El autor de esta historia no posee los derechos de Hey Arnold!, esta historia no persigue fines de lucro.
Primero que nada: tuve un error de edición al subir el capitulo 1, les pido lo lean de nuevo, porque ahora si se entiende uno de los chistes que intercalé. Y ahora: Les agradezco muchísimo sus comentarios:
Suky - El otro yo: Sid también es uno de mis favoritos. En cuanto a tus preguntas: Arnold sonrié ante el maltrato de Helga porque el sabe que Helga lo ama desde el incidente en la azotea de FTI, pero no quiere presionarla (por eso urge que hagan la pelicula de la selva). Ahora ya sabemos que ha mordido a Sid, pero no se convertirá en Fox Terrier. Sin embargo, su imaginación si que se va a desbocar. Espero actualizar pronto para que vean a que me refiero.
Sarahi: Me alegra que te haya gustado el fic, es el primero que publico aqui.La parte que mencionas también me gusto mucho a mí, y el romance H/A llegará, pero en unos capítulos mas.
Ipdar: ¡Que bueno que te gusto! aunque a decir verdad, no será tanto de misterio como de humor. Harold no mordió a Sid, pero hubiera sido simpático que lo hiciera. En cuanto a un Bob simpático, me preguntó, ¿Bob no puede ser tan fanfarrón y prepotente todo el tiempo, no? ¿Que tal si los padres de Helga - o a lo mejor nuestros propios padres - tuvieran una vida propia, fueran otras personas que las que nosotros, sus hijos, conocemos? ¿No podría Bob ser simpático, dada la oportunidad? Espera a ver los siguientes capítulos.
Mr Orange: Gracias por tu revisión, significa mucho para mí, sobre todo porque encontraste la referencia a Dib. Desgraciadamente creo que Mulder, Scully y Zimm no se presentarán en este fic porque le darían un toque de realismo (Zimm es un irken). Deseo que las extrañas criaturas que aparezcan en este fic provengan de la ilimitada y paranoica imaginación de Sid,asi como los monstruos malignos en estas páginas procedan del reino de las tinieblas que es el corazón de Helga.
Pero habrá ciencia ficción, y monstruos míticos, e incluso un pequeño homenaje a "Proyecto Phi-B" y este fic se parece mucho a Big Sis, porque es la lucha de Helga por ocultar el amor que necesita de su padre, así como la lucha de Sid por librarse de la venganza de Helga.
Más sobre Sid abajo.
Natty: Estoy muy feliz de que hayas revisado mi fic y que te haya encantado. Me encanta HA! porque me permite conocer a gente con gustos parecidos a los mios. Me encantaría hacer algo tan bueno como proyecto Phi-B, pero no habrá hombres de negro porque le daría realismo a las amenazas en la mente de Sid.
Y ahora unas palabras sobre Sid. Es uno de los personajes máslogrados de HA! porque pónganse a pensar: Es un adulador sin remedio (Arnold salva a Sid), un cobarde paranoico (Sid y los gérmenes) un tipo que se aprovecha de los demás(El gran Gino, la Broma) un loco sediento de venganza (Sid se venga de Wartz) y un traidor capaz de apuñalarte por la espalda o clavarte una estaca de madera en el corazon (bolsa de dinero y Sid el cazavampiros).
Sid es adulador, cobarde, paranoico, abusivo, vengativo, traidor y muy tonto. ¿Porqué a todos nos cae tan simpático? se redimió en "Gan Gino", pero la verdad ya ha hecho muchas cosas sus muchos defectos y sus pocas virtudes,¿Podrá Sid resistir el ataque de Helga?
Si, ¡cómo no!
Bueno, este capítulo no habla mucho sobre la mente de Sid, pero espero que ayude a entender el corazón de Helga.
CAPÍTULO II La Inmensidad del Espacio.
En la oscuridad del parque Tina, Helga corrió tras del animal que había mordido a Sid. Solo podía distinguir una pequeña sombra alejándose en el parque, pero como se dirigía hacia el lado del parque por el que ella debería regresar, Helga decidió seguirla.
