EL AMOR TIENE FORMAS EXTRAÑAS
» [SEGUNDA PARTE ]
»CAPÍTULO 10: AMOR Y ODIO
»Los personajes utilizados son propiedad de J.K.Rowling,
exceptuando a Aly, Annalisse y Shane...
Ginny comprendió desde el preciso momento en que Dumbledore le había pasado llave a la puerta, que aquella no iba a ser una velada tranquila. Tampoco se puede esperar una velada tranquila cuando una se queda encerrada con Draco Malfoy, desde el vamos, pero las cosas eran muy diferentes más que nada por el pequeño detallito de quien era ella. Porque con una chica cualquiera, quizá Malfoy se hubiera abocado a explayarse en su actitud de seductor y amante innato, pero a Ginny, sintiendo las vibraciones de odio casi palpables que él emitía (sin duda hacia ella), no le costó un segundo siquiera darse cuenta de que Draco no tenía ganas de jugar al seductor y amante innato al que todas las chicas alababan. (Claro que el que ella sí tuviera algo de curiosidad por conocer esa faceta de Malfoy no contaba, porque si se le tiraba encima no iba a lograr otra cosa que hacer verdadera la acusación del Sly).
Y como iba pensando, tampoco era lo mismo quedarse encerrada con un Malfoy común que con un Malfoy rebosante de odio e instintos asesinos. Con el primero no se hubiera preocupado, sabía de antemano que se hubieran limitado a gastar las horas inventándose un insulto tras otro, cosa para la que ambos tenían una filosa habilidad. Pero con el segundo, Ginny se sentía a la defensiva, no sabía que esperar y eso la desconcertaba. Millones de veces en el pasado había logrado exasperar al rubio con facilidad pasmosa, pero jamás lo había visto tan fuera de quicio como lucía en esos momentos. La pelirroja dio gracias al cielo por que el asesinato fuera un delito, porque sino, a estas alturas, Draco se estaría deshaciendo de su cadáver.
El rubio debió haber sentido la insistente y evaluante mirada de Ginny, porque con un movimiento brusco clavó sus ojos grisáceos en ella y la pelirroja se estremeció.
-Deja de mirarme.- no fueron simples palabras dichas porque sí, viniendo de Draco, fue una orden, seca, fría. Arrastró las sílabas más de lo usual, rozando la malicia. Ginny sabía que buscaba intimidarla, pero no iba a permitírselo (Aunque desde luego que estaba algo acobardada, ¿quién sabía lo que podría llegar a pasar los dos solos, ahí dentro? ¿ Y si Draco la atacaba?). Draco estaba en el extremo opuesto de donde se encontraba Ginny y si hubiera podido irse más lejos, lo hubiera hecho, a no ser por las limitaciones que les imponía el cuarto. Estaba con la espalda recostada contra la pared verdosa, cruzado de brazos soberbiamente y aún contemplaba con el ceño fuertemente fruncido el lugar en que se encontraban.
Y hablando del lugar en que se encontraban, acababan de darse cuenta de lo extraño del cuarto hacía apenas unos instantes atrás.Definitivamente, no era un aula, como pudieron comprobar con la escasa luz plateada que se colaba por la ventana, allí no había pupitres ni pizarra o armarios siquiera. Sólo había, pulcramente doblado en el extremo lejano del cuarto, lo que daba la impresión de ser un mullido edredón blanco con corazones rojos. Con inmensos corazones rojos, para disgusto del chico.
Las paredes eran otro tema. Lo mismo el cielo raso. El cuartucho era perfectamente proporcional, formando un cubo perfecto, pero lo extraño residía en que (si bien al principio, puede que debido a la oscuridad no se percataran del detalle) dos de las paredes (aquellas que eran paralelas) estaban pintadas de un intenso color rojo. Las dos restantes, por el contrario, eran de un vívido color verde. Y el cielo raso, que se encontraba unos cuantos metros por encima de sus cabezas, tenía un insondable tono negro surcado por lo que parecían ser diminutas y sucesivas líneas doradas en un costado. Al Sly no le extrañó más de lo usual, se limitó a pensar que el chiflado de Dumbledore habría estado a cargo de la decoración de la rara habitación.
Ginny, por su parte, supuso que se trataba de alguna habitación en deshuso, aunque no tenía la más mínima idea acerca de que clases podrían haberse dictado allí, puesto que no había muebles u objetos que dieran algún indicio. Y sin embargo, la habitación no tenía una mota de polvo, sino que todo estaba impecable, como si los laboriosos elfos se ocuparan de ella diariamente.
Y allí estaban, manteniéndose lo más alejado el uno del otro como les permitía el lugar y sin dirigirse la palabra. Pero... ¿hasta cuando? La respuesta llegó de mano de Draco, unos diez minutos después. Draco sabía que no podía estar en silencio demasiado tiempo y sobretodo, cuando quería moler a golpes a la chica con la que se encontraba. Pero como era bastante astuto y comprendía que esa no era la solución, se limitó a atacar por otra parte. Insultar era su habilidad natural.
-ME DAS ASCO- comentó como quien no quiere la cosa, elevando bastante su tono de voz, de modo que las palabras entraran sí o sí en la cabecita de la asquerosa pelirroja. La luz que entraba por la ventana pareció oscilar unos momentos, pero ellos no lo notaron. Ginny parpadeó sorprendida. Bueno. Así que esa era la estrategia de Draco: insultarla. Que lástima que el muy estúpido no se hubiera dado cuenta de con quien se metía, porque ella también sabía insultar. Se enderezó y dejó que una sonrisa melosa apareciera en sus labios, juguetona, provocativa.
-Anoche no me pareció...- soltó Ginny, siguiéndole el juego, pasándose despreocupadamente una mano por el cabello. Draco se puso lívido. - Ni siquiera te resististe... - Ginny sonrió- ¡Fuiste tan manso! Hasta un gusarapo luciría feroz a tu lado...
-¡Mentira!- dijo él con voz queda. Draco no se caracterizaba por ser manso precisamente, y el que la Weasley le dijera eso era un golpe a su orgullo (uno más de los tantos que había recibido esa noche). Le gustaba tener el control de sus relaciones y siempre lo había obtenido sin reticencia alguna de parte de las féminas que habían integrado su lista de conquistas.
-Oh, sí.- Ginny entrelazó sus dedos y se estiró, como una gata, divertida al ver la expresión en la cara del rubio. Continuó:- Si te hubiera dicho que saltaras a un pozo lo hubieras hecho sin dudarlo...
El rubio apretó los dientes con fuerza. Maldita Gryffindor.
-Ahora me doy cuenta de que es una pena que no se me haya ocurrido esa idea antes...
Draco decidió que había llegado la hora de atacar a la Weasley por donde más le dolía, o al menos, por dónde él suponía que podría llegar a dolerle. Aunque tuviera que usarse él mismo de carnada.
-No lo hubieras hecho.- replicó él, con seguridad, entrecerrando los ojos. Ginny alzó una ceja.
-¿Ah, no?
-No.- sentenció Draco.
-¿Y cómo estas tan seguro, Malfoy? Podría haberte ahogado en el lago...
-El problema es, sucia comadreja, que yo sólo estaba bajo los efectos de la amnesia y sí, podrías haberlo hecho si tu realmente me odiaras, no lo niego...
-¿Estás diciendo que no te odio?- inquirió ella, fingiendo sorpresa.
-En lo más mínimo- respondió Draco, con soberbia. Ginny lo miró con interés, más bien, con fingido interés, porque ella sabía interiormente que estaba en el punto más alejado de odiar a Draco. ¿Cómo odiarlo cuando se había portado tan condenadamente maravilloso en la última semana? ¿Cuando habían compartido todos esos momentos únicos en las cocinas (ni quería recordar las verduras... el caramelo...) y en el baile (donde le había dado el beso más maravilloso de toda su vida)? El rubio continuó, satisfecho consigo mismo al notar el casi imperceptible cambio en el semblante de la chica con el correr de sus palabras. Había dado con el punto justo. Había metido el dedo en la llaga. Prosiguió:- Creí que no eras como todas las otras, Weasley, pero veo que me equivoqué. Estás en el mismo grupo que todas ellas, todas terminan de un modo u otro bajo mis encantos, suplicando mi atención, anhelándome...- acabó la frase en un susurro, con voz ronca, acariciante, a sabiendas del efecto que causaba en el sexo opuesto. Si la chica estaba colgada por él la mejor manera de torturarla era, simplemente, despreciándola e ignorándola, lo que para él era la tarea más fácil del mundo. Jamás se le había pasado por la cabeza pensar en la Weasley como una posible conquista o aventura de una noche.
Ginny lo miró, paralizada por unos instantes. Una cosa es que una lo sepa en su alma, y otra completamente distinta es escucharlo de la persona por la que sientes algo, que además, resulta ser un maldito ególatra. Ya se había dado cuenta en el preciso momento que sus sentimientos hacia Draco comenzaron a cambiar de lo estúpido que resultaba todo. Desde su primer año en Hogwarts odió a Draco Malfoy y solía preguntarse, más allá del imponente aspecto físico, que le verían todas las mujeres. Y hoy tenía la respuesta, y eso que todas esas mujeres no deberían haber conocido tan bien a ese Draco tan... adorable... tan... Sacudió la cabeza para espantar a los recuerdos como si fueran moscas que se cernían sobre ella. Comprendió que él ya se había dado cuenta de su punto débil, así que dijo:
-No recuerdo haberte hecho esa marca...
-¿Qué? No estamos hablando de eso...- protestó, pero se interrumpió al instante y se llevó la mano al cuello.- ¿Una marca?
La pelirroja asintió.
