Disclaimer: Yo no poseo los derechos de Hey Arnold, estos pertenecen a Nick y a Craig Bartlett, esta historia es sin fines de lucro.
Otra vez me retrase para poner este capítulo, les pido disculpas a todas las personas que siguen este fic, ahora tengo más reviews:
Sarahi: Gracias por notar a mi personaje favorito (solo lo notan cuando lo golpean) y a Rhonda manipulando a Harold (¿pero eso no es muy difícil verdad?). Me encanta que hayas notado que Bob si trata de encajar en el mundo de Helga, logrando hacer más grande el abismo entre ellos. Esas cosas pasan mucho en la vida real.
Natty: ¡Que bien que te agrado la explicación de Phoebe! (aunque yo también me quedé con mi cara de What?)
La parte de Brainy y Big Bob es la que con más cariño hice, gracias por notarla. Brainy es mi personaje favorito porque es el único que conoce, comprende y ama a Helga por lo que es. ¡Su trabajo y buenos golpes le ha costado! Quise mostrar como nadie es un completo idiota desconsiderado, incluso Bob y Helga pueden ser amados a pesar de su actitud.
En cuanto al proyecto Minderiano¿notaste que Phoebe se puso nerviosa cuando Helga habló de extraterrestres? La respuesta a tu pregunta estaba en un fic aquí mismo en fanfiction, que fue "purgado" del sistema, pero es uno de los mejores fanfics de HA. Publicado por Megawacky Max, si quieres, mandame un mail y te paso la dirección por correo.
Ipdar: ¡Mami, mami, Ipdar se burló de mí! Te agradezco mucho que hayas notado la parte que con más cariño hice en el fic. Pienso que Bob no es tan tonto e insensible como nos parece a todos. A lo mejor no quiere enfrentar que Miriam podría ser alcohólica y por eso se refugia en el trabajo, la tele y la hija con la que hizo un "buen" trabajo, Olga. En todo caso, ni Bob ni Helga son santos. Hasta parecen padre e hija.
Si, a veces los padres hacen más caso a otros que los hijos, quien sabe porque, pero al menos, Bob sigue siendo un tacaño abusivo.
Mr. Orange. Te agradezco profundamente tus amplios reviews. Como dices en el primero, queria un título que explicara las historias asombrosas que todos tenían para contar (Miriam, Sid, Arnold, Lila). En cuanto a la relación Lila – Arnold – Helga, Arnold ahora tiene que tratar de entender a Helga, lo cual, podría decirle Brainy, es tan difícil como peligroso. Pero Arnold es un caballero y estoy seguro que primero "terminaría" con Lila (ella lo terminó mucho antes pero el sigue terco). El que los sorprenda Helga abrazados es algo que podría haber estado en el show.
Gracias por notar la escena Harold, Rhonda y Sid. Sid se esta ganando la venganza de mucha gente en el fic. Me agrada mucho que todos, incluyéndote, hayan notado la parte de Brainy, con quien me identificó más en la serie. Revisaré lo de Courtney.
Por último, los informantes misteriosos, son, efectivamente: Profesor Crocket, creyente en las hadas, Dib, investigador paranormal junior, Tucker, amigo de un adolescente fantasma, y Dil, loco obsesionado con extraterrestres en "rugrats crecidos". Tu sugerencia será tomada en cuenta en futuros capítulos.
Y ahora si al fic:
V: Viaje a las estrellas 2: La Ira de Helga.
Ah Kirk, mi viejo amigo. ¿Conoces el proverbio Klingon que nos dice que la venganza es un plato que se disfruta mejor frío? Es muy frío en el espacio. -Khan. Star Trek: The Wrath of Khan
Cuando el mundo de una persona se derrumba, regularmente esta discrimina los detalles que suceden a continuación. Helga jamás recordaría haber ido en el auto con Bob para dejar a Sid en su casa, ni tampoco como ella y Bob volvieron a su hogar, ni siquiera lo que su familia cenó esa noche. En cambio, recordaría a las ominosas nubes juntarse amenazando tormenta justo antes de que el sol se ocultara, el haber visto fijamente el sillón de la sala donde unos meses antes Bob le dijo al estafador de Doug Lesham que él sería para Bob "el hijo que nunca tuvo", y, tal vez más que ninguna otra cosa, recordaría el aspecto de la camiseta rosa con la leyenda "Big Bob Beepers" que colgaba de uno de los ganchos de su guardarropa.
