Hola otra vez, aqui el capítulo siguiente. Si en el anterior Regulus acababa 4º, este capítulo transcurre durante ese mismo verano, pero un par de meses después.

Advierto, es algo sangriento. Pero no creo que sea nada que la calificacion de "PG-13"no cubra.

Como creo que todo el mundo ya ha notado, los guiones al principio de los diálogos no aparecen por algún motivo...Como ya utilizo las comillas y las cursivas con frecuencia, simplemente he puesto puntos en vez de los guines. No se ven demasiado bien, ya lo sé, y lo siento, pero no puedo hacer otra cosa.(Lo de los puntos lo vi en el fic de alguien, y me pareció buena idea )


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Capítulo IV

Noche roja de agosto

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A veces un gusto amargo

Un olor malo, una rara

Luz, un tono desacorde,

Un contacto que desgana,

Como realidades fijas

Nuestros sentidos alcanzan

Y nos parece que son

La verdad no sospechada...

Juan Ramón Jiménez

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La comida aún no estaba lista. Tampoco importaba mucho.

Desde hacía tiempo no le importaba mucho bajar a comer con su madre, Kreacher podía prepararle algo cuando lo pidiera. Su padre solía encerrarse en su despacho o salir "por negocios".

Comer con esa mujer que una vez fue digna, y ahora era solo grotesca, y con su elfo amargado era la mejor de las recompensas por un año de duro trabajo. De acuerdo, sus notas no eran brillantes. Cada vez que hablaban de eso, leía en los ojos de todo el mundo el esfuerzo por no decir "no son como las de Sirius"...Pero nunca lo dirían. Eso le hacía sentir un pequeño e imperceptible latigazo de satisfacción. No podían compararle con su hermano. No podían decir que Sirius era mejor. Jamás lo harían.

Sonrió. Llevaba ya varias semanas en aquella casa, y tan solo había salido dos veces, a casa de los Lestrange. La primera vez fue la fiesta de compromiso de su prima Bella, y la segunda fue cuando Rabastan y él habían pasado horas riéndose de los novios.

La boda de Bella iba a ser en dos semanas, en verano, porque querían que toda la familia estuviera reunida. No sabía bien si se alegraba o no de saber que era casi toda.

Además su madre le había dado permiso para traer a Mandy, y todavía tenía que mandarle una lechuza. Si tenía que ser sincero, admitiría que no había pensado en ella ni un solo momento desde que se despidieron en King´s Cross. Ni siquiera echaba de menos su belleza. De repente escuchó un "plof", seguido de otro, y otro. Tres personas habían llegado a través de la chimenea.

Claro. Los Malfoy. Su madre se lo había dicho la noche anterior: "Llegarán hacia el mediodia- cosa que no era cierta, ya eran las tres y cuarto- y espero que no haya sorpresas". El joven Black solo los conocía de vista, y no tenía razones de querer conocerlos de ninguna otra manera. Julius Malfoy venía de cuando en cuando, pero se encerraba con su padre en el sótano, en esa especie de despacho secundario que tenía su progenitor bajo la casa. A veces su hijo Lucius lo acompañaba.

Regulus decidió quedarse arriba de momento. Esperaría a que su padre y los dos Malfoy varones fuesen a ese despacho, y a que su madre se pusiera a entretener a la señora. "A que cada rata se metiera en su agujero".Había oído esa frase hacía mucho tiempo, de un Ravenclaw, refiriéndose a los Slytherin, y aunque entonces no se lo había tomado con demasiado humor, ultimamente la recordaba a menudo.

Pensó entretenerse con un libro, pero lo único que vio a mano fue la biografía de su tatarabuelo. No le interesaba lo más mínimo. Salió de su habitación y se dedicó a andar en silecio por los pasillos.

Recorrió en segundo piso de puntillas, sin ponerse los zapatos, tratando de no hacer ruido. El problema sería de nuevo – y como siempre- Kreacher, pero el elfo debería estar abajo, atendiendo a los invitados, asi que por ahora no había nada de que preocuparse. Las voces no le llegaban muy claras desde abajo, pero alcanzó a oír al mayor de los Malfoy quejarse acerca de una "crisis por culpa de esos amantes de los muggles", y las palabras "respeto" y " castigar". Siguió su camino. Sus mayores- y los Malfoy por lo visto también- siempre ansiaban castigar a alguien. Vengarse, defender el honor...Liberar, aunque solo fuera por un rato, lo más profundo de sí mismos. El odio.


Hacía ya un rato que su madre se había despedido de él. Se llevaba consigo a la rubia y emperifollada señora Malfoy. Regulus contuvo un escalofrío y se reprendió a si mismo por comportarse "como una niña", pero había algo extraño en el ambiente de la casa. Silecioso, expectante. El silencio que precede al trueno.

Ahora si que estaba decidido a bajar, aunque tuviera que conseguir la cena por si mismo, porque en contra de su costumbre, las mujeres había decidido llevarse a Kreacher consigo. Pero más sorprendente aún le resultaba que su madre insistiera en que él las acompañara también. Había estado claramente nerviosa, incluso podría decirse que tenía miedo de que se quedara. Cuando al fin desistió de su intento de hacerle salir del numero 12, le recomendó que se acostara temprano aquella noche, que cerrase la puerta. Ellas llegarían al día siguiente.

Cuando se alejaban por la puerta distinguió un susurro de su madre a la otra mujer: "Aún es solo un crío".


Cuando vio la puerta entornada en ese despacho auxiliar no tuvo tiempo de pensarlo dos veces. Era su oportunidad de ver qué era lo que hacía su padre ahí dentro, qué ocultaba. Había oido las voces de los dos cabezas de familia alejarse hacia la puerta de entrada, a recibir a alguien más, que llegaba al modo muggle- lo cual era tan extraño como la falta de seguridad de ese despacho eternamente cerrado- y se deslizó por la ranura sin hacer ruido. Lástima no tener una capa invisible.

Cuando recorría por primera vez con los ojos las paredes de aquella sala de tortura, vio que un hombre joven lo miraba con una sonrisa torcida.

.Tú debes ser Régulus.

El sobresalto absorbió toda la locuacidad del joven Black. Simplemente miraba a Lucius Malfoy como si pretendiera despertar y ver que en realidad no estaba delante de él. La sonrisa del rubio se ensanchó.

.Supongo que sabes quien soy. Me llamo Lucius.- Después añadió casual y como si le divirtiera mucho- Curioso que estés aquí.

.Yo...solo quería ver...Mi padre...- al chico no se le había ocurrido la posibilidad de tener que justificarse. Estaba seguro de que la habitación estaba vacía.

.Cállate- le paró Lucius riendo.- Por mí puedes quedarte. Va a ser divertido, si quieres verlo.

.¿Qué es lo que va a pasar?

.No voy a arruinarte la sorpresa.- Malfoy era hoy todo sonrisas- ¿Pero por qué no te fuiste con tu madre? Oí que tu padre lo ordenó asi...-al ver la expresión del chico decidió seguir hablando- Aunque te repito que me da igual. ¡Mejor!- rio de nuevo- Pareces un chico listo, quizás seas útil un día.

.¿Qué quieres decir...?- Pero Lucius le interrumpió de nuevo.

.Mejor deja de pregunar y escóndete. Tu padre va a volver.

Detrás de un baúl forrado con piel de dragón Regulus contemplaba expectante como su padre y Julius Malfoy volvían a la habitación. Después se fijó en que detrás de ellos venían dos hombres más, ambos vestidos a la usanza muggle.

Con una mezcla de terror y curiosidad miró la camisa llena de sangre del segundo de ellos. Una mancha enorme se extendía sobre la tela de algodón y al observar su rostro, mezcla del dolor y el miedo, vio que la sangre procedía de su boca, corriendo por su cuello y empapando la camisa. Cuando Julius se dirigió a él- Regulus no alcanzó a oír sus palabras- el hombre herido solo pudo responder lanzando al aire una especie de graznido con la garganta. Las sospechas del joven Black se confirmaban: le habían cortado la lengua.