-Del otro lado...- le indicó a Draco, que había posado la mano en el lado equivocado del cuello. Se acercó a él, caminando con prepotencia y acercó su cara al cuello del chico.- ¡Vaya! ¡Es del tamaño de Hogwarts!- él la miró con horror.- ¡¡¡Nunca me había salido marcar a alguien!!!
-Maldita Pansy...- murmuró Draco. Las palabras salieron solas de entre sus labios y antes de que Draco se diera cuenta de lo que acababa de decir, Ginny ya sonreía ampliamente.
-¿Conque Pansy, eh?- la pelirroja comenzó a caminar en círculos en la habitación, sólo para no quedarse quieta en un lugar. Desde pequeña, tenía la manía de que, cuando no había nada que hacer, ponerse a caminar en círculos, costumbre que irritaba a su madre.
Draco le envió una media sonrisa torcida, sin quitarse la mano del cuello, a pesar de que no podía sentir la marca y allí no había ningún espejo para verse.
-No te pongas celosa, comadreja- pidió, con fingido dolor.- Hay Draco para CASI todas...
El bufido de Ginny hizo ecos en toda la habitación vacía, pero no se dignó a dirigirle la palabra. Draco la miró de reojo, mientras pensaba que debería matar a Pansy cuando volviera a la Sala Común. Resultó ser que antes de ir al despacho de McGonagall, para hacer su farsa más creíble, se le había ocurrido que Pansy le agregara algunos detallitos que serían obvios en una víctima de acoso sexual. El caso era que Pansy se había emocionado demasiado con la idea. Demasiado mucho, mejor dicho, al tiempo que recordaba el grito agudo que había proferido y la rápidez con la que le había arrancado la camisa y había procedido a dejarle marcas de carmín por todo el torso y rostro. Claro que con lo de la marca ya había ido lejos, y supuso que la chica debía de imaginárselo ya. Nadie marcaba a Draco Malfoy.
-¿Te comió la lengua el gato?
Draco fue arrebatado de sus pensamientos en cuanto se dió cuenta de que tenía la cara de la pelirroja casi pegada a la suya. Frunció el ceño con molestia, sin duda, debido a la proximidad de sus cuerpos.
-¿Qué?
-¿Porqué estás tan callado de repente?
-¡Oh! ¿Ahora necesitas mis insultos para poder vivir?- Draco se llevó una mano al pecho- Ahh.. soy taaan indispensable...
-Mátate.
-No tengo ganas hoy. Pero si tu quieres matarte, por mí no hay problema.
-Lo tendré en cuenta- le aseguró Ginny. Draco rió y le pidió que no se tardara mucho tiempo. Al segundo después que acabó de reírse, Draco se percató de que algo allí estaba mal. ¿Porqué estaba hablando (bueno, más bien, insultándose) con la Weasley cuando debería estar más que furioso por todo lo que ella le había hecho?. La imagen de la foto que Pansy le había enseñado le vino a la mente. Frunció el ceño con disgusto y miró por el rabillo del ojo a aquella pelirroja que seguía dando vueltas y vueltas como una chiquilla. Se dijo a sí mismo que aquel no era el mejor lugar para vengarse, que cuando estarían fuera su ira caería sobre la pelirroja terriblemente. Sería la venganza más cruel de todas las que había llevado a cabo hasta la fecha... Sí... pero primero tenía que salir de allí. Y la pelirroja parecía que se aburría quedándose callada, porque en estos momentos estaba contando alguna anécdota estúpida sobre el estúpido baile, del cual no recordaba ni la mitad.
-¿Porqué me hablas?- preguntó bruscamente, clavando en ella sus filosos ojos grises cargados de duda. Ella se detuvo y lo miró también, dejando sus labios apenas entreabiertos, tal vez por la sorpresa de saberse interrumpida en su relato.- ¿Porqué...
-Bueno, no estamos hablando precisamente... - comenzó ella, llevándose las manos a los bolsillos traseros de los jeans y bajando apenas la cabeza, de manera que el pelo rojizo ocultó su rostro.
-¡Pero nos estamos comunicando!- exclamó él, irritado.
-Siempre nos insultamos, Draco...- soltó al fin, en un suspiro cansado. Cuando volvió a buscar al chico, vio que su rostro lucía desencajado.
-¡¡¡¡No, no, no, no y no!!!- estalló él, apretando los puños fuertemente.- ¡Me niego rotundamente a socializar contigo! ¡YO TE ODIO! ¡ Y para tí soy Malfoy! ¡M-A-L-F-O-Y! ¡No te he dado permiso para que me llames por mi nombre de pila! ¿oíste, Weasley?
-Como quieras, cariño- soltó Ginny con desinterés.
Al instante, temió haber ido demasiado lejos al tomarse la libertad de emplear la palabra cariño. Él la miró rebosante de cólera y ella supo que debía estar costándole mucho mantener el control para no golpearla o zarandearla violentamente. Nunca nadie se había atevido a desmoralizar a Draco Malfoy y ella jugaba peligrosamente por el lindero de la peligrosa línea que no debería cruzar si quería seguir con vida. Los siguientes cinco minutos transcurrieron en silencio, Draco estaba arrebatado y se movió hasta quedar nuevamente frente a la puerta. Ella, en cambio, permaneció quieta en su lugar, sintiendo que el malhumor comenzaba a llamar a su puerta con insistencia. Ya se había resignado a estar en silencio cuando Draco la soprendió al hablar.
- ¡¡Este lugar está en decadencia!!- volvió a aporrear la puerta con brusquedad, pero no tenía la consistencia física de Crabbe o Goyle y la corteza de la madera siguió inmaculada.- ¿¿Dónde se vió que si alguien hace una denuncia por acoso sexual, la genialísima idea del director (quien por cierto es un viejo verde pervertido) es encerrar al a víctima con el agresor hasta que resuelvan sus diferencias??
Ginny suspiró desganada. Por lo visto, Malfoy todavía
tenía ganas de insistir con lo del acoso sexual. Y eso que ya se
le había salido que Pansy había sido la autora de su actual
estado. Pero, se dijo Ginny para sí, él no daría el
brazo a torcer por nada del mundo. No pudo evitar reírse para sí
al reparar en lo estúpido que lucía Draco con la camisa desgarrada,
los pantalones a punto de deslizarse por el redondeado trasero para caer
al piso, las hebras de cabello rubio disparando en todas las direcciones
y las innumerables marcas de carmín rojo marcando su pálida
piel. Ladeó la cabeza, mirándolo con atención. En
realidad no lucía tan estúpido, sino más bien... sexy.
Con esa pinta de niño enfurruñado, y las mejillas sonrosadas
apenas por el esfuerzo de aporrear la puerta, Draco se veía bastante
sensual. Invitaba a acercarse a él y borrar con cientos de besos
esas marcas rojizas corrompiendo su torso inmaculado... ¡¡¡¡¡un
momento!!!! La pelirroja sacudió la cabeza con incredulidad.
¡¡Que hormonas pervertidas tenía en su cabecita!!
Draco Malfoy la acusaba de intentar violarlo, le informaba pomposamente
que la odiaba y ella misma ahora estaba teniendo pensamientos indecorosos
que tenían justamente al rubito como protagonista. ¡Por
Merlín, Ginny! ¡Estás perdiendo la cabeza! ¿Valía
la pena perder la cabeza por ese Sly?
El nombre de Ron nunca iba en conjunto con la palabra autoestima y vaya que sí lo sabía él. Ya desde pequeño había empezado a sospechar que en el momento en que sus padres lo concibieron se habían olvidado de incluirle un poco de amor propio para su vida futura.
Ninguno de sus hermanos parecía tener graves problemas, todos eran desenvueltos y divertidos. Incluso Ginny, que venía después de él en la lista de familia, era bastante orgullosa y no se amilanaba a la menor contrariedad. Pero esta noche, Ron supo en todo su esplendor que sus padres habían hecho la excepción con el sexto hijo del clan Weasley. Y si alguna vez su amor propio arañó las paredes de su mente hasta conseguir elevarse una pizquita de nada, hoy todo se había derrumbado por completo.
-¡Soy un fracaso!- anunció con una sonrisa triste, llevándose una mano al pecho.- Siempre lo he pensado, pero hoy acabo de confirmarlo... ya no me queda duda.
-Estas exagerando- Aly miró a Ron con el entrecejo fruncido. No le gustaba ver a su amigo en tal estado. Ron había llegado al cuarto de las chicas de quinto año hacía unos quince minutos atrás, totalmente ebrio y desaliñado. Cuando la joven le interpeló acerca de su estado, el pelirrojo se había limitado a contestarle pomposamente que se había bebido tres cajones de botellas de cerveza para intentar olvidarse de su patética e inútil existencia. Se alegró de que ninguna de sus compañeras hubiera regresado aún, eso le daba algo de tiempo para reanimar a Ron.
-¡No, no, no, no, no! Es sólo la pura verdad- dijo el pelirrojo, con seriedad. Estaba tumbado cuan largo era sobre la cama de Aly, mirando el techo con expresión vacía. ¿Porqué todo tenía que irle tan jodidamente mal?