La sombra llegó hasta un grupo de chicos que estaban platicando. Tenían una apariencia extraña (nerds, pensó Helga) pero estaban vestidos con trajes caros. Helga llegó corriendo junto a ellos.
Los chicos interrumpieron su conversación y se le quedaron mirando extrañados, mientras Helga trataba de recuperar el aliento. Entre ellos, había un chico vestido con lo que parecía ser un traje marinero, pero de capitán. De lentes y con una expresión muy especial, una mezcla de desdén y superioridad que solo da el saberse mucho más rico que casi todos los demás. Helga reconoció a Rex, archienemigo de su amor, Arnold.
- Buenas noches señorita, ¿en que le podemos servir? – dijo el chico de lentes con un una voz con acento inglés.
- Oye, ¿ese perro es tuyo? - preguntó Helga cuando recuperó el aliento.
- Si se refiere a mi fox terrier Tati, si, él es mi mascota. ¿Puedo preguntar el motivo por el cual se encuentra usted interesada en mi propiedad?
- Porque tu perro mordió a mi amigo – dijo Helga con un tono molesto.
- Ah, en ese caso, me presentare como es debido, mi nombre es Rex Smythe-Higgins III, de los Smythe-Higgins de…
- Si si si amigo, lo que seas, pero no estoy interesado en ti, sino en tu perro, ¿supongo que si lo has vacunado no?
- Por supuesto, mi perro esta debidamente vacunado, su amigo puede despreocuparse al respecto. Ahora si usted tuviera la atención de darme su nombre…
- No creo que te sirva, - dijo Helga con una sonrisa irónica - yo también pienso que Rex es un nombre horrible, pero el mío es de niña. ¡Adiós Zopenco! – dijo Helga, empujando a Rex a un lado para irse.
Helga estaba realmente fastidiada de la actitud de Rex, quien no solo no la había reconocido de cuando fueron a la Isla Elk, sino que la estaba tratando con el mismo desdén con que trataba a Arnold.
Todos los niños estaban sorprendidos. Regularmente, era Rex quien trataba mal a las personas y no al revés.
- ¿Se encuentra bien señor? – dijo uno de sus esbirros.
- Si, gracias por tu preocupación. Esa chica realmente necesita una buena lección de modales. Madam Parvenu tendría un verdadero reto en ella.
Rex tomó a Tati, le puso una correa que llevaba y junto con sus amigos se dirigió a otra de las salidas del parque, mientras, Helga ya había llegado a su casa.
- ¿Alcanzaste a Sydney, Helga? – preguntó Bob cuando cruzó la puerta.
- No Bob, supongo que puedo dárselo en el colegio – dijo Helga, sin muchas ganas de decirle a Bob la escena del perro.
La verdad, Helga sentía pena por Sid, es decir, que tipo más tonto y llorón, el perro no le había hecho nada porque alcanzó a correr muy bien. Si lo hubiera lastimado, Sid hubiera cojeado o algo.
- Bien – Bob volteó a ver a Miriam, quien a duras penas podía mantenerse despierta en el sofá. – ¡Miriam!, te pedí que grabaras el comercial de localizadores y te equivocaste de canal, ahora, ¿Cómo voy a estar seguro de que lo pasaron todo el tiempo? No es posible que nada funcione, ¿Qué pasa en esta casa?...
Helga subió a su habitación, fastidiada de una situación que en su casa se podía considerar normal. Se metió a su armario por media hora, salió de el, se puso su pijama y se acostó.
Esa noche Helga soñó que iba acompañando a Bob en su camioneta de materiales a través de Dakota del Sur.
- Olga, pon atención a lo que te digo, cada detalle es importante.
- Soy Helga Bob.
- Como sea, debes recordar que nunca puedes tener suficientes cinturones blancos.
- ¡Huy que importante es eso Bob!, pásame el relleno.
