Ron siempre había sido el mismo, desde que tenía dos años. Siempre había sido celoso con su hermana, pero sólo en los momentos en los que veía que otra persona se interesaba en ella. Cuando su padre, después de trabajar, se sentaba en el sofá a descansar, ya todos los niños Weasley dormidos tras la pelea diaria, y tomaba a su hija pequeña en brazos, Ron berreaba desde el parque, reclamando atención. Normalmente despertaba a más de un hermano.

En el colegio volvió a ocurrir lo mismo, y se celó demasiado cuando vio a su hermanita con Michael Corner. No era que el muchacho no le resultase simpático, era que su hermana era muy pequeña para pasearse del brazo de un moreno presuntuoso.

Por eso, cuando ante los ojos incrédulos de los presentes aceptó la idea de que Draco y su hermana estuvieran juntos, Ron se dio cuenta de que había cambiado.