Llevaba enamorado de Hermione Granger desde los ya lejanos once años, aunque en esa época no lo hubiera reconocido jamás. Y hoy, seis años después, su anhelo de tenerla para sí se había hecho realidad y él había estropeado todo. Pero cuando se lleva tanto tiempo enamorado de una persona, soñando en secreto con tener su amor, sus sonrisas, sus besos, el terror más grande es decepcionarla. Que ironía. Y Hermione que no entendía que sus sentimientos hacía ella eran más fuertes de lo que ella creía, que debajo de todas las sonrisas y la apariencia desinteresada de Ron, el muchacho sabía que sería incapaz de vivir si un sólo día siquiera le era negado contemplar la dulce sonrisa de Hermione al decir: "Buenos días". O el brillo único de sus ojos cuando tenían clase al aire libre. O la forma en que el viento le alborotaba aún más el cabello castaño y ella intentaba aplastárselo sin conseguirlo. Tantas cosas... tantos detalles... ¿Cómo explicárselo? Cada vez que lo intentaba los malditos nervios lo traicionaban y acababa hundiendo más y más el pié en el barro
-Sigo manteniendo mi postura de que todo es una exageración tuya, Ron- opinó Aly, sentándose junto al chico en el borde de la mullida cama. Todavía traía el vestido de gala color celeste, aunque éste lucía ahora unas cuantas arrugas que no tenía al comienzo de la noche. Los tirabuzones que se había hecho en el pelo habían desaparecido por completo y su pelo rubio volvía a caer increíblemente liso. Se echó hacia atrás los mechones que se obstinaban en caerle sobre el rostro.- No pudo haber sido tan malo...- comentó, mirando fijamente al chico. Ron desvió su mirada hacia Aly, amargado. La gran cantidad de bebida que había ingerido estaba comenzando a pasar factura y creía ver estrellitas por todos lados.
-¿A qué te refieres?- preguntó entre dientes, cerrando fuertemente los párpados para disminuir la sensación de vértigo.
-Digo que el beso no puede haber sido tan malo, Ron.- explicó la rubia con delicadeza. Ron la miró con escepticismo.
-¿Qué beso?-
-El beso entre tu y Hermione, ¿que más?
-¿Quién dijo que hubo un beso, Pryor?- exclamó el chico con algo de irritación.
-¿No hubo beso?- se sorprendió ella, abriendo mucho sus ojos color miel. Ron la miró con cara de "por fin vas entendiendo" y soltó un largo suspiro.- Oh, no... ¡que mala suerte!
-No hace falta que me recuerdes lo muy amiga mía que es la mala suerte... Creo que ya le robó el lugar a Harry...
-¿Ella no quiso que la besaras?- quiso saber la rubia.
Ron se incorporó a medias, quedando apoyado sobre los codos y bajando la cabeza. El espeso flequillo rojizo le cayó sobre la cara, ligeramente ondeado.
-Yo metí la pata.- reconoció amargamente. Todavía no terminaba de aceptar su estúpido modo de proceder. Seguro que ni siquiera Harry hacía algo así en su vida y eso que Harry tenía menos delicadeza con las mujeres que Snape con los Gryffindor.
-¡Ah, vamos! ¿Qué has hecho ahora? ¿Te pescó con otra?
-No exactamente- Ron ladeó apenas la cabeza.- No supe que hacer.
-¿Eh?
-¡¡¡¡¡¡¡¡NO SÉ BESAR, PRYOR!!!!!!!!- estalló, incorporándose de golpe y porrazo.-¡¡¡¡¡ SOY UN JODIDO INÚTIL!!!!
-Mentira...- Aly sonrió con incredulidad, creyendo que todo era broma pero la mirada desesperada del pelirrojo no le dejó dudas de que hablaba en serio.
-¡¡¡¡Y PARA COLMO DE MALES, DIJE TU NOMBRE CUANDO TENÍA A HERMIONE A DOS CENTÍMETROS DE MI CARA!!!!
-¡¡¡Qué estúpido!!!- Aly lo miró horrorizada.- ¿Cómo pudiste decir mi nombre?
-Estaba pensando... en fin, ahora eso ya no importa. El punto es que ya agoté prácticamente todas mis oportunidades con ella... fue mi primer amor y ni siquiera llegamos a tener una relación...
Aly lo miró, apenada. Sabía que Ron era atropellado, que jamás lastimaría a Hermione adrede. Era tal el amor que sentía por ella que ese sentimiento lo había entorpecido más de la cuenta y temía hacer algo mal y alejarla definitivamente.
-¿Sabes, Pryor?- Ron sonrió, divertido.- Quizá debería intentarlo con Lunática Lovegood. No se lo digas a nadie, pero creo que siente algún tipo de atracción por mí... Tengo un imán para los locos.
Aly se rió con ganas al imaginarse tan extraña pareja y Ron la miró fijamente mientras ella se secaba las lágrimas provocadas por la risa. Nunca antes le había prestado atención a los rasgos de la chica, para él era simplemente Aly, la mejor amiga de Ginny. Aly, que solía pasar todos los veranos en La Madriguera. Aly, la niñita de once años con aparatos de ortodoncia y coletas con trenzas. Pero Aly ya no tenía once años y la niña sólo vivía en su recuerdo. Su amplia sonrisa hacía que se le formaran unos hoyuelos muy monos en las mejillas, y que su nariz pequeña luciera aún más pequeñita y respingona. Y sus ojos se achicaban y brillaban como dos pequeños soles. Vaya.
-Deja de decir estupideces- le pidió ella, alborotándole el cabello, pero Ron no se rió. Ella lo miró alzando una ceja.- ¿Qué estás mirando?- inquirió.
-Nada.- contestó Ron, ceñudo, preguntándose que eran todas esas apreciaciones que estaba realizando. Seguro que era culpa del alcohol.
-¿Te sientes bien?- preguntó Aly con preocupación, suponiendo que la cerveza lo tenía sumamente mareado.
-No sé - respondió, apartando la mirada de su amiga. Mierda. Veía estrellitas, su estómago estaba lleno de piedras y la risa de Aly resonaba en su cabeza de la misma manera que sus hoyuelos y sus ojitos de miel se le habían impregnado en la retina.
-¡Oh, no! ¡Iré a buscarte café a las cocinas!- decidió Aly, dispuesta a incorporarse, pero él la tomo por el brazo, deteniéndola. Ella lo miró sin entender.
-No te vayas, Al...- pidió, arrastrando las palabras con pesadez.
-Pero...- protestó ella, temiendo que fuera a desplomarse de un momento a otro.
Ron la atrajo hacia sí y la abrazó cariñosamente, apoyando la cabeza en su hombro. Aly se quedó perpleja. Ron no era muy demostrativo, por así decirlo.
-Gracias. Por todo- murmuró el chico.- No sé que haría sin tí.
-Sobrevivirías- respondió ella dulcemente, respondiéndole al abrazo. Era extraño. Nunca se habían prestado la más mínima atención, y ahora, en estas últimas semanas, lo que había surgido como una especie de ayuda había transmutado a una extraña amistad. Ron buscaba en Aly el apoyo que no podía obtener de Hermione, puesto que era la chica que le hacía perder los sentidos o de Harry, quien siempre andaba sumido en sus cavilaciones sobre lo bueno y lo malo de la fama. Y Ginny no tenía paciencia para escuchar los problemas de los demás. Por eso agradecía que Aly estuviera allí con sus consejos y su paranoia. Ron se separó apenas de la rubia y sus rostros quedaron separados por escasos centímetros. Ron tenía la desilución navegando en sus ojos castaños, pero esbozó una ligera sonrisa. Aly sintió una punzada de culpa.- Lo siento mucho, Ron. Sólo... sólo pensé que podría ayudarte, y terminé siendo la causa de todos tus problemas...
-No es tu culpa- le aseguró él, en un susurro.
-¿Quieres que...?
-No.- la voz de Ron sonó firme, segura. - Tu eres la que se está ocupando de mí mientras estoy perdidamente borracho, ¿verdad? Eso necesita un agradecimiento, Srita. Pryor.- Ron se inclinó hacia adelante y sus labios rozaron apenas los de Aly. Ella se estremeció ante el contacto y sus mejillas no tardaron en teñirse de un rojo intenso que podría rivalizar con el que ilustraba el estandarte de Gryffindor. Ron sonrió ampliamente y se dejó caer sobre la cama. Sus mejillas tambien estaban algo rosadas.
-Ron, ¿qué...- preguntó ella, parpadeando repetidamente.
-Ah, no te preocupes- Ron le dió unas palmaditas en el brazo.-
Mañana no recordaré nada de esto.- le guiñó
un ojo traviesamente y un segundo después, cayó dormido como
un niño pequeño. Aly sonrió. Tomó una manta
y cubrió al chico, que se veía tan adorable desparramado
sobre la cama. Que mal lo pasaría al despertar, pensó.
Pero todavía faltaban varias horas para eso. Decidió tomar
un baño, mientras se preguntaba con insistencia que diablos estaría
haciendo Ginny con Malfoy, ya que no le había visto el pelo en toda
la noche.
-Bien. - Draco se rio con soltura y se cruzó de brazos, luego de serenarse y analizar la situación más fríamente, tal como correspondía a un Sly.- Esto demuestra Dumbledore es un reverendo estúpido- declaró.- Saldré de aquí con un simple "alohomora".
-¡Qué chico tan inteligente!- exclamó Ginny, batiendo palmas. Draco la fulminó con la mirada.
-Dame tu varita, Weasley- ordenó secamente, mientras extendía uno de sus brazos. Ginny lo miró con desdén.
-¿Y porqué no usas la tuya, "Draco- sabelotodo- Malfoy"?- sugirió. Empleó el mismo tono pedante que el Sly solía usar.
Draco suspiró y sacudió la cabeza al tiempo que se masajeaba las sienes.
-Mira, Weasley.- dijo con suma diplomacia, llevándose una mano al pecho- Sé que a tí no te preocupa en lo más mínimo pasarte el tiempo aquí encerrada con semejante belleza (NdA: se refiere a él mismo, claro..), pero a mí, particularmente, la sóla idea de que tengamos que compartir el aire me descompone...
