:segunda parte:
Ya en los prados…
que hermosa es la naturaleza… ¿verdad? –comenta el ainu.
aja –responde secamente el shaman chino.
ven… si subimos hasta aquella colina… hay un sitio con una vista espectacular… -dice Horo Horo echándose a correr hacia la dirección señalada. –VEN, sígueme! –apresura a su amigo quien comienza a seguirlo (aunque sin apurar su marcha).
De repente ve a Horo que se había detenido, agitaba su brazo y le gritaba –VEN, APRESÚRATE FLOJO!
Len no le obedece, y continua caminando despacio. Hasta que lo alcanza.
Cuando lo alcanzo quedo anonadado con el paisaje.
Era un enorme "precipicio", abajo se veían las casitas, y aun mas arboledas. Más allá un hermoso estanque con una pequeña catarata, y millones de cosas más, una más bella que la otra.
Ni hablar del cielo totalmente despejado, que se perdía entre las imponentes montañas.
El clima aportaba su parte. Era un día sensacional, estaba templado, no hacia frió… pero corrían frescas ventiscas y al mismo tiempo el sol les abrigaba.
Ambos muchachos miraban el firmamento y estaban embelesados por la vista.
Horo Horo mira a su amigo… lucia tan sorprendido y a gusto… y el estaba feliz por ello.
que… que diminuto me siento – comento el chino en un tono "romántico".
yo igual… es tan hermoso.
ahora comprendo por que quieres conservar esto… es algo imprescindible… no puedo creer que alguien quiera acabar con algo así!. –dijo Len que ya no paresia ser el.
pues créelo. Por que son mas de uno… ¡Son millones, este mundo esta infestado de hombres avaros y egoístas… ni hablar de los ambiciosos…-
Malditos!... dice algo indignado. Pero al mirar a su amigo descubre que este se esta sonriendo… -OYE, te burlas de mi! –dice ofendido.
Horo horo le frota la cabeza despeinándolo –No tonto, solo que me gusta verte así. Me da gusto que me comprendas…. Amigo –dice mientras se sienta bajo la sombra de un árbol.
Len se sonroja y toma asiento al lado de su "amigo".
Pasaron varios minutos. El shaman de Hokkaido estaba jugando con un apequeña ardillita.
que bunita ardillita tengo… eres buena niña –le decía mientras la acariciaba. De repente esta se le trepa por el cuello y le hace cosquillas con el hociquito.
Horo horo se reía, hasta que la ardilla lo soltó y se trepo al árbol.
Luego el silencio se extendió unos minutos mas.
Oye… horo? –pregunta Len finalmente.
¿Qué?
he notado que tu padre no esta… ¿A dónde se marcho?.
Horo Horo sonríe levemente y baja la vista –pues el murió cuando yo tenia 6 años –contesta.
lo… lo siento… yo no lo sabia –Len estaba apenado.
El peliazul lo mira sonriente y despreocupado, y apoya su mano en la rodilla de Len, que estaba sentado con las piernas abiertas –tranquilo… si no preguntabas… ¿Cómo ibas a saber no? –comento.
Len respondió con una sonrisa muy leve.
Horo horo se pone de pie y se sacude la parte trasera de su bermuda con pequeñas palmadas.
Len no pudo evitar verlo. Era tan atractivo. Llevaba el pecho al descubierto. Y una remera negra sobre sus hombros.
Con cada movimiento sus músculos resaltaban por si solo.
No tenia esos músculos enormes, como los de exposición, pero si los suficiente grandes como para que se notaran.
vamos… ya llevamos como 2 horas aquí –dice el ainu.
¿he?... a si –contesta el chino embobado con el físico de su compañero.
ya estaban entrando a la casa cuando su madre los detuvo.
Ha, hijo… que oportuno.
opopo? –pregunta horo confundido.
nada… mira yo salía a hacer las compras y es que estoy retrasada con el almuerzo… ve a comprar ¿si?.
y Pilika… ¿Por qué no va ella? –protesta el ainu consiguiendo que su madre se molestara.
es que no se siente bien –dice mirando de reojo a Len –además ya me ayudo bastante, tu anduviste de flojera toda la mañana… así que andando! –ordena la mujer con las manos en la cintura.
pero si hoy es mi día libre, sabes que los domingos no trabajo! –protesta este nuevamente. Pero su madre le da un coscorrón en la cabeza y este se calla.
vamos o te quedas sin almuerzo! –ordena la madre.
esta bien… ¿me das el dinero Mamita? –acepta simulando cordialidad.
"Mamita"… si claro. Paga tu… ayer me lo gaste en la cena. –dice la mujer metiéndose a la casa nuevamente.
pero si me la obsequiaste… Rayos!... ¿vienes? –dirigiéndose a Len.
Este niega con la cabeza. -Ask, vamos… acompáñame! –protesta el peliazul.
Len no contesta y se sienta en el mismo tronco que horas atrás.
Valla… ni modo… tendré que ir yo solito.
En ese momento llega Haruko y lo sujeta del brazo. –yo te acompaño –dice esta.
Len se arrepiente de lo que había echo… pero seria tonto aceptar ahora.
pues que bien! –dice Horo Horo contento.
además… tenemos cosas pendientes. –dice la chica mientras se marchan.
Len decide perseguirlos, por si acaso.
Haruko y Horo Horo se la pasaron coqueteando durante todo el camino.
Al fin llegan al Súper. Allí un par de empleados los saludan.
Horo horo ya llevaba año y medio trabajando allí.
Pero también asistía a la escuela nocturna, no descuidaba los estudios. Aunque se la pasaba reprobando, el era el alumno mas joven del salón, el resto pasaba los 20.
El súper no era la gran cosa, pero era el mas grande del lugar, y la paga era dentro de todo buena.
Su madre también trabajaba, era maestra de primaria, pero los lunes y jueves no daba clases (obviamente los domingos tampoco).
Len los observaba desde una de las vidrieras.
La vecinita no se apartaba del peliazul. Y cuando se agachaba en las góndolas, se le veía todo bajo esas extra mini faldas que usaba.
Maldita perra, hace de todo para provocarlo!... Ja y el Grandísimo imbécil, siquiera disimula al aprovechar la situación!... DEMOÑOS! -pensaba Len mientras apretaba los puños con mas fuerza cada vez.
Ya estaban en la caja, y ella no paraba de sonreírle.
Algo le dijo el sujeto que los atiende¿por que Horo se puso rojo? y la ESTÚPIDA niña se ríe… ahora lo toma del brazo… DESGRACIADA! -Len no soportaba mas -¡RAYOS… ahí vienen! –dijo ocultándose tras un camión de reparto, que estaba momentáneamente estacionado en la vereda del frente mientras el chofer cobraba la mercadería dentro del súper.
Ambos salen riendo, y conversando. Ella aun lo tomaba del brazo.
De repente se detienen, ella le esta diciendo algo y el ainu luce sorprendido.
¿Qué… Que están haciendo?- se preguntaba el joven chino.
Se sientan en un banco que estaba en la entrada del local, apoyando las bolsas en el suelo.
Ella lo toma de las manos y se acerca mas a el.
QUE DEMOÑOS! -piensa Len desesperado.
Ella hablaba y el solo la oía con atención. Los autos pasaban y le dificultaban la vista. Gotas de sudor brotaban de su frente a medida que acrecía su desesperación.
Entonces pudo leer los labios de la muchacha "te amo" dijo, estaba seguro… ella estaba declarándose. ¿y el que diría ahora?. Solo esperaba que no le correspondiera.
El dice algo pero un autobús pasa y le impide leerle los labios.
Demoños!... no puedo quedarme aquí sin hacer nada! pensaba Len.
En ese momento el shaman de cabellos azulados, le proporciona una dulce caricia a la muchacha, y de a poco acerca su rostro al de ella. Quien comenzaba a cerrar los ojos.
no lo hagas!... No puedes hacerlo!... YA HOTO HOTO DETENTE!-pensaba Len exaltado.
Ya solo había menos de un centímetro entre ambos, el ainu también tenia los ojos cerrados, estaba algo nervioso, podía verse unas cuantas gotas de sudor en su frente, tal vez temía hacerlo mal, y así decepcionar a Haruko.
TENGO QUE IMPEDIRLO! -pensó el shaman chino, quien opto por llevar a cabo lo primero que se le cruzo por la cabeza… tal vez era demasiado precipitado, pero no iba a perder a SU Horo Horo por nada del mundo. Esos labios le pertenecían y no permitiría que una "niñita" los probara antes que el.
BASON! -ordeno Len.
Pero señorito?... ¿Qué piensa hacer? –pregunta este preocupado.
OBEDECE! –haciendo su posesión en Huraiken, "ataca" al camión de reparto, habiendo tomado una prudente distancia con anticipación. Haciendo que dicho automóvil explote.
El susto provocado por el estruendo hizo que Horo Horo y Haruko se separaran. Len lo había logrado.
¿Qué demoños! –dijo el ainu sujetando el ikpasui instintivamente.
Todos salieron a ver lo que sucedía. Incluyendo el chofer del camión.
HAY DIOS SANTO! –grito este llevándose las manos a la cabeza, para luego correr desaforado hasta la gran llamarada al que el llamaba camión.
Len, para entonces ya se había escabullido entre la gente evitando ser descubierto. Por un momento se arrepintió al ver al chofer llorando y diciendo cosas como "el jefe me matara", "y ahora que haré" y cosas por el estilo, pero no podía evitar sentir alivio por haber interrumpido el primer beso de su "amigo".
Horo Horo y Haruko se acercaron al lugar, todos lo hacían a pesar de que era riesgoso, ya que este podía explotar más aun, debido a los derrames de combustible.
Len ya había planeado una mentirita piadosa para entonces.
Se acerco a su amigo y lo toco por la espalda.
¿Len que haces aquí? –Pregunto sorprendido el ainu -¿sabes que sucedió?
Haruko había notado una particular sonrisa en el rostro del chino.
no, creo que exploto un camión… tu madre me envió a apresurarte, esta molesta.
Horo horo cambia su rostro con algo de prisa –como que se me fue la hora ¿no, mejor me apresuro. –dijo yendo a buscar las compras que aun seguían al lado del banco (allá en Hokkaido no era un acto arriesgado, no hay tanta delincuencia como en las grandes ciudades).
Una vez con esta en sus manos, se dispuso a ir a su casa, pero Haruko lo agarro del brazo.
espera… ¿y que con lo nuestro? –pregunto con algo de frustración.
a… pues vamos a mi casa, una vez que le entregue esto a mi mam�, tendremos tiempo. –contesta sonriente.
sabes que no puedo… te dije que saldría esta tarde! –comenzaba mostrar fastidio.
Mmm… lo siento Haruko –dijo Horo Horo apenado.
Pues no parece! –ya estaba enojada.
El ainu con la mano en la barbilla comienza a pensar, hasta que mira a su amigo y se le ocurre algo –Oye len¿puedes adelantarte con las compras, y discúlpate con mi madre por mi ¿si?.
tsk!... crees que soy tu sirviente –con una sonrisa irónica.
Haruko mira enojada al chino debido a su poca cooperación.
Lo siento Haruko –repite el ainu cabizbajo.
¿Qué clase de amigo eres? –dice esta dirigiéndose a Len.
Este solo voltea hacia otro lado ignorándola.
Esta enfurece, y le arrebata las bolsas a Horo Horo, para luego dárselas al chino a la fuerza. –Toma… no se te caerán las manos por esto¿o si? –estaba tomándose demasiados atrevimientos.
Len pierde su poca paciencia y tira las compras al suelo con furia.-NADIE ME DA ORDENES NIÑA!
las compras muchachos U –dice el ainu con una enorme gota en la cabeza.
A MI NO ME GRITAS CHINITO! –esta estaba enfurecida.
Len que tenia ganas de sobra, la sujeto del brazo procurando no lastimarla, aunque la detestara no dejaba de ser un hombre honrado, y seria abusar de sus fuerzas.
SUÉLTAME! –dijo levantando una de sus manos para abofetearlo.
En eso el peliazul que estaba levantando las cosas desparramadas por el suelo, ve lo que sucede y se interpone entre ellos.
PAF, a pesar de ser una joven mujer, Haruko contaba con mucha fuerza a su favor, al menos eso demostraba la enorme marca roja en el rostro de su amado.
¿HORO KUN! –grita esta abrazándolo.
Este estaba quieto, no había imaginado que Haruko fuese tan fuerte.
Las bolsas volvieron a caer.
mi cielo!... ¿Por qué hesite eso? –preguntaba la muchacha mientras acariciaba la mejilla en donde lo había golpeado. –Y TU, MIRA LO QUE ME HAS HECHO HACER! –dijo enfadada a Len.
Len solo la ignora nuevamente.
ya cariño, no discutas mas…. RAYOS, me tengo que ir –dijo mientras volvía a sujetar las compras, que ya habían recibido una "paliza" -solo espero que no halla roto nada uuU -pensaba mientras lo hacia.
yo no hago nada mi amor… ES ÉL, QUE ME SACA DE QUICIO! –dijo con el seño fruncido.
"mi cielo", "cariño", "mi amor"…. ¿Qué rayos pasa aquí! –pensaba Len temiendo lo peor.
te veo mañana Horo Kun… -se despidió con un beso en la mejilla.
Adios –contesto este.
Len no se había movido mientras que el ainu ya se encontraba caminado.
Haruko iba a irse, pero giro al ver al chino y le dijo indignada. –vamos… ve SOLO con el… ¿a caso no es lo que querías?
Len se sorprende al escuchar esto.
no soy tan tonta como crees Len tao… disfruta mientras puedas –dijo con una sonrisa cínica, para marchar mas tarde, dejando a un Len completamente estupefacto.
HEY LEN! –lo llamaba el ainu. Este "despertó" y se dirigió donde su amigo.
:continua en la tercer parte:
