Capítulo 7:
No tenían prisa, así que no hacía falta que corriese, a pesar de eso, Knuckles estaba deseando llegar a su destinación, cansado no estaba precisamente, no físicamente, ni llevando a Rouge a sus espaldas, a él no le pesaba, lo que quizás sí le molestase eran los comentarios graciosos de Keil sobre su situación, Knuckles no ignoraba lo que decía, le devolvía los comentarios intentando no ser tan inocente como todos le decían siempre, estaba cansado de aquel papel absurdo en el que cualquiera podía engañarle, era un tipo rudo, pero aquello también le hacía daño.
-Para ya, estás dejando de ser divertido...- Knuckles miró al frente caminando.
-Vaya...- Keil se puso en guardia. -¿Vas a hacer algo para detenerme?
Knuckles le giró la cara diciendo que ahora estaba demasiado ocupado como para jugar con él, Keil se puso normal otra vez, caminando a su lado, murmuró "entonces esa chica te importa...", Rouge movió un poco las orejas.
-Te he oido.- Dijo Knuckles mirándole de reojo, luego miró al frente, serio.
Keil no quiso picarle más, si hubiese sido cualquier otra persona, de seguro Knuckles le habría dado un par de patadas con Rouge a cuestas y todo, pero entre ellos había confianza, esa confianza que se tiene entre compañeros de entrenamiento, después de tanto tiempo sudando juntos, sangrando juntos, podría decirse que eran amigos.
-Parecías verdaderamente preocupado...- Comenzó de nuevo Keil, esta vez también mirando al frente seriamente. -cuando aquel zorro le puso el pie en el cuello a Rouge...
-No quiero hablar de ello...- Knuckles bajó un poco la mirada.
Era verdad que había puesto aquella cara, Keil nunca había visto esa expresión en la cara de Knuckles, saltó como un resorte, como si compartiesen el dolor, aún le parecía un milagro que Rouge siguiese viva, era más fuerte de lo que aparentaba, con todas esas quemaduras, los golpes, aún no sabían si tenía algo roto, detuvieron a Andrew en el último segundo.
-Es que no respiraba...- Dijo Knuckles sacando las palabras que batallaban por salir desde su estómago. -Sé que siempre estamos discutiendo, pero no le deseo mal...
Keil se le quedó mirando un momento, realmente parecía que necesitaba decir aquello, entendía que aunque fingiese ser un luchador frío, en el fondo ocultaba sus verdaderos sentimientos.
-Al menos le detuvimos a tiempo, aún no entiendo cómo desapareció y dijo eso de que no nos volveríamos a ver... y aunque no respirase, pudiste reanimarla con el boca a boca...- Keil sonrió.
-¡¡¡¿Qué?!!!- Se oyó un grito a la espalda de Knuckles.
Rouge se revolvió como una anguila hasta poder darle una patada al equidna, cayó y se quedó sentada de culo en el suelo, Knuckles dio un giro por el empujón y se la quedó mirando mientras ella desde el suelo le gritaba todo tipo de insultos del tipo "pervertido", Keil había dado un salto atrás y se había puesto en guardia, aunque ahora estaba con la misma expresión de asombro de Knuckles.
-¿Pero tú no te estabas muriendo?- Keil bajó los puños.
-¡En tus sueños! ¡¿Cómo habéis osado abusar de una dama desvalida como yo?!- Se hizo la víctima Rouge.
-¿Dama? ¡JA!- Knuckles se cruzó de brazos. -Así nos pagas que te sacásemos del lío en el que te habías metido...
