Holaaaaaaaa otra vez! Ahí va la cuarta parte!
Antes que nada, agradecer los reviews, y tal como prometí, los contesto. ^^ (¡ me hace ilusión!)
CRAZYSTAR314: :Muchas gracias por mi primer Review!! Me alegro de que te guste. Espero que puedas leer los otrs capítulos sin dificultad, muchos besos!
LOTHLUIN: Me alegro de que hayas comentado eso, porue es cierto, el titulo lo saqué del libro de Perez Reverte, porque me impresionó mucho la historia. Lo que dices del nombre tienes razón, pero se lo puse porque su madre estuvo ya entre los elfos. ¡Besicos y muchas gracias!
RIEGEL: Me alegro de que te guste, muchas gracias por avisarme del fallo al subir el capi, suerte que te diste cuenta. Espero que ahora aun te siga gustando la historia. ¡Besos!
REMY: Muchas gracias, espero que también te guste lo que viene a continuación. Muchos besos. (supongo que a estas alturas ya ha quedado claro lo de que si es o no hija de Elrond.)
DERNIX: Jeje, pues si, menudo es Elrond. pero en el silmarilion también sale un gran señor elfo que se casa dos veces (el padre de Feanor, no me arriesgo a piner el nombre porque no me acuerdo :P). Ya intentaré actualizar más deprisa. ¡Muchas gracias por el review!
ERUANNE: ¡Thanks! Muchas gracias por los animos. Muchos saludos, espero que te guste este proximo capi. Besos!
******
······EL CONCILIO DE ELROND·····
-¿Cómo está Frodo?
Elrond se recostó en un diván, con gesto cansado. Hacia días que estaba dedicando todo su poder de curación para salvar al mediano, sin notar mucha mejora. Aragorn pudo apreciar como un tenue velo de sudor cubría la frente del elfo
- En un estado bastante precario. Pero ha dado pruebas de una notable capacidad de resistencia. Tanto su cuerpo como su espíritu lo superaran.- Miró al montaraz de manera inquisidora- cuéntame, Aragorn, toda la historia.
El montaraz tardó horas en relatar todo lo que había ocurrido: el encuentro con Frodo y los otros tres hobbit, el ataque de La cima de los vientos, la huida de los jinetes, el vado de Bruinen. al llegar a ese punto, Elrond se preocupó:
-Aragorn, mis hijas. no se deberían haber visto mezcladas en esto.
- Señor, fue gracias a ellas que conseguimos traer aun con vida aquí a Frodo, y que el anillo está a salvo.
- No, Aragorn, si el anillo está ahora a salvo, es gracias a ti. - miró al hombre con orgullo, pero luego frunció el ceño - pero dime: El fuego.. Arien tuvo algo que ver en eso?
Aragorn desvió la mirada. ¿como contarle?
- Había. fuego en sus ojos. No sabría decirte más, los jinetes ocuparon toda mi atención y cuando repare en ella ya se había acabado todo. Arwen y Glorfindel se estaban ocupando de Frodo, y ella permanecía de pié, con los ojos fijos en las llamas. Luego, cerró los ojos y se dejó caer en el suelo.
- ¿Cansada?
- Si. Mi señor..- añadió, al fijarse en la mirada preocupada del elfo- ¿Hay algo que os preocupe?
Elrond le dio la espalda y se quedó en silencio, mientras Aragorn esperaba una respuesta. Finalmente el señor elfo habló, lentamente y con gran pesar en la voz:
- Tu ya conociste a su madre, y sabes porqué me preocupo. Desearía que no hubiera heredado ninguno de sus poderes. ella era una gran hechicera, pero no tubo una vida feliz. Recuerdas el día en que los orcos entraron en los lindes del bosque?
El hombre hizo un esfuerzo de memoria: recordaba un día de invierno, una refriega en las afueras del valle.
--- Flash back---
Había orcos, muchos orcos bajados de las montañas, y él, queriendo distinguirse a los ojos de Elrond, se adelantó a los arqueros elficos y se lanzó en medio de la batalla, sembrando la muerte a su alrededor, y en su ardor no reparó en que se separaba de la formación amiga. De pronto se vio superado en número, y para su horror pudo ver a algunos arqueros orcos, qué, si bien no tenían mucha puntería, estaban demasiado cerca de él como para errar un tiro. La sangre se le heló en las venas cuando vio que tensaban la cuerda de los arcos. Con un grito feroz Aragorn le lanzó adelante, dispuesto a morir llevándose a unos cuantos orcos más con él, pero en vez del dolor punzante de una flecha, lo que sintió fue como lo rodeaba un calor insoportable, y como una nube de fuego se alzaba entre él y el grueso de la tropilla enemiga.
Los orcos que estaban a su lado chillaban de terror y fueron abatidos por los elfos. Entonces el montaraz se giró, y detrás de él en la lejanía, la vió: a lomos de un caballo blanco, embozada con una capa, y con el fuego en los ojos. Mantenía una sonrisa hierática en el bello rostro y tenía una mano extendida en su dirección: en ese momento le pareció una criatura terriblemente hermosa. De repente, la mujer cerró los ojos, murmuró unas palabras y chasqueó los dedos de la mano. Inmediatamente, la cortina de fuego desapareció, dejando delante de los ojos de los asombrados elfos los cuerpos carbonizados de varios orcos, entre los troncos de los árboles.
Después de esto, el señor de la casa pidió una larga entrevista con aquella misteriosa mujer que había llegado hacia pocos días a la casa, y estuvieron hablando hasta bien entrada la noche.
----- fin del Flasback----------
El montaraz sonrió para si mismo, como olvidarlo..
********
-¡Gandalf ha llegado! ¡Gandalf ha llegado!
Los tres hobbits corrían por toda la casa anunciando la llegada del mago. Arien, que estaba sentada en su habitación leyendo, se levantó automáticamente y corrió hacia la entrada de la casa. No parecía posible, cuando ya todos lo daban por perdido.. Pero no, allí en la entrada estaba el mago, desmontando de una caballo blanco magnífico, rodeado de elfos y con los tres hobbits saltando a su alrededor.
- ¡Gandalf!
La muchacha saltó los escalones de golpe y se lanzó al cuello del mago, ante las miradas asombradas y divertidas de todos. Gandalf por poco cae al suelo, pero pronto recuperó el equilibrio y rompió en sonoras carcajadas.
- ¡Arien!
