Capítulo 7.- ¿Amigos?
El chico de oro de Gryffindor no volvió a hablar con Pansy en el transcurso de la semana y no sabía cómo se las había ingeniado ella para lograr que quedaran juntos en la clase de Snape.
Fue por eso que se encontraba viendo extrañamente a la chica ahora sentada a su lado en clase de pociones la mañana del lunes, pero ella parecía más interesada en observar la pizarra vacía que en darse cuenta de que existía. Hasta podría asegurar que se veía molesta.
Cansado de haber sido ignorado durante ese tiempo se puso a observar el aula de pociones mientras que el profesor estaba distraído leyendo el pergamino donde estaban asignadas las parejas de trabajo. Hasta ese momento faltaba poco más de la mitad del salón por conocer el nombre de su compañero y los demás estaban acomodados de esta manera: Hermione-Millicent, Crabbe-Lavander, Goyle-Parvati, Dean-Nott, él con pansy y Malfoy con Neville.
Sonrió ligeramente al contemplar el disgusto en la mayoría de sus compañeros (y el pánico en caso de Parvati, Lavander y Neville) y se sintió afortunado por estar con Pansy. Fue en ese instante que vio como Draco lo estaba observando con una mirada completamente neutra y él no atinó otra cosa que verlo con confusión.
Pero sólo fue un pequeño instante ya que el Slytherin rodó los ojos hacia el frente haciéndole sentir insignificante. Y hasta ese momento se preguntó por qué Malfoy no se había metido con ellos ni una sola vez desde hacía mucho tiempo.
Ahí estaba otra vez, estaba pensando en Draco Malfoy. Aunque lo más seguro era que su amado tuviera alguna clase de pacto con su desagradable compañera de casa.
Decidiendo que no le iba a prestar más atención al asunto de Draco regreso la vista al frente y entonces notó que había un pequeño pergamino doblado frente a él, pero antes de tomarlo se aseguró que Snape siguiera entretenido con la lista.
Harry nunca ha destacado por ser discreto y esa no era la excepción. Tomó rápido el mensaje y lo abrió sin darse cuenta que media clase estaba pendiente de lo que hacía (por suerte Snape seguía ocupado y no se dio cuenta). Y al darse cuenta de que había llamado la atención se le pusieron rojas las orejas.
En el pergamino había sólo tres palabras escritas y esas eran 'no estoy molesta'.
Al releer el mensaje sintió como si le quitaran un peso de encima y es que había gastado mucho tiempo preguntándose que había hecho para molestar a la rubia durante el transcurso de la semana pasada; y lo quiso leer otra vez cuando se dio cuenta de que las palabras habían desaparecido.
Haciendo gala de todo su autocontrol vio de reojo a la chica en lugar de voltear y delatarla como quien le había mandado el mensaje, pero la única diferencia en ella era que ahora se rizaba compulsivamente un mechón de cabello.
Y volvió a sonreír cuando comprendió, o al menos eso creía, el frío comportamiento de su compañera.
Estaba a punto de guardar el pergamino vacío en uno de sus bolsillos cuando notó que había algo más en el. Ahora decía 'no sabía que fueras tan discreto' y se agregaba 'deberías de dejar de reír como loco, estas llamando la atención'. Dobló el papel y levantó la vista sólo para comprobar que el único que no le estaba poniendo atención era Snape, pues ahora se encontraba hablando con Flich en la puerta del aula.
Apenado guardó el mensaje y pudo observar como Pansy rodaba los ojos y comenzaba a anotar algo que estaba escrito en la pizarra y él no había notado que estaba ahí. Claro que había veces que no notaba las cosas hasta pasado un tiempo, como no había notado que el pergamino que reposaba en su bolsillo tenía más tiempo frente a él o como no notó que después de que los demás dejaran de verlo una mirada plateada seguía clavada en él. Pero tampoco lo había notado las otras veces.
El profesor Snape volvió al frente sólo para anunciarle a los alumnos que, para alegría de los Gryffindor, los dejaría salir temprano y dejó que saborearan el momento antes de agregar que debían hacer el trabajo que estaba anotado en el pizarrón para la próxima clase 'en parejas'.
Pansy no podía creer que el Gryffindor fuera tan distraído. Comenzaba a cuestionarse seriamente si podría hacer funcionar su plan con semejante aliado, aunque la verdad no tenía deseos de buscar otro. Aún y cuando se complicaran más las cosas le agradaba estar cerca de Harry.
