TÍTULO: RECUÉRDAME SIEMPRE

CAPÍTULO: 2º, BAJO LA LUZ DE LAS ESTRELLAS


HOLA A TODOS! MUCHAS GRACIAS POR VUETSROS REVIEWS!NO PUEDO CONTESTARLOS PORK NO TENGO TIEMPO AHORA MISMO!PERO EN EL PRXIMO CAP OS RESPONDERE A ESTOS Y LOS KME DEJEIS AHOPRA ;) MUXAS GRACIAS!
-No veo nada bien eso de que Malfoy venga a casa… ¡y menos que le ayudes con el musical! – dijo el señor Granger, mientras apartaba la cafetera del fuego.

Pero Papá… ¿no se supone que debemos perdonar a la gente? Eso es lo que nos dicen siempre en la Iglesia…- le respondió Hermione, mientras le observaba desde la silla.

Sí, querida, pero no es de ti de quién desconfío… que se ande con cuidado ese Malfoy…

Sonó el timbre y Hermione, con la misma camiseta de siempre, corrió a abrir. Al otro lado de la puerta, en el porche, vio a Draco con una camiseta negra y unos sencillos vaqueros.

Hola – dijo él.

Hola- respondió la chica dentro de la casa.

Pasaron unos segundos y nadie había dicho nada, ni habían optado diferentes posiciones.

¿Pretendes que ensayemos aquí fuera?- preguntó Draco, que empezaba a desesperar.

¡Ah, no! Pasa, pasa… Voy arriba, que tengo allí el libreto. Siéntate o algo, como en tu casa.

Sí… como en mi casa. – cuchicheó el rubio mirando a su alrededor. Era una casa sobrecargada en decoración, con tapetes aquí y allí, cuadros, fotos y figuritas de porcelana. Sobre la mesita de la sala había un busto de Jesús agonizando. De repente, alguien puso la mano sobre su hombro. - ¡Jesús! – dijo Draco, y vio que era el señor Granger.

Jesús no, Joseph Granger. Me extraña que estés en el grupo de teatro… nunca dejas de sorprenderme, Malfoy. – y es que el señor Granger y Draco ya se conocían y, como estaba claro, al padre de la castaña no le caía demasiado bien el chico.

Sí… oiga, muchas gracias por permitirme ensayar con su hija. – dijo educado el rubio y esbozó una pequeña sonrisa.

No lo he permitido… - el poco filo que había tomado la conversación se cortó cual cuchillo afilado. – Bien, estaré en mi despacho, ahí al lado. – y el hombre entró en una pequeña habitación habitada para despacho.

La chica bajó en seguida, a penas habían pasado un par de minutos, pero la conversación de Draco con el señor Granger le había parecido eterna.

Y bien¿comenzamos?

Estuvieron toda la tarde practicando y a Draco le hacía bastante falta comer clara de huevo: su voz sonaba como una puerta faltante de aceite que chirriaba.

¿Lo haces adrede, Malfoy? – preguntó Hermione, que ya se estaba desesperando y tenía un tremendo dolor de cabeza.

No… me sale natural. – respondió él y esbozó una sonrisa de chulo.

Bien… pues entonces creo que por hoy ya hay suficiente.

Pasaron los días. Hermione y Draco ensayaban algunas tardes en casa de la chica. Otras tardes el chico ensayaba con su amigo Erwin, que hacía una versión algo porno de Grease. Draco hacía de Danny Zuko y su amigo de Sandy.

Un día estaba ensayando en casa de los Malfoy y Erwin pasó a interpretar su particular musical.

Ey, muñeca, esto no es para siempre… - comenzaba a decir Draco en un fragmento de la obra.

Ya lo sé, Danny – y ponía voz de chica tiquismiquis – pero como no es para siempre, úntame en gomina… sí, Danny, sí… - y se tiraba por los suelos.

¡Va, Erwin¡Así no se puede uno aprender nada! Y sólo tengo tres semanas para aprendérmelo…

Pero Draco, tío, tú no te aprenderías este libreto ni en tres años…

Pero tendré que intentarlo¿no? – contestaba eje por eje Draco, mientras se sentaba en el banco de madera del porche de su casa.

Sí, llevas razón… además, el día de la actuación, yo estaré allí, en primera fila… con una bolsa de tomates maduros dispuestos a ser lanzados contra tu cara…

Y continuaban así toda la tarde, entre ensayando y no, hasta que se hacía de noche y Erwin volvía a su casa.

Draco ya casi no tenía tiempo para sus amigos. Una noche, cuando volvía de casa de su amigo de color, pasó por delante del cementerio. Entonces vio que Hermione entraba en él y se extrañó. Se bajó del coche y la siguió.

¡Eh, eh! – le gritó mientras iba tras ella. La chica se giró y reconoció la cara de Draco en la oscuridad. - ¿Qué haces aquí?

Yo debería de preguntarte lo mismo… - respondió la chica castaña, mientras se adentraba más todavía en el cementerio.