Rouge hizo un "hum" y le giró la cara, también se cruzó de brazos, Knuckles también se giró y comenzó a caminar, dejándola atrás, ella le miró un disimuladamente, bajó un poco la cabeza, notaba temblar su labio inferior, tampoco quería ser desgradable con él, intentó levantarse, entonces se dio cuenta de que tenían razón, quizás sí que había estado cerca de la muerte, era algo que no le solía preocupar, en su trabajo ya sabía que era jugar a saltar de un lado al otro del límite, pero le dio miedo pensar que esta vez había estado demasiado cerca, vio la mano de Keil tendida ante ella, y de nuevo su orgullo le hizo darle un manotazo rechazando la ayuda, intentó levantarse ella sola una vez más, no hacía más que pensar que no necesitaba a nadie, que no quería ayuda, consiguió poner un pie derecho, se fue levantando, Keil quiso ayudarla, pero Knuckles, que se había puesto a su lado, le detuvo, ella se tambaleó un poco hasta llegar a su pose altiva de siempre, dio un par de pasos antes de sentir que la oscuridad se cernía sobre ella, antes de caer Knuckles la agarró por los brazos.
-¿Tengo que dejarte inconsciente para que aceptes mi ayuda o qué?- Dijo Knuckles con su voz seria.
Rouge intentó soltarse, notando sus piernas flojear.
-¡Tú no lo entiendes! Me he valido sola toda la vida ¡¡No necesito a nadie!!
Knuckles dio un resoplido y la miró a los ojos.
-¿Por qué te empeñas en valerte tú sola si no estás sola?- Knuckles miró a Keil, no podía mantener la vista en aquellos ojos tan llenos de rabia, con lágrimas que no terminaban de salir. -Nosotros, Shadow, todo el grupo,- Volvió a mirarla. -no estás sola.
Rouge bajó la cabeza agachando un poco las orejas, ya no forecejeaba, en ese momento Knuckles era mucho más fuerte que ella.
-Knux tiene razón,- Keil le puso una mano en el hombro a Rouge. -nos tienes para lo que haga falta.
Dando un resoplido, Rouge volvió a levantar la cabeza sonriendo.
-Qué sois de tontos...
Se dejó ayudar, volvió a subir a la espalda de Knuckles, ayudada por Keil, le había sido más fácil de lo que pensaba eso de mostrar su sonrisa sincera, se aferró fuerte con los brazos al cuello del equidna, adelantando un poco su cabeza, cerrando los ojos y rozando su mejilla con la del equidna, le notó que le costaba comenzar a caminar.
-¿Estás cansado?- Susurró suave Rouge.
-Oye, Knux, puedo cargar un poco con ella si quieres.- Keil le dio con el puño en el hombro.
-No hace falta, pesa menos de lo que parece...- Medio rió Knuckles.
Rouge le dio un capón, aquello era un "cumplido" con muy poca gracia. Keil rió, comenzó a caminar, intentando alejarse de ellos para darles un poco de intimidad. Llevaban un rato de caminata, les quedaba poco, Knuckles estaba algo nervioso, pero no por la proximidad de Rouge, tenía algo rondando por su mente.
-¿Cómo te descubrieron?- Soltó al fin.
La chica murciélago titubeó un poco antes de explicarle la historia, no toda, simplemente que nadie la había creido nunca, y sus enemigos menos, Knuckles giró un poco la cara hacia ella y repitió eso último, no entendía qué era aquello que no creían, cómo sabía Matt quién era ella y por qué la había descubierto ahora si parecía que ya lo sabía de antes, demasiadas cuestiones en un momento en el que Rouge no tenía ganas de pensar, respiró profundamente tomando un descanso, luego respondió una a una las cuestiones de Knuckles, ni ella misma sabía por qué lo hacía, quizás se lo debía por haberla salvado una vez más.
Todo pasó hacía varios años, cuando Rouge era una preadolescente, como tenía problemas en casa se pasaba los días enganchada a una joven policía, la que fue la madre de Andrew, una zorrita guapa con mucha paciencia que trabajaba investigando en el contrabando de joyas, siempre había tenido aquella pasión por las joyas, le gustaba contarlas, jugar con ellas antes de que su amiga policía las llevase a comisaría, aquellos tiempos fueron los más felices de su vida hasta ahora, hasta donde la memoria le alcanzaba, su amistad con aquella chica la llenó por completo, siempre estaba ahí cuando la necesitaba, siempre estaban juntas.