- ¡Gandalf, estábamos todos tan preocupados! Pero sabía que vendrías, lo tenías que hacer pronto, me has de contar que pasa porque aquí nadie sabe nada, ¡A, si! Y Frodo llegó hace poco, está muy enfermo pero Elrond dice que se curará pronto, Aragorn lo llevó aquí, el anillo ya está a salvo, Gandalf,- paro un momento para tomar aire y se volvió a lanzar al cuello del mago- ¡Tenía tantas ganas de que volvieras!
El mago sonrió: la muchacha no había cambiado nada. La tomó de los hombros para separarla un poco de él:
- Arien, necesito hablar con Elrond y ver a Frodo.
- Ah, si..-contestó ella, un poco desilusionada. "Ni siquiera me ha dicho Hola, que tal, como estas, me alegro de verte."- ahora mismo te llevo hasta donde esta Frodo, Elrond y Aragorn se pasan todo el día encerrados en su cuarto.- añadió, con una nota de reproche en la voz.
*******
Fue necesaria más de una semana para que el portador del anillo recuperara las fuerzas, pero por fin parecía que se había recuperado del todo: ya había despertado, y los hobbits; Merry, Pippin y Sam, armaron gran alboroto, hasta que este último decidió que ya era suficiente y que "el señor Frodo debe reposar, porque si no esta noche no podrá asistir al banquete de los elfos." Frodo, así pues, no tuvo mas remedio que retirase a descansar una vez más.
Mientras, hacia ya tres horas que Gandalf estaba reunido con Elrond, y la cosa iba por largo, parecía. Cansada de esperarlos, Arien se fue a dar un paseo: con un poco de suerte igual se encontraba con los hobbits o con Legolas. En efecto, en una esquina del patio se encontró con los tres hobbits, que discutían en voz baja.
- ¡Hola chicos! - se sentó junto a ellos: en los breves días que habían pasado ya se habían tomado bastante confianza y habían compartido varias risas: los medianos eran el remedio ideal para romper con la plácida monotonía de la vida en el valle. Vió que estos estaban ocultando algo: - ¿Qué es lo que traéis ahí?
Los tres hobbits se miraron entre ellos, rojos como tomates
- Bueno, es que.
- Promete que guardaras el secreto.
- ¡Yo no tengo nada que ver!- saltó Sam, visiblemente angustiado. Arien luchaba por conseguir ver que era lo que ocultaban a sus espaldas.
- Es. ¡Comida! Pero,¡que glotones! Habéis cogido todos los bollitos del desayuno.- Exclamo la chica, cuando al fin le mostraron las maños rellenas de panecillos. Arien colocó los brazos en jarras, simulando un enfado, pero se le escapaba la risa. - ¡Se lo voy a contar todo a mi padre, vais a ver!
Pippin y Merry intercambiaron una mirada e inmediatamente corrieron a perseguir a la chica, que ya había cogido una pasta y corría por el pasillo riendo:
- Vais a ver, se lo diré también a Gandalf, a Aragorn, a.
¡Paf ! Nunca supieron quien más se enteraría del asunto de los bollitos, porque de repente se abrió una puerta en el pasillo y la chica se dio de morros con el Mago.
- ¿De que se supone que me tienes que decir? -le preguntó Gandalf, con una sonrisa divertida.
- Ugh, pueees.- obviamente, su intención había sido molestar a los medianos, no decirle nada a nadie. Merry y Pippin, aprovechando el momento, saltaron entre ella y el mago poniendo cara de inocentes.
- ¡No ha pasado nada, Gandalf, de verdad!- Dijo Merry, poniendo su mejor sonrisa. - ¿Y ya nos vamos íbamos, verdad?- Y sin el menor reparo, se llevaron a rastras a la chica, que a duras penas reprimía la risa.
El mago los vio alejarse por el pasillo, estaban tan alegres los tres. Recordó la discusión que había estado teniendo con Elrond, y supo que el Señor elfo tenía razón: el anillo debía abandonar Rivendel. El anillo tenía que ser destruido antes de que fuera demasiado tarde.
Poco después, la chica se dirigía hacia el bonito jardín delantero de la casa, comiéndose un pastelito. Podía ver la figura de un elfo alto y esbelto a la sombra de un gran árbol, aparentemente mirando al paisaje y absorto en sus propios pensamientos. Se acercó a él lentamente.
- Hola, Legolas.
El elfo salió de sus pensamientos para mirar a la joven y dedicarle una gran sonrisa, pero apenas había tenido tiempo de hablar cuando una campanada resonó por toda la casa, señal de que recibían un huésped importante, así que ambos se dirigieron al patio principal para ver quien había llegado. En aquellos días habían llegado varios visitantes, unos esperados, otros no. El propio Legolas había llegado al valle unos pocos días antes de que Aragorn la trajera a ella. Parecía que algo se estaba cociendo, tantas llegadas no podían ser casualidad, y así se lo dijo al elfo mientras caminaban.
- ¿Yo creo que están tramando algo, sabes?
- ¿Tramando algo? ¿Quién? -Pregunto Legolas, mirándola divertido.
- Pues Gandalf y Elrond, ya sabes. tanta gente viniendo aquí..no puede ser una coincidencia. Algo van a hacer, ¿No crees?
El elfo se limitó a esbozar una enigmática sonrisa.
Llegados al patio vieron a varios elfos rodeando a un hombre alto y corpulento, y aunque sus ropas aparecían gastadas, como si viniera de un largo viaje, se adivinaban ricas y de calidad. Pero lo que en verdad revelaba el rango del llegado era la expresión altiva del rostro.
- ¡Mira, es un caballero de Gondor!- Exclamo la chica al ver la insignia del árbol blanco en los arreos del caballo. Luego su mirada cayó sobre un cuerno que el recién llegado portaba, y se llevó las manos a la boca reprimiendo un grito- ¡Legolas, mira! Es. ha de ser el hijo del senescal. creo que se llama Boromir.
El elfo asintió gravemente. La voz de la muchacha se convirtió en un susurro, y Legolas tuvo que inclinarse para poderla escuchar bien.
- Allí en Harad hemos oído hablar mucho de él. él es quien dirige los ejércitos de Gondor. Y seguro que él ha oído hablar de mi padre y de mí.- añadió, torciendo el gesto.
"Y no muy bien, precisamente", pensó la muchacha. Hasta ahora, la gente havia sido lo suficiente amable como para evitar recordarle que, en esta guerra, ella venía del bando contrario, y la habían aceptado tranquilamente, como si desde siempre hubiera estado con ellos. Pero ahora. con este hombre la cosa iba a ser diferente: sus ejércitos se habían enfrentado directamente, seguramente, él mismo, a juzgar por su aspecto duro, había muerto con su propia mano a algunos de sus soldados en alguna refriega fronteriza. Pensó también en sus corsarios de Umbar, que bajo las órdenes directas de su padre azotaban sin piedad las poblaciones costeras de Gondor. ¿Realmente esperaba Elrond que..?