-¡Qué delicado!- se burló Ginny, muy ocupada mirándose las uñas de las manos. Abandonó al instante esa tarea, sus uñas eran un total desastre y mirárselas no hacía otra cosa que recordárselo. Levantó la mirada azulina.- De todas formas, ésa no fue mi pregunta, Malfoy. Sólo refuerza mi teoría de que eres corto de entendimiento.
-Y sólo refuerza mi teoría de que eres más estúpida de lo que creí.- replicó él, con sorna.- ¡No tengo mi varita, comadreja! Si la tuviera no me rebajaría a pedirte la mugrosidad que tu llamas varita.
-Oh, que pena. Aunque pensándolo bien,- Ginny abrió los ojos exageradamente y parpadeó varias veces, al tiempo que se llevaba su dedo índice a los labios.- Fue una suerte que no la tuvieras cuando "me aproveché" de tí.
-Cierra la maldita boca.- gruñó molesto.- En fin, dame tu varita, Weasley, dudo mucho que tu poca inteligencia sea capaz de utilizar un alohomora.
-Oh, claro... es un hechizo tan complicado... que sólo el gran Draco Malfoy sabe utilizar.- se burló ella, echándose el pelo llameante hacia atrás.- El caso es, Sr. inteligencia suprema, que no tengo mi varita aquí.
-¿Eres inútil o qué?- protestó él, cabreado, dándose cuenta de que su única luz de esperanza acababa de apagarse definitivamente.- ¿Porqué no llevas tu varita contigo?
-Estaba cumpliendo mi castigo en las cocinas, (cosa que, dicho sea de paso, tu también deberías haber hecho), pero dada mi escasa inteligencia no se me ocurrió que podría llegar a necesitar mi varita en caso de que los elfos, esas criaturas peligrosísimas y despiadadas se decidieran a atacarme de improviso o que el estúpido de Draco Malfoy decidiera denunciarme por acoso y Dumbledore se cabreara porque le has jodido su oportunidad con McGonagall y por consiguiente se decidiera a dejarnos a ambos aquí... - Ginny soltó una carcajada sarcástica y se dió a si misma un golpe en la frente.- ¡Qué tonta! ¿Cómo no se me ocurrió, cuando es lo más normal del mundo?
La cara de Draco fue indescriptible. Se puso lívido en cuestión de nanosegundos y tuvo que hacer uso de toda su sangre fría y pura para controlarse y no arrancarle uno a uno esos cabellos de fuego a la Gryffindor.
-¡¡¡¡Acabas de joderme mi última oportunidad!!!!- chilló furioso, dándole un puntapié a la puerta.
-¡Hey! ¡No sabía que querías una oportunidad conmigo, Malfoy!- se burló ella, lanzándole una mirada provocativa por encima del hombro.- Lo hubieras dicho...
-¡¡¡¡¡Me cortaría la mano antes de tocarte, Weasley, lo juro!!!! ¡¡¡¡Arrrggghhh!!!! ¡Ahora sabe Dios cuando volverá ese vejestorio de Dumbledore a sacarme de aquí! ¡¡Y yo no soporto más!!
-El director también tiene sus necesidades- dijo Ginny, encogiéndose de hombros con un deje de diversión.
-¡¿NECESIDADES?! ¡Es un ser prehistórico, se supone que su vida sexual ya sería prácticamente nula!- gruñó el Sly, cruzándose de brazos.
-Debe ser que tiene mucha energía- supuso la pelirroja.- o que se haya tomado alguna poción... energizante...
-Querrás decir MUCHOS litros de poción energizante- la corrigió él, con un suspiro molesto. Ginny rió apenas. Se dio vuelta dispuesta a contemplar un poco por la ventana y se llevó una sorpresa al ver que la misma estaba casi a medio metro de ella. Vaya. Ginny miró desconcertada al rubio, que le daba la espalda y luego volvió a ver el ventanal. Bueno. Debía de haber caminado mientras hablaba y no se había dado cuenta. Acarició lentamente las pesadas cortinas de terciopelo azul noche, perdiendo su mirada en la pálida luna que flotaba en el firmamento. Volvió a retomar su costumbre de caminar en círculo, pero se percató de que los círculos que trazaba eran más pequeños que los que había hecho rato antes. Frunció el ceño, confundida. Volvió a mirar la habitación con más detenimiento, pero todo seguía igual. Sin embargo, tenía un mal presentimiento agitándosele en la boca del estómago.
-Oye, Draco... - murmuró, entrecerrando los ojos.- Algo anda mal...
-¡¡¡¡Te dije que no me llames "Draco"!!!!- gritó él, volteándose hacia ella y mirándola con furia.
-¡Deja de quejarte un momento y fíjate que...
No pudo terminar la frase. Y esta vez, ambos vieron como la luz pálida que iluminaba débilmente la habitación parpadeaba durante unos momentos y presenciaron también como las paredes verdes de la habitación se movían muy sutilmente hacia adelante, reduciendo el espacio del cuarto.
-¡Ay, carajo!- exclamó él, atónito, dándose cuenta de que el cuarto debía haber hecho lo mismo mientras ellos se estaban insultando sin parar y no lo habían notado. La habitación había perdido bastante espacio y miró a la chica que tenía cara de terror.
-¿Y ahora qué?- chilló ella con un hilo de voz, asustada. Dio unos pasos hacia adelante, pero se detuvo en seco. No. No podía abrazar a Draco y esperar que el la protegiera y le asegurara que todo iba a estar bien... Sacudió la cabeza con energía y se ordenó a si misma mantener la compostura.
-¿Qué diablos es este lugar?- inquirió el Sly, caminando nerviosamente y palpando las paredes con insistencia, buscando alguna clase de mecanismo que hubiera sido activado. Pero no había nada y aquello parecía sólamente magia. Pero si el cuarto seguía reduciéndose corrían peligro de morir aplastados.
-¡Haz algo, Draco!- pidió Ginny con voz temblorosa, retorciéndose las manos con nerviosismo.
-¡¡¡Comadreja, no te pongas a llorar!!!
-¡¡No voy a llorar, estúpido!!
-No parecía eso...- replicó él, burlón. Y para su horror, esta vez fueron las paredes de color rojo las que se movieron. - Hay que hacer algo, y rápido- exclamó Draco, devanándose los sesos intentando descifrar porqué el cuarto obraba de aquella manera. Ginny sintió que un escalofrío le bajaba por la columna al darse cuenta del reducido espacio que quedaba ya. Si estiraba un brazo podía acariciar con las yemas de los dedos la espalda de Draco.
-¿Cómo saldremos de aquí?- preguntó Ginny, acercándose a él. El rubio la miró de reojo, y se dio cuenta de que estaba tan desconcertado como ella, aunque intentaba mantener su imagen fría y distante.
-¿Me ves cara de adivino, Weasley?- dijo con impaciencia.- Sé tan poco como tú.
-¡¡No quiero morir aquí!!- exclamó Ginny con desesperación, clavando con insistencia su mirada azul sobre el chico. ¿¿Porqué demonios Draco no podía abrazarla y tranquilizarla, como un caballero protector?? Por el contrario, parecía muy interesado en la pared mientras ella comenzaba a ahogarse.- ¡¡Me voy a morir aquí!!- protestó Ginny nuevamente, cruzándose de brazos y dando golpecitos con el pie.
-¡¡¡¡Ahhh, la señorita no quiere morir aquí!!!!!- ironizó el Slytherin imitando bastante acertadamente la voz de Ginny. Entrecerró los ojos y le envió una mirada asesina, típicamente Malfoy.- ¡¡¡¡¡ Para que sepas, yo tampoco estoy muy feliz con la asquerosa perspectiva de que seas la última persona que veré en mi vida, estúpida!!!!
Ginny tenía una respuesta mordaz en la punta de la lengua, lista para replicar a las palabras de Draco cuando la bendita habitación se redujo un nuevamente, dejándolos anonadados y limitando el espacio al punto de que no podían moverse sin rozarse alguna parte del cuerpo.
-Soy claustrofóbica...- informó Ginny con rapidez, intentando no sonrojarse ante la cercanía con el esbelto cuerpo del Slytherin y esos ojos turbios. La ventana que antes estaba en el otro costado de la habitación ahora aparecía prácticamente pegada a uno de los costados de Ginny.
-No sé dar respiración boca a boca, asi que si te desmayas, ahí te quedas- soltó Draco, sin mirarla. Su vista estaba clavada en el extraño edredón blanco con corazones. ¿Para qué serviría?
-Siempre hay una primera vez para aprender- dijo ella distraídamente, pero un segundo después sintió la mirada irritada del rubio sobre ella. Sonrió divertida. Bien. No le había gustado la sugerencia.
-No estoy deseoso de aprender primeros auxilios, Weasley. Quiero salir de este embrollo cuanto antes. No creo que pueda soportar tu cuerpo pegado al mío...
A Ginny la idea estaba lejos de disgustarla o molestarla, únicamente alguien insano sería incapaz de rechazar la por demás tentadora oferta de pasar unos encantadores momentos empalagándose del esculpido cuerpo de Draco Malfoy. Sintiendo su aroma, su cabello de seda, sus brazos fuertes y fibrosos, esos labios ligeramente llenos y provocadores, capaces tanto de insultar como de hacer perder la cordura a aquellas inocentes que, como ella, caían encandiladas bajo su hipnotismo. Desvió la mirada a un lado, azorada, cuando se percató de que sus ojos parecían haber tomado vida propia y bailoteaban provocativamente por el torso semi- desnudo del rubio y amenazaban con curiosear por zonas prohibidas y al mismo tiempo, atrayentes. No. No. No. Era estúpido estar pensando en eso cuando corrían riesgo de morir aplastados por la extraña habitación. Se ordenó pensar en otra cosa, por ejemplo... ¡qué linda noche hacía ahí fuera! Era tan romántico, la luz de la luna, las praderas bañadas en plata...