Era una camiseta talla chica, rosa, con amplio cuello y mangas que le llegaban a Helga hasta arriba de los codos, con un gran circulo blanco en el frente en el que se leían las palabras "Big Bob Beepers", con una corona sobre un localizador, campeando en su centro. Era casi cómico ver como el Gran Bob se tomaba tan en serio el auto impuesto título de "Rey de los localizadores". Desde la competencia del Día de los Padres, Helga no había vuelto ni siquiera a considerar la idea de ponerse otra vez esa camiseta, uno más de los muchos monumentos erigidos a la ambición, egolatría y mal gusto del patriarca de los Patakis.
Y ahora Helga, encerrada en su guardarropa, con el último altar en aras de Arnold a su espalda, no podía dejar de ver la horrible camiseta. A pesar de haberle confesado sus sentimientos a Arnold en la azotea de la torre FTI, aquel fatídico día, Arnold había elegido a Lila. Y ahora, el gran Bob la abandonaba por Sid, un neurótico paranoico y demente que no había hecho nada en su vida además de creerle a Bob su loca historia de encuentros extraterrestres. La olvidada camiseta con el símbolo Big Bob Beepers le parecía ahora a Helga un símbolo hueco, no de lo que tenía, sino de lo que había perdido.
El guardarropa de Helga era un lugar muy especial. Era el lugar más seguro del mundo para ella, el lugar donde podía expresar sus sentimientos de amor, largo tiempo contenidos. Sin embargo, ahora sentía miedo. Y dolor. ¿Qué había sucedido mal¿Por qué Arnold no podía amarla¿Por qué estaba obsesionado con Lilaaaaaa? Cierto, era hermosa, inteligente, vestía bien, tenía modales, sofisticación, sentido del humor y era la niña más tierna de la escuela, pero ella jamás, jamás podría amar a Arnold de la forma en que Helga lo hacía. Helga había pensado que Arnold entendería eso y la elegiría a ella sobre esa mosca muerta presumida, pero tal vez había sido solo un sueño.
Y ahora Bob, su propio padre, también la abandonaba por otro.
Y con quien se lo hacía. Con Sid, un tipo paranoico y mentiroso, exagerado y grosero, hipócrita y mentiroso, era tu amigo un instante y en el siguiente momento te enterraba un cuchillo en la espalda, un revoltoso y una gallina… ¿Por qué a Sid, precisamente? Olga era perfecta, ya lo sabía, pero Sid no era para nada perfecto. ¿Sería porque Bob quería tener un hombre para manejar su imperio¿Un heredero al trono del Rey de los Localizadores?
¿Qué había hecho Helga para merecer esto?
De pronto, Helga se dio cuenta que la última vez que ella había pasado un buen tiempo con su padre aparte de cuando ambos se burlaron de los zoquetes que habían pagado para ver durante tres horas un musical de ratas cantantes, fue cuando Bob la cargo en hombros antes de darle una paliza a Nick. Por contraste, Helga recordó los malos tiempos: Como Bob le había pagado - ¡A Arnold, precisamente a él! – para que la dejara ganar en el concurso de deletreo, sus abusos en el campo de golf, como Bob había querido derribar al gran Pete, como había destruido la visión artística de Arnold con su carro alegórico localizador gigante, y, lo último en orden pero no en importancia, como Bob había querido destruir el vecindario para tener su Super Emporio de Localizadores Gran Bob…
Pero luego, Helga reflexionó, estaba la otra cara de la moneda: Como Helga había estado ausente de la fiesta de cumpleaños de Bob, y solo le dio un regalo y un beso para irse inmediatamente después, como Helga había renunciado a ser su caddy en el campo de golf, como perdió a propósito en el concurso de deletreo, como manipuló a Bob con el carro alegórico y con su presencia en la casa del árbol del viejo Pete, como lo engañó para que despidiera a Inga, como lo traicionó con el abuelo de Arnold en el día de los padres, como conspiró para evitar que destruyera el vecindario y expandiera su imperio de localizadores… a la vista de todo esto, Helga no podía negar que ella tampoco había sido, lo que se dice, una gran hija…
Si, Bob había lastimado los sentimientos de Helga muchas veces. Todas las veces que la llamaba "Olga", toda la atención que le dedicaba a Olga y no a ella, todos los momentos tiernos que Helga había tratado de compartir con Bob y que Bob había arruinado (su felicitación en el campo de golf, cuando le pidió un consejo para la pelea con Patty, el mostrarle su disfraz de extraterrestre… ¡malditos sean los extraterrestres!).
