Capítulo 4: El conjuro de Hanae
La sacerdotisa estaba preparada para morir, estaba adolorida y solo esperaba a que terminara de caer e impactara contra el suelo para terminar así con su atormentada existencia, pero no llegó nunca a tocar el suelo. Sintió de repente unos brazos que la sostenían por la espalda y piernas, ella, por instinto se aferró de algún modo a la misteriosa persona que la sujetaba. La chica abrió los ojos rápidamente y lo que observo hizo que deseara con mas fuerza haber muerto. Su vista se encontró con unos ojos dorados y crueles que en esos momentos la miraban con desprecio, y unos labios que sonreían con burla y maldad. La chica saltó de sus brazos al mismo tiempo en que él la soltaba rápidamente.
- ¡Eres tu! - Kikyo recogió rápidamente sus armas - ¿Acaso te volviste loco? ¿Por qué diablos me salvaste? - preguntó con una mirada fría y sin reflejar aprecio alguno.
- ¿Salvarte? Bah, por favor - dijo Sesshomaru - al contrario, pensé que no te podía detestar más que antes, pero al ver mi ropa manchada con tu asquerosa sangre - señalo su vestimenta, que evidentemente estaba cubierta de la sangre de Kikyo - me doy cuenta que me equivoqué.
- ¿Sabes? - la mirada de la mujer era de un intenso desprecio - preferiría haber muerto antes de tocar tu repulsiva piel, pero con tu respuesta no has aclarado mi duda, di de una buena vez por que me salvaste si me odias tanto.
- ¿Para que necesitas saberlo? Si de todos modos este lugar se convertirá en tu nueva tumba - dijo el demonio de forma amenazante.
- Lo necesito saber para que me ayudes a descansar en paz - dijo Kikyo sarcásticamente, pero su habitual seriedad volvió a ella - Tu serás quien muera aquí, verás lo cómodo que es el estar muerto - esto ultimo lo dijo con una expresión de intensa maldad.
- Eres buena actuando - dijo Sesshomaru, la sacerdotisa estaba confundida - finges que tienes fuerza, pero la verdad es que con las heridas que tienes apenas puedes ponerte de pie - le lanzó una mirada de desdén a los rasguños, golpes y sangre que tenía.
- Sesshomaru, me das pena - ahora era el turno de Kikyo de sonreír - no es necesario que me preocupe por mis heridas porque tu no significas nada para mí como rival, aún con todas las heridas que tengo soy capaz de matarte sin ningún problema, ¿Quieres probarlo? - agarró su arco y una flecha (A pesar de las heridas que tenía) para apuntar el corazón de Sesshomaru.
- Cambie de opinión, te voy a decir lo que quieres saber - dijo Sesshomaru de repente, aunque su rostro tenía la misma expresión.
- ¿Cómo? - la sacerdotisa, con algo de dificultad, sujetaba con más firmeza su arco - ¿Acaso Sesshomaru, el gran demonio perro en realidad es una gran gallina? - se empezó a reír, una risa sin humor alguno - eres patético, aunque me lo digas no te vas a salvar.
- Te equivocas - Sesshomaru dio unos pocos pasos. Kikyo estuvo a punto de disparar pero su intriga era más fuerte, así que dejó que hablara - Pienso decírtelo para que tu alma se marche atormentada al darse cuenta de su gran estupidez. Veo que no eres tan astuta como aparentas ¿No te das cuenta que yo fui el que te condujo hasta aquí?.
- ¿A que te refieres? - dijo Kikyo sorprendida.
- ¿Por qué crees que vine a esta espantosa aldea? - Sesshomaru estaba muy complacido con la cara de impresión de la mujer - vine aquí con el único objetivo de matarte.
- "Ya se me hacía raro que él le hiciera caso a Lin" - pensó Kikyo empezando a comprender todo - Ya veo, viniste a esta aldea con un objetivo imposible de cumplir. Pero ¿Cómo es que llegaste hasta aquí?. Habla rápido o temo que mi curiosidad se reemplace por deseos de acabarte - movió su arco para que Sesshomaru pusiera atención en él.
- En el camino sentí una presencia inusual, la de un cadáver - empezó a relatar Sesshomaru, a pesar de que Kikyo lo miraba con más fiereza que antes el no se había inmutado - era idéntica a la tuya, así que mande a uno de mis súbditos a investigar. Me dijo que efectivamente en esta aldea había una sacerdotisa que había muerto hace 50 años, pero que inesperadamente resucitó. Nunca me ha gustado dejar cuentas pendientes, menos con quienes se han atrevido a insultarme - en eso sus ojos la miraron de una forma siniestra - Así que me dirigí hacia esa aldea y me he encontrado con este acogedor bosque...
- Es acogedor porque está habitado por almas tan pútridas como la tuya - dijo Kikyo - cada segundo que pasa me da mas ganas de disparar - su mano se movió con esa intención - pero aún quiero que quieres decir con que tu me condujiste hasta aquí.
- Vaya, no pensé que fueras tan lenta - Sesshomaru sonreía con descaro - y no me sorprende, ya que antes de morir eras solo una repugnante humana. Cuando llegué hasta este bosque, me percaté de estos espíritus, como son almas de seres malignos supe que me podrían ser de gran ayuda, así que les hablé acerca de una mujer con grandes poderes a la que yo quería matar - de repente observó a su alrededor - a estas almas le desagradan bastante las mujeres con cualquier clase de poder, así que simplemente nos aliamos y..
- Y con su embrujo me condujeron hasta aquí - finalizó Kikyo atónita - "Demonios, fui una tonta, caí en su trampa" - apretó el arco con mucha más fuerza que antes a causa de la rabia y humillación
- Ya era hora de que lo entendieras - dijo el monstruo - y voy a responder tu pregunta anterior ¿Qué porque yo te salvé? En realidad solo quería lastimarte sin mover ni un solo dedo y lo he logrado. Mírate estas hecha polvo - una mirada de intensa aversión apareció en su rostro, dio otros pasos - ahora solo me falta darte el golpe de gracia.
-´¡Vas a seguir hablado en el infierno miserable! - Kikyo no dudo en ningún momento y disparó. La flecha se dirigía veloz al corazón del demonio. Cuando creyó que su flecha lo había atravesado, observó con horror como con la mano derecha agarraba la flecha y fácilmente se derretía en su mano.
- ¿Acaso crees tú que me puedes hacer lo mismo que al imbécil de mi hermano Inuyasha... Kikyo? - dijo señalando su corazón.
- ¿Cómo sabes eso? - la sacerdotisa estaba abrumada, pero su sorpresa aumentó cuando Sesshomaru apareció de la nada detrás de ella, rodeó su cuerpo con un brazo para evitar que escapara y con la otra mano apretó muy fuerte su cuello, sus uñas se clavaron dolorosamente en su piel. Kikyo estaba tan debilitada que no pudo usar su poder para rechazarlo, estaba completamente rodeada. Forcejeó unos segundos para liberarse pero fue inútil, era muy fuerte.
- Se mucho más cosas de ti de las que tu quisieras - él se estaba divirtiendo al verla sufrir - pero eso ya no importa porque vas a morir. Alégrate que tienes una ventaja, ya moriste una vez, así que ya no debes tener miedo - una risa malévola perforó los oídos de la mujer, sus uñas se clavaron un poco más en su carne, Kikyo ahogó un gemido de dolor - sería muy divertido escucharte sufrir por más tiempo, pero lástima, tengo que acabar contigo, pero se que acabar con los idiotas humanos que hay en tu patética aldea será igual de bueno. Ahora te toca morir - justo iba darle muerte a la mujer cuando algo lo interrumpió.