-Hablas de ella con mucha dulzura...- Recalcó Knuckles.
-Tengo un buen recuerdo de ella y de lo que viví a su lado.- Sonrió Rouge bajando su mirada.
-Em... ¿puedo preguntarte algo? si no te ofende...- Knuckles comenzó a dudar. -Si me respondes de forma afirmativa prometo no volver a meterme contigo...
-Venga, pregunta ya...- Dijo Rouge separando su cara un poco y abriendo sus brazos ligeramente.
-Ella... ¿te gustaba?
Rouge se puso seria, como si la pregunta no le viniese de sorpresa.
-Si el ser feliz al lado de alguien significa que te gusta, pues sí...- Rouge miró la cara que se le había puesto al equidna.
-Ah... bueno... ¿es por eso que odias a los hombres?
Saltando en una carcajada histérica, Rouge le dijo que ella nunca dijo que no le gustasen los hombres.
-Especialmente teniendo a un equidna tan atractivo aquí mismo...- Acercó de nuevo su cara a Knuckles, apretándole fuerte en su agarre.
Sin entender bien por qué, Knuckles notó que se le subían los colores, entonces Rouge rió de nuevo bromeando, llamándole tonto. Prosiguió su historia y el por qué no quería tener pareja, justamente porque fue un zorro blanco el que se interpuso entre ellas, tan guapo que cautivó el corazón de la policía tras conocerse, se hacía llamar Xeratos y no explicó bien de dónde venía, lo que quedó claro fue que tras un tiempo juntos tuvieron un hijo, pero entonces todo fue cuesta abajo, el que había aparecido como un ángel cambió por completo, mostró su verdadera cara, intentó llevarse a su hijo en cientos de intentos, tuvieron que huír, pero él siempre las encontraba, hasta que logró su objetivo, el vestido blanco de la chica se tornó malva, al igual que las manos de Rouge, culpada de aquel asesinato bajo el móvil del robo de las joyas que la zorrita poseía, nadie la creyó, pudo escapar, dejó que el demonio se llevase a su hijo.
-Quizás si hubiese hecho algo...- Finalizó Rouge. -Es irónico que ella fuese policía y yo me terminase convirtiendo en ladrona, ni siquiera pude cumplir su deseo de que algún día fuese policía...
-Bueno,- La cortó Knuckles. -pero trabajas para la policía secreta, ¿no? has cumplido tu parte, no exactamente como querías, pero lo has hecho.
Rouge asintió con la cabeza, Knuckles la entendía un poco mejor ahora, toda su vida viviendo sin amor por miedo a acabar como su amiga, a que el amor la volviese vulnerable, la entendió porque él también solía pensar así, no era un tipo romántico, quizás porque no había tenido ocasión de serlo, de todas formas, no sabía lo que le deparaba el mañana, le quedaba mucho por vivir aún, eso le hizo pensar...
-¿Rouge? He estado pensando en toda la historia... ¡debes ser muy vieja!- Soltó de golpe.
En ese momento, de nuevo Rouge saltó a darle golpes, cuando Keil se giró a ver qué pasaba sólo pudo distinguir un sonidos incoherentes de Rouge gritando mientras le zarandeaba por el cuello.
-Ugh... yo no quiero enamorarme nunca...- Les miró de reojo.
En lo más profundo de una cueva, Andrew vestía sus ropas militares de la oscuridad, se había convertido una vez más en el general de aquel ejercito de demonios, tras él, el youko al que una vez llamaron Xeratos, orgulloso de su pequeño y del gran poder que éste había adquirido.
-¿No estás contento, Xenon?- Preguntó el youko.
-Es extraño... echo de menos a mis compañeros...- Andrew se miró al espejo.
Y el youko tuvo el presentimiento de que aquello no iba a terminar así.
continuará...
