Título:
Ephemeral (11/11)
Fandom: Harry Potter
Personajes,
pairings: Lily/Snape, los Merodeadores, personajes originales
variados
Rating: PG
Disclaimer: Los personajes y
situaciones de HP son propiedad de Rowling.
Notas: Bueno,
aunque ponga capítulo 11 de 11, esto no es el final. En
realidad este es el ecuador del auténtico fic, pero puede ser
una especie de final, así que de momento ahí está.
Ya estoy trabajando en la segunda mitad pero prefiero postear los
fics cuando ya los tengo escritos enteros, y para eso tienen que
pasar por mis beta-readers. Si queréis estar al tanto de cómo
voy podéis añadir mi Livejournal
(http:
allí posteo según escribo para que la gente de mi
friendlist de su opinión y hacer los cambios necesarios.
Muchísimas gracias a todos los que habéis comentado :) No me gusta demasiado responder a los reviews mediante las notas, así que os agradecería que si comentáis como anónimos dejarais un mail de contacto o algo. Yuna Aoki, me alegro que te guste tanto En cuanto a las reviews no voy a negar que me encanta saber que la gente lo lee, pero tampoco es algo que me quite el sueño. Y sobre las entradillas, me hizo ilusión que te fijaras en ello, suelo esforzarme para que expresen el capítulo en general.
El resto de las notas, como siempre al final.
- 11
-
- Flamma Protego -
Maybe when the room is empty,
maybe when the bottles full,
maybe when the door gets broke down
love can break in.
Maybe when I'm done with thinking, maybe you
can think me whole,
maybe when I'm done with endings this can
begin.
Subiendo las escaleras todo había parecido más fácil. Entrar en el Gran Comedor, intentar ignorar las preguntas y la sorpresa de sus compañeros, a los que había repetido al menos un centenar de veces que no pensaba soportar aquella estupidez, localizar a Lily y...
¿Y?
Se detuvo al pisar el último escalón, pero unos niños de tercero caminaban tras él, así que continuó andando dejando que le adelantaran, clavando la vista en el suelo como si nunca hubiera observado con detenimiento la piedra reluciente de la entrada, ni la gran escalera. Podía escuchar la música dentro del Comedor, y el resplandor de las calabazas iluminadas escapaba de las puertas y llenaba el recibidor de la misma luz naranja, como si la fiesta que se desarrollaba en su interior quisiera expandirse, anexionarse el espacio hasta entonces tranquilo y frío. Sin dejar de caminar desvió su rumbo hacia la salida al exterior más cercana. No podía entrar como si nada en el Gran Comedor.
Para empezar, ningún lugar de Hogwarts le repelía tan profundamente como lo hacía el Comedor durante una fiesta. El ruido, las risotadas, la gente moviéndose sin parar de un lado a otro... él sería el primer sorprendido al poner un pie dentro. Además, con todo Hogwarts bailando y haciendo el estúpido, resultaría casi imposible encontrar a Lily rápidamente. Pasarían minutos, y cualquiera podría preguntarse qué hacía allí. Y luego, acercarse al grupo donde estuviera ella...
Apretó la mandíbula, por efecto de la tensión y el temor que le provocaba aquella visión. Donde estaba Lily estaría Spectum. Y Lupin a su lado. Y allí donde estaba Lupin no podían faltar Potter y Black, merodeando como de costumbre. Les alegraría la noche verle intentar hablar a solas con Lily. No pensaba darles ese placer.
Cuando llegó al claustro se hundió en la nieve hasta los tobillos, apreciando lo desagradable de la noche; el viento helado, el frío, el contraste con el seguramente cálido y acogedor Comedor... No, decididamente no podía ir a buscarla al baile. Pero necesitaba hablar con ella, se dio cuenta, atravesando el jardín hasta la galería de piedra, con las manos en los bolsillos. Y tenía que hacerlo esa noche porque quizá al día siguiente no recordara todo aquello, o recuperase la sensatez, podía pasar cualquier cosa... En ese mismo momento, mientras se apoyaba en una de las columnas resguardadas de las esquinas resbalando hasta sentarse en las losas, en ese mismo momento ella podía estar cambiando de opinión, dándose cuenta de que lo que había dicho en el aula era una simple estupidez. Y él sólo podía sentarse y mirar la galería desierta, incapaz de buscarla para terminar con aquello de una vez por todas, o de volver al dormitorio y esperar que al día siguiente nada hubiera pasado.
Debía haber dicho algo. Se llevó las manos a la frente intentando pensar en otra cosa. Veía una y otra vez a Lily esperando una respuesta, y se veía también a sí mismo desde fuera, mudo de asombro e incredulidad, observándola irse. Su mente le chillaba que reaccionase y sin embargo lo único que había acertado a hacer fue terminar de ordenar la clase y bajar a comer. ¿Cómo iba a hablar con ella si ni siquiera sabía qué iba a decirle?