Era extraño, pero ya no se sorprendía de esa clase de pensamientos. Los había estado teniendo desde que llevara al de ojos verdes a la enfermería y cada vez se hacían más constantes.
Soltó un suspiro y comenzó a anotar de forma mecánica lo que acababa de aparecer en la pizarra, lo que significaba que no tenía idea de lo que estaba escribiendo. Y eso era porque estaba más concentrada en ignorar la mirada plateada que se posaba sobre ellos.
Estaba disfrutando hacer sufrir al heredero de los Malfoy.
Tan pronto como el profesor lo permitió salió rápido del aula para evitar cualquier tipo de contacto con su ahora no amigo Draco, no sin antes dedicarle una pequeña sonrisa a su jefe de casa.
Lo bueno es que ella no sentía remordimientos la mayor parte del tiempo, de lo contrario se sentiría fatal por mentirle al profesor de pociones sobre su situación sentimental. Aunque viéndolo de una forma más fría, no le había mentido del todo.
Apresuró más el paso cuando comenzó a sentir que la mayoría de sus compañeros abandonaban el aula de pociones y se sintió tentada a adentrarse en el pasadizo que días antes le mostrara a Potter, pero pasó de largo recordando que si quería alejarse del rubio ese sería el peor camino, puesto que era él quien se lo había mostrado.
Era oficial, Draco era un estúpido. Y no tenía pensado perdonarlo tan fácil.
Siguió su camino sin preocuparse por las miradas sorprendidas que le dirigían algunos Slytherins de tercero y cuarto curso que se cruzaron por su camino y se preguntó si había exagerado. Claro que la respuesta era negativa.
Era él quien la había abandonado por la Gryffindor esa y quien le había dado la excusa perfecta para echárselo en cara. Ella iba a hacer lo que estuviera a su alcance para hacerlo sufrir hasta que su honor estuviera restaurado.
Disminuyó el paso a medida que un pequeño vacío se iba abriendo camino en su pecho y comenzaba a sentirse miserable. Pero no por eso iba a hacer las paces con Draco. No se lo merecía.
En ese momento se preguntó cuan triste podría hacerle ese plan, pero como buena Slytherin no iba a dejar que sus sentimientos se involucraran 'otra vez'. Ella iba a devolverle todo el sufrimiento que le estaba causando a los tres y...
Una sonrisa triste cruzó su cara cuando se dio cuenta de que estaba sujetando el medallón de nueva cuenta ¿porqué no podía dejar de pensar en eso¿Porqué no podía ser feliz¿Porqué tenía que doler tanto?
Cuando estaba a unos pasos de la biblioteca recordó que se le había olvidado algo importante, se le había olvidado Potter.
Alarmada trató de volver atrás con la esperanza de encontrarlo, pero se frenó al ver que tanto Millicent como 'esa' venían en su dirección y no se veían muy contentas la una con la otra. A decir verdad no tenía muchas ganas de discutir, y mucho menos después de ver la forma con la que Granger trataba de apuñalarla con la mirada después de darse cuenta de lo que traía en la mano, por lo que dio media vuelta y entró sin gracia en la biblioteca.
Draco se permitió suspirar cuando se vio libre de la mirada curiosa de cualquier Gryffindor, puesto que había tenido una clase muy difícil.
No era que estar viendo como su maestro favorito leía con fastidio un pergamino resultara agotador, lo que había acabado con sus fuerzas era tratar de ser tan Malfoy, o como dirían otras personas, fingir que la discusión que había mantenido con Pansy la noche pasada no le afectaba en absoluto.
Pasó una mano por su perfectamente peinada cabellera desordenándola un poco al tiempo que se desquitaba pateando el muro más cercano.
Pero su frustración no se debía en su totalidad a aquella discusión que, si bien le afectaba, no le quitaba tanto el sueño como su otra molestia. Bueno, a decir verdad SI se encontraba bastante afectado a causa de Pansy, pero hubiera podido sobrellevarlo de haber tenido la oportunidad de estar a su lado sin tener que discutir.
Lo que pasaba era que él, Draco Malfoy, había deseado ser el compañero de Harry Potter en pociones para así pasar tiempo con él, pero como siempre, no tenía lo que más deseaba en verdad.
Aunque la culpa era en parte suya por haberse hecho demasiadas ilusiones teniendo como la certeza de que él sería el compañero del chico de oro.
Lo más seguro era que el vejete que tenían por director hubiera decidido que sería muy peligroso dejar a su protegido en manos de un Malfoy. Ya tenía una razón más para odiarlo.
