Hola gente... estoy un poco triste con lo que se refiere a esta historia... por que pokita gente la lee... y yo tenía mucho entusiasmo con ella xq me parecía mu... weno que en realidad tenía de todo... tendré que cambiar el summery o algo para que la gente piense que habla de lily o james, o Hermione draco (que al parecer lo de siempre parece que enknta...!!) así que ya veré lo que hago... tendré que dedikr mi tiempo de estudio a esto...!! (a xq yo estudio?) A lo que iba a cnt al unico review!!!
Synn: Yo a ti te tendría que meter en alguna historia, xq con lo mucho que "me sigues"... algo te merecerás!!! Bueno pues sí Sirius en brebes demostrará que es un Gryffindor y un wapisimo adolescente!! Y aunque lo que es la iniciación no habla mucho de ella... en este kpi se ve cmo Evelyn se prepara pa mortífiga! Besines amor!!
5. CARTA
Aquella mañana de marzo fue un espanto. Creo que fui la primera y la única que me di cuenta. Yo me desperté como cualquier otra mañana, desayuné delante de la TV y ahí fue cuando me di cuenta: en Madrid un tren había estallado matando a mucha de la gente que se encontraba dentro. Fui corriendo a mi oficina y saqué la carta que había publicado hacía ya tres días. Volví a leer el primer párrafo. Ahí lo decía bien claro. Encendí la TV. Decían que había sido un grupo terrorista del norte de España. Estaba segura de que no, en algunas otras cadenas decían que había sido la misma persona que había hecho que las torres gemelas se derrumbaran. "Bueno, hoy no tengo mucho tiempo, tengo trabajo con los mortífagos y... bueno ya te enterarás por los periódicos..." Los mortífagos habían sido los que habían hecho eso. ¿Por qué? ¿Quién había en aquél tren a quien quisieran matar? No podía hacer nada. No sabía a quien acudir, y... me sentí perdida. Nunca me había caracterizado eso de ser fuerte, ni valiente. Lo único que tenía yo era poca cabeza y hacía las cosas antes de pensar. Sólo podía mirar aquella pantalla en la sala de cafés, donde todos los periodistas mirábamos la TV atónitos. No podía quedarme allí, tenía que hacer algo, conseguir información de por qué. Saber por qué, pero no los hecho políticos muggles, quería saber qué había pasado de verdad, la verdad de los brujos.
Había pasado por mi casa a coger el primer libro de Harry Potter, era el único que explicaba con alguna claridad dónde se encontraba en callejón Diagón. Y me daba igual cómo, pero lo iba a encontrar.
Me subí en el metro... tantas estaciones... no la podía recorrer una por una... tenía que ir descartándolas... Me senté en frente del cartelito en el que aparecían todas las paradas y las apunté. Fui descartando las paradas de las afueras. Las que tenia dudas no las que quitaba pero las que sabía que no tenían tiendas en sus alrededores las quitaba también. Finalmente me quedaron unas diez. Una por una me bajé en todas y recorrí 1 km a la redonda. Cuando estaba en la sexta parada de mi lista. Decidí hacer una pausa y comer algo. Comí en un restaurante italiano a eso de las dos de la tarde, todo el mundo se había ido y era la única que estaba comiendo a esa hora tan tardía. Estaba comiendo en una terracita, abrí el libro de Harry Potter y localicé el sitio en el que se tenía que encontrar "El caldero Chorreante". ¡Buf, estaba perdida! Nunca lo encontraría. Poco después trajeron la cuenta, pagué y me fui. Crucé la calle y miré el pequeño restaurante en el que había comido, a su lado había una gran librería, y a su otro lado una tienda de música. Mi cerebro se bloqueó. Volví a leer el libro, aquel pequeño párrafo. ¡¡Era allí!! Estaba enfrente del caldero chorreante. Crucé la acera, bueno, se suponía que... allí se tendría que encontrar, pero no había nada. Miré los números de los lados y los de enfrente, el que faltaba era el quince. ¿Y si hacía como que iba a entrar, como si yo viera el "El Caldero Chorreante"? Me dirigí hacia lo que parecía un muro. Quizá tuviera el mismo conjuro que la estación de King Cross. Cerré los ojos directa a la pared. Cuando los volví a abrir, estaba allí. ¡¡"El caldero chorreante" se encontraba allí frente a mis narices!! No me lo podía creer. Iba a ser una de las primeras cosas mágicas a las que iba a entrar.
