¿Qué haces aquí?-

¿Qué haces tú?-

Yo pregunté primero-

"Y después dicen de mí" pensó Luna mientras miraba discutir a la pareja.

Creí que habías ido a reunirte con tu querido papaíto-

Para que veas, huyo de él-

¿Cómo has llegado hasta aquí?-

Una voz llegó de repente, dando paso a un chico con gafas, una chica de pelo enmarañado y el último, el más largo, con el pelo rojizo.

¡Vosotros!-exclamaron su amiga, Neville y ella a la vez-¿Qué hacéis aquí?

Cuidamos a Draco-explicó Hermione como si fuera lo más natural del mundo.

¿Quién creerías que lo haríamos?-exclamó divertido Harry.

Ginny no respondió, sólo suspiró fuertemente. Luna vio cómo la vena de su sien izquierda se hinchaba. Draco avanzó hasta ella, dispuesto a declararse y a enmendar sus errores.

Perdóname Ginny, te quiero-

Yo no-

Todos la miraron, todos excepto ella, que había leído en sus ojos todo lo que pasaba por su cabeza. Pero como nunca nadie le preguntaba…

¿Cómo que no me quieres?-

Ya no, después de lo del compromiso empecé a aceptar la idea de que tú te irías y yo me quedaría. La he aceptado y no hay vuelta atrás-

Todos vieron la decisión en sus ojos. Luna aplaudió mentalmente a su amiga.

Y ahora recoge tus cosas y vuelve a Hogwarts si todavía tienes algo de dignidad-

¿Y qué diré?-

Di que te mandaron a la Antártica, por ejemplo-dijo, poco interesada con el tema-Vamos.

Esto no quedará así-

Luna sonrió para sus adentros. Había ensayado con Ginny tantas veces esa escena. Y el pobre Neville, que sólo había sido una marioneta en sus manos.

Definitivamente, ser mala era mucho más divertido que ser buena.