No, definitivamente pensar en eso no ayudaba tampoco, sólo le daban más ganas de arrastrar al rubito a los jardines y cometer locuras sin su consentimiento. Levantó la vista al techo. Por dios, Merlín, quítame todos estos pensamientos impuros de mi cabeza, por favor... La negrura insondable del techo estaba surcada por líneas doradas. Sí. Doradas como el cabello de Draco a la luz del atardecer...
¡Ah, vamos! ¿Desde cuándo Malfoy se había vuelto tan esencial en su vida, eh? ¡Hacía sólo cuatro semanas atrás eran rivales declarados y hoy por hoy su mentecita loca la incitaba a imaginarse al Slytherin en las situaciones más cursis posibles! ¡Qué bajo había caído!
Pero no pudo seguir con su despliegue ya habitual de neurósis porque acababa de descubrir un pequeño detalle. Aguzó la vista, deseando poder distinguir con más claridad, pero pese a su intento no le fue posible dado a la altura.
-Draco...- llamó, aún con la mirada fija en el techo. Él resopló con impaciencia y volvió a repetir molesto: "no me llames Draco, comadreja, ¿tu cerebro tiene problemas para retener información? ¡Ya te lo dije diez veces al menos!", pero ella lo calló bruscamente y le señaló el techo.
-¿Qué te pasa ahora? ¿Te gusta la decoración?
-¿¡No seas idiota, quieres!?- se irritó ella.- ¿ves esos surcos dorados ahí arriba?
-¿Y que hay con ellos?- inquirió, sin ver a dónde quería llegar ella.
-Creo que son letras- anunció lentamente. Draco enarcó una ceja, sorprendido ante el descubrimiento de la chica. ¡La Weasley no era tan inútil como pensaba! Si... ahora que miraba bien, aquello que había allá arriba era una especie de párrafo pequeño. Demasiado pequeño, porque por más que él solía jactarse de su visión de águila fue incapaz de distinguir con claridad las palabras.
-El que hizo esta habitación tuvo un pésimo sentido de practicidad- determinó él, aún haciendo esfuerzos por leer lo escrito.- ¿Sabes qué? Quizá no sea nada importante, quizá sólo sea un poema que Dumbledore le compuso a su Minnie...
-¿Y si es la clave para salir de este lugar?
Draco no respondió, pero frunció el ceño, pensativo. ¿Y si la pelirroja estaba en lo cierto? ¿Y si no se trataba únicamente de un poema estúpido? Igualmente, tampoco había forma alguna de llegar a esa altura para descifrar el secreto. Allí no había nada a lo que pudieran encaramarse.
-No hay manera de averigüarlo- suspiró él. La curiosidad le picaba insistentemente, pero debía resignarse y rogar que la bendita habitación no decidiera cerrarse más, aunque aún no comprendía el motivo por el que esto sucedía.
-Tiene que haber algo- insistió Ginny, no decidida a darse por vencida.- Tiene que haber una forma- se concentró con todas sus fuerzas, mirando cada detalle del lugar, pero las paredes eran asombrosamente lisas. Aquel cuartucho pequeño la hizo recordar una vez que, siendo pequeña, los gemelos se habían disfrazados de un espantoso fantasma y la habían aterrorizado hasta conseguir que se escondiera en el diminuto armario que su madre utilizaba para guardar los elementos de limpieza. Sacudió la cabeza. Ahora mismo no necesitaba ponerse a rememorar su infancia. ¡Un momento! ¡Fred y George! Cuando sus hermanos se disfrazaban, uno de ellos se subía sobre los hombros del otro y así lograban el efecto de medir al menos dos metros de altura. ¿Y si Draco y ella...? Miró al rubio con renovada esperanza, aunque dudaba mucho que éste fuera a aceptar.
-Draco...
-Sí. Definitivamente tu cerebro es prácticamente nulo en lo que a la retención de información se refiere...
-Deja las tonterías de lado por un momento- pidió Ginny, mirándolo con un extraño brillo en sus ojos azules. Él suspiró desganado y la miró con desdén.- Ya sé cómo podemos leer eso...
Procedió a explicarle su idea y a medida que avanzaba la cara del chico fue pasando por una pasmosidad indescriptible hasta llegar a aquella expresión que parecía indicar que la creía loca y delirante.
-¡Weasley! ¡Sé que estás desesperada por echarme las manos encima, pero al menos invéntate una solución mínimamente decente y, a poder ser, donde no tengamos contacto alguno!
-Tsk. Sabía que no ibas a aceptar- Ginny volvió la cabeza a un lado y se cruzó de brazos con pesadez. Draco la miró con incredulidad.
-¿Es que en algún momento llegaste a creer que sí lo haría? ¡Tu cerebro está más mal de lo que creí!- una sonrisa torcida adornó su rostro pálido y contempló a la chica con soberbia, aunque ella no daba señales de prestarle atención alguna. Impulsado por su vena maligna, continuó hablando a diestra y siniestra sobre las pocas cualidades de la materia gris de la menor de los Weasley.
-¿Sabes una cosa, ególatra del demonio?- siseó ella, dándose vuelta bruscamente e interrumpiendo a Draco en su perorata de insultos. Clavó su dedo índice acusadoramente en el pecho de Draco, quien la miró descondertado. Lo había tomado por completa sorpresa.- ¡¡Me importa un rábano si puedo manosearte o no, te crees el ser más espectacular del universo y sólo eres un niñito necio con ínfulas demasiado grandes para el cerebro de mosquito que tienes ahí arriba, debajo de toda esa pelambrera oxigenada - él la miró con horror cuando ella atacó a su cabello. ¿cómo se atevía a calificar a su excepcional cabellera con la palabra pelambrera y, además, a insinuar que no era 100% natural? Ginny continuó, pasando por alto los peligrosos destellos de ira en los ojos grises. El Sly había colmado su paciencia y sólo sentía ganas de gritar.- Y no, M-A-L-F-O-Y, aún no llegué al punto en que estoy tan desesperada que sólo podría importarme ése... - enarcó una ceja confundida.- bueno, ése cuerpo tuyo que tienes y no lo estúpido e irritante que puedes llegar a ser!! ¡¡Y lo que propuse, reverendo cabeza de chorlito, fue porque pensé que, como yo, tendrías deseos de salir de este horroroso lugar y no porque sintiera que no podía vivir sin tirarme sobre tí como hacen todas esas ligeritas de cascos con las que sueles andar!!
Draco se quedó perplejo unos segundos intentando encajar todas las palabras que tan amablemente le había dedicado la pelirroja. La lluvia de insultos subidos de tono lo había tomado desprevenido y ahora, mientras repasaba fríamente todo lo que la Gryffindor acababa de decir, se obligó a contar hasta diez para moderar su genio explosivo.
Y realmente, no acababa de entender porque buscaba moderar su carácter y no se decantaba, simplemente, por pegarle un par de sacudidas a la Weasley para ponerla en su lugar. Tuvo que recordarse que él era un caballero y que no era bien visto que maltratara a una dama. Claro que a la Weasley tampoco se la podría considerar como una dama, en vista de su amplio vocabulario y sus modales sin refinamiento. Su entrecejó se arrugó con irritación mientras miraba a la muchacha, cuyo pecho aún subía y bajaba violentamente después de los gritos que había soltado. Sí. Era cierto. Tenía ganas de salir de allí, pero ¿cargar a la Weasley sobre sus hombros? Debería bañarse en un litro de desinfectante luego...
Miró el reloj que llevaba en la muñeca, una preciosa creación regalo de Blaise, y las agujas indicaban que pasaban ya las tres de la mañana. ¿Había transcurrido tanto tiempo? Dentro de unas horas amanecería y, si Dios estaba de su parte, el pequeño festín de Dumbledore llegaría a su fin y vendría a liberarlos. Pero... ¿y si no lo hacía y tenía que quedarse encerrado por tiempo indefinido con la Gryffindor?
La sola idea le provocó dolor de estómago y antes de detenerse a pensarlo y repensarlo, Draco decidió pasar a la acción. Era la mejor solución de momento. Haciendo uso de una destreza casi inhabitual en él, que solía moverse siempre con movimientos ceremoniosos y calculados, cerró sus manos firmemente alrededor de la cintura de la chica y la volteó con facilidad, de manera que quedó de espaldas a él.
-¡¡¡Malfoy!!!- chilló ella, buscando zafarse desesperadamente, incómoda ante el repentino contacto.- ¿Qué diablos haces?
No le contestó. Volvió a cerrar sus manos en la fina cintura de ella y un segundo después Ginny vio con sorpresa como sus pies se despegaban del suelo y Draco la alzaba con facilidad hasta sentarla sobre sus hombros. Ginny quiso decir algo, pero las palabras no salieron. Ay, mierda. ¡Estaba sentada sobre los hombros de Draco Malfoy! Podía contemplar con toda claridad la espléndida cabellera marfileña que tenía entre sus piernas. (NdA: Si, lo sé, la frasecita en sí lleva inequívocamente a pensar en otra cosa... ¡pero no lo es! ) Draco suspiró, retiró sus manos de la cintura de ella y procedió a posarlas sobre las rodillas, sosteniéndola.
-Carajo, Weasley, pesas una tonelada...
-¡Malfoy!- exclamó ella indignada por el comentario.- ¡No seré un esqueleto ambulante como tus amiguitas, pero no peso una tonelada, imbécil!
-No pesarás una tonelada, pero debes andar por ahí cerca...- se rió él, volteando apenas la cabeza y mirándola.- Le pediré a Pansy que te dé alguna dieta.
-¡¡Ni te molestes!!
-Como quieras - dijo Draco con desinterés.- Allá tú con tu exceso de grasa...
