DESPUÉS DE LA BATALLA
Capítulo V
A Omasu ésto le pareció sumamente extraño. ¿Qué sería lo que Okina deseaba saber?
- ¿Sobre qué asunto quieres que te diga toda la verdad? -preguntó.
- Sobre Misao. ¿No has notado que ha tenido un comportamiento muy extraño últimamente?
- ¿A qué te refieres?
- A que ha estado más callada, más reservada... Su alegría se ha apagado un poco... Especialmente cuando Aoshi está presente...
Omasu no dijo nada, aunque por su mente pasaron cientos de explicaciones de lo que le sucedía a Misao. Pero la verdad no tenía ni idea si debía contárselo a Okina ni mucho menos de cómo hacerlo.
- Sólo quiero saberlo porque me preocupa, nada más. -dijo Okina, para tranquilizar a la chica.- Y como sé que te cuenta sus confidencias a tí más que a Okon, pues por eso he decidido preguntarte.
- Bueno... -articuló Omasu. La verdad es que sí le preocupaba a ella también. ¡Y mucho! Quizás si debía decirle al anciano Onniwabanshu lo que sucedía.- Lo que pasa es que...
FLASH BACK
- Misao... ¿Dónde estás? -preguntó Omasu, buscando a la Okashira. Y la encontró recostada bajo un árbol, perdida en sus pensamientos y con un aire de tristeza en su mirada. Se acercó a ella, quien pareció no notar su presencia y ésto le preocupó: Ella no solía ser de ese tipo de personas que se abstraían tanto...
Se mantuvo unos segundos a su lado, esperando alguna reacción, pero ¡nada! Así que decidió interrumpir lo que sea que estuviese pensando.
- ¿Qué te sucede? -preguntó preocupada, mientras ponía una mano en el hombro de la chica. Misao pareció despertar y observó a Omasu a su lado.
- Nada... -fue lo único que atinó a decir. Era evidente que estaba mintiendo.
- Por alguna razón, no me lo creo... ¡Vamos...! Sabes que puedes confiar en mí.
Misao solamente suspiró y se quedó un rato más en silencio. - Bueno... Si de verdad no quieres, no puedo obligarte... -dijo Omasu y comenzó a retirarse. Pero se volvió al escuchar a Misao decir:
- Omasu... dime... ¿Qué edad tengo? -La pregunta le pareció extraña a la joven onmitzu, y sin embargo respondió:
- Dieciocho años. En un poco más de tres meses cumplirás diecinueve.
Misao suspiró. Esto le estaba gustando cada vez menos Omasu.
- Ya van casi tres años... -murmuró Misao, casi para sí misma.- Tres años esperando pacientemente, día tras día, a que Aoshi Shinomori se dé cuenta de mi presencia... Pero la vida sigue su curso y las cosas no cambian... La misma rutina sigue día tras día sin ningún cambio positivo.
- Pero... -intervino Omasu.- A mi me pareció que las cosas entre ustedes habían mejorado... -recordó entonces la mañana en que los descubrió dormidos, Misao abrazando al joven ex-okashira.- Tú misma te mostrabas muy feliz por ello hace unos días.
- Pues no es así... -respondió, con una sonrisa irónica.- He llegado a la conclusión de que mi tonto corazón me estaba engañando. Se ha comportado incluso más frío y más distante últimamente, si es que eso es posible... Y yo ya no puedo resistir más a esta situación... ¡Tengo que olvidarme de él, que arrancarlo de mi corazón!
- Pues no es la primera vez que te escucho decir eso. ¡Incluso he perdido la cuenta de la cantidad de veces que has dicho eso! Pero siempre puede más tu amor por él que esa decisión.
- No... esta vez será distinto... -dijo, casi como un susurro.- Aún no sé qué haré, pero en verdad será distinto...
Un par de silenciosas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Omasu no pudo más que pasar su brazo sobre los hombros de Misao, en señal de apoyo. Realmente era difícil ver así a la joven Okashira.
