*******************LA REINA DEL SUR***********************
ENCUENTROS EN BREE
Una figura embozada entró en el Poney Pisador, y, sin detenerse en el comedor, subió con paso cansado las escaleras. Se introdujo en una habitación, y tras mirar a un lado y otro del pasillo, cerró la puerta con llave.
- ¡Gandalf!
Una chica morena le salió al encuentro corriendo, dispuesta a recibirlo efusivamente, pero se cortó en seco al ver la cara que traía el hombre. El mago se dejó caer pesadamente sobre un sillón, con el rostro lleno de preocupación, y dejó que la joven le quitara el abrigo y se ocupara de su equipaje. Con una sonrisa, ella le rellenó y le acercó su vieja la pipa.
- Vamos, Gandalf, ¿que ha pasado? -El mago dio una larga calada, pensativo antes de decir nada.- ¿Que tal te ha ido en el país de los medianos? Pensaba que tardarías más en venir.
El mago dio una larga calada, pensativo antes de decir nada. Los ojos claros y profundos del mago se volvieron extremadamente tristes y preocupados.
-He recorrido todo el camino de Hobitton hasta Bree en tan solo un día.- le aclaró.
-Gandalf.. lo. ¿lo has encontrado, verdad? ¿Que te ha pasado en la tierra de los medianos que vuelves con esta cara?
El viejo se tomo su tiempo antes de contestar. La joven se acomodó a los pies de su butaca, mirándole con ansiedad y miedo. De los labios del mago se escapaba una voluta de humo azul.
-Ya no hay vuelta atrás, Arien. Las cosas se precipitan, se precipitan demasiado. Si, lo he encontrado, o al menos eso creo. Lo he dejado al cuidado del hobbit del que te hablé.
-El sobrino de Bilbo?
-Sí.
- Has dejado el anillo en manos de un.mediano.. ¡Gandalf! ¡No sabes lo que has hecho! ¡Debemos de cogerlo, Gandalf, hay que hacer algo, no se pude quedar allí! -Arien se levantó precipitadamente, corriendo por la habitación, tratando de preparar su bolsa de viaje.- ¡Vamos!
Gandalf seguía de espaldas a ella, fumando en su sillón, sin decir nada, lo qual exasperó a la joven:
- ¡¡¡¡Gandalf!!!!
El mago se levantó de golpe, majestuoso:
- ¡¡Silenció!! Ninguno de nosotros debe acercarse a él. Compréndelo, y calmante.-Se volvió a sentar, y de repente pareció muy viejo, agobiado. - Escúchame bien, Arien. Sabes que no viniste de Harad para hacer una bonita excursión. Yo me tengo que marchar de aquí, y no hay tiempo que perder. Necesito consultar al decano de mi orden.
- ¿Vas a ir a Isengard?
- Sí, y sin perdida de tiempo. Y tú también debes partir, y llegar a Rivendel lo antes posible. Sé que eres capaz de cuidarte sola, y que serás capaz de hacerlo. Siento no poder acompañarte y estar contigo en un momento tan importante para ti, pero deberás hacerlo sola. Una vez allí, avisaras a tú.
-No lo llames así que no es mi nada.- Lo interrumpió en seco la muchacha. Gandalf solo suspiró.
- .Avisaras de todo al Señor de la casa. Quiero que les informes de todo. De todo lo que te he contado y de todo lo que has visto. Escúchame bien: El portador, bajo el nombre de Sotomonte, deja la comarca. Acordamos en que se reuniría conmigo aquí, en Bree. Tardarán en ponerse en marcha, así que espero estar de vuelta antes de que lleguen aquí, pero, por si acaso, les he dirigido hacia Rivendel.
- De acuerdo: tú a Isengard, el anillo fuera de la comarca, te reunirás con ellos aquí y iréis a Rivendel. ¿Me dejo algo?
-Perfecto. Díselo a Elrond , y no escatimes detalles. Él es quien va a reunirnos, y es en Rivendel donde los representantes de los pueblos libres decidiremos que hacer. Si todo va bien, en menos de un mes nos volveremos a encontrar.
-Entiendo. No te preocupes. ¡No te defraudaré!
Gandalf sonrió, con los ojos brillantes.
- Se que no lo harás. Anda, ve a dormir. Se que estas muy cansada, y mañana por la mañana partimos. Yo bajaré un rato abajo.
