Parte 16

Raphael llegó a la guarida, ya no guiando a su hermano si no que prácticamente cargándolo. Leo se apoyaba pesadamente en su brazo bueno, con los ojos cerrados, respirando profundamente.

Raphael se imaginaba que estaba como una especie de sonámbulo y se dio cuenta de que a eso se refería la gente con "morir de pie". En su interior, agradecía a su hermano por ese pequeño favor. No creía que hubiese sido capaz de cargarlo.

Ninguno de los dos necesitaba una ducha después de la larga caminata bajo la lluvia, pero las quemaduras y cortes en los brazos de su hermano comenzaba a parecer infectados. Gracias a que el salón principal estaba vacío, llevó a su hermano hasta la parte de atrás de este y hasta la enfermería que Donatello había instalado ahí.

Miguelangel ya estaba sentado en una de las literas con Don examinando los daños menores que tenía en sus manos, pero inmediatamente se volvió cuando Leo y Raphael entraron y Donatello siguió su mirada.

.- Al fin.- dijo Don, empujando hacia atrás las mantas de la litera más cercana.- Ya te estabas volviendo como él, yendo por ahí con extremidades rotas...

.- Silencio.- Murmuró Raphael, aunque no creía que importase realmente. Por la expresión en el rostro de su hermano, Leo no estaría despierto por un buen tiempo.

Se quedó de pie por un momento, observando como Donatello volvía suavemente los brazos de su hermano para revelar las vendas empapadas en sangre y la nueva quemadura en su brazo derecho.

.- Volveré en seguida.- Dijo Raph, volviéndose para irse.

.- Espera.- Dijo Don.- Tu brazo...

.- Puede esperar. Necesito hablar con Splinter ahora.- Antes de que Donatello pudiera discutir, se fue, dirigiéndose hacia la habitación del maestro.

Lo encontró sentado en su alfombra de siempre, a un lado de su pequeño jardín zen, pero en vez de meditar, Splinter observaba numerosos bocetos desparramados frente a él y ocasionalmente pasaba las paginas en un libro de arte. Raphael se arrodilló enfrente de él, mirando los dibujos.

Se descubrió a sí mismo, enojado, acusador, mirando desde la oscuridad hacia el espectador. Atrajo el dibujo más de cerca y se quedó mirándolo por varios segundos, viéndose a sí mismo de la forma en que Leonardo lo hacía.

.- Ese no es el único que hay de ti.- Dijo Splinter suavemente, indicando otros dos, uno junto al otro.

Raph puso el primero abajo y levantó los otros dos cerca.

Dibujado en frente de la televisión, con una pierna doblada, con la cabeza recostada sobre la rodilla, no veía la pantalla sino más bien miraba al espacio. El otro dibujo lo mostraba practicando solo en el salón principal, congelado en medio de una patada giratoria. La ira se había ido, reemplazada por una calma concentración. Raphael ladeó la cabeza, casi se veía como si estuviere bailando.

.- ¿Leo hizo esto?.- preguntó. Splinter asintió.

.- Los encontré en su habitación. Los... tranquilos... son pocos. La mayoría están llenos de furia, ponzoñosos incluso...- Quedó boquiabierto al descubrir el brazo de Raphael.- ¿Leonardo te hizo...?

.- No.- Dijo Raphael.- No fue él, fue... no, no es importante ahora. Maestro, necesitamos hablar.

.- Sobre la dimensión de la que habló Donatello.

.- No...- Raphael vaciló, luego continuó. A pesar de que odiaba revelar lo que Leonardo le había contado, tenía que hacerlo para ayudar a su hermano.- Leonardo se había ido antes de ser atrapado dentro de esa dimensión. Estaba abandonándonos la noche en que fue capturado.

Mientras lo ojos de Splinter se habrían de par en par, Raphael continuó.

.- Ya no puede seguir siendo responsable por todos nosotros por más tiempo. No puede soportar vivir de la forma en que le hemos hecho vivir. Le enseñaste como matar y le dijiste que nos protegiera, pero cuando usó esas habilidades, nosotros lo condenamos.