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡DRACO!!!!!!!!- aulló. Sintió un impulso repentino de jalar con todas sus fuerzas las hebras del cabello de Draco, pero no lo hizo. El rubio hubiera sido capaz de soltarla y que se diera de bruces en el piso.- ¡¡¡No tengo exceso de grasa!!! ¡Tengo un peso saludable!
-Ya, Weasley. Si tú quieres convertirte en pariente de Crabbe o Goyle, ese es tu problema...- la interrumpió con todo descaro.- Ahora hay cosas más importantes que discutir tu semejanza con una esfera, así que, ya que estás ahí arriba, ¿puedes hacer el bendito esfuerzo de leer el techo? Tengo miedo de que se me quiebre la columna vertebral si permaneces mucho tiempo sobre mis hombros...
Estúpido, estúpido, estúpido. Ah... ojalá no se sintiera tan... bien.... sobre esos hombros esbeltos y tuviera la fuerza de voluntad suficiente para ahorcarlo. De mala gana, Ginny elevó la vista al techo y esta vez, las palabras fueron visibles.
-¿Y, Weasley? ¿Puedes ver que dice o tu vista anda tan mal como tu cerebro?
-¡Deja de decir estupideces o voy a dejarte calvo, Draco Malfoy!- le espetó, dándole un golpe en la cabeza. Él protestó y amenazó con soltarla.
-Escucha esto- dijo Ginny, confundida. Recitó:- "quartus sensibilis: Como un galleon, como un juego de ajedrez, cara y seca, blanco y negro; las damas primero, los caballeros después, y el temperamento marcará el compás. Ámense, y el mundo será suyo. Odiénse, y ese mismo odio los destruirá" ¿Qué diablos es esto? ¿Entiendes algo?- bajó la mirada, buscando a Draco, pero no podía verle la expresión.- ¿Draco?
-"quartus sensibilis"- repitió para sí, en voz baja.- Es latín.
-¿latín? ¡Yo no sé una sola palabra en latín!- se desesperanzó Ginny.
-Que tu seas una inculta no significa que yo también lo sea.- dijo Draco con superioridad. Desde pequeño, sus padres le habían brindado una magnífica educación que ahora agradecía. Ignoró el gruñido molesto de la pelirroja y continuó:- Significa "cuarto- sensible"
-¿Sensible a qué?
-¡Estoy pensando, Weasley! ¡Si me interrumpes cada dos segundos no puedo descifrar el resto!
-Oh, perdón gran sabio.- se burló Ginny, rodando los ojos. Mientras Draco permanecía sumido en sus pensamientos, Ginny repasó una y otra vez el poema escrito, la clave que deberían descifrar para salir de allí. Y entonces, así de la nada, sin tener la gran culturización de la que Draco se jactaba dio con la respuesta. Y era bastante simple. Una sonrisa traviesa surcó sus labios, curvándolos apenas.
-Hey, Draco- pidió con suavidad.- Bájame de aquí...
-¡Ya era hora!- apremió él, alegre.- Ya me duele la espalda de tener tanto tiempo tu culo pesado sobre mis hombros...
-¡Deja de insultarme!- ordenó Ginny con firmeza. Draco asintió de mala gana y, volviendo a tomar la figura menudita de Ginny por la cintura, repitió el procedimiento que había realizado momentos antes hasta depositarla en el suelo. Ella se volteó en cuanto sus pies tocaron tierra firme.
-¡Hey!- exclamó él.
Sus cuerpos habían quedado uno frente al otro y el aire que había entre ambos había desaparecido. Los ojos grises de Draco se abrieron con sorpresa y, sin embargo, no hizo ademán de separarse. Sin entender porqué, el corazón le latía algo más deprisa de lo habitual y le devolvía la mirada, ceñudo, a aquel par de ojitos azules que lo miraban tan fijamente. Todavía tenía su mano en la cintura de ella y, para su disgusto, comprobó que la Weasley no tenía ni un gramo de más, como él había asegurado. Ginny se sintió desfallecer, pero por alguna fuerza misteriosa, no lo hizo. Ahí estaba Draco Malfoy, tan imponente como siempre, mirándola confundido, con los labios entreabiertos por la sorpresa y los ojos grises más claros que nunca. El fuerte aroma de colonia de él se le metió por la nariz y la hizo estremecerse. Mierda. Un sinfín de sentimientos le estallaron dentro de sí, como un remolino multicolor, que impedía que su cerebro pensara correctamente. Sí tan sólo fuera tan simple como dejarse llevar...
-Bésame...
-¡¡¿¿QUÉ??!!
-Bésame, Draco...- pidió Ginny con voz soñadora, incapaz de seguir de pie si él no la sujetaba y unía sus labios con los suyos. Se sentía mareada, la urgencia del contacto era casi una necesidad física.
-¡Estás loca!- dijo él con voz queda.- ¡No voy a besarte!
-¡Ya sé como saldremos de aquí, sólo bésame!
-¡Ja! ¡No soy tan tonto como para caer en tus jueguitos estúpidos!- Draco se movió hacia atrás, lentamente, pero Ginny no le quitó los ojos de encima.- ¡Sólo quieres manosearme, enana pervertida!
Pero Ginny no estaba dispuesta a dejar que siguiera hablando tonterías. A sabiendas del riesgo que corría, tomó con ambas manos la camisa negra del rubio y lo jaló hacia sí.
-¿Qué mierd...-
La pelirroja posó sus manitas una a cada lado de la cara de Draco y lo sujetó con fuerza. Y antes de que él pudiera zafarse, se puso en puntitas de pie para alcanzar la altura del chico... y lo besó. Los brazos de Draco, que estaban listos para empujarla, cayeron laxos a los lados, y sus labios permanecieron inmóviles bajo el contacto con los de Ginny. Ella lo besó como si se le fuera la vida en ello, expresando el sinfín de sentimientos que él le despertaba en su interior, por más que sabía que el chico no iba a ser capaz de descifrarlos. Y en parte era la despedida, porque se había dado cuenta de que era una tarea imposible el lograr que el Draco real se interesara en ella. O que sintiera algo, cuando parecían ser tan diferentes, tan opuestos. Esperaba que el rubio la apartara bruscamente de un momento a otro, pero eso nunca sucedió. ¿Qué pasaba con Draco Malfoy?
Por un instante, los labios de Draco se movieron apenas, respondiendo al contacto, pero fue sólo un fugaz momento, casi una ilusión. Ginny se separó de él, retrocediendo unos pasos. Draco la miró, desorientado.
-Lo sabía- dijo ella, sonriendo ampliamente. El chico pareció salir de su estupor, de su asombro, y miró alrededor. La habitación volvía a ser del tamaño que tenía cuando Dumbledore los había encerrado y la puerta se había abierto.- Era la respuesta al acertijo- informó.
Él permaneció callado unos segundos más, y su boca se convirtió en una dura línea recta. Ginny sentía deseos de llorar, pero sonreía. Sonreía porque aún le quedaba el recuerdo de ese beso robado, y los labios calientes por la fricción. Deseó que ese calor no la abandonara nunca, aunque sabía que era inevitable, que tarde o temprano sucedería y que el beso con Draco sólo viviría en su recuerdo.
-No creas...- Draco rompió el silencio, avanzando hacia la salida parsimoniosamente.- No creas que esto terminará aquí, Weasley. Si llegas a decir una sola palabra de todo esto, te mataré.- dijo con voz extremadamente fría. El abismo había vuelto a interponerse entre ellos y esta vez, más hondo que nunca.
-Si quieres el silencio, retirarás la denuncia en mi contra- replicó la chica con convicción.
Él se encogió de hombros con ligereza y Ginny interpretó el gesto como una afirmación. El chico se detuvo en el marco de la puerta y la miró fijamente por un segundo, como si esos imperturbables ojos grises fueran capaces de ver más allá de la piel y vislumbrar el alma.
-Adiós, Draco - dijo ella, serena, resignada a verlo desaparecer. El Sly no dijo una sola palabra y, dando media vuelta, se alejó por el corredor a grandes pasos. ¡Que raro había resultado todo! Ginny suspiró, echándole un último vistazo a la habitación vacía y se decidió a abandonar el lugar. Había acabado de cerrar la puerta de madera cuando oyó pasos que se acercaban.
-¡Vaya!- Dumbledore apareció en el pasillo y sonrió al ver a la chica.- ¿Lo descifraron?
-No era tan difícil- admitió ella, sonriente.- ¿Todo era por los sentimientos, verdad? La pared roja representaba a Gryffindor, es decir a mí, y la verde a Slytherin, por consecuente, a Draco Malfoy...
-Exactamente- asintió Dumbledore, llevando las manos a los bolsillos de la bata azul que traía puesta.- Mientras se odiaran y siguieran insultándose, el espacio de la habitación se reduciría, y cuando comprendieran esto y el odio se esfumara todo volvería a la normalidad...
-¿Eso quiere decir que Draco Malfoy y yo no nos odiamos?- Ginny abrió los ojos sorprendida ante la perspectiva.
-Por lo que ha juzgado el cuarto, y déjame decirte que jamás se ha equivocado, las vibraciones que había ahí dentro no eran de odio precisamente.- Dumbledore rió por una fracción de segundo, contemplando la cara atónita de la chica.- Sino por el contrario. Debieron de haberse llevado tan bien que la habitación hasta abrió la puerta... liberándolos.
-Vaya- suspiró Ginny con voz queda. ¿Y cómo encajaba todo esto? ¿Draco no la odiaba en realidad? ¡Todo era tan confuso! Pero asímismo no quería abrigar esperanzas que luego se hicieran añicos.