Arien le dedicó una sonrisa y se fue bostezando.
-¡Buenas noches!
Se dejó caer en medio de las mantas rasposas del camastro, añorando la suavidad de las sábanas de seda que utilizaba en su antiguo hogar. el sonido del mar que siempre la acompañaba... El silencio que reinaba siempre en las habitaciones reales...
****
Aún no había salido el sol cuando ella se despertó. Siempre le gustaba quedarse en la cama lo máximo posible. Pero alguien estaba llamando insistentemente a la puerta. "¡Maldito seas, Gandalf! ¿Y ahora que te pasa? Si hemos de partir hoy, ¡lo menos que podría hacer es dejarme dormir!" Se levantó y se dirigió hacia la puerta, pero al abrirla no se encontró con el rostro del viejo, sino con el de un hombre de aspecto un tanto. sospechoso.
Quiso cerrar la puerta, pero el extraño tenia mucha más fuerza que ella. Entró dentro de la habitación y cerró la puerta, y allí se quedó. La chica se lo quedó mirando, atonita. "¡Pero tendrá morro! ¡¡ Pervertido. tu no sabes con quien tratas!!" Dió un gracioso movimiento y, antes de que el desconocido pudiera decir nada, el hombre ya tenia una daga apoyada en el cuello. Arien esbozó una sonrisa y observó detenidamente al extraño: un hombre alto y fuerte, vestido como si acabara de llegar de un largo viaje. Los ojos claros, grises, y el rostro curtido. Y, lo peor, aquel hombre no mostraba ningún miedo, ni tan solo sorpresa. "Dios, le estoy agujereando el cuello y ni se inmuta. ¿Pero que clase de hombre es este?" Arien forzó aún más el arma.
- Idiota.- le dijo ella.
Pero el hombre hizo lo más inesperado: rió. No una risa salvaje, ni atemorizada, ni atemorizadora.era una risa suave y amable. Ignorando la espada en el cuello y la expresión incrédula de la joven, levantó una mano mostrando la palma, en gesto de paz. Cuando habló, lo hizo con voz grave y calmada.
-Mucho gusto en conocerte, Arien Schezard-. De súbdito, su rostro se volvió serio.-No temas. No era mi intención conocerte así, pero las cosas se precipitan. Gandalf partió ayer por la noche, cuando tú te fuiste a dormir. Yo llegué aquí ayer por la noche, y me dejó dicho que te despertara y que te acompañara hacia el hogar de Elrond. Sin dilación.
Arien se quedó parada. Nada de lo que le podría haber dicho le habría causado mayor sorpresa.
-¡¿Pero que dices?! Yo no me voy a ir de aquí, - Lo miró detenidamente- Y menos con alguien como tú, y no se de quién me estás hablando. ¿Quien eres? ¡¡Contesta!!
Arien no confiaba mucho en los extraños, y un hombre que entra a la madrugada a tu cuarto no suele merecer confianza. "Y menos si sabe tanto", pensó. Una mirada serena y gris se clavó sobre la chica:
- Me llaman Aragorn, y vine aquí desde Rivendel para reunirme con Gandalf. Ahora el tiempo apremia, joven dama, y hay gente en el pueblo que ya comienza a hablar de ti. Debemos partir inmediatamente. Yo te serviré de guía, pues la casa de Elrond no es un lugar al que pueda llegar cualquier persona.
"No sé si confió en ti, Aragorn, pensó ella.. Pero de todos modos, apartó la espada del cuello del hombre. Ella sabía bien cuando alguien le mentía, y ese hombre no lo estaba haciendo. Aragorn sonrió. "Pero, si Gandalf se había ido." además, el nombre de Aragorn le sonaba.
-Arien, por favor, tenemos que salir antes de que la gente de aquí despierte. Ayer por la noche llegó gente misteriosa, y estuvieron haciendo preguntas muy interesantes sobre ti. ¿Y no te ha dicho Gandalf nada sobre mí?
- No- "Típico de Gandalf", pensó Aragorn. Arien continuó, despectivamente-Y hablan de mi, si, bueno, ¿Y?...Gente del pueblo, ya sabes, con cualquier cosa que se salga un poco fuera de lo normal ya se emocionan.
Se estaba haciendo la fría deliberadamente. Si en verdad había tanta prisa, y si en verdad el mago había partido ya, no quedaba tiempo que perder. El montaraz también se estaba impacientando:
-¿Poca cosa, dices? Te parece poca cosa que. -bajó la voz, apenas un susurro- .la hija del rey de Harad abandone su país, huya, mejor dicho..