Sin embargo, ahora la camiseta rosa era un símbolo. Un símbolo de que Bob SI la quería, que se había tomado valioso tiempo de su amado imperio de localizadores para dedicárselo a ella, a Helga. Claro, Bob había encontrado la manera de arruinarlo todo, como de costumbre, pero Bob había ido al día de los Padres y había participado en los estúpidos concursos del cursi del maestro Simmons con ella. Y ahora…
Y ahora…
Helga pensó en Phoebe, su mejor amiga. Cuando Helga se sentía mal, era Phoebe quien lloraba. Así había sido en la obra de teatro de los 3 grupos de alimentos: el musical de Helga Pataki, así había sido hacia solo unas horas. Helga tal vez debería llorar, pero descubrió que no podía. Solo había llorado por la gorra de Arnold, o cuando descubrió lo cruel que había tratado a Lila cuando esta llegó a Hillwood, pero ahora, por alguna causa, Helga no podía llorar, aunque quería hacerlo. Reflexionó que, aún antes que Arnold, Helga había deseado que Bob la… amara. Que ella y Miriam lo hicieran. Ellos le habían roto el corazón aún antes que Arnold…
Tal vez a Helga ya no le quedaran más lágrimas…
En un gesto de sentimentalismo que probablemente lamentaría en la mañana, Helga se puso la camiseta rosa sobre su pijama, como un amuleto para conservar el poco amor que le quedaba de su padre. No sabía cuanto tiempo había pasado dentro del closet, pero cuando se acostó, notó que la lluvia azotaba furiosamente los cristales de su ventana. Como si los cielos hubieran decidido sustituir a Phoebe.
Con la cabeza en su almohada, Helga cerró los ojos, y empezó lo que sería su largo viaje hacia la noche…
"Estos son los viajes de la nave Sunset Arms, - dice la voz de Big Bob en una pantalla de estrellas - la cual esta en una expedición para salvar a los padres de su capitán, Alfred".
"¡Es Arnold papá".
"Ah si, Arnold. Me confundí. En una misión de cinco años, la nave va a ir a descubrir nuevos mundos y nuevas civilizaciones. ¿Dios mío, quien escribe estos diálogos?"
"¡Papá"
"Bien, bien, La nave esa va a ir a donde ninguna otra nave jamás ha ido"
Luego sale la canción original de "Viaje a las estrellas", cantada por Miriam, ante la mortificada mirada de Helga. Bob prosigue con su narración.
"Bitácora espacial 20.2.3. En nuestro capítulo anterior, el heroico capitán Arnold había ido al misterioso planeta de la gente de Ojos Verdes por una llamada de auxilio, que resulto ser una trampa de la malvada villana recurrente Lilasa Yer".
En la arena de peleas, vemos al capitán Arnold, vestido con el uniforme de capitán de la flota espacial, atado a una mesa, mientras escucha a su captora, la hermosa pero malvada Lilasa Yer, quien usa un coqueto uniforme verde con minifalda y botas negras. En el fondo se ve a los guardias de Lilasa Yer: Rutmac Dogal, Sum mer, Ma Ria, Maryma Rgareth y Misfel Ter. En estos momentos, Lilasa Yer le explica al Capitán Arnold su cruel destino.
"Bien capitán Arnold¡parece que ha caído en mi trampa"
"Solamente alguien tan malvado como tú Lilasa, podría usar una señal de auxilio de una forma tan baja".
