre entrando en la habitación con paso lento y respetuoso.
¿Y crees que Lord Voldemort no lo sabe¿Acaso crees que no puede saber que es lo que el chico hace o siente?- rió para sí, una risa tan fría como el mismo hielo -No, mi querido Colagusano. Si es así, estas equivocándote-
Lo lamento, mi señor. No fue mi intención insultarlo-
Deja de decir incoherencias y dime lo que necesito saber, Colagusano- terminó él.
Su tono de voz había cambiado y giró el butacón despertando a Nagini para ver al pequeño y asustadizo hombre de frente.
¿Quién diablos es esa mujer?- sus ojos se entrecerraron y los orificios rasgados que tenía como nariz se abrieron un poco aspirando con fuerza.
Peter lo observó unos segundos en silencio.
Su figura alta y delgada, ahora sentada, no hacía más que intimidar a cualquiera. Su piel, blanca como la nieve, era particularmente aterradora para él (Peter creía que lo hacía parecer un muerto) y sus ojos eran la peor parte; sus pupilas eran como las de un gato y tan negras como el jade contrastando enormemente con sus iris rojo sangre y su piel blanca. Su cabello negro era algo desordenado y sin vida.
Mi señor, he podido ver que se trata de un Hada. Vi su transformación y vi como el muchacho se fue con ella- contestó rápidamente Colagusano.
Su mano de plata apretaba con fuerza uno de los bordes de su sucia túnica.
Esta bien Colagusano, sólo confirmas mis teorías. Luego de que tú lo utilizaras, el Sauce fue curado por una poderosa y antigua magia que supuse de un Hada, ciertamente- las contorsiones que hacía su cara aplastada, como de serpiente, al hablar hacían que Peter se estremeciera.
¿Y eso es malo?- preguntó tímidamente, casi en un susurro el pequeño hombre semi-calvo.
No me sirve que el muchacho sea feliz y definitivamente que quien despierte ese sentimiento en él sea justamente una de las criaturas más poderosas entre todos los seres mágicos, si es malo- su voz se volvió profunda y llena de resentimiento y aquello a Peter le heló la sangre.
Quiero que Harry Potter no tenga más que rencor en su corazón, miedo, oscuridad, odio… Son aquellos los sentimientos que necesito para dominarlo, para aplastarlo finalmente y que deje de estorbar el camino del poderoso Lord Voldemort.
Un silencio se hizo en la habitación. Un silencio incómodo y expectante a la vez.
Sin embargo- comenzó de nuevo el mago oscuro- como siempre, gracias a mi astucia y a mis hábiles "contactos" esta situación no es del todo desastrosa-
Una tercera persona entró en la habitación en ese momento. Era mucho más alta que Peter y su túnica negra estaba impecable. Una capucha de igual color le ocultaba el rostro.
Mi señor, las hemos encontrado- dijo la mujer que se encontraba bajo la túnica.
Muy bien, Bellatrix. Me encargaré de esto personalmente-comentó Lord Voldemort asintiendo con una mirada fría.
Su oscura figura se puso de pie y Peter se hizo a un lado para dejarlo pasar.
Quiero que el ejercito esté reunido a mi regreso. Atacaremos de inmediato- su voz aguda e impenetrable llegó a Peter y lo que dijo no le gustó para nada.
Si señor- contestó Bellatrix rápidamente y se retiro con paso resuelto de la habitación haciendo un frufrú con su túnica.
Voldemort se guardó la varita en el bolsillo de su túnica negra y empujó a Peter para que saliera de la habitación junto con él mientras Nagini se desenroscaba y desfilaba tras ellos.
Ha llegado la hora. Convertiré toda esta estúpida felicidad infantil en un odio profundo que lo cegará. Será aún más desgraciado ahora que ah alcanzado la dicha sólo para perderla. Entonces llegará mi turno para acabarlo. Nadie derrotará a Lord Voldemort jamás-
Bajaron por la crujiente escalera de madera y todos los mortífagos que estaban en la sala se giraron para verlos. Todos juntos, como marionetas controladas por el amo, hicieron una inclinación de cabeza al mismo tiempo para luego seguir con lo que estaban haciendo antes.
Sigue con tu guardia, Colagusano. Lord Voldemort tiene cosas más importantes que hacer ahora- comentó con desgano sin siquiera dirigirle la fría mirada a Peter.
Con una pequeña reverencia, Peter se alejó hacia la puerta de entrada, para luego convertirse en rata y salir de aquella casa con ánimo un poco más aliviado al saber que su señor no lo quería en el ataque inicial.
Voldemort sabía que aquel pequeño traidor no era exactamente un mortífago de excelencia ni mucho menos, pero de vez en cuando solía tener golpes de suerte que valían la pena aprovechar. Como cuando se encontró a la bruja del ministerio Bertha Jorkins.
Fue él quien le había revelado dónde estaba la casa de los Potter cuando ésta se encontraba bajo un potente hechizo de protección: el encantamiento Fidelio.
Y sí que supo aprovechar aquella situación.
Un estremecimiento repentino recorrió su espalda por toda la médula al recordar esa noche del 31 de Octubre.
"Maldita sea la hora en que ese idiota tuvo tanta suerte para sobrevivir a mi Avada Kedavra" solía pensar en momentos como este "Porque sólo eso fue lo que lo salvo de mí… su suerte. Su maldita suerte que no lo deja de acompañar. Pero no volverá a ocurrir"
Avanzaba con paso decidido hacía una de las mesas que estaba a la izquierda de la puerta principal, donde Bellatrix y un par de mortífagos más lo esperaban ansiosos.
Un mapa que abarcaba toda la superficie de la mesa relucía blanco-amarillento bañado por la luz de las velas.
De inmediato, Lord Voldemort posó sus rojos ojos sobre él.
Hemos ubicado la colonia en este punto específico del bosque, en Irlanda. Pero como usted sabe, mi señor, están en constante movimiento. La colonia entera está viajando hacia el norte. Así que debemos apresurarnos si queremos encontrarlas ya. Tienen un talento especial para esconderse, quisiera añadir- comentó el hombre que estaba a la derecha de Bellatrix rápidamente.
Exacto, Nott. Por eso es que me retirare de inmediato y quiero que tú y Mcnairvengan conmigo-
Muy bien señor. Buscaré al viejo Mcnair para avisarle. Ah vuelto de su excursión con los gigantes sólo hace unas horas... Con su permiso- el hombre se retiró con una reverencia rápida hacia la derecha de la sala mientras Lord Voldemort depositaba su fría mirada sobre las dos personas que habían quedado.
Quiero que movilicen a los gigantes, a los dementores, los clanes vampiro, a todos… En el límite de Hogwarts, en las afueras del bosque, hacia el norte. Además, no quiero ni que la más mínima lechuza los visualice. Necesitamos el factor sorpresa para que todo marche a la perfección-
Mi Lord, será bastante difícil controlar a todas las bestias juntas…- comenzó el mago de cabello platinado, pero de inmediato se quedó callado ante la mirada de su amo -Si señor, entendido-
Esperen hasta que yo llegue para atacar. No quiero que se les escape algún troll idiota y delate nuestra posición. No quiero ningún error esta vez- Sus rojos ojos se entrecerraron con maldad, mientras las últimas gélidas palabras salían de su boca.
Comprendemos señor- afirmó Bellatrix segura, mientras que Malfoy no podía más que asentir con la cabeza.
Todo listo, mi señor- llegó diciendo Nott. Detrás de él un hombre un poco más pequeño se acercaba con rapidez.
Muy bien, estas son las coordenadas. Los quiero detrás de mí sin hacer ningún sonido, así que utilicen sobre ustedes mismos el hechizo insonorizadory asegúrense de que las capas invisibles los cubran por completo- dijo Voldemort señalando con un fino y blanco dedo sobre la superficie del mapa donde los paralelos y los meridianos encantados especificaban las coordenadas del preciso lugar donde él estaba apoyando la yema.
Comprendido, señor- dijo Mcnair con voz áspera pero con un dejo de diversión ante la perspectiva de esta nueva incursión al bosque.
No hagan ningún movimiento y no hablen a menos que yo les diga lo contrario- siguió el Señor de las Tinieblas mientras se colocaba bien los pliegues de su capa para luego desaparecer, sabiendo que aquellos dos a los que hablaba, harían lo mismo segundos después.
Estaba plenamente consciente de que la colonia no estaría gustosa de verlo ni mucho menos. Pero, como siempre, él sabía a la perfección cómo manejarla. Las Hadas y su poder lo habían ayudado con muchos de sus experimentos. Así es, si no fuera por ellas tal vez jamás habría conseguido la inmortalidad.