- ¡OMASU! -escuchó a lo lejos. Era Okon quien la llamaba.- ¿¿Te tragó la tierra mientras buscabas a Misao?? ¡Necesitamos ayuda con los clientes!
Misao secó rápidamente sus lágrimas. Se sentía mal por la situación, pero más mal se sentía al haber llorado por ello, aunque hubiese sido un llanto tan insignificante.
-Vamos... -dijo finalmente.- El deber nos llama...
FIN DEL FLASH BACK
- ... ¿Que tú los encontraste... DURMIENDO JUNTOS? - El rostro de preocupación de Okina cambió por uno de furia.
- ¡Tú lo has dicho! ¡DURMIENDO, viejo hentai! -intervino Omasu, antes de que el anciano se levantase decidido a asesinar a Aoshi.- El hecho de que tú seas incapaz de estar en el mismo futón con una jovencita ¡e incluso en la misma estancia! sin pensar en alguna perversidad, no quiere decir que Aoshi-san no pueda. Y recuerda, además, que él la ve como su protegida y nada más.
- Bueno... tienes razón... -dijo Okina calmándose un poco. Claro que él ya no estaba tan seguro de que Aoshi viera a Misao solamente como una "protegida", pero por otra parte, sabía que en realidad él era absolutamente incapaz de hacerle cualquiera de las millones de cosas que se le estaban pasando por la mente. (Cosas que ÉL si hubiese hecho, a decir verdad)
- Eso sucedió apenas ayer. -agregó la joven onmitzu.- Y Misao prometió decirme la decisión que tomaría al respecto.
- Está bien. -respondió Okina, retomando su temple serio.- Ya había imaginado yo que su actitud era por algo que tuviese que ver con Aoshi.
- Pero no podemos hacer nada más que esperar, ¿no?
- No, no podemos hacer nada... Gracias por la información. Puedes retirarte.
Omasu cerró la puerta tras de sí, mientras que Okina se quedó solo con sus pensamientos.
- En realidad si hay algo que se pueda hacer... -dijo para sí mismo.- Pero primero debo asegurarme que mis sospechas con respecto a Aoshi son ciertas. De ser así, aún será posible devolver la esperanza a la pequeña Misao...
- Qué extraño... -se decía la joven Okashira.- No creo que me dé gripe en ésta época del año, pero ya van más de diez veces que voy estornudando... ¿Será que alguien estará hablando de mi? ¡Naaaaaaa! No lo creo. Esas son sólo tonterías.
Ella se encontraba en las afueras del bosque, entrenando un poco con sus kunais. Nunca se podía saber cuándo se presentaría algún peligro en ésta época de paz, así que era mejor estar preparada y no era por presumir, pero había mejorado muchísimo. Tanto así que Shiro y Kuro, con los que generalmente entrenaba, tenían cada vez más dificultades en vencer a la joven Okashira, a pesar de tratarse solamente de un entrenamiento.
Ésta era una de las pocas actividades que en verdad la relajaban... Entrenar le ayudaba a concentrarse mejor y a despejar su mente de todos sus problemas e inquietudes. Por un momento, el mundo dejaba de girar en torno a Aoshi-sama y podía finalmente tomarse un tiempo para sí misma...
Continuó con sus ejercicios con mayor intensidad aún cuando de pronto sintió una presencia... Alguien la estaba observando... Lanzó inmediatamente una de sus kunais al lugar de donde venía esa presencia, para asustar a quienquiera que fuese. Pero la que se asustó fue ella misma.
- ¡Aoshi-sama! -exclamó. Sus ojos chocaron por instante, pero ella bajó la vista. ¿Qué estaba haciendo ese hombre en este lugar? Y peor que eso: ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?