- Ahora ambos se encontraban cenando en la mesa.
- Espera un momento niña.
Bob tomó el tazón con el relleno y lo volteó en su plato. Con su cuchara empezó a darle forma como de montaña.
- Esto es importante, estoy seguro que es importante.
- Bob, ¿porque no me dejas aquí para que tu puedas seguir haciendo tus quehaceres?
Helga y Bob volvieron a la camioneta.
- Y cuando la luz se fue, me encontré en el estacionamiento, ¿puedes explicarme como llegué ahí Olga?
- Soy Helga Bob – dijo Helga realmente fastidiada, mirando el camino. – Escucha, si alguien pregunta, le diré que nos queremos mucho. Ahora solo déjame sola, no más intentos patéticos por aparentar que somos una familia y nos queremos, solo déjame en paz y aléjate, ¿Entendiste Bob…?
Pero cuando Helga volteó, el Gran Bob ya no estaba en el asiento. Una luz comenzaba a brillar alrededor de la camioneta. Helga comenzó a sentir que levitaba. Rápidamente abrió la puerta y saltó.
Helga se encontró con la ropa de invierno en medio del inclemente frío, más adelante, se veian unos edificios con luces. La camioneta había desaparecido.
De pronto, Helga escuchó una voz.
- Auxilio, auxilio, me han atrapado. – dijo la voz de Bob que parecía salir de todas partes.
- Papá, papá, ¿Dónde estas? – gritó Helga asustada.
- Me han atrapado, pide ayuda.
Helga se quedó paralizada por el miedo. Bajo oscuro cielo y las frías estrellas, su padre la llamaba desde algún lugar desconocido. Entonces hizo lo que siempre hacia en una emergencia:
- ¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Los extraterrestres secuestraron a mi padre! – corrió en círculos espantada - ¡Todos vamos a morir! ¡Los extraterrestres nos van a matar!
Unos minutos después, Helga corrió con todas sus fuerzas hacia donde estaban los edificios.
Helga llegó hasta un edificio que era una cafetería y un bar country. Ahí estaban muchos vaqueros platicando. Paso junto a un cartel que tenía una foto de Miriam sonriendo con un sombrero vaquero, el cual decía: "Hoy se presenta La Vaquerita Miriam". Helga rápidamente entró a la cafetería, donde una sola mesera atendía a varias mesas con mucha gente vestida de vaquero.
- Auxilio, ayúdenme, mi papa esta en peligro – gritó alarmada, pero coherentemente.
Todos los vaqueros la miraron preocupados. La mesera se adelantó y le preguntó.
- Calma cariño, lo ayudaremos, ¿Dónde está?
- No lo sé, esta perdido, ¡por favor ayúdenme! – dijo Helga al borde de la histeria.
- Claro, ¿que fue lo que pasó?
- Pues no lo se, iba platicando conmigo en la carretera y de pronto desapareció junto con la camioneta en una luz brillante
Todos los vaqueros, que hasta entonces le habían prestado atención, de pronto dudaron.
- ¿Y era una luz blanca?
- Si, si señora.
- ¿Y su camioneta comenzó a flotar no? – dijo la mesera con un guiño.
- Si, si – a pesar de su desesperación, Helga comenzó a notar que todos sonreían – ¿oigan que les pasa?
- Un platillo volador se llevó a tu papá. – dijo la mesera con una sonrisa.
De pronto, todos los vaqueros rieron a carcajadas.
- No, no se rían, es verdad, es cierto, mi papa esta en problemas – dijo Helga desesperada – NO SE RIAN, ES VERDAD, CREÁNME, AYÚDENME, ¡MI PAPA ESTA EN PELIGRO! – dijo entre lágrimas.
- Si como no, vamos a mandar un cohete al espacio para buscarlo – dijo un vaquero de sombrero negro, sospechosamente parecido a Harvey, el cartero – pero, ¿tienes idea de cuanto tiempo le tomará a un cohete llegar al planeta donde tienen a tu padre? Podrían ser años. .