Eran muy pocos aquellos que se daban cuenta que el color de su piel, blanco pálido como la luna, era exactamente el mismo que el que tenían ellas.
Claro, una secuela de alguno de sus pasados experimentos. Pero finalmente le gustaba como quedaba.
Gracias a miles de hechizos de su propia invención combinados con otros de magia antigua él había podido convertirse en el mago más poderoso sobre la faz de la tierra. Aquel que ningún mago osaba llamar por su nombre. Un nombre también inventado por él mismo.
Todo se lo debía a su gran astucia. Siempre alcanzó todo por sus propios medios, sin ayuda de nadie.
Desde la venganza, la muerte de su padre, todo había salido a las mil maravillas. Había formado un ejercito lo suficientemente fuerte como para hacerle frente a los idiotas defiende-muggles del ministerio y del mundo; había conseguido más poder que cualquiera antes de él y se había convertido en la persona más temida por toda la comunidad mágica. Nunca atacó Hogwarts simplemente porque no había nada allí que le interesara realmente. Las estúpidas habladurías de la gente de que le temía a ese viejo decrépito, Albus Dumbledore, le causaban gracia.
Lord Voldemort no le temía a nada ni a nadie.
Incluso habían formado movimientos en su contra: La Orden del Fénix no era más que un grupo de chiflados que creía que podrían detenerlo. Que lejos estaban de su propósito… Jamás podrían detenerlo.
Pero un día, uno de sus mortífagos escuchó algo en el Cabeza de Puerco y así supo que Dumbledore era poseedor de una profecía que lo involucraba a él; una profecía dicha por la tataranieta de una gran vidente; una profecía que decidiría su destino.
Intentó hacerse de esa profecía muchas veces, pero nunca lo logró debido a los ineptos que tenía como mortífagos. El Ministerio la había catalogado como auténtica y la había puesto en el Departamento de Misterios, así que se trataba de algo importante.
Decidió poner fin a la leyenda de que alguien acabaría con él.
No creía que algún mago pudiera derrotarlo alguna vez, pero ser precavido era una de sus virtudes, así que decidió no dejar cabos sueltos y matar a aquel que la profecía indicaba como su más grande enemigo.
Un niño de tan solo un año de edad con un par de padres miembros de la Orden que habían escapado tres veces de sus manos y de la muerte. Tenían mucha suerte, sin duda.
Aquello no tenía que ser más que un simple "trámite".
Pero para su desgracia no fue así.
Habiendo aprendido la lección al comprobar que tienes que hacerlo tú mismo si quieres un trabajo bien echo, se encaminó a casa de los Potter tras conseguir que su "guardián" revelase su ubicación.
Pero una vez allí, habiendo matado a los idiotas de los padres del muchacho, las cosas empezaron a salir mal.
Aquel bebe que se encontraba en la cuna desvió su hechizo actuando como un espejo para luego confinarlo a algo mucho menos que un espíritu que sólo podía sobrevivir ocupando el cuerpo de otros.
Maldito muchacho y su maldita suerte.
Pero, al fin y al cabo, no pudo matarlo.
Sus conjuros a base de poder de criaturas mágicas como las hadas y los unicornios lograron hacer de él un ser inmortal. Un ser que jamás podría ser destruido por nadie.
Consiguió salir adelante y volver a ser el Lord Voldemort de antes, o mejor aún, un Lord Voldemort más poderoso.
Por su sangre corría un poder muy antiguo, el poder que protegió a Harry Potter la noche del 31 de Octubre y lo llevó a él a la ruina. Y su nuevo poder impediría que cualquiera lo matase.
Irónicamente, gracias a una asquerosa sangre-sucia.
Lilian Potter y su estúpido sacrificio por su hijo lo habían convertido a él en el mago más poderoso sobre la tierra.
Solo quedaba aquella pequeña molestia que entrenaba en Hogwarts ese verano. Aquel maldito individuo que gracias a su endemoniada suerte había logrado escapar de sus garras tantas veces.
Harry Potter tenía un gran poder, era cierto… No era un enemigo que pudiera subestimar. Pero, como Albus Dumbledore, ser un gran y poderoso mago no lo califica para poder derrotar a Lord Voldemort.
Y ahora esto. Tenía que lidiar con una estúpida felicidad que el desgraciado Potter había dejado al aire para él.
Oh si… Hacía tiempo ya que el chico había aprendido lo suficiente de Oclumancia para ocultarle todos sus sentimientos y pensamientos.
Pero a Lord Voldemort no se lo engaña fácilmente. Él era un experto en Legeremancia y nadie podía escapar de ello. Ni siquiera Harry Potter.
Así supo que era un Hada aquella que ahora lo hacía tan dichoso y que próximamente lo haría tan infeliz.
Otra ironía más. Justamente un Hada que es tan difícil de derrotar para algunos… Pero él sabía exactamente que era lo que necesitaba para hacerla sucumbir sin siquiera usar su varita. Y cuando ella cayera, Harry caería también y en ese momento tantos años de lucha, tantos años de rencor, tantos años perdidos en la limpieza de la sangre serían vengados y Lord Voldemort ya no tendrá ninguna leyenda con patas que intente detenerlo.
Si, su venganza, el final de aquella maldita suerte del chico, será algo que disfrutará con sumo placer…
Apareció en aquel oscuro bosque un par de segundos después, pensando todo aquello. Completamente concentrado en encontrar aquella colonia que estaba buscando.
Sintió como sus mortífagos aparecían detrás de él, pero no los vio. Simplemente avanzó por la espesura del bosque utilizando su varita para apartar vegetación molesta.
Más adelante, en la oscura noche y en las alturas, unas pequeñas y apenas perceptibles lucecitas se movían de aquí para allá.
Excelente, ya las hemos encontrado- susurró Lord Voldemort con una fría voz mientras sus rojos ojos escrutaban las alturas y ponía la varita en alto -Comencemos con esto de una vez-
En el castillo todo el mundo se estaba levantando. A pesar de ser verano, ese día amaneció frío y completamente nublado. El cielorraso del comedor estaba negro y las nubes se arremolinaban producto del fuerte viento. La nueva semana comenzaba otra vez con unas horribles clases de entrenamientos para auxilios de urgencia.
Harry no la detestaba tanto como Ron, pero no podría decirse que era su clase favorita.
En cambio, Hermione parecía encantada con todo aquello.
¿Me vas a decir que volver a colocar un brazo descuartizado en el hombro de alguien no te da nada de asco!- gritó el pelirrojo a todo volumen mientras iban bajando una de las escaleras del castillo.
Eso es lo que te estoy diciendo, Ron- decía Hermione con una paciencia fingida.
La verdad es que aquellos dos a pesar de haberse convertido en buenos amigos, se pasaban el día peleando por distintas cosas que iban desde las más mínimas ("¿podrías por favor, comer con la boca cerrada?") hasta las más importantes ("¡A nadie le importa la libertad de los elfos¡Ni siquiera a ellos mismos!").
Harry simplemente se hacía a un lado, aquellas estúpidas disputas lo tenían un poco harto.
Ya basta, me duele la cabeza- dijo Harry con voz suplicante.
Hermione lo tomó del brazo y siguió caminando a su lado con cara seria, pero sin decir nada, mientras que Ron no dejaba de gruñir por lo bajo. Ambos dejaron de provocarse mutuamente.
Dejaron los últimos escalones de la escalera de piedra atrás y se encaminaron hacia una de las aulas de aquel pasillo.
Unos cuantos compañeros estaban en la puerta, todavía entrando cuando el trío llegó.
Malfoy, como siempre, dirigió una de esas miradas penetrantes a Hermione.
Harry odiaba que hiciera eso, pues él sabía que sólo era una provocación.
Dándose cuenta, ella lo sujetó más firmemente del brazo. No quería otra disputa allí.
No le hagas caso- le susurro al mismo tiempo que el rubio le quitaba los ojos de encima para pasar por la puerta del salón.
Harry intentó tranquilizarse y bajar la aceleración de su pulso mientras Ron, que se había quedado rezagado se acercaba con la causa por la que se había quedado más atrás sin llegar a ver lo de Malfoy.
Luna saludó sonriente mirando siempre con sus grandes ojos que la hacían lucir un poco extraña. A Hermione le había caído bien desde el principio, pero ciertos arranques de la chica le ponían los nervios de punta. Estuvo a punto de hechizarla el día en que en el almuerzo no dejó de decirle a Hermione que si ella nunca había visto los snorkacks de cuernos arrugadosera porque nunca había estado en el sitio indicado
¡No existe tal criatura!- afirmaba Hermione sin sentido, mientras que toda la mesa las miraba discutir. Ella había leído acerca de todas las criaturas mágicas que existían, además de que su colonia viajaba constantemente por todo el mundo. No había la más remota posibilidad de que aquella chica tuviera razón. Pero esa no era una excusa para que no siguiera discutiendo.