No tenían prisa, así que no hacía falta que corriese, a pesar de eso, Knuckles estaba deseando llegar a su destinación, cansado no estaba precisamente, no físicamente, ni llevando a Rouge a sus espaldas, a él no le pesaba, lo que quizás sí le molestase eran los comentarios graciosos de Keil sobre su situación, Knuckles no ignoraba lo que decía, le devolvía los comentarios intentando no ser tan inocente como todos le decían siempre, estaba cansado de aquel papel absurdo en el que cualquiera podía engañarle, era un tipo rudo, pero aquello también le hacía daño.
-Para ya, estás dejando de ser divertido...- Knuckles miró al frente caminando.
-Vaya...- Keil se puso en guardia. -¿Vas a hacer algo para detenerme?
Knuckles le giró la cara diciendo que ahora estaba demasiado ocupado como para jugar con él, Keil se puso normal otra vez, caminando a su lado, murmuró "entonces esa chica te importa...", Rouge movió un poco las orejas.
-Te he oido.- Dijo Knuckles mirándole de reojo, luego miró al frente, serio.
Keil no quiso picarle más, si hubiese sido cualquier otra persona, de seguro Knuckles le habría dado un par de patadas con Rouge a cuestas y todo, pero entre ellos había confianza, esa confianza que se tiene entre compañeros de entrenamiento, después de tanto tiempo sudando juntos, sangrando juntos, podría decirse que eran amigos.
-Parecías verdaderamente preocupado...- Comenzó de nuevo Keil, esta vez también mirando al frente seriamente. -cuando aquel zorro le puso el pie en el cuello a Rouge...
-No quiero hablar de ello...- Knuckles bajó un poco la mirada.
Era verdad que había puesto aquella cara, Keil nunca había visto esa expresión en la cara de Knuckles, saltó como un resorte, como si compartiesen el dolor, aún le parecía un milagro que Rouge siguiese viva, era más fuerte de lo que aparentaba, con todas esas quemaduras, los golpes, aún no sabían si tenía algo roto, detuvieron a Andrew en el último segundo.
-Es que no respiraba...- Dijo Knuckles sacando las palabras que batallaban por salir desde su estómago. -Sé que siempre estamos discutiendo, pero no le deseo mal...
Keil se le quedó mirando un momento, realmente parecía que necesitaba decir aquello, entendía que aunque fingiese ser un luchador frío, en el fondo ocultaba sus verdaderos sentimientos.
-Al menos le detuvimos a tiempo, aún no entiendo cómo desapareció y dijo eso de que no nos volveríamos a ver... y aunque no respirase, pudiste reanimarla con el boca a boca...- Keil sonrió.
-¡¡¡¿Qué?!!!- Se oyó un grito a la espalda de Knuckles.
Rouge se revolvió como una anguila hasta poder darle una patada al equidna, cayó y se quedó sentada de culo en el suelo, Knuckles dio un giro por el empujón y se la quedó mirando mientras ella desde el suelo le gritaba todo tipo de insultos del tipo "pervertido", Keil había dado un salto atrás y se había puesto en guardia, aunque ahora estaba con la misma expresión de asombro de Knuckles.
-¿Pero tú no te estabas muriendo?- Keil bajó los puños.
-¡En tus sueños! ¡¿Cómo habéis osado abusar de una dama desvalida como yo?!- Se hizo la víctima Rouge.
-¿Dama? ¡JA!- Knuckles se cruzó de brazos. -Así nos pagas que te sacásemos del lío en el que te habías metido...