- ¡Señor Sesshomaru! - se escuchó una voz femenina a lo lejos.
- ¡Kikyo! - dos voces masculinas acompañaban a la anterior.
"Esa voz es de... - Los ojos del demonio se abrieron, por la sorpresa y la duda. Kikyo ni siquiera se preguntó de quienes eran, ya que apenas Sesshomaru se distrajo unos segundos ella agarró su cuello y con los poderes espirituales que le quedaban logró hacerle una herida considerable. (N/A: Para comprender esta escena recuerden el episodio "Kikyo resucita" cuando ella se dirige a Inuyasha y le dice "Tu y yo no debíamos encontrarnos" lo agarra y le da como una descarga eléctrica, bueno eso mismo le hace a Sesshomaru pero de una forma más directa en el cuello) Como era de esperarse él la soltó sujetándose el cuello. Estaba sangrando , ya que el impacto había sido bastante certero. Kikyo aprovechó esa oportunidad para alejarse de él.
- Niños no se acerquen! ¡Váyanse! - gritó la mujer reconociendo los dueños de las voces, pero fue en vano, ya que a pocos metros se encontraban dos niños y una niña contemplando paralizados la escena que tenían delante de sus ojos.
- ¡Amo Sesshomaru! - Lin se desplazó rápidamente hacia donde estaba él, preocupada por la herida que tenía en su cuello - ¿Se encuentra usted bien? - preguntó con cierta timidez. No contestó absolutamente nada - "¡Eso significa que esta bien!" - pensó felizmente la pequeña.
- ¡Señorita Kikyo! - Shippo y Kohaku se aproximaron lo más pronto posible, ya que Kikyo se veía muy debilitada. Entre los dos la sostuvieron con delicadeza.
- ¿Estas bien? - le preguntó Shippo atemorizado.
- Si, estoy bien. Kohaku tranquilo, no me ha pasado nada grave - dijo Kikyo al ver que en los ojos del niño se vislumbraron lágrimas.
- Si, como usted diga - dijo el pequeño secándose el rostro lo más rápido posible.
- Ahora tienen que irse lo más rápido posible - les advirtió Kikyo en voz baja - vayan a la aldea y avisen a los aldeanos que un monstruo se dirige hacia allá, díganle a Kaede que se prepare ¡Vayan ahora!.
- ¡No nos iremos sin ti!- exclamó Shippo.
- Hablan como si creyeran que escaparse de mi es tan fácil - dijo cruelmente una voz masculina - veo que la suerte esta de mi lado porque además de matar a una sacerdotisa, también acabaré con una insignificante criatura y un despreciable niño humano - en eso sus ojos se fijaron en los de Kohaku, quien estaba temblando por el miedo que sentía - esta no es la primera vez que nos vemos... - caminó hacia donde estaba él.
- ¡NO TE ACERQUES A ÉL! - Kikyo se interpuso - ¡No dejaré que lo toques!.
- Apártate - dijo Sesshomaru de forma cortante. De la nada apareció en su mano un látigo - No te metas - iba a golpearla, pero Kikyo fue más rápida. Agarró por un brazo a Kohaku y con un salto esquivó el golpe mortal. Sus heridas se abrieron. Estaba sangrando aún más.
- "Solo me queda una salida" - rápidamente Kikyo registró en un bolsillo y sacó algo parecido a una granada, solo que era dos veces más grande - ¡Toma esto! - tiró el objeto hacia Sesshomaru y explotó. Un denso gas de tono azulado salió del objeto y en segundos todo el ambiente estaba rodeado - ¡Corran! - Kikyo tomo a los dos niños por ambas manos y salieron corriendo lo más rápido posible.
- "Infeliz, no puedo respirar" - el demonio estaba muy debilitado, estaba sofocado y no podía ver nada - "Este gas es muy potente ¿Quién es capaz de hacer semejante arma? - estaba arrodillado tapándose el rostro con las manos - "Esa sacerdotisa...¡La mataré!".
- ¡Señor Sesshomaru! - Lin estaba junto a el, estaba muy asustada - ¿Qué le sucede? ¿Qué es esto?....
- ¡Sigan corriendo y no se detengan! - Kikyo estaba corriendo con todas sus fuerzas. Su prioridad principal era que los niños estuvieran a salvo.
- Pero Lin... - empezó a hablar Shippo.
- Niños, no se preocupen - dijo Kikyo con semblante muy serio - Ese gas no afecta a los seres humanos, afecta exclusivamente a los monstruos.
- Ese era un gas que mi aldea solo utilizaba en casos extremos - dijo Kohaku sorprendido.
- Así es - asintió la mujer - tal vez ese era el último que había, ya que ha dejado de fabricarse, un gran error, porque en estos momentos lo necesitamos más que nunca.
- Este bosque es muy tenebroso - Shippo estaba observando mejor el lugar. - se sienten presencias malignas. Fue muy extraño que no nos hubieran hecho nada a nosotros.
- Esas presencias le tienen rencor a las mujeres con alguna clase de poder - les informó Kikyo - ya que fueron tres brujas las causantes de sus muertes; murieron con ese sentimiento, así que las personas comunes no les interesan. Por eso fue que ustedes me encontraron con facilidad pero... ¿Cómo pudieron bajar el precipicio sin hacerse daño? - les preguntó intrigada.
- ¿Precipicio? - preguntó Kohaku - No había ningún precipicio, lo que vimos fue unas grandes piedras en forma de escalones, ningún precipicio.
- Que raro... - esa respuesta tomó por sorpresa a la sacerdotisa, pero al ver la aldea sus pensamientos cambiaron - Escuchen atentamente - observó muy seria a los niños - el efecto del gas dura varios minutos, pero Sesshomaru es un demonio muy fuerte y tal vez hasta nos esté persiguiendo. Kohaku, dirígete hacia donde está tu hermana lo más rápido posible e informale acerca de lo que sucedió. Después diriganse a donde está Kaede, donde los estaré esperando, pueden servirme de ayuda - dicho esto Kohaku salió veloz en busca de su hermana - Shippo....agh - la sacerdotisa se detuvo y se agarró las costillas. El esfuerzo que hizo por correr habían agravado sus heridas. Se arrodilló del dolor.
- ¡Kikyo! - Shippo la sostuvo con delicadeza - ¡Tienes que descansar! ¡Estas muy mal!.
- Mi deber es proteger la aldea en donde nací y cuidar de sus habitantes - le dijo de Kikyo poniéndose de pie - además no dejaré que una basura acabe con nosotros. Shippo, ve inmediatamente a los terrenos de Eien, diles que esten alertas y trae contigo a Inuyasha. Estoy segura de que Miroku estará cerca de ahí recogiendo plantas para elaborar medicinas, traelo también.
- Esta bien - asintió el niño - pero ¿Qué es lo que piensas hacer?.
- Yo le dije a Kohaku que cuando localizara a Sango la condujera hasta donde vivimos Kaede y yo. Yo voy a preparar la única arma que tal vez detenga a Sesshomaru, tienes que irte.
- Buena suerte Kikyo - dijo el pequeño antes de partir.