- Si, - dijo otro vaquero que se parecía mucho al señor Green – Y de todos modos es inútil buscarlo, porque hay millones de planetas y no sabes en cual podría estar. El espacio es inmenso y jamás lo encontrarías.
Todos volvieron a reír a carcajadas. Helga se quedó indignada de la crueldad de estas personas, que se negaban a creerle algo tan importante como que su papa hubiera desaparecido. No lo estaba inventando. Le hubiera gustado decirles una o dos cosas, pero recordó a su papá allá afuera y salió corriendo a buscarlo ella sola y sin ayuda.
Al pasar por la puerta, escuchó la voz de la camarera.
- No tiene caso niña, jamás podrás atravesar la inmensidad del espacio, jamás lo encontrarás.
Helga salió al frío y pidió ayuda.
- ¡Ayúdenme, por favor, alguien TIENE que ayudarme!
- ¿Qué pasa Helga?
- Arnold, ¿estás aquí?
- Si Helga, ¿dónde más querrías que esté?
- Ay no importa, Arnold ayúdame, ¡mi papá esta perdido y no lo puedo encontrar!
- Claro Helga, lo que necesitas es hablar con alguien que pueda ayudarte a encontrarlo. Desgraciadamente yo no puedo porque aún no tengo la suficiente experiencia para hacerlo, pero están los héroes.
- ¿Los héroes?
- Si, adultos que tienen suficiente experiencia para manejar esta situación que tú aún no puedes manejar y en los cuales confías. Se encuentran dentro de ese edificio.
- Gracias cabeza de balón – Helga se encaminó hacia un edificio que decía "Centro Médico Hillwood"
- Pero claro, - Helga vio una silueta de mujer a través de la ventana – Doctora Bliss, - gritó corriendo a través de la puerta - por favor ayúde…
- Hola Helga, ¿cómo va todo porrr tu casa ahorrrra? – dijo …
- ¡Inga! – dijo Helga temerosa, como si hubiera visto un fantasma - ¡Por favor perdóname! ¡Sé que me odias por lo que hice y sé que estuvo mal, pero ahora tengo un gran problema, debo encontrar a alguien que me ayude
- Perrrro Helga, yo no te odio, puedo ayudarrrrte …
- No, ¡mi papá esta en problemas, necesito encontrar a un héroe! – gritó Helga subiendo las escaleras – ¡auxilio, necesito un héroe, alguien ayúdeme!
- Hombre Mooooooono a sus órdenes - hombre mono - señorita. – Dijo el Hombre Mono, balanceándose por las escaleras en una cuerda..
- ¡Debes estar bromeando! ¡A un lado torpe demente! – dijo Helga enojada – tengo un problema de verdad.
- Pero yo puedo - hombre mono - ayudar…
- ¡Sí como no! Ah, aquí es, la oficina de la doctora – dijo Helga con una sonrisa cuando por fin logró llegar a su destino, abrió la puerta y encontró a…
- ¡Hola Hermanita Bebé! ¿Hay algún problema? – dijo Olga en la habitación
Helga no se digno contestar, simplemente cerró la puerta y se fue a la siguiente.
En la siguiente puerta, en vez de manija, la oficina tenía un botón con algo escrito. Sin prestarle atención a lo escrito, Helga tocó el botón.
Lo siguiente que Helga supo es que se hallaba en una red encarando a una chica muy hermosa con un entallado uniforme de piel azul. La chica tenía las manos en las caderas y era lo más parecido a una heroína que Helga jamás había visto. Por lo menos tenía la clásica pose.
- ¿Tú tocaste mi..?
- Si si si hermana como sea, - dijo Helga aliviada - ¿puedes ayudarme? Mi papá esta perdido.
- Claro, – dijo la chica presentándole una mesa con mucho equipo sofisticado - precisamente aquí tengo algo de equipo para una misión de rescate…
- ¿Qué, estas bromeando? Mi papáesta perdido, vamos a buscarlo AHORA.