Rouge hizo un "hum" y le giró la cara, también se cruzó de brazos, Knuckles también se giró y comenzó a caminar, dejándola atrás, ella le miró un disimuladamente, bajó un poco la cabeza, notaba temblar su labio inferior, tampoco quería ser desgradable con él, intentó levantarse, entonces se dio cuenta de que tenían razón, quizás sí que había estado cerca de la muerte, era algo que no le solía preocupar, en su trabajo ya sabía que era jugar a saltar de un lado al otro del límite, pero le dio miedo pensar que esta vez había estado demasiado cerca, vio la mano de Keil tendida ante ella, y de nuevo su orgullo le hizo darle un manotazo rechazando la ayuda, intentó levantarse ella sola una vez más, no hacía más que pensar que no necesitaba a nadie, que no quería ayuda, consiguió poner un pie derecho, se fue levantando, Keil quiso ayudarla, pero Knuckles, que se había puesto a su lado, le detuvo, ella se tambaleó un poco hasta llegar a su pose altiva de siempre, dio un par de pasos antes de sentir que la oscuridad se cernía sobre ella, antes de caer Knuckles la agarró por los brazos.
-¿Tengo que dejarte inconsciente para que aceptes mi ayuda o qué?- Dijo Knuckles con su voz seria.
Rouge intentó soltarse, notando sus piernas flojear.
-¡Tú no lo entiendes! Me he valido sola toda la vida ¡¡No necesito a nadie!!
Knuckles dio un resoplido y la miró a los ojos.
-¿Por qué te empeñas en valerte tú sola si no estás sola?- Knuckles miró a Keil, no podía mantener la vista en aquellos ojos tan llenos de rabia, con lágrimas que no terminaban de salir. -Nosotros, Shadow, todo el grupo,- Volvió a mirarla. -no estás sola.
Rouge bajó la cabeza agachando un poco las orejas, ya no forecejeaba, en ese momento Knuckles era mucho más fuerte que ella.
-Knux tiene razón,- Keil le puso una mano en el hombro a Rouge. -nos tienes para lo que haga falta.
Dando un resoplido, Rouge volvió a levantar la cabeza sonriendo.
-Qué sois de tontos...
Se dejó ayudar, volvió a subir a la espalda de Knuckles, ayudada por Keil, le había sido más fácil de lo que pensaba eso de mostrar su sonrisa sincera, se aferró fuerte con los brazos al cuello del equidna, adelantando un poco su cabeza, cerrando los ojos y rozando su mejilla con la del equidna, le notó que le costaba comenzar a caminar.
-¿Estás cansado?- Susurró suave Rouge.
-Oye, Knux, puedo cargar un poco con ella si quieres.- Keil le dio con el puño en el hombro.
-No hace falta, pesa menos de lo que parece...- Medio rió Knuckles.
Rouge le dio un capón, aquello era un "cumplido" con muy poca gracia. Keil rió, comenzó a caminar, intentando alejarse de ellos para darles un poco de intimidad. Llevaban un rato de caminata, les quedaba poco, Knuckles estaba algo nervioso, pero no por la proximidad de Rouge, tenía algo rondando por su mente.
-¿Cómo te descubrieron?- Soltó al fin.
La chica murciélago titubeó un poco antes de explicarle la historia, no toda, simplemente que nadie la había creido nunca, y sus enemigos menos, Knuckles giró un poco la cara hacia ella y repitió eso último, no entendía qué era aquello que no creían, cómo sabía Matt quién era ella y por qué la había descubierto ahora si parecía que ya lo sabía de antes, demasiadas cuestiones en un momento en el que Rouge no tenía ganas de pensar, respiró profundamente tomando un descanso, luego respondió una a una las cuestiones de Knuckles, ni ella misma sabía por qué lo hacía, quizás se lo debía por haberla salvado una vez más.
Todo pasó hacía varios años, cuando Rouge era una preadolescente, como tenía problemas en casa se pasaba los días enganchada a una joven policía, la que fue la madre de Andrew, una zorrita guapa con mucha paciencia que trabajaba investigando en el contrabando de joyas, siempre había tenido aquella pasión por las joyas, le gustaba contarlas, jugar con ellas antes de que su amiga policía las llevase a comisaría, aquellos tiempos fueron los más felices de su vida hasta ahora, hasta donde la memoria le alcanzaba, su amistad con aquella chica la llenó por completo, siempre estaba ahí cuando la necesitaba, siempre estaban juntas.