La mujer estaba corriendo con todas las fuerzas de su alma, ella estaba consciente de que podía morir, pero eso ya no le importaba. A pesar de que estaba rodeada de personas que la querían lo que en realidad la motivaba a seguir era el inmenso (y creciente) odio que sentía en esos momentos a ese ser, ese ser que era capaz de matar sin piedad a niños (Pensó en los alegres rostros que siempre veía todos los días que siempre sonreían) y hombres y mujeres que vivían tranquilamente. Ella, al principio, no tenía tanto odio cuando sus amigos le contaban sus fechorías, solo pensaba que era un ser cruel, pero no le importaba tanto. Eso cambió cuando lo conoció, cuando contempló esos ojos fríos y sin sentimientos supo que era capaz de hacer cualquier cosa. Sentía las heridas, cada vez más punzantes. Esas heridas se las había hecho gracias a ese desgraciado. Pero ella tomaría venganza, lo detendría, aunque eso fuera lo ultimo que hiciera en su vida - Observó a pocos metros a Kaede, quien la veía espantada y preocupada.
- ¡Kikyo! ¡Kikyo! ¿Qué te ha sucedido? - Kaede estaba horrorizada al ver más de cerca las heridas de su hermana.
- Fue Sesshomaru, pero no hay tiempo de explicaciones - dijo Kikyo cortantemente a una Kaede pasmada - necesito que recojas mi sangre y que consigas el escrito que contiene el conjuro de Hanae...
- ¡No puedes hacerlo sola! ¡Es muy peligroso! ¿No sería mas fácil que yo...?
- Si te refieres al conjuro que utilizaste con Inuyasha eso no va a funcionar. En materia de poderes demoníacos Sesshomaru le llevaba una amplia ventaja a Inuyasha. Percibí la esencia demoníaca de Sesshomaru y es mucho más poderosa que la de su hermano en su condición anterior. Si queremos detener a un ser como el la única forma es utilizar un conjuro mucho más poderoso. Me encantaría matarlo con mis propias manos.... - en eso cayó al suelo. Kaede la sostuvo - Estoy bien, ve a hacer lo que te digo.
- ¡No estas bien! - le reclamó Kaede - ¡Déjame hacer el hechizo sola!.
- Este hechizo debe ser hecho por dos sacerdotisas, así que yo debo estar ahí.
- ¡Pero....!
- Pero nada - dijo la sacerdotisa cortantemente - dejemos de perder el tiempo y ve consiguiendo lo que te digo, yo estaré vigilando.
- Veo que no hay ninguna forma de convencerte de lo contrario. Me doy cuenta de que quieres matarlo a como de lugar - la anciana había sacado una vasija
- Ya no le temo a nada - agarró la vasija y se la colocó en donde tenía las heridas mas graves. La sangre fluía lentamente y caía en el fondo - Si no hago esto todos los habitantes morirán, acuérdate de que ya no contamos con los poderes de Inuyasha - salió de la casa para preparar todo...
- ¡Señor Sesshomaru! - Lin estaba muy asustada - ¿Qué le sucede?.
- "Esa sacerdotisa..." - El monstruo estaba en el suelo. Le costaba mucho trabajo respirar. Su vista era terriblemente borrosa. Se sentía muy débil - "Este es el veneno más poderoso que he encontrado. Nunca me había pasado esto... "- se arrastró hacia el árbol más cercano para intentar levantarse.
- ¡Amo! - la pequeña estaba muy desesperada - "A mi no me afecta en lo absoluto. Tengo que hacer algo" - la niña observo todo su alrededor, se desplazó rápidamente en busca de una solución.
- "Se supone que ya debió de haber pasado el efecto" - estaba levantándose, pero de lo debilitado que estaba volvió al suelo - "Demonios..".
- ¡Yo lo ayudaré amo! - su vista seguía buscando algo que pudiera ayudarle. De repente encontró una planta que tenía hojas largas y anchas. Arrancó una de ellas y con todas sus fuerzas empezó a sacudirla para ventilar el lugar. Tardó un buen rato en hacer que el humo se esfumara, ya que era muy denso. Se detuvo cuando observó que su amo se incorporaba lentamente.
- ¡Lo logré! - Lin estaba muy contenta de poder ayudar a su amo.
- Esa.. mujer - Sesshomaru ya estaba de pie - me las pagara - sus manos estaban encerradas en puños. Su rostro estaba contorsionado de la rabia.
- ¡Amo bonito! - se escuchó una voz a lo lejos.
- ¡Señor Jaken! - exclamó Lin sorprendida.
- ¡Jaken! - exclamó Sesshomaru enfadado - ¿En donde diablos te habías metido?.
- ¡Perdóneme amo! - Jaken se arrodilló llorando - ¡Es que esas estúpidas almas se empezaron a reír de mi! ¡No me dejaban pasar!. - A su alrededor se observaron espíritus malvados que se burlaban descaradamente de Jaken - ¿Ve a lo que me refiero?.
- Inútiles - observó detenidamente a todos los espectros que estaban presente - Si no se apartan inmediatamente de mi camino sufrirán la ira del gran Sesshomaru.
- ¿Crees que nos asustas insecto? Jajajajaja - los espectros reían de forma grotesca - nosotros hacemos daño a las mujeres con poderes, pero ya que están aquí creo que nos podemos divertir un rato jajajajajajajajaja ¡Estamos muertos! Jajajajajajajaja - seguían riendo desagradablemente.
- Mi paciencia es muy escasa - sus ojos se tornaron rojos y mortíferos - si quieren quedarse en este mundo para divertirse con los demás, largo, o... - su espada brillaba de forma amenazante - los puedo mandar de una buena vez al infierno... ¿Me han entendido? ¿O será que mi espada tendrá que hablar por mi? - su mirada era asesina y atrozmente despiadada.
- y nosotros nos vamos de aquí.... - los espectros huyeron de solo ver aquella mirada tan espantosa.
- ¡Cobardes! - exclamó Jaken sacándoles la lengua - ¡Eso les pasa por ignorar a mi amo!. ¡Señor! ¿a dónde va? - preguntó muy curioso al ver a Sesshomaru muy alejado.
- Solo camina - fue lo único que contestó.
- Amo... - Lin no sabía que hacer ni que decir, estaba confundida. Sesshomaru solo dirigió unos instantes su vista a ella, solo para retomar su camino. Lin tenía mucho miedo, tenía miedo de que su amo fuera a matar a sus nuevos amigos. Tenía que olvidarse de ellos, ella siempre seguiría al señor Sesshomaru pasara lo que pasara.
- "Prepárate maldita sacerdotisa, no tendrás tanta suerte. Solo es cuestión de minutos para exterminarte de una buena vez..."
- ¿¡SESSHOMARU ESTA AQUÍ!? - Inuyasha no podía creerlo - ¡pensé que era una broma de Shippo!
- ¡No es ninguna broma perro tonto! - Shippo estaba alterado.
- ¡Repite eso y te arrepentiras de haber nacido!
- ¡Cierren la boca, idiotas! - todos estaban sorprendidos, esa respuesta por parte de Miroku era algo inusual - ¡Esto es un asunto muy grave! ¡Sesshomaru es más poderoso que todos nosotros juntos! Este es el peor momento para estar discutiendo, estoy sintiendo su presencia cerca de aquí. Tenemos que estar alertas.
- ¡Dices tonterías Miroku! Ya he derrotado a mi querido hermano en varias ocasiones - tenía una sonrisa de autosuficiencia.
- ¿De que manera te lo puedo decir amablemente? - Kikyo tenía una expresión que no reflejaba ninguna clase de sentimientos - Eres un simple y ordinario humano que no tendría ni las mínimas probabilidades de vencerlo - Inuyasha se quedo paralizado ante tal observación
- "Vaya, si eso es decirlo amablemente ¿Cómo se lo diría de forma brutal?" - Shippo estaba impresionado ante tal frialdad de la mujer de decir las cosas.