- Hey, tiempo fuera – dijo la chica haciendo la señal de tiempo fuera de fútbol americano - Yo ayudo a los demás a cumplir sus misiones, no hago el trabajo de otros…
- ¡Criminal! ¿Qué, que clase de heroína eres? - gritó Helga exasperada, deseando descargar todo el rencor que sintió en la cafetería contra los vaqueros - ¿Todo lo haces por el glamour verdad? ¿Verte bien en tu traje, robar la atención de las cámaras y probar a todos lo lista que eres, no? ¿No te importa la gente ni un poco?
- Ah, creo entender cuál es el problema – dijo la chica con una sonrisa dura – creo que tu aún no estas capacitada para respetar a tus mayores o a tus semejantes. ¿Sabes? Si no respetas a nadie, no puedes tener un héroe.
- ¿A qué demonios te refieres?
- Me refiero al respeto. ¿Por qué crees que Arnold pudo salvar el vecindario?
- ¿Qué, escribes un maldito libro? No lo sé.
- Porque contaba con el apoyo de gente que lo respetaba y creía en él. – dijo la chica pacientemente - Nadie hizo las cosas por él, solo lo ayudamos porque lo respetábamos lo suficiente para saber que el podía hacerlas. Y como nosotros creímos en él, Arnold creyó en sí mismo. ¿no es así, Voz Ronca?
- ¿Quién, yo, ayudar a ese estúpido cabeza de balón?, ¡estás loca! Y hablando de ayudar ¿Me vas a ayudar a encontrar a mi papa o qué? No tengo todo el día.
- Lo haré si me das la respuesta correcta a esta pregunta Helga, ¿recuerdas cuál es mi nombre?
- Ehhhhh – Helga dudo por unos momentos - ¿Gatúbela?
La chica esbozo una sonrisa decepcionada y apretó un botón en su escritorio. Helga se encontró lanzada fuera de la red hacia el pasillo.
La respuesta correcta era "No, ¿podrías recordármelo?"
- ¿Qué? – dijo Helga tratando de ubicarse.
- La respuesta para Bridget – dijo la Doctora Bliss.
- ¡Doctora Bliss, al fin la encontré, por favor ayúdeme, salgamos a buscar a mi padre!
- Yo no puedo salir del edificio Helga, ni tampoco Bridget. Nosotras solo podemos ayudarte. Quienes si pueden hacerlo son el Hombre Mono e Inga, porque ellos…
- ¡Entonces deje de perder mi tiempo y déjeme ir a buscarlo! – dijo Helga dolida, segura que la doctora Bliss solo le daba excusas - ¡Ya perdí mucho tiempo con ustedes, perdedores!
Helga se encaminó a las escaleras para salir. Del mismo pasillo, se abrieron las puertas y salieron varias figuras, quienes miraron a la Doctora Bliss..
- ¡Helga, podemos ayudarte, pero necesitamos que confíes en nosotros…! - gritó la doctora Bliss desde el segundo piso.
- Oh váyanse al …– El sonido de la puerta al cerrarse no dejó oír la última palabra de Helga.
- Bueno, lo intentamos, pero ella no quiso – dijo la doctora Bliss. Vamos a otra parte donde nos necesiten.
En ese momento, Inga, Bridget, el Hombre Mono, la señorita Slovack, Trish Wittenberg, el señor Bailey, Olga y la Doctora Bliss levantaron una sola mano, y de pronto remontaron el vuelo.
"Como unos idiotas superhéroes" – pensó Helga, espiando desde la ventana.
Sonó una cabina telefónica junto a Helga. Ella contestó.
- Onimayasu Helga, ¿Algún problema? – preguntó una alegre voz.
- Phoebe, no puedo perder tiempo hablando contigo, debo encontrar a Bob. – dijo Helga enojada antes de colgar estrepitosamente.
- ¿Otra vez lo mismo Helga? – Helga reconocería esa voz en donde fuera.