-¿Y a que resolución han llegado ud. y el señor Malfoy, joven Weasley?- Dumbledore se rascó la barba.
-Creo que... el señor Malfoy me ha confundido con otra persona.- dijo al fin.
-¿Eso quiere decir que debo retirar la denuncia?- Ginny asintió lentamente y Dumbledore sonrió- Bien. Me alegro de que hayamos podido resolver el percance en tan corto tiempo. ¡Tuve alumnos encerrados ahí por lapsos de semanas!- posó una mano en el hombro de Ginny.- Será mejor que vayas a descansar, Virginia, queda poco tiempo antes de que despunte el sol.
-Sí- dijo ella, dándose cuenta de repente de lo larga y agotadora que había sido la noche.- Buenas noches, profesor Dumbledore.- se despidió amablemente y, mientras se alejaba por el corredor semi- oscuro, dado que algunas de las antorchas ya se habían consumido, su mente estaba sumida en el caos total. Su estado de ánimo había transitado por miles de sendas diferentes, y ahora se sentía exhausta, pero al mismo tiempo, un calorcito extraño ardía en su pecho y sus ojos azules tenían un brillo inusitado detrás del cansancio. Ya habría tiempo en la mañana para explicarle todo a Aly y que ésta expusiera sus teorías. Si. Ahora sólo necesitaba dormir, preferentemente, sin que sus sueños se tiñieran de gris y dorado.
Albus Dumbledore contempló risueño cómo la muchacha pelirroja se alejaba lentamente, dejándose lamer por las sombras de la oscuridad del corredor desierto. Se quedó ahí, de pie, hasta que la perdió de vista. Bien. No había sido una mala noche.
-¿Todo bien, Albus?- Minerva McGonagall apareció detrás del director enfundada en una larga bata escocesa de color rojo, con el pelo negro desparramado sobre sus hombros a falta de su habitual y severo rodete.
-Sí, sí- respondió- dándose vuelta y esbozando
una sonrisa. Su mirada clara se clavó en la ventana que había
en el corredor y que dejaba ver el firmamento aún del color de la
tinta. Su sonrisa se volvió traviesa y pasó su brazo alrededor
de la cintura de la mujer, mientras comenzaban a desandar el camino.- Oye,
Minnie, antes de que el alba despunte y nos veamos obligados a retomar
nuestra jornada habitual, ¿todavía te sientes con ánimo
para otra ronda de jueguitos?
Lo sé, lo sé!!! No lo pude evitar!!! jejejejej Es más fuerte que yo... Me da mucha risa imaginarme a Albus y a Minerva, y me da gracia ponerlos en esa situación. No se preocupen, no se me hará costumbre describir la vida ejem sexual de los profesores de Hogwarts, aunque no pueden negarme que las andanzas del par de vejestorios ha llamado la atención, ¡en casi todos los reviews me mencionan los interiores comestibles! (chicas pervertidas...)jejejee Y existen de verdad, no es invento mío.
Y acá está el capítulo 10, finalmente. No voy a ponerme a escribir excusas sobre la tardanza del mismo porque, sinceramente, no creo que a nadie le interesen. Espero, eso sí, que el capítulo haya valido al menos la espera. Hay partes en las que la narración es más que floja, pero no quería seguir postergando el cap para terminar de pulirla, así que cerré los ojos, no lo releí y así como lo acaban de leer, quedó. Sepan disculpar los errores...
Un par de aclaraciones, sólo para que no vean cosas donde no las hay (es decir, para destrozar las esperanzas de algunas jejeje):
1- Ron Weasley no se enamoró de Aly, ni ella de
él. Tengan en cuenta que el pelirrojo está borracho y la
bebida siempre hace que veamos el mundo más lindo o peor de lo que
es.
2-Draco Malfoy no descubrió, de golpe y porrazo, que
está enamorado de Ginny. Todavía la odia, a pesar de las
fluctuaciones que tuvo durante su estadía en el cuarto. Así
que no esperen que en el sig. cap aparezca con un ramo de flores diciéndole
que se dió cuenta de lo linda que es.
3-Dumbledore y McGonagall no se fueron a jugar al ajedrez, por
mucho que ustedes quisieran que fuera eso y no "otras" cosas... U
(Sorryyyyy!!!)
Y ahora sí, con ustedes, lectoras, los hermosos reviews!!
»ANGY Y MALFOY: Me alegra mucho saber que te gustó hey! a todas nos gustaría acusar a Draco, así que me temo que inevitablemente vas a tener que compartirlo con el millar de chicas enamoradas de él, jejeje. Siempre fuí demasiado imaginativa, ya desde pequeña, pero a veces mi imaginación se vuelve media... delirante... pero si a ustedes les gusta leer las locuras que escribo, yo feliz. ¡gracias por el review!
»ANVI SNAPE: ¡Que review más largo! Me encantó. El tema de Ron espero que haya quedado un poquito más claro en este capi, es que él no quería decepcionar a Hermione. Pero no lo justifico, aunque me parece adorable. En este fic, Harry tiene mucho complejo con la fama y su personalidad es un desastre y bastante sosa, pero no tengo ganas de explorar el personaje de Harry. Lo utilizo de relleno, y si al menos te hizo reír un poco, mejor que mejor! (aunque de ahí a compararse con Drakito... !) No creo que los profesores sean tan liberales, pero como este fic es humor... después de todo, ¿porqué sean mayores significa que no puedan pasársela bien? jejeje Espero que te haya gustado todo lo que pasó en la habitación (todo lo que se insultaron, mejor dicho). Draco está cabreado, no quiere hacer privaditos y no acepta dinero. Dice que él vale mucho más de lo que podamos pagarle, en cambio Blaise aceptó con gusto (siempre tan lindo el chico) así que prestá atención cuando llamen a tu puerta, que cualquier día de estos se da una vuelta por allí ¡Mil besotes y gracias por tu review! (hey! Arwen y vos ya no escribirán "Simple juego"??)
»JERU: Me alegra saber que logro mi cometido y que mis lectoras se ríen cuando leen... ¿querés probar los calzoncillos de menta con Blaise? XX jejeje Espero que te haya gustado la estadía de Ginny y Draco encerrados en ese cuarto. Te aseguro que Draco va a recordar las cosas, de ahí a que encaje bien lo que recuerda es otro asunto, pero no voy a hablar de eso ahora porque ya me ocuparé en capítulos venideros. ¿Te gusta la actitud de Gin? Es que Ginny tiene una lucha mental consigo misma, por un lado, se da cuenta de que se derrite como manteca al sol cuando está con Draco y, por el otro, quiere conservar su imagen de chica desinteresada "los- chicos- no- me - afectan- en - lo- absoluto". Y Draco es tan terco como ella. ¡¡¡Besitos!!!
»THURINGWETHIL: Hay que entender que es duro para una chica que el chico que te gusta mencione a otra después de que te declara su amor y cuando estás a punto de besarla. Pero también hay que entender que Ron no está enamorado de Aly como cree Herm, sino que no quiere decepcionarla. Todo depende de a quien quieras apoyar, jeje Me encantó la calificación que le pusiste a Pansy: "La loca del perfume" ¡bien dicho! Lo siento por si alguien le gusta Harry, en este fic el pobre tiene una personalidad penosa y 0% de autoestima. ¿Te gustó la escena de Dean? Sos la única que lo menciona jejeje... Ups! No sabía que presentar a Albus y Minnie en plan íntimo iba a despertar las pesadillas de mis lectoras... jejeje ¿tan macabro es? Espero que te haya gusta el cap, después me contas...¡¡¡¡besotes!!!! (continuá pronto "Fallen Angel stately" que me quedé super enganchada!)
»HERMIGINNY13: ¡Pobre Harry! ¡No lo quieren! En fin, no creo que Harry tenga mucho protagonismo por aquí, sólo lo pongo de relleno al pobre para que se rían un poco de sus desgracias y para no saturarlas con tanto Draco y Gin. ¿Luna? Todavía no tiene el futuro definido, consideraré tu opinión. Lo de Ron y Herm ya se verá como sigue... Sobre tu pregunta: el Draco amnésico se ha marchado definitivamente UU No va a volver... ¡pero la trama de la historia sigue, olvídense de ese Draco maravilloso y perfecto!(sé que es díficil peeero) ¡¡Gracias por el review!
»DI-MALFOY: Bueno, cuando llegues por aquí leerás la respuesta a tu review De el segundo capítulo para acá pasaron muchas cosas, así que espero que te hayan gustado, luego me cuentas! ¡¡beeeeesos y grx por leer!!
»PILIKA- LASTHOPE: Lo admito, mirar a Albus con intermitentes no es una idea... agradable, pero hay que reconocer que causa gracia! (además de que parece estar al día con toda la clase de chuchería erótica). Quedate tranquila, no va a haber acción muy fuerte entre los protagonistas, el fic va a seguir en la misma línea que ahora, aunque eso sí suelo incluir chistecitos de tendencia sexual o algún que otro comentario pero de ahí no pasa. Sobre lo del plan de Draco, ya se verá, no puedo decir nada! ¡besitos!
»YRE: me encanta que te encante! Bueno, acá está el capítulo, espero que la desesperación haya desaparecido un pokitito así aunque sea... ¡¡nos leemos!!
»TEFI: Hay que entender que Draco, por el momento, está hecho un revoltijo de emociones. No todos los días uno se besa con su enemigo o anda haciendo estriptís por ahí. Si Draco sentirá algo por Ginny, ya se verá, a seguir leyendo! Muchas gracias por tus comentarios. ¡¡besitos!!