- Kikyo ¿Me podrías decir para que sirve ese pergamino? - Sango tenía interés en el, además de que quería detener a un Inuyasha dispuesto a contestarle a la sacerdotisa. Todos veían un pergamino viejo y muy amarillento. Un milagro era el que hacía que no se rompiera. Tenía unas palabras escritas con una tinta de color rojo oscuro. Las palabras casi no se podían entender.
- Este es el pergamino con el que pienso acabar de una vez con el hermano de Inuyasha. Este pergamino contiene un hechizo muy poderoso con el cual Hanae, una sacerdotisa que vivió hace más de trescientos años, destruía a los demonios y espectros más poderosos de la época.
- Si para eso es el pergamino entonces ¿Para qué sirven aquellos puntos que formaste con tu sangre? - preguntó Sango señalando los pequeños restos de sangre que habían en el suelo que formaban un pentágono.
- El conjuro está escrito con la sangre de la sacerdotisa Hanae - Kikyo señaló las palabras que habían en el - es decir, el dueño de la sangre, que en este caso es Hanae, es el único que puede activarlo. No tengo tiempo de escribirlo con mi propia sangre, así que lo que hago es dejar rastros de ella. Los llamé a todos por que es necesario que Sesshomaru esté en el centro del pentágono al momento de recitar el conjuro.
- No logro comprender porqué Sesshomaru decidió de forma tan drástica atacar la aldea, pensé que el es ese tipo de monstruos que no pierden el tiempo en eso, al menos que.... -
- Si su duda es Lin, ella es solo su sirviente, así que no creo que por esa razón le tenga la misma consideración a todos los humanos - Miroku planteó esta posibilidad ante lo que había dicho Kaede.
- No estoy tan segura de que Sesshomaru tenga intenciones de acabar con la aldea - los demás la observaron con atención - por su maldad y desprecio es capaz, pero su principal objetivo soy yo.
- Kikyo, te ves mal - dijo Miroku repentinamente. Sentía como las energías de Kikyo se desvanecían - ¿No sería mejor que Inuyasha trajera a...?.
- ¡No voy a traer a Ahome! - Inuyasha se alteró de repente - ¡No pienso exponerla ante tal riesgo! - Sango observó intrigada cómo la mano de Inuyasha iba hacia su bolsillo y agarraba algo firmemente, la otra mano estaba temblando de rabia.
- Aunque la energía de espiritual de Ahome es muy poderosa, ella es muy joven - dijo la anciana Kaede - si tuviera algunos años más si fuera posible, pero este conjuro necesita de alguien con mas experiencia.
- Es que si hubieras traido a Ahome, Inuyasha, te hubiera ordenado inmediatamente que la regresaras a su época - Kikyo instantáneamente recupero su energía, agarró el pergamino y miró hacia el frente con determinación - Yo soy la que voy a acabar con el, no me importa lo que me pase. Si quieren seguir viviendo hagan lo que les dije, de alguna forma Sesshomaru tiene que estar en el centro de ese pentágono. Cuando los ataque, proteganse lo mejor que puedan, porque yo no los defenderé - Los ojos de la mujer no mostraban calidez alguna. Solo el deseo de exterminar - dicho esto prepárense, está muy cerca.
- Kaede por favor cuida de Kohaku - le pidió Sango antes de ir al lugar de la batalla.
- ¡Hermana! ¡Por favor quiero ir contigo! - dijo Kohaku con tono suplicante.
Kirara, la gatita de Sango, lo miraba con cierto pesar.
- Te dejaría ir, pero este monstruo es muy poderoso - dijo Sango colocándole una mano en la cabeza, se inclinó hacia él - No quiero volver a perderte.
- ¡Pero hermana...!
- Tranquilo, no tienes porque preocuparte, yo siempre la he protegido - Miroku mostraba una gran sonrisa tranquilizadora, tomó a Sango por una mano - y en estos momentos no la dejaré sola.
- Miroku...- Inuyasha estaba un poco pensativo - no todo el tiempo la has protegido, me acuerdo que en varios casos era Sango la que te salvaba.
- Solo en algunos casos ññU - Miroku se le acerco a Inuyasha al oído - Tonto, lo dije para que Kohaku estuviera más tranquilo - le murmuró rápidamente.
- ¡Ah ya entiendo! - le susurró rápidamente el joven - Pero esos casos eran muy raros - Inuyasha se dirigió a un Kohaku que no entendía nada - Miroku es un hombre muy fuerte - le terminó asegurando con una sonrisa fingida.
- Ya está aquí - interrumpió Kikyo - salgamos.
- Buena suerte - Kohaku tenía una mirada de tristeza.
- Cuídense y que tengan éxito - les deseó Kaede
Kirara fue a donde estaba Kohaku y lo acarició en un pie, Kohaku le devolvió la caricia. Así se despidieron.
Agarraron rápidamente las armas que tenían. Inuyasha llevaba a Tetsusaiga.
Estaban esperando con creciente incertidumbre y suspenso, pero esos sentimientos duraron muy poco. Tres figuras estaban caminando hacia ellos. Una de las figuras era una criatura verde que llevaba consigo un báculo de dos cabezas, la otra era una pequeña niña que iba más atrás. Su rostro estaba cubierto de duda, y la otra era la más alta, la más imponente y sin duda la más temida. Tenía un cabello plateado con destellos blancos, ojos dorados y despiadadas, ropas blancas con ciertos toques rojos, una estola larga y ondulante, una especie de bufanda alrededor de su cintura y una armadura llena de pinchos. En ese momento su mano sostenía la espada Tokijin que brillaba peligrosamente.
- Hacía tiempo que no los veía ¿Acaso creen que pueden enfrentarme? - los miraba a todos con desdén - ¿Una sacerdotisa malherida, un vulgar zorro, un monje debilucho y dos mujeres humanas?
Todos quedaron pensativos. La única mujer aparte de Kikyo era Sango. ¿A cual otra se refería? No tuvieron que pensar demasiado para saber a quien se referían. Cuando lo descubrieron tuvieron que hacer grandes esfuerzos para contener la risa. Esfuerzos inútiles he de aclarar.
- ¡Te refieres a mi! - exclamó Inuyasha MUY irritado - ¡Eres un imbécil! ¿Acaso no reconoces a tu propio hermano? ¿Cómo te atreves a confundirme con una mujer? ¡maldito !� �!!!!!!!!!!
- ¿Inuyasha? - Sesshomaru no pudo ocultar su incredulidad y estupefacción - Sigo sin creerlo ¿Eres tú? - su desconcierto iba en aumento.
- ¿Pues quien mas va a ser? ¡Idiota! ¡Ya cállense! - les gritó a sus amigos que continuaban riendo y carcajeando sin importarles lo terrible que se sentía el pobre Inuyasha.
- Sabía que eras estúpido - Sesshomaru inclinó su cabeza. Lin, que era la que más cerca estaba tuvo la impresión de que se reía, pero después supo que había sido su imaginación la que la había engañado cuando el volvió a levantar la cabeza, tenía una sonrisa, que carecía completamente de humor - pero no para convertirte en humano.
- ¡Eso no es algo que te importe! - Los demás ya habían dejado de reírse, se colocaron en posición de combate.
- Deberías estar más preocupado por tu vida - Sesshomaru apuntó su espada al corazón de su hermano - ¿Cómo vas a pelear conmigo si no tienes poderes? No creo que colmillo de acero te resulte útil - observó la vieja espada que tenía Inuyasha en su mano
- Inuyasha no está solo - interrumpió Miroku - si peleas con el, pelearas con nosotros.