- Buenos días, señorita. – Dijo el hombre de la barra: Tom. No era para nada como me lo imaginaba, no era tan viejo como decía el libro.
- Buenos días Tom.
- ¿La conozco? ¿Usted no es de Inglaterra verdad? Conozco a cualquier persona que entra o sale por aquí.
- Pues... vengo de Irlanda. – Fue lo primero que se me ocurrió.
- Ah... - se agachó cogió un baso y empezó a frotarlo.
- Esto... ¿me podría indicar la entrada al callejón Diagón?
- ¡¡Faltaría más!!
Recé (aunque sea atea) para que él abriera la puerta, pero por desgracia no lo hizo. ¿Cómo explicaba yo que no tenía varita? Fue entonces cuando los ladrillos comenzaron a moverse y un grupo de niños de ocho y nueve años salió de allí, yo aproveché la situación para entrar. Todo era increíble. Mejor que en el libro. Una experiencia realmente mágica. Le pregunté a una anciana por algún lugar en el que podría encontrar "El profeta". Me miró de arriba abajo y me sonrió:
- Coge el mío muchacha, es bueno enterarse de los problemas del mundo exterior.
Le sonreí agradecida y cogí el periódico que me tendía, en primer plano salía el mismo chico que salía en las revistas muggles. Ese con el ojo morado. En enormes letras negras estaba el titular: "El sobrino de Cornelius Fudge también se hallaba en ese tren." ¿Aquél era el sobrino de ministro de magia? Pobrecito... esperaba que hubiera una solución mágica a todo aquello. En el artículo no decían mucho del por qué de aquel ataque, aunque suponían que aquello había sido una amenaza. Aunque yo estaba casi segura que había sido una amenaza al ministro, si allí se encontraba su sobrino, era que querían algo que él no quería darles y por eso, al no conseguir hacerle daño al ministro en persona, habían dado donde más dolía, es decir en la familia. Me guardé el periódico y miré a mí alrededor: Tiendas mágicas. Y como cualquier muggle haría me puse a curiosear todo, me sentía realmente una bruja ya que me sabía todos los secretos de aquél sitio. Me compré algunos caramelos (fui al banco), un libro de hechizos, un pergamino y pluma. De repente se me ocurrió una idea, era tan evidente que me dio vergüenza no haberlo pensado antes. ¿Por qué no buscaba la tienda de Fred y George? Les podría conocer... me emocioné tanto con la idea de pensarlo que empecé a dar saltitos de emoción. Algunos magos se giraron a mirarme. Pero yo sólo sonreía. Le pregunté a una mujer de unos cincuenta años, llevaba una túnica negra y parecía muy amable aunque no dejó de hablarme sobre lo malo que eran aquellas chucherías para los niños. Caminé en dirección contraria al caldero chorreante y me encontré con ella. "SORTILEGIOS WEASLEYS", decía un enorme cartel naranja. Fui a empujar la puerta cuando una niña morena de unos siete años se acercó a mí:
- Hoy es jueves, así que Fred y George no trabajan.
- Me giré y la miré:
- ¿El jueves tienen fiesta?
- Sí, se van a casa de su madre a comer con el resto de su familia.
- ¿Y tú como lo sabes? – me pregunté arrodillándome ante ella.
- Porque son amigos míos. – Dijo sonriendo.
- ¿Así que mañana estarán abiertos? – pregunté esperanzada.
- Sí. Normalmente sí.
- Gracias – dije levantándome y sonriendo.
Cuando salí del mundo mágico fui directa a casa, estaba realmente muy cansada, había sido un día agotador. Aunque antes de acostarme (pues sí, sin cenar, estaba realmente muerta) decidí escribirle a Eve todo lo que me había pasado y lo que pensaba de los mortífagos. Evelyn se estaba contradiciendo, en principio las cartas eran para hacer creer a todo el mundo que los Slytherin no eran malos, que los mortífagos tenían sus razones de atacar etc. Así que quería una explicación.
El viernes no recibí nada, ninguna carta. El sábado tampoco, empecé a preocuparme y se lo conté a la directora del periódico:
- No lo sé querida, estará ocupada.
Gracias a dios el domingo recibí su lechuza, era muy pronto, todavía no había amanecido, pero yo me encontraba leyendo ya que no podía dormir.
Querida Sarah,
Me alegro de que a tu sobrinita Jade le hiciera mucha ilusión que la magia exista. Contestaré a algunas de las preguntas que me hicisteis, a todas no podré, algunas son muy personales...