-Pero..¿Pero de que hablas..?
-Confía en mí. Yo te llevaré hasta Elrond.
La chica miró al hombre a los ojos: grises, claros. Pudo ver que estaban llenos de valor y autoridad, y también impacientes. Pero no hay en ellos nada de maldad ni de interés. Y se notaba que no estaba acostrumbrado a tratar con jovencitas desconfiadas. "Alguien que en verdad quisiera acerme daño", pensó Arien, "procuraría inspirarme más confianza".Dió un última mirada al hombre y decidió. "De acuerdo Aragorn. Tú me guiarás".
- De acuerdo. Y.- Un susurro. El montaraz se inclinó más sobre ella, tratando de escuchar- No huí de MI país. Si estoy aquí, es porque es lo mejor para todos.- Le dio la espalda bruscamente y comenzó a hacer su equipaje.- ¿Cómo viajaremos?.
- Caballos.
- ¡De acuerdo!- aliviada, comenzó a preparar varias bolsas más. - ¡Un momento y acabo!
-¡Baja ya! coge tan solo comida y algo de abrigo - sonrió a la joven- Te espero en los establos.
Aragórn dio media vuelta y marcho. Arien se lo quedó mirando. de repente recordó. "¡Aragorn! ¡Pues claro!¡ el rey perdido de Gondor! Pero que idiota soy, con lo antipática que me he puesto con él... Jajajaja, ¿qué pensará de mí?
Cogió todas sus bolsas y salió corriendo. Hasta llegar hasta el espejo. Cuando se vió con el pijama y los pelos alborotados, se hechó a reír y volvió sobre sus pasos. Mientras, en los establos, el montaraz le tuvo que esperar 5 minutos más, bastante impaciente.
*****
______________________________________________________________________
Nota de la autora:
Espero que os haya gustado, porque tengo mucho más preparado! Es una historia que tengo pensada desde hace bastante tiempo, y espero poder continuarla, si os gusta, claro.
Dejad Reviews, porfavoooor! Me gustaría mucho saber que opináis.
Muchos besos!!!
ENCUENTROS EN BREE
Una figura embozada entró en el Poney Pisador, y, sin detenerse en el comedor, subió con paso cansado las escaleras. Se introdujo en una habitación, y tras mirar a un lado y otro del pasillo, cerró la puerta con llave.
- ¡Gandalf!
Una chica morena le salió al encuentro corriendo, dispuesta a recibirlo efusivamente, pero se cortó en seco al ver la cara que traía el hombre. El mago se dejó caer pesadamente sobre un sillón, con el rostro lleno de preocupación, y dejó que la joven le quitara el abrigo y se ocupara de su equipaje. Con una sonrisa, ella le rellenó y le acercó su vieja la pipa.
- Vamos, Gandalf, ¿que ha pasado? -El mago dio una larga calada, pensativo antes de decir nada.- ¿Que tal te ha ido en el país de los medianos? Pensaba que tardarías más en venir.
El mago dio una larga calada, pensativo antes de decir nada. Los ojos claros y profundos del mago se volvieron extremadamente tristes y preocupados.
-He recorrido todo el camino de Hobitton hasta Bree en tan solo un día.- le aclaró.
-Gandalf.. lo. ¿lo has encontrado, verdad? ¿Que te ha pasado en la tierra de los medianos que vuelves con esta cara?
El viejo se tomo su tiempo antes de contestar. La joven se acomodó a los pies de su butaca, mirándole con ansiedad y miedo. De los labios del mago se escapaba una voluta de humo azul.
-Ya no hay vuelta atrás, Arien. Las cosas se precipitan, se precipitan demasiado. Si, lo he encontrado, o al menos eso creo. Lo he dejado al cuidado del hobbit del que te hablé.
-El sobrino de Bilbo?
-Sí.
- Has dejado el anillo en manos de un.mediano.. ¡Gandalf! ¡No sabes lo que has hecho! ¡Debemos de cogerlo, Gandalf, hay que hacer algo, no se pude quedar allí! -Arien se levantó precipitadamente, corriendo por la habitación, tratando de preparar su bolsa de viaje.- ¡Vamos!
