Título:
Ephemeral (6/11)
Fandom: Harry Potter
Personajes,
pairings: Lily/Snape, los Merodeadores, personajes originales
variados
Rating: PG
Disclaimer: Los personajes y
situaciones que reconozcais son propiedad de Rowling. Layla es
propiedad de Aldery
Notas:
Al final.
- 6
-
- De ninguna parte -
I don't know who you are
But you
seem very nice
So will you talk to me?
Have you
been here before?
El lunes de la semana siguiente Layla dejó sus cubiertos sobre el plato, y cogiendo una manzana se levantó en dirección a la mesa Gryffindor. La actitud de Lily no había variado a lo largo de la semana; seguía estudiando con Snape en su sala común después de las cenas, así que Remus todavía no debía haber hablado con él. "Tenía que haber especificado que lo hiciera antes de graduarnos" se reprendió. Un Gryffindor era muy capaz de argumentar en su defensa que nunca había tenido una fecha límite, aunque no parecía propio de Remus. Sin embargo, como accionados por un resorte, en ese momento la mitad de los Gryffindor empezaron a levantarse hacia la salida. Layla llamó a Remus entre el tumulto y cuando el chico la localizó alzó las cejas en una pregunta muda. Remus negó suavemente echando a andar tras sus amigos, pero la expresión ceñuda de Layla debió asustarle tanto que levantó las manos para darla a entender que "más tarde". O eso quiso entender Layla. Giró sobre sus talones, pero Lily ya no estaba allí. Con un suspiro y la manzana en la mano decidió buscarla, aunque fuera para tener un poco de conversación antes de las clases de la tarde...
No tardó demasiado en encontrarla, porque después de seis años había llegado casi a predecirla. A Lily le gustaba vaguear e ir a los sitios sin prisas, lo que hacía que la mayor parte de las veces tuvieran que llegar a todas las clases casi corriendo. Layla contuvo una exclamación de triunfo al vislumbrar su coronilla pelirroja sentada en el césped del claustro en el que se encontraba el aula de Defensa contra las Artes Oscuras. Se agachó, corriendo casi en cuclillas pegada al muro tras el que se encontraba Lily, y miró a los lados. Ningún estudiante había seguido aquel camino, y por los pasillos que desembocaban en aquel jardín no se veía todavía llegar a nadie. Tras asegurarse que nadie iba a comprobar que los juiciosos y aplicados Ravenclaw también podían hacer el salvaje, se lanzó de cabeza al otro lado del muro.
¡¡Tres semanas de detención-aulló cayendo al mullido jardín con las manos por delante. Dio una voltereta al aterrizar entre gritos.
¡¡AAAAAAAHHH- tendida de espaldas en la hierba, Layla distinguió dos voces. Se puso a gatas casi de un salto, alarmada y notando cómo enrojecía de vergüenza. ¿Quién demonios estaba con Lily?
Tras dejar de chillar, Deby y Lily todavía tenían los ojos excepcionalmente abiertos, las espaldas pegadas al muro y la miraban atónitas. Layla se echó a reír de puro alivio al ver que era Deby, y se arrodilló frente a ellas.
- Tú... ¡Tú- exclamó Lily con la voz entrecortada por la indignación. Alzó el dedo índice, acusador, apuntando a la nariz de Layla.
¡¡Repítelo- animó Deby alborozada, tirando a un lado el pergamino que había arrugado a causa del susto. Layla reparó entonces en el tintero y la pluma gris veteada de negro. Negó con la cabeza, alargando el cuello para observar a los estudiantes que empezaban a desfilar por la galería.
- Por Merlin, Deby... ¡Los Ravenclaw no hacemos esas cosas- afirmó gravemente, ante lo que Deby volvió a carcajearse. La mirada de Lily se suavizó hasta mostrar una sonrisa de duende, con los ojos brillantes casi guiñados.
- Un día yo saltaré sobre tu cabeza - amenazó sacando la lengua. Deby sonrió meneando la cabeza y luego le dio un par de golpes en el brazo.