»LUCIANA: holitAs!! Me reí mucho con tu review jejeje. Bueno, depende de como lo mires, podés decir si la estadía de Draco y Ginny fue gratificante. (la pelirroja, al menos, se atrevió a robarle un beso) Sí, Harry necesita "mucha" acción en su vida, pero por el momento no tengo ganas de proporcionársela jejeje (sí, lo estoy castigando por todos los años de ignorancia a Ginny) Ron y Herm... bueno, ya veré como sigue todo ese lío que estoy armando, porque su historia la voy escribiendo sobre la marcha... UU La inspiración va y viene... pero juro que no tengo tiempo para poder acortar la espera por los caps... ¡¡gracias por tu review!!
»DIANEBLACK: Gracias por tus elogios, me alegra que te guste mi forma de narrar. Acá está el capítulo que pedís, espero que te guste como los otros! ¡besos!
»SABINA EVANS: HoLiTaS!!! Bien, cuando decidí dejarlos encerrados, no lo hice porque pensé que fuera una idea original, de verdad. Ya he leído miles de fics en los cuales los protagonistas se quedan encerrados en cuartos, armarios y hasta baúles. Lo que sí hice, para darle un toque distinto fue inventarme toda esa tontería del cuarto que responde a los sentimientos de ellos. Todavía no leí ese fic que me recomendás, no soy muy buena leyendo en inglés y cuando tenga tiempo para sentarme con el diccionario en mano, lo haré. ¡A veces me da bronca, con tantos fic buenos que hay en ese idioma! Siento no poder actualizar más seguido, al menos intento hacer los capítulos más largos que cuando los publicaba puntualmente cada semana. Que bien que te reís con el fic, logro mi cometido!! Y ahora... ¿cómo es eso de que vas a tomar cosas de mi fic para tu vida cotidiana? A mi no me importa en lo absoluto, pero no sé hasta que punto sea saludable para tu salud tomar consejos de las locuras que escribo, jejeje... ¡¡Nos leemos prontito!! (¿cómo me va a aburrir tu review? ¡no digas tonterías! )
»ABIN: Que bien que te hayan gustado los capítulos, siento que te haya resultado asqueroso lo de Minnie y Albus, pero no me pude resistir a ponerlo, a mi me parece divertido... (si, soy retorcida, ¿y qué?) ¡¡Gracias por el review!!
»HITOMIFELTON: Espero que tu salud cardíaca este bien y que hayas podido leer este capítulo. Y si lo haces, dejame un review para saber que seguís bien jejeje ¡besos!
»BMALFOY: Gracias por tus comentarios, espero que te guste el cap!!!
»TAEKO: No hay problema con que me hayas agregado al msn, siempre digo que pueden hacerlo. Espero que algún día tengamos la oportunidad de charlar un rato por allí. UU ¿te enojaste con Draco? ¡El pobre estaba molesto! Y bueno, lo de Albus y Minerva, sin comentarios jejeje... Espero que te guste como va siguiendo... ¡besos!
»JENNY POTTER BLACK MALFOY WEASLEY: ¡Chica, cuanto apellido! U Gracias por considerar excelente el fic, no será la octava maravilla del mundo, pero si decís que te gusta, yo feliz! ¡¡¡¡besitos!!!
»GLIZ: Acá tenes la continuación. Si querés ahorrarte el trabajo de entrar todos los días (considerando que tardo en actualizar), te puedo agregar a la mailing list y te mando un mail avisando cuando subo capítulo nuevo. Eso, claro, si querés. ¡¡nos leemos!!
»ANALÍA: Sí, el capítulo anterior fue largo, y este también, pero considerando todo el tiempo que pasa entre que publico uno y otro es lo menos que puedo hacer. Es horrible esperar como un mes por un capítulo de míseras diez hojas. En este cap hay más Draco - Ginny, espero que te haya gustado... ¡besitos!
»LOKILLA: Gracias por tus comentarios sobre el fic, los aprecio mucho. Y acá te estoy respondiendo el review, pero ¿vos querías que te escriba un mail? (y no te preocupes, no voy a divulgar tu mail por ningún lado, aunque aviso que cuando firmaste el review y pusiste tu dirección, esta queda visible para todos los que entran a leer los revis) Y Ginny, bueno, ya se verá como sigue... si se deprime o se pone en pie de guerra jjejeje Grax por tus felicitaciones.!!!
SEGUNDO REVIEW: No es bueno obsesionarse con mis tonterías... pero en fin, acá está el capí!!
»MAGIA: Lindo nick Es un honor ser la primera persona a la que le dejás review ¡gracias! Y que no te maten los nervios, que acá está el capítulo 10... ¡espero que te guste!
»GIN-YNIA: Ya habrás leído todo lo que pasó con D y G en una habitación durante la noche (¿qué? ¿que esperabas más romance? ¡Es que Draco está nojadito!) espero que me cuentes que te pareció ¡besitos!
»LOXMELYANNAXOL: ¿Te imprimiste el fic con lo largo que es? XX Ojalá esa desesperación se vaya cuando estés leyendo esto y hayas terminado este larguísimo capítulo... ¡gracias por desearme suerte e inspiración! jejeje
»VANESA: ¿Ya te saciaste la curiosidad? Espero que sí No te preocupes, continuaré el fic y todavía tengo varios ases bajo la manga, aunque me temo que los capítulos tardarán unas semanillas entre uno y otro... ¡besos y grax por tan lindo revi!
»DANIELA: Gracias por tus felicitaciones, desde ya! No tengo una fecha exacta para poner los capis, cuando salen y estoy medianamente conforme, los publico... ¡besos!
»THECRAZYGIRLFORDRACOGINNY: Lo que se dice un nick cortito jejeje Tengo que decirte que cuando acabé de leer tu review, llamé a los de San Mungo para que te vayan a hacer una visita, así que si ves unos hombres de blanco llamando a tu puerta, que sepas que los envié yo para que no cumplieras tu amenaza jjejeeje Es un halago que me consideres la mejor escritora de D Y G aunque hay muchos fics mejores que este. UU Como suelo decir, cada autora tiene su estilo... ¡¡besos y que estés bien!! (a propósito, tuve que contratar unos guardias de seguridad por eso de amenazar con venir a llevarme contigo para saltar amablemente del séptimo piso de algún edificio... jejeje)
»IMPOSSIBLES: Lo admito, no es muy sano leerse todo lo que escribo en un par de horas... UU jejeje, pero si te gustó, no puedo hacer nada, aunque estás advertida... jjj Espero que te haya gustado todo lo que hicieron y no hicieron en la habitación... ¡¡nos leemos!! (y sí, Dumbledore tan viejito y aún....)
»KAIRI AKADE: Es la primera vez que me dicen que mi fic es todo un show! jejeje ¿Tengo futuro como comediante? Sé lo que es reirse sola delante de la pantalla, siempre lo hago y todos en mi casa me miran como si fuera de otro planeta, pero es que no lo puedo evitar!! Cuando leo un fic humorístico o una frase bien puesta, me agarra la risa histérica... ¿Te gustaba el Draco amnésico? Mala suerte para vos! Se agotó el stock! UU (y no lo fabrican más... aunque si hicieran una junta de firmas, quizá se reconsideraría...) ¡¡Otro saludito!! (vos firmaste: "saludito" y de ahí mi tonta contestación... es que pasa tanto tiempo desde que dejás el review a que yo publique que quizá, mejor dicho, lo más seguro es que ni recuerdes lo que ponés en el revi)
»CONI LOVEGOOD: Heys! lamento traumarte con la vida íntima del pobre Albus... Gracias por tus bonitos comentarios acerca de mis escritos, es muy lindo saber que gusta... Te hice caso y me apuré un poco... ahora... ¿qué te pareció el cap? ¡¡¡besos!!!
»LADYVEGA: Y... por ahí arriba está lo que sucedió en el cuarto... ¡¡Que bien que te gustó la faceta picante de Dumbledore!! A mi me encanta jejeje...Me gustó tu última frase "se buena y no te demores, acuérdate de nosotras por piedad" Iba a tardarme un poco más, pero me hiciste cambiar de opinión y pensar en las pobres lectoras que se desilusionan cuando abren fanfiction y no ven la actualización de este fic... (waaaa!! ni que fuera tan importante!! hay mucho para leer!) Gracias por leer y por tu review, ¡besitos!
»ERI: No hay porqué agradecer, no me cuesta nada responder el mail Me alegro que te hayas podido poner al día con la historia y que además te haya gustado. Espero seguir viéndote por acá... ¡¡besos!!
¡Y eso es todo! ¡Cuántos reviews! Les agradezco infinitamente todo el apoyo y las lindas palabras que me dejan... Y ahora, antes de dejarlas tranquilas para que vayan a pulsar el botoncito ahí debajo y dejarme review (porque iban a hacer eso, no? jejej) unas últimas palabras:
A este fic le falta un poquitito de nada para llegar a los 200 reviews (que emoción!!). He leído miles de fics y ví que en muchos casos las autoras cuando llegan a los doscientos reviews hacen un fic o one- shot a pedido de la persona que estrena el flamante número 200 al dejar sus comentarios. Lo admito, pensé en hacer lo mismo, pero llegué a la conclusión de que me parecía una idea egoísta. ¿Porqué? Precisamente porque no es una sola persona la que llevó a que el fic tuviera tantos reviews, y entonces ¿qué hay con todos los demás? No podría ponerme a hacer one- shots para todas y cada una de las lectoras, me volvería loca y no acabaría jamás. Lo que les propongo entonces, es que me sugieran parejas. Haré un fic dedicado a todas con la pareja que obtenga más votos... Me pareció la mejor idea para intentar agradecerles a todas por su apoyo y no únicamente a una sola persona...
Y ahora sí, me despido... ¡nos leemos!
AIRILEE
PD: ¡No se vayan sin dejar review! (y digan su pareja preferida,
pliss)