Gandalf seguía de espaldas a ella, fumando en su sillón, sin decir nada, lo qual exasperó a la joven:
- ¡¡¡¡Gandalf!!!!
El mago se levantó de golpe, majestuoso:
- ¡¡Silenció!! Ninguno de nosotros debe acercarse a él. Compréndelo, y calmante.-Se volvió a sentar, y de repente pareció muy viejo, agobiado. - Escúchame bien, Arien. Sabes que no viniste de Harad para hacer una bonita excursión. Yo me tengo que marchar de aquí, y no hay tiempo que perder. Necesito consultar al decano de mi orden.
- ¿Vas a ir a Isengard?
- Sí, y sin perdida de tiempo. Y tú también debes partir, y llegar a Rivendel lo antes posible. Sé que eres capaz de cuidarte sola, y que serás capaz de hacerlo. Siento no poder acompañarte y estar contigo en un momento tan importante para ti, pero deberás hacerlo sola. Una vez allí, avisaras a tú.
-No lo llames así que no es mi nada.- Lo interrumpió en seco la muchacha. Gandalf solo suspiró.
- .Avisaras de todo al Señor de la casa. Quiero que les informes de todo. De todo lo que te he contado y de todo lo que has visto. Escúchame bien: El portador, bajo el nombre de Sotomonte, deja la comarca. Acordamos en que se reuniría conmigo aquí, en Bree. Tardarán en ponerse en marcha, así que espero estar de vuelta antes de que lleguen aquí, pero, por si acaso, les he dirigido hacia Rivendel.
- De acuerdo: tú a Isengard, el anillo fuera de la comarca, te reunirás con ellos aquí y iréis a Rivendel. ¿Me dejo algo?
-Perfecto. Díselo a Elrond , y no escatimes detalles. Él es quien va a reunirnos, y es en Rivendel donde los representantes de los pueblos libres decidiremos que hacer. Si todo va bien, en menos de un mes nos volveremos a encontrar.
-Entiendo. No te preocupes. ¡No te defraudaré!
Gandalf sonrió, con los ojos brillantes.
- Se que no lo harás. Anda, ve a dormir. Se que estas muy cansada, y mañana por la mañana partimos. Yo bajaré un rato abajo.
Arien le dedicó una sonrisa y se fue bostezando.
-¡Buenas noches!
Se dejó caer en medio de las mantas rasposas del camastro, añorando la suavidad de las sábanas de seda que utilizaba en su antiguo hogar. el sonido del mar que siempre la acompañaba... El silencio que reinaba siempre en las habitaciones reales...
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Aún no había salido el sol cuando ella se despertó. Siempre le gustaba quedarse en la cama lo máximo posible. Pero alguien estaba llamando insistentemente a la puerta. "¡Maldito seas, Gandalf! ¿Y ahora que te pasa? Si hemos de partir hoy, ¡lo menos que podría hacer es dejarme dormir!" Se levantó y se dirigió hacia la puerta, pero al abrirla no se encontró con el rostro del viejo, sino con el de un hombre de aspecto un tanto. sospechoso.
Quiso cerrar la puerta, pero el extraño tenia mucha más fuerza que ella. Entró dentro de la habitación y cerró la puerta, y allí se quedó. La chica se lo quedó mirando, atonita. "¡Pero tendrá morro! ¡¡ Pervertido. tu no sabes con quien tratas!!" Dió un gracioso movimiento y, antes de que el desconocido pudiera decir nada, el hombre ya tenia una daga apoyada en el cuello. Arien esbozó una sonrisa y observó detenidamente al extraño: un hombre alto y fuerte, vestido como si acabara de llegar de un largo viaje. Los ojos claros, grises, y el rostro curtido. Y, lo peor, aquel hombre no mostraba ningún miedo, ni tan solo sorpresa. "Dios, le estoy agujereando el cuello y ni se inmuta. ¿Pero que clase de hombre es este?" Arien forzó aún más el arma.
- Idiota.- le dijo ella.
Pero el hombre hizo lo más inesperado: rió. No una risa salvaje, ni atemorizada, ni atemorizadora.era una risa suave y amable. Ignorando la espada en el cuello y la expresión incrédula de la joven, levantó una mano mostrando la palma, en gesto de paz. Cuando habló, lo hizo con voz grave y calmada.