¿Cómo te has levantado esta mañana Luna?- preguntó Harry a modo de saludo.
Con los pies, como siempre- contestó ella sin más mientras arrastraba a un ya frustrado Ron hacia dentro del aula.
Harry y Hermione rieron.
Después de ti- se ofreció él. Hermione pasó delante chocando una de sus alas con la cara de Harry haciendo que éste, del cosquilleo, estornudara.
El mago del ministerio que se encargaba de darles aquella clase, Ian McMillan era un conocido Sanador del Hospital San Mungo, aunque ahora se dedicaba a enseñar. Además era el abuelo del compañero de Harry Ernie McMillan (un agradable muchacho de Hufflepuff).
Siempre trataba de hacer que la clase fuera más llevadera y no tan "vomitiva" como podría llegar a ser, pero con una materia como aquella, los esfuerzos del pobre anciano eran en vano.
Buenos días- exclamó al ver que todos estaban dentro de la clase ya -comencemos rápido y nos iremos más temprano-
Harry sonrió. Aquel mago era particularmente peculiar. Era muy alto y fornido, y en sus buenos años Harry supuso que habría sido un buen jugador de rugby (aunque siendo un mago lo dudaba). Ahora, sin embargo llevaba una barba blanca algo corta y un pelo canoso que no llegaba a cubrir bien la coronilla.
Él y Hermione ocuparon sus habituales lugares en el fondo debido a que las alas de ella no dejaban que cualquiera que estuviera atrás viera algo, mientras que Ron se sentaba enfrente al lado de Luna.
El profesor comenzó con su habitual charla sobre los movimientos cuando Harry lo sintió.
Una punzada en la frente, en la cicatriz...
Hacía tiempo ya desde que no sentía nada como aquello.
Desde la muerte de Sirius, Harry se empeño en aprender Oclumancia y desde entonces los dolores en la cicatriz habían ido desapareciendo paulatinamente.
Sin embargo este era diferente a los que sentía normalmente... este era como el de sus primeros años en Hogwarts, como los que sentía con Quirrell.
Fue entonces que comprendió el alcance de aquello.
Harry¿estas bien?- preguntó Hermione tocándole el brazo.
Él no se había dado cuenta de que se había tomado la cabeza con una mano.
Al escuchar a Hermione, Ron se dio vuelta y sólo le bastó ese vistazo para reconocer el síntoma "Voldemort" de su amigo.
¡Diablos!- murmuro por lo bajo -¿es la cicatriz?-
Harry asintió con la cabeza a su amigo.
En ese momento, en algún lugar a muchos metros de donde ellos se encontraban sonó una gran explosión.
¡Voldemort está aquí!- gritó de repente Harry levantándose precipitadamente mientras comenzaba con la carrera hacia la puerta del salón.
¡Maldita sea¿Cómo diablos entró?- dijo Ron saliendo tras él con Hermione, Luna y el resto de la clase a sus espaldas.
¡Recuerden las instrucciones para estos casos de emergencia!- gritaba el profesor McMillan entre todos los futuros aurors que salían en estampida hacia el Gran Salón-¡Tomen sus posiciones y no actúen hasta recibir órdenes!-
A estas alturas Dumbledore debe estar más que enterado- gritaba Harry a sus espaldas porque sabía que Ron lo estaba siguiendo.
Saltó los primeros escalones de la escalera que conducía al piso en el que estaba el despacho del director mientras a lo lejos una nueva explosión se hacía oír.
A su lado como un fantasma, Hermione lo alcanzaba. Sus alas se batían a una velocidad tal que sólo se le notaban como reflejos plateados semi-celestes.
Cuando llegaron al final de la escalera ella descendió y comenzó a correr a su lado.
Al final de aquel pasillo la gárgola comenzó a moverse para dejar paso a una escalera de la cual descendía el anciano director del colegio.
Harry y los demás llegaron jadeando delante de él.
¿Qué es lo que debemos hacer, profesor?- fue Ron el que preguntó primero al recuperar el aliento.
Dumbledore estaba más serio que nunca y de vez en cuando miraba a Harry de reojo. Sin embargo sus ojos brillaban.
Nos hemos estado preparando para esto. Señorita Lovegood, por favor haga que los comunicadores llamen a todos los refuerzos necesarios y que se queden dentro del castillo todo el tiempo que les sea posible.
Si profesor- dijo Luna para luego salir corriendo por un pasillo lateral.
Ella sabía a dónde tenía que ir exactamente. Habían hecho varios simulacros para situaciones como esta. Luna era uno de los comunicadores, es decir, aquellos que se encargarían de avisar a todos los aurors y miembros de la orden, que el castillo estaba bajo ataque. Sabía que, una vez enterados, estos se encargarían por su parte de organizarlos refuerzos.
Por supuesto, no era la única... sólo era una más de todos los que seguramente estarían esperando en el despacho de la profesora McGonagall en estos momentos... La Red Flú sería su principal arma en estos momentos y si comprobaban que algunas de las más importantes barreras de Hogwarts habían sido rotas, utilizarían trasladadores.
Ron observó como la figura de Luna desaparecía al girar una esquina y fijó de nuevo su mirada en Dumbledore.
Los cuadros de los alrededores se movían inquietos y hablaban entre sí mirando al grupo.
Demasiado paciente para el gusto de Ron, Dumbledore no dijo nada más hasta que Snape apareció por detrás de ellos como una sombra.
Hermione, quien ya lo había notado le dejó paso.
¿Cuál es la situación Severus?- preguntó Dumbledore con amabilidad pero sin dejar de escrutar la mirada del antiguo profesor de pociones de Harry.
Son cientos, profesor. Traen consigo a los gigantes aunque no los están controlando muy bien. De echo, no están controlando nada bien a ninguna de las criaturas que traen consigo, lo que creo que es más peligroso que si las controlaran. Vienen por el lado este del bosque prohibido. Ya se han encontrado con el nido de las acromántulas y por eso han oído las explosiones- Snape hablaba rápido y sin mirar a ninguno de los muchachos.
Ya veo...- contestó Dumbledore serenamente.
En esos momentos McGonagall, Sprout, Kingsley y otros cuantos profesores, aurors y miembros de la Orden del Fénix llegaron a donde ellos estaban reunidos. Aquel pasillo se convirtió en el "centro de comandos".
Snape espero que todos terminaran de llegar para seguir con su relato.
¿Qué es lo que sabemos, profesor?- preguntó la vicedirectora del colegio. Su sombrero se había inclinado hacia un costado con la carrera.
Vienen por el lado este del bosque y han chocado con el nido de las acromántulas. Como bien supusimos han reclutado bastantes criaturas mágicas. Supongo que en estos momentos los basiliscos deben estar abriéndoles el paso entre la colonia de Aragog¿o me equivoco Severus?- dijo Dumbledore primero contándole a la multitud y después clavando sus ojos en Snape.
Es cierto. Luego de que unos cuantos mortífagos algo idiotas como para tratar de espantarlas a explosiones declararan abiertamente que estaban aquí, les echaron los basiliscos encima. Un movimiento bastante hábil considerando que son enemigos naturales- comentó Snape como si fuera lo más simple del mundo.
Seguramente Voldemort se habrá molestado bastante- comentó Harry por primera vez ante aquel grupo.
De repente todos parecieron darse cuenta de que él estaba allí y se quedaron mirándolo unos segundos.
Harry nunca podría definir la mezcla de lástima y esperanza que había en los ojos de aquellas personas que lo miraban en ese momento.
Si eres tan amable Severus¿podrías decirnos si los dementores están con ellos en este momento?- preguntó Dumbledore sacando a todos de su ensimismamiento.
No- respondió él fríamente -los mortífagos no podrían soportarlo. Vendrán por su cuenta en un grupo apartado. Probablemente sean ellos los que rodeen Hogwarts en algún momento determinado. El Plan es que no quede ninguna salida por ninguno de los flancos del castillo. Quieren hacer un exterminio- sentenció.
Una especie de electricidad recorrió los cuerpos de los que escuchaban esas palabras en la voz de Snape.
Entiendo- terminó diciendo Dumbledore -Que los aurors se coloquen en sus lugares frente a la entrada del castillo. A Voldemort le tomará otros 10 minutos más en llegar allí. Por sobre todas las cosas tenemos que evitar que entren-
Yo me encargo de eso- dijo Kingsley y salió disparado por el pasillo para bajar las escaleras luego.
