Título: Ephemeral (3/11)

Fandom: Harry Potter

Personajes, pairings: Lily/Snape, los Merodeadores, personajes originales variados

Rating: PG

Disclaimer: Los personajes y situaciones de HP son propiedad de Rowling. Layla es propiedad de Aldery, Deby y Dana son mías.

Notas: Comienzos de sexto curso. SBM-Angie: el título del fic se debe a la canción Ephemeral, de After Forever, siempre he creído que le pega mucho a la idea que tengo sobre la relación Snape/Lily :) El resto de las notas, al final.

- 3 -

- Niveles de atención -

Bunnies aren't just cute like everybody supposes!
They've got hoppy legs and twitchy little noses!
And what's with all the carrots?
What do they need such good eyesight for anyway?

- Defensa contra las Artes Oscuras después de comer... ¿quieren que vomitemos la empanada? - murmuró Lily aminorando su carrera por el claustro al alcanzar la puerta del aula, y terminando de colocarse la corbata correctamente.

El verano parcialmente compartido en casa de los Evans las había tratado de maneras muy distintas. Mientras la piel luminosa de Layla permanecía impoluta y tan clara como a mediados de invierno, toda la cara de Lily estaba más cubierta de pecas que nunca, y el resto de su cuerpo tenía un saludable color galleta sobre el que Layla no se cansaba de bromear. Asintió preguntándose si no habrían corrido demasiado, porque ningún otro alumno de sexto, Slytherin ni Ravenclaw, se encontraba en los alrededores. Sin embargo la puerta estaba abierta, lo que significaba que la profesora De Valera ya había llegado. Con un suspiro Lily se cambió la bolsa de hombro y atravesó la puerta dirigiendo una mirada fugaz a los grabados del umbral, seguida por Layla.

- Adoro esta clase - susurró al entrar, aunque ninguna de las dos sabían muy bien si se refería al aula o a la materia. El sol de Septiembre entraba con fuerza por cada ventana y se dividía entre las columnas que sostenían el techo, iluminando los pupitres y el estrado del profesor. Todo parecía nuevo, como si lo vieran por primera vez y todo el curso anterior, lleno de quemaduras y destrozos accidentales jamás hubiera tenido lugar.

Sentada en la mesa, con los pies colgando, Dana De Valera sostenía un ejemplar del Profeta mientras se miraba las rodillas. Alzó la vista lo estrictamente necesario para que Lily y Layla supieran que las había visto, y luego bajó al suelo lentamente, incorporándose con pereza. La profesora solía recibirlas con una sonrisa y algún gesto lleno de ánimo, por eso su aparente indiferencia las hizo intercambiar una mirada de curiosidad.

- Buenas tardes, profesora - saludó Layla educadamente, dando un pequeño empujón a Lily para que caminase delante. Tras la mesa de Dana, apiladas contra la pared, había una veintena de cajas de madera con puertas y candados. Algunas se sacudían.

- ¿Qué tal ha pasado el verano? - preguntó Lily con el tono más ligero que pudo. Al instante De Valera levantó la cabeza, con lo que los rizos que la habían tapado la cara se deslizaron tras sus hombros, y sonrió como siempre.

- Evans, aprecio ese intento de curiosidad mal disimulada, pero creo que no es tu fuerte - indicó la profesora apoyando las manos en la mesa, y Lily enrojeció bajo sus pecas. De Valera suspiró y miró el haz de luz que se estrellaba a sus pies, y las motas de polvo que se elevaban desde sus botas, antes de sonreír con un gesto resignado. - De todas maneras, lo que pasa no es ningún secreto.

Tendió el Profeta a Lily, que lo extendió sobre uno de los pupitres. Las letras saltaban a la vista, en primera página, sobre la foto de un montón de gente esperando en el porche de una casa.