1) Harry y Ron están en su último año en la carrera para convertirse en aurores.
2) No sé si tienen novia, aunque he oído que Ron y "Hermione" están saliendo, (son sólo rumores pero te digo lo que sé.)
3) La tienda de Fred y George es bastante famosa, muchos dicen que es mejor que Zonko (la de Hogsmade) pero yo nunca he ido así que no sabría decirte.
4) Draco está comprometido con Pansy Parkinson, así que no tienes nada que hacer... y es hijo único.
5) Creo haber contestado ya a esta pregunta.
6) Hogwarts no es tan mágico como Rowling lo pinta, bueno realmente sí es mágico, pero yo convivo con la magia desde que nací así que a mí no me parece nada del otro mundo.
7) Los profesores están bien, siguen dando clases en Hogwarts como siempre...
8) No sé quién es Lee Jordan así que siento no poder ayudarte.
9) Y no puedo decirte quién es mi hijo ya que eso es confidencial, quizá algún día te lo diga, pero de momento prefiero mantenerlo en secreto.
10) No sé si todos los libros mágicos están basados en verdades, supongo que no.
Bueno después de haber contestado a todas las preguntas me gustaría seguir contándote cómo me inicié como mortífaga. Mis padres, los de Narcisa y Bella y los de Sirius se habían ido a "divertirse". Aquella noche nos quedamos los seis solos. Black se pasaba la mayoría del tiempo en su cuarto encerrado y sin hablar con nadie. Bellatrix sí que solía estar con nosotras, pero muchas veces su novio nos daba visitas por las noches. Podía aparecerse así que había noches en las que viajaba hasta en lugar en el que estábamos. Narcisa y yo pasábamos la mayoría del tiempo estudiando los hechizos para poder servir al señor y estar a la altura de lo que él pidiera. Lo peor de todo era que no teníamos derecho a hacerlo de manera práctica así que teníamos que memorizarlo, simplemente memorizarlo. Bueno, ahora te tengo que explicar el por qué de querer hacerme mortífaga, ya que estoy segura que no lo entenderás. Mi familia desde la edad media ha odiado a los muggles. Ellos les quemaban en la hoguera por el simple hecho de temer a los brujos que se las apañaban mejor que ellos. Trataron de matarles, quemándoles, cortándoles la cabeza y un montón de atrocidades que no voy a explicar ahora. Pero los brujos empezaron a rebelarse, y aunque algunos sí que apoyaban a los muggles diciendo que era normal que se comportaran así otros empezaron a embrujarles y a tratarles de la misma manera que ellos nos habían tratado a nosotros. Mis antepasados fueron de esos. No amamos a El Señor Tenebroso, simplemente es un buen aliado para seguir, que nos da poder, y nos ayuda a llevar acabo todos nuestros planes.
Una tarde al anochecer estaba tan harta de estudiar que salí a dar una vuelta. Mientras caminaba repasaba todos los hechizos. Me senté sobre una piedra (odiaba la arena) y miré el horizonte. Me habría gustado un día poder tocar aquella línea, pero era imposible, sólo era algo óptico.
- ¿Estudiando todavía? – me giré. Ahí estaba el estúpido de Sirius. Llevaba una toalla en el hombro y un traje de baño negro y rojo.
- Ya ves.
- Yo me moriría. Y de todas formas, no estudiaría eso ya que no soy de vuestra opinión.
- ¿Te importaría irte? Incordias.
- Tranquila Evelyn.
- No me llames así, para ti soy Sandfor y encima, ¿con qué derecho me hablas cuando el curso pasado me metiste en un enorme lío? ¿Por qué vinisteis a Slytherin? ¿Estabais celosos de no estar invitados? – dije sonriendo maliciosamente.
- No. – Dijo sonriendo a su vez, no pude evitar fijarme en su cuerpo y su sonrisa, en lo perfectamente alineados que tenía los dientes y en su piel morena. ¡Qué le habría hecho si habría sido Sly! – Sólo fue por joder.
- Pues estamos muy "jodidos" con vosotros, así que ya veréis.
- Sí, bueno, bueno. ¿Te vienes al agua?
- ¿Contigo? Ni hechizada.
- Bueno... pues te llevo yo, tanto estudiar eres más fría de lo normal.
- No me dio tiempo a reaccionar ya que me cogió y tirando la toalla me llevó corriendo al frío agua de la playa.