El apuesto ex-líder llevaba más de quince minutos observándola, tratando de camuflar su energía para que ella no se diera cuenta de que se encontraba ahí. Había estado estudiando cada uno de los movimientos de la chica, observando su graciosa figura entrenando intensamente y anotando mentalmente lo que había progresado. Eso además de una serie de pensamientos acerca de lo hermosa que era y todo lo que significaba para él... los cuales le habían hecho perder su concentración y por lo tanto, que ella finalmente pudiese descubrirlo.
Aoshi observó fríamente la kunai que se encontraba clavada justo a la izquierda de su rostro en el grueso tronco de un árbol, desviada tan sólo unos cuantos centímetros a propósito. La desclavó de ahí sin mucha dificultad para proceder a entregársela a su dueña.
- Veo que has progresado... -dijo con el mismo tono de voz que siempre empleaba.
- Si... -dijo ella, mientras que su mente agregaba: "Pero no gracias a tu ayuda...". Y entonces agregó:- ¿Qué hace usted aquí?
- Estaba en el templo. -Fue su respuesta. Entonces Misao cayó en la cuenta del lugar en donde estaba.
- ¡Tonta de mí! -pensó.- ¡Sin darme cuenta me vine a entrenar aquí! Y él a fuerza debe pasar por éste lugar para volver al Aoiya... ¡Tonta mil veces!
Su subconsciente la había hecho irse a un lugar donde sabía que se encontraría con él.
El silencio reinó entre ambos por unos instantes, sin que ninguno hiciese esfuerzo alguno por romperlo. Misao se mantuvo mirando hacia algun punto perdido en el piso, mientras que Aoshi la observaba detenidamente. ¿Por qué ella no sostenía la mirada? Por lo general, cuando estaban juntos él tenía los ojos cerrados, pero podía sentir perfectamente la mirada de la joven Okashira sobre él. Además que cuando él la observaba, ella siempre respondía a su mirada...
Por increible que pareciera, ese y otros pequeños detalles le estaban afectando... Ahora ya no podía dejar de estar pendiente incluso de cada respiración de la joven.
- Volveré al Aoiya. -dijo finalmente Aoshi.- ¿Tardarás mucho en terminar con tu entrenamiento?
- No... -dijo.
- Bien... -dijo él. Y procedió a retirarse, mientras se condenaba mentalmente por no ser capaz de inventarse alguna excusa para quedarse con ella.
En su mente pasaban una maraña de pensamientos que en verdad lo aturdían... Además de tres palabras que no se atrevía aún a pronunciar, palabras que eran su sentencia de muerte... Llegó rápidamente al Aoiya y sin decir ni mirar a nada ni a nadie, se dirigió a su habitación.
No había estado en sus planes encontrarse con ella. De hecho, había pensado que lo mejor era no verla por unos días, en los que asimilaba todo lo que pasaba en su corazón... Pero había visto a lo lejos su silueta, en las afueras del bosque y no había podido resistir la tentación de acercarse y verla...
En verdad que ésto estaba mal... Muy mal... Él no podía... Sencillamente no debía... ¡Pero estaba sucediendo y no podía negarlo más! ¡En verdad ya no podía! Y entonces, esas tres palabras que eran a la vez su salvación y su condenación, surgieron finalmente de sus labios.
- Yo... la amo...
CONTINUARÁ...
-------------------------------------------------------
Oh, sí... En verdad que comprendo a Aoshi... Eso de descubrir que se ama a una persona que no se debe es feo, muy feo... Además que Okina ya está metiendo más sus barbas en el asunto, jejeje :P Ya sentía yo que estaba centralizando mucho el fic en Aoshi y Misao, sin darle oportunidad a los otros de que intervinieran mucho.
Agradecimientos a: naoko LK; aska ishida y mikomi shinomori. ¡Gracias por sus reviews!
Este capítulo se lo dedico a... mis perros :P Es que ellos escuchan muy atentamente todos mis traumas psicológicos personales, aunque lo malo es que esperan como pago un poco de mi comida ¬¬ XD
Lita Kino.