"Ah, pero resultó¿no es así? Yo sabía que el noble y heroico capitán Arnold estaba al pendiente de cualquier llamada de auxilio, esperando que fueran sus padres. Y ahora yo tengo tu completa atención"
"¿Y que plan maligno tienes esta vez, Lilasa?"
"Oh estoy tan segura de que quiero contártelo, has sido capturado para ser llevado como esclavo a nuestro planeta¡el Planeta de las Mujeres Perfectas!"
"Pero yo creí que yo no te gustaba te gustaba, que solo te gustaba".
Luego vemos que ambos se encuentran dentro de una pantalla, donde son observados desde el puente de la nave Sunset Arms por la primer oficial Phi B. y el doctor McJohansen, alias 'Cabellos'.
"El capitán Arnold parece haber sido abducido por un ser fisiológicamente perfecto con el objetivo de convertirlo en un engrane más para la reproducción de su raza perfeccionada genéticamente. ¿Alguna propuesta para la solución, doctor McJohansen?"
"Bueno Phi B, yo aún no veo cual es el problema de Arnold."
"Su afirmación no es lógica, doctor McJohansen. Y desde mi particular punto de vista, ni siquiera es graciosa. ¿Cómo sugiere que salvemos a nuestro capitán?"
"¿Y yo que sé Phi B¡Yo soy un médico, no un doctor del corazón! – luego pone una sonrisa seductora - ¿o si lo soy¿Tú que opinas, Phi B?"
La primer Oficial Phi B se las arregla para ocultar un ligero sonrojo.
"Doctor Johansen, nunca podrá comprenderlo, nunca podrá saber el drama que representa ser un mestizo, mitad vulcano, mitad minderiano…"
"Oh, pero Phi B, ciertamente puedo intentarlo, mira¿qué tal si tú y yo…?"
"¿Disculpen, pero nos permiten proseguir? – dice Arnold molesto desde el monitor de la nave."
"Permitiendo – dice Phi B. – adelante."
"Bien Capitán Arnold – prosigue Lilasa Yer. – para responder a su pregunta, le diré que usted no me gusta me gusta, solo me gusta, pero tengo que hacer esto a petición de la Reina de las Mujeres Perfectas y Princesa de los Localizadores, la poderosa ¡Olgapa Taki!"
Se enciende dramáticamente una proyección detrás de Lilasa Yer y aparece una enorme fotografía de Olgapa Taki, sonriendo. De sus dientes perfectos sale brillo.
"Tu reina me hace los mandados¿Cómo ves Lilasa?" – se oye una voz.
"¿Quién se atreve a insultar a la poderosa reina del Planeta de las Mujeres Perfectas? – responde furiosa Lilasa Yer".
"Yo, la Princesa del Planeta de las Amazonas Guerreras: Hell Gal".
Aparece Helga rompiendo la pantalla (y con ella la imagen de Olgapa Taki) vestida como amazona guerrera, con un casco vikingo.
"¡La Princesa Renegada! – Dice Lilasa Yer con odio y alarma. - ¡Guardias!"
"¡Así serás buena Lilasa¡Llamando a tus guardias montoneras en vez de enfrentarme! – dijo Hell Gal – te reto a un duelo mortal por el cabeza de balón".
"Estoy tan segura de que acepto tu desafío" – dice Lilasa Yer, saltando a la Arena.
"Primero tú, después el capitán cabeza de balón, luego la odiosa Reina Oooooolgapa¡nada ni nadie se interpondrá en mi conquista del espacio!" – gritó Hell Gal.
"Disculpen¿puedo opinar?" – preguntó el capitán Arnold.
"¡NO!" – Respondieron ambas.
Entonces se inicia una gran batalla entre Lilasa Yer y Hell Gal para obtener al capitán Arnold, suena música dramática en el fondo, ambas guerreras manipulan en forma experta sus lanzas energéticas, el equilibrio del poder entre la perfecta técnica de Lilasa Yer y la enorme agresividad de Hell Gal parece prolongarse cuando de pronto… Sid y Bob aparecen en el fondo, platicando mientras caminan.
"¿Qué?" – exclama Hell Gal mirándolos sorprendida.
"Te has distraído en batalla, un error fatal" – grita Lilasa Yer mientras amenaza a Hell Gal con su lanza y la ataca por la espalda.