- Miroku, siempre terminas siendo un estorbo, sería mejor que no te metieras - A Inuyasha no se le había pasado todavía el enojo por la " pequeña confusión" - solo lo empeorarías.
- Inuyasha, eso no es verdad - Sango saltó inmediatamente a defender a su adorado monje - tu no eres tan poderoso como antes, así que lo mejor es que peleemos todos juntos.
- No lo va a entender porque tiene el intelecto de una pulga - Shippo estaba ya molesto por la actitud de Inuyasha.
- ¡Ya verás pequeño demonio! ¡Te voy a....!
- Lo que es capaz de hacer el miedo a la muerte - a Sesshomaru no le resultaba nada divertido que lo hayan ignorado - Idiotas. Se supone que van a pelear contra mi ¿O no? - los miraba con una cara de pocos amigos.
- ¡Es verdad! - exclamaron todos como si Sesshomaru hubiera aparecido de pronto.
A una indicación de Inuyasha empezó la pelea ¿Pelea? Me acercaría más a la verdad si dijera que empezó la golpiza para nuestros héroes. Inuyasha como humano y Miroku sin su agujero negro, eran más vulnerables. Pero no se angustien, los que estén leyendo, porque aunque no lo crean, Shippo había mejorado notablemente sus poderes mágicos y Kírara defendía y atacaba con gran habilidad. A pesar de todas estas contrariedades y dificultades, no habían olvidado su misión, la cual era conducir a Sesshomaru al centro del pentágono hecho con la sangre de Kikyo, que en esos instantes repetía una parte del conjuro para mantener la sangre fresca, sentía que las fuerzas la abandonaban a cada minuto, pero el anterior sentimiento de desprecio era lo que la mantenía de pie.
- ¡Acabe con ellos amo! - gritaba Jaken entusiasmado - ¡Deles duro! ¡Jálele los cabellos! ¡Amárrelos por el cuello! ¡Sáquele los ojos! ¡Rómpale los dientes! ¡Pártele la nariz! ¡Reviéntele las entrañas! (N/A: ¡uuuuaaaaaahhh! Jaken, no seas tan tierno ¿Acaso no pudiste hablar de forma más dura ) - Se tuvo que detener, ya que Lin estaba simplemente espantada y asqueada (N/A: ¡pobre Lin! Con todas las cosas que ha tenido que presenciar, escuchar estas barbaridades es el colmo) - Ay, creo que me deje llevar - dijo Jaken un poco apenado (N/A: ¿Crees? ¡Es que te dejaste llevar! Lectores con la paciencia agotada (¡Mis muñecos de porcelana! XD): ¡¡Ya vete!! ¡Lárgate, que queremos saber lo que les pasó a Inuyasha y a los demás! ¡deja de decir tantas idioteces! N/A: ¡Esta bien! TTTT ¡Es que no me tienen paciencia!)
Sesshomaru lo ignoró por completo, incluso, ya estaba harto de todos. A la que deseaba matar era a Kikyo, quien miraba a alguna dirección con gran concentración. A pesar de que eran más vulnerables, peleaban con tal intensidad y voluntad que al monstruo le resultaba algo difícil acabar con ellos, pero cuando vio el rostro de la sacerdotisa la ira se apodero de él y con un movimiento ejecutado con violencia por parte de la espada logró que todos los que estuvieran a menos de un metro salieran disparados en varias direcciones.
- Sacerdotisa - el demonio iba aproximándose lentamente hacia ella, a pesar de eso Kikyo no se inmutó - no tendré piedad de ti, esta vez no escaparás.
- No necesito escapar - la sacerdotisa esbozó repentinamente una sonrisa - porque tu serás quien muera.
- ¿Qué dices? - esa respuesta había sorprendido al monstruo. Pero se sorprendió aún más cuando observó que unas misteriosas manos que salían de la tierra tenían fuertemente sujetadas sus piernas. No podía liberarse.
- Esas manos son explosivos - empezó a explicar la sacerdotisa. Los demás se levantaron satisfechos. Sesshomaru había caído en la trampa - Este es un hechizo que solo funciona cuando el monstruo se encuentra en el centro de un pentágono hecho con sangre
- "No había sangre cuando yo estaba aquí ¿Por qué no la pude ver?" - Sesshomaru no pudo seguir pensando en nada más porque en un instante las manos explotaron. Inuyasha y los demás se cubrieron en unos arboles para protegerse. Todos tenían una sonrisa triunfante, al fín habían acabado con él. El humo era muy denso y había fugo en donde ocurrió la explosión, no se podía ver nada.
- ¡Amo Sesshomaru! ¡AMO! - Lin estaba llorando. No lo veía por ningun lado, pero tuvo que apartarse del lugar porque el humo la estaba ahogando.
- ¡Amo bonito! - Jaken estaba anonadado. No podía creer lo que estaba viendo. El también se tuvo que alejar del lugar por las mismas razones de Lin.
- ¡Al fin hemos acabado con el! - celebró Shippo dando pequeños saltos de alegría.
- No, aún esta vivo - murmuró Miroku. Todos, al oír esto voltearon a todos lados por si se le ocurría atacar por sorpresa.
- Maldito...¿Dónde estará? - Inuyasha caminaba lentamente, observando su alrededor.
- Debe estar cerca de aquí - Sango intentó levantarse pero apenas se puso de pie volvió a caer. Miroku, alarmado, la sostuvo. Evaluó rápidamente sus piernas. Tenía un tobillo fracturado.
- ¿Estas bien? - le preguntó. Sus azulados ojos estaban dominados por la preocupación.
- No es nada grave, sabes que he sufrido peores heridas que estas y aún sigo viva - le dijo con una pequeña sonrisa - Es mejor que me dejes. Sesshomaru podría atacarlos de un momento a otro.
- Tengo que protegerte, ninguno de nosotros está seguro y menos tú que estás herida . Miroku la aferró contra si con sus brazos. Sango no le replicó ese gesto.
- Miroku, es mejor que te encargues de Sango - le dijo Inuyasha con firmeza - Shippo, ven conmigo.
- ¡Claro! - y ambos fueron a investigar el paradero del hermano mayor de Inuyasha. Pero no tuvieron que buscar demasiado, ya que una exclamación de sorpresa los guió. Fueron inmediatamente a la dirección en donde se escuchó. Lo que vieron, los dejó paralizados...
- Eso era lo que te merecías, miserable - Kikyo estaba satisfecha, había concluido su trabajo. Había logrado acabar con el. Apenas había dado un paso para marcharse de ahí cuando sintió que una mano le sostenía un brazo y también percibió el filo de una espada detrás de ella. No pudo evitarlo. De su boca escapó un gemido de sorpresa.
- ¡Kikyo! - Inuyasha y Shippo fueron inmediatamente a ayudarla, pero alguien los detuvo.
- ¡No dejare que estorben a mi amo! - el báculo de Jaken expulsó unas grandes llamaradas de fuego que los hizo retroceder.
- ¿Esa era tu gran estrategia? Me has subestimado - Sesshomaru le hablaba con un tono malévolo - Ese ataque no me afecto en lo absoluto, pero una cosa he de reconocer antes de que mueras. Tienes una gran persistencia, intentaste acabar conmigo incluso con esas heridas.
- Ya mátame de una buena vez - Kikyo sentía una gran ira y rabia de no haber cumplido con su cometido, ya nada tenía sentido para ella - Ya he muerto una vez, mi existencia en este mundo ya no importa.... - no pudo seguir hablando, el dolor era muy intenso.
