¿Ellos? ¿Ellas? ¿Quiénes?

By: Amaranta Riddle

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DISCLAIMER: todos los personajes conocidos son propiedad de la WB y J. K. Rowling y son utilizados sin fines de lucro

N/A: Este Fanfic contiene Flash, contenido homosexual tanto de hombres como de mujeres, no me hago responsable de los daños mentales que pueda causar en el lector. Contenido no apto para menores de 16 años.

RESUMEN: Una locura de la autora, contiene personajes tomados de una serie de TV. Que espero reconozcan ustedes, dedicado con mucho cariño a FAY HUBBLE (snitch, sis') y a BELLATRIX LESTRANGE (bloody, má') ¡¡Disfruten y no olviden el comentario!

CAPÍTULO 4:

Las Galas Y Visita A San Mungo

Como no todo es para siempre y todo lo bueno acaba tarde o temprano, el día 29 de agosto había llegado en un parpadeo. Dumbledore le había comunicado que después de la lectura sería llevado directamente a Hogwarts, dónde sería alcanzado posteriormente por sus amigos y Tunks; además le había dado una lista detallada de aquellos que asistirían a la lectura, sorprendiendo el hecho de que Severus Snape figuraba como uno de los convidados.

La tarde la pasó en la nueva oficina de Artur Weasley, que le había sido dada gracias al ascenso que había obtenido al haber ayudado durante los acontecimientos de hacía unos meses atrás. Había hablado con Percy unos momentos, si es que se puede llamar "hablar" al hecho de escuchar a alguien jactarse de "casi" obtener el puesto de su antiguo jefe.

Cuando por fin la hora llegó y se encontraba en aquella sala que anteriormente había servido para enjuiciarle por algo que el mismo ministerio había propiciado se vio de pronto rodeado de recuerdos sobre el año anterior, recordó a Dolores Umbridge, a Cornelius Fudge y a… a Lucius Malfoy.

-Tranquilícese, Sr. Potter- la melosa voz de Snape lo sacó de sus pensamientos –Esto no es de ninguna manera un juicio ni una clase de Pociones- añadió

-¡Profesor Snape!- exclamó Harry mirando al hombre –Yo… en realidad quería hablar con usted sobre algo

-¿Sobre qué Sr. Potter?- preguntó a la defensiva

-Sobre lo que pasó el curso pasado…

-Ni siquiera lo mencione, Potter- dijo enfadado

-Es solo que… quería decirle que lo lamento, usted tiene razón, no debí meterme en lo que no me incumbe- dijo con honestidad mirando a Snape a los ojos

-Me extraña que no haya corrido a contarlo a sus amigos, seguro hubieran tenido algo de qué reír

-No veo por qué había de hacerlo, tampoco creo que sea motivo de burla

-No veo por qué está haciendo esto, Sr. Potter, pero si lo que pretende es burlarse de mí…

-No es esa mi intención- dijo el chico firme –solo deseaba disculparme con usted, pero tal vez no sea capaz de aceptar una disculpa

-No me hable en ese tono Sr. Potter, recuerde que aún soy su profesor…

-Por ello pretendía limar asperezas- dijo dando la vuelta y dirigiéndose a un lugar vacío lejos del hombre

-¡Potter, espere!- llamó Snape –lo lamento- atinó a decir –no tiene que buscar otro lugar

No comprendía por qué, pero al sentirse cerca del hombre en ese momento había olvidado todo temor y el dolor que sentía al recordar lo que había sucedido cesó por un momento; así que permaneció en ese lugar.

La lectura dio inicio, el mismo Albus Dumbledore era quien daría lectura ante la mirada de Cornelius Fudge y otros funcionarios del ministerio que sin duda constatarían que todo lo espetado en el pergamino fuese leído verídica mente y cumplido conforme a la voluntad del difunto.

Había nombrado primeramente a Dumbledore, a quién había dejado la Mansión Black con instrucciones de hacer con lo que había dentro lo que considerara pertinente. A Hagrid le dejó encargada a "su pequeña mascota"; el semigigante casi saltaba de la emoción, sabía perfectamente a qué se refería. A Remus le dejó una casa que había adquirido antes de ser enviado a Azkaban y todo el contenido del arca 483 de Gringotts.