- ¿Arien, te encuentras bien?
Una voz clara la devolvió a la realidad. Legolas la miraba preocupado, no le había gustado nada el tono de voz de las últimas palabras de la muchacha. "seguro que él ha oído hablar de mí padre y de mí.. ¿porqué sigue considerando al rey de Harad como su padre?" Los ojos azules se cubrieron de una sombra de preocupación mientras contemplaba a la chica, pues en estos días le había llegado a coger cariño. La cara de ella se había vuelto inexpresable, y los ojos duros. Le puso una mano en el hombro, guiándola fuera del patio.
- Arien. ¿vamos a dar un paseo, de acuerdo?
*****
Después de Boromir ya no vino nadie más, lo que para muchos fue un alivio. Al antes tranquilos valle de Rivendel habían llegado gente de todos lados y culturas, y razas: hombres, elfos de otras colonias, y hasta un par de enanos más, por no añadir a los hobbits, los más revoltosos. Frodo estaba totalmente recuperado, y Elrond decidió, por fin, convocar un consejo. Tan sólo estarían presentes los grandes sabios y aquellos a los que el tema del anillo concerniera directamente.
Tanto Arien como Boromir estaban convocados, en calidad de representantes de sus respectivos países, aunque a la primera no le había resultado nada fácil: en un principio, ni las lágrimas ni los enfados convencieron a su padre, que la quería mantener apartada del asunto, aunque al final Gandalf lo consiguió convencer de que Harad necesitaba tener un representante en el concilio. De los hobbits, tan solo el portador de anillo y Bilbo estarían presentes. Pero todos, sin excepción, estaban impacientes, pues sabían que de ese concilio dependería el futuro del anillo y, por extensión, de toda la Tierra Media.
La mañana señalada apareció clara y fría. Era pronto en la mañana cuando se oyó por toda la casa un tañido de campanas, indicando el inicio del concilio. Desde todos los puntos de la casa partió gente hasta un patio algo apartado de todo el complejo de la casa, donde podrían discutir sin ser molestados. Habían dispuesto, alrededor de una columna-mesa de piedra, un semicírculo de sillas, enfrente de las cuales estaban sentados Elrond, con la expresión sombría y los ojos más serios que nunca, y dos de los más altos señores de Rivendel.
Los recién llegados enseguida fueron sentándose: los elfos en un extremo, los hombres en otro. Gandalf tomó asiento en el medio, y Frodo se sentó a su lado. Arien, que había llegado junto con el mago y los medianos, se sentó a la diestra de Gandalf, y se mantuvo callada. Ya estaban llegando los últimos: pudo ver a Aragorn, que se sentó en un extremo, y a Legolas, entre los elfos. Los enanos llegaron todos juntos y se sentaron al lado de los hombres.
Ya no había más asientos vacíos, y todos guardaron silencio, mirando a Elrond. Lentamente, Elrond se levantó y anunció con voz solemne:
- He aquí, amigos míos, al hobbit Frodo hijo de Drogo. Pocos han llegado atravesando peligros más grandes o en una misión más urgente.
Todas las miradas recayeron sobre Frodo, que se había sonrojado y parecía estar muy ocupado mirando el suelo de la sala. Luego, el Señor pasó a presentar a los presentes. Al llegar a Arien, la voz se le volvió más suave:
- Y he aquí a mi hija Arien, que por azares de la fortuna fue criada en Harad, en el seno de la familia real. - hizo una pausa, mientras que los que no conocían la historia de la muchacha murmuraron asombrados. Luego añadió, serio- quien fue (recalcó el tiempo pasado) hija de la Reina y heredera titular de Harad. Está aquí representando los intereses de los reinos del sur. -Más murmullos resonaron en toda la sala, y muchos le dirigieron miradas incrédulas, pero Elrond ya había pasado a nombrar a otra persona.
En las primeras horas de concilio no se tocó el tema del anillo. Fue, sobretodo, una puesta en común de las diferentes noticias que cada uno traía, y todas eran más o menos lo mismo: aumento de orcos, la caída de alguna fortaleza en manos de hombres salvajes o orcos, o la llegada de extraños mensajeros pidiendo fidelidad para el Señor Oscuro. Los enanos estaban bastante perturbados a causa de la falta de noticias de la reconquistada Kazaad- Dum, Moria en lengua élfica, y los hombres recibían temerosos las palabras de Boromir, que hablaba de grandes fuerzas que avanzaban en dirección a Gondor.
- Mi pueblo siempre se ha encargado de frenar los ataques de las fuerzas oscuras. ¡Es gracias a la sangre de Gondor que estas tierras conocen la paz! Pero la situación se vuelve cada día más desesperada. Nuestras fortalezas meridionales son atacadas una y otra vez por grandes huestes, y se dice que los Haradrim se han unido al señor oscuro - El hombre interrumpió su encendido discurso para mirar alrededor con superioridad, y se quedó enfrente de Arien, clavando la mirada en ella- Dicen que los de Harad se han unido al Señor Oscuro, y que planean marchar sobre Gondor. Dicen que los corsarios que saquean nuestras costas están bajo sus órdenes. Veo entre nosotros a una princesa Haradrim, aunque me cueste creer lo que de ti se ha contado. ¿No tienes nada que decir a esto? ¿Es cierto lo que dicen?
Todas las miradas se clavaron en la chica. Aunque por fuera estaba serena, Arien sentía que en su interior la sangre le hervía. El gondoriano había dado en el clavo, y había puesto el dedo en la llaga. Lentamente se levantó: era el momento de dar la cara.
- Es cierto. - la magnitud de la confesión cayó sobre todos como una gran losa- Cuando abandoné mi país, se iba a sellar una importante alianza con la torre oscura. Creo que gracias a mi partida, esa alianza se ha prorrogado un poco, pero no tardará en hacerse realidad. Cuando ese momento llegue, los ejércitos de Harad marcharán bajo las órdenes del Señor Oscuro.
El silencio reinaba en la sala. La preocupación teñía el rostro de todos. Aragorn se removió en su asiento, Boromir se quedó inmóvil. La muchacha prosiguió, mirando el suelo.
- Cuando ese momento llegue, Gondor caerá. Y detrás de él caerán, uno a uno..
- ¡GONDOR NO CAERÁ! - Boromir se encaró con ella.- durante años hemos aguantado todas las embestidas de..