"MATANZA EN MANCHESTER

Claire Arkwright, su hermano Nathaniel, la esposa de éste y su hija fueron encontrados muertos en la noche de ayer, en su casa de un barrio muggle de Manchester. Un vecino se puso en contacto con los bomberos al observar "una extraña nube de humo" sobre el edificio. Alertados por esta información, un grupo de magos del Ministerio en colaboración con el cuerpo de bomberos muggles se personó en el lugar confirmando, como se temía, que la nube vista por el vecino muggle era en realidad la Marca de Quien-Ustedes-Saben. Desafortunadamente no se pudo hacer nada por la familia Arkwright y se procedió a desmemorizar convenientemente a los muggles presentes en el lugar del suceso.

Como auror, Claire Arkwright, de 29 años, mantenía en secreto cada uno de sus movimientos, así como el paradero de su familia, con la que había ido a pasar unos días de vacaciones tras participar en la búsqueda y posterior encarcelamiento de Malthus Huxley. Se teme una posible filtración de los archivos confidenciales del Ministerio.

"Por desgracia no hemos encontrado ninguna pista que nos lleve a identificar a los asaltantes", informaba ayer el auror encargado de la investigación. Por su parte, Bartemius Crouch lanzó desde su asistencia al LXVII Congreso de Prisiones Mágicas otra feroz crítica contra la administración de..."

- Es horrible... - murmuró Lily sacudiendo la cabeza. La profesora asintió con el mismo gesto de alguien que se llevara un cigarrillo a los labios, exhalando el aire lentamente entre los dedos antes de volver a hablar.

- Son las mismas noticias, pero con nombres y caras diferentes - Lily y Layla intercambiaron una mirada de alarma ante aquel tono ausente, la falta de solidez de la profesora. Por unos instantes pareció que la persona que perdía la vista en la ventana no podía ser su enérgica profesora de Defensa contra las Artes Oscuras, sino una débil cáscara carente de todo el espíritu.

- ¿Les conocía? - se aventuró a preguntar Layla. Media docena de Ravenclaws se dispersaron por la clase, algunos se acercaron al estrado con curiosidad, esperando posiblemente que De Valera estuviera contando alguna de sus aventuras como auror.

- No es que importe mucho, pero sí. La niña, Ruth, iba a venir a Hogwarts el curso que viene. - asintió De Valera. Posó sus ojos penetrantes en cada uno de los alumnos que acababan de entrar, y su tono de voz volvió a ser el discurso ágil, lleno de seguridad al que les tenía acostumbrados. - No los conocía mucho, pero no me siento aliviada por ello. Tarde o temprano empezarán a ser los que conozco. Es un goteo incesante, alumnos… Mis amigos. Mis maestros. Vuestros hermanos, tíos o padres.

La atención de todos los presentes había seguido la breve diatriba, y un escalofrío colectivo hizo vibrar el aire mientras la mayoría asentía pensativamente. El Profeta fue pasando de mano en mano y la profesora se decidió a comenzar los preparativos para la clase. Dio un rodeo alrededor de su gran mesa y con las manos en las caderas contempló pensativa las cajas traqueteantes.

- Vais a colocaros en parejas que se mantendrán el resto del curso… - anunció en voz alta. Lily y Layla corrieron a ocupar una de las mesas cercanas a la puerta. Con una caja debajo de cada brazo, De Valera chasqueó la lengua y sonrió burlona. - Evans… Spectum… puede que mi aspecto de venerable anciana las confunda… - quienes estaban cerca se echaron a reír; Dana De Valera no aparentaba ni uno más de los veintiséis años que les había confesado. - Por fortuna conservo mi memoria, y recuerdo que el año pasado las prohibí volver a compartir mesa en mi asignatura. Hasta que se gradúen o terminen conmigo, lo que antes ocurra.

- Profesora De Valera, no fue culpa nuestra. Y cuando salió de la enfermería Lily me perdonó - se defendió Layla sin poder contener una sonrisa derrotada, mientras Lily asentía fervorosamente. De Valera simplemente enarcó las cejas, y la pelirroja Ravenclaw pasó sus libros a la mesa trasera con un bufido, haciendo que dos Slytherin que entraban en ese momento dieran un ligero salto y prefiriesen dar un rodeo hasta una de las mesas más alejadas.

Ravenclaw y Slytherin era posiblemente una de las combinaciones preferidas de casi todos los profesores de Hogwarts. Había algo en la brillantez sutil de los Ravenclaw que retaba a los Slytherin de una forma velada, a esforzarse más en lo académico que en las batallas campales en las que terminaban muchas de las clases compartidas con Gryffindor. También resultaba más positivo que juntar leones con tejones, pensó De Valera colocando una caja en cada mesa, sin poder evitar referirse a las casas en los términos "animales" en que lo hacía el alumnado. A menudo los Gryffindor miraban a Hufflepuff por encima del hombro casi tanto como hacían los Slytherin con ellos. Claire Arkwright había sido Hufflepuff y delegada, pero eso ya no tenía importancia.

- Vamos a empezar con algo sencillo. Me consta que os habréis rascado la barriga todo el verano, afortunados vosotros… así que dejaremos el comienzo de vuestra reeducación para la siguiente clase… ¿sí, Walsh?

El chico Slytherin, aún de pie junto a una mesa de la parte media del aula, bajó la mano antes de hablar.

- Aún no estamos todos - indicó mientras un par de alumnos más entraban en el aula. De Valera se sentó en la mesa.

- Gracias por pasar lista en mi lugar, Riley - exclamó la profesora tan dulcemente que la mayor parte de los presentes se echaron a reír. Riley apretó los labios y su mandíbula pareció aún más cuadrada, pero no dijo nada más. - Como iba diciendo, empezaremos con algo sencillo para que vayáis despertando, en cuanto llegue el resto…

Desde su lugar privilegiado junto a la puerta, Layla escrutó fríamente a los tres Slytherin que cuchicheaban sin entrar, haciendo sitio en el banco para Tara Donahue, que se había ofrecido a ser su pareja.

- Apuesto a que están hablando de los asesinatos - susurró inclinándose hacia delante, pero Lily se limitó a encogerse de hombros sin mirarles, y concentrar su atención en la caja de madera y sus sacudidas.

Los tres entraron y pasaron entre los bancos de Lily y Layla, murmurando con insistencia. Tras ellos, ligeramente encorvado sobre sus libros Snape cerró la puerta. Layla observó pasar a Goyle, Bode y Finney con gesto en apariencia indiferente y entonces se echó hacia delante todo lo larga que era, alcanzando sin dificultad el respaldo de la silla de Lily y cortándole el paso.

- ¡Buenas tardes, Severus! - sonrió inclinando la cabeza. Le pareció que Snape ponía los ojos en blanco bajo su cortina de cabello oscuro.

- ¿Podrías quitarte de en medio, Spectum? - gruñó cuando fue a dar la vuelta y Layla le cortó de nuevo el paso, con un movimiento ágil y expresión interrogante.

- ¿A qué viene tanta prisa?

- Preferiría estar en mi sitio cuando comience la clase. Al contrario de lo que pareces creer, perder puntos no está entre mis aficiones.

- ¡Entonces genial! No los perderás porque la clase aún no ha empezado. - afirmó Layla jovialmente, balanceándose de rodillas sobre el banco. La veintena de alumnos permanecían ajenos al hecho de que ya estaban todos, y aparentemente también la profesora De Valera, que conversaba animadamente con la gente de la primera fila. - No sabía que tuvieras aficiones, ¿qué has hecho en verano?

Layla detuvo el balanceo lo suficiente para sostener la mirada molesta del chico hasta que suspiró hastiado, y sintió una gratificante sensación de triunfo.

- Spectum, ¿me he entrometido yo en tu vida?

- ¡Ni siquiera lo has intentado! He pasado parte del verano con Evans aquí presente - explicó Layla divertida, notando cómo el desconcierto de Snape iba en aumento, y la mirada de soslayo de Lily antes de volver a manipular la caja con una dedicación total. - Hemos nadado, jugado al futbol e ido de compras. ¿Tú has ido de compras?

La paciencia de Snape pareció tocar techo. Inspiró aire lentamente y miró a su alrededor; la profesora De Valera abandonaba la mesa de dos Ravenclaw para acercarse a la de Rudabaugh y Boney, apuntando algo en su libreta, pero el resto de la clase parecía no prestar la más mínima atención. Frunció el ceño ante el hecho de que Layla Spectum obviamente se lo estaba pasando en grande. La Ravenclaw se limitó a dejar escapar una ligera carcajada antes de reanudar sus preguntas.

- ¿O has jugado al futbol? Severus, no me mires así, es sólo un poco de socialización, no te dolerá…

- ¿Estás segura de que esa palabra existe?

Un sonoro crujido detuvo la discusión, y ambos se volvieron a tiempo para ver cómo de la caja de Lily asomaba un pájaro brillante, del tamaño de una gallina. Las plumas de las alas y el estómago eran azules, también las del cuello, pero tanto la cabeza como la cola estaban semiocultas por racimos de larguísimas plumas verdes e irisadas, revueltas como si el animal se hubiera dedicado a golpearse contra las paredes. Anadeó torpemente, atravesando la abertura en la caja de madera, y cuando Lily alargó la mano fascinada se dejó peinar las plumas de la cabeza con una mirada dócil en los ojos amarillos. Después empezó a piar agradecido; unas notas sencillas y levemente discordantes al principio, que pronto se convirtieron en un canto agradable, tan suave que los demás alumnos no le prestaron atención.

- ¿No es precioso? - musitó Tara sonriendo y dejando escapar un suspiro. Lily, Layla y Snape asintieron torpemente, cada uno con la vista clavada en el pájaro, que iba de un lado a otro del pupitre igual que un cantante en un concierto.

- De Valera sí que sabe qué traernos… - Layla apoyó el rostro en las manos entrecerrando los ojos. Podría quedarse escuchando a aquel pájaro para siempre… de hecho era lo que quería, pero el ruido no la dejaba. ¿Por qué había tanto ruido? Ojalá todos se callasen, pensó, y se tapó los oídos, pero entonces no podía disfrutar de la melodía…

- Es un fwooper - afirmó Lily de repente, girándose en su asiento pero sin poder apartar la mirada del pájaro, que se giró hacia ella y redobló la belleza de su canto.

- Pero los fwoopers son… - Tara no llegó a terminar la frase, sino que tamborileó con los dedos en la madera, moviendo la cabeza acompasadamente.

- Os digo que es un fwooper… nos volverá locos… - suspiró Lily, notando que la cabeza volvía a darle vueltas, mientras los ojos amarillos del pájaro se convertían en espirales de hipnotizador… extendió la mano a ciegas, buscando algo a lo que sujetarse, y golpeó el brazo de Snape, que sacudió la cabeza lentamente. Lily observó de soslayo cómo sacaba la varita de un bolsillo y apuntaba con ella al fwooper, iba a hacerle daño, iba a hacer que se callara, pero se moriría si dejaba de oír esa música y…

- Quietus

El fwooper detuvo su canto y agitó la cabeza consternado, lanzando un picotazo a la varita de Snape y agitando las alas con enfado, sin llegar a despegar el vuelo. Paulatinamente Tara, Layla y Lily regresaron a la clase ante la mirada divertida de De Valera que, libreta en mano, inspeccionó al pájaro con aire crítico.

- Que esta clase os haya resultado fácil no es excusa para que decidáis por vuestra cuenta cuándo comenzarla - regañó la profesora, aunque por la satisfacción reflejada en su rostro obviamente habían hecho lo correcto. - Evans y Snape… extraña combinación.

