Fic: La vida a traves de un espejo (Harry Potter)
La vida a través de un espejo
Por Terry Maxwell.

Disclaimer: Harry Potter le pertenece a J. K. Rowling, ningún beneficio económico se persigue al hacer esto.

Rating: R

Pareja: Ninguna por el momento. Posible mención de D/H más adelante.

Sumario: Siempre hay objetos que permanecen con nosotros la mayor parte de nuestra vida... que pasaría si alguno de esos objetos pudiera contarnos su historia... Esta es la vida de Draco Malfoy, vista a través de un espejo.

Nota de la autora: No sé que tan original sea esta idea... les dejo a ustedes juzgarla.

La vida a través de un espejo.
Por Terry Maxwell

La primera vez que lo ví, tendría apenas unos 9 años, sus grandes y todavía expresivos ojos grises me examinaban ávidamente.

Al parecer le guste desde que me vio en ese viejo ático rodeado de polvo y cosas olvidadas. Con sus manitas limpio mi superficie y una gran sonrisa adorno su rostro de querubín.

Un hombre rubio alto y de porte frío y elegante le llamó desde la puerta. Su nombre es Draco, le sienta bien ese nombre.

El niño con cara de ángel volteó y le dedico una sonrisa llamándole Padre. Ví como con un gesto infantil, me señalaba y pedía que me llevaran a su habitación. El hombre apenas y le prestó atención, asintió con la cabeza y con un tono duro le recordó sus obligaciones.

El pequeño desapareció de mi vista y dos seres (elfos domésticos) se encargaron de limpiarme y pulir mi superficie. Para luego ponerme en una amplia habitación ricamente decorada en tonos azules.

Me colocaron contra la pared que estaba justo enfrente a la enorme cama con ricos doseles (en ese momento vacía) A un lado de esta, había un enorme ventanal que daba a un amplio jardín de verdes pastos. Con una alegre fuente en el medio de éste.

Paso el tiempo y la luz que entraba a raudales por el ventanal cambio de tono y fue muriendo.

El tiempo no significa nada para mí, tan solo un lapso entre dos eventos.

El chico con cara de querubín, Draco, regresó a su habitación cuando ya había oscurecido afuera. Prendió las luces y se dirigió hacia a mí. Con sus tiernas manitas volvió a acariciar mi reflejo, recorrió su propia imagen con los dedos y le regresé una sonrisa. Acarició delicadamente las serpientes engravadas en mi marco y a medida que las tocaba una a una siseaban satisfechas por la atención recibida. El pequeño dejo escapar un sonido de sorpresa al escucharlas.

"Buenas noches" – tan quedamente dicho que de no ser por el movimiento de sus labios me lo hubiera perdido.

Lo ví ponerse una fina pijama gris claro y acurrucarse en su cama con una sonrisa en el rostro.

El tiempo siguió su curso, y día a día me dedicaba una dulce sonrisa. Pasaba muy pocos momentos a solas en su habitación, generalmente cuando regresaba una expresión seria manchaba su rostro. Para luego verme y sonreír, lo veía ser por pocos momentos un niño, jugar, de vez en cuando escribía y me leía en voz alta sus pequeños poemas.

Uno en particular era mi favorito y decía así:

"Hay veces que la cruda realidad
no puede por mas que intente
detener tu espíritu viajero,
son esos momentos en los que te sientes
tan libre como el viento,
cuando todos tus problemas
desaparecen de tu atormentada mente,
son momentos de paz, de tranquilidad,
de armonía interior.
Aparece en tu alma tal quietud
que deseas que nada la perturbe.
Atesora esos momentos de libertad,
disfrútalos plenamente,
tal vez después
no puedas volver a volar."

Draco Malfoy

Muchas veces me he preguntado que significaban esas palabras para él. Acaso ya empezaba a sentirse atrapado a tan tierna edad.

La respuesta me llegó días después. Una fría mañana (digo fría por el hecho de que mi querubín estaba hecho un ovillo en su cama cubierto de cobijas, no porque yo pudiera discernir la diferencia entre un día u otro), que Draco no se levanto a la hora acostumbrada, su padre entro a su habitación, su mirada severa se fijo en el bulto en la cama y lo sacudió sin importarle en quejido que se dejo oír por la brusquedad del hecho.

El pequeño se despego de sus