- ¡Osgiliat ha caído ya, los feudos del Sur están cayendo, el poder de Sauron está creciendo cada vez más! ¡No vais a poder combatir contra un ejército de más de un millar de efectivos! -Replicó la chica- ¡Acéptalo, hay que hacer algo! ¡No podéis ganar mediante las armas, hay que atajar el poder de Sauron!
Los ojos le brillaban. Cara a cara con Boromir, la situación se estaba poniendo muy tensa y peligrosa, y nadie se atrevía a intervenir. El hombre avanzó un poco, imponiendo toda su altura, pero ella no retrocedió ni un paso.
- ¿Y porqué habría de creerte? En Gondor el nombre de Arien Schezard nos es conocido. Si de verdad eres quien dices ser, ¿Que haces aquí? ¿Eres acaso una espía, o estas traicionando a tu reino? ¿Por qué deberías tú ayudarnos?- añadió, con desconfianza.
-¡Boromir!
Legolas, Aragorn, Elrond estaban de pié, escandalizados por el insultó de Boromir, y temiendo que las cosas fueran a mayores. Sin embargo, la advertencia había venido de Gandalf, qué, desde su asiento, miraba fijamente al hombre, con la vara en la mano. Boromir, reticente, murmuró una disculpa y se sentó. Arien, sin embargo, permaneció de pié, y aunque le temblaba el pulso por la rabia contenida, su voz sonó firme:
- Tal vez esté aquí por motivos personales que no son de tu interés, pero te diré que no es una traición lo que estoy haciendo. Sauron está manipulando la mente de mi padre, quiere convertir al reino de Harad en un vasallo de su imperio, y no voy a permitir que mi pueblo sea gobernado por la torre oscura. Estoy aquí porque estoy contra Sauron, lo mismo que todos. Yo no deseo ni la ruina de Harad ni la de Gondor, y estoy inquieta porque el poder de la torre oscura se extiende, y corrompe muchos corazones. ¿Contesta eso tu pregunta? ¿Qué podremos hacer, nosotros, representantes de los pueblos libres de la tierra, contra el poder de Sauron?- Y dicho todo esto, se sentó, y no volvió a pronunciar palabra.
Después de este incidente, Boromir explicó el sueño que lo habia llevado a Rivendel, y se habló de el daño de Isildur. "Es el momento de que el anillo sea revelado", anunció Elrond, y Frodo avanzó hasta el centro de la sala y dejó el anillo encima de la estructura circular de piedra. Un murmullo recorrió toda la sala, algunos se irguieron para velo mejor: un sencillo anillo dorado, sin ninguna inscripción, que reposaba inofensivamente sobre la piedra. Lentamente, Elrond comenzó a narrar la historia del anillo.
Largo rato estuvo hablando el elfo, hasta que Bilbo, el hobbit viejo, tomó el relevo contando su aventura personal. Era obvio que disfrutaba siendo el centro de atención, y, como era un buen narrador, la historia se hizo amena. Pero, al acabar, Legolas se levantó, con el rostro preocupado, para transmitir la noticia de que Gollum, había escapado. Después de todo lo que se habia contado, a nadie le supo bien aquella noticia, en especial a Aragorn, que tanto le habia costado capturar a la criatura. Hubo una breve discusión entre un enano (Gloin) y Legolas, pero fue atajada enseguida por Gandalf. Cuando Bilbo terminó su relato, hicieron una pausa para ir a tomar un refrigerio.
A la vuelta, Frodo contó toda su aventura. Al acabar, se abria ante ellos una gran decisión: ¿Qué hacer con el anillo? Elrond ya lo habia dejado bien claro: En Rivendel no se podía quedar, más después de la noticia de Gandalf sobre la traición de Saruman. Boromir estaba defendiemdo, en un encendido discurso, el derecho de Gondor a usar el anillo, cuando Legolas, inesperadamente, saltó del asiento.
- ¡No puedes controlar el anillo, ninguno de nosotros puede! ¿No has oído nada de lo que Elrond ha dicho? ¡Hemos de destruir el anillo!
Aragorn apoyó las palbras del elfo, haciendo que Boromir le dirigiese una mirada y un comentario despectivo. "¿Acaso un simple montaraz puede decirme lo que debo hacer?"
Legolas desafió la mirada de Boromir, eligiendo las palabras cuidadosamente.
- No es un simple montaraz. Es Aragorn, heredero de Isildur. Y heredero al trono de Gondor. Le debes tu lealtad.
Aragorn detuvo al elfo de decir más, incomodo. Boromir se sentó murmurando por lo bajo, sentiá que si no se controlaba iba a hacer alguna imprudencia. Primero esa chica de Harad, anunciando la caida de su reino, y luego surge alguien que reclama los derechos de Gondor. Quizá no habia sido buena idea acudir a ese concilio.
Despues de unos cuantos debates más, se decidió qué el anillo debía ser destruido lo más pronto posible. Tras comprobar que un hacha enana no bastaba para destruir el anillo, quedó claro que solo habia una solución posible: llevarlo al lugar donde fue forjardo y arrojarlo a las llamas del temible Orodruin, el monte del destino, en el corazón de la tierra negra. A ojos de todos, una misión suicida y sin esperanzas, imposible. Pero la única opción que les quedaba.
- Y uno de vosotros deberá llevarlo- Dijo Elrond, solemnemente.
Fue increible: de un silencio sepulcral se pasó al peor caos de voces y gritos. En un momento, los enanos se encararon con los elfos, quienes saltaron de sus asientos. Legolas intentaba contener a sus amigos, pero le brillaban los ojos de furia. Boromir, Aragorn, también estaban de pié, discutiendo, y Arien no se quedó atrás. Gandalf alzaba la voz, increpandolos a todos. Frodo permaneciá sentado, con la vista fija en el anillo, y Elrond tenia la cara entre las manos.
En medió del tumulto se alzó una vocecilla.
- ¡Yo lo haré! ¡yo llevaré el anillo a Mordor!- toda la gente calló, petrificada, al oir las palbras de Frodo. El mediano se levantó del asiento y añadió, con voz insegura - aunque no sé como.
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*********************
¡Continuará!
Acabado el capi, se me va la olla demasiado, pobrecito Boromir! Y eso que yo lo quiero mucho, pero es que imaginad com se debio sentir el pobre cuando le dicen lo de Aragorn.u.u.
Bueno, espero que este gustando el rumbo que estan tomando los acontecimientos, la verdad es que estan sucediendo cosas que no tenia previstas, así que, porfavor, sentiros libres de expresar buestra opinion, y si teneis alguna idea, sera muy bien recibida.