De repente deseó que todo fuera una broma. Que durante años la hubiera juzgado erróneamente y en realidad fuera tan estúpida como todas las demás, pero aquello sólo hubiera funcionado meses antes, cuando todavía no la conocía. Si hubiera seguido imaginándola a distancia no resultaría difícil adjudicarle un papel de actriz, convencerse de que se había limitado a jugar con él. Sin embargo, de repente, la conocía, y sabía que Lily no era capaz de ser cruel. Se odió por pensarlo. Y al mismo tiempo, que dijera la verdad le hizo estremecerse de terror. Era imposible.
Cuantas más vueltas le daba, más difusa se hacía cada alternativa, cada posible frase. Llegó un momento en que los hechos y las hipótesis comenzaron a mezclarse, e incluso las paredes perdieron solidez. Se frotó los ojos y con esfuerzo apoyó la cabeza en la piedra, y dejó la mente en blanco.
De vez en cuando algunos pasos atravesaban el claustro a la carrera, pero en aquella esquina sombría resultaba prácticamente invisible. Los escuchaba ir y venir, en silencio, hasta que se perdían por alguno de la miríada de pasillos en que se ramificaban las cuatro entradas. Ni siquiera el baile parecía estar a tan sólo un corredor de distancia; sólo ráfagas de viento ocasionales mecían la música hasta allí, tan amortiguada que ni siquiera resultaba molesta. Podía quedarse dormido, a pesar del frío, y no pensar más en...
- ¡Evans! - hubiera creído que la llamada la había hecho su propio subconsciente, si el eco no se hubiera propagado entre las galerías. - Evans, espera un momento...
Snape se incorporó sigilosamente y asomó la cabeza por encima del muro. Lily cruzaba el jardín en dirección a la puerta oeste; posiblemente volvía a los dormitorios por una de las escaleras secundarias. Se detuvo y giró sobre sus talones en el centro del claustro, a apenas diez metros de Snape. Parecía cansada.
- ¿Qué quieres? - preguntó colocándose sobre los hombros una capa gris y suspirando levemente. Una figura indecisa se acercó a ella.
- ¿Por qué te vas tan pronto? - envuelto en una ostentosa túnica de gala azul, Peter Pettigrew sonrió amigablemente. Snape reprimió un murmullo de desprecio.
- Estoy harta de la fiesta - se limitó a contestar Lily, frotándose los brazos con impaciencia.
- Me he fijado que... que has ido sola. - la voz de Peter adquirió un tono balbuciente, y dio un par de pasos más hacia ella, que alzó las cejas.
- ¿Hay algo de malo? - inquirió desafiante. Snape observó a Pettigrew, preguntándose si realmente era tan estúpido como para no percatarse de que Lily estaba deseando perderle de vista. El Gryffindor se limitó a inclinarse hacia un lado, para sacar los pies de la nieve.
- No, no - se apresuró a admitir. Levantó la mano hacia el cuello de Lily. - Pero es extraño que una chica tan guapa...
- Pettigrew, guárdate esas tonterías para alguien que te soporte - escupió Lily, apartando su mano con un golpe rudo en la muñeca. Snape, que había sacado su varita del bolsillo, exhaló aliviado cuando pareció que se daba la vuelta para marcharse. Pero Pettigrew la cogió de improviso del antebrazo, con inusitada rapidez.
- Espera un momento...
- Flamma Protego - musitó Snape al instante. La piel de Lily brilló tenuemente al recibir el hechizo, con el mismo color rojizo que su pelo, y la mano de Pettigrew comenzó a arder.
Dio un par de chillidos ratoniles, envolviéndola en la túnica para apagar las llamas. Tras unos segundos de desconcierto, Lily levantó las manos y las contempló, bañadas en aquel brillo iridiscente, echándose a reír con suavidad. Pettigrew retrocedió aterrorizado, encogido sobre su estómago.
- Evans, lo siento... yo...
- Desaparece de mi vista - ordenó Lily frunciendo el ceño al mirarle entre los dedos.
- Por favor, no...
- ¡Desaparece! ¡Buh! - exclamó haciendo ademán de ponerle las manos sobre la cara. Con un respingo, Pettigrew salió practicamente corriendo en la misma dirección en que había llegado. Lily volvió a mirarse las manos y finalmente se dio la vuelta, mientras Snape volvía a sentarse.
Con los ojos cerrados repasó la mirada de terror de Pettigrew en el momento en que su mano había intentado atravesar el escudo encendido. Seguramente no había visto aquel encantamiento ni siquiera en un libro de texto. Sin poder evitar una ligera sonrisa, Snape revivió la escena un par de veces, aunque cada vez que la imagen de Lily aparecía no podía evitar un ligero sobresalto. Otra vez había sido demasiado lento, y ahora ella ya estaría en los dormitorios... La voz le asustó tanto que se golpeó la cabeza contra la pared.
- ¡Sabía que eras tú! Eh, cuidado... - cuando logró enfocar la vista giró la cabeza a su izquierda. Lily le observaba con expresión encantada, de rodillas y apoyada en la pared. Aún llevaba el vestido del baile.