"Oh, espérate" – dice Hell Gal fastidiada mientras le responde su ataque con su lanza, sin voltear a verla, (tiene mucha práctica golpeando a Brainy sin voltear a verlo).
Hell Gal ve a Sid y Bob caminando y platicando muy divertidos, y su ceño se frunce amenazadoramente.
"Bueno, esto se acabo, váyanse".
El capitán Arnold y Lilasa Yer la miran dudosos
"¿Cómo váyanse¿Y el duelo?"
"¡Váyanse ya par de payasos!"
El doctor "cabellos" y la primer oficial Phi B. aparecen gracias a un rayo transportador.
"¿Y nosotros?"
"¡Criminal! Ustedes también. Quiero estar sola."
"¿Y las guardias?"
"Dales el día libre, vivan mucho y prosperen y todo eso ¡Doi!"
Hell Gal ya no existe, ahora solo esta Helga quien corre sigilosamente detrás de Sid y Big Bob. Lilasa Yer se convierte en Lila sosteniendo una lanza de utilería, Phoe B. en Phoebe con unas orejas de vulcano de las que venden en las convenciones de historietas, y el doctor Cabellos en Gerald, quien esta muy enojado.
"Bueno, esa Helga nos dejo en medio de un sueño, no puedo creerlo."
"Estoy tan segura de que debe tener sus motivos."
"¡Justo cuando ella estaba teniendo un sueño que a mí me gustaba!"
"Oigan, chicos, - dijo Arnold - ¿me pueden desatar de la mesa?"
Phoebe, Lila, Arnold y Gerald se van, de bastante mala gana, mientras Helga espía a Sid y a Bob, quienes se separan cuando llaman al celular de Bob. Bob comienza a hablar y, mientras tanto, Sid toma un enorme traje de buzo, igual al que llevó a la escuela cuando estaba convencido de que tenía gérmenes.
El traje se queda junto a Bob, mientras este sigue hablando. Helga comienza a fruncir el seño. En cuanto se voltea Sid, va a ver el traje, abre el casco… para descubrir a Bob. La cara es tan parecida a la de Bob, que podría ser un clon…
Helga decide preguntarle a Sid de una muy buena vez que esta pasando, de pronto Sid se separa de Bob y Helga lo sigue…
"Sid¿Qué esta pasando aquí?"
"¿A que te refieres Helga? – pregunta Sid inocentemente, lo que enfurece a Helga".
"Te voy a explicar a lo que me refiero, fenómeno narigón". – dijo Helga agarrándole la nariz a Sid, solo para que se le quede entre las manos.
Helga miró la nariz en sus manos unos momentos, se queda sorprendida y dice, titubeando:
"¿Qué, qué es esto? Yo no apreté tan fuerte¿Qué pasa¿Usas un disfraz?"
Sid mira a Helga, con su cara sin nariz, de repente, con una mano, se toma la gorra y se quita todo su disfraz de humano, para dejar solo a una figura verde, con todo el parecido a una rana.
"Bien terrícola¡se acabaron los juegos¡En realidad, yo soy Zie - Geldon un soldado de la avanzada que conquistará la tierra para el planeta de los Hombres Rana!"
"¿Queeeeeeeee?"
"¿No lo hubieras imaginado nunca, verdad¡El disfraz de paranoico funcionó perfectamente!"
"¿Hay un planeta de hombres rana?"
"Si, nuestro plan es secuestrar a los miembros más molestos y agresivos de la sociedad terrícola, para sustituirlos con clones simpáticos. Los demás terrícolas estarán tan ocupados disfrutando que haya un idiota menos en el mundo, que jamás se detendrán a preguntarse el porque del cambio. Y cuando lo descubran¡será demasiado tarde! – gritó Sid."
Helga se queda mirándolo fijamente
"¿Y por qué me cuentas tu plan?"
Zie - Geldon solo sonrío. Era una sonrisa siniestra, principalmente porque no tenía dientes. Helga sintió un escalofrío en su espalda, volteó y vio otro traje de buzo, pero de su tamaño, detrás de ella.
"¡Auxilio, todos vamos a morir¡Los extraterrestres quieren que yo me porte simpática!" – gritó Helga desesperada, comenzando a correr en la oscuridad.