"…lo más importante –leyó el anciano- considerando que eres el último de los merodeadores y la persona más apta para esta tarea y responsabilidad (aunque ara mí fue un placer), dejo en tus manos la tutela de mi ahijado Harry Potter, cuídalo mucho y no permitas que haga locuras, recuerda que fue lo más valioso para mí.

Por otro lado y para sorpresa de muchos, a Severus Snape dejo "la caja de los secretos", Remus Lupin sabe donde se encuentra y él te la dará personalmente, tal vez así dejes de lado el odio que sientes hacia nosotros; a tu ahijado dile que hay algo para él enterrado en aquel sauce que tanto amaba su madre en el jardín de la mansión Malfoy.

Por último, pero no menos importante, a Harry Potter, mi querido ahijado todo lo que hay en mi habitación secreta es para ti, Remus te la dará, además de lo que hay en el arca 704 de Gringotts y la carta que Dumbledore te entregará al final de esta lectura.

Minerva McGonagall, en agradecimiento a todas sus enseñanzas y su tolerancia la casa de campo de la familia Black es para usted, la abuela la puso a mi nombre mucho antes de todos los acontecimientos y creo que usted la merece más que nadie.

Para terminar con este cuento, quiero agradecer a todos los presentes todo el apoyo que me dieron y el que le darán a Harry en un futuro. Tunks, señorita, esa habitación en El Caldero Chorreante es solo para ti y espero cuides todo lo que te di en vida, gracias por ser tan linda conmigo, sé que encontrarás lo que has estado buscando en cuanto menos lo imagines. Cuídense todos y no me lloren, he vivido lo que tenía que vivir.

Con Amor

Sirius Black"

Dumbledore entregó la carta a Harry quien apresuró a leerla en cuanto pudo apartar las lágrimas de su rostro. La abrió con dedos ansiosos y leyó con detenimiento saboreando cada palabra, tratando de imaginar que él estaba frente a él diciendo esas palabras, tratando de escuchar su voz en su cabeza…

Querido Harry:

Antes que nada espero que estés bien, el hecho de que estés ahora leyendo esta carta significa que me he adelantado a ti y no pude cumplir mi promesa a tus padres; te ruego me disculpes por dejarte solo, pero recuerda que hay más gente a tu alrededor que está dispuesta a ayudarte y a acompañarte sin esperar nada a cambio.

Quiero que sepas que fuiste la persona más importante en mi vida, salí de Azkaban solo por ti, por Remus, quiero que confíes mucho en él, que a pesar de todo es una persona sumamente inteligente y sensible, aprende de McGonagall que es una gran mujer en todos los aspectos, cree en Dumbledore, solo busca lo mejor para ti aunque no siempre sus métodos sean los más adecuados.

Harry, aunque te parezca una hazaña casi imposible de realizar te pido de favor que trates de acercarte a Snape, es un hombre muy inteligente que puede ayudarte en muchos sentidos y… aunque me cueste reconocerlo confío demasiado en él, solo espero que puedas hacer lo mismo y encontrar a un posible amigo….

Cuídate mucho, Harry, recuerda que no hay mejor persona que tú mismo y que tú serás siempre tu mejor aliado o tu peor enemigo, sé sincero, confía y apoyate en aquellos que desean ayudarte, conserva siempre a tus amigos, porque amigos como ellos no se encuentran a la vuelta de la equina y no temas probar lo desconocido, tal vez te lleves sorpresas agradables.

Lo más importante de todo, Harry; no me llores, no te culpes a ti mismo de algo en lo que te involucraste sin quererlo y sin saberlo, todos aquellos que enfrentamos a Voldemort lo hacemos porque queremos, porque para eso estamos, a nadie obligan, además piensa que todo pasa por algo y ese algo, aunque sea difícil de comprender, muchas veces te da la fuerza para seguir adelante. Ahora tienes un motivo para vencer, para esforzarte al máximo y lograr tus objetivos sean cuales fueren.

Con mucho amor

Sirius Black

Cuando el chico hubo terminado de leer la carta, miró hacia en frente al sentir la mirada de una persona y descubrir los ónice de Snape sobre su persona, no sabía por qué, pero no le molestaban en absoluto.

-¿Su padrino le ha advertido de mí, Sr. Potter?- preguntó el profesor en tono burlón; Harry negó con la cabeza.

-Todo lo contrario- dijo el chico dando la media vuelta para salir detrás de Remus que luchaba por contener las lágrimas.

El licántropo abrazó al muchacho, se aferró a él como si en ello se le fuera la vida y el moreno correspondió al abrazo, Harry había olvidado por un momento que Sirius había dejado la tutela de Harry a manos de aquel hombre.

-No me importa esa casa- dijo sin dejar de abrazarlo –no me importa el arca en Gringotts, no me importa nada de lo que me haya dejado, Harry, le agradezco que te dejó en mis manos y en mi vida.

-Yo no me iré, Remus- dijo Harry apretándolo un poco –aquí voy a estar…

-¡Lupin!- llamó Severus -¿Qué rayos es lo que…?

-No tienes que dirigirte a mí de ese modo- dijo Remus irguiéndose y secando las lágrimas de su rostro –Te daré lo que te han dejado, aunque no veo por qué lo hizo, no lo mereces

-Remus- llamo Harry –No lo hagas

-¿De qué hablas?- preguntó el castaño confundido

-Pelear… no lo hagas, por favor- dijo mirándolo como sólo él podía mirar cuándo deseaba algo que sabía podían negarle, Remus hizo una mueca y dio un suspiro.

-Está bien, Harry- contestó el hombre –Mañana después de la ceremonia de Capitanes lo espero en la casa de los gritos- susurró

-Pero tendrá que ser rápido- dijo Snape –Tengo cosas importantes que hacer… ahora Potter, espero que tenga buen viaje a Hogwarts, trate de no meterse en problemas…

-Cuídese mucho- contestó el chiquillo

El viaje a Hogwarts transcurrió sin más, llegaron, se instalaron y tal como lo había dicho Dumbledore, sus amigos llegaron unas horas después del chico. Tomaron sus habitaciones y Ron dio a Harry la contraseña del baño de los Prefectos, creyó que lo necesitaría. Ya pensaría después en la forma de agradecer a su amigo.

Al siguiente día la ceremonia estaba por comenzar, Ron estaba más que arreglado, todo estaba listo, hasta Hermione se había esmerado en su arreglo personal y casi todos los invitados de Gryffindor habían llegado y saludado a Harry en la sala común; pero de alguna manera el chico de los ojos esmeralda sentía que algo no marchaba del todo bien.

-Deben ser los nervios- dijo Ron tratando de tranquilizar a su amigo –Escuché que vendrá Word para verte recibir el mando del equipo, se lo ha pedido especial y personalmente al director.

-No lo sé, Ron- dijo el chico agobiado –aún así tengo un mal presentimiento sobre algo que no concierne a esta ceremonia… algo no anda bien con las cosas allá afuera.

-¿Sobre algo?- preguntó su amigo preocupado –Harry ¿te ha vuelto a doler la cicatriz?

-No, Ron- dijo el muchacho con sinceridad –pero sé que de alguna manera…

-¡Harry!- gritó Hermione alarmada entrando en el cuarto de los chicos y blandiendo en la mano un ejemplar del Diario El Profeta -¡Mira esto!- dijo extendiéndoselo

La Mansión Malfoy Viste de Luto

Mortífagos atacan anoche la residencia, Narcissa Malfoy asesinada, Draco Malfoy en San Mungo

La noche de ayer, varios Mortífagos entraron por la fuerza en la mansión Malfoy y atacaron a la esposa e hijos de Lucius Malfoy, conocido Mortífago y anteriormente cercano a Cornelius Fudge.

Narcissa Malfoy, quien fuera sometida a las tres principales y más conocidas maldiciones imperdonables, murió víctima de un Avada Kedabra, después de haber sido sometida al Imperius y al Cruciatas, dejando prácticamente en orfandad al muchacho Draco Malfoy de 16 años quien se encuentra ahora en San Mungo víctima del impacto producido al presenciar la muerte de su madre.

Investigaciones recientes informan que Bellatrix Lestrange, prima de la hoy occisa, se encontraba dentro del inmueble justo en el momento y la hora en que sucedieron los accidentes, lo que lleva a sospechar que fue ella la autora intelectual de los hechos. Los motivos del ataque aún se desconocen.

(Continúa en Pág. 15)

-¡Por Merlín!- exclamó Harry preocupado -¡Draco!

-¡Harry!- exclamó Ron un tanto molesto -¿Cómo puedes preocuparte por él?

-¡Que insensible eres, Ronald Weasley!- dijo Hermione en forma de reproche –Nadie merece nada así

-Lo sé,- dijo el chico -¡Pero es Malfoy! ¡Él no se hubiera preocupado por ninguno de nosotros!- añadió

-¿Por qué no dejamos de discutir y vamos al Campo de Quidditch?- preguntó Harry –Deben estar esperándonos.

Bajaron al lugar de la cita, la mayoría de los invitados se encontraba allí, pero los tres pudieron percatarse de la ausencia de todo el equipo de Quidditch de Slytherin, al parecer la casa de la serpiente sería la menos saturada ese año…

-Profesora McGonagall- llamó Harry al final de la ceremonia -¿Puedo hablar con usted un momento?

-Claro, Potter- dijo la mujer viéndo la preocupación en los ojos esmeralda del muchacho -¿Qué sucede?

-Bueno yo…- dudó un poco –me preguntaba… es sobre… sobre Malfoy- atinó a decir -¿Cómo se encuentra?

-Tal vez el profesor Snape pueda contestarte mejor, Harry- dijo la mujer.

Harry agradeció, y aprovechando que sus amigos se encontraban en ese momento entretenidos salió como un bólido hacia las mazmorras, tropezando con alguien en el camino. Se levantó y se sacudió la ropa.

-Lo lamento- dijo sin levantar la mirada –no me fijé por dónde…

-Sr. Potter- dijo el hombre parado frente a él – ¿Se puede saber qué está haciendo aquí y por qué lleva tanta prisa?

-¡Profesor Snape!- exclamó el chico sorprendido –En realidad… le estaba buscando- dijo mirándolo esperanzado

-¿Se puede saber para qué?- preguntó el hombre con frialdad, ocultando su intriga y sorpresa

-Yo… solo quería saber como se encuentra Malfoy- dijo con decisión

-¿Acaso es esto una broma Sr. Potter?- preguntó sorprendido el hombre –Si es así, debo decirle que no es de muy buen gusto

-No lo es- dijo el chico –en realidad me interesa saber cómo se encuentra

-¿Por qué debería responder a esa pregunta? El joven Malfoy ni siquiera es su amigo

-No tiene que hacerlo- dijo Harry sereno –tal vez deba preguntarle a Dumbledore

-Me sorprende que no lo hubiese hecho desde el principio Sr. Potter- dijo el hombre –El anciano nunca le niega nada a SU "niño de oro"

-¡No soy "SU" niño de oro!- respondió Harry un poco molesto por el comentario

-Si en realidad le interesa- dijo Snape –Espere en mi despacho, volveré en veinte minutos ¡No toque nada, Potter!- advirtió el profesor antes de desaparecer en la oscuridad del pasillo.

-Bien Luppin- dijo el oscuro personaje llegando a la entrada de la "Casa de los Gritos" –Ya estoy aquí, ¿ahora qué?

-Severus- dijo el castaño –Pasa por aquí, debo aceptar que me intrigan los motivos de Sirius para dejarte algo tan importante.

-Debo admitir que me intriga- dijo el hombre tras el licántropo –no creí que el hombre me tuviese alguna estima- comentó

-En realidad yo tampoco- dijo Remus con un tinte de tristeza en la voz –Aquí está la caja- dijo entregándole un baúl pequeño, como del tamaño de una caja de zapatos muggles – y aquí está la llave- dijo entregándole un medallón con un dije en forma de círculo. Tanto la llave como el baúl tenían una M grabada.

-¿Por qué la "M"?- preguntó el hombre intrigado

-Eso es un asunto privado- dijo Remus –ahora, si no te molesta, tengo cosas que hacer

-Bien Luppin- dijo Severus con frialdad –nos veremos mas tarde

Remus asintió, Severus salió del lugar con la caja en manos, se dirigió a las mazmorras, directamente a su despacho, allí, Harry lo esperaba sentado en una silla leyendo el ejemplar de "Pociones Avanzadas" que él mismo solía leer.

-¿Se puede saber qué es lo que está haciendo, Potter?- dijo cerrando la puerta tras de sí

-Yo… Lo lamento, no debí tomar sus cosas…

-¿Cuánto lleva con ese libro en las manos?- preguntó el hombre –me sorprende verlo tratando de adquirir un poco de conocimiento sobre su materia….

-Este libro es interesante- dijo el chico -¿Hay uno en la biblioteca?

-Supongo que si, pero dado el interés que tiene dejaré que se lleve ese, ojalá así muestre interés en mi materia…

-Me interesa su materia- dijo el chico en un susurro –de hecho… me gusta mucho

-¿Entonces?- preguntó el hombre -¿Qué es lo que lo hace ser tan incompetente en el salón de clase?

-Usted- dijo mirándolo –su forma de ser conmigo

-¿Acaso desea que me comporte como Dumbledore?- dijo desafiante sentándose en su silla

-¡No!- dijo el chico -¡Lo odiaría!

-¿Entonces? ¿Qué es lo que quiere?

-Que olvide esos prejuicios que tiene para conmigo- dijo desesperado –yo no soy como mi padre, ni siquiera me crió el, ni siquiera lo conocí y lo poco que sé de él me lo ha dicho gente que lo conoció muy poco… o que trata de ocultarme cosas o se portan condescendientes conmigo…

-No lo comprendo, Potter- dijo Snape –Hasta hace poco solo era el niño mimado de Hogwarts…

-¿En realidad creé que he sido un niño mimado?- rió sarcástico el chico levantándose de la silla en la que se encontraba –Profesor… ¿Ha recibido alguna vez un abrazo sincero y cariñoso?

-Solo de niño, mi madre y mi abuela- dijo el profesor sin saber por qué respondía

-Yo lo recibí hace unos años de Hermione- dijo el chico –solo uno, no tuve una abuela o una madre que me abrazaran. ¿Tuvo o tiene un amigo sincero?

-Desde hace tiempo… Lucius Malfoy

-El mío es Ron y lo conocí en mi primer año, ahora funge como espía para Dumbledore, le dice cada detalle sobre mi día, no me queda más que guardarme tantas cosas que quisiera decirle… ¿Ha sabido desde siempre que es un mago?

-Provengo de una gran familia de magos y…

-Yo también provengo de una, pero se me ocultó hasta que llegó el momento de entrar a Hogwarts, solo en ese momento supe lo que significaba ser Harry Potter y en realidad lo odié… lo odié tanto como ser "criado" por los Dursley, tanto como cuando Tío Vernon entraba en mi alacena molesto porque sus planes no habían salido como él quería y me golpeaba y me insultaba porque para él yo soy y seré la causa de todos sus males- los puños del chico estaban tan apretados que los nudillos se le veían blancos y a punto de estallar –lo odié tanto como ser metido de cabeza en el escusado porque el cerdo que tengo por primo y sus estúpidos amigos se aburrían de jugar con los carísimos juguetes que Tío Vernon le compraba, tanto como levantarme a las cinco de la mañana para darme un baño de tina cuando nadie me veía, con el temor de que si me descubrían podría irme muy mal… tanto como que Tía Petunia me tomara por los cabellos y me arrastrara por toda la casa diciendo que ésta estaba sucia cuando acababa de hacer minuciosamente el aseo de la misma… ¿Aún creé que soy un niño mimado?

-Potter- dijo el profesor –lamento haberlo dicho…Ahora vamos, se hace tarde

Tomó un puñado de polvos Flu y los tiró en la chimenea encendida, Harry lo imitó y ambos llegaron en cuestión de segundos a la recepción de San Mungo, en dónde varias enfermeras se arremolinaron en torno al hombre que acababa de llegar notando apenas al chico que llegaba con él a pesar de ser apenas unos centímetros más bajo que el profesor.

-Severus Snape- dijo el profesor a la recepcionista que escribía en un par de pergaminos lo que parecía ser el registro de visitantes –y él es…

-Harry- dijo sonriente el chiquillo –solo Harry- terminó.

Un par de identificaciones al estilo de los gafetes Muggles aparecieron delante de ellos, al parecer no habían puesto mucha atención a los nombres… por lo menos a uno de ellos.

-¿De qué se ríe, Sr. Potter?- preguntó el hombre al notar las risillas del chico

-De nada en especial- mintió aún sonriendo

-No me mienta, Potter- dijo el hombre muy serio.

-En realidad- dijo el chico viendo que Snape comenzaba a molestarse –Me extraña que no se haya dado cuenta

-¿De qué habla?

-Las enfermeras- dijo –Están locas por usted

-No se burle de mí Sr. Potter

-No lo pretendo en realidad- dijo tranquilo –vea usted mismo

Harry le mostró a su profesor de Pociones los gafetes que traían, mientras el de Severus Snape estaba perfectamente bien escrito y adornado con unos detalles medio churriguerescos, el de Harry tenía escrito al aventón "Solo Harry" sin más adornos que las letras "Visitante" bajo el nombre.

Severus no tuvo más que reír discretamente. Era la primera vez que Harry veía una risa sincera y divertida en la habitualmente seria cara del oscuro personaje.

Llegaron finalmente a la habitación en dónde el rubio Slytherin descansaba, Severus se adelantó "por si las dudas" y porque tenía cosas que halar con él; después de un rato el hombre salió y le dijo a Harry que podía pasar. Por una extraña razón que ni él mismo se explicaba, en ese momento sentía las piernas como si trajese zapatos de concreto, un mariposeo en el estómago y los nervios recorriendo cada centímetro de su cuerpo.

-No quise creerle a Snape- dijo un chico rubio demasiado desaliñado, tenía ojeras profundas y oscuras que hacían lucir aún más pálida la piel de mármol del chico, su cabello normalmente peinado meticulosamente y engomado ahora lucía como el de… como el del mismo Harry. A un costado de la cama en dónde el chico se encontraba se hallaba una charola con alimentos que apenas habían sido tocados. – ¿Vienes a burlarte de mí?- dijo con tristeza y con la voz apagada –Adelante, Potter, mi vida no puede ser más miserable.

-Me apena verte en ese estado Malfoy- dijo el chico moviendo negativamente la cabeza -¿Qué fue de aquel rubio que no se dejaba intimidar por nada ni por nadie? ¿Qué del Slytherin fuerte a quien nada ni nadie le provocaba absolutamente nada? ¿Qué hay de aquel que me molestaba porque según él siempre quise hacerme la víctima? ¿Quién se está haciendo la víctima ahora?

-Solo vienes a…

-Solo vine a ver si estabas bien, pero veo que distas mucho de ese calificativo- dijo el chico acercándose al rubio

-No te acerques Potter- dijo el chico desafiante

-¡Vamos Malfoy! ¡Eres más fuerte que todo esto!- dijo mientras seguia acercándose haciendo caso omiso al muchacho que le hablaba.

-¡Tú no sabes nada, Potter!- dijo el chico -¡no has visto morir a tu madre en manos de los mortífagos!

-Si no lo recuerdas, Malfoy- dijo Harry son enfado pero con voz firme y determinada plantándose frente al muchacho –estuve presente el día en que mis padres murieron y no justamente a manos de mortífagos… a manos del mismo Voldemort, cada día me despierto a media noche sudando, recordando el momento en que la luz verde da de lleno en el cuerpo de mi madre, en que la luz verde se dirigía a mi persona, en el que esa misma luz verde se dirige a Cedric Diggory y yo no puedo hacer nada para ayudarlo…

-¿Cómo puedes soportarlo, Potter?- dijo al fín el chico bajando la guardia

-Tengo buenos amigos, Malfoy, sin ellos no habría podido derrotar a Voldemort en primer año, o rescatar a Ginny en segundo, o salvar a mi padrino en tercero… ni siquiera habría pasado la primera prueba del Torneo de los Tres Magos en cuarto…. No hablemos ya del año pasado…

-Tienes suerte, Potter, ese pobretón Weasley y esa…

-No te atrevas a decirlo- amenazó Harry

-sabelotodo Granger siempre están allí para ayudarte, en realidad te estiman…

-Pero tu no los necesitas, ¿cierto?- preguntó Harry sarcástico –Un Malfoy no necesita más que de sí mismo…

-Esas son tonterías- dijo el Rubio explotando –es la mierda que mi padre tiene en la cabeza, la misma que hizo que mataran a mi madre por sus caprichos…

-¿A qué te refieres?

-Potter… no comentes nada, ni siquiera a Severus ni a Dumbledore- dijo el chico con mirada suplicante

-No lo haré, te doy mi palabra

-La mañana de ayer recibí una carta de mi padre pidiéndome lo reemplazara en las filas del Lord- comenzó con la voz entrecortada –me avisaba que mi tía y varios mortífagos más irían a recogerme para la ceremonia de iniciación de esa noche, le escribí una carta en dónde me negué rotundamente a aceptar sus peticiones así que me respondió molesto que aunque no quisiera Bellatrix iría por mi esa noche.

-Así que Bellatrix fue y al negarte usó a tu madre para tratar de "persuadirte"- comenzó Harry al ver que el chico comenzaba a luchar por contener las lágrimas –primero la maldición Cruciatus… te negaste, la maldición Imperuis… te negaste, una advertencia y te negaste, así que Bellatrix Lestrange se desesperó y asesinó a tu madre justo frente a ti… ¡Maldita perra bastarda!

-Creí que te daría gusto- dijo Malfoy –Por fín me has visto como querías verme

-No, Malfoy- dijo el chico levantándose de la silla en la que se había instalado cuando Draco comenzó a contarle lo que había pasado. –No me da gusto ver a nadie así y menos por culpa de esa…

-¡Harry!- lo tuteó Draco –Gracias por venir… necesitaba ver a alguien que no fuese Snape, me alegra que hayas sido tú

-Pero… ¿Por qué?- la reacción de Draco lo había tomado desprevenido, pero de alguna forma algo en su corazón brilló

-Porque… tu comprendes y… no me juzgas…

-Mal…

-Draco, llámame Draco

-Draco… ¿Por qué no has dormido? ¡Tampoco has comido nada! ¿Acaso te agradaría permanecer en este cuarto? ¡Ni mi alacena era tan deprimente!

-No he podido dormir… tampoco tengo mucha hambre…

-Nada de eso- dijo Harry levantándose y yendo a dónde la enfermera más cercana -¿Puede calentar un poco esto, por favor?- pidió el chaval

-Con gusto- lo tomó y con su varita hizo un extraño movimiento y quedó listo en un instante

-Gracias- dijo Harry sonriendo –Ahora vas a comer, no quiero que sea otro quien me moleste en los pasillos del colegio y mucho menos quiero tener a Blaise Zabini o a Crabbe o Goyle como capitanes del equipo de Quidditch- tomó la cuchara y la acercó a la boca de Malfoy, éste se sonrojó pero abrió la boca mirando las esmeraldas del chico que lo miraban con ternura.

No se dieron cuenta cuándo el profesor de pociones abrió la puerta y la volvió a cerrar tras quedarse un momento mirando la escena, por fín entró cuando Draco hubo terminado de comer.

-Es hora de irnos, Potter- dijo con un ligero toque de amabilidad en la voz –parece que Mañana podremos tener a Malfoy de regreso en Hogwarts, aunque bajo la supervisión de Madame Pomfrey

-Te iré a visitar seguido- dijo Harry

-Potter- dijo el chico –te agradezco lo que hiciste hoy por mí, pero no es necesario que lo hagas, será mejor que nadie sepa lo que sucedió hoy… - Harry sintió una punzada en el corazón, como si una flecha le hubiese atravesado pero asintió

-No te preocupes, Malfoy- dijo seco sin mirar al rubio –de mi boca nada saldrá

Ambos se marcharon, durante el camino Harry pensaba en todo lo que había pasado ¿Por qué se sentía tan dolido? ¿Por qué la reacción del Rubio lo había lastimado tanto? Y ¿por qué la había pasado tan bien?

-Potter- dijo el profesor una vez en el despacho

-Si ya sé- dijo fastidiado el chico –nadie debe de saberlo…

-No es eso lo que le iba a decir- dijo el hombre –yo… gracias por lo que hizo con Draco, lamento que… que siga siendo un Malfoy- comentó amargamente.

Harry se retiró casi sin hacer ruido, cuando llegó ala sala común le alegró que sus amigos no estuvieran allí, se dirigió a su habitación y tirado en la cama sollozó…