En la abadía

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Éste capítulo NO ES el final. Y si les armó un revuelo que Kenny tuviera sexo con Ian como Seme, prepárense, porque voy a seguir escribiendo así. A mí me gusta innovar, y eso no se vio nunca, así que en mis próximos Fanfics esperan cosas rarísimas, porque así soy yo.

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Odio la abadía.

La odio desde mucho antes de haber usado a Black Dranzer.

De hecho, creo que lo único que me impidió escaparme eran mi corta edad y el deseo de usar esa Bestia Bit. O quizás no sabía cómo escapar, porque las tres veces que lo intenté me descubrieron y me enviaron a las celdas de la abadía. Spencer ya ocupaba una todas las noches, y las tres veces me dieron el mismo tratamiento que a él, sólo por tratar de escaparme. Pero sé que él la pasaba y la pasa mucho peor, aunque siempre se calle.

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Cuando volví a la abadía, mis recuerdos volvieron en una cascada abrumadora. Boris jugó conmigo y con mi mente para manipularme, y, maldito sea, lo logró. Ése hijo de perra me manipuló para robar las Bestias Bit de los All Starz, de los Withe Tigers y ya no recuerdo si hubo más. Sí, el poder era embriagante, y aún puedo recordar cómo se sentía. Cuando Tala se me declaró, aún estaba bajo la influencia del Black Dranzer. Fueron días extraños, donde el calor que me producía Tala se mezclaba con el frío del poder, un frío que llegaba hasta los huesos y que ni siquiera el amor de Tala pudo vencer.

Sí, sé que él me amaba, y yo creí corresponderle. Lo creí, lo creí realmente, pero todo fue un espejismo. Entre la confusión de mis sentimientos, tantos cambios en tan poco tiempo, el poder que el Black Dranzer tenía sobre mí y el calor de Tala, perdí la cabeza. No sé cómo no enloquecí, pero el sentir que estaba por ahogarme en el lago congelado me refrescó la cabeza. Había hecho las cosas mal. Terriblemente mal. Y debía remediarlas.

Empecé por volver a mi equipo, que era lo más fácil. Sabía lo que Tala sentía por mí, pero descubrí que yo no sentía lo mismo, sólo un gran vacío que ni siquiera él pudo llenar. Hablo de Tala y de Ray. Me preocupé cuando Bryan casi lo mata en las finales, y creí que eso era algo más que el simple "compañerismo" que teníamos entre los dos. Creo que Tala lo interpretó de otra manera, pero hoy iré y le aclararé todo. Por primera vez en la vida, siento la culpa en el corazón. No es el amor de mi vida, y sé que recibiré toda su furia, pero así debe ser. Me lo merezco, y mucho.

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Pero Ray me siguió. Kenny se quedó durmiendo en el hotel, mientras Tyson y Max estaban merodeando por allí. Pero Ray, aún herido, sospechaba algo de lo que pasaba por mi interior. No sabía qué sentía por él, pero no era igual a lo que sentía por Tala. Mi cabeza estaba sumida en la confusión y no sabía qué hacer, y sólo me di cuenta que él me estaba siguiendo cuando me tomó del hombro.

-Kai, nos tenías preocupados- me dijo Ray, con la voz cansada.

-¿Qué haces saliendo así con este tiempo?- le pregunté, algo alarmado. No estaba del todo recuperado, y la nieve empezaba a caer.

-Quiero que hables conmigo, y que descargues todo lo que te pasa- lo miré sorprendido –Así no puedes seguir Kai. Si no te abres un poco, terminarás por explotar-

Y tenía razón. Si alguien tan débil físicamente podía alcanzarme era porque yo estaba en el mar de la confusión. Tratamos de volver, pero Ray casi no podía caminar. Los taxis parecían haber desaparecido de la faz de la tierra, así que nos hospedamos en un hotel cercano. Llamé a Kenny y le dije que nos quedaríamos allí, que regresaríamos a la mañana siguiente. Se sorprendió bastante, pero se abstuvo de preguntar.

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-Kai, puedes empezar cuando quieras-

Lo miré y suspiré. Iba a ser una noche muy larga, y mientras más rápido empezara, más rápido terminaría. Ray estaba sentado en la cama, y yo me senté a su lado. Tomé aire y le dije todo. Desde el dolo que me causaba el no saber nada de mis padres, que mi abuelo sólo me quería si le era útil, del dolor que me causó la abadía, y sobre todo la culpa de no haber correspondido a Tala, de no haberle dicho lo que en realidad sentía. Omití lo que sentí cuando lo ví siendo masacrado por Bryan, y las noches de pasión que había pasado con Tala, porque eso era demasiado íntimo para mí.

Ray me escuchó hasta el final, sin interrumpirme, y me abrazó con ternura. Creí que tendría otra declaración, y ya empezaba a pensar en cómo hacer para aclararle la situación, cuando me habló.

-Kai, eres más tierno de lo que aparentas. Te preocupas por los demás aunque no lo quieras demostrar. Creo que deberías aclararle todo a Tala, antes que suceda algo malo-

Sí, eso tenía que hacer. Las palabras de Ray me dieron ánimos, pero no podríamos ir a la abadía sino hasta la mañana siguiente. Y hablado de eso, llamó Ian desesperado, diciéndome que Bryan me iba a matar. Le dije que le haría caso, pero no pensaba hacerlo. Tenía que aclarar las cosas con Tala, ya las había dejado en claro con Ray. Dormimos en la misma habitación, en camas separadas, y no quise escuchar los sollozos de Ray. Ya había lastimado a mucha gente y no quería que le pasara algo a él también. Era mejor cortarlo ahora, cuando había tiempo, y no después, cuando podía sufrir mucho más.

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A la mañana siguiente, Ray no dijo palabra en toda la mañana, más allá de lo indispensable. Se veía triste, pero debía entender que mis sentimientos no estaban en orden, y debía aclararlos antes de declararme a alguien. Cuando llegamos al hotel, Kenny estaba dormido, pero se despertó cuando nosotros llegamos. Estaba más feliz que nunca, pero no nos dijo nada. Tyson y Max aún roncaban, y yo me despedí, tenía algunos asuntos que arreglar con Tala.

La abadía estaba más agitada que de costumbre. Nadie me impidió entrar, los guardias estaban algo agitados, pero yo tenía que encontrar a Tala. Recorrí los centros de entrenamiento con cautela, esperando encontrarlo allí, entrenando, pero no lo encontré. Ni a él ni a ninguno de los Demolition Boys.

Ya me estaba dando mala espina cuando decidí ir a los laboratorios. Cuando encontré a Tala, me quedé frío. Estaba sobre una camilla de operaciones, mirando hacia el techo como si fuera un robot. Se notaba que le habían hecho algo, porque había instrumental médico a la vista. Avancé con cuidado, sin saber bien qué iba a decir, cuando me vio.

Sus ojos eran más fríos que nunca. Ni siquiera me reconocía, o al menos así fue al principio. Se sentó en la camilla, y pude ver su torso desnudo otra vez. Era una maravilla, pero no era amor lo que sentía por él. Era una mezcla de deseo y de ansias de poder, porque Tala había sido el capitán antes que yo volviera a la abadía. Quizás fue el saber que lo tenía bajo mi control el que me engañó más que nada, y sentí vergüenza de mí mismo. Cuando levanté la mirada, Tala estaba frente a mí, sólo con su ropa interior. Su mirada era hielo puro.

-¿A qué volviste?- me preguntó, con voz mecánica.

-Tala, he venido a rogarte que me perdones- era difícil, pero tenía que hacerlo –Verás, yo creía que... –

-Creías que me amabas como yo te amaba a ti- me interrumpió, con voz dura –Creí que tú me amabas y te di todo, y tú me abandonaste sin nada más que mi corazón roto. ¿Sabes lo que me hiciste hacer, Kai? ¿Acaso lo sospechas?- empezó a avanzar y pronto choqué con la pared. Esto no era posible, Tala no era así, o eso pensaba. Tala me tomó las muñecas y me las puso a la altura de la cabeza, presionándolas contra la pared –Por ti me pegué un tiro con la pistola de Boris, y hubiera preferido morir antes que volverte a ver. En especial con ése chino, que ojalá le estén dando su merecido. Gracias a ti descubrí que el amor no existe y que todo lo que me hiciste vivir fue sólo una mentira de un embaucador profesional, alguien que se cambia de bando más rápido que de ropa interior. ¿Y sabes qué, Kai? Creo que deberías sentir cómo se siente el cañón de una pistola en la boca. Así tal vez me entenderías-

Había soltado una de mis manos, pero no me di cuenta sino hasta que fue tarde. Tomó uno de los bisturís que había a su alcance y con un rápido movimiento me clavó la mano que aún tenía sobre la pared, la izquierda. El dolor me atravesó como si fuera un rayo, y grité de dolor. Me aparté de la pared, cayendo arrodillado, y me tomé la mano, tratando de sacarme el bisturí, pero era inútil. Tala sabía cómo golpear.

-¿Sientes eso Kai?- me preguntó Tala, sonriendo ante mi dolor –Algo así fue lo que sentí en mi corazón. ¿Sabes? Pensé en violarte en un principio, pero no te mereces mi esfuerzo. Ya me di cuenta de la inutilidad de los sentimientos, excepto del odio y la venganza. Y el tenerme dentro de ti sería un privilegio Kai. Algo que nadie más sentirá-

Tomó otro bisturí y lo levantó, pero fui más rápido. Lo esquivé y llegué hasta la puerta, pero había sido cerrada con llave. ¿Cómo lo había hecho? Si ni siquiera se había apartado de mí.

Y entonces lo escuché. Alguien respiraba con agitación del otro lado de la puerta. Sólo lo reconocí cuando habló.

-Todo tuyo, Tala- era Bryan.

Se oía raro, como si estuviera volando en fiebre, pero no podía ser. ¿O se había vuelto loco? Pero ¿por qué?

Tala me tomó del pelo y me tiró al piso. Se había vuelto más fuerte que antes, y me puso una rodilla sobre el pecho, con todo su peso. Me tomó la mano derecha, porque la izquierda estaba tan adolorida que ya no la podía mover. No sé qué punto de mi pecho presionó, pero no me podía mover. Y tampoco podía respirar. Me debió haber tocado algún punto de la tráquea, porque ni siquiera podía hablar. Tala levantó el bisturí, y tuve la certeza de que me iba a matar. Pero no hice nada por pararlo. Quizás porque me lo merecía, o porque no me podía mover, pero no quería salvarme de la ira de Tala.

Pero algo frenó su brazo antes que el bisturí tocara mi pecho. Una mano grande y maciza había tomado el brazo de Tala, y no lo reconocí en un principio.

-No vale la pena- dijo mi salvador.

Spencer.

Cómo había llegado hasta allí, no tenía idea. Pero tenía unas marcas extrañas en los brazos, pero no podía razonar bien. Tenía todo el pecho descubierto, y pude ver cómo su piel estaba más curtida de lo que creí posible. Toda la ropa que llevaba encima era para ocultarlo. Era horrible, y aparté la vista.

Tala aún estaba sobre mí, pero Spencer lo ayudó a levantarse. Tomó el bisturí que tenía el ruso en la mano y lo dejó en su lugar. Luego volvió hacia mí y me tomó la mano, sacando el otro bisturí con un tirón. Grité de dolor, y me tomé la mano. Sangraba demasiado, y traté de parar la sangre, pero era inútil.

Spencer se agachó a mi lado y me sacó el protector de la mano izquierda. Empezó a vendarme la mano. No sé de dónde aprendió eso, pero detuvo la hemorragia. Lo miré confundido, él jamás había mostrado señales de estar interesado en mi bienestar. O, mejor dicho, yo jamás lo había notado. Pero él no demostraba ninguna emoción, todo lo hacía de forma mecánica. Cuando terminó, se levantó y le dijo a Tala que se acostara. Tala obedeció, mirándome con furia, y cuando se acostó cerró los ojos con fuerza.

Miré a Spencer, quien abría la puerta de la habitación. Bryan estaba allí, desmayado, delirando de fiebre. Tenía el rostro casi blanco, mucho màs que de costumbre, y Spencer lo tomó con fuerza. Fue entonces cuando me di cuenta de lo fuerte que era Spencer. Bryan era casi de su misma estatura, y él lo levantaba con facilidad. Lo dejó sobre una cama (1) que había allí (¿cómo no la pude ver antes?) y lo tapó con tres cobijas. Después tomó su ropa y se la puso, todo sin decir una palabra.

-Vamos- me dijo, al pasar a mi lado.

-¿Eh?- pregunté, sin entender.

-Vas a volver con tu equipo. Ya no tienes nada que hacer aquí-

Me levanté sin decir una palabra y lo seguí hasta las puertas de entrada de la abadía. En todo ése tiempo, Spencer no había demostrado el más mínimo cariño, sólo hacía las cosas como un robot. La nieve caía con rapidez sobre Moscú, y cuando las puertas se cerraron, supe que ya no podría volver con los Blade Brakers. Mis sentimientos aún no se habían aclarado, y Ray renovaría sus esperanzas.

Pero ya había lastimado a suficientes personas.

Me fui, sin decirle nada a nadie. Desaparecí, pero llamé a Ray y le dije que la cuenta la pagaría yo. Eso fue lo último que le dije, y su voz sonaba triste y preocupada. Pero prefería eso a que se enamorara de mí.

Ya había hecho correr demasiada sangre en la abadía.

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¿Hete aquí el final? No. Ya no quedan más personajes que hayan estado en la abadía, pero a pedido del público incluí a Kai. Fue corto el capítulo, porque no lo tenía planeado. Pero necesitaba aclarar el porqué Kai desapareció hasta la segunda serie (que fue casi una decepción para mí)

Pues bien, a mí me gusta innovar, y en mis Fanfics esperan cosas rarísimas, porque así soy yo. De hecho "Agua, Fuego, Metal, Madera, Tierra" es el único Fanfic que, estoy segura, nadie se arrepiente de leer.

(1) Me han dicho que Bryan y Spencer serían buena pareja... Me hicieron pensar muchas cosas, per NO, no en éste fic... En otro, quien sabe.

Galy: ¿Habéis visto? NADIE lo pone a Kenny como Seme, es más, creo que los únicos fics Shounen ai con él los sacaron, así que lo puse. Hasta el momento no lo habían puesto en una historia Yaoi, así quelo hice yo. Te agradezco muchísimo el halago,a mí me gusta innovar. Ian es otro de mis personajes favoritos, por eso me enojó el que lo sacaran de la tercera serie. Graciaspor tu rewiew! Chus!

Ishida Rio: Os lo dije, dse mí puedes esperar cualquier cosa, menos que respete a rajatabla los argumentos de las series. ¿Así que el capítulo más sentimental? No lo había visto así, pero si pensás eso, mejor. Gracias por el rewiew!

Nos vemos

Nakoruru