"¿Algún problema, Helga?" – dijo una voz extraña. Era una voz que Helga conocía bien, una voz¿como decirlo, burbujeante de felicidad.
"¿TÚ?" – Gritó Helga, olvidando por completo a la invasión de los hombres rana…
"Si, yo, hermanita bebe, he venido a ayudarte" – dijo una voz en la oscuridad.
"¡SAL INMEDIATAMENTE DE MI SUEÑO!" – gritó Helga.
"Pero hermanita…" – gimoteó la voz en la oscuridad.
"No Olga, sal inmediatamente, tengo que soportarte en la casa, pero no te voy a soportar en mi sueño¡ni loca!" – gritó Helga convencida.
"Calma, calma, hermanita bebe. No quieres perder los estribos ahora¿verdad?" – dijo una voz de Olga mucho más dulce de lo normal – "No te conviene".
"¿De que hablas Olga?" – dice Helga enarcando su uniceja. – "Dame una buena razón para que yo deba escucharte".
"Bien hermanita bebe, una buena razón sería… que soy la única oportunidad que te queda".
"¿A que te refieres Olga? – dijo Helga fastidiada – ¡Tú arruinas mi vida sin siquiera intentarlo! bastante tengo con soportarte en el mundo real¿no puedes dejarme en mis sueños en paz?"
"Ah, pero a ti te gusta que yo aparezca en tus sueños, sobre todo llorando¿ verdad, hermanita?" – dijo la voz, con una entonación diferente. – "¿No te gustaría saber como fue, querida Helga?" – de pronto la silueta de Olga salió de la oscuridad, el mismo chaleco negro con camisa blanca, la misma minifalda verde de siempre que se le veía tan bien, la misma imagen perfecta, pero no se le veía la cara, cubierta aún por las sombras.
"¿Cómo fue qué?" – respondió Helga de muy mala gana.
"Vivir sola, con mami y papi, sin ningún hermano que estuviera ahí junto a ti para protegerte…"
"¿Protegerme¿Protegerme de que¡Tú nunca me protegiste de nada!"
"¿Ah no, hermanita bebe? – La figura de Olga se acercó más a Helga - ¿Crees que la vida fue injusta contigo¿Qué a nadie le agrada como eres?"
Por un momento, algo cruzó por la mente de Helga. Se sintió amenazada.
"¿Qué te parecería estar condenada a NO ser tu, sino solo una muñeca de cuerda?"
De pronto la oscuridad dio paso a la luz, y Helga pudo ver la cara de Olga como una hermosa, pero fría y distante, cara de porcelana.
"Aaaaaay¿que es esto?" – gritó Helga realmente asustada.
"No te asustes hermanita Bebé, solo quiero aconsejarte algo…" - dijo Olga, su cara de nuevo en las tinieblas, con su voz llena de alegría artificial.
"¿Aconsejarme, que?"
"Primero que nada¿Qué sientes por mí?"
"¿Qué clase de pregunta es esa?"
"Tú me amas¿no es así?"
Helga se quedó sin aliento.
"¡No es cierto!" - dijo en cuanto pudo recuperarlo.
"Claro que si" – respondió Olga – "todas las oportunidades que has tenido para vengarte de mí, las has desperdiciado por eso¿no?".
"Bueno…"
"Lo que quiero decir, Helga, es que ambas somos hermanas, somos Pataki. Tal vez te haya robado la atención de mami y papi, pero lo hice porque la necesitaba. Tenía derecho a ella, yo también soy su hija. Los quiero a ellos, a pesar de lo que me hicieron, y también te quiero a ti, y me quieres a mí…"
"Ve al grano Olga" – interrumpió una aburrida Helga.
"Bien, el asunto es que si Papi va a querer a alguien a estas alturas del partido, será a una Pataki, y no a un… eh¿como se apellida Sid?"
"No lo sé – dijo Helga, como dándose cuenta por primera vez.
Las hermanas Pataki se miraron muy confundidas.
"Bueno, como sea, tienes que hacer algo para que Sid ya no este con Papi."
"Algo¿a qué te refieres, con algo?"
