Capítulo 2: Rohan

El caballo disminuía el ritmo, los primeros dos días del viaje habían sido muy duros y desde la gran tormenta que sufrieron cerca del bosque viejo no cesaron ni para beber agua. Ben llevaba pequeñas almendras en sus bolsillos y de cuando en cuando se soltaba de la cintura de Eomer y cogía un par de ellas. Mas de una vez le falto poco para caer al suelo y desde ese momento aguanto el hambre hasta que hicieron la segunda parada en el Cauce de Plata cerca de Moria. Solo quedaban dos días para llegar a Rohan y la espera se hacia muy larga. El día se estaba nublando y la vista no era muy buena para seguir cabalgando. Ben se tumbó en el suelo para dormir, mientras Eomer vigilaba e investigaba el lugar. Decidió que era un buen lugar para pasar la noche, aunque estaban cerca de Moria no le preocupaba los malditos Orcos.

- Valientes hombres – dijo Ben entre dientes-

Eomer dio media vuelta y le tiró de las barbas en un gesto de enfado. No te puedes ni imaginar la grata sorpresa que te espera en mi reino. Te recibiremos como te mereces, yo se que los enanos tenéis muy mal humor pero en el fondo sois buenos.

- ¿A que parte de Rohan nos dirigimos? –

Vamos a Edoras. Eomer cerró los ojos y en voz alta dijo: Capital de Rohan, situada sobre el Río Nevado al pie de las Ered Nimrais. Fue construida por Eorl y Brego, y contenía el gran castillo de Meduseld.

Ben cerró los ojos y se quedo pensativo. Las estrellas cubrieron el cielo y las nubes tapaban parte de la luna. La brisa sacudía las hojas de los altos arboles y la hierba desprendía el frescor de sus aromas. Aunque no hacia aun mucho frío, trataron de encender unos fuegos pero desistieron pronto. Parecían atraer a cientos de ojos alrededor; pero esas criaturas fuesen las que fueren, tenían cuidado de no mostrar su cuerpo a la luz trémula de las brasas. El lugar donde se encontraban no era muy seguro y tampoco los alrededores. Eomer decidió partir y llegar cuanto antes a Edoras.

Ben sospechaba que se podía tramar en Rohan. Estaba muy asustado, y disgustado también; hubiera querido encontrarse a cien millas de distancia, y sin embargo..., sin embargo no podía volver directamente a donde estaba su hogar.

De pronto, sin ningún motivo, se encontró trotando en un agua fría como hielo. ¡Uf! Esto lo reanimó, rápida y bruscamente. No sabia si el agua era solo un estanque en medio del camino , la orilla de un arroyo que cruzaba el túnel bajo tierra, o el borde del lago subterráneo, oscuro y profundo. La mañana avanzaba y cuando menos se lo esperaba contempló una gran montaña con muchas casas alrededor.

- Ya estamos en Edoras – dijo Eomer.

Las banderas de la entrada se agitaban y las puertas de madera se abrieron como unos grandes portones de palacio. La gente que caminaba por el pueblo observaban al enano con alborozo. La pendiente era muy alta hasta llegar al palacio del Rey, Ben tuvo que aguantar las miradas de todos los hombre y mujeres de Rohan. El polvo del camino los cubrió por completo y Ben se sentía mas cómodo al no sentir las miradas de curiosidad que todo el mundo le lanzaba. Por fin llegaron al palacio del Rey, y antes de entrar registraron a Ben por completo. Rápidamente encontraron su cuchillo y unas pocas armas mas de poco valor, pero que a todo enano le gusta tener. Por que no se atrevió a llevar su hacha. Los guardias movieron la cabeza con señal de poder pasar y los dos abrieron la puerta dejando paso a Ben.

El palacio era inmensamente grande. El oro relucía por todas las paredes y las armaduras estaban colgadas cerca de los grandes ventanales. Varias mesas y bancos rodeaban al Rey Theoden, con vista a un banquete de bienvenida. Varios cuadros con imágenes de batallas cubrían parte del salón y las espadas y demás armas representaban la fuerza de su reino. Tres banderas estaban puestas a la derecha del trono, cada una de un color; negra, roja y verde, pero con el mismo dibujo, que era un caballo de oro y plata. Los escudos cubrían a los guarda espaldas y no se alejaban del Rey.

- ¿Tanto alborozo por un enano? – dijo Ben. Os aseguro que podéis conmigo, aunque soy bastante robusto y cabezón.

Theodem soltó una carcajada y se acercó a el pasando su mano por la espalda.

- Mi nombre es Theodem, Rey de Rohan. Me imagino que tu cabeza no tendrá respuesta a lo que te ha traído hasta este lugar, pero pronto lo averiguaras. Antes me imagino que necesitaras descansar y comer de un buen festín.

Varias mujeres salieron de otra sala con muchas bandejas repletas de comida; pan, queso, vino, uvas, tomates, carne de cerdo, manteca, verduras, pescado, manzanas, miel.... Eran increíble todos los productos que ocuparon la mesa. Una mujer de cabellos rubios y bellísima hizo acto de presencia cuando todos estaban comiendo y con una pequeña reverencia saludo a Ben.

- Mi nombre es Eowyn, hija de Eomund y Theodwyn y hermana de Eomer.

Sin mencionar mas palabra se sentó al lado de su hermano y la comida transcurrió sin pronunciar una palabra. Cuando el banquete terminó, Theoden se levantó y llamó a Ben para que fuese con el junto con Eomer y Eowyn. Los cuatro entraron en una sala redonda, con muchas espadas y figuras de piedra. La luz no penetraba mucho en ella, pero los cristales y espejos la hacían mas alegre y grande. La mesa tenia una forma triangular y estaba grabado un dibujo de una estrella con una mujer iluminada por su luz. El Rey comenzó a contarle el motivo de su visita.

- Los anillos de poder de los enanos.(7) Es probable que les fueran dados a los Reyes de cada una de las siete Casa de los Enanos. A pesar de los planes de Sauron, los siete no pudieron dominar a los enanos ni haciéndolos malvados ni alargándoles la vida. Sin embargo, provocaron que sus portadores codiciaran el otro y otros materiales preciosos. Este fracaso hizo que Sauron odiara a los enanos mas que antes, e intentaría recuperar los siete.

Sauron consiguió recuperar tres de los anillos, y los dragones consumieron los otros cuatro. El único anillo del que se habla con frecuencia es el del pueblo de Durin. Se comentaba que habían sido los Elfos y no Sauron. Quienes se lo dieron a DurinIII, y es probable que fuera el mas grande de los siete. Permaneció mucho tiempo oculto, mas los Enanos creían que Sauron descubrió al fin su emplazamiento y por ese motivo persiguió a los Reyes del Pueblo de Durin con especial ahínco. Los siete eran de metal y tenían engarzadas una sola gema.

- Después de esta larga historia te comunicaré lo mas importante. Aproximadamente unas semanas encontramos el cuerpo de tu hermano muerto en la batalla contra los Orcos. Mis hombres le registraron y encontraron un mapa que llevaba escondido. Ese mapa indica el lugar donde esta oculto el anillo mas poderoso de los enanos y si pudiéramos conseguirlo, obtendríamos miles de riquezas y poder. He decidido que podrías participar en esta búsqueda ya que el mapa pertenece a tu hermano y tu eres el heredero. Nombraré a cinco personas mas para que te acompañen en esta gran aventura y así todos saldremos beneficiados de ella.

Eowyn se acercó a Ben.

- Tranquilo, piénsatelo muy bien, nadie te va a forzar a hacer algo que tu no quieras. A mi siempre me hubiera gustado vivir una gran aventura, pero por ser mujer no me es permitido, aunque siempre soñaré por luchar en una batalla de verdad.

Theoden levantó la mano para decir a sus sobrinos que abandonasen la sala y lo dejasen solo. La mente de Ben recordaba el rostro de su hermano, y pensó que era una buena oportunidad para vengar la muerte de su hermano. Las riquezas eran lo que menos le importaban y solo pensaba vivir esa gran aventura que tanta veces había contado en sus libros de batallas y aventuras por la Tierra Media. Ben se cruzó de brazos y sentado en la silla meditó durante largo tiempo.