Capítulo V
A Omasu ésto le pareció sumamente extraño. ¿Qué sería lo que Okina deseaba saber?
- ¿Sobre qué asunto quieres que te diga toda la verdad? -preguntó.
- Sobre Misao. ¿No has notado que ha tenido un comportamiento muy extraño últimamente?
- ¿A qué te refieres?
- A que ha estado más callada, más reservada... Su alegría se ha apagado un poco... Especialmente cuando Aoshi está presente...
Omasu no dijo nada, aunque por su mente pasaron cientos de explicaciones de lo que le sucedía a Misao. Pero la verdad no tenía ni idea si debía contárselo a Okina ni mucho menos de cómo hacerlo.
- Sólo quiero saberlo porque me preocupa, nada más. -dijo Okina, para tranquilizar a la chica.- Y como sé que te cuenta sus confidencias a tí más que a Okon, pues por eso he decidido preguntarte.
- Bueno... -articuló Omasu. La verdad es que sí le preocupaba a ella también. ¡Y mucho! Quizás si debía decirle al anciano Onniwabanshu lo que sucedía.- Lo que pasa es que...
FLASH BACK
- Misao... ¿Dónde estás? -preguntó Omasu, buscando a la Okashira. Y la encontró recostada bajo un árbol, perdida en sus pensamientos y con un aire de tristeza en su mirada. Se acercó a ella, quien pareció no notar su presencia y ésto le preocupó: Ella no solía ser de ese tipo de personas que se abstraían tanto...
Se mantuvo unos segundos a su lado, esperando alguna reacción, pero ¡nada! Así que decidió interrumpir lo que sea que estuviese pensando.
- ¿Qué te sucede? -preguntó preocupada, mientras ponía una mano en el hombro de la chica. Misao pareció despertar y observó a Omasu a su lado.
- Nada... -fue lo único que atinó a decir. Era evidente que estaba mintiendo.
- Por alguna razón, no me lo creo... ¡Vamos...! Sabes que puedes confiar en mí.
Misao solamente suspiró y se quedó un rato más en silencio. - Bueno... Si de verdad no quieres, no puedo obligarte... -dijo Omasu y comenzó a retirarse. Pero se volvió al escuchar a Misao decir:
- Omasu... dime... ¿Qué edad tengo? -La pregunta le pareció extraña a la joven onmitzu, y sin embargo respondió:
- Dieciocho años. En un poco más de tres meses cumplirás diecinueve.
Misao suspiró. Esto le estaba gustando cada vez menos Omasu.
- Ya van casi tres años... -murmuró Misao, casi para sí misma.- Tres años esperando pacientemente, día tras día, a que Aoshi Shinomori se dé cuenta de mi presencia... Pero la vida sigue su curso y las cosas no cambian... La misma rutina sigue día tras día sin ningún cambio positivo.
- Pero... -intervino Omasu.- A mi me pareció que las cosas entre ustedes habían mejorado... -recordó entonces la mañana en que los descubrió dormidos, Misao abrazando al joven ex-okashira.- Tú misma te mostrabas muy feliz por ello hace unos días.
- Pues no es así... -respondió, con una sonrisa irónica.- He llegado a la conclusión de que mi tonto corazón me estaba engañando. Se ha comportado incluso más frío y más distante últimamente, si es que eso es posible... Y yo ya no puedo resistir más a esta situación... ¡Tengo que olvidarme de él, que arrancarlo de mi corazón!
- Pues no es la primera vez que te escucho decir eso. ¡Incluso he perdido la cuenta de la cantidad de veces que has dicho eso! Pero siempre puede más tu amor por él que esa decisión.
- No... esta vez será distinto... -dijo, casi como un susurro.- Aún no sé qué haré, pero en verdad será distinto...
Un par de silenciosas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Omasu no pudo más que pasar su brazo sobre los hombros de Misao, en señal de apoyo. Realmente era difícil ver así a la joven Okashira.
