Capítulo Dos – Respuestas Incontables

Temprano la mañana siguiente, el rey y el mago estudiaban detenidamente la biblioteca de palacio; por lo menos, el apenas organizado cáos que pasaba por uno. Cada libro, pergamino, y documento importante eran guardados en el pequeño cuarto normalmente utilizado como almacén. Mithrandir estaba sentado en el piso en el medio del caos, mientras Thranduil ocupaba el único escritorio en del cuarto.

Cualquier cosa remotamente utilizable fue leído rápidamente por lo menos tres veces. Después de estudiar detenidamente varios volúmenes grandes, Mithrandir levantó un papel que había encontrado dentro de uno de los libros, el cual tenía un dibujo en él. Thranduil levantó los ojos, quedando boquiabierto del shock al ver lo que el Istar sostenía en sus manos. "¿Qué es esto? ¿Thranduil, lo hizo a los tres años? Es bastante bueno para haberlo hecho a tan corta edad . ¿Es un conejo?"

Thranduil casi se cae sobre la mesa, desordenando gran cantidad de documentos. Rápidamente le arrebató el papel de las manos del mago, y lo guardó en el bolsillo de su tunica. "Era un árbol." Murmuró entre dientes, sus mejillas enrojeciendose.

"¿De verdad? No me di cuenta." Dijo Mithrandir, sus labios curvandose un poco.

El Rey Elfo le dio una mirada de molestia. "¿Podríamos volver a trabajar, por favor?"

"Por supuesto." Mithrandir sonrió, mirando al elfo con un brillo especial en sus ojos.

Varias horas pasaron, y todavía no habían encontrado nada. Mithrandir dejó a un lado el libro que estaba leyendo. "Si no le importa, mellon vell, este viejo necesita estirar las piernas y aclarar su mente."

Sin sacar la vista de su pergamino, Thranduil afirmó con la cabeza y ondeó la mano, permitiendole la salida. Después de unos minutos, dejó el documento a un lado. Con un profundo y pesado suspiro, se estiró para tomar otro pergamino al final de la mesa. "¿Elbereth, terminará esto alguna vez?" Murmuró para sí.

Después de echarle una ojeada rápida, arrojó el pergamino al aire, renunciando a los papeles que lo estaban llevando a ningún lado.

Inspeccionó el cuarto, dándose cuenta de que estaba literalmente sumerjido en textos, rollos y otros documentos. Sacudió la cabeza sin poder creerlo. Encontrar algo semejante a lo q estaba buscando podría tardar semanas, meses, tiempo que Bosque Verde no podía disponer.

Al azar, Thranduil tomó un libro adornado con grandes puntillas, y dándo una rápida mirada sobre las páginas, encontró algo que llamó su atención. Esto lo emocionó tanto, que dio un giro en el lugar y casi cae de espaldas al suelo.

Hirnin ha!" Exclamó.

Mithrandir entró nuevamente en el cuarto a paso apresurado."¡Na vedui! ¡Dangweth!"

Thranduil estaba sumergido en el texto, e inclinado sobre él, sus ojos recorrieron las páginas de aquí para allá. De pronto, el rostro del Rey Elfo empalideció de muerte y sus ojos se agrandaron con terror. Dejó caer el libro abierto en el escritorio al tiempo que dejaba su asiento, y con prisa huyó del cuarto.

Desconcertado, Mithrandir caminó hacia el escritorio y tomó el libro, leyendo donde el elfo había dejado. Leyó apresuradamente el último pasaje, y se sobresaltó tal y como Thranduil lo había hecho:

"...Si en la oscuridad Bosque Verde el Grande ha de caer,

La muerte el peor destino de la tierra no será.

Si el rey su reino quiere conservar,

Al siguiente varón heredero al trono deberá sacrificar.

Sobre la Roca de Sacrificios él yacerá

Y por las manos de su propio padre morirá..."

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mellon vell (querido amigo)

¡Hirnin ha! (¡Ya lo encontré!)

¡Na vedui! ¡Dangweth! (¡Por fin! ¡Una Respuesta!)