Los dos hombres de vestimenta muggle estaban pálidos como la cera. Los ojos dilatados por el terror, las manos crispadas. El que sangraba parecía mayor y más digno, trataba de mantener la compostura. El otro estaba a punto de romper a llorar.

Lucius dijo algo en voz baja a su padre, pero de nuevo Regulus no llegó a oirles.

Llevaron al más joven hacia una silla, apenas oponía ninguna resistencia. Enseguida sus manos y piernas fueron atadas con un hechizo que el joven Black no conocía. Algo que acababa en "...ducto".

.Tienes primera fila- susurró Lucius al alejarse de él.

Hicieron que el hombre herido se colocara en el centro de la habitación.

.¿Cómo se te llegó a ocurrir que saldrías de esta, Patrick?- fueron las primeras palabras que Regulus le oyó decir a su padre en esta sala. Notó la burla en su voz cuando pronunció el nombre de su víctima, pero el tono seguía suave, meloso.-¿Tratabas de escapar¡Pero contesta!- volvió a hablar Black, sonriendo casi amistoso- No, tú no contestas. Solo hablas cuando no debes. ¿Lo ves? Al final resultará que te hemos hecho un favor, tu lengua solo daba problemas. ¿Verdad que es un favor, Patrick?- insistió con guasa.

Se giró hacia el mayor de los Malfoy, como preguntándole si tenía alguna idea para alargar el momento. Este se encogió de hombros y lanzó un Cruciatus. El herido empezó a jadear y a retorcerse cayendo de rodillas al suelo. Al parar el hechizo, tosió, atragantándose con la sangre.

.Patético- sentenció Black.

El más joven pedía compasión entre gemidos desde la silla. "Es inocente", "Él no ha hecho nada", "¿Por qué haceis esto?", salpicado de sollozos y gritos.

Lucius le miró con desprecio, Julius fue quien respondió.

.Ese es el premio que obtiene un sangre sucia cuando se mete donde no le llaman. Pero no te preocupes, a ti tampoco va a envidiarte nadie.

A Regulus le pareció que le hombre trataba de dejar de llorar, pero el pánico no le dejaba controlar los hipidos. De sus pantalones caía al suelo un fino rastro de orina.

De pronto el hombre mayor que estaba en el centro de la sala se incorporó y mirando al padre de Régulus a los ojos con desafío, escupió sangre a sus pies.

Ahora va a matarle.

Solo fue un instante: vio el rostro de su padre, iluminado por una luz verde, y al sangre sucia erguirse, en tensión. Eso fue todo, después el cuerpo sin vida yacía a los pies del dueño de la casa, con el hechizo aun dispersándose en el aire.

Regulus no pudo evitar preguntarse cuántas veces habrían contenido esas paredes la maldición mortal. Cuántos Avada Kedavras habían tragado sin testigos. Restregó las palmas de sus manos contra su túnica en un intento de librarse del sudor que las helaba, pero sin éxito. Intentaba ignorar las naúseas, pero no sabía cuando tiempo más duraría aquello.

Vio como Julius miraba el cadáver en el suelo, igual que si se estuviera desaprovechando. Debía estar pensando que podían haberle hecho sufrir mucho más si a Black no le afectaran tantos los "pequeños desaires". El joven Regulus dirigió la vista hacia su progenitor. Se sentía completamente ajeno a ese hombre, ni siquiera le conocía.

Padre...

Los tres magos rodearon al hombre de la silla, Lucius manteniéndose algo aparte. Este empezó a agitarse con mucha más fuerza de la que Regulus le habría creído capaz, la pesada silla casi se levantaba del suelo. Sintió una arcada en su garganta, trató de alejar su mente de ahí, pensar en otra cosa, dejar de mirarles. Pero el olor no se lo permitía. Olor de sangre, de sudor, olor de miedo.