- ¡OMASU! -escuchó a lo lejos. Era Okon quien la llamaba.- ¿¿Te tragó la tierra mientras buscabas a Misao?? ¡Necesitamos ayuda con los clientes!
Misao secó rápidamente sus lágrimas. Se sentía mal por la situación, pero más mal se sentía al haber llorado por ello, aunque hubiese sido un llanto tan insignificante.
-Vamos... -dijo finalmente.- El deber nos llama...
FIN DEL FLASH BACK
- ... ¿Que tú los encontraste... DURMIENDO JUNTOS? - El rostro de preocupación de Okina cambió por uno de furia.
- ¡Tú lo has dicho! ¡DURMIENDO, viejo hentai! -intervino Omasu, antes de que el anciano se levantase decidido a asesinar a Aoshi.- El hecho de que tú seas incapaz de estar en el mismo futón con una jovencita ¡e incluso en la misma estancia! sin pensar en alguna perversidad, no quiere decir que Aoshi-san no pueda. Y recuerda, además, que él la ve como su protegida y nada más.
- Bueno... tienes razón... -dijo Okina calmándose un poco. Claro que él ya no estaba tan seguro de que Aoshi viera a Misao solamente como una "protegida", pero por otra parte, sabía que en realidad él era absolutamente incapaz de hacerle cualquiera de las millones de cosas que se le estaban pasando por la mente. (Cosas que ÉL si hubiese hecho, a decir verdad)
- Eso sucedió apenas ayer. -agregó la joven onmitzu.- Y Misao prometió decirme la decisión que tomaría al respecto.
- Está bien. -respondió Okina, retomando su temple serio.- Ya había imaginado yo que su actitud era por algo que tuviese que ver con Aoshi.
- Pero no podemos hacer nada más que esperar, ¿no?
- No, no podemos hacer nada... Gracias por la información. Puedes retirarte.
Omasu cerró la puerta tras de sí, mientras que Okina se quedó solo con sus pensamientos.
- En realidad si hay algo que se pueda hacer... -dijo para sí mismo.- Pero primero debo asegurarme que mis sospechas con respecto a Aoshi son ciertas. De ser así, aún será posible devolver la esperanza a la pequeña Misao...
- Qué extraño... -se decía la joven Okashira.- No creo que me dé gripe en ésta época del año, pero ya van más de diez veces que voy estornudando... ¿Será que alguien estará hablando de mi? ¡Naaaaaaa! No lo creo. Esas son sólo tonterías.
Ella se encontraba en las afueras del bosque, entrenando un poco con sus kunais. Nunca se podía saber cuándo se presentaría algún peligro en ésta época de paz, así que era mejor estar preparada y no era por presumir, pero había mejorado muchísimo. Tanto así que Shiro y Kuro, con los que generalmente entrenaba, tenían cada vez más dificultades en vencer a la joven Okashira, a pesar de tratarse solamente de un entrenamiento.
Ésta era una de las pocas actividades que en verdad la relajaban... Entrenar le ayudaba a concentrarse mejor y a despejar su mente de todos sus problemas e inquietudes. Por un momento, el mundo dejaba de girar en torno a Aoshi-sama y podía finalmente tomarse un tiempo para sí misma...
Continuó con sus ejercicios con mayor intensidad aún cuando de pronto sintió una presencia... Alguien la estaba observando... Lanzó inmediatamente una de sus kunais al lugar de donde venía esa presencia, para asustar a quienquiera que fuese. Pero la que se asustó fue ella misma.
- ¡Aoshi-sama! -exclamó. Sus ojos chocaron por instante, pero ella bajó la vista. ¿Qué estaba haciendo ese hombre en este lugar? Y peor que eso: ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?
