Capitulo 1: Miroku, mi adorado tormento.

Habían pasado dos meses desde que Inuyasha y los demás habían derrotado a Náraku y habían regresado a la aldea de Kaede. La humanidad ya estaba fuera de peligro y todo era paz, tranquilidad y armonía. Era un ambiente de felicidad, calma y quietud. Bueno, no en todas partes...

- ¡DIABLOS! – grito una joven mujer muy alarmada - ¡Llevo toda la tarde buscando mi ropa interior! – continuó moviendo todas sus cosas con notable violencia.

- Tranquila, ya la encontraras, ten calma – le dijo otra mujer de cabellos negros, que en esos momentos estaba muy nerviosa sosteniendo muy débilmente una barra de chocolate – Oye Sango ¿sabes quien fue?

- Ahome que pregunta tan estupida - intervino Shippo - ¿Quién más va a ser que no sea...

-¡MIROKU! – gritó Sango furiosa - ¡Esto no te lo perdonaré! ¡Como se atreve a tomar mis cosas sin permiso, en especial mi ropa interior!.

- Miroku – dijo Inuyasha gruñendo un poco – siempre le ha encantado causar problemas.

-¡SI LO LLEGO A VER LO MATO! – grito Sango apretando los puños, conteniendo una inmensa rabia.

- Ahome... – le dijo Kikyo con voz muy baja acercándose a su oído - ¿No crees que Sango es muy estricta? No es que defiende a Miroku, eso nunca – terminó con esa aclaración ya que Ahome la veía con una cara que reflejaba gran sorpresa – lo digo porque como ellos son novios y llevan viviendo dos meses juntos, pensé que había más confianza entre ellos dos.

- En cierto modo – dijo Ahome – Sango no es tan dura, lo que sucede es que ella opina que dos meses es muy corto tiempo, que apenas están empezando a comprenderse. A pesar de que son novios, Sango no confía completamente en Miroku, cree que el aún tiene un poco de esa actitud pervertida con todas las mujeres y que ella deber seguir controlándolo, ella siempre va a estar muy alerta, por eso que esto la pone tan furiosa, por que confirma que Miroku en cierta forma sigue siendo el mismo monje pervertido que ella conoció.

- Ya entiendo – dijo Kikyo asintiendo con la cabeza – pero de todas formas Miroku sigue siendo un pervertido ¿o no? – esta pregunta la terminó esquivando un escudo que Sango había lanzado de lo furiosa que estaba y que le estuvo a punto de dar en el rostro.

- No se, es confuso – dijo Ahome esquivando una lanza - ¡Que cerca estuvo! – dijo mientras la lanza se estrellaba contra la puerta a solo centímetros de su cabeza – hay veces que pareciera, como hace dos semanas, cuando Miroku estaba ayudando a los campesinos a cargar arroz y de repente una chica que pasaba a su lado se tropezaba y se caía, yo lo vi, por un momento pensé que mientras la chica se intentaba poner en pie, el se inclino hacia ella, yo pensé que era nada más lo hacía por solo ver mejor sus piernas y ya sabes que más – Kikyo se estremeció de pronto – pero para mi sorpresa me había equivocado. Justamente cuando yo me iba a aproximaba a reclamarle ¡Inuyasha! ¡Shippo! ¡Esto es una conversación de mujeres! – exclamó al ver que Inuyasha y Shippo se inclinaban más hacia ellas – en vez de escucharnos ¡deberían, como hombres que son, especialmente tu Inuyasha, intentar detener a Sango antes de que destruya su casa y nos mate a nosotras! – Inuyasha y Shippo se quedaron firmemente en donde estaban - ¿qué acaso estoy hablando árabe? Vayan ¡AAAAAAAAAHHHHOOOORAAAAAA!

- Si Ahome. – dijo Shippo con voz entrecortada.

- ¡Mande usted capitana! – dijo Inuyasha sobresaltado por el grito y haciendo una pose militar e inmediatamente fue a donde estaba Sango y la intento inmovilizar apretándola con los brazos y Shippo apareció unas cuerdas mágicas que la ataron de pies y manos.