.- Raphael, él se río en medio de una matanza.

.- ¿Quién no lo haría?.- Raphael sacudió su cabeza.- ¿Alguna vez nos detuvimos pensar que no estaba loco sino sólo... histérico¿Qué se estaba cayendo a pedazos?

.- Pero Donatello habló de desordenes...

.- Sólo porque él no sabía lo que yo sé. Leo no habló con nadie más, sólo conmigo. O sea que yo seré quien de las explicaciones esta vez.- Raphael se echó para atrás y bajo la mirada. Su brazo le dolía aún más, pero aquello debía ser atendido primero.- No es un desorden. Es un colapso nervioso. Ya no puede hacerlo más.

Splinter bajó la cabeza y Raphael siguió su mirada hacia el único dibujo de su maestro, inflexible y autoritario, con los ojos destellantes, mirando desde un fondo difuminado. En los pasados tres meses en que el peso de la familia había sido repentinamente puesto sobre sus hombros, Raphael podía ver de dónde provenía aquella visión.

.- Él dijo que te había dicho que quería detenerse.- Dijo Raphael.- Y que tu le habías dicho que no podía.

.- Si.- Dijo Splinter.- Cerca de un mes antes de que despareciera. En verdad, no se cómo proceder. El sentía necesario esconder esa parte de sí... al menos has logrado traerlo de vuelta casa...

.- Volverá a escapar.- Dijo Raphael.- No lo mantendré aquí como un prisionero. No podría aunque quisiera. Cuando sane, volverá a ser tan rápido y hábil como antes. No quiere dejarnos, pero es la única salida que ve.

.- Entonces él debe desear quedarse.- Dijo Splinter.- Debemos convencerlo de que su vida será mucho mejor si se queda.

.- Quince años de odiarnos no son fáciles de deshacer.- Dijo Raphael. Tocó levemente los dos dibujos de sí mismo, enojado y mandón, solitario y lastimado.- Nos ama y nos odia.

.- Si crees que es mejor que Miguelangel sane en su propia habitación...

.- No.- dijo Raph, alzando la mirada con los ojos de par en par.- De ninguna manera. Es la peor cosa que podríamos hacer. De hecho, sería mucho mejor si mantenemos a esos dos muy cerca por un tiempo. Hacer que Miguel se quedé en cama más tiempo de lo que deba. De a poco traer a Leonardo de vuelta a la familia y con alguien que haya conocido el juego de primera mano.

.- ¿No tu?

.- No... él sólo me vería como una prueba de lo que piensa que es su fracaso.- Raphael alzó un boceto más, titulado Autorretrato, pero que no mostraba más que las dos espadas de Leonardo, envainadas y en su repisa, con la apariencia de un grabado en madera japonés°.- Él va a estar un poco... ido... por una largo tiempo.

Splinter reunió los dibujos y los puso sobre el libro de arte.

.- No sobreviviría mucho tiempo él solo.

.- No quiere hacerlo tampoco.- Dijo Raphael. Decidió no decirle en ese momento que Leonardo casi se queda atrás en el juego, eligiendo una dolorosa y solitaria muerte por sobre su familia.- Pero si logramos convencerlo de que no tiene que cargar más con el peso, de que ya no es más responsable por nosotros, de que...- respiró profundo.- De que no lo condenaremos por la forma en que pelea ahora.

.- Raphael...

.- Si él piensa que tiene que matar, entonces probablemente sea porque tiene que hacerlo.- dijo Raphael.- ¿Deseas que pelee honorablemente incluso si eso significa su muerte?.-

Splinter dudó, dividido entre la vida y el honor que hacia que la vida valiera la pena ser vivida.