El apuesto ex-líder llevaba más de quince minutos observándola, tratando de camuflar su energía para que ella no se diera cuenta de que se encontraba ahí. Había estado estudiando cada uno de los movimientos de la chica, observando su graciosa figura entrenando intensamente y anotando mentalmente lo que había progresado. Eso además de una serie de pensamientos acerca de lo hermosa que era y todo lo que significaba para él... los cuales le habían hecho perder su concentración y por lo tanto, que ella finalmente pudiese descubrirlo.
Aoshi observó fríamente la kunai que se encontraba clavada justo a la izquierda de su rostro en el grueso tronco de un árbol, desviada tan sólo unos cuantos centímetros a propósito. La desclavó de ahí sin mucha dificultad para proceder a entregársela a su dueña.
- Veo que has progresado... -dijo con el mismo tono de voz que siempre empleaba.
- Si... -dijo ella, mientras que su mente agregaba: "Pero no gracias a tu ayuda...". Y entonces agregó:- ¿Qué hace usted aquí?
- Estaba en el templo. -Fue su respuesta. Entonces Misao cayó en la cuenta del lugar en donde estaba.
- ¡Tonta de mí! -pensó.- ¡Sin darme cuenta me vine a entrenar aquí! Y él a fuerza debe pasar por éste lugar para volver al Aoiya... ¡Tonta mil veces!
Su subconsciente la había hecho irse a un lugar donde sabía que se encontraría con él.
El silencio reinó entre ambos por unos instantes, sin que ninguno hiciese esfuerzo alguno por romperlo. Misao se mantuvo mirando hacia algun punto perdido en el piso, mientras que Aoshi la observaba detenidamente. ¿Por qué ella no sostenía la mirada? Por lo general, cuando estaban juntos él tenía los ojos cerrados, pero podía sentir perfectamente la mirada de la joven Okashira sobre él. Además que cuando él la observaba, ella siempre respondía a su mirada...
Por increible que pareciera, ese y otros pequeños detalles le estaban afectando... Ahora ya no podía dejar de estar pendiente incluso de cada respiración de la joven.
- Volveré al Aoiya. -dijo finalmente Aoshi.- ¿Tardarás mucho en terminar con tu entrenamiento?
- No... -dijo.
- Bien... -dijo él. Y procedió a retirarse, mientras se condenaba mentalmente por no ser capaz de inventarse alguna excusa para quedarse con ella.
En su mente pasaban una maraña de pensamientos que en verdad lo aturdían... Además de tres palabras que no se atrevía aún a pronunciar, palabras que eran su sentencia de muerte... Llegó rápidamente al Aoiya y sin decir ni mirar a nada ni a nadie, se dirigió a su habitación.
No había estado en sus planes encontrarse con ella. De hecho, había pensado que lo mejor era no verla por unos días, en los que asimilaba todo lo que pasaba en su corazón... Pero había visto a lo lejos su silueta, en las afueras del bosque y no había podido resistir la tentación de acercarse y verla...
En verdad que ésto estaba mal... Muy mal... Él no podía... Sencillamente no debía... ¡Pero estaba sucediendo y no podía negarlo más! ¡En verdad ya no podía! Y entonces, esas tres palabras que eran a la vez su salvación y su condenación, surgieron finalmente de sus labios.
- Yo... la amo...
CONTINUARÁ...
-------------------------------------------------------
Oh, sí... En verdad que comprendo a Aoshi... Eso de descubrir que se ama a una persona que no se debe es feo, muy feo... Además que Okina ya está metiendo más sus barbas en el asunto, jejeje :P Ya sentía yo que estaba centralizando mucho el fic en Aoshi y Misao, sin darle oportunidad a los otros de que intervinieran mucho.
Agradecimientos a: naoko LK; aska ishida y mikomi shinomori. ¡Gracias por sus reviews!
Este capítulo se lo dedico a... mis perros :P Es que ellos escuchan muy atentamente todos mis traumas psicológicos personales, aunque lo malo es que esperan como pago un poco de mi comida ¬¬ XD
Lita Kino.