- Venga, ponte - ordenó, y Lily se inclinó para que Deby pusiera el pergamino sobre su espalda, escribiendo a gran velocidad. Su cara mostraba una expresión encantada cada vez que terminaba una frase, igual que un artista observando el lienzo. Layla cogió los pergaminos que tenía junto a las piernas y les echó un rápido vistazo.
¿El trabajo- preguntó incrédula pasando folios, y Deby asintió sin prestar demasiada atención. Layla adoptó un tono de ligero reproche -. Hace casi una semana que nos lo mandaron¿y lo estás haciendo ahora¿Qué hay de la parte de Boney?
- Estoy terminándolo. Eso es. - confirmó rubricando la última hoja con un sencillo "Rudabaugh". Tomó los papeles de manos de Layla encogiéndose de hombros con indiferencia ¿Qué quieres que te diga? Tengo mejores cosas que hacer.
Lily juntó las manos bajo su mejilla, cerró los ojos y empezó a emitir suaves ronquidos ante aquella afirmación. Layla sonrió.
- Lo peor es que luego sacarás buenas notas... - se quejó. Deby se puso en pie pensativa, y Layla y Lily la imitaron.
- Y encima no habré desperdiciado mi valioso tiempo libre - meditó ordenando las hojas. Con un ligero empujón las condujo hacia la puerta, frente a la que ya se congregaba la mitad de la clase mientras De Valera se aproximaba silbando por uno de los pasillos.
Con un suspiro y sin ninguna otra palabra, Layla se sentó y miró pasar al resto de la clase con la cara semioculta entre los dedos, observando cómo rápidamente cada cual se acercaba a su asiento entre charlas. Lily buscaba algo con insistencia dentro de su mochila, pero no debió encontrarlo porque terminó volcando el contenido sobre la mesa, bufando. Sonriendo adormilada, Layla miró a Snape, que acababa de llegar, y esperó que el chico comenzase a quejarse del desorden de Lily. Un par de gobstones que a saber de dónde había sacado, varias pelusas de polvo e incluso media rana de chocolate rodaron por toda la superficie de madera. "Esto va a ser divertido" se dijo Layla apoyando la mejilla sobre su brazo y escrutando la reacción de Snape.
- Ya entregué el trabajo - fue todo lo que dijo. Asintiendo Lily se puso de rodillas sobre el banco mientras Snape se sentaba, y buscó frenéticamente en todos los bolsillos de su túnica escolar, y después en los de la camisa. El asombro de Layla aumentaba ante la extraña escena. Severus observó a Lily con un ligero interés ¿Qué buscas?
- Mi pluma azul...
¡Ja- exclamó Layla sin poder contenerse. Las paranoias de Lily con sus plumas de colores habían sido el pan de cada día desde primero... tenía la manía de elegir un color para cada asignatura, y estaba comprobado que era incapaz de escribir con cualquiera distinta en todo el curso. Generalmente eso no era un gran problema, pero alguna vez al curso una pluma desaparecía y entonces la aplicada señorita Evans no podía evitar naufragar durante las lecciones.
¿Tú sabes dónde está- inquirió Lily al momento. Layla se echó hacia atrás en el banco, alzando las manos.
- La última vez que te quité una fue en segundo y ya tuve suficiente - se defendió. Snape terminó de sacar sus libros y pergaminos y los miró durante un rato antes de hablar.
- Creo que se la prestaste a Rudabaugh - afirmó claramente. De Valera se puso en pie y Lily se dejó caer sobre el asiento.
¡Es cierto- exclamó dando una palmada sobre la mesa. En el recién estrenado silencio el manotazo sonó como un tiro y la mayor parte de la clase se giró hacia ellos. Desde la pizarra De Valera le dedicó la mirada fría que en los últimos días les había regalado casi todas las tardes.
- Me alegra que estés tan convencida, Evans. Es bueno tener principios - comentó con voz indiferente. Nadie se rió. Murmurando un "Lo siento" Lily se escurrió en su asiento intentando esconderse del gesto ceñudo de la profesora. De Valera no tardó en asentir con cansancio y volverse para empezar a escribir en la pizarra.
Durante varios minutos cayó el silencio en todo el aula, denso y asfixiante; no se trataba de la calma improvisada que a menudo surge en cualquier clase, cuando la gente deja de hablar a la vez. En la clase de Defensa contra las Artes Oscuras de aquella tarde podía percibirse la tensión. Los alumnos de sexto ya conocían lo bastante a aquella profesora como para saber que cuando estaba de buen humor podían permitirse casi cualquier familiaridad, pero si tenía un día malo era capaz de hacer que incluso los alumnos más insoportables salieran de clase sintiéndose estúpidos...
Después de todo, cualquier mago sabe que no debe hacer enfadar a un auror.
Cuando después de veinte minutos dictando datos y ejemplos a toda velocidad De Valera les indicó que comenzasen los ejercicios, Lily se frotó las muñecas y soltó la pluma de repuesto que había tenido que utilizar como si estuviera ardiendo. Contempló a la profesora con los ojos entornados y cierta rabia contenida.
¿Qué bicho le habrá picado? Como siga así todo el curso creo que no sobreviviremos... - gimoteó lastimeramente, sin preguntar a nadie en particular. Layla le pasó a Tara su pergamino para que terminase de copiar los ejercicios y se limitó a encogerse de hombros, pero cuando Snape respondió le miró a medio camino entre la sorpresa y el fastidio.
- Ayer mataron a William Knutsford - murmuró sin apartar la vista del frente. Antes de que Layla se hubiera repuesto de la impresión añadió : Han acusado a tres auror de filtrar sus datos, y el Ministerio está considerando reducir sus funciones.
William Knutsford... el célebre periodista americano, abanderado de la defensa de los derechos muggles internacionales... Incluso el Profesor Binns, que normalmente parecía anclado en algún momento del siglo pasado, le mencionaba a menudo en sus lecciones de Historia más actual. ¿Muerto? Era imposible... ¡llevaba más de cuatro años oculto¡Los mejores auror del mundo se ocupaban de su custodia!
Lily suspiró y miró con tristeza al suelo, pero Layla miró a Snape.
- No he leído nada en el Profeta. ¿Cómo lo sabes- inquirió intrigada, pero fue Lily quien respondió.
¿Por eso estaba todo el mundo tan histérico- Lily alzó las manos y ocultó dos dedos de la derecha, dirigiendo a Layla una mirada indignada - Tuve que mandar a ocho personas al despacho de Raucus esta mañana.
- Más o menos - asintió Snape, y Layla suspiró preguntándose por enésima vez cómo conseguía Lily mantenerse al margen y a la vez sobrevivir felizmente en Slytherin, al menos ante la parte más aristocrática.
"No es tan malo como puede parecer, en serio", aseguraba a Layla cuando ésta se preocupaba demasiado. "Dos tragos de lejía al día para purificar la sangre y luego todo va bien hasta que alguien recuerda ese pequeño inconveniente". La verdad es que si después de seis años seguía viva, feliz y sana, como la misma Lily se definia, debía tener algo de razón. Incluso la habían hecho prefecta sin derramamiento de sangre.
¿Cuál es el menos- inquirió Layla alzando las cejas y removiéndose en el sitio. Tanto Tara como Snape ya estaban trabajando en sus respectivos ejercicios, y el chico Slytherin se volvió con cierto fastidio.
- También dicen que De Valera podría irse - murmuró de forma huidiza, como si estuviera revelando algun secreto.
Incrédulas, Lily y Layla miraron al estrado, a la figura alta de la profesora, embebida en la corrección inmediata de los trabajos que acababan de entregar. Llevaba el pelo, rubio oscuro, recogido pulcramente en la nuca, y una arruga en el ceño estropeaba su expresión afable. Parecía que las tensiones estaban difuminando su piel, morena en cualquier época del año, volviéndola más delicada y blanquecina. Sabían que De Valera estaba más implicada en la lucha contra Quien-No-Debía-Ser-Nombrado que cualquier otro habitante de Hogwarts, exceptuando al director Dumbledore, y por eso la mayoría de los estudiantes perdonaban sus rachas de mal humor y las escasas injusticias que estas producían. A veces se preguntaban por qué permanecía en el colegio cuando era tan obvio que vivía pendiente de lo que pasaba fuera, pero el sentimiento general desde que había llegado cuatro años antes en sustitución del profesor Tamurile era de seguridad. Tenían un auror cualificado cerca; si algún mortífago irrumpía hipotéticamente en su clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, De Valera lo convertiría en historia. Por eso los rumores recién descubiertos sonaban aún peor.
¿A mitad de curso¿¿Y ahora- cuchicheó Lily encogida en su asiento, y Layla soltó un bufido recorriendo la parte más alejada de la clase con la mirada.
- Más quisieran los Slytherin. Así podrían aprender "algo útil en lugar de tantos datos que no sirven para nada" - imitó la manera de hablar inconfundible, lenta y engolada, de una Slytherin de la que solían reírse a menudo hasta que se había graduado el año anterior. De todos modos, si querían practicar Artes Oscuras en lugar de Defensa tendrían que esperar a que Dumbledore se jubilase. O algo peor.
Pero, de hecho, podía pasar algo peor.
Si los ataques venían de todos lados, si cada día desayunaban con nuevas noticias sobre los enfrentamientos, quién sabe si en unos años, dependiendo de hacia dónde se inclinase la balanza, los alumnos de Hogwarts aprenderían a realizar maldiciones imperdonables siguiendo el temario impuesto por Voldemort. A pesar de lo ridículo de la idea referente a la asignatura, un escalofrío recorrió su espina dorsal.
- De Valera es una buena profesora, aunque a veces se ponga borde - escuchó decir a Lily, y un segundo después notó sus dedos tirándola del pelo con suavidad. Todo eran miedos estúpidos, sólo tuvo que observar la sonrisa cálida de su amiga para darse cuenta de que algún día, toda aquella pesadilla terminaría. Para bien, por supuesto. Soltándola el mechón de pelo, Lily pasó los dedos rápidos igual que arañas por la mesa de Layla. ¿Y tú qué crees- preguntó a Snape. - Ya has estudiado Art... esto. ¿Quieres que se marche?
¿Has estudiado Artes Oscuras- repitió Layla, pero Snape la ignoró.
- Me da igual...
¿Te da igual- Lily sonrió apoyando un costado de la cabeza sobre la mesa, y Layla no pudo evitar inclinarse hacia ellos bajando la voz.
- No tiene un punto de vista, ni siquiera sabe a dónde va... - a medida que sustituía su tono natural por las notas de la canción, Snape pareció más y más desconcertado, y en la cara de Lily se dibujó una amplia sonrisa divertida cuando Layla se dirigió a ella antes de terminar la estrofa. La señaló con el dedo, girándolo en círculos, y Lily se incorporó encantada ¿No es un poco como tú y como yo?
Lily cerró los ojos, brillantes de puro deleite, y golpeó suavemente el suelo llevando el ritmo.
- Hombre de ninguna parte, por favor, escucha... No sabes lo que te estás perdiendo... - continuó ante el progresivo asombro de Snape, que Layla estaba disfrutando como nunca, sobre todo cuando con un silbido procedente de la primera fila Deby se unió a la improvisación. ¿Tanto se les oía? La clase estaba llena del murmullo indistinto de veinte alumnos consultándose las dudas...
- Evans, Spectum y Rudabaugh - llamó De Valera sin dirigirlas una sola mirada. El silbido cesó, y también los cuchicheos que la habían hecho pasar casi inadvertida. Con el tono duro que usaba para sermonear, la profesora sugirió ¿Quizá querrían ir a hacerles los coros a sus jefes de casa?
Deby se disculpó cortesmente y volvió al trabajo, pero Lily miró a Layla burlona.
- Cantas tan mal que te mereces una semana de detención - echando mano de lo primero que encontró, Layla fue a lanzarle la manzana de la comida, pero resbaló de su mano antes de tiempo e impactó en la nariz pecosa de Lily.
¡AY!
Todo el mundo se giró y, haciendo gala de unos reflejos envidiables, Tara hizo desaparecer la prueba del delito con un "Evanesco frugiam" susurrado en el último momento, antes de que la profesora les dirigiera una mirada centelleante.
- Evans¿sus ejercicios- aún teniéndola de espaldas, Layla pudo imaginarse a Lily mordiéndose los labios en un acto reflejo, y deseó tener sus ejercicios hechos. Con un movimiento imperceptible para De Valera vio a Severus deslizar el pergamino en el que había estado trabajando hasta las rodillas de Lily, que lo aferró con fuerza.