"Los accidentes suceden…"
Helga no podía creerlo
"Olga¿comprendes lo que sugieres?"
"No te aconsejo nada que no hayas hecho antes¿recuerdas a tu nana Inga?"
La expresión culpable de Helga demostraba claramente que si se acordaba.
"Ella se entrometió contigo, y pagó el precio. Pero esto no se trata de otras personas, hermanita bebe, se trata de ti…"
"¿De mí?" – repitió Helga.
"Si Helga, de ti, porque tal vez tu no eres la más inteligente"… - la voz seguia siendo de Olga, pero ahora la figura era la de una Phoebe con la cara oculta en las sombras…
"…ni eres la más popular…" – Phoebe se convirtió en Rhonda, de nuevo con la cara oculta en las sombras…
"…tampoco eres la más sensible…" – Rhonda se transformó en Sheena, sin mostrar su rostro…
"…ni la más hermosa…" – Sheena se transformó en una Ruth con el rostro oculto…
"…y no eres la más dulce…" – Ruth se convirtió en Lila
"… o en resumen, no eres perfecta" – la figura de Olga volvió a aparecer – "… pero tienes sentimientos, ideales y convicciones. Y entre estas últimas, esta la de saber que la vida te ha tratado injustamente y es justo que alguien pague y que ese alguien no seas tú."
"¿Y el punto Olga, el punto al que tan lentamente tratas de llegar? – dijo una impaciente Helga."
"El punto es, Helga, que no debes dejarte presionar por tu amigo el narizón", – dijo la figura de Miriam – "y decirle que no te va a quitar a tu papa tan fácil. Debes decirle: 'Soy una mujer, y se rugir'. ¿Te sirvió el consejo, Helga?"
Helga iba a responder cuando de pronto escuchó una voz tranquilizadora:
"No la escuches Helga, solo quiere engañarte… tu eres mejor que eso…"
Helga se volvió para comprobar que no era otro más que…
"¡Arnold, es decir¡Estúpido cabeza de balón¿Qué haces aquí?"
"Quiero prevenirte contra esto¡Esta cosa no es tu hermana!".
"¿Y porque tendría que escucharte?" – dijo Helga, muy enojada.
"Porque es lo correcto. El que Sid y tu papá congenien no quiere decir que el te quiera menos, tu lo sabes Helga, sabes que es lo correcto no tratar de dañar su amistad ¿Verdad?"
"Yo… no…" - dijo una Helga dudosa…
"¡Por favor Helga¡Eres mucho mejor que esto, una y otra vez me lo has demostrado, no caigas en el juego de esta cosa¿no sabes qué es?"
De pronto, la sombra que era Olga se arrastró junto a Arnold y tomó de nuevo la forma de Lila, y al verlos juntos, Helga se puso furiosa, y sintió que una calma fría y calculadora se apoderaba de su corazón.
"Y bien Olga" – Helga volteó, justo para ver a la sombra de nuevo con la figura de Olga, olvidando por completo a Arnold, - "¿Qué me estabas diciendo?"
"Que nadie te va a quitar el amor de Papi, Arnold tiene derecho a elegir a quien amar…"
"¿Ah si¿Desde cuando?" – preguntó Helga.
"Bien, bien" – concedió Olga – "pero el punto es que Papi tiene que amarnos a nosotras, sus hijas. Debes dejarle claro a ese tal Sid que nadie te va a quitar a tu papa…"
"Si…"
"¡Vives bajo una tiranía implacable, tienes que destruir, o serás destruida!"
"Ajá…"
"¿Me estas poniendo atención?"
"¿Por qué hacerlo Olga? Es decir¿Por qué tengo que hacerte caso? Ninguna de las cosas que haces me ha beneficiado¿Por qué escucharte ahora?"
"Ah, entiendo, desconfías de tu propia hermana… bueno, me amas, pero me odias: no importa, te propongo… un trato" – dijo Olga.
"¿Un trato?" – preguntó Helga muy interesada…
"Claro, destruye a Sid, y luego ambas arreglaremos nuestras diferencias con Papi, -¿qué te parece?" – dijo Olga con su voz llena de alegría burbujeante.
Helga pareció pensarlo durante unos instantes.
