Capitulo 53.- Piezas de un Rompecabezas Confuso.

Los olores de la cocina hacían que el estómago de todos sintiera hambre.

Draco siguió a Snape y tomó una silla cerca de la de él. Hermione y Ron se preguntaron que había pasado. Primero Harry se había ido, y había regresado con los ojos llorosos, y ahora los grises ojos de Draco estaban enrojecidos.

Harry se sentó junto a Ron tomando se plato. "¿Estas bien Harry?"

El miró a la preocupada cara de su amigo y después a Hermione. "Si" en añadió. "Les digo después."

Draco trató de tomar un poco de huevos del plato. Pero el brazo de Snape se estiró para detenerlo.

"No creo que puedas comer eso sin vomitarlo. ¿Te puedo sugerir que mejor comas avena o pan tostado.?" Snape dijo suavemente.

Draco suspiró. "Es que ya me tiene harto la avena, y no me gusta el pan tostado."

"Muy bien puedes comer pero sólo una pequeña cantidad. Me gustaría que sólo comieras pan tostado en la mañana para que luego comas algo de la Comida de Navidad."

Draco le sonrió. "También voy a probar de la comida de Navidad."

Los ojos de Snape se entrecerraron. "Tal vez te estés sintiendo mejor, pero tu estómago todavía no esta bien. Sí te sientes enfermo insisto en que te acuestes antes de la comida y que descanses."

"Bueno, pero no me voy a enfermar."

Todos los demás comieron de delicioso desayuno. Hagrid entretuvo a todos con su historia de cómo había traído un gato mágico y salvaje a la casa una Navidad cuando era pequeño y como había escapado de su cuarto y se había comido la cena de Navidad todavía sin cocinar. Y como su madre lo había hecho dejar al gato. El se veía al borde de las lágrimas por la memoria.

Después del desayuno todos se dirigieron al árbol. Ahí estaban los suéteres que siempre les enviaba la Sra. Weasley y muchos dulces y chocolates de Honeydukes. Fred y George habían incluido algunos de sus juguetes y bromas. Hagrid le dio a Harry un libro sobre las criaturas encantadas de la Luz. Hermione abrió el regalo de Harry el cual era una pulsera con gatos encantados en ella. Mientras que Ron le había regalado un nuevo paquete de plumas. Ron abrió el regalo de Hermione el cual incluían un par de guantes muy bonitos, Hermione le explico que era para Quidditch y que eran de última moda. Harry apuntó a un regalo abajo del árbol. Ron lo trajo y casi le da un ataque cuando lo abrió, al ver la última línea de la escoba Saeta De Fuego en sus manos. "Demonios Harry, estás loco."

El levantó los hombros riendo. "Seremos invencibles en el campo de Quidditch."

El abrió el regalo de Hermione y también encontró unos guantes de Quidditch.

"Harry, acerca de tu regalo." Ron empezó.

"Esta bien Ron. No necesito nada. Además tengo un regalo que compartir con ustedes dos." El sacó el documento en el que se anunciaba la inocencia de Sirius.

"Ho Harry." Hermione lo abrazó. "Estoy segura que donde quiera que él este, él está muy feliz."

"Es grandioso HARRY. Siempre Espere que esto pasaría en algún momento." El le apretó el hombro. "Pero como te estaba diciendo acerca de mi regalo, la verdad es que no supe que regalarte y entonces convine mi regalo con algo que Hermione tenía para ti."

Hermione sonrió suavemente. "Espero que este bien, pensamos en que deberías tenerlo."

Ron sacó el paquete por debajo del árbol.

Harry lo miró con curiosidad antes de romper el papel. El se dio cuenta de que era un álbum de fotos muy similar al que Hagrid le había dado en su primer año.

Con el corazón latiéndole como loco él abrió el álbum para encontrar una foto de Sirius, de Ron, Hermione y él que se había tomado en la Navidad pasada. El cerró los ojos tratando de detener las lágrimas que amenazaban con salírseles de los ojos.

"Ron y Yo tomamos un rollo completo de fotografía, y las revelé este verano, Ron y Yo estábamos esperando el momento correcto para dártelas. Piensa en los momentos felices Harry, eso siempre estarán contigo." Hermione lo volvió a abrazar.

Draco abrió sus regalos con Snape de su lado. El también tenía muchos chocolates que él bien sabía que no podía comer todavía. El abrió un paquete que contenía un suéter azul oscuro muy bonito que le había regalado la Profesor McGonagall. Las nota del paquete decía. "Para agregar un poco de color a tu guardarropa que usualmente es negro y plateado." El la miró y le sonrió dándole las gracias.

Snape se levantó y le trajo un paquete que tenía la forma de una escoba. Draco lo abrió y para su sorpresa encontró una Saeta de Fuego. "Pensé que cuando te sintieras mejor tal vez podrías trapear el campo de Quidditch con Potter."

"Gracias." Draco "¿Cuándo crees que pueda volver a jugar Quidditch?"

Snape rió suavemente. "Tranquilo, necesitas esperarte por lo menos otras dos semanas."

Snape miró a Harry. "Regresare en un momento Draco." El se levantó y fue a su cuarto y después se acercó a Harry. El le dio un regalo.

Harry abrió al regalo y encontró un libro, un libro muy viejo. "Defensa Contra Las Artes Oscuras" dicho libro contenía una sección especial dedicada a Oclumencia.

"Gracias Profesor Snape."

"De nada, tengo que pedirte un favor. Draco quiere tomar lecciones de oclumencia, Y pensé que podría combinar su primera lección con la tuya. Primero le lanzaré el hechizo legilimens a él para que se de una idea de cómo son las lecciones y después lo haré contigo. Esto le permitirá ver algunas de tus memoria y tal vez de esa manera el dejará de sentir los celos que te tiene. Eso lo ayudará a superar todo lo que le ha pasado y también a mantenerlo del lado de la luz." Los ojos de Snape se veían preocupados como esperado una respuesta negativa.

Harry miró a Malfoy, quien estaba sacando un paquete y después había palidecido. El sabía lo mucho que significaba para el Profesor Snape el mantener a Draco lejos del lado oscuro. El pensó de nuevo en como lo había visto llorando en el hombro de Snape, y en como lo habían encontrado casi muerto en la nieve, y como le había gritado que Lucius lo había golpeado hasta casi matarlo. Malfoy necesitaba ayuda, y sí Snape pensaba que esto lo podía ayudar, entonces sí lo podía hacer.

"Él todavía no esta bien¿Estas seguro de que puede con esto?" Harry preguntó mirando a Malfoy de nuevo.

"No creo que él este bien todavía pero el realmente lo quiere y después de todo lo que le paso creó que esto podría ayudarlo a superarlo. Yo le advertí sobre lo que debía de esperar de las lecciones."

"¿Puedo confiar en él por lo que llegue a ver?"

"Si, no tengo duda alguna." Snape le aseguró.

"Bueno." Dijo Harry sintiéndose enfermo. Tal vez el hecho de que Malfoy pudiera ver sus memorias lo inspiraría a aprender oclumencia más rápido.

"Gracias Harry, mañana a las cuatro en mi oficina."

Tan pronto como Snape se fue Ron preguntó. "'¿Estas seguro de esto Harry, digo ¿Malfoy de todas las personas que pudieran tener una lección de esas contigo?"

"Creo que estará bien."

Cuando Snape se fue, Draco se dio cuanta de que había otro paquete. El lo tomó y se congeló por un momento. Ese era el paquete que su madre siempre le enviaba lleno de dulces. Eso nuca había significado nada, sólo era para demostrar a las demás gente que el era el consentido y amado heredero de los MALFOY. El aventó el paquete debajo del árbol, justo después una ola de nauseas lo inundo. El se quejó tratando de pelar contra la necesidad de vomitar. El se levantó y salió del cuarto lo más rápido que pudo. El apenas si llegó a la esquina cuando calló de rodillas y vomitó su desayuno. Snape movió su varita haciéndolo desaparecer.

"Vamos, te ayudare a llegar a tu cuarto y te daré una poción." Snape dijo calmado.

Temblando y con estómago revolviéndose mientras sentía mucho frío, Draco dejó que Snape lo llevara a su cuarto que estaba subiendo las escalera.

Hermione se había dado cuenta de cómo Draco se había puesto tan blanco como una hoja de papel y después había abandonado la sala seguido por el Profesor Snape. Ella se levantó y lo siguió viendo que el Profesor Snape se lo llevaba de regreso a su cuarto. El no se veía bien.

Después de unos momentos Snape regresó sin Draco, Hermione subió las escaleras y se dirigió a su cuarto de donde sacó un paquete-. Ella lo había comprado para Draco el día anterior en un rápido viaje que hizo a Yuletown. Ella se había debatió en sí debía dárselo o no, pero en e momento él se estaba sintiendo mal así que tan vez no sería tan mala ideas. Además ella no quería avergonzarlo al dárselo enfrente de todos así que ella toco su puerta lo más bajito que pudo.

"Entre." Dijo el suavemente.

"Hola¿Te estas sintiendo bien?" Ella pregunto.

El estaba acostado en su cama bajo un grueso cobertor de franela. "He estado mejor."

"Mira, te traje algo de Yuletown ayer. Es un regalo tonto pero cuando lo vi." Ella levantó los hombros. "No lo sé, algo me hizo comprarlo para ti." Ella le tendió el paquete.

Sus ojos se entrecerraron mientras el se sentaba sobre la cama. El le quitó el papel y encontró un animal de peluche. Era un Pequeño Dragón Suizo, era de color entre azul y gris.

El no pudo dejar de sonreír. "Esta muy bonito."

"Bueno eso fue lo que pensé. Y con todo lo que ha pasado, pensé que sería un lindo recordatorio de lo que significa tu nombre, ya sabes, dragón. Y bueno, todos los dragones son fuertes y poderosos y pueden conquistar casi todo." Ella le sonrió.

Un sentimiento de calidez le llenó el corazón. Nadie había hecho algo así de dulce por él. Pansy siempre se le estaba encimando, pero el regalo de Hermione había tocado su corazón. El quería abrazar al peludo juguete, pero tampoco quería parecer infantil enfrente de ella.

"Gracias Hermione."

Ella le sonrió de nuevo, sus ojos oscuros brillaban Ella suspiró. "Que bueno que te gustó. Pensé que tal vez no te gustaría por que es un poco infantil y que me empezarías a insultar."

El sonrió. "No, no me gustaría que me pegaras de nuevo."

Ella se veía un poco avergonzada. "Perdón por eso."

El sacudió la cabeza. "Fui un desgraciado contigo."

"Bueno, sí." Ella rió. "Mejor ya me voy, tu descansa un poco. ¿Va a regresar a la comida de Navidad?"

El asintió.

"Bien."

Después de que ella se fue. Draco se acurrucó de lado abrazando a su dragón de peluche mientras Loki se acostó a su lado cerda de la almohada ayudándolo a dormir.

Horas después Draco despertó. El encontró sus regalos menos el de su madre en la silla que estaba cerca de su cama, El se puso ropa de color gris y él nuevo suéter de color azul oscuro y lentamente se dirigió a la planta baja.

El se encontró con Snape. "Junto a horita iba a ir por ti. ¿Te estas sintiendo mejor?"

Draco asintió sonriendo.

"Que bueno, mejor tomate la poción antes de que comience la comida."

Después de vaciar el contenido de la copa, Draco se sentó en la larga mesa entre Snape y Hermione. La Profesora McGonagall le sonrió dándose cuenta de que estaba usando su nuevo suéter.

"Oye Malfoy, después de la comida ¿Quieres ver sí me puedes derrotar en el ajedrez?" Weasley lo retó.

"Bueno Weasley, de hecho yo soy muy bueno en ajedrez así que acepto el reto." Draco replicó.

Justo antes de que Dumbledore levantará su vaso para hacer un brindis, Snape le susurró a Draco. "Tu y Potter van a compartir la lección de oclumencia mañana en la tarde a las cuatro en mi oficina."

Draco misó a Potter, quien lo estaba mirando. Cuando Dumbledore dijo. "¡Feliz Navidad a Todos!" Sus ojos grises miraron a los verdes de Harry mientras levantaba los vasos diciendo salud.