Siguió caminando en dirección a la sala común de Slytherin y, al encontrarse en ella, recordó inevitablemente las palabras que le dedicara su amiga, por lo que pasó de largo ignorando las miradas de los escasos Slytherin que se encontraban.
No se preocupó por fingir aplomo estando en su casa, puesto que todos ahí sabían lo mucho que Draco quería a Pansy (y la forma en que lo hacía) e imaginaban (y la mayoría adivinaba) lo que debía estar pasando por su cabeza en esos momentos. Lo que no entendían era la razón por la que, por primera vez en su vida, Draco estaba eligiendo a alguien sobre ella.
Al llegar a su habitación y dejarse caer en su cama comenzó a experimentar lo que muchos llamaban arrepentimiento. Sentía que desde hacía un año no debía de haber hecho muchas cosas que había hecho. No debía de haberse fijado en Potter como no debía haberse enrollado con Granger por despecho, aunque ciertamente no debió haberse dado por vencido antes de intetar llamar la atención del moreno y no debía de haberle gritado a Pansy...
Y ahí iba otra vez. Sabía que si seguía reprimiendo aquel episodio con Pansy seguiría teniéndolo en mente, pero sentía miedo de descubrir que todo era su culpa. Y sabía que no debía sentir miedo porque era un Malfoy, y los Malfoy no le debían tener miedo a nada.
Había sido entrenado para no temerle a ningún ser o criatura y para resistir toda clase de dolor físico, pero nadie le había dicho que hacer para evitar el dolor que surgía desde adentro o para evitar el miedo de perder a un ser querido. Y esa era la clase de información que necesitaba en esos momentos.
Porque él no era feliz y acababa de hacer infeliz a una de las únicas personas que apreciaba de verdad.
Tras ese pensamiento cerró los ojos y buscó entre su túnica hasta dar con un medallón que era idéntico al que llevaba al cuello su amiga. Él no se lo colgaba, prefería tenerlo en alguno de sus bolsillos para que nadie se viera tentado a querer descubrir sus debilidades al contrario de ella que lo exhibía como una de sus más valiosas posesiones. Lo abrió teniendo los ojos cerrados y al abrir estos fue recibido por la foto que se tomara años antes con la rubia, aquella donde él se veía fatal, pero que a ella le gustaba tanto.
Con la mirada perdida se permitió recordar al azar algunos momentos con su hermanita. Los paseos a las fincas Malfoy en vacaciones, el baile de navidad en Hogwarts, cuando ella se había enfermado de gripa tras pasar toda la tarde jugando en la nieve, sus ojos al enterarse de que corazón de bruja publicaría su artículo, la forma en la que se le colgaba del cuello cuando accedía a ayudarla, lo mal que realizaba los imperdonables cuando comenzó a enseñarle, la fiesta en la que la había conocido a la edad de seis años, lo tranquila que se veía durmiendo desde que era una niña y se preguntó porqué no se había enamorado de ella. Al menos así serían más fáciles las cosas con su padre.
De golpe lo invadió un recuerdo menos grato, y ese era cuando la había perdido en el callejón Knocketurn y le había encontrado tendida en el suelo con la mirada perdida. Esa había sido la primera vez que le había fallado y había roto su promesa de no volver a hacerlo nunca. La primera vez que creyera que la había perdido.
Recordó su larga lista de cosas que no debió haber hecho y se dio cuenta de que muchas de esas cosas las había hecho la noche pasada.
Cuando Harry llegó cansado a la biblioteca dos horas después de la comida (tres desde la temprana salida de la clase de Snape) no pensó que se fuera a encontrar a casi todo sexto Gryffindor/Slytherin congregado en parejas a lo largo de la biblioteca (la mayoría enterrados entre libros de pociones) y aunque casi ninguno levantó la vista de sus respectivos trabajos, avanzó con pena hasta donde se encontraba escribiendo sobre un de por si ya largo pergamino, la rubia que debía ser su pareja.
Y con más pena aún tomó asiento a su lado mientras ella seguía escribiendo como si nada. Dio un rápido vistazo a las personas que estaban cerca de ellos y se sorprendió de ver interesado a su mejor amigo en algo que estaba contándole Zabini sin dejar de escribir. Claro que sería mentir el decir que no tardó un poco más en alejar los ojos de donde un apurado Neville escribía a toda prisa algo que le estaba dictando el rubio más sexy que había conocido, lo que si era cierto era que trató de no responderle la mirada a la castaña que corregía a una Millicent sin quitarle la vista de encima.
"¿Te diviertes Potter?" Preguntó la rubia a su lado dejando su pluma en la mesa y mirándole directamente. Él, al escuchar su nombre, dejó de ver alrededor para observar la expresión entre fastidiada y divertida que sólo había visto entre miembros de la casa de la serpiente.
"Disculpa" susurró sin poder distinguir si la chica le reclamaba o se burlaba de él "No sabía que teníamos que hacer el trabajo hoy" y se puso un poco nervioso al sentir la mano de Pansy en su cara.
"No te preocupes cariño, también tengo parte de culpa, no te avisé ¿o si?"
Harry, que no estaba seguro de la razón por la cual la Slytherin había cambiado su actitud hacia él, no atinó decir nada y se dedicó a observarla mientras ella se ponía de pie y avanzaba de una forma que muchos hombres considerarían sensual hasta la mesa donde Zabini gesticulaba algo y Ron reía por el comentario. En ese momento creyó que el mundo comenzaba a volverse loco, sólo faltaría que su adorado Draco se acercara a él y le pidiera que comenzaran a salir formalmente.
Pansy sabía lo que pensaba la Gryffindor exactamente y no porque hubiera aprendido... uh, eso que se aprendía para leer la mente, sino porque cuando quería la chica podía ser muy expresiva (y ella muy receptiva), pero trataba de ignorarla lo mejor que podía, al igual que estaba ignorando a Draco por tratar de controlar su vida y abandonarla cuando lo necesitaba.
Y estaba teniendo una descarga emocional, que para ella era pensar lo peor de las personas que le caían mal, cuando sintió que Harry se sentaba a su lado, 'ya era hora' se dijo.
No estaba molesta por haber tenido que escribir la redacción para Snape sola, pues creía que el Gryffindor no iba a ser de mucha ayuda para eso de cualquier manera, sino por haber tenido que pasar la mayor parte del tiempo en la biblioteca sola. Al menos ahora podría 'conversar' de cualquier cosa con su amigo de la casa del león, pero al parecer estaba muy ocupado viendo a Draco '¡Bien!'. Pues ella tenía que ir a interrumpir a Blaise para ver como le estaba yendo con su cit.. er.. con Weasley.
Por eso llamó la atención de Harry y, aprovechando que Granger y Draco los veían, no dudó en poner en marcha la segunda fase de su plan, que no era otra cosa que darles a entender que entre ella y Harry había algo más... aunque Harry se la ponía difícil, así que prefirió ir e interrumpir lo que fuera que Blaise estuviera contando tan entretenido.
Con una sonrisa complacida se acercó a una de las únicas parejas que parecían llevarse bien.
"Blaise cariño..." susurró con dulzura no fingida a espaldas del pelirrojo que inmediatamente volteó a verla confundido "necesito que me hagas un favor"
"Corazón... estoy o-cu-pa-do..." dijo este sin ocultar la escasa molestia que sentía para con la chica que había interrumpido su momento con el pelirrojo, pero esta se fue evaporando al observar el gesto dolido de ella y agregó antes de que se diera la vuelta "espera" y sabiendo que se iba a arrepentir de eso "¿qué necesitas?"
"Olvídalo cielo" dijo al darse cuenta que de verdad estaba interrumpiendo algo importante "puedo arreglármelas sola con Draco"
La última frase captó de forma verdadera la atención del pelirrojo, pero Blaise pareció no darse cuenta de eso "¿ahora que sucedió con él?"
"Realmente nada... sólo necesitaba un consejo, pero puede esperar" y agregó viendo a los ojos al pelirrojo "nos vemos Weasley"
Y sin esperar respuesta de alguno de los dos chicos se dio la vuelta, tomó su mochila y, tras decirle a Potter que la acompañara, salió de la biblioteca, esperando que esta vez el moreno no tardara tanto en ir tras ella.
Continuará...
N.A. Sigo sin creer que a alguien le guste este fic en particular (digo, si todavía no pasa nada!), pero aún así quiero agradecer a Malena, Isobo, asosa76, Kaguya-tsukino y diabolik por sus comentarios (y los ánimos que me dan en ellos).
Antes de que se me olvide, no puedo precisar cuando se entera Ron de lo de Draco con Herm, pero creo que será en unos dos o tres capítulos (si la historia no adquiere vida propia) y Draco va a actuar cuando esté seguro de que Harry siente lo mismo por él (espero).