.- Lo siento maestro. Le guste o no, debemos elegir nuestro propio honor. Leonardo ha visto demasiadas muertes, eso lo hace más fácil para él, pero incluso si no hubiese estado bajo tanta presión, creo que la única diferencia habría sido que él habría sentido remordimientos por tener que matar.- Raphael reprimió el horrible dolor de su brazo por unos cuantos minutos más.- Pero aún así habría matado. Tu lo entrenaste para matar para mantenernos a salvo. Todo lo que ha hecho es mantenernos a salvo, y defendiéndose a sí mismo.

.- Yo... debo pensar en esto.- Dijo Splinter.- Debes sentir dolor. Has que Donatello te atienda. Y si está despierto, dile a Leonardo que... que tenía razón.

Raphael decidió que él no lo habría expresado así, pero al menos podría decirle a su hermano que ya no tendría que cargar con el peso, al menos no con la mayor parte de él.

.- Si, maestro.

Se puso de pie y dio media vuelta, dirigiéndose hacia la enfermería, no deseando para nada la "re-colocación" que Donatello iba a hacerle.

Mucho después, a lo que luchaba por ponerse de pie, Leonardo lentamente despertó. La única luz provenía de la cama de Miguelangel, una suave luz de noche que no alumbraba más allá de su almohada. Después de observar a su hermano dormir por algunos minutos, se incorporó, haciendo muecas al avivarse las heridas de su brazo. Su cuerpo protestaba ante cada movimiento. Estaba respirando con dificultad para cuando logró sentarse derecho, y se recostó en la pared tras él. ¿Qué estaba mal con él? No había estado así de mal la primera vez, y en aquella ocasión habían sido tres meses.

Una manta cubría la parte inferior de su cuerpo y sus brazos vendados reposaban sobre las ropas marrones. Debían de haber cambiado las vendas varias veces ya que no había sangre visible.

Levemente tocó su brazo derecho, envuelto desde la muñeca hasta el antebrazo en blancos y prístinos vendajes, e hizo una mueca de dolor. La quemadura de ácido aún estaba sensible.

Nunca había estado en esa habitación antes y se imaginó que Donatello la había montado mientras había estado ausente. La cámara era más pequeña que sus habitaciones y tenía su propia puerta y Don había traído dentro algunos de sus equipos médicos recogidos de la basura.

Habían cuatro camas, de dos y dos, pero él y su hermano eran los únicos dentro. Junto a cada cama había una mesa de noche y en la de Miguel estaba el playstation y dos controles enredados sobre la consola.

Miró hacia su mesa de noche y encontró su croquera y un lápiz.

Así que los habían encontrado. Por supuesto. Después de atacarlos en su hogar, no había duda de que habían buscado en su habitación. Debían de haber encontrado los dibujos rápidamente ya que había poco más en la habitación aparte de los libros y las armas.

Miró hacia la puerta pero se dio cuenta de que no podría irse. No creía que pudiera siquiera ponerse de pie aún.

La puerta se abrió repentinamente y la luz se derramó en la habitación. Se volvió hacia la pared, cubriendo sus ojos, haciendo muecas de dolor al tener que mover su brazo para cubrirse.

.- Oh, diablos, lo siento,- Dijo Don, cerrando la puerta rápidamente. Alcanzando el interruptor en la pared apagó las luces hasta convertirlas en algo parecido a la puesta de sol.- No pensé que ya estuvieras despierto.

.- Sólo por algunos minutos.- Dijo Leo, su voz sonando tan cansada como se sentía.- ¿Cuánto tiempo he estado durmiendo?

.- Un día y medio. Un poco más y me temo que habría tenido que ponerte una intravenosa.

Con los ojos completamente adaptados ahora, pudo ver a Donatello caminar por la habitación, colocando una pequeña caja de cereal y una de leche en la mesa de noche de Miguel, una manzana y una botella de agua en la suya.

.- ¿Tenemos una?

.- Tenemos un montón de nuevas cosas.- Dijo Don.- Mientras April y yo estuvimos en la computadora, puse a Casey a trasladar cosas desde el laboratorio hasta acá. Stockman ya no va a utilizarlas más.