- Qué... ¿Qué haces aquí? - no encontró ninguna otra pregunta que sonase apropiada. Lily se limitó a asentir.
- Llevo un rato, pero estaba esperando a que se pasasen los efectos del encantamiento. ¿Ves? No quema... - rozó distraídamente el brazo de Snape al tiempo que se sentaba. - Ha estado muy bien. ¿Es alguna clase de Protego?
- Ignífugo - respondió rápidamente. Por alguna estúpida razón sólo acertaba a pensar que las piernas de Lily, extendidas junto a las suyas, parecían borrosas envueltas en el terciopelo gris.
- Muchas gracias.
- No hay de qué.
En el silencio que siguió pudo oír perfectamente cómo la respiración de Lily hacía que la suya propia se acompasase, abandonando el ritmo enloquecedor que había llevado sin darse cuenta desde el momento en que apareció a su lado de la nada. Al mirarla de soslayo la encontró con la vista fija en sus zapatos, llenos de nieve, golpeando los talones contra la piedra para que los copos más grandes se desprendieran. Escuchó la misma voz chillona en su cabeza urgirle a decir algo, lo que fuera, pero durante varios minutos se sintió incapaz. Finalmente fue Lily quien habló.
- Severus... ¿puedo darte un beso?
Giró la cabeza para mirarla, y cuando vio que ella había hecho lo mismo volvió a mirar al frente tan rápido que el cuello le crujió. Abrió la boca y esperó a que surgiera lo primero que pasase por su mente.
- ¿Por qué? - quizá había entendido mal. Lily se removió ligeramente y murmuró.
- Porque me gustaría mucho.
Imposible. No podía estar sentado en un pasillo notando cómo la espalda empezaba a congelársele y Lily Evans al lado pidiéndole permiso para besarle.
- No... - comenzó, y una corriente de aire frío le cortó la respiración.
- Si no quieres no pasa nada - añadió Lily rápidamente, con un movimiento de retroceso. Snape sacudió la cabeza.
- Se supone que es el chico quien...
- ¿Quieres besarme? - interrumpió Lily dubitativamente, inclinándose hacia él.
- No sé cómo - reconoció finalmente. Volvió la cabeza hacia el lado opuesto y cerró los ojos con una sensación desagradable en la garganta. Pensaba que Lily se levantaría y se iría, aún más enfadada que por la mañana. Y sin embargo, la sintió arrodillarse en el suelo hasta que sus cabezas estuvieron a la misma altura.
- Pues aprende... - el susurro sonó mucho más cerca y mucho más intenso de lo que había podido imaginar.
Algunos copos de nieve se deslizaron del pelo de Lily a su cara, convirtiendo su primer beso, en el cuello, en una sensación gélida. Cuando le besó en la mejilla sus labios habían recuperado cierta calidez; cogiéndole de la barbilla le obligó a mirarla. Estaba tan cerca que apenas podía distinguir más que detalles que, a simple vista, le hubieran pasado desapercibidos. Los rastros que las pecas del verano habían dejado bajo los ojos, el temblor de los párpados, tres besos que depositó primero en su labio superior y luego en el inferior, a los que no supo responder...
- Ahora te toca a ti. - escuchó fugazmente, y sólo cuando le tocó el hombro supo que le estaba hablando.
Se inclinó titubeante, calculando mal la aproximación. El primer beso se lo dio en la nariz, pero cuando fue a apartarse notó que le estrechaba la mano. Cerró los ojos e intentó imitarla. Besó los labios igual que había hecho ella. Lily abrió la boca y le besó de la misma forma. Por un momento creyó que se estaba apartando, abrió los ojos y Lily se sentó en sus piernas. Sin decir una palabra le echó los brazos al cuello y apoyó la barbilla en su hombro. Desconcertado, Snape se limitó a pasar la mano por su espalda y los mechones de cabello que se deslizaban por debajo de los hombros.
- No vuelvas a hacerlo. - murmuró Lily con el rostro enterrado en su cuello.
- ¿El qué? - Lily se echó hacia atrás, apoyando las manos en la pared.
- Obligarme a dar el primer paso... - respondió con expresión suplicante. Snape dudó unos segundos antes de volver a atraerla hacia sí. No importaba que no hubiera sabido qué decir, ni que el frío estuviera empezando a calarles hasta los huesos, ni siquiera que el baile hubiera acabado ya, o los pocos alumnos que volvían a sus dormitorios por ese camino sin llegar a verlos besándose en aquella esquina. No importaba porque tal como había imaginado, Lily sabía mejor que las ranas de chocolate.
FIN (de momento)
Notas
Entradilla: Punk Rock Princess, de Something Corporate
En principio iba a ser James quien intentara besar a Lily, pero terminó tocándole al pobre Peter, que siempre tiene que hacer el trabajo sucio... no me extraña que al final les mandara a todos a la mierda /
Habéis visto? Once capítulos para un simple beso... es que me gusta llevar las cosas con calma ;)
