Bueno Mahe ya os ha informado de que esta noche os llegaban tres capítulos así que solo voy a decir algo antes de dejaros disfrutar de este.

Erick: No te vayas a molestar conmigo por lo del chico de 5 en 5, es que yo soy muy especial para esas cosas pero nada más allá de molestarte, solo que dió casualidad que leías así y al asociarte a algo ya no me olvido de tí. Y sí flipar es disfrutar mucho. Me alegro de verte más a menudo no te creas que no!!

Y ahora a leer... que los rr ya los habrá respondido Mahe.


CAPITULO 43: A SOLAS

(Por Nigriv)

La puerta se cerró tan fuerte que la pared retumbó. A duras penas logró llegar a un sillón frente a la chimenea donde se dejó caer pesadamente; apoyó los codos sobre las rodillas y escondió la cabeza entre sus manos.

"¿Dónde está tu autocontrol Virginia? ¿Dónde todo tú poder? ¿Acaso te abandona cuando más lo necesitas?"

Cerró los ojos, suspiró y puso su mano izquierda sobre su frente, apretando con el pulgar y el corazón en las sienes, el índice hacia arriba y la palma sobre su nariz. Se concentró…

"No sirve de nada la sanación. Ese dolor que sientes no es físico Virginia, no te mientas a ti misma, no es la cabeza lo que te duele sino el corazón. No servirá que uses lo antiguo ahora."

-¡¡NO!!- se oyó gritar a sí misma.

"Has dañado a tu hija y te has confesado a Snape ¿Qué es lo que más te duele, ¿¡eh!?"

-Mahe…- sonó el lamento en sus labios.

"¿Acaso no tenía ya bastante? Vida nueva, falta de amistad, injusticia e incomprensión de todos… ¿Qué querías? ¿Asestarle el golpe final?"

-¡No! ¡Cállate! Si no vas a ayudar ¡vete!- se oyó en la habitación.

"¿Acaso alguien puede ayudarte ya?"

Las lágrimas salieron a raudales de sus ojos, ni siquiera sus manos tapándolos eran capaces de contener tal torrente. Aquella voz que le hablaba, su conciencia, tenía razón. "¿Quién podía ayudarla ahora?"

Tantos años tirados por la borda, tanto esfuerzo porque una niña, inteligente sí, pero niña al fin y al cabo, creciera sabiendo una terrible verdad pero con un atisbo del recuerdo grato que ella guardó de su padre, del momento de su concepción... ¿Cuantas veces no le contó a su hija que, a pesar de todo, su padre había sido su único amor, el primero, el más hermoso.? Nunca quiso que creciera odiándolo y ahora…

¡No le importaba Snape! "¿Porqué tendría que pensar en él? ¿Acaso el pensó en mí al unirse al Señor tenebroso? ¡NO! Solo tuvo el 'detalle' de decir ¡adiós!... ¡Se lo hubiera ahorrado!"

-¿¡Pero qué dices!?- la voz salió cual grito nacido del corazón.- "Ese adiós te dio la vida, su vida, tu alma… a Mahe."

Se sentía querer morir, la rabia y la ira contenida en ella crecían inexorablemente: el corazón encogido, emocional y físicamente dolorido; el estomago apretado por la presión; los pulmones en plena expansión…

-ARGGGG!!

"No te dejes guiar por la ira Virginia, no la dejes actuar."

Sabía que no debía hacerlo en esas condiciones pero en su desesperación, aún angustiada por su hija, trató de concentrar energía, de hacérsela llegar allí dónde estuviera. La conocía, estaría mal… peor que mal. Al momento sintió un dolor profundo en plena coronilla y un rayode potente energíala atravesó impulsando todo su cuerpo hacia atrás. Rebotó contra el respaldo del sillón y sintió que había sobrepasado el límite. El retorno energético fue bestial, no solo lo sintió en los brazos, sino que se expandió por todo su ser y entonces... nada lo pudo contener. Lo intentó sí, respiró, e hizo por sacar toda esa energía de ella pero nunca antes sintió lo antiguo así; el exceso energético se concentró y al no poder liberarse, simplemente, estalló.

¡POMMM!

Una onda de energía brotó de su ser y arrasó con todo su despacho, pero ella ya no lo sintió. Cuando abrió los ojos se encontró empapada en sudor frío, el corazón acelerado y un tremendo dolor muscular producto de aguantar el intenso retorno de lo antiguo. Apenas se podía mover pero tenía que salir a buscarla. A duras penas se puso en pie; sus piernas no respondían, cada paso era una aguja que se le clavaba en la piel, la cruciatus más dolorosa que nunca hubiera sentido porque cada pinchazo le recordaba el dolor que ella misma provocó a su hija.

"Debo encontrarla. Debo hallarla."

Ni siquiera miró a su alrededor. Avanzó hacia la puerta resistiendo el dolor, deseando que la energía la abandonara pronto, aunque aún tardaría bastante. No importaba el dolor que sintiera, ese desaparecería, pero el daño en su hija no era físico sino emocional, por eso debía encontrarla y ayudarla – si la dejaba claro- o sería aún peor.

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"¡¡MALDICIÓN!!"- resonó en un lugar muy apartado de su mente, tanto que no asoció la exclamación a ningún hecho concreto. Un grupo de Hufflepuff cruzaba el pasillo en ese momento y casi asustados por la imagen del profesor allí en medio, parado, se habían pegado a los muros y lo habían pasado esquivándolo. No podía pensar, era incapaz de reaccionar… ¡Qué ciego había estado hasta el final!

De pronto sintió un ligero temblor y se oyó un gran estruendo. Se sobresaltó y consiguió algo de su habitual autocontrol. Tras el ruido de una supuesta explosión notó una onda energética procedente del fondo del pasillo, del despacho… Se giró y un acumulo de emociones transmitidas por lo antiguo lo alcanzó y lo traspasó por un segundo haciéndole sentirlas a él también. "¡Virginia!"- pensó desesperado y casi echó a correr de vuelta sobre sus pasos. Paró justo antes de doblar la esquina que llevaba hasta ella y, sin saber que hacer observó escondido la puerta. Aquella explosión era inconfundiblemente de ella, era una sensación que nunca podría olvidar. Sólo una vez la sintió en la vida, pero la marca que le dejó era más profunda de lo que nunca pensó.

Durante su momento de indecisión vio abrirse la puerta y como ella salía del despacho, "mal trecha, profundamente dolorida"- pensó- y con la cara totalmente descompuesta. Por un instante deseó lanzarse hacia ella y tomarla en sus brazos, sintiéndose responsable de aquella situación. Entonces, su voz resonó en su mente y le evitó acercársele… "¿Acaso alguien quiere un mortifago como padre de su hija?" Con éstas palabras en su mente se giró, dejó atrás las escaleras y, tomando el recorrido más largo, se dirigió a sus mazmorras. El camino se le hizo eterno.


No os vayaís que aún queda uno!!