Harry Potter y el príncipe Mestizo
CAPITULO I
Sueños Reveladores
Saliendo de la estacion King Cross en Londres, un muchacho delgaducho pensaba en lo que acababa de ocurrir.
FLASH BACK
– Buenas Tardes– dijo el señor Weasley educadamente a tío Vernon cuando se paró justo delante de él– . No se si se acordará de mí, me llamo Arthur Weasley.
Teniendo en cuenta que dos añosantes el señor Weasley había demolido sin ayuda de nadie el salón de los Dursley, a harry le asbría sorprendido mucho que su tío se hubiera olvidado de él. En efecto, tío Vernon se puso de un color morado aún mas intenso y miró con odio al señor Weasley, pero decidió no decir nada, en parte, quizá, porque los otros los doblaban en número. Tía Petunia parecía asustada y abochornada; no paraba de mirar alrededor, como si la aterrara pensar que alguien pudiera verla en semejante compañía. Dudley por su parte, intentaba hacerse pequeño e insignificante, una hazaña en la que fracasaba estrepitosamente.
– Sólo queríamos decirle un par de cosas con respecto a Harry – prosiguió el señor Weasley sin dejar de sonreir.
– Sí– gruñó Moody– . Y del trato que queremos que reciba mientras esté en su casa.
A tío Vernon se le erizaron los pelos del bigote de indigfnación. Se dirigió a Moody, seguramente porque el bombín le había causado la erronea impresión de que ese personaje éra el que mas se parecía a él.
– Que yo sepa, lo que ocurra en mi casa no es de su incumbencia…
– Mire, sobre lo que usted no sabe podrían ewscribirse varios libros, Dursley –gruñó Moody.
– Bueno, no es de eso de lo que se trata –intervino Tonks, cuyo pelo de color rosa parecía ofender a tia Petunia más que cualquier otra cosa, porque cerró los ojos para no verla–. De lo que se trata es de que si nos enteramos de que han sido desagradables con Harry…
–…y no duden de que nos enteraríamos…–añadió Lupin con amabilidad.
– Si –terció el señor Weasley–, aunque no permitan a Harry utilizar el felétono…
– Teléfono –le susurró Hermione.
– Si tenemos la más ligera sospecha de que Potter ha sido objeto de cualquier tipo de malos tratos, tendran que responder ante nosostros –concluyó Moody.
Tío Vernon se infló de forma alarmante. Su orgullo era aún mayor que el miedo que le inspiraba aquella pandilla de bichos raros.
–¿Me está amenazando, señor? –preguntó en voz tan alta que varias personas que pasaban por allí se volvieron y se quedaron mirándolo.
–Sí–contestó Ojoloco, que se mostraba muy contento por el hecho de que tío Vernon hubiera captado el mensaje tan deprisa.
–¿Y diría usted que parezco de esa clase de hombres que se dejan intimidar? –le espetó tío Vernon.
–Bueno…–respondió Moody echándose hacia atrás el bombín para dejar al descubierto su ojo mágico, que giraba de un modo siniestro. Tio Vernon retrocedió, horrorizado, y chocó aparatosamente contra un carrito de equipajes–. Bueno yo diría que si, Dursley.–Después se volvió hacia Harry y añadió–: Bueno, Potter, si nos necesitas, péganos un grito. Si no tenemos noticias tuyas durante tres días seguidos, enviaremos a alguien a…–Tía Petunia se puso a gimotear lastimeramente. Era evidente que estaba pensdando en lo que dirían los vecinos si veían a aquellas personas desfilando por el camino de su jardín–. Adiós, Potter –se despidió Moody, y agarró brevemente a Harry por el hombro con su huesuda mano.
–Cuídate, Harry –dijo Lupin con voz queda–. Estaremos en contacto.
–Harry, te sacaremos de allí en cuanto podamos –le susurró la señora Weasley, y volvió a abrazarlo.
–Nos veremos pronto, compañero –murmuró Ron, nervioso, estrechándole la mano a su amigo.
–Muy pronto, Harry –aseguró Hermione con seriedad–. Te lo prometemos.
Harry asintió con la cabeza. No encontraba palabras para explicarles lo que significara para el verlos a todos allí en fila, expresándole su apoyo. Así que sonrió, levantó una mano para decir adiós, se dio la vuelta y echó a andar hacia la soleada calle mientras tío Vernon, tía Petunia y Dudley corrían tras el.
Fin del Flash Back
Harry caminaba en dirección al carro de tío Vernon, esperando que pronto se encontrara de nuevo con sus amigos. Volteó a ver hacia donde estaban sus amigos, pero ya no seguían allí. Solo habían pasado un minuto, y ya echaba de menos a sus mejores amigos.
Tío Vernon se masticaba la reprimenda que le iba a dar a Harry, solo por el temor a que las personas que lo acababan de amenazar, lo convirtieran en sapos. Sin embargo, tía Petunia hizo algo sorprendente.
–Harry, cariño, ¿cómo te encuentras?–preguntó tía Petunia al subir todos al auto–. Te noto algo deprimido.
Tío Vernon la miró con sorpresa e incredulidad.– ¿Pe-Petunia, querida?–. ¿Su propia esposa, siendo amable con ese engendro de la naturaleza? Algo que nunca hubiera imaginado.
–Estoy bien, gracias– Respondió un muy sorprendido Harry, con lágrimas en los ojos. –¿Podemos irnos ya, por favor?
Dudley miraba a Harry con cierto Temor pero a la vez con curiosidad. Nunca lo habia visto llorar, excepto cuando tío Vernon lo golpeaba. Algo debió pasar en su escuela, como para que él estuviera así. Todavía recordaba las pesadillas de Harry de un tal Cedric. (N.A. Leer Harry Potter y la Orden del Fenix, Capítulo 1 Página 23)
Cuando llegaron a la casa, Harry subía directamente hacia su habitación, cuando tío Vernon lo llamó. –Chico, ven aquí ahora–.
–Ya voy– respondió de mala gana Harry.
Tío Vernon y tía Petunia aguardaban en la cocina a que Harry llegara, y en cuanto lo hizo, hablaron con una amabilidad que nunca hubiesen usado para con Harry. –Harry, queremos saber que te pasa, porque notamos que estabas llorando en el carro de vuelta a casa– dijo tía Petunia con dulzura.
–¿Se acuerdan de Sirius Black?–preguntó Harry, derramando lágrimas.
–¿Tu padrino, ¿ese que apareció en la televisión?–preguntó tío Vernon–. ¿Qué pasa con él?
–Mu-murió, lo mató un mortífago–contestó harry dejando de contener las lágrimas que corrian ahora por su mejilla.
–Un momento– lo interrumpió tío Vernon– ¿qué es un "mortigato"?
–Mortífago es un seguidor de Lord Voldemort– contestó Harry, deseando poder ir a su cuarto, y encerrarse ahí a llorar todo lo que le restaba de vida. –¿Me puedo retirar ya?
–Si Harry, ya puedes subir a tu habitación–respondió tía Petunia preocupada–.
Cuando Harry llegó a su habitación, se hechó a la cama y lloró, lloró, hasta que se quedó dormido.
Harry caminaba por una vereda que extrañamente le parecía familiar. Hasta que llegó a un pequeño pueblo, y se dirigió hacia el centro del mismo.
Cuando estaba ahí, un hombre apareció ante él. Éra igual a el, solo que mas grande, y con los ojos castaños.
– ¿Pa-papá?– preguntó Harry al hombre con lágrimas en los ojos– ¿Eres tú en realidad?
-Si, Harry. Soy yo……