¡¡Muuuchos besos a todos y hasta el proximo!!
Antes que nada, agradecer los reviews, y tal como prometí, los contesto. ^^ (¡ me hace ilusión!)
CRAZYSTAR314: :Muchas gracias por mi primer Review!! Me alegro de que te guste. Espero que puedas leer los otrs capítulos sin dificultad, muchos besos!
LOTHLUIN: Me alegro de que hayas comentado eso, porue es cierto, el titulo lo saqué del libro de Perez Reverte, porque me impresionó mucho la historia. Lo que dices del nombre tienes razón, pero se lo puse porque su madre estuvo ya entre los elfos. ¡Besicos y muchas gracias!
RIEGEL: Me alegro de que te guste, muchas gracias por avisarme del fallo al subir el capi, suerte que te diste cuenta. Espero que ahora aun te siga gustando la historia. ¡Besos!
REMY: Muchas gracias, espero que también te guste lo que viene a continuación. Muchos besos. (supongo que a estas alturas ya ha quedado claro lo de que si es o no hija de Elrond.)
DERNIX: Jeje, pues si, menudo es Elrond. pero en el silmarilion también sale un gran señor elfo que se casa dos veces (el padre de Feanor, no me arriesgo a piner el nombre porque no me acuerdo :P). Ya intentaré actualizar más deprisa. ¡Muchas gracias por el review!
ERUANNE: ¡Thanks! Muchas gracias por los animos. Muchos saludos, espero que te guste este proximo capi. Besos!
******
······EL CONCILIO DE ELROND·····
-¿Cómo está Frodo?
Elrond se recostó en un diván, con gesto cansado. Hacia días que estaba dedicando todo su poder de curación para salvar al mediano, sin notar mucha mejora. Aragorn pudo apreciar como un tenue velo de sudor cubría la frente del elfo
- En un estado bastante precario. Pero ha dado pruebas de una notable capacidad de resistencia. Tanto su cuerpo como su espíritu lo superaran.- Miró al montaraz de manera inquisidora- cuéntame, Aragorn, toda la historia.
El montaraz tardó horas en relatar todo lo que había ocurrido: el encuentro con Frodo y los otros tres hobbit, el ataque de La cima de los vientos, la huida de los jinetes, el vado de Bruinen. al llegar a ese punto, Elrond se preocupó:
-Aragorn, mis hijas. no se deberían haber visto mezcladas en esto.
- Señor, fue gracias a ellas que conseguimos traer aun con vida aquí a Frodo, y que el anillo está a salvo.
- No, Aragorn, si el anillo está ahora a salvo, es gracias a ti. - miró al hombre con orgullo, pero luego frunció el ceño - pero dime: El fuego.. Arien tuvo algo que ver en eso?
Aragorn desvió la mirada. ¿como contarle?
- Había. fuego en sus ojos. No sabría decirte más, los jinetes ocuparon toda mi atención y cuando repare en ella ya se había acabado todo. Arwen y Glorfindel se estaban ocupando de Frodo, y ella permanecía de pié, con los ojos fijos en las llamas. Luego, cerró los ojos y se dejó caer en el suelo.
- ¿Cansada?
- Si. Mi señor..- añadió, al fijarse en la mirada preocupada del elfo- ¿Hay algo que os preocupe?
Elrond le dio la espalda y se quedó en silencio, mientras Aragorn esperaba una respuesta. Finalmente el señor elfo habló, lentamente y con gran pesar en la voz:
- Tu ya conociste a su madre, y sabes porqué me preocupo. Desearía que no hubiera heredado ninguno de sus poderes. ella era una gran hechicera, pero no tubo una vida feliz. Recuerdas el día en que los orcos entraron en los lindes del bosque?
El hombre hizo un esfuerzo de memoria: recordaba un día de invierno, una refriega en las afueras del valle.
--- Flash back---
Había orcos, muchos orcos bajados de las montañas, y él, queriendo distinguirse a los ojos de Elrond, se adelantó a los arqueros elficos y se lanzó en medio de la batalla, sembrando la muerte a su alrededor, y en su ardor no reparó en que se separaba de la formación amiga. De pronto se vio superado en número, y para su horror pudo ver a algunos arqueros orcos, qué, si bien no tenían mucha puntería, estaban demasiado cerca de él como para errar un tiro. La sangre se le heló en las venas cuando vio que tensaban la cuerda de los arcos. Con un grito feroz Aragorn le lanzó adelante, dispuesto a morir llevándose a unos cuantos orcos más con él, pero en vez del dolor punzante de una flecha, lo que sintió fue como lo rodeaba un calor insoportable, y como una nube de fuego se alzaba entre él y el grueso de la tropilla enemiga.
Los orcos que estaban a su lado chillaban de terror y fueron abatidos por los elfos. Entonces el montaraz se giró, y detrás de él en la lejanía, la vió: a lomos de un caballo blanco, embozada con una capa, y con el fuego en los ojos. Mantenía una sonrisa hierática en el bello rostro y tenía una mano extendida en su dirección: en ese momento le pareció una criatura terriblemente hermosa. De repente, la mujer cerró los ojos, murmuró unas palabras y chasqueó los dedos de la mano. Inmediatamente, la cortina de fuego desapareció, dejando delante de los ojos de los asombrados elfos los cuerpos carbonizados de varios orcos, entre los troncos de los árboles.
Después de esto, el señor de la casa pidió una larga entrevista con aquella misteriosa mujer que había llegado hacia pocos días a la casa, y estuvieron hablando hasta bien entrada la noche.
----- fin del Flasback----------
El montaraz sonrió para si mismo, como olvidarlo..
********
-¡Gandalf ha llegado! ¡Gandalf ha llegado!
Los tres hobbits corrían por toda la casa anunciando la llegada del mago. Arien, que estaba sentada en su habitación leyendo, se levantó automáticamente y corrió hacia la entrada de la casa. No parecía posible, cuando ya todos lo daban por perdido.. Pero no, allí en la entrada estaba el mago, desmontando de una caballo blanco magnífico, rodeado de elfos y con los tres hobbits saltando a su alrededor.
- ¡Gandalf!
La muchacha saltó los escalones de golpe y se lanzó al cuello del mago, ante las miradas asombradas y divertidas de todos. Gandalf por poco cae al suelo, pero pronto recuperó el equilibrio y rompió en sonoras carcajadas.
- ¡Arien!