.- ¿Todavía está vivo?.- preguntó Leo tajantemente.

.- No. Está muerto. No sé como lo hiciste, el corte no era realmente tan profundo. Pero está muerto.

.- Cianuro.- Dijo Leo, con la mirada fija en las mantas, recordando es pelea y la mirada en el rostro de Stockman mientras hundía su espada a través de sus equipos y componentes.- Envenené mis espadas con cianuro antes de irme.

Donatello hizo una pausa.

.- Es por eso que no las usaste contra nosotros.- Leo sacudió su cabeza.

.- No. No las usé porque... porque no puedo hacer eso.

Después de chequear a Miguelangel, Donatello se sentó junto a la cama de Leo y suavemente tomó su brazo derecho, deshaciendo los vendajes y revelando las sendas quemaduras.

.- Eres afortunado.- Dijo.- No son tan profundas. Lo que fuera que usase como ácido gástrico, no era tan poderoso. Además, las limpié mientras estabas dormido. Restregar quemaduras no es divertido.

Mientras tomaba nuevos vendajes sacándolos de su envase plástico (¡envase plástico, estaba en el cielo) y comenzaba a vendar nuevamente la quemadura, Leo desvió la mirada, repentinamente fascinado por las líneas en la pared.

Se sentó silenciosamente mientras la pequeña quemadura de láser era vendada nuevamente, sin ver cómo su hermano lo había notado. Donatello tomó su otro brazo, revelando las profundas heridas que iban desde la mitad de su mano hasta el antebrazo.

.- Miguel dice que te hiciste estas protegiéndolo.- dijo suavemente. Leo se encogió de hombros.

.- No están así.

.- Dijo que había evitado que lo mordieran cientos de... ¿aulladores?.- Donatello sacó fresca gasa de algodón (de unas pulcras bolsitas de plástico y había una caja llena todavía de donde esa había venido) y la puso cuidadosamente alrededor de las mordidas, luego volvió a vendarlas.- No sabía que mi plan era tan peligroso. Lo siento.

.- Si no lo hubiéramos seguido, estaríamos todavía allá dentro peleando. Tenía que sacar a Miguel de ahí. Una mordida es un precio pequeño a pagar.

.- No es sólo una mordida.- Dijo Don, echándose para atrás.- Caíste dentro de una piscina de sangre y cuerpos con heridas abiertas. Considerando cuan inestable es su estructura genética, he estado vigilando de cerca tu propio ADN.

Leo alzó la mirada, con los ojos abiertos de par en par, su temor era obvio.

.- Yo podría...

.- No, no...- dijo Don cubriendo su mano buena.- No te transformarás en uno de ellos, lo prometo. Son sólo algunas cosillas, como tu sentido de la audición, tu vista. Okay, no son sólo algunas cosillas, pero son sólo conjeturas, podría estar totalmente equivocado...

.- Espera.- dijo Leo.- ¿Como sabes todo eso¿Como puedes siquiera mirar el ADN?

Donatello no pudo evitar la sonrisa que ahora se extendía por su rostro.

.- No podrías creer todo el equipo que tengo ahora. Centrifugas, microchips, recombinadores, las pequeñas cajas que emiten luces por todos lados de las películas de ciencia ficción¡de todo! Verdad que no me lo traje todo al laboratorio, pero escogí las mejores cosas primero¿y quien quiere un desintegrador atómico de bolsillo estropeado de todas formas...?

Leonardo escuchaba a su hermano divagar sobre cosas que vagamente comprendía, ocasionalmente apuntando hacia algo en la habitación con una mano, pero siempre manteniendo la otra cobre la mano buena de Leo.

Y Leo pensó que esa era la forma en la que debía haber vuelto a casa la primera vez, sólo que no había sabido el camino de regreso.

°: Grabado japonés en madera. El dibujo de Leo estaba pintado como un "Woodblock print", que es una expresión de arte japonés, que básicamente se trata de pintura y tallado sobre madera.