- Esto la detendrá por unos cuantos minutos – dijo Shippo con cierta calma – debemos vigilarla – Sango estaba intentando violentamente soltarse de las cuerdas.

- Es cierto – dijo Inuyasha – ya no cuento con mis poderes de demonio, pero se que puedo detenerla. De todos modos hay que estar muy alerta. ¡Miroku! ¿En donde se habrá metido?

En un rincón aparte...

- Interesante... tienes completamente dominado a Inuyasha – dijo Kikyo intrigada – aún cuando ya no tienes el control con el collar mágico, logras atemorizarlo, es admirable.

- jejeje gracias jejeje – contestó Ahome riendo con cierto nerviosismo – lo que pasa es que siempre he tenido que usar adecuadamente mi ira, además que de tantas veces que le he gritado supongo que debió de haberse acostumbrado, si quieres una explicación concreta creo que es un complejo psicológico, es decir teme de lo que yo sea capaz de hacer si mi ira llega a su máxima expresión.

- Quieres decir que a pesar de que ustedes discuten aún cuando ya son novios Inuyasha cede cuando presiente que estas muy enfadada ¿verdad?

- Algo por el estilo – dijo Ahome – solo que como en este caso fingí que estaba muy enojada cuando en realidad no lo estoy, es que a veces Inuyasha es un poco terco y eso es un poco incómodo, pero sólo algunas veces. Aunque sabes a pesar de todo amo a Inuyasha con todo mi corazón y mi ser. El es la razón de mi vida, la luz con la que despierto y con la que sueño, y lo que más me alegra y me conforta es que se que el siente exactamente lo mismo por mi – sus manos las colocó en su pecho y las oprimió en donde estaba su corazón que en esos momentos latía con rapidez y fuerza por aquel joven de cabellos negros y largos y ojos llenos de ternura y amor cada vez que los veía fijamente.

- Ahome – Kikyo la miro con cierta melancolía – no te preocupes no es nada – le dijo cuando Ahome la vio extrañada por aquélla expresión – solo es que me da tranquilidad verlos juntos. Ya te lo he dicho, a Inuyasha lo veo ahora como sólo un amigo, un gran y buen amigo, si ustedes son felices, yo lo seré – estas palabras las dijo con cierta dificultad.

- Gracias Kikyo – le dijo Ahome y de pronto la abrazó – me alegra tanto tenerte como amiga, que hayas podido comprendernos y además nos hayas dado tu apoyo – Kikyo recibió el abrazo con cierta lentitud – por eso me gustaría que encontraras alguien como Sango y yo. Alguien a que ames cada día más, alguien que te haga sonreír y ser feliz, alguien que a pesar de las discusiones y problemas al final te abrace y te muestre lo importante que eres para el y lo mucho que te ama – se soltaron y Ahome la miro con una mirada ilusionada – alguien que cuando llores seque tus lágrimas y te demuestre su amor con un beso en los labios. Créeme Kikyo, cuando lo encuentres, vas a sentir que la vida es maravillosa, no importa los obstáculos, el amor es la felicidad y la felicidad es eterna cuando en tu corazón hay amor.

- Espero que lo que digas sea verdad Ahome – le sonrió Kikyo, aunque claro, no todo era verdad.

- Y hablando de novios, espero que Miroku llegue, porque creo que las cuerdas de Shippo no resistirán mucho.

- Es cierto, pero que ataque de rabia le ha dado a Sango, ¿no lo crees? Creo que en eso si está exagerando.

- No, creo que se puso así es porque Miroku no ha tenido el valor de darle la cara, esta furiosa ya que la duda la carcome por dentro, quiere saber que es lo que Miroku tiene que decir a su favor, ella quiere que él sea sincero con ella, pero como ve que el huye, eso acaba con su paciencia y por eso casi destruye la casa

Las dos mujeres voltearon haber a Sango, las cuerdas estaban muy flojas, la chica estaba forcejeando, Inuyasha y Shippo estaban asumiendo posiciones de batalla, estaban muy concentrados y en suspenso, las cuerdas estaban rompiéndose, Sango se movía con más facilidad, estaban casi rotas, los chicos estaban a punto de acercársele para detenerla cuando de pronto.....