- No necesitas decírmelo - Cuando Sesshomaru estaba a punto de atravesarla con su espada ocurrió algo muy extraño. Soltó la espada y a Kikyo. La sacerdotisa, confundida, se apartó de el y observó con atención lo que le sucedía. El monstruo estaba en el suelo. Su rostro estaba desfigurado del dolor que sentía. Jaken y Lin se aproximaron inmediatamente a el. Inuyasha y Shippo también estaban confundidos. Lo que vieron a continuación los dejó más confundidos: en las manos del monstruo aparecieron varias e intensas quemaduras. De la rodilla para abajo también aparecieron esas mismas quemaduras.
- ¿Qué... es....esto? - Sesshomaru hablaba con gran dificultad, ya que el dolor era insoportable, aún así , lentamente, se levantó.
- No era precisamente lo que yo esperaba - Kikyo sonreía con frialdad - aunque sin duda alguna esto es más grave para ti que la muerte.
- ¿De que diablos hablas? - El dolor iba desapareciendo. Las misteriosas quemaduras habían desaparecido. Todos se sorprendieron. Todos menos Kikyo; su sonrisa no había cambiado - Si esperabas que estás estúpidas quemaduras me detuvieran, te equivocas.
- ¡Muy bien amo! - Jaken exclamaba con gran fuerza - ¡Usted es el más fuerte! ¡Callé para siempre a esa odiosa sacerdotisa!.
- Amo Sesshomaru - Lin lo miraba desconcertada, nunca había visto a su amo de esa manera.
- Shippo cuando yo te diga, atacamos - Inuyasha sacó su espada, miraba fijamente a su hermano.
- Entendido - Shippo iba a sacar alguna clase de arma, pero Kikyo los detuvo con una mano.
- ¡Kikyo! - Inuyasha estaba enfadado ante tal interrupción - ¡Apártate! ¡Tengo que...!.
- No tiene caso - Kikyo acentúo su sonrisa, solo que esta era más perversa. Inuyasha y Shippo se quedaron mudos ante tal expresión. Sabían que Kikyo, aunque hiciera alguna que otra broma y permaneciera siempre rodeada de niños, era una mujer seria y en el pasado le habían visto expresiones que no revelaban ninguna piedad. Pero nunca habían visto semejante perversidad en ella - El ya está derrotado, no nos puede hacer daño.
- ¡Muere de una vez! - Sesshomaru, con una rapidez sencillamente asombrosa, se acercó a Kikyo con la intención de hundirle la espada directamente en el corazón. La espada apenas tocaba el pecho de la mujer cuando su dueño se detuvo en seco. Se apartó de ella. Todos los presentes volvieron a ver cómo aparecían de nuevo las misteriosas quemaduras, solo que estás eran aún más intensas y abarcaban más espacio, es decir, la primera vez las quemaduras solo aparecieron en las manos y debajo de las rodillas. En esta segunda vez las quemaduras alcanzaban las muñecas y las rodillas y por supuesto, el dolor era peor.
- ¡AMO! - Jaken y Lin estaban muy angustiados
- Kikyo ¿Qué es lo que le pasa? - Inuyasha no entendía nada.
- ¿Por qué le salen esas marcas? - Shippo estaba horrorizado al verlas. Sin duda le causaban repulsión.
- Desgraciada ¿Qué me has hecho? - Sesshomaru tuvo más dificultad en levantarse. El dolor también tardo más en desvanecerse - ¿Qué diablos significa esto?.
- Se suponía que el hechizo debía matarte - Kikyo no cambiaba para nada su expresión - pero tuvo un efecto bastante curioso. Por las marcas que aparecen en tu cuerpo he concluido que el hechizo selló tus poderes.
- ¿Selló mis poderes? - Sesshomaru no comprendía nada - estas equivocada, no hace ni un minuto que utilicé mi velocidad para clavarte mi espada.
- No me refiero a tus capacidades - Kikyo siguió explicando - El conjuro te ha encadenado. Puedes utilizar tus poderes contra cualquier ser, claro, con cualquier ser que no tenga alma humana. Es cierto que yo estoy muerta y que mi cuerpo no sea humano, pero eso no quiere decir que mi alma no lo sea. Yo fui humana y mi alma lo seguirá siendo. Por eso se te forman esas marcas.
- No.. puede.. ser - A pesar de la gran conmoción que recibió con esta explicación, no lo mostró, al contrario, su expresión estaba llena del más infinito sentimiento de odio - Eso significa que...
- Eso significa que nunca más podrás hacerle daño a un ser humano sin sufrir un terrible dolor, y si sigues intentando matarme a mi o a otro humano, esas marcas van a seguir expandiéndose hasta llegar a tu corazón.
- Acaba conmigo - Eso fue lo que entendió Kikyo cuando el la miró a los ojos. A pesar de sentir una derrota tan terrible no iba a perder su orgullo, si iba a ser destruido, se iría de este mundo con la cabeza bien alta.
Kikyo, de manera rápida, agarró su arco y flecha. Apuntó el corazón del monstruo. Iba a disparar pero algo la detuvo, no fue Jaken amenazándola, sino la pequeña Lin. Los ojos de la pequeña estaban llenos de terror y desesperación. Esos mismos ojos le rogaban que no lo hiciera. La sacerdotisa percibió aquel sentimiento que producía el perder a la persona más importante y más querida en la vida. Ese sentimiento lo comprendía a la perfección, algo así había sentido cuando Inuyasha había escogido a Ahome en lugar de ella. Ese sentimiento era horrible, pero al menos Inuyasha estaba con vida y era feliz. Si ella mataba a Sesshomaru, haría que una niña inocente e indefensa sintiera lo mismo que ella sintió, pero sería peor ya que no lo volvería a ver más nunca, además que esa niña le había simpatizado mucho a pesar de lo ocurrido. Ante el asombro de todos ella bajo su arco y flecha.
- Dejemos esto hasta aquí - Lin observó a Kikyo con un sentimiento de infinito agradecimiento.
- ¿Por qué no me mataste? - Sesshomaru miraba el arco y flecha con atención, luego dirigió su mirada al rostro de la joven.
- Si ¿Porqué no lo mataste? - Inuyasha la miraba perplejo - No me digas que ya no lo odias, si quieres lo hago yo...
- No, no lo harás - le dijo Kikyo terminantemente - Si lo mato, terminare con su sufrimiento, que es lo que menos quiero. Deseo que sufra por todo lo que ha hecho. Debe odiar bastante a los seres humanos. Por eso me parece que ser inferior a ellos es el mejor castigo para ti - se refirió al monstruo, su rostro tenía una expresión que no reflejaba nada. - es por eso que no te voy a matar. Terminemos con esto.
Sesshomaru no dijo nada, pero entendió lo que quiso decir Kikyo - Lin, Jaken andando - fue lo único que dijo. Ninguno de sus ayudantes dijo nada, solo lo siguieron.
Antes de alejarse completamente, Lin volteó a ver a la sacerdotisa y la miro con ese sentimiento de agradecimiento y le sonrió. Kikyo le devolvió la sonrisa.
- ¿Y ahora que va a pasar? - se preguntó Inuyasha - ¿Se irá de la aldea o se quedará? Por mi que se largara de una vez.
- Inuyasha eres un tonto - dijo Shippo - es obvio que el se va a quedar en esta aldea para descubrir cómo destruir el sello de Kikyo ¿Verdad?.
- Es lo más probable - dijo Kikyo. Inuyasha se cruzó de brazos con el aspecto de niño malcriado - pero haga lo que haga no me interesa, igualmente ya no le puede hacer daño a ningún habitante ni a nosotros.
- ¡Inuyasha! ¡Kikyo! ¡Shippo! - gritaban un hombre y una mujer.