-Hablas de ella con mucha dulzura...- Recalcó Knuckles.
-Tengo un buen recuerdo de ella y de lo que viví a su lado.- Sonrió Rouge bajando su mirada.
-Em... ¿puedo preguntarte algo? si no te ofende...- Knuckles comenzó a dudar. -Si me respondes de forma afirmativa prometo no volver a meterme contigo...
-Venga, pregunta ya...- Dijo Rouge separando su cara un poco y abriendo sus brazos ligeramente.
-Ella... ¿te gustaba?
Rouge se puso seria, como si la pregunta no le viniese de sorpresa.
-Si el ser feliz al lado de alguien significa que te gusta, pues sí...- Rouge miró la cara que se le había puesto al equidna.
-Ah... bueno... ¿es por eso que odias a los hombres?
Saltando en una carcajada histérica, Rouge le dijo que ella nunca dijo que no le gustasen los hombres.
-Especialmente teniendo a un equidna tan atractivo aquí mismo...- Acercó de nuevo su cara a Knuckles, apretándole fuerte en su agarre.
Sin entender bien por qué, Knuckles notó que se le subían los colores, entonces Rouge rió de nuevo bromeando, llamándole tonto. Prosiguió su historia y el por qué no quería tener pareja, justamente porque fue un zorro blanco el que se interpuso entre ellas, tan guapo que cautivó el corazón de la policía tras conocerse, se hacía llamar Xeratos y no explicó bien de dónde venía, lo que quedó claro fue que tras un tiempo juntos tuvieron un hijo, pero entonces todo fue cuesta abajo, el que había aparecido como un ángel cambió por completo, mostró su verdadera cara, intentó llevarse a su hijo en cientos de intentos, tuvieron que huír, pero él siempre las encontraba, hasta que logró su objetivo, el vestido blanco de la chica se tornó malva, al igual que las manos de Rouge, culpada de aquel asesinato bajo el móvil del robo de las joyas que la zorrita poseía, nadie la creyó, pudo escapar, dejó que el demonio se llevase a su hijo.
-Quizás si hubiese hecho algo...- Finalizó Rouge. -Es irónico que ella fuese policía y yo me terminase convirtiendo en ladrona, ni siquiera pude cumplir su deseo de que algún día fuese policía...
-Bueno,- La cortó Knuckles. -pero trabajas para la policía secreta, ¿no? has cumplido tu parte, no exactamente como querías, pero lo has hecho.
Rouge asintió con la cabeza, Knuckles la entendía un poco mejor ahora, toda su vida viviendo sin amor por miedo a acabar como su amiga, a que el amor la volviese vulnerable, la entendió porque él también solía pensar así, no era un tipo romántico, quizás porque no había tenido ocasión de serlo, de todas formas, no sabía lo que le deparaba el mañana, le quedaba mucho por vivir aún, eso le hizo pensar...
-¿Rouge? He estado pensando en toda la historia... ¡debes ser muy vieja!- Soltó de golpe.
En ese momento, de nuevo Rouge saltó a darle golpes, cuando Keil se giró a ver qué pasaba sólo pudo distinguir un sonidos incoherentes de Rouge gritando mientras le zarandeaba por el cuello.
-Ugh... yo no quiero enamorarme nunca...- Les miró de reojo.
En lo más profundo de una cueva, Andrew vestía sus ropas militares de la oscuridad, se había convertido una vez más en el general de aquel ejercito de demonios, tras él, el youko al que una vez llamaron Xeratos, orgulloso de su pequeño y del gran poder que éste había adquirido.
-¿No estás contento, Xenon?- Preguntó el youko.
-Es extraño... echo de menos a mis compañeros...- Andrew se miró al espejo.
Y el youko tuvo el presentimiento de que aquello no iba a terminar así.
continuará...