- ¡¡BLACK TE MATO!!
- ¿Con qué hechizo piensas hacerlo princesa?
Salí del agua muy cabreada. Cada paso que daba se oía "chof, chof". Tenía mucho frío ya que las gotas que caían por mi pelo me daban la impresión de estar congeladas. Estúpido gilipollas de Sirius... Me fui directa a casa, me duché y cambié de ropa. Cuando me senté en el sofá del salón con un enorme libro de tapa negra para seguir estudiando y revisando hechizos Black volvió a aparecer:
- ¿Qué tal Eve, ya estas seca y caliente? – esto último lo dijo con rin tintín.
- Ja-ja-ja.
- ¡¡Qué secos sois los Sly!!
- Ahí había dado en el blanco, yo no era ninguna seca y no dejaba que nadie se metiera con los de mi casa.
- Bueno, pero prefiero ser Sly, antes de ser Gryffindor que sinceramente dais más pena que...
- Me giré y seguí leyendo el libro. Sabía que Sirius seguía detrás de mí. Sin moverse y mirándome.
- ¿Qué? – dije finalmente después de 3 o 4 minutos.
No dijo nada pero se acercó y me susurró al oído:
- Realmente el ser Slytherin no te da derecho a tratar a los demás como si fueran una mierda, no te da derecho a insultar a los demás, y no te creas que consigues dominar todo lo que tú quieras por que en cualquier momento podría hacerme pasar por Sly y no te darías ni cuenta. ¿Captas la idea Sandfor?
- Sí... - dije girándome y mirándole a los ojos – pero por que tú seas Gryffindor yo no tengo por qué tragarme tus pobres ideas. No tienes nada de Slytherin por que... si no habrías sido de mi casa, ¿no crees?
Salió del salón muy cabreado y yo sonreí satisfecha. El hacer que los demás me odiaran era mi especialidad y eso me encantaba.
Aquella noche no dormí bien, un montón de hechizos pasaban por mi cabeza... y un asqueroso mosquito no dejaba que durmiera bien... me desperté de golpe y me incorporé, estaba sudando. Aunque realmente no creo que los hechizos ni el mosquito fuera lo que me había despertado. Alguien estaba abriendo la puerta de mi cuarto, muy despacio, para que no lo notara. Y no lo habría hecho si no llego a estar despierta:
- ¿Quién es? – pregunté.
La puerta se abrió de golpe y entró Sirius, con la parte de debajo de su pijama puesta. Menos mal que estábamos en la oscuridad por que si no, podría haber visto como yo abría la boca de par en par.
- Quiero hablar contigo. – Dijo sentándose en el borde de mi cama. Cerró la puerta y encendió una pequeña vela que depositó en el suelo. – Lo de antes me ha dolido, no voy a decirte que no. Pero... bueno yo sigo teniendo amigos Sly o antiguos Sly. Y bueno, como favor personal te puedo decir cuál será la prueba que el – que – no – debe – ser – nombrado os hará. Realmente te la digo por ayudarte y porque... bueno por que quiero que me elijas a mí.
- ¿Qué? No entiendo nada.
El Señor Tenebroso va a hacer que Narcisa y tú hagáis que uno de vuestros amigos o conocidos pase a vuestro bando. Bueno, pasar del todo no, pero sí convencerlo con buenos argumentos de eso. Narcisa sabe lo que tiene que hacer desde principios del verano, Bellatrix lo sabía y se lo dijo, encima van a hacer trampa por que tu querida amiga va a elegir a Parkinson, el Ravenclaw ese, que todo el mundo sabe que va acabar siendo un mortífago. Así que... bueno creo que es bastante justo hacer que tú me elijas a mí.
Abrí los ojos de par en par.
- No me importa – siguió explicando Black – yo sólo tengo que hacer como que en realidad soy de los vuestros y dentro de unos meses cuando comience mi iniciación decir que no. Sufriré un poco, pero la verdad prefiero que tú asciendas en su rango de favoritas de golpe a que lo haga Narcisa.
Nos quedamos los dos en silencio.
- Gracias - murmuré.
Lo que me dejó sin habla... de golpe me abrazó. Nunca un Gryffindor me había abrazado y me sentí rara... pero no me disgustó.
Creo que te contaré en mi siguiente carta qué pasó con el Señor Tenebroso. Espero tu próxima carta,
Besos
Evelyn S.