- ¡Miroku! ¡Sango! ¡Llegaron tarde! - les reclamó Inuyasha.
- ¿Dónde está Sesshomaru? ¿Y sus ayudantes? - preguntó Miroku asombrado viendo hacia todas las direcciones.
Los demás les relataron todo lo que había pasado desde la explosión.
- No lo puedo creer - dijo Miroku incrédulo - lo más probable es que intente deshacerse del conjuro lo antes posible
- ¿Ese pergamino viejo y sucio pudo hacer eso? ¡Increíble! - dijo Sango mirando con respeto al aludido.
- Eso y más - dijo Kikyo divertida con la expresión de sorpresa de ambos - no mató a Sesshomaru porque el conjuro está escrito con la sangre de Hanae y no la mía.
- Por lo menos estamos seguros de que tu querido hermano no nos va a lastimar - le dijo Miroku a Inuyasha.
- ¿Por qué no nos vamos ya? Me muero de hambre - el estómago del pequeño zorro empezó a rugir
- Si, voto por eso - el estómago de Inuyasha continuó con el concierto.
Kaede y Kohaku los recibieron felices por que habían regresado con vida. Tuvieron que relatarle también a ellos lo que había sucedido en la batalla.
- Sin embargo Sesshomaru sigue siendo peligroso - dijo Kaede con un semblante muy serio - el es muy astuto, además de que puede tener aliados que descubran la forma de cómo deshacerse del conjuro.
- No hay ninguna manera - dijo Kikyo de forma cortante. Kaede iba a decir algo, pero al notar el tono de voz de su hermana prefirió callar.
- Entonces no hay de que preocuparnos - Inuyasha estaba observando muy impaciente un paquete de carne - ¡Por dios! ¡muero de hambre!.
- Hablando de eso - dijo Sango con una sonrisa - ¡Estoy de buen humor! ¡Voy a cocinar un estofado!.
La pobre exterminadora tenía la ilusión de que sus amigos iban a gritar un ¡SÍ! con entusiasmo, pero su decepción fue grande al ver que los rostros de Inuyasha y Shippo mostraban horror, lo único que le alegraba era que Miroku y Kohaku tenían una amplia sonrisa y Kikyo y Kaede tenían una expresión de curiosidad
- ¿Por qué tienen esas caras? O.O - volteó a ver a Inuyasha y a Shippo.
- Por naaadaaaa - dijeron falsamente sus amigos.
- Miroku, ¿qué te ocurre? - Sango se acercó al amor de su vida, ya que este le intentaba decir algo, pero no podía- Lo que sea me lo puedes decir - el rostro de la joven reflejaba cierta inquietud.
- Sango, hay algo que quiero decirte desde hace mucho tiempo - Miroku la tomo de las manos (N/A: Imagínenlos rodeados con burbujas flotando en el aire, rodeados de pétalos de rosa, o cualquier escenario romántico que se les ocurra) - es algo que me oprime el corazón desde hace mucho tiempo.
- ¿Qué es lo que tienes que decirme? - a pesar de que ya llevaban meses de novios las mejillas de Sango se teñían ligeramente de rosado cada vez que tenía el rostro de Miroku cerca de ella.
- Sango yo... - Miroku estaba perdiendo el valor, como aquella vez en que le confesó a la mujer que tenía al frente sus verdaderos sentimientos - Sango quiero decirte que tu.. - Sango lo miraba con incertidumbre - Sango tu.. ¡TU COMIDA ES LA PEOR QUE HE PROBADO EN MI VIDA! - como es obvio, la soltó inmediatamente - ¡El agua tiene más sabor que tus caldos y tus carnes y verduras son como las piedras calizas duras e insípidas!
Todos se quedaron petrificados. Incluso Kikyo, que era una mujer muy reservada tenía una expresión que revelaba lo atónita que había quedado al escuchar semejante confesión. Sango quedó lívida. Sus brazos estaban colgando, sus cabellos cubrían su rostro, así que ninguno de los presentes supo interpretar si estaba deprimida o si la rabia la había embargado.
- Sango, perdóname, yo.. - Miroku estaba muy arrepentido por lo que había dicho - soy un estúpido...
En un rincón no muy lejano.....
- Por lo menos es inteligente para reconocerlo - dijo Shippo en voz baja. Todos asintieron.
- A mi si me gusta la comida de mi hermana - dijo Kohaku.
- ¿En serio? - Inuyasha y Shippo hicieron caras de intenso asco.
Y volviendo con el ejemplar "casos de las crisis pre - matrimoniales...."
- Miroku, ¿Por qué...? - la joven emitía unos gemidos y su cuerpo temblaba ligeramente se podía esperar cualquier cosa.
- Sango, amor de mi alma - Miroku cada vez sentía más el haber lastimado el corazón de su novia - no debí decírtelo de esa manera... - sus labios se silenciaron repentinamente a causa del espanto, ya que Sango en realidad estaba hecha una fiera, lo miraba como si el fuera el objetivo a exterminar. Miroku se alejó de ella lo más que pudo.
- CON QUE MI COMIDA SABE A PIEDRAS ¿NO? - agarró una lanza - PUES NO CREO QUE EL FILO DE MI LANZA SEPA MEJOR - ahora era el turno de Miroku de temblar - POR QUE NO LO PRUEBAS - cuando iba a atacar a Miroku se dirigió a donde estaban Inuyasha y Shippo, ambos, por instinto se alejaron también.
- ¿Por qué a nosotros? - dijo Shippo asustado - ¡No te hemos dicho nada!.
- ¡Yo no pienso huir! - dijo Inuyasha agarrando su espada, pero al ver mejor la horrible mirada que tenía Sango y al percatarse de que Shippo y Miroku se habían alejado aún más y que él era el blanco más cerca, lo pensó mejor y se dirigió a la misma dirección que estaban los demás.
- ¡Por favor Sango! ¡No cometas una locura! - dijo Miroku al ver que ella se acercaba cada vez más hacia ellos.
En otro rincón no tan lejano....
- Lo mejor que les pueda pasar es que ella los golpee hasta la muerte - le dijo Kikyo a su hermana con un semblante espantosamente tranquilo.
- Que hombres tan valientes - dijo Kaede señalándolos cuando Miroku suplicaba que se detuviera – ¿Estas segura de que ellos acabaron con Naraku?.
- Se cuenta y no se cree – le respondió su hermana – lo que los salva es no fueron ellos nada más quienes estuvieron allí...
Volviendo con nuestros valientes y temerarios héroes....
- ¡Por favor! - dijo Miroku de rodillas - ¡No nos mates! ¡Haremos lo que sea! - estas últimas frases expresaron el pensamiento de Inuyasha y Shippo.
- ¿Lo que sea? - dijo Sango soltando su lanza - ¿Están seguros?.
- ¡Lo que tu desees! - exclamaron los tres juntos.
- Pues entonces.... - empezó a decir la chica lo que ella quería de ellos.
Un líquido verde moco con trozos de carne es estaba cocinando lentamente, expulsando a cada minuto nubes de vapor que rodeaban a quienes estuvieran cerca de ahí. Sango observaba con mucha determinación el contenido de esa olla, Kikyo, Kohaku y Kaede hablaban sobre cualquier cosa, mientras que Inuyasha, Miroku y Shippo estaban más alejados, estaban muy juntos, murmuraban rápidamente.
- Ya va a estar listo - dijo Shippo con nerviosismo mirando el líquido que contenía la olla.
- Ya es hora - dijo Miroku - A la cuenta de tres, Inuyasha avanzará lentamente hacia la salida, Shippo lo sigue y luego iré yo - dijo Miroku con el mismo nerviosismo.