- ¡Gandalf, estábamos todos tan preocupados! Pero sabía que vendrías, lo tenías que hacer pronto, me has de contar que pasa porque aquí nadie sabe nada, ¡A, si! Y Frodo llegó hace poco, está muy enfermo pero Elrond dice que se curará pronto, Aragorn lo llevó aquí, el anillo ya está a salvo, Gandalf,- paro un momento para tomar aire y se volvió a lanzar al cuello del mago- ¡Tenía tantas ganas de que volvieras!
El mago sonrió: la muchacha no había cambiado nada. La tomó de los hombros para separarla un poco de él:
- Arien, necesito hablar con Elrond y ver a Frodo.
- Ah, si..-contestó ella, un poco desilusionada. "Ni siquiera me ha dicho Hola, que tal, como estas, me alegro de verte."- ahora mismo te llevo hasta donde esta Frodo, Elrond y Aragorn se pasan todo el día encerrados en su cuarto.- añadió, con una nota de reproche en la voz.
*******
Fue necesaria más de una semana para que el portador del anillo recuperara las fuerzas, pero por fin parecía que se había recuperado del todo: ya había despertado, y los hobbits; Merry, Pippin y Sam, armaron gran alboroto, hasta que este último decidió que ya era suficiente y que "el señor Frodo debe reposar, porque si no esta noche no podrá asistir al banquete de los elfos." Frodo, así pues, no tuvo mas remedio que retirase a descansar una vez más.
Mientras, hacia ya tres horas que Gandalf estaba reunido con Elrond, y la cosa iba por largo, parecía. Cansada de esperarlos, Arien se fue a dar un paseo: con un poco de suerte igual se encontraba con los hobbits o con Legolas. En efecto, en una esquina del patio se encontró con los tres hobbits, que discutían en voz baja.
- ¡Hola chicos! - se sentó junto a ellos: en los breves días que habían pasado ya se habían tomado bastante confianza y habían compartido varias risas: los medianos eran el remedio ideal para romper con la plácida monotonía de la vida en el valle. Vió que estos estaban ocultando algo: - ¿Qué es lo que traéis ahí?
Los tres hobbits se miraron entre ellos, rojos como tomates
- Bueno, es que.
- Promete que guardaras el secreto.
- ¡Yo no tengo nada que ver!- saltó Sam, visiblemente angustiado. Arien luchaba por conseguir ver que era lo que ocultaban a sus espaldas.
- Es. ¡Comida! Pero,¡que glotones! Habéis cogido todos los bollitos del desayuno.- Exclamo la chica, cuando al fin le mostraron las maños rellenas de panecillos. Arien colocó los brazos en jarras, simulando un enfado, pero se le escapaba la risa. - ¡Se lo voy a contar todo a mi padre, vais a ver!
Pippin y Merry intercambiaron una mirada e inmediatamente corrieron a perseguir a la chica, que ya había cogido una pasta y corría por el pasillo riendo:
- Vais a ver, se lo diré también a Gandalf, a Aragorn, a.
¡Paf ! Nunca supieron quien más se enteraría del asunto de los bollitos, porque de repente se abrió una puerta en el pasillo y la chica se dio de morros con el Mago.
- ¿De que se supone que me tienes que decir? -le preguntó Gandalf, con una sonrisa divertida.
- Ugh, pueees.- obviamente, su intención había sido molestar a los medianos, no decirle nada a nadie. Merry y Pippin, aprovechando el momento, saltaron entre ella y el mago poniendo cara de inocentes.
- ¡No ha pasado nada, Gandalf, de verdad!- Dijo Merry, poniendo su mejor sonrisa. - ¿Y ya nos vamos íbamos, verdad?- Y sin el menor reparo, se llevaron a rastras a la chica, que a duras penas reprimía la risa.
El mago los vio alejarse por el pasillo, estaban tan alegres los tres. Recordó la discusión que había estado teniendo con Elrond, y supo que el Señor elfo tenía razón: el anillo debía abandonar Rivendel. El anillo tenía que ser destruido antes de que fuera demasiado tarde.
Poco después, la chica se dirigía hacia el bonito jardín delantero de la casa, comiéndose un pastelito. Podía ver la figura de un elfo alto y esbelto a la sombra de un gran árbol, aparentemente mirando al paisaje y absorto en sus propios pensamientos. Se acercó a él lentamente.
- Hola, Legolas.
El elfo salió de sus pensamientos para mirar a la joven y dedicarle una gran sonrisa, pero apenas había tenido tiempo de hablar cuando una campanada resonó por toda la casa, señal de que recibían un huésped importante, así que ambos se dirigieron al patio principal para ver quien había llegado. En aquellos días habían llegado varios visitantes, unos esperados, otros no. El propio Legolas había llegado al valle unos pocos días antes de que Aragorn la trajera a ella. Parecía que algo se estaba cociendo, tantas llegadas no podían ser casualidad, y así se lo dijo al elfo mientras caminaban.
- ¿Yo creo que están tramando algo, sabes?
- ¿Tramando algo? ¿Quién? -Pregunto Legolas, mirándola divertido.
- Pues Gandalf y Elrond, ya sabes. tanta gente viniendo aquí..no puede ser una coincidencia. Algo van a hacer, ¿No crees?
El elfo se limitó a esbozar una enigmática sonrisa.
Llegados al patio vieron a varios elfos rodeando a un hombre alto y corpulento, y aunque sus ropas aparecían gastadas, como si viniera de un largo viaje, se adivinaban ricas y de calidad. Pero lo que en verdad revelaba el rango del llegado era la expresión altiva del rostro.
- ¡Mira, es un caballero de Gondor!- Exclamo la chica al ver la insignia del árbol blanco en los arreos del caballo. Luego su mirada cayó sobre un cuerno que el recién llegado portaba, y se llevó las manos a la boca reprimiendo un grito- ¡Legolas, mira! Es. ha de ser el hijo del senescal. creo que se llama Boromir.
El elfo asintió gravemente. La voz de la muchacha se convirtió en un susurro, y Legolas tuvo que inclinarse para poderla escuchar bien.
- Allí en Harad hemos oído hablar mucho de él. él es quien dirige los ejércitos de Gondor. Y seguro que él ha oído hablar de mi padre y de mí.- añadió, torciendo el gesto.
"Y no muy bien, precisamente", pensó la muchacha. Hasta ahora, la gente havia sido lo suficiente amable como para evitar recordarle que, en esta guerra, ella venía del bando contrario, y la habían aceptado tranquilamente, como si desde siempre hubiera estado con ellos. Pero ahora. con este hombre la cosa iba a ser diferente: sus ejércitos se habían enfrentado directamente, seguramente, él mismo, a juzgar por su aspecto duro, había muerto con su propia mano a algunos de sus soldados en alguna refriega fronteriza. Pensó también en sus corsarios de Umbar, que bajo las órdenes directas de su padre azotaban sin piedad las poblaciones costeras de Gondor. ¿Realmente esperaba Elrond que..?