-Mucho gusto en conocerte, Arien Schezard-. De súbdito, su rostro se volvió serio.-No temas. No era mi intención conocerte así, pero las cosas se precipitan. Gandalf partió ayer por la noche, cuando tú te fuiste a dormir. Yo llegué aquí ayer por la noche, y me dejó dicho que te despertara y que te acompañara hacia el hogar de Elrond. Sin dilación.
Arien se quedó parada. Nada de lo que le podría haber dicho le habría causado mayor sorpresa.
-¡¿Pero que dices?! Yo no me voy a ir de aquí, - Lo miró detenidamente- Y menos con alguien como tú, y no se de quién me estás hablando. ¿Quien eres? ¡¡Contesta!!
Arien no confiaba mucho en los extraños, y un hombre que entra a la madrugada a tu cuarto no suele merecer confianza. "Y menos si sabe tanto", pensó. Una mirada serena y gris se clavó sobre la chica:
- Me llaman Aragorn, y vine aquí desde Rivendel para reunirme con Gandalf. Ahora el tiempo apremia, joven dama, y hay gente en el pueblo que ya comienza a hablar de ti. Debemos partir inmediatamente. Yo te serviré de guía, pues la casa de Elrond no es un lugar al que pueda llegar cualquier persona.
"No sé si confió en ti, Aragorn, pensó ella.. Pero de todos modos, apartó la espada del cuello del hombre. Ella sabía bien cuando alguien le mentía, y ese hombre no lo estaba haciendo. Aragorn sonrió. "Pero, si Gandalf se había ido." además, el nombre de Aragorn le sonaba.
-Arien, por favor, tenemos que salir antes de que la gente de aquí despierte. Ayer por la noche llegó gente misteriosa, y estuvieron haciendo preguntas muy interesantes sobre ti. ¿Y no te ha dicho Gandalf nada sobre mí?
- No- "Típico de Gandalf", pensó Aragorn. Arien continuó, despectivamente-Y hablan de mi, si, bueno, ¿Y?...Gente del pueblo, ya sabes, con cualquier cosa que se salga un poco fuera de lo normal ya se emocionan.
Se estaba haciendo la fría deliberadamente. Si en verdad había tanta prisa, y si en verdad el mago había partido ya, no quedaba tiempo que perder. El montaraz también se estaba impacientando:
-¿Poca cosa, dices? Te parece poca cosa que. -bajó la voz, apenas un susurro- .la hija del rey de Harad abandone su país, huya, mejor dicho..
-Pero..¿Pero de que hablas..?
-Confía en mí. Yo te llevaré hasta Elrond.
La chica miró al hombre a los ojos: grises, claros. Pudo ver que estaban llenos de valor y autoridad, y también impacientes. Pero no hay en ellos nada de maldad ni de interés. Y se notaba que no estaba acostrumbrado a tratar con jovencitas desconfiadas. "Alguien que en verdad quisiera acerme daño", pensó Arien, "procuraría inspirarme más confianza".Dió un última mirada al hombre y decidió. "De acuerdo Aragorn. Tú me guiarás".
- De acuerdo. Y.- Un susurro. El montaraz se inclinó más sobre ella, tratando de escuchar- No huí de MI país. Si estoy aquí, es porque es lo mejor para todos.- Le dio la espalda bruscamente y comenzó a hacer su equipaje.- ¿Cómo viajaremos?.
- Caballos.
- ¡De acuerdo!- aliviada, comenzó a preparar varias bolsas más. - ¡Un momento y acabo!
-¡Baja ya! coge tan solo comida y algo de abrigo - sonrió a la joven- Te espero en los establos.
Aragórn dio media vuelta y marcho. Arien se lo quedó mirando. de repente recordó. "¡Aragorn! ¡Pues claro!¡ el rey perdido de Gondor! Pero que idiota soy, con lo antipática que me he puesto con él... Jajajaja, ¿qué pensará de mí?
Cogió todas sus bolsas y salió corriendo. Hasta llegar hasta el espejo. Cuando se vió con el pijama y los pelos alborotados, se hechó a reír y volvió sobre sus pasos. Mientras, en los establos, el montaraz le tuvo que esperar 5 minutos más, bastante impaciente.
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Nota de la autora:
Espero que os haya gustado, porque tengo mucho más preparado! Es una historia que tengo pensada desde hace bastante tiempo, y espero poder continuarla, si os gusta, claro.
Dejad Reviews, porfavoooor! Me gustaría mucho saber que opináis.
Muchos besos!!!