Snape tardó unos segundos en reaccionar, mientras Layla se encogía de hombros disimulando un acceso de risa y el fwooper saltaba al regazo de Lily.

- Profesora, mi pareja no es... - comenzó Snape, pero De Valera le interrumpió enseguida.

- Haberlo pensado antes de resolver el ejercicio. Ahora abrid el libro en el capítulo tres hasta que hayan silenciado a los demás. - señaló con la barbilla a la mayoría de las cajas aún cerradas. Otro canto se apagó en la primera fila, mientras Boney se frotaba los ojos frenéticamente y Deby mordisqueaba el extremo de su varita observando con frialdad su fwooper naranja. - Os explicaré los datos básicos y vuestros compañeros repetirán el ejercicio. Severus, no pongas esa cara de terror o vuestro fwooper lo tendrá muy fácil. Ah, y 10 puntos para Slytherin por reaccionar con rapidez.

Con un guiño se dio la vuelta y se alejó, terminando de apuntarlos en la libreta. Sin decir una palabra Lily quitó su bolsa del banco para dejarla en el suelo. De nuevo el crujido de la madera indicó que Layla se había echado otra vez hacia delante.

- Todo el año aquí, Severus... ¿no has traído nada que pueda romper? - bromeó sonriente. Snape la devolvió una sonrisa burlona, mostrando los dientes, y se sentó mirando al frente. Algo se movió junto a sus piernas: desde el regazo de Lily el fwooper le lanzaba picotazos furibundos.

- Disculpa... - musitó tragando saliva. Lily miró hacia abajo y luego a él, echándose hacia atrás. Snape cogió al pájaro con ambas manos y lo dejó caer en la caja tan rápido como pudo.

- Ten cuidado - advirtió Lily inclinándose sobre el fwooper, que saltaba frenéticamente y dirigía a Snape miradas de indiscutible odio cada vez que lograba asomarse por el borde de la caja.

- ¿Cuidado? ¿Con ese pollo azul?

- Es nuestro pollo azul - respondió Lily sencillamente, adoptando una expresión dubitativa. - Creo que se va a llamar Ringo.

- ¿Le has puesto nombre a nuestro ejercicio? - preguntó atónito, y Lily se volvió con una amplia sonrisa.

- ¿Algún problema? - inquirió amenazante. Snape la observó desconcertado y sacó sus libros de la bolsa.

- No... ninguno.

- ¡Estupendo! - desde la caja se oían los feroces picotazos del bicho enloquecido y mudo. Lily se echó a reír. - Tranquilo, luego me odiará a mí.

Snape se limitó a asentir y abrió el libro lentamente. Media hora más tarde, tras haber devuelto la voz al fwooper, era Lily la que se llevaba el picotazo al volver a dejarlo sin voz. Puso su dedo sangrante a apenas un palmo de su cara, con expresión triunfal.

- ¿Ves? ¿Mejor así?

No pudo menos que encogerse de hombros.

- Supongo que es un consuelo... Ahora nos odia a los dos.

- Exacto - afirmó Lily pensativamente, y cerrando la caja de Ringo se llevó el dedo a la boca para no manchar los libros.

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Notas:
- Entradilla: I've got a theory, del capítulo musical de Buffy Cazavampiros (Once more, with feeling).
- Desde que vi Michael Collins me moría por incluir el apellido De Valera en algún fic, es una cuestión meramente estética: me encanta como suena A Danita le pega :P
- Dana De Valera tiene el aspecto de Beatriz en Mucho Ruido y Pocas Nueces U
- Claire, Nathaniel y Ruth... por si estáis dudando de dónde vienen esos nombres, sólo añadiré que la esposa se llamaba Brenda xP
- Malthus Huxley, o tambén "Los traumas que me causó Un mundo feliz"
- Riley. Simplemente el simple de Riley.