Severus, puedes irte. Ya sabes lo que necesito de ti- le dijo a Snape quien asintió con la cabeza y salió por el mismo lugar que Kingsley.
A los demás, los quiero en las torres. Que intenten detener cualquier ataque desde los cielos. Tendremos que resistir hasta que lleguen los refuerzos- con eso, McGonagall salió disparada seguida de un par de magos más que, como Harry supuso, iban a buscar a los aprendices que en esos momentos se encontrarían en el gran salón.
¿Y nosotros qué, señor?- se animó a preguntar Hermione cuando de vuelta, en ese pasillo y a la vista de la gárgola, volvieron a quedar sólo ellos y Dumbledore.
Yo quiero estar en el frente, profesor. Como en todos los ensayos- se apresuró a agregar Harry.
Ron pudo notar como su amigo y su profesor se batieron en un duelo de miradas durante unos segundos.
Cada cual tiene que hacer lo que tiene que hacer, Harry y si tú crees estar preparado para esto, pues bien, ha llegado el momento- dijo Dumbledore apoyando su mano en el hombro de Harry.
Hermione contempló la escena embelesada y al borde de las lágrimas. No sabía por qué, pero aquello le parecía una despedida y no le gustaba para nada.
Yo te ayudaré en todo lo que pueda- finalizó el profesor quitando su mano de Harry -Ahora, vamos-
Harry sentía como su estómago se había vuelto una piedra mientras tomó la mano de Hermione y siguió a su profesor escaleras abajo.
Toda su vida estaba dedicada a este momento, a lo que sucedería a continuación. Una profecía había indicado que este sería el final. Para bien o para mal, este sería el final. Y como tantas otras veces, Harry creyó que no saldría vivo de esta.
Espero que las acromántulas no hayan decidido seguirlos, porque juro que mataré a Hagrid- decía Ron por lo bajo.
Bajaron las escaleras con paso ligero hasta llegar al Gran Salón, el cual estaba desierto ahora a no ser por los cientos de elfos domésticos que los esperaban allí.
Dificúltenles el camino- dijo Dumbledore a la multitud de pequeñas criaturas que se le acercaban por todos lados vistiendo repasadores con el emblema de Hogwarts.
Al escuchar las palabras de su Amo, todos los elfos hicieron una inclinación tan profunda que la punta de sus narices tocaba el suelo. Luego, con un chasquido de sus dedos, desaparecieron.
Harry no lo había notado, pero los fantasmas de Hogwarts también estaban allí, observándolos expectantes.
Quiero un informe detallado de cuantos son, que criaturas vienen con ellos y por dónde están tratando de entrar- dijo Dumbledore al paso mientras les dirigía una rápida mirada.
Si profesor- dijo el Barón Sangriento, quien parecía comandar a la tropilla de fantasmas
¡Andando!- gritó después, al tiempo en que todos los fantasmas salían en diferentes direcciones haciendo destellos plateados.
Harry no había soltado la mano de Hermione y en cierto sentido, eso lo reconfortaba. Por otro lado sabía cual era el peligro al que la estaba exponiendo y no le gustaba nada.
Adivinando su preocupación, Hermione apretó un poco más su mano haciendo que Harry volviera a brillar. Una vez más hizo que él se sintiera lleno de vida, hizo que una magia indescriptible recorriera su cuerpo de pies a cabeza, hizo que su poder aumentara...
Sin dejar de caminar detrás de Dumbledore, Harry sonrió para sí, sintiendo estas y muchas cosas más. Definitivamente ella se hacía sentir, lo llenaba de vida.
Llegaron a las puertas principales.
Ron, Harry y Dumbledore tomaron sus varitas.
Las puertas se abrieron en el preciso momento en que en los límites del bosque aparecían cientos de figuras encapuchadas y con máscaras.
Harry se adelantó un poco sólo para ver como muchos de ellos dirigían sus varitas al tormentoso cielo para, mediante unos rayos verdes, hacer aparecer la marca tenebrosa, más grande y brillante que nunca.
Un rayo blanco cruzó el cielo en esos momentos, para que segundos después su trueno hiciera temblar la tierra.
Frente a Harry, un grupo de aurors ya se había puesto en fila como barrera del castillo.
Pero diferían en número. Como mucho, Harry supuso que ellos serían unos 100... Unos 30 aurors entrenados ya profesionalmente y 20 profesores que en esos momentos estaban en los terrenos del castillo. Los otros 50 eran aprendices de auror (él incluido).
Entretanto, los mortífagos serían 500. O 666 pensó Harry con un sarcasmo que hasta él mismo quedó impresionado con sus ideas.
Las figuras negras avanzaron en semi-círculo hacia el castillo.
Recuerden que queremos capturarlos, no matarlos- gritó Dumbledore mientras se unía a la fila de aurors.
Harry escuchó que un poco más allá Ojo Loco refunfuñaba.
Ron, Hermione y él se colocaron un poco apartados del grupo de aurors, y al mirar para arriba, notaron que desde numerosas ventanas del castillo asomaban unas cuantas cabezas.
Fue cuando miraban hacia arriba que el suelo comenzó a temblar.
¡Perfecto!- vociferó Ron a sus amigos -Bonito momento para un terremoto-
Todos los que estaban allí tuvieron que hacer equilibrio para no caer.
Entonces Hermione gritó.
¡Dios Mío!- exclamó Ron.
¡No puede ser!- rugió Harry.
Por detrás de la fila de mortífagos, apartando literalmente todo a su paso y blandiendo troncos de árboles recién arrancados se acercaban por lo menos 7 gigantes.
¡Harry, creo que Hagrid tenía razón cuando dijo que Grawp era pequeño!- le gritó Ron a su amigo por sobre los sonidos que hacían los pies de los gigantes al tocar el suelo.
Hermione noto que algunos tenían lastimaduras en la cara y que sangraban un poco.
Estaban muy enfadados, gritaban y zamarreaban los troncos en un intento de sacarse la furia que tenían encima.
Sin embargo, los aurors no se movieron de su posición.
Los mortífagos estaban avanzando.
¿Cómo diablos se supone que aguantaremos hasta que lleguen los refuerzos?- gritaba Ron exasperado mientras que ellos se acercaban un poco más.
Por un costado del bosque, un basilisco se deslizaba hábilmente.
De repente, Harry pudo distinguir pequeños destellos en los alrededores de los gigantes y luego notó que también aparecían sobre ellos.
Tratando de quitarse fuera lo que fuera eso, uno de los gigantes que venía en medio comenzó a sacudir un tronco especialmente grande que traía en la mano. Parecía que quería deshacerse de una mosca molesta.
¡Oh, por Dios!- dijo Hermione llevándose ambas manos a la boca -Son los elfos-
Totalmente asombrado, Harry afinó más la vista y por fin pudo ver como las pequeñas criaturas aparecían y desaparecían de los hombros de los gigantes con un chasquido de dedos.
De repente, el gigante que Harry había observado (uno particularmente grande y feo, según su opinión) golpeó fuertemente al que venía caminando a su lado en un intento de quitarse un elfo que le mordía la oreja.
El de al lado reaccionó con furia y le asestó un golpe en el medio de la cabeza con una especie de escudo de madera muy toscamente tallado.
Así, los gigantes comenzaron a pelearse entre ellos.
Los mortífagos que estaban más cerca sufrieron las consecuencias, cuando uno de ellos cayó haciendo temblar la tierra más fuerte que antes.
Las bajas habían comenzado incluso antes de la batalla.
Un tercer gigante se unió a la pelea interna mientras los demás seguían avanzando detrás de la fila de magos.
¡Listos¡Ahora!- grito una conocida y odiada voz para Harry. En el medio del semi-circulo de mortífagos que avanzaba hacia ellos, Bellatrix Lestrange se sacó la capucha y tiró la máscara a la hierva.
Un rayo volvió a cruzar el cielo cuando los magos tenebrosos comenzaron a correr y a lanzar hechizos contra ellos.
Un grupo de Trols había salido corriendo del bosque blandiendo hoscos garrotes. Se dirigían a los magos con una expresión de furia en sus pequeñas caras verdes.
Hermione materializó un escudo plateado frente a ellos justo a tiempo ya que unos cuantos mortífagos les lanzaron hechizos desvanecedores y maldiciones.
Harry y Ron comenzaron a derribar a algunos mientras se movían de un lado a otro esquivando los hechizos.
El trío había coordinado muy bien sus movimientos desde que Hermione había llegado.
Por supuesto, ella no tenía varita y no podía atacar a nadie. No por lo menos de la manera corriente. Pero sí podía protegerlos. Así que se encargaba de la defensa mientras que Ron y Harry del ataque.
Ron notó que la fila de aurors se había desintegrado y que la mayoría estaban tratando de abarcar más de lo que podían.
Una maldición Cruciatus le había rozado la oreja e incluso le había erizado los pelitos de la nuca, pero había sido lo suficientemente rápido como para moverse y escapar de ella.
Desde lo alto, alguien derribó al mago que lo había atacado.
Ron sabía que los aprendices que estaban en el Castillo estaban haciendo su trabajo.
Más allàHarry vio como Tonks caía y corrió hacia allí golpeando con el codo a un mago que atacaba a Malfoy y que en ese momento le daba la espalda.
Draco aprovechó que su atacante se dobló sobre su abdomen para inmovilizarlo y desaparecerlo.
Todos a la mazmorra- parafraseó al director mientras apuntaba su varita a su siguiente "victima".
Harry vio como un mortífago también se percató de que Tonks estaba tirada (probablemente por un Desmaius perdido o algo así porque nadie la estaba acechando en esos momentos) y empezaba a levantar el brazo para apuntarla con su varita.
Hermione pasó volando por detrás del mortífago y le dio una fuerte patada en la nuca justo en el momento en que Harry derrapaba para ponerse frente a Tonks.
De inmediato, un elfo apareció a su lado algo aturdido.
¡Llévala adentro!- le gritó Harry al elfo que de inmediato tomó a Tonks por una mano y chasqueó los dedos.
Al siguiente segundo, ninguno de los dos estaban.
Hermione apuntó un dedo a uno de los Trols que habían llegado hasta allí y este se quedó paralizado en su lugar.
Harry se paró. observo al Trol ("tiene más cara de idiota de lo que recordaba") y corrió detrás de un muro del colegio con Hermione detrás de él.
¡Diablos¿Cuántos quedamos?- preguntó de inmediato tratando de observar un poco la situación.
Se había largado a llover y los gigantes corrían de aquí para allá tratando de agarrar a los magos (sin distinción entre aurors y mortífagos) con sus grandes manos.
Harry vio como un mortífago tuvo la mala suerte de ser atrapado mientras se distrajo peleando con Kingsley. El gigante lo aplastó con las dos manos.
No muchos, los mortífagos tuvieron más bajas pero nosotros no somos suficientes. En cuestión de minutos estaremos derrotados si la ayuda no llega- habló Hermione rápidamente.
Ambos salieron de atrás del muro a seguir combatiendo.
A Hermione la lluvia la fortalecía, era su aliada natural. Voló hacia el lago esquivando las manos de uno de los gigantes que la quería atrapar.
"En tus sueños, grandote" pensó para sí mientras un hechizo rebotaba en su escudo.
¡Hey¡Hermione!- le gritaron desde abajo.
Ella voló hacia donde provenían las voces que la llamaban y encontró a los gemelos peleando contra un corpulento mago encapuchado.
Con un Petrificus Totalus los gemelos lograron derribarlo y luego lo desaparecieron.
Hermione notó que George tenía un hilito de sangre chorreando desde la cabeza.
Necesitamos tiempo- le gritó Fred mientras corrían tratando de esquivar a uno de los gigantes.
¿Tiempo?- preguntó atónita Hermione.
Si- explicó Fred -Necesitamos que nos cedas 5 minutos de protección mientras prendemos estos- entonces, sacó de su bolsillo un montón de cohetes.
De acuerdo- dijo Hermione no del todo convencida mientras se paraba cerca de los muchachos y aparecía su escudo plateado una vez más. Pero esta vez era un poco más grande, abarcándolos a los tres y dándoles espacio extra para que los gemelos hicieran lo que tuvieran que hacer.
Los gemelos comenzaron a prender los fuegos artificiales mágicos al tiempo que dos gigantes se habían dado cuenta de que en las ventanas de las torres de Hogwarts, varios magos les lanzaban hechizos y comenzaban a acercarse peligrosamente.
Unos cuantos más y listo Hermione- le gritó George mientras encendía con la punta de su varita uno de los cohetes más grandes.
Ella nunca supo de dónde sacaron tantos.
¡Listo, ahora sal de aquí!- gritó Fred cuando acabó de prender el último y salió corriendo con la varita en alto.
Hermione desapareció el escudo y se alejó lo suficiente como para ver como los fuegos artificiales Weasley comenzaban con la acción.
Los gigantes estaban golpeando la torre con sus puños cuando sintieron que algo los estaba rodeando. Los cohetes de los Weasley volaban por todos lados y explotaban cerca de cualquier cosa que se moviera, para luego volver a prenderse y volver a volar.
El cielo oscuro sólo iluminado débilmente por la Marca Tenebrosa, ahora brillaba blanco, rojo, verde, azul y muchos otros colores a causa de los fuegos artificiales.
Sin contar el ruido que hacían, no sólo con sus explosiones, sino con su vuelo (parecían Banshee).
Algo aturdido, Harry recordó el ruido que hacía su huevo dorado del Torneo de los Tres Magos cuando no estaba bajo el agua.
Pero, por alguna razón, en el momento en el que un nuevo rayo iluminaba el cielo, todo dejó de moverse.
Los gigantes, los magos, los elfos... Incluso la lluvia había dejado de caer para quedarse suspendida en el aire.
Harry no entendía que estaba pasando, pero aquello no le gustaba nada.
Desde un costado, sentado en el piso y con un brazo muy lastimado Ron podía ver todo aquello. Su instinto le aseguraba que algo muy malo estaba a punto de fallar y para su mala suerte, su instinto muy pocas veces se equivocaba.
¡Harry!- gritó al ver que él también parecía moverse.
Aliviado por escuchar esa voz amiga, Harry corrió a un lado de Ron, sin bajar la varita ni la guardia ni un segundo.
No lo miró, pero le preguntó si estaba bien.
Esto no es nada comparado con lo que va a pasar- auguró Ron soportando el dolor de su brazo.
Me temo que si- dijo Dumbledore.
Para alivio de Harry el viejo director se había aparecido justo al lado de ellos.
Desde lejos, Hermione llegó volando, con su túnica celeste cielo haciendo ondas por la velocidad que traía.
¿Qué esta pasando?- preguntó a Dumbledore cuando se halló a su lado.
Me temo que Voldemort hará su aparición, esto es magia muy difícil de hacer. El Tiempo no es algo que todos los magos puedan controlar- respondió él con sus ojos celestes clavados en el frente y con su varita en la mano firmemente sujetada.
Exacto- dijo una voz terriblemente fría y profunda.
Hola Tom... ¿Por qué no te nos muestras?- preguntó Dumbledore con amabilidad pero con cierta ferocidad en sus palabras.
¿Fuegos Artificiales?- preguntó una figura oscura que estaba delante de ellos y que Harry había creído paralizada como a todos a su alrededor -Por favor, Dumbledore... Creía que tendrías más para enfrentarte a mí ejercito-
Y hay más, te lo aseguro Tom- contestó Dumbledore con la voz aún calmada.
Dumbledore dio un paso adelante tratando de que los tres muchachos quedaran detrás de su persona.
No me cabe duda- dijo Lord Voldemort mientras se descubría la cara revelando sus facciones como de serpiente.
Los ojos rojos impresionaron a Hermione, pero no tanto como su piel blanca.
No puede ser...-susurró observándolo atónita.
Veo que te has rodeado de gente poderosa, Harry Potter- comentó con malicia -que bueno que ellos estén para presenciar tu muerte-
Una mano con dedos muy largos y blancos salió del bolsillo de la túnica de aquel que Hermione miraba sorprendida.
El Señor de las Tinieblas, como lo llamaban sus seguidores.
Era mucho más terrorífico de lo que se hubiera podido imaginar jamás, Hermione lo sabía y también sabía de sus experimentos con los de su clase pero esta confirmación visual la había desorientado.
Voldemort los estaba apuntando, así como Dumbledore, Harry y Ron lo estaban apuntado a él.
¡Oh! Qué desconsiderado soy... No puedo matar a alguien a quien no se me ha presentado. Que mala educación la mía- dijo Lord Voldemort entrecerrando los rojos ojos y apretando la varita con más fuerza -¿Quién es tu noviecita Potter?-
Y el momento llegó. Como Harry había querido evitar. Sin embargo no pudo, ella estaba ahí y no se iría por nada del mundo... "Hasta caer muerta" le dijo una voz en su cabeza.
Déjate de juegos Tom. No es esto por lo que estas aquí- dijo Dumbledore y tras dar un latigazo con la varitauna especie de haz de fuego color morado salió de su varita y chocó contra el escudo de plata que Voldemort tenía.
Ron también atacó, dada la ofensiva del director del colegio Hogwarts. Utilizó un rayo muy brillante que hizo el mismo impacto en el escudo que el hechizo de Dumbledore, produciendo otro fuerte Gong.
Voldemort desapareció un instante luego dejando un espacio libre de gotitas justo donde había estado.
¡Hermione, escudo!- dijo el anciano mago desapareciendo también.
Ella asintió y se puso entre los muchachos para formar el escudo.
Harry, haz algo por esto- le gritó Ron molesto mientras veía que Dumbledore y Voldemort se lanzaban hechizos apareciendo y desapareciendo en distintos lugares, dejando huecos de gotitas a su paso -ahora antes de vuelva-
Aprovechando el momento, Harry apuntó su varita a Ron y luchando contra su dolor de cabeza pronunció el hechizo.
Dolorosamente, pero funcionó- comentó Ron momentos después incorporándose él también de un salto -Genial, ahora tengo todo el trasero mojado-
Creo que tenemos cosas más importantes de que preocuparnos que de tu trasero- le dijo Hermione enfadada.
Un hechizo fue directo hacia ellos y golpeó en el escudo de Hermione.
Había sido tan fuerte que no sólo había logrado desaparecerlo (aunque no traspasarlo, el hechizo se deshizo con el contacto también), sino que también lanzó a los tres muchachos un metro hacia atrás.
Harry cayó de espaldas y por un momento olvidó su dolor de cabeza para sentir el fuerte golpe que se había dado en la cadera.
Un poco más allàsobre el pasto verde, Ron había caído sobre un elfo, aplastando su pequeña figura.
Harry miró para arriba, mientras Ron se incorporaba nuevamente (y levantaba al elfo) y se dio cuenta de que estaba a escasos centímetros de un mortífago que en esos momentos apuntaba a George mientras este corría.
Hermione tuvo la mala suerte de caer sobre sus alas haciéndose mucho daño, sin contar el fuerte golpe que había sido aquel hechizo para su magia.
Intentó levantarse de inmediato, pero no pudo, así que se sentó apoyándose sobre el pie del gigante que tenía justo al lado. Estaba muy mareada.
Voldemort volvió a aparecer en esos momentos justo en el lugar en el que ellos habían estado parados minutos antes.
Expelliarmus- gritó el Señor Oscuro apuntando a Harry, quien no estaba atento y sintió como su cuerpo era desplazado hacia atrás mientras la varita salía volando de su mano.
Expelliarmus- gritó una vez más y también hizo volar a Ron que no pudo hacer nada por evitarlo.
Ahora él poseía todas las varitas y Harry sentía que la cabeza le daba vueltas del dolor.
Vaya, vaya, vaya. Potter y sus aurors no fueron más que puro cuento- dijo Voldemort jugando con la varita de Harry.
Más allàRon volvía a pararse.
¿Y quien eres tú?- preguntó mirando a Hermione.
Ella no respondió, simplemente lo miraba con odio.
¿Acaso no te han enseñado a responder en tu colonia?- rió con malicia.
Harry, desconcentrado y demasiado mareado sentía una alegría que no era propia de sí mismo. La Oclumancia se había ido al demonio con tal dolor de cabeza. Sin embargo, aún estaba conciente.
Déjate de sarcasmos y has lo que viniste a hacer- gritó Harry con todas sus fuerzas. Se había levantado y se acercaba a Voldemort con fiereza.
Calma, joven Potter, no quiero matarte hasta que no conozcas el verdadero nombre de esta chica- sonrió. Una sonrisa que helaba.
Harry sintió de nuevo ese júbilo al borde de la locura.
Hermione sin embargo abrió los ojos desmesuradamente.
¿Qué le hiciste a mi colonia!- le gritó con desesperación. Sólo matando a su familia habría conseguido aquella información. Las lágrimas empezaron a correr por el rostro de Hermione.
Ignorándola, Voldemort siguió regocijándose con el rostro confuso y adolorido de Harry.
¿Acaso nunca te lo preguntaste?-
¿De qué diablos estas hablando, maldito?- susurró Harry.
Hermione se levantó y comenzó a correr hacia él. Si Voldemort lo decía, ese sería el fin. Y ella trataría de hacer lo que fuera por ayudar aunque sea en el último instante.
De su nombre, Potter. Tú le pusiste Hermione...-
Hermione trató de volar, pero no pudo. Sólo corrió hasta alcanzar la mano de Harry y la apretó con todas sus fuerzas.
Pero su verdadero nombre es "Heräis"- sentenció con crueldad.
Entonces Hermione sintió una fuerte punzada en su espalda y su brillo comenzó a apagarse.
De repente se encontró tirada en el suelo, sin fuerzas ni ganas de vivir. Así que cerró sus ojos en un último instante para no volver a moverse. Dejó de oír ruido alguno y después, la oscuridad la envolvió.
¿No sabías que el nombre de un Hada puede matarla en este mundo?- rió Voldemort con ferocidad y tiró ambas varitas al suelo.
Pero Harry ni siquiera se había detenido a mirar como Hermione caía. Sabía que había pasado, pero no quiso mirar.
En el último instante, ella le había pasado todo su poder. Un poder inimaginable que Harry podía sentir correr en su cuerpo.
Instantes después, él mismo comenzó a brillar.
La cabeza ya no le dolía y podía estar despejado, mirando al frente lleno de vida.
Volvió a concentrarse lo suficiente para dejar de sentir ese júbilo estúpido para sentir sus propias emociones nuevamente... un punzante dolor en el pecho y una ira asesina que nacía desde lo más bajo de su estomago.
Odiaba al ser que tenía adelante y haría cualquier cosa para matarlo. Ya no importaba absolutamente nada más.
Estiró la mano y ambas varitas volaron a ella.
Las gotitas de lluvia comenzaron a caer lentamente de nuevo y todo a su alrededor volvió a moverse como antes.
La lucha siguió su curso nuevamente.
Harry desapareció de inmediato y apareció en el otro extremo de los Terrenos de Hogwarts.
Para su suerte, Dobby estaba allí tratando de ahuyentar a uno de los gigantes que estaba golpeando una de las torres.
Le lanzaba piedras descomunales (que hacía levitar como aquel pastel hacía ya muchos años) a la cara, que el gigante rompía con su tronco en une horrible parodia de Béisbol (ese juego muggle que Harry no entendía muy bien).
Otros elfos hacían lo mismo desde unos metros más allá.
¡Dobby!- gritó Harry con fuerza.
¡Harry Potter, señor!- dijo el pequeño elfo acercándose a él sacudiendo las gotitas que le caían en las enormes orejas maravillado por lo que veía -Dobby estaba muy preocupado por usted, Harry Potter. Dobby no sabía donde estaba. ¡Y ahora Harry Potter está bien y brilla!-
Dobby, escúchame. Busca a Hermione. La encontrarás cerca del lago, está tirada. Ponla a salvo en el castillo. Y fíjate si Ron y Dumbledore están bien. Ten mucho cuidado que Voldemort está por allí- dijo Harry con toda la rapidez del mundo callando el discurso del pequeño ser.
Si Harry Potter. Dobby lo haràahora mismo señor- y con un chasquido de dedos, desapareció.
La marca siniestra flotaba en el aire iluminando con un brillo verdoso enfermizo el rostro de Harry.
El vacío que sentía en el corazón en esos momentos no podía expresarse ni con lágrimas. Era como si ella aún estuviera ahí... Exactamente como había sentido como cuando su padrino había muerto, sólo que esta vez, la aceptación llegó mucho más rápida.
Apretaba la varita con tal fuerza que de su punta salían chispas doradas que quemaban su mano al tacto. Pero no le importó.
El frío se hizo mucho más penetrante de repente y Harry pudo notar como todo el mundo se estremecía.
Sus peores momentos, los recuerdos más horribles de su vida vinieron a su mente. Pero sin embargo seguía lo suficientemente lúcido como para ver claramente como cientos de dementores se cernían sobre todas las criaturas que había en aquel lugar.
Uno de los gigantes cayó desmoronado segundos después, aplastando a un par de magos lo suficientemente torpes, o perturbados por sus recuerdos como para no desaparecer.
Las gotas de lluvia caían de costado pues el viento había comenzado a soplar con fuerza mientras uno a uno, los aurors iban cayendo a base de sus propios recuerdos terroríficos.
Harry sentía un leve dolor de cabeza, pero su mente estaba lúcida.
Peor que lo que estoy viviendo en estos momentos, no hay ningún recuerdo- razonó para sí mismo con una ironía muy negra.
Los gritos de las personas era tal, que Harry apenas si podía escuchar sus pensamientos. Casi todos estaban tirados en el suelo, retorciéndose y algunos pocos, intentando inútilmente hacer un Patronus lo suficientemente fuerte como para evadir a cientos de dementores. Sin lograrlo, claro está.
Sólo uno estaba de pie, tan normal como si nada estuviera pasando allí.
Vamos Potter... ¿Vas a huir de mi una vez más o podemos terminar esto ya? Veo que el hada ha dejado su esencia en ti- dijo jugando con su varita. A su lado, un dementor estaba por besar a un auror.
Harry se concentró en Hermione y en su sonrisa pero un pensamiento invadió ese: ella caía a su lado y él no hacía nada por evitarlo. Una mezcla de felicidad y rencor nació en su interior.
Expecto Paronum- gritó apuntando su varita hacia ese punto y con toda la fuerza del mundo, un ciervo de color plateado brillante salió galopando.
De repente, su padrino caía con una expresión de miedo y sorpresa en su rostro, detrás de un velo de un viejo arco. Luego no aparecía más.
¡Échalos, échalos a todos!- le gritó con fuerza mientras, debido a la cercanía del ciervo, el dementor se alejaba de aquel cuerpo.
Un grito perforaba sus oídos... Su propia madre gritando su nombre en los últimos segundos de su vida.
De un momento a otro, su ciervo tomó un color gris apagado y en vez de alejar a los dementores comenzó a producir el efecto contrario.
¿Pero que diablos está pasando?- la furia y la confusión de Harry iban en aumento.
Los dementores seguían acercándose detrás del ciervo que cada vez brillaba más y más.
El cuerpo de Cedric Diggory yacía a su lado en la hierva, incluso parecía vivo, pero él sabía que no era así.
A lo lejos podía escuchar gritos y explosiones pero su cansada mente ya no podía o no quería entender nada más.
Sus recuerdos lo estaban atormentando cada vez con más frecuencia.
Se tomo la cabeza con ambas manos en un vano intento de alejarlos.
El ciervo gris caminaba por la mojada hierva seguido de una escolta de dementores que iba en aumento. Ya todos estaban concentrados en él y habían dejado de lado a sus anteriores víctimas, afectando sólo a quienes estaban cerca.
Entonces Harry lo sintió llegar. Hizo un paso para atrás y justo a tiempo. Un enorme dragón rojo pasó volando justo delante de él espantando a algunos de los dementores que se acercaban en busca del ciervo por esa dirección.
El grito de su madre volvía a lastimar sus oídos o su mente.
Cuando Harry dejó de ver la cola escamosa del dragón que de milagro no lo había golpeado, sintió como sus entrañas comenzaron a hervirse dentro de él.
Los recuerdos se "apagaron" momentáneamente y pudo concentrarse plenamente en el dolor.
Voldemort había lanzado un hechizo aprovechando la distracción del momento y ese látigo de llamas aún no dejaba de atravesar a Harry por su estómago.
Incluso con todo el dolor que sentía, Harry levantó la varita y no se le ocurrió otra cosa.
Expeliarmus- gritó con fuerza y voz apagadas.
El hechizo sólo hizo la mitad del trabajo expulsando el cuerpo de Voldemort un par de metros hacia atrás, pero sin llegar a tumbarlo o a quitarle su varita.
El dolor disminuyó abruptamente. Por lo menos, había distraído al mago lo suficiente como para que su hechizo cesara.
Pero El Señor Oscuro no tardo en atacar nuevamente. Sacudió la cabeza y fijó sus rojos ojos en él.
¡Crucio!- apuntó dándole a Harry justo en el mismo lugar que el hechizo anterior.
Como si miles de espadas se clavaran en toda su piel, Harry se retorció terminando en el piso.
Su mano había soltado la varita y en su interior, todo estaba ardiendo.
La risa fría le llegaba claramente a los oídos.
El hechizo terminó.
Adiós, Harry Potter- dijo por fin la voz.
La cálida mano de Hermione tomaba la suya y poco a poco se iba enfriando. Sus ojos y su cuerpo dejaron de brillar. Su esencia se apago.
El momento había llegado y él había perdido. El lado bueno era que no tendría que preocuparse más por ello, pensó Harry con crueldad sobre sí mismo.
Avada...- pronunció victorioso el Innombrable.
Por fin. Lord Voldemort había vencido. Harry Potter yacía casi-muerto a sus pies, como un niño indefenso. Como tendría que haber muerto 21 años atrás.
Como sentenciaba la Profecía... Harry Potter moriría en sus manos.
Todos los dementores contemplaban al ciervo como si estuvieran maravillados, sin atreverse a tocarlo por su grandeza.
Y eso fue lo que Ron vio en ese momento.
Ya con su mente despejada lo suficiente como para saber que hacía (aunque no podía evitar ver a Aragog una y otra vez en su cabeza), con una voluntad oro y mucha valentía, subió al dragón con su hermano Charlie.
Ya en el cielo habían visualizado el perfil derecho de El Señor de las Tinieblas y habían presenciado la caída de Harry con lujo de detalles desde el cielo.
Volaron directamente hacia Lord Voldemort sin preocuparse demasiado por aquel extraño ciervo gris que le contemplaba la espalda unos cuantos metros atrás, como un guardián silencioso, o en los dementores que hacían un semi-círculo detrás del animal.
Sólo sabían que estaba a punto de matar a Harry y que en eso se le iba toda la concentración.
¡ES AHORA O NUNCA!- Le gritó Ron con fuerza a su hermano.
Charlie asintió y con sus manos tiró de la especie de riendas que tenía en ellas.
El dragón giró bruscamente sobre sí mismo en un ángulo de 180 grados cuando su cabeza estaba a sólo unos 5 metros de la figura oscura produciendo con sus alas y su cuerpo en general, una ráfaga de viento.
Sin embargo, lo que envió a Voldemort a acabar de espaldas contra el frío suelo, justo al lado del ciervo, fue la gigantesca cola roja escamosa que lo golpeó en el estómago.
Los efectos de los dementores en tal cantidad comenzaron a afectar demasiado a los hermanos perdiendo todo el control sobre el animal que montaban y sobre sus propios cuerpos incluso.
Así que en el giro, ellos cayeron al suelo también.
El dolor cesó lo suficiente como para que un muy mareado Harry abriera los ojos.
Un dragón se alejaba por el cielo tirando bocanadas de fuego a todo lo que se moviera, mientras que en frente suyo, Voldemort se sentaba poniendo las manos en la hierva mojada.
Su propio Patronus aún corpóreo y con un brillo gris metalizado demasiado extraño, lo miraba como si de un bicho se tratase y los dementores se acercaban cada vez más a él.
Entonces, en un brillo de lucidez, y dejando de lado la idea de que cada centímetro de su cuerpo le dolía estrepitosamente, Harry comprendió que era exactamente lo que tenía que hacer.
¡Entra en su mente!- le gritó a su ciervo.
No faltó más.
El animal se levantó en sus patas traseras para mover las delanteras en el aire con fuerza. Y luego se dejó caer apuntando con la cabeza gacha para finalmente golpear su Cornamenta contra la cabeza del que se autoproclamaba el mago más poderoso del mundo.
En cuanto hicieron contacto una luz nació con fuerza y cegó a Harry.
De repente el dolor regresó con toda su fuerza y miles de recuerdos invadieron su mente.
Pero no eran sus recuerdos...
Una idea arrasaba con todos ellos: No hay nada peor que la muerte.
Pero Harry no estaba de acuerdo con ella. Quería luchar contra todo eso que lo invadía.
La cabeza le dolía como nunca antes.
Y un último recuerdo volvió a su memoria:
No había dejado de mirarlo, ni había soltado su mano...
-¿Y ahora qué¿Yo te daré vida a ti o tu me matarás?- dijo ella levantado sus manos entrelazadas y poniéndola a la altura de sus ojos.
Luego la oscuridad se cernió sobre él y ya no sintió nada más.
Y con su odio atacó Hasta que el Hada cayó
En ese sueño fatal de no sentir
Uff... ¡Ningún capítulo me había costado tanto como este!
Si que es difícil tratar de escribir sobre Voldemort.
Y la batalla final, ni les cuento.
Desde ya pido disculpas por la tardanza y advierto que lo publico así (con muchas imperfecciones) para no hacerlos esperar más.
Sin embargo, creo que, dentro de todo, me quedo bastante bien. Por lo menos a mí me gustó. Ya se verá que opinan ustedes.