"Trato hecho". – respondió Helga.
De pronto, ambas comenzaron a reír, una risa que solo podría calificarse como villanesca. Si Helga hubiera puesto atención, habría notado que la risa de Olga no era la que su hermana acostumbraba, sino que era idéntica a la suya.
Pero Helga no prestó atención, porque de pronto, cortó su risa y dijo:
"Ahora si Olga¡LARGO DE MI SUEÑO!"
"Si, ya me voy" – dijo la sombra de Olga, con un tono de voz que parecía el de Helga.
"Bueno¡ahora si Sid, ya sacaste boleto!" – le respondió Helga a un paciente extraterrestre, que se había pasado todo el tiempo mirando hacia una pantalla donde estaba Sydney, su mascota en la vida real, una verdadera rana con una corona.
Helga se acercó y primero rompió los trajes de buzo que albergaban los clones de su padre y de ella misma, empapándose en el proceso de una asquerosa baba verde.
"¿Con que querían que yo me portara amable, no?" - Le dijo Helga a Sid con una sonrisa salvaje. – "¡Ahora mismo me devuelves a MÍ padre y a MÍ Planeta!"
El hombre rana llamado Sid comenzó a correr, pero Helga lo persiguió, mientras corrían pasaron por una señal que decía:
"PLANETA PATAKI, AMALO O LÁRGATE"
Sid tropezó, como todos los perseguidos en las películas de terror tropiezan, y fue alcanzado por una furiosa Helga, quien utilizó a la Vieja Betsy y a los cinco vengadores para rodear el baboso cuello de Sid, y apretar, apretar, apretar, mientras reía una aterradora risa de triunfo cuya intensidad aumentó en la noche, cada vez mas fuerte, hasta que al fin la despertó el sonido de su propia risa.
Cuando Helga despertó, se encontró estrangulando a su almohada.
Helga frunció el ceño, aventó la almohada al piso, separo las cobijas, encendió una lámpara para leer y se puso a pasear por la habitación. Algunos tipos se habían buscado problemas con ella y como que se llamaba Helga G. Pataki que con ella los iban a encontrar. Primero sería el paranoico de Sid, luego la mosca muerta de Lila, y, última en orden pero no en importancia, la odiada Olga. Todos ellos ahora si iban a saber lo que era bueno.
"¿Pero cómo? – se preguntó Helga en voz baja - ¿Cómo podré llevar a mi cabo mi justa venganza…?"
En ese momento, el viento sopló y abrió la ventana de Helga, desordenando su habitación. Helga se dirigió a la ventana y la cerró. Luego se fijó en la mesa, donde estaba todavía el libro que ella no le había entregado a Sid. El libro estaba abierto en una página que el viento había señalado al azar, así que Helga se dirigió a cerrarlo, pero no lo hizo. Porque su atención fue capturada por un grabado en la página.
Helga examinó con atención la página. Mostraba el curioso grabado de un hombre asustado, en medio de un bosque de aspecto sombrío, mirando la luna llena. Su rostro era una máscara de terror. Movida por un impulso indefinible, Helga volteó la siguiente página, para mostrar a un horrible monstruo peludo con apariencia salvaje, en exactamente la misma posición y en el mismo bosquecillo que estaba el hombre de la página anterior.
Helga tuvo una inspiración. En medio de la oscuridad de la noche, desafiada por tan solo una minúscula lámpara para leer, su mente bosquejó un plan tan maligno y sutil como ingenioso y brillante. Un rayó iluminó la habitación, seguido de otro, y de otro más, dejando ver a una Helga con una sonrisa cruel, la cual se convirtió en una risa de alegría, la retorcida satisfacción que solo brinda la crueldad.
En Hillwood, las oscuras nubes seguían derramando lluvia, evitando que los lastimosos seres que habitaban la ciudad pudieran apreciar el cielo. Pero sobre esas nubes, enorme, luminosa, e indiferente al sufrimiento humano, se alzaba la pálida luna llena, dando una silenciosa bienvenida a todos los monstruos en que los humanos se convertían, cobijados por las tinieblas nocturnas.
Siguiente capítulo: VI "La invasión de los ladrones de almas"