A su alrededor todo estaba en penumbras, apenas distinguía el mobiliario del resto de la habitación. Detante de él tenía el enomre arcón de forrado, y al lado una cómoda vieja. Su madre nunca permitiría tener muebles tan desgastados en la casa. Encima de la cómoda distinguió una lámpara y en la pared un escudo rodeado de dos espadas y una daga. Eran antiguos también, pero tenían joyas en las empuñaduras, debían ser caros. Regulus se imaginó a su padre dejándo a un lado el vaso de firewhiskey y pasando un paño por las espadas, quitando los restos de sangre.

No, ahora su padre estaba buscando algo en un estuche de plata, mientras los dos Malfoy parecían hablar tranquilamente, ignorando al joven y aterrorizado sangre sucia.

Black se dio la vuelta, sonriendo satisfecho, y acercándose. Fuera lo que fuese, lo habían encontrado. Habló de nuevo, dirigiéndose tanto al hombre atado como a sus invitados.

.La semilla del Tigris, la petite serpent à sonnettes.

Regulus no tenía ni idea de lo que estaba hablando, y por su expresión confundida, parecía que Lucius Malfoy tampoco. Julius sonrió, e indicó a su hijo que le ayudara.

Igual que la primera vez, ambos se acercaron al condenado. Julius puso su mano con fuerza en la boca del sangre sucia, abriéndola. Lucius se limitaba a sujetar sus brazos y mirar con atención. El anfitrión se acercó con la diminuta semilla y se la hizo tragar, la garganta del otro parecía oponer resistencia, contayéndose, produciendo un ruido ahogado. Los tres se separaron de él.

.Ahora - dijo Black- nuestra pequeña invitada de Oriente está dormimida, solo es una semilla. Dentro de un par de horas despertará...y estará hambrienta. ¿Oh, sabíais que esa diminuta serpiente es una de la más venenosas del mundo? Y causa una muerte tan dolorosa...Una auténtica lástima que te la hayas tragado- se dirigió de nuevo al joven de la silla, que escuchaba con los ojos saliéndose de sus cuencas.

.¿No intentará vomitar?- preguntó Lucius.

.No creo que lo intente- lo tranquilizó Black, con un movimiento de mano- Claro que podríamos haberle cosido los labios...Pero eso sería tan...dégoûtant.

.¿Vamos a esperar aquí?- Por lo visto a Julius no le gustaba la idea de estar todos sentados alrededor del pobre infeliz durante horas. Al menos sin hacer nada.

.¿Qué sugieres?

.¿Teneis una chimenea por aquí? Se me ocurre que podría bailarnos uno de esos bailes muggles... – dijo el señor Malfoy con una sonrisa burlona.

Black rió.

.Claro.

Se acercó a la chimenea apagada, que parecía no haberse usado en años. Con un par de hechizos simples, estaba encendida y esperaban. Las pinzas de hierro, también se calentaban en el fuego. Lucius lanzó con disimulo una mirada hacia el arcón.

El joven de la silla parecía ir a desmayase. Rezaba en voz baja, las lágrimas habían dejado surcos en sus mejillas, pero parecía que ya no podía llorar más. Trataba de agachar la cabeza, como si así lograse esconderse de sus torturadores.

Regulus estaba a punto de vomitar y desplomarse también. Miró de nuevo al puñal en la pared, apenas a un metro de él.

.¿Cuánto tiempo había pasado? Parecía una eternidad.

Al fin pareció que los tres aritócratas se giraban casi a un tiempo, y se dirigían otra vez a la silla. No había ninguna reacción por parte del otro, estaba como en trance, murmurando para sí palabaras de consuelo.

Lucius colocó la vasija con brasas rojas en el suelo. Julius tomó con las pinzas uno de los carbones de arriba. Miró a Black, que indicó "adelante" con una inclinación de cabeza.

.¿Dónde irá el primero?

Lucius indicó los pantalones del sangre sucia, con una sonrisa ladeada.

.No – intervino Black con una sonriendo también.- No acabemos tan deprisa.

Regulus medía la distancia con los ojos...

La brasa tocó el pecho desnudo del sangre sucia, evitando la tela de su camisa rota. El grito fue tan alto, tan desgarrado...

Regulus, para su pesar y vergüenza, sentía que le temblaban las rodillas, pero era ahora o nunca, tenía que aprovechar el grito, que ocultaría cualquier otro sonido.

De un saltó se levantó del suelo, agarrando el puñal de la pared. En varias zancadas cruzó la distancia que lo separaba de la silla. Las miradas de sorpresa de todos sobre él, los ojos enrojecidos, brillantes, desorbitados del sangre sucia...Un paso más y estaba a su lado, y con un solo movimiento, le hundió el puñal en la garganta.

En el último segundo, le pareció ver una sombra de agradecimiento en aquellos ojos aterrorizados que lo habían mirado desde abajo. Quizás le hubiera gustado verla.

No sintió nada durante unos instantes. Después empezó a notar su rostro salpicado con algo viscoso, cálido. Y ese olor metálico que le daba nauseas. Su padre, y los Malfoy también tenían manchas rojas en la cara y las túnicas. Todos le miraban en silecio.

Lucius suspiró, volvió la cabeza hacia Black. Todos parecían esperar su reacción.

Regulus tenía la esperanza de que fuera la que fuese no tardase mucho, o no aguantaría.

Por fin la sorpersa dio paso a la furia en el rostro de su padre, pero no levantó la voz.

.¿Qué haces aquí?

Regulus no dijo nada. Algol Black le miraba, su expresión era extraña. Finalmente se encogió de hombros.

.Has arruinado el programa de esta noche. – dijo andando hacia la chimenea de nuevo, para apagarla.

Julius sonrió.

.Al menos ha demostrado que sabe usar un cuchillo.

Lucius sonrió también, como dudando si ponerle una mano en el hombro al chico. Pareció decidirse a hacerlo.

Algol se volvió de nuevo hacia ellos. Esta vez también él parecía más entretenido que enfadado.

.Creo que por esta noche es todo, caballeros.- seguía con esta estúpida guasa suya. – Régulus, vete a tu cuarto. Kreacher tendrá que limpiar esto mañana. – lanzó una mirada al charco de sangre en el suelo, y a los dos hombres muertos, apreciando los daños.

Regulus no lo pensó dos veces. Lo único que deseaba era salir de ahí. No miró a los muertos, ni a los "invitados". Cuando la puerta se cerró a su espalda, oyó una carcajada. No supo distinguir de quién.

Trató de subir deprisa, pero sus piernas no lo aguantaban. El sabor a vómito en su boca, los puntitos parpadeantes en sus ojos...

Subió la escalera a gatas, no pensaba en nada. Solo quería llegar a su cuarto. Se incorporó con ayuda del pasamanos, casi colgánose de él.

Sin haber llegado a su habitación, apoyó ambas manos en la pared, y vomitó en el suelo, una y otra vez, hasta que el dolor bajo sus costillas fue demasiado fuerte.

Kreacher tendría algo más que limpiar mañana...


Se pasó toda la noche tumbado en su cama, vestido aún con la túnica manchada, mirando al techo. Le habría gustado llorar, o gritar, maldecir a alguien. Pero no pudo. Jamás lograría recordar en qué había pensado toda esa larga noche de agosto.
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Respondo reviews:

Atalanta de Tebas: Gracias por el review¿Por qué rechazó la invitación? Porque simplemente no quiere pasar con sus primas más tiempo del necesario. Él no quiere ser como Sirius ( mas que nada porque le convencen de que no quiere serlo) pero tampoco le gusta la "campaña de propaganda" que le mete su madre a la fuerza. No es tanto el que tanga algo contra sus primas, si no que se da cuenta de que le han separado de su hermano de forma artificial, y lo han sustituído por ellas. A lo mejor en su subconsciente no lo acepta...

Halenevil: Gracias a ti también! Me alegro de que te guste! A mi me hubiera gustado ver a Regulus en los libros de Harry Potter...pero qué le vamos a hacer? Decisión de Rowling, que nos va dejando sin Blacks...Pues nada, gracias otra vez! Me halaga que pienses que escribo bien!

Espero que esta vez haya más reviews...Dádme opiniones, sugerencias, críticas...Un, dos, un dos...