- ¿Arien, te encuentras bien?
Una voz clara la devolvió a la realidad. Legolas la miraba preocupado, no le había gustado nada el tono de voz de las últimas palabras de la muchacha. "seguro que él ha oído hablar de mí padre y de mí.. ¿porqué sigue considerando al rey de Harad como su padre?" Los ojos azules se cubrieron de una sombra de preocupación mientras contemplaba a la chica, pues en estos días le había llegado a coger cariño. La cara de ella se había vuelto inexpresable, y los ojos duros. Le puso una mano en el hombro, guiándola fuera del patio.
- Arien. ¿vamos a dar un paseo, de acuerdo?
*****
Después de Boromir ya no vino nadie más, lo que para muchos fue un alivio. Al antes tranquilos valle de Rivendel habían llegado gente de todos lados y culturas, y razas: hombres, elfos de otras colonias, y hasta un par de enanos más, por no añadir a los hobbits, los más revoltosos. Frodo estaba totalmente recuperado, y Elrond decidió, por fin, convocar un consejo. Tan sólo estarían presentes los grandes sabios y aquellos a los que el tema del anillo concerniera directamente.
Tanto Arien como Boromir estaban convocados, en calidad de representantes de sus respectivos países, aunque a la primera no le había resultado nada fácil: en un principio, ni las lágrimas ni los enfados convencieron a su padre, que la quería mantener apartada del asunto, aunque al final Gandalf lo consiguió convencer de que Harad necesitaba tener un representante en el concilio. De los hobbits, tan solo el portador de anillo y Bilbo estarían presentes. Pero todos, sin excepción, estaban impacientes, pues sabían que de ese concilio dependería el futuro del anillo y, por extensión, de toda la Tierra Media.
La mañana señalada apareció clara y fría. Era pronto en la mañana cuando se oyó por toda la casa un tañido de campanas, indicando el inicio del concilio. Desde todos los puntos de la casa partió gente hasta un patio algo apartado de todo el complejo de la casa, donde podrían discutir sin ser molestados. Habían dispuesto, alrededor de una columna-mesa de piedra, un semicírculo de sillas, enfrente de las cuales estaban sentados Elrond, con la expresión sombría y los ojos más serios que nunca, y dos de los más altos señores de Rivendel.
Los recién llegados enseguida fueron sentándose: los elfos en un extremo, los hombres en otro. Gandalf tomó asiento en el medio, y Frodo se sentó a su lado. Arien, que había llegado junto con el mago y los medianos, se sentó a la diestra de Gandalf, y se mantuvo callada. Ya estaban llegando los últimos: pudo ver a Aragorn, que se sentó en un extremo, y a Legolas, entre los elfos. Los enanos llegaron todos juntos y se sentaron al lado de los hombres.
Ya no había más asientos vacíos, y todos guardaron silencio, mirando a Elrond. Lentamente, Elrond se levantó y anunció con voz solemne:
- He aquí, amigos míos, al hobbit Frodo hijo de Drogo. Pocos han llegado atravesando peligros más grandes o en una misión más urgente.
Todas las miradas recayeron sobre Frodo, que se había sonrojado y parecía estar muy ocupado mirando el suelo de la sala. Luego, el Señor pasó a presentar a los presentes. Al llegar a Arien, la voz se le volvió más suave:
- Y he aquí a mi hija Arien, que por azares de la fortuna fue criada en Harad, en el seno de la familia real. - hizo una pausa, mientras que los que no conocían la historia de la muchacha murmuraron asombrados. Luego añadió, serio- quien fue (recalcó el tiempo pasado) hija de la Reina y heredera titular de Harad. Está aquí representando los intereses de los reinos del sur. -Más murmullos resonaron en toda la sala, y muchos le dirigieron miradas incrédulas, pero Elrond ya había pasado a nombrar a otra persona.
En las primeras horas de concilio no se tocó el tema del anillo. Fue, sobretodo, una puesta en común de las diferentes noticias que cada uno traía, y todas eran más o menos lo mismo: aumento de orcos, la caída de alguna fortaleza en manos de hombres salvajes o orcos, o la llegada de extraños mensajeros pidiendo fidelidad para el Señor Oscuro. Los enanos estaban bastante perturbados a causa de la falta de noticias de la reconquistada Kazaad- Dum, Moria en lengua élfica, y los hombres recibían temerosos las palabras de Boromir, que hablaba de grandes fuerzas que avanzaban en dirección a Gondor.
- Mi pueblo siempre se ha encargado de frenar los ataques de las fuerzas oscuras. ¡Es gracias a la sangre de Gondor que estas tierras conocen la paz! Pero la situación se vuelve cada día más desesperada. Nuestras fortalezas meridionales son atacadas una y otra vez por grandes huestes, y se dice que los Haradrim se han unido al señor oscuro - El hombre interrumpió su encendido discurso para mirar alrededor con superioridad, y se quedó enfrente de Arien, clavando la mirada en ella- Dicen que los de Harad se han unido al Señor Oscuro, y que planean marchar sobre Gondor. Dicen que los corsarios que saquean nuestras costas están bajo sus órdenes. Veo entre nosotros a una princesa Haradrim, aunque me cueste creer lo que de ti se ha contado. ¿No tienes nada que decir a esto? ¿Es cierto lo que dicen?
Todas las miradas se clavaron en la chica. Aunque por fuera estaba serena, Arien sentía que en su interior la sangre le hervía. El gondoriano había dado en el clavo, y había puesto el dedo en la llaga. Lentamente se levantó: era el momento de dar la cara.
- Es cierto. - la magnitud de la confesión cayó sobre todos como una gran losa- Cuando abandoné mi país, se iba a sellar una importante alianza con la torre oscura. Creo que gracias a mi partida, esa alianza se ha prorrogado un poco, pero no tardará en hacerse realidad. Cuando ese momento llegue, los ejércitos de Harad marcharán bajo las órdenes del Señor Oscuro.
El silencio reinaba en la sala. La preocupación teñía el rostro de todos. Aragorn se removió en su asiento, Boromir se quedó inmóvil. La muchacha prosiguió, mirando el suelo.
- Cuando ese momento llegue, Gondor caerá. Y detrás de él caerán, uno a uno..
- ¡GONDOR NO CAERÁ! - Boromir se encaró con ella.- durante años hemos aguantado todas las embestidas de..
