Capítulo 3—Un Alma al Borde del Abismo.
Snape sentía que una ola de fuego le tocaba la piel. ¿Cómo se atrevía Potter a decirle como actuar? ¡Potter ni siquiera tenía idea, no entendía nada! Él caminó de regreso a su salón azotando la puerta fuertemente detrás de él, haciendo saltar a todos los estudiantes. Longbottom tiró un frasco lleno de poción al suelo. Snape le dirigió una mirada penetrante y maliciosa, mirada que hizo que se pusiera inmediatamente a limpiar el piso.
Recorrió el salón encontrando un defecto en cada una de las pociones de los alumnos. La Señorita Granger como era de esperar había hecho una poción perfecta, pero de todos modos, le reclamó por el tono del color de su poción. Ella resoplo de enojo hacia él. Snape le quitó 5 puntos a Gryffindor por ello. Le gustaba molestarla, despues de todo, ella era uno de los amigos de Potter.
"Limpien sus escritorios, y cuando terminen se pueden ir"
Los estudiantes limpiaron rápidamente y salieron del salón sintiendo que el profesor estaba de muy mal humor, bueno de más mal humor de lo acostumbrado.
Los únicos que se quedaron fueron Malfoy, Crabbe y Goyle.
"¿Qué tanto hacen que no se van?"
Draco respondió "Estoy haciendo una poción que hará temblar a la escuela"
"¿Qué? preguntó Snape muy intrigado, caminando a ver el caldero.
Crabbe y Goyle retrocedieron y dejaron el salón rápidamente, "Cobardes". Dijo Draco.
Miró a Snape de manera maliciosa. "He mezclado belladona y una infusión de arsénico. Todo lo que se necesita hacer es poner un poco de esto en las bebidas de Potter y Dumbledore, pasa así deshacernos de ellos; los mortifagos y el Señor Oscuro podrían entrar a la escuela y nosotros…"
Draco nunca terminó la oración por que algo se despertó en el interior de Snape. Su enojo por las palabras de Potter y el horror de lo que estaba escuchando, hizo que una furia ciega lo poseyera, y rápidamente separo a Draco del caldero y lo azotó con fuerza contra la pared.
"¡¡Estas loco!! Tu pequeño niño estúpido. ¿Dónde conseguiste los ingredientes?, ¿Los robaste de mi alacena?. Le gritaba a Draco quien se sentó en el suelo todavía pegado a la pared, mientras que la sangre de su labio que se había abierto, se resbalaba por su barbilla. Sus ojos estaban llenos de angustia y conmoción.
Snape se quedó ahí, sintiéndose como sí un balde de agua fría le hubiera caído encima. Se dio cuanta de lo que había hecho, le había pegado a un estudiante, a Draco de todos los estudiantes. Draco, quien siempre había sido su favorito. Conmocionado con sus propias acciones se dejó caer al suelo cerca de donde estaba el chico.
Respiró profundo con voz que señalaba culpabilidad dijo. "No quise pegarte, pero ve lo que has hecho". Trató de tomar el brazo de Draco para levantarlo pero él no se lo permitió.
¿Por qué?, Draco pregunto con voz ronca. "De todas las personas en Hogwarts, tu eres el único que sabe, ¡yo confíe en ti!". Bajo la cabeza y tomó aire. "¿Cómo pudiste hacer esto?". Se levantó, y Snape lo agarró del brazo, Draco lo miro con sus ojos grises llenos de desilusión y reproche. "Tu eres la única persona en el mundo…"su voz haciéndose inaudible cuando bajo la cabeza , enfocando la mirada en el piso.
El corazón de Snape dio un doloroso vuelco, "Ven déjame ver". Gentilmente tomo la barbilla puntiaguda de Draco levantando su rostro. Cuidadosamente le toco la mandíbula, pero sólo encontró una marca roja donde la mano había pegado, sobre la pálida piel. Su labio se había abierto pero ya había dejado de sangrar. El pelo rubio y lacio, muy parecido al de Lucius caía sobre sus ojos, una sola lágrima se derramó sobre su mejilla pero rápidamente la limpio como si le diera vergüenza.