Theoden convocó una reunión para elegir a los compañeros que acompañarían a Ben, dando ya por valida su respuesta. El concilio se produjo en el Jardín de las hojas secas, un lugar donde el otoño es permanente y las hojas de los arboles caen sin cesar, dando una sensación de frío y seriedad. Los actos mas importantes se celebraban en este lugar y todo lo que se dijese tendría que ser confidencial. El mensajero de Rohan mandó una carta a Rivendel, otra a Gondor y por ultimo a Los Puertos de Sirion.

Rivendel era un refugio elfico en un valle escarpado y recóndito situado en el Ángulo, fundado en 1697 de la segunda edad por Elrond, que huía de la destrucción de Eregion con los supervivientes de los Gwaith-Mirdain; la mayoría de los Elfos de Rivendel eran Eldar, incluyendo a los grandes señores Gildor y Glorfindel.

Gondor era uno de los reinos de los Dunedain en la Tierra Media, fundado por Elendil en 3320 de la Segunda Edad, cuyo gobierno encomendó a sus hijos Isildur y Anarion. Desde su fundación, Gondor estuvo expuesto al ataque de Sauron.

Y los Puertos de Sirion eran el puerto y refugio en las bocas de Sirion, que los marineros de Círdan mantenían para auxiliar a los Elfos y a los hombres que huían de los ejércitos de Morgoth.

La reunión convocó a numerosos hombres importantes de Rohan y Theoden comenzó a hablar.

- Aquí estamos reunidos, por el hallazgo del mapa que nos dirigirá al poder y a la riqueza. Hemos podido descubrir donde esta oculto el anillo que se dio por perdido de los enanos y además es el mas poderoso de los siete. Necesito hombres fuertes y valientes que puedan afrontar una gran aventura, en la que podrán morir y no llegar con vida. Primero habrá que ir a Rivendel, por que mi amigo Elrond tiene preparado un Elfo para partir con nosotros. Otro hombre de Gondor acudirá dentro de poco tiempo y también partirá. Ahora quiero dos hombres mas, Eomer también vendrá y Eowyn ocupara su lugar mientras no este presente.

Un hombre corpulento se levantó de su asiento y con una voz grave y amenazadora estaba dispuesto a combatir cualquier mal y luchar por el anillo. Su nombre era Marach, Sus cabellos eran oscuros y largos, la barba le cubría parte de la cara y sus ojos azules brillaban con fuerza y dolor. Sus ropas estaban gastadas y llevaba colgado un collar de bronce y perlas verdes, que solo se encuentran en Moria. Las manos tenían heridas y cerca de la ceja se podía apreciar una cicatriz.

Theodem creyó conveniente elegirle para esta búsqueda, y sin pensarlo mucho tiempo se acercó a el y lo nombró junto a Eomer parte de la Compañía. Ahora solo quedaba un solo hombre y ese iba a ser Aliaron. Alzó la espada en el aire y su fuerza se plasmo en el ambiente. Su pelo era corto y rubio. Los ojos eran verdes y pequeños. Sus brazos tenían la fuerza de un animal y su armadura relucía a sangre de todas las víctimas que logró matar en sus muchas batallas. Sabio y fuerte, perfecto para ser el ultimo habitante de Rohan que iba a pertenecer a la Compañía.

Las hojas seguían cayendo y un viento brusco provocó un remolino de fuerza y olor a guerra. Un caballo color marrón y patas blancas subió las escaleras y en el montaba el caballero de Gondor. Deslumbrante su presencia, alto como un Elfo y fuerte como un hombre de Rohan. Mi nombre es Faramir, ¿Cuando partimos?. Dunadan de Gondor, segundo hijo de Denethor II. Faramir era un hombre amable y perspicaz, amante de la erudición y la música y lector de las mentes de los hombres. A diferencia de su hermano Boromir, no le interesaba la guerra por si misma, aunque ello no le impedía ser un valeroso guerrero muy amado por sus soldados.

Ben corrió hacia el concilio, Sus piernas no podían mas y en voz alta dijo; ¡si!, que si voy! Theoden dio por concluida la reunión y la Compañía ya estaba preparada. Solo faltaba partir hacia Rivendel e incorporar al sexto compañero. Aliaron, Marach, Eomer, Faramir, Ben...