- ¡Osgiliat ha caído ya, los feudos del Sur están cayendo, el poder de Sauron está creciendo cada vez más! ¡No vais a poder combatir contra un ejército de más de un millar de efectivos! -Replicó la chica- ¡Acéptalo, hay que hacer algo! ¡No podéis ganar mediante las armas, hay que atajar el poder de Sauron!
Los ojos le brillaban. Cara a cara con Boromir, la situación se estaba poniendo muy tensa y peligrosa, y nadie se atrevía a intervenir. El hombre avanzó un poco, imponiendo toda su altura, pero ella no retrocedió ni un paso.
- ¿Y porqué habría de creerte? En Gondor el nombre de Arien Schezard nos es conocido. Si de verdad eres quien dices ser, ¿Que haces aquí? ¿Eres acaso una espía, o estas traicionando a tu reino? ¿Por qué deberías tú ayudarnos?- añadió, con desconfianza.
-¡Boromir!
Legolas, Aragorn, Elrond estaban de pié, escandalizados por el insultó de Boromir, y temiendo que las cosas fueran a mayores. Sin embargo, la advertencia había venido de Gandalf, qué, desde su asiento, miraba fijamente al hombre, con la vara en la mano. Boromir, reticente, murmuró una disculpa y se sentó. Arien, sin embargo, permaneció de pié, y aunque le temblaba el pulso por la rabia contenida, su voz sonó firme:
- Tal vez esté aquí por motivos personales que no son de tu interés, pero te diré que no es una traición lo que estoy haciendo. Sauron está manipulando la mente de mi padre, quiere convertir al reino de Harad en un vasallo de su imperio, y no voy a permitir que mi pueblo sea gobernado por la torre oscura. Estoy aquí porque estoy contra Sauron, lo mismo que todos. Yo no deseo ni la ruina de Harad ni la de Gondor, y estoy inquieta porque el poder de la torre oscura se extiende, y corrompe muchos corazones. ¿Contesta eso tu pregunta? ¿Qué podremos hacer, nosotros, representantes de los pueblos libres de la tierra, contra el poder de Sauron?- Y dicho todo esto, se sentó, y no volvió a pronunciar palabra.
Después de este incidente, Boromir explicó el sueño que lo habia llevado a Rivendel, y se habló de el daño de Isildur. "Es el momento de que el anillo sea revelado", anunció Elrond, y Frodo avanzó hasta el centro de la sala y dejó el anillo encima de la estructura circular de piedra. Un murmullo recorrió toda la sala, algunos se irguieron para velo mejor: un sencillo anillo dorado, sin ninguna inscripción, que reposaba inofensivamente sobre la piedra. Lentamente, Elrond comenzó a narrar la historia del anillo.
Largo rato estuvo hablando el elfo, hasta que Bilbo, el hobbit viejo, tomó el relevo contando su aventura personal. Era obvio que disfrutaba siendo el centro de atención, y, como era un buen narrador, la historia se hizo amena. Pero, al acabar, Legolas se levantó, con el rostro preocupado, para transmitir la noticia de que Gollum, había escapado. Después de todo lo que se habia contado, a nadie le supo bien aquella noticia, en especial a Aragorn, que tanto le habia costado capturar a la criatura. Hubo una breve discusión entre un enano (Gloin) y Legolas, pero fue atajada enseguida por Gandalf. Cuando Bilbo terminó su relato, hicieron una pausa para ir a tomar un refrigerio.
A la vuelta, Frodo contó toda su aventura. Al acabar, se abria ante ellos una gran decisión: ¿Qué hacer con el anillo? Elrond ya lo habia dejado bien claro: En Rivendel no se podía quedar, más después de la noticia de Gandalf sobre la traición de Saruman. Boromir estaba defendiemdo, en un encendido discurso, el derecho de Gondor a usar el anillo, cuando Legolas, inesperadamente, saltó del asiento.
- ¡No puedes controlar el anillo, ninguno de nosotros puede! ¿No has oído nada de lo que Elrond ha dicho? ¡Hemos de destruir el anillo!
Aragorn apoyó las palbras del elfo, haciendo que Boromir le dirigiese una mirada y un comentario despectivo. "¿Acaso un simple montaraz puede decirme lo que debo hacer?"
Legolas desafió la mirada de Boromir, eligiendo las palabras cuidadosamente.
- No es un simple montaraz. Es Aragorn, heredero de Isildur. Y heredero al trono de Gondor. Le debes tu lealtad.
Aragorn detuvo al elfo de decir más, incomodo. Boromir se sentó murmurando por lo bajo, sentiá que si no se controlaba iba a hacer alguna imprudencia. Primero esa chica de Harad, anunciando la caida de su reino, y luego surge alguien que reclama los derechos de Gondor. Quizá no habia sido buena idea acudir a ese concilio.
Despues de unos cuantos debates más, se decidió qué el anillo debía ser destruido lo más pronto posible. Tras comprobar que un hacha enana no bastaba para destruir el anillo, quedó claro que solo habia una solución posible: llevarlo al lugar donde fue forjardo y arrojarlo a las llamas del temible Orodruin, el monte del destino, en el corazón de la tierra negra. A ojos de todos, una misión suicida y sin esperanzas, imposible. Pero la única opción que les quedaba.
- Y uno de vosotros deberá llevarlo- Dijo Elrond, solemnemente.
Fue increible: de un silencio sepulcral se pasó al peor caos de voces y gritos. En un momento, los enanos se encararon con los elfos, quienes saltaron de sus asientos. Legolas intentaba contener a sus amigos, pero le brillaban los ojos de furia. Boromir, Aragorn, también estaban de pié, discutiendo, y Arien no se quedó atrás. Gandalf alzaba la voz, increpandolos a todos. Frodo permaneciá sentado, con la vista fija en el anillo, y Elrond tenia la cara entre las manos.
En medió del tumulto se alzó una vocecilla.
- ¡Yo lo haré! ¡yo llevaré el anillo a Mordor!- toda la gente calló, petrificada, al oir las palbras de Frodo. El mediano se levantó del asiento y añadió, con voz insegura - aunque no sé como.
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¡Continuará!
Acabado el capi, se me va la olla demasiado, pobrecito Boromir! Y eso que yo lo quiero mucho, pero es que imaginad com se debio sentir el pobre cuando le dicen lo de Aragorn.u.u.
Bueno, espero que este gustando el rumbo que estan tomando los acontecimientos, la verdad es que estan sucediendo cosas que no tenia previstas, así que, porfavor, sentiros libres de expresar buestra opinion, y si teneis alguna idea, sera muy bien recibida.
¡¡Muuuchos besos a todos y hasta el proximo!!