Snape sacudió la cabeza y dijo calmadamente. "Te traeré una poción para ayudar a esconder el moretón" y mirando al chico añadió. "Draco, tenemos que hablar de esto".
Draco se zafó de su brazo, y salió corriendo del salón, Snape lo dejó ir. Y luego como en sueños se dejo caer sobre su silla, con los ojos cerrados.
¿Por qué no se había quedado en la cama por los últimos dos días? Primero las perturbadoras revelaciones acerca de Potter que había recibido la noche anterior. Y ahora había destruido la poca confianza que le tenía Draco Malfoy, confianza con la cual tal vez algún día tendría la oportunidad de salvar al chico de convertirse el un mortifago.
Potter estaba en lo correcto. Aunque Snape preferiría morir antes de admitirlo. El siempre dejaba a Malfoy salirse con la suya. El sólo lo hacia por que Draco le caía bien y por que sabía la clase de vida que el chico llevaba y la horrible vida que el destino le estaba preparando. Snape sospechaba que Draco ciegamente seguiría a Voldemort y a la oscuridad que esté le ofrecía solo para impresionar a su padre.
Lucius era el único aliado de Snape en la escuela, el único que se oponía junto a él al grupo de Potter. Desde ahí se hicieron amigos. Él estuvo ahí cuando Lucius se casó. Él conocía a Draco prácticamente desde que este había nacido. El también había atestiguado como se volvía más frío y exigente con su hijo. Auque a Draco se le daba todo lo que quería , nunca recibió realmente amor. Y al mismo tiempo que Draco crecía, más violento Lucius se ponía con él, de manera que el niño se fue acercando a Snape sintiendo que alguien realmente se preocupaba por él.
Snape nunca supo que tan mal las cosas estaban hasta un día casi a finales de las vacaciones de verano despues del primer año, cuando Draco llegó a su oficina en Hogwarts, lleno de moretones y sangrando, sus palabras todavía le quemaban el alma. "No tenía a nadie más, con quien ir".
Snape estaba horrorizado cuando le vio la espalda toda cubierta de moretones y rasguños, causados despues de una discusión con Lucius por no haberles ganado ni a Granger ni a Potter, y sobretodo por no haber detenido a Potter de vencer a Voldemort. Snape lo había escondido en su oficina y con varias pociones lo ayudo a recuperarse a tiempo para cuando comenzarán las clases.
Se había sorprendido de lo duro que Draco resulto ser, ya que no había llorado ni gritado cuando le aplicaban las pociones en la espalda, aun cuando Snape sabía que quemaban como fuego. También recordó el tercer año cuando fingió estar lastimado del brazo por más tiempo para poder evitar otro partido de Quidditch contra Potter, por lo atemorizado que estaba de perder nuevamente y de las consecuencias que esto le traería.
Draco tenía muy pocos placeres verdaderos en la vida, así que cuando molestaba a Potter o a los otros Snape lo permitía. Algunas veces la amargura de la vida lo hacia comportarse de esa misma manera. El no se había dado cuanta de lo sería que se había vuelto la situación hasta ese día. Draco en su intento interminable de complacer a su padre Lucius había formulado un plan para matar a Dumbledore y a Potter.
Snape habiendo venido de un hogar violento, sabía la máscara o apariencia que Draco ponía ante la demás gente, y también sabía lo tentador que era el poderoso lado oscuro. Él quería ser para Draco lo que Dumbledore habría sido para él. Su salvador en la oscuridad y el vacío. Alguien que le diera un propósito y salvación, alguien a quien le importará y se preocupará por él, alguien a quien le importará sí vivía o moría. Respiró profundamente, a él le importaba ese chico, él no quería verlo convertido en un Mortífago y esclavo de Voldemort, él tendría que ganarse su confianza nuevamente.
El decidió darle a Draco el resto del día para que se calmara, luego lo buscaría y lo obligaría a escuchar.
El se sentó pensando en lo diferentes que Malfoy y Potter eran, aun aspa los dos habíasn sufrido demasiado en sus jóvenes vidas. Potter de alguna manera lo habúa superado, conservando su corazón puro; mientras que Draco así como él, se había dirigido hacia la oscuridad y la amargura.