Comento que a esta altura de la historia y de la vida de los personajes (y como Hermione había dicho en el capítulo anterior) la Profecía es conocida por todos. Pero sin embargo, sólo una parte de ella. Algo así como cuando se cuenta un rumor y en el camino a los oídos de la gente se van perdiendo y se van agregando partes.
Entonces puedo afirmar que el Señor de las Tinieblas sabía que Harry moriría en sus manos o él mismo en las manos del muchacho, aunque el verdadero significado de ello no estuviera a su entera disposición.
Puedo criticarme que saqué a Hermione del paso mucho antes de lo que había planeado inicialmente, pero me parece que era necesario para que luego las cosas se dieran como se dieron.
Y aclaro también que las explicaciones vendrán después, como en todas las batallas Harry vs Lord Voldemort que hubo en los libros. Las cosas pasan, no las entendemos cuando pasan pero después comienzan a tener sentido (digo esto para los que, como yo, empiezan a hacerse la pregunta ¿Pero que Cóccix pasó? O afirman ¡No entendí un Catzo!).
Que no les sorprenda tampoco que en cuanto termine el fic me ponga a modificar un par de cosas de este capitulo porque aunque lo publique no estoy del todo conforme con él.
Igual, yo avisaré.
Creo que no me queda nada por decir, así que ¡Ah por los reviews!
Claudio-Potter: Que bueno que la historia te este gustando (me esfuerzo mucho para que me guste a mi y es una alegria que a los demás también les guste), y muchas gracias por la explicación sobre "La Vieja Escuela". Parecés saber mucho sobre buenos fics... No me molestaría que me recomiendes algunos.
Muchas Gracias por tu comentario.
Alexa: Ja! Vas a terminar poniendome colorada con comentarios como este... Es muy bueno que te haya gustado. Espero que este capítulo este a la altura de tus espectativas. Muchas gracias por lo explícito de tu comentario, no muchos son así. ¡Saludos!
Sauron: Si vos decís que es creativo... Ok. Ahora, lo del toque personal, sinceramente no lo entendí... ¿Cómo es que es así? Por lo de la canción (la cual tiene muuuuy buena aceptación entre los lectores, como veo), si. En cuanto la escuche con detenimiento supe que tenía potencial en un significado Potterico, por llamarlo así, aunque para escribir sobre ella tendría que hacer ciertos cambios drásticos en la trama original.
Y por cierto... Me encanta El Señor de los Anillos, muy bueno tu nick (me gusta lo "oscuro" que suena).
Muchas Gracias por tu comentario.
Gissy: Coincido con vos... Eh leído historias en donde la idea original era realmente buena, pero se perdía demasiado con el estilo de escritura. También conozco otras con un defecto algo similar: idea muy buena pero una personalidad débil en los personajes. Es una lástima, aunque es un error que se puede arreglar. Claro, depende de los lectores criticar al escritor... Los reviews no estan solamente para adularlo, sino para ayudarle a enmendar sus errores (aunque supongo que a nadie le gusta recibir duras críticas).
Por mi lado, cuando quieran decirme qué es lo que está mal¡bienvenidos sean!
Bueno... lo de la catualización... ¿Ups? Ja ja ja... Lo siento, pero tuve grandes peleas con mis personajes y con la idea de las batallas (no me llevo muy bien con ellas). Y en cuanto al romanticismo... bue, de eso vendrá un poco más en cuanto continúe la historia. Imaginate que en este capítulo los besos no se llevaban bien con la trama...
Sin embargo tengo grandes expectativas para el futuro en ese tema.
Muchisimas Gracias por tu Review.
Alba1: Me da gusto que te haya gustado, y si, pienso continuarlo hasta el final (creo que jamás fui tan constante en mi vida, y eso ya es un decir). Aunque usted no lo crea (¡ja!) escribo un poquitito casi todos los días (más que nada me la paso corrigiendo lo que ya esta escrito), y espero que la siguiente parte se me dé con más facilidad que lo que fueron estos últimos dos capítulos.
Es curioso lo que me decís de la poesía, porque raramente a mi no me gusta la poesía (ja ja ja, por lo menos no es que me compraría un libro o algo así) y sin embargo me parece un halago muy grande que lo digas. Y por Harry y Hermione, te aseguro que la raza no será lo que les impida estar juntos (¿alguna vez escuchaste esta canción de Rata Blanca? Eso te tiene que dar una idea de a dónde se dirige esta historia).
Gracias por poner unos segundos de tu tiempo en escribir el comentario. Es realmente valioso para mi.
Iory S.: Genial, me encanta que te haya gustado. Conste que intenté hacerlo lo más rápido posible. Espero que entiendas que los conflictos que tuve con las personalidades (en especial la de Voldemort) no me dejaron actualizar más rápido. Para la próxima creo poder hacerlo mejor.
Gracias por tu comentario. ¡Saludos!
Rahel Ocean's: Bueno, he aquí otro capítulo largo (je je). Tu comentario logra que realmente me ponga roja (P). Ja ja ja¡que bueno que te guste! Siempre creí que era demasiado detallista y que llegaba a aburrir con ello. Pero claro, nunca me atreví a preguntarlo... Igual, no creo que la idea se me vaya de la cabeza. Muchisimas gracias por tus felicitaciones y espero que este capítulo también te guste. En cuanto a los comentarios, por supuesto que seguiré repondiendo a cada uno de ellos y con muchas ganas ¿Qué más puedo hacer para agradecerlos?
Muchísimas Gracias por este Review también. ¡Suerte!
Hibari: Mmmm... Creo que yo tampoco he leído ninguna historia donde Hermione fuera de otra especie. Pero claro, esto era necesario para que la historia se adaptara a la canción. Este es uno de los cambios drásticos a la trama original que me ví obligada a hacer en este fic. Por lo demás, me esfuerzo para que las personalidades de los personajes y sus vivencias queden lo más perecidas posibles a la trama original. Por otro lado, recién vamos por un cuarto capítulo... Aunque hay que considerar que ya sólo quedan unos 3 capítulos más tan solo. Espero que esta tardanza no haya sido mucho para vos (considerando que tardé más que en el capítulo anterior cuando yo había dicho que no lo haría).
Muchas Gracias por tu comentario.
Cindy Granger: ¿Es así tu nick o lo escribí mal? También considero muy tierna la acción de Hermione, me encantó como se desenvolvió en aquella situación. ¡Ah! (suspiro) Parafraseando un fic que me gustó mucho "Para saber qué es lo que se siente ser amado con tanta pasión" (creo que era así, lo estoy escribiendo de memoria, puede que no sea textual). Si, muy lindo. Muchas gracias por tus felicitaciones, me alegra mucho que te haya gustado.
Gracias por tu cometario. ¡Saludos!
Witchmin: Que bueno que el capítulo anterior te haya gustado. Aunque creo que le dí demasiadas vueltas al asunto... Me costó mucho trabajo deshacerme de la cantidad de cosas inútiles que no quería ponerle pero que mis ideas me llevaban a escribir (¿delirio de autor serÿ) y sin embargo me quedó larguísimo. Bueno, quedate tranquila que Lord Voldemort hizo su aparición nomás... Aunque insisto en los conflictos que tuve con su personalidad (a veces me parecen tan falsas las cosas que escribí sobre él). Y Se puede decir que Hermione ayudó mucho en la preservación de la vida de Harry. De echo, ella es la clave para muchas cosas, aunque en un principio no lo parezca. Claro que no saltó poniendo su cuerpo para recibir una bala, pero sin embargo contribuyó mucho para que Harry puediera mantenerse lúcido. Bueno, algo más explísito se dará en el siguiente capítulo.
Muchisismas Gracias por tu Review
Atery: ¡Muchas gracias! Es bueno saberlo... Y por lo de continuarlo... bueno, aca estàaunque no fue pronto... Je, Lo siento. Por otro lado, me alegra mucho que te haya gustado... A ver que opinás de este.
Saludos y Gracias por tu comentario
Sherylan: ¿Diferente? Ja, supongo que eso es bueno. Me gustan mucho las cosas "diferentes". Espero que este capítulo también te guste. Y por el lado de seguir con la historia... ¡Claro¡Hasta el final!
Muchas Gracias por tu comentario.
Y por último quisiera saludar a mi amiga Lady Veronica Black y agradecerle por el apoyo que me dió durante el proceso de escritura de este capítulo (gracias por existir, MSN). Sus historias distrayeron mi frustración debido a la personalidad conflictiva de Lord Voldemort y sus palabras me alentaron a continuar con más rapidez.