- Entendido - a Inuyasha nunca le había gustado huir de ningún lado, pero tenía que reconocerlo, podía enfrentarse a cualquiera con gran valor, menos a una mujer enfadada y más aún si es Ahome, Sango o Kikyo.
- ¡Ya está listo! - exclamó una Sango alegre apagando el fuego y empezando a recoger unos platos y unos cubiertos.
- A la cuenta de tres....uno...dos...¡tres! - Miroku terminó de contar. Inuyasha avanzó sigilosamente, Shippo lo seguía muy pegado a el, y Miroku era el que terminaba la fila. Todo estaba marchando a la perfección, o eso creyeron cuando Inuyasha estuvo a punto de salir, pero como la vida es cruel y negra y Sango no tenía ni un pelo de tonta....
- ¿A DÓNDE CREEN QUE VAN? - Si todos habían creído que Sango no podía lucir más aterradoramente asesina que antes, pues se equivocaron y por bastante - ¡¡¡AHORA VERAN!!! ¡¡¡HIRAIKOT...!!! - una mano en el hombro detuvo su ataque.
- ¡Sango detente! - dijo Kikyo un poco alarmada - ¡No lo hagas!.
- ¡Gracias! - dijeron los tres sujetos que estaban en el suelo, se habían agachado para esquivar el boomerang. - ¡Kikyo nos has salvado!
- ¿Salvarlos? - dijo Kikyo con una expresión bastante fingida de sorpresa - Lo que le iba a decir a Sango era que no utilizara su ataque aquí, ya que podría arruinar la cabaña - los chicos la miraron con la boca abierta y sintiendo una gran desesperanza.
- Es verdad, discúlpame Kikyo - Sango salió en persecución de los tres amigos que se habían alejado lo más rápido posible.
- ¡Shippo! - Kohaku salió corriendo detrás del pequeño zorro. Corrió incluso más rápido que su propia hermana para alcanzarlo. Lo encontró a algunos metros de distancia de su hermana, la cual lo miraba curiosa.
- ¡Kohaku! - exclamó Shippo muy feliz de verlo, pero eso no impidió que siguiera corriendo - ¡Sabía que ibas a apoyarme siempre! ¡Ayúdame a despistar a tu hermana!.
- ¡Shippo! ¡Regrésame el dinero que te presté la semana pasada antes de que mi hermana te alcance! - le gritó el pequeño con cierta malicia.
- ¡QUE! - Shippo no podía creer la gran muestra de amistad que Kohaku le había demostrado - ¡Traidor! ¡Penes que éramos amigos! - tenía cascaditas de lágrimas en los ojos, no le quedo más remedio que seguir corriendo aún con más velocidad que antes.
Mientras que en la cabaña.......
- ¿De verdad sabrá tan mal la comida de Sango? - dijo Kaede intrigada llenando un plato con el misterioso contenido. Tomó un cucharón, lo llenó y se lo llevó a los labios. La pobre anciana apenas probó el contenido soltó el plato con el resto - ¡Esto sabe horrible! - estaba asqueada.
- Vamos a ver... - la sacerdotisa, a pesar de observar el rostro de intenso asco de su hermana agarró otro cucharón y lo metió en la olla - por tu rostro se claramente que sabe mal, sus labios bebieron el contenido del cucharón. El líquido pasó por la garganta de la mujer lentamente. La sacerdotisa lucía igual de asqueada que su hermana - ¡Es sencillamente repugnante! - devolvió lo que había en el plato a la olla - ¡Es peor que el mismo infierno! Alimentarse de almas en mucho mejor que esto.
- ¿Y ahora que vamos a hacer con toda la sopa? - preguntó Kaede - Me da pena botarla.... a pesar de lo horrible que está Sango la hizo con mucho entusiasmo y cariño.
- Se la das al perro de la vecina y si Sango pregunta le decimos que estuvo tan deliciosa que no dejamos nada - dijo Kikyo serenamente - Ella sabe que nunca hemos probado su comida.
- Aunque hay probabilidades de que ni si quiera el perro se la coma - apuntó Kaede.
- Kaede, nuestra querida vecina se la pasa todo el tiempo en la calle, casi nunca está en la casa y por eso el perro debe estar casi muriéndose - dijo Kikyo con la misma expresión - así que toda esa olla llena de comida deberá de ser una bendición para el pobre.
El contenido de la olla lo depositaron en otro envase y se lo llevaron al desnutrido perro. Estaba en un estado casi esquelético y su miraba era muy triste. Hasta el asesino más despiadado se compadecería de él.
- Toma, lindo perrito - Kikyo le dejó el envase enfrente. Ella tenía razón. Apenas el perro observó el envase tan lleno de comida empezó a devorarla con gran rapidez, en menos de un minuto ya había acabado con todo.
- Buen perro - Kikyo le acarició las orejas. El perro les ladró alegremente antes de que las dos sacerdotisas se marcharan.
- Como lo supuse - Kikyo tenía una sonrisa fría - por fin nos liberamos de esa repugnante sopa.
- Pero ahora que me acuerdo Kohaku dijo que le gustaba mucho la comida de su hermana ¿Cómo es posible eso? - Kaede recordó lo que dijo el niño le había dicho completamente asombrada.
Por primera vez en el día Kikyo no pudo contestar una pregunta. Ya que a ella también le parecía bastante raro.
Notas de la autora: ¡Hola! , ¿cómo les vál? Espero que mejor que a Inuyasha y a sus dos amigotes. ¡Dios! Sango si que debe cocinar así de mal, aún así Miroku se lo dijo de forma demasiado ¿sincera? XD , por eso nuestros queridos Inuyasha y Shippo tendrán que sufrir también ¿Qué le hará Sango? , menos mal que Sesshomaru no se junta con ellos; y hablando de el... ¿Podrá liberarse de semejante conjuro? y la pregunta gorda ¿De donde habrá sacado el otro brazo? y la pregunta del millón de dolares ¿La razón del título?. Ya falta poco... . No se olviden, cualquier comentario, duda, sugerencia, piedras por arrojarme, sean más amables que Kikyo y dejenme un rewiew ¡Onegaaaaiii!. Sayonaraaaaa n.n.
¡¡Se me olvidaba!! Hay que contestar los rewiews n.n
Arsinoe No Baka: Si lo se, no se han embriagado XD, lo que te puedo decir es que estos capítulos haran que el momento en el que se emborrachen sea...mucho peor >D ya veras....y lo de Sexymaru XXXDDD ¡¡Es cierto!! ¡¡El es el mejor!! y por supuesto que aparecera mucho mas....para su bien o mal jejejejejeje en cuanto lo demas solo te puedo decir que tienes que seguir leyendo n.n. Si , yo tambien estoy de acuerdo contigo acerca de los anti-Kikyo --pero cada quien tiene su opinion ¿no?
Yumiro: ¿Que tal? n.n ¿Que mi fic se estaponiendo mejor? ¡Muchas gracias! Yo pensaba que mi primer fic era mi primera basura jejejeje (Y lo sigo pensando XD) menosmal que hay quienes me leen, se les agradece la paciencia.¡Claro que lo seguire! bye
Usagui: ¿Te hice reir? ¿de veras? OO vaya, y yo creyendo que eran una hilera de estupideces una tras otra y otra y otra...XD buueeeennnooo, le seguire, aunque sea un asco, pero les prometo a los que me lean que hare lo mejor que pueda.
Eso es todo, espero que forfis siguan mandando rewiews ¡¡Sayonaraaaa!!