- ¿Arnold? es decir, ¡estúpido cabeza de balón! Tu consejo no sirvió de nada, no hallé ningún héroe.
- Todos eran héroes Helga, solo que tu no quisiste reconocerlos. ¿Por qué alejas a las personas que te quieren ayudar como Phoebe?
- A que te refieres bobo – dijo Helga mientras oía una respiración ruidosa atrás de ella - ¡Yo no alejó a nadie! – exclamó enojada mientras golpeaba a Brainy sin mirarlo.
Arnold solo la miró cansado.
- Helga, si no puedes respetar a alguien lo suficiente para que sea tu héroe, tendrás que llamar a las figuras de autoridad – dijo Arnold entrecerrando los ojos.
- Estoy tan desesperada que cualquiera es bueno, ¿donde están? – dijo Helga
- En ese edificio, pero espera, están…
Helga no se quedó a escuchar a Arnold, entró como de rayo al Karaoke Klub, donde presenció una visión terrible: El Director Wartz, el Señor Simmons y Miriam haciendo un trío de Karaoke.
- Noooo, ¡voy a buscar sola a mi papá!- dijo Helga, ahora si en el colmo de la desesperación.
- Helga, confía en ellos – dijo Arnold.
- ¿Ese trío de payasos? Ni loca. – respondió Helga corriendo en la oscuridad.
- Helga, espera, que las figuras de autoridad hagan cosas que te avergüencen no es motivo para que tú no les pidas ayu… eh, ¿Abuela?
- Soy María, Reina del Disco…
- Galletita, ¡estás loca!
- ¡Abuelo!
Helga no se quedó a ver esta última escena, volvió corriendo al punto donde había visto por última vez a Bob y comenzó a gritar. Lo hizo por lo que a ella le pareció una eternidad, hasta que escucho la voz.
- Ayúdame, ellos me tienen – la voz de Bob parecía venir de todas partes y específicamente de ninguna.
- Papá, papá, ¿Dónde te tienen?
- Aquí, aquí, He estado pensando en los últimos años, ¿Cómo iba yo a saber que todo resultaría mal? ¡Por favor dale otra oportunidad al gran Bob!
- ¿Pero dónde estas?
- Jamás te volveré a ver, jamás. – Helga escuchó a Bob gritar.
- ¡NO! TE ENCONTRARÉ, LO JURO, SIGUE GRITANDO, ¿DONDE ESTAS PAPA?
- ¡AYÚDAME OLGA!
- ¡SOY HELGAAAAAAAA! - le gritó Helga a la oscuridad.
Y en ese momento, Helga despertó. Estaba en la oscuridad de su cuarto. La pesadilla había sido muy real. Helga de pronto sintió mucho frío. Fue como apenas unos años antes, cuando despertaba y veía la cama mojada. Sin nadie en quien confiar sus pesadillas, excepto ese chico de cabeza extraña.
La habitación de sus padres estaba a tan solo un pasillo. Pero Helga sabía, mejor que cualquier otra cosa en el mundo, que ella no sería capaz de recorrerlo para pedirles a sus padres que la dejaran dormir con ella. Había sido solo una tonta pesadilla, ella ya tenía nueve años (aunque estaba segura que Bob y Miriam no recordarían su edad) y ella no era una miedosa que se acobardara tan fácilmente.
Helga se acurrucó en su cama, entre la oscuridad de la noche, para luego dormirse. Helga, la niña quien sería capaz de enfrentar cualquier cosa, excepto el miedo que tenía a tener confianza en los demás, sobre todo en sus padres, no quiso enfrentar la verdad que más le dolía. Tal vez Bob no había sido raptado por extraterrestres, pero al final daba lo mismo: Ya fuera que Bob se encontrara a miles de kilómetros en otro planeta, o a unos pocos pasos, en la habitación al otro lado del pasillo, Helga no se sentía capaz de atravesar la inmensidad del espacio que se extendía entre ella y su padre.