- Tengo algo más de la mitad - respondió echando un rápido vistazo. A su lado Snape cogió disimuladamente un nuevo pliego y empezó a escribir en él.
- Perfecto, así podrá terminar el resto en el encerado - fue la respuesta inflexible de De Valera antes de volver a concentrarse en los trabajos.
Arrastrando los pies, Lily atravesó el pasillo y subiño los cuatro escalones del estrado, arremangándose la camisa. Por unos segundos toda la clase observó cómo empezaba a copiar enunciados con tiza azul en la pizarra, y después continuaron trabajando. Al menos eso intentó Severus, hasta que Layla comprobó que los susurros del resto aumentaban de intensidad y finalmente se mantenían, convertidos en el murmullo poco escandaloso que De Valera permitía, y le golpeó en la espalda con la punta de los dedos.
¿Qué quieres ahora- resopló Snape, decididamente fastidiado, y cuando Layla se levantó de su banco para pasar al puesto de Lily, tan sigilosamente que nadie levantó la vista, frunció el ceño.
- Vaya, con lo simpático que estabas siendo - susurró Layla bajando el tono para que sólo Snape pudiera oírla. Comenzó a garabatear una de las esquinas de los libros de Lily y suspiró enternecida -. Sabes, Severus, eso ha sido muy bonito.
¿A qué te refieres?
- Conmigo nunca compartes pergaminos - fingió un tono ofendido y se limpió una lágrima imaginaria de la mejilla.
- Porque eres una irresponsable y seguramente terminarían calcinados o algo peor - respondió Snape hoscamente.
- Oh, vamos... - rió Layla, y se inclinó hacia él hasta casi tumbarse sobre la mesa. Tras dudar un segundo se puso una mano al lado de la boca y gesticuló, lenta y exageradamente, la frase "Sé que te gusta".
Snape se apartó varios centímetros y se puso a recoger los papeles esparcidos sobre la mesa, pero Layla no se sorprendió lo más mínimo. Mostró su sonrisa más amistosa, no sin cierto reparo.
- Oye, de veras que yo te entiendo, pero... - comenzó, resuelta a resolverle la papeleta a Remus, ya que había sacado el tema. El sonido de la campana anunciando el final de las clases de la tarde la interrumpió, y Snape se puso en pie, ante la mirada escéptica de Layla -. En serio que no puedo creer tu suerte...
- Haz un esfuerzo - gruñó Snape sombríamente, y antes de que Lily volviera del encerado recogió sus cosas y salió del aula, con una tranquilidad que Layla supuso fingida. Se volvió para reunir sus propios apuntes, mientras Lily se sacudía las manos en la falda y se quejaba de los garabatos en el libro antes de borrarlos con un golpe de varita.
- Sabes, lo de la manzana te va a costar mínimo una cerveza de mantequilla - y estornudó un par de veces por efecto de la tiza. Se frotó la nariz mientras esperaba a Layla -. ¿De qué hablabas con Severus?
- De chicas - respondió Layla guiñando un ojo, y ante su sorpresa la sonrisa de Lily no fue todo lo amplia que había esperado.
- Ah... ¿sí- salieron al claustro y después al jardín, camino del Gran Comedor. Empezaba a anochecer pronto.
- Claro que no, boba - respondió Layla finalmente -. Necesitaba comparar mis ejercicios.
Pero una vocecilla dentro de su cabeza se repetía constantemente que tenía que hablar con Remus cuanto antes. Sin embargo, Cheryl las asaltó en el momento en que pusieron un pie en el Comedor, y pronto aquella clase de Defensa contra las Artes Oscuras ocupaba un plano secundario en la mente de Layla.
-
Notas:
-
Entradilla: Everything for free, de K's Choice
- Los Ravenclaw
también hacen el salvaje ;)
"No tiene un punto de
vista..." son las lyrics de Nowhere Man, de los Beatles. Tanto
Lily como Layla han crecido en familias muggles, y los Beatles r00lz
xPP (Por si a alguien le interesa, Ringo -el pajarraco- sigue vivo y
cabreado)