- SANNNNGOOOOO MI AMOOOOOORRRR ¡YA LLEGUE! – se escucho una voz masculina aproximándose a la choza.

- Ya llegó... – dijo Ahome con voz entrecortada.

- ¡MIROKUUUUUUUUUU! – Sango gritó con mucha fuerza al escuchar su voz.

- Oh por Dios.... – dijo Inuyasha – me retracto cuando lo critique por problemático, ahora siento mucha lástima por él.

- Por si acaso voy a rezar por el descanso de su alma – dijo Kikyo empezando a arrodillarse.

- Sango, cariño, ¿sucede algo malo? – el monje había entrado rápidamente y cargaba con un enorme bulto encima.

-¿CÓMO TE ATREVES? – rugió Sango al ver el enorme bulto encima -¡COMO TE ATREVES A AGARRAR MI ROPA SIN MI PERMISO! – se aproximó lentamente hacia Miroku hecha una fiera, los puños tenían venas latiendo, sus ojos se parecían a los de un león hambriento en vez de ser como los de un ser humano, su cara estaba contorsionada, se percibía un aura peligrosamente notoria y sus colmillos parecían mucho más afilados de lo normal. Miroku estaba aterrado al ver esto, quería moverse pero no podía, sus pies no le respondían, quería decir algo pero sus labios estaban paralizados, él esperaba sin todavía entender bien lo que pasaba su trágico final.

- Me dio mucho gusto conocerte Miroku – dijo Shippo con un pañuelo de lágrimas – a pesar de que fueras un degenerado monje amaestrado.

-¡Espera Sango! – reaccionó Miroku al ver que solo estaba a unos centímetros de él - ¡No es lo que parece! ¡Tiene una simple explicación!.

- ¿En serio? – dijo Sango con una expresión más calmada - ¿cuál es?.

- Veras Sango – empezó a hablar Miroku con más tranquilidad – esta mañana me desperté mucho más temprano que tu, vi la cantidad de ropa que había que lavar, entre esa, por supuesto estaba la tuya, entonces aprovechando lo temprano que era decidí ir al río, que en esos momentos estaba solo y ya tu sabes que siempre en la mañana el río esta mas limpio, llevé la ropa, me pase la mañana entera lavándola – Miroku le enseñó una de las prendas a Sango y esta observo que efectivamente estaba lavada – luego la dejé secar en una parte escondida, lejos del río para que no me la robaran, la tuve que dejar allí porque tuve que ir a ayudar a los campesinos con sus quehaceres, hace pocos minutos terminé y vengo de recoger la ropa, que nadie robó ni una sola prenda – terminó con una sonrisa.

- ¿Por qué no me avisaste? – Sango estaba radiante de felicidad, eso le demostraba que Miroku había cambiado y que ya no tenía que temerle al pervertido de antes

- No quería despertarte tan temprano – dijo Miroku tomándole ambas manos – yo sabía que te habías acostado muy tarde porque tuviste una larga misión como exterminadora de plagas, por eso quise ayudarte con las labores del hogar, además te veías como un ángel no me atreví a despertarte, perdóname por eso.

- Perdóname a mí por haber desconfiado de ti – dijo Sango abrazándolo.

- Ejem, mejor nosotros nos vamos – interrumpió Ahome de sorpresa.

- Pero por... – Inuyasha había empezado a hablar pero Ahome le dio un codazo y calló.

- Si, yo también me voy – dijo Kikyo.

- ¡Hasta mañana! – dijo Shippo corriendo al lado de Ahome.

- ¡Esperen amigos! – exclamó Sango, los demás se dieron vuelta – quiero disculparme por el desastre que cause en la casa enfrente de ustedes, se suponía que iba a ser una tranquila reunión, la verdad es que no se lo que me pasó, siento haberlos asustado tanto, Inuyasha, Shippo les agradezco que hayan intentado calmarme.

- No hay problema – dijo Inuyasha.

- Ya todo esta bien – le aseguró Shippo.

- Bueno Sango, Miroku, hasta mañana y que duerman bien – se despidió Ahome.

- ¡Kikyo! – dijo de pronto Sango – no se si mañana Kohaku pueda ir al colegio lo que pasa es que de repente esta tarde se sintió mal, en estos momentos está dormido – señalo hacia su habitación.

- Si, esta mañana lo vi cansado – dijo Kikyo – pero eso no lo retrasará, el es muy buen alumno y de seguro no se retrasará, dile que no se preocupe, que descanse bien y que espero que se mejore.

- Se lo diré pero espero que de verdad me haga caso, a él nunca le ha gustado faltar a clases desde que tú eres su maestra.

-Kikyo es una gran profesora, nos enseña bien, es comprensiva, dulce y cariñosa con nosotros – aseguró Shippo con una sonrisa.

- Muchas gracias – le sonrió Kikyo y se agacho para acariciarle la cabeza.

- Bueno amigos, que tengan buenas noches y mañana nos vemos – dijo Ahome.

- ¡Adiós! – gritaron Inuyasha y Shippo al mismo tiempo.

- Cuídense – les dijo Kikyo – y espero que Kohaku se mejore.

- ¡Adiós y buenas noches! – gritaron Miroku y Sango y con eso entraron a su hogar.

En el camino...

- Me alegro que todo haya salido bien - dijo Ahome terminándose de comer su chocolate.

- Y de que Sango no acabara con nosotros – dijo Shippo.

- Sango ahora podrá confiar con más facilidad en Miroku lo que sin duda mejorará su relación, - dijo Kikyo empezando a probar un chocolate que Ahome le había dado – yo pensé que Miroku seguía siendo un pervertido, pero veo que ya no.

- ¿Ustedes se creyeron el santurrón cuento de Miroku? – preguntó Inuyasha con mueca de desdén – yo una parte pero no todo, me pregunto que cosas habrá hecho Miroku con la ropa interior de Sango... es un misterio.

Kikyo y Ahome dejaron de comer sus chocolates con expresión de asco.

- ¿Qué les pasa? – dijo Inuyasha con curiosidad - ¿dije algo malo?

- Inuyasha, no hagas preguntas tan desagradables – dijo Ahome con un estremecimiento.

- Si, ese tipo de preguntas debe de seguir siendo un misterio pero no quiero descubrir su respuesta – dijo Kikyo con el mismo estremecimiento que Ahome.

- "Hierba mala nunca muere" – dijo Shippo solemnemente mirando con una sonrisa malévola a Inuyasha.

- No entiendo - dijo Inuyasha con varios signos de interrogación mirando a Shippo - ¿Qué quisiste decir con eso?.

- No sabes ¿verdad? – dijo Shippo acentuando su sonrisa malévola.

- No – dijo Inuyasha firmemente empezando a mirar a Shippo muy mal.

- Verás – dijo Shippo adoptando un tono parecido al que uno utiliza para decir que dos mas dos son cuatro – lo que quiero decir es que a pesar de todo el tiempo que ha pasado tu estupidez y tu insensatez no han desaparecido ) .

-¿¡QUE!? PEQUEÑO MOCOSO – dijo Inuyasha muy enfadado ante tal comentario

- Vaya... entendiste estas dando señales de inteligencia, lo comprendiste más rápido de lo que pensé. Creí que tenía que volver a decírt.....

Pero Shippo no pudo terminar de hablar, ya que tuvo que salir corriendo para escapar del ataque furibundo de Inuyasha mientras Ahome y Kikyo se miraban con varias gotas en el rostro.

Notitas: Bueee, aquí está el primer cap, hasta aquí tal vez los publique más lento. Lo único que puedo decir por los momentos es que porr fisss manden rewiews ¿si? n.n. Bueno hasta otraaaaa!!!