¿Sueles venir sola por la noche al cementerio? Es… escalofriante…

No es escalofriante… ¿no me dirás ahora que te dan miedo un par de lápidas…? Y sí, vengo a veces.

No me da miedo, sólo digo que no es muy normal venir al cementerio… - la chica no quiso seguir escuchándole y continuó con su camino. - ¿A dónde vas, Hermione?

Ven y lo verás. – gritó ella ya a unos treinta metros de distancia. La chica se puso frente a los árboles que conducían al interior del bosque, dejó un objeto cilíndrico en el suelo y se puso a organizarlo todo.

¿Qué es eso? – preguntó Draco.

Esto, es mi telescopio.-dijo Hermione, mientras se erguía y suspiraba de cansancio por llevar el armatoste. – Lo construí yo misma a los 13 años… échale un vistazo.

Draco se inclinó y miró por el telescopio. Se veía Saturno en todo su esplendor.

Quiero hacer uno más potente para ver el cometa Yakutake. Pasará esta primavera por aquí y nadie sabe cuándo se volverá a ver. – explicó la chica, que miraba hacia el cielo repleto de estrellas. El cementerio era el lugar con menos luz de toda Dongola y, por lo tanto, dónde mejor se observaban las estrellas y los planetas.

Saturno… ¡qué interesante! Ya entiendo… - comentó el chico, mientras se despegaba del aparejo.

¿Qué entiendes? – preguntó la Hermione, que había notado un tono sarcástico en la voz del rubio.

Que te gusten estas cosas…

¿Estas cosas?- insistió la castaña, que ya no se sentía cómoda con Draco. – También tengo mis creencias; tengo Fe. ¿Tú no?

No, para nada. Hay demasiadas cosas horribles en el Mundo como para tener un poco de Fe. La poca que tenía, se murió hace bastante tiempo… - confesó Draco, cruzando los brazos y mirando fijamente a Hermione a los ojos.

Sin sufrimiento en el Mundo, luego no habría compasión… - reiteraba ella en su argumento; no sería Malfoy quién le hiciera cambiar de ideología.

Eso, Hermione, díselo a los que sufren. – concluyó tajante el rubio y volvió a mirar por el telescopio. – Muy bonito, pero me tengo que ir. Hasta mañana.

Y, antes de que Hermione pudiese despedirle, el descapotable azul de Draco, una de las cosas que más cuidaba en este mundo, ya había arrancado y se dirigía hacia su casa. Había sido una conversación extraña, pero interesante.

Al subir a su habitación, después de haber cenado en la cocina con su madre, cogió de nuevo el libreto del musical. Era algo soso, la verdad, cantar y decir cuatro paridas. En Grease, según recordaba él, había besos y fiesta… Pero esta obra era una versión "light"; y es que, las personas que normalmente actuaban en este tipo de eventos eran los mismos que cantaban en el coro de la Iglesia, ayudaban a los niños a cruzar la calle y organizaban viajes para los Boy Scout y sus padres no estaban muy de acuerdo con que sus hijos se besaran con cualquiera por una obra de teatro. (N/A: no es que yo tenga nada en contra¿eh?) Simplemente, tenían que aparentar pasárselo muy bien, ser chicos malos y chicas frescas… pero sólo aparentarlo.

Cayó rendido sobre su cama y, para cuando se quiso dar cuenta, ya estaba en pie, vestido y arrancando su coche. Nunca llegaba tarde al instituto, Draco era muy puntual. Se reunía con sus amigos en su taquilla y, como todas las mañanas empezaron de cachondeo.

Eh, Draco ¿dónde te metes? No se te ve el pelo… - le dijo George cuando le chocó la mano para saludarse.

Por ahí… estoy muy liado con el castigo que me ha puesto el cabrón de McKenly… - respondió él, chulo como siempre.

Pero… - comenzó Erwin; todos sabían, por la forma que lo había dicho, que le continuaría un barbaridad – seguro que la semana que viene le vemos durante un buen rato… "Oh, Sandy… tell me more, tell me more…" – todos comenzaron a reír.

Mirad quién viene por ahí... – dijo Betty. Todos se giraron. – La Virgen María…

Hermione se acercaba hacia el grupo. Llevaba unos libros y su Biblia, como siempre.

Hola Draco¿nos vemos esta tarde? – preguntó ella, sonriente y tranquila. Todo el grupo del rubio empezó a reírse, intentando aguantar las carcajadas…

Quizá… en tus sueños. – respondió él y sus amigos se rieron ya sin cohibiciones.

Hermione caminó, patidifusa y triste, por lo que quedaba de pasillo. Draco también rió, pero no sinceramente. Siempre se hacía el chulo, aunque esta vez no había saboreado ese placer como de costumbre.


Hola! Pues aquí esta el segundo cap! Espero k os haya gustado... de momento no esta muy interesante pero no kiero ir demasiado rapido.. ya vereis depsues lo k pasa! porfa, dejadme algun rview, eh? -GRACIAAAS!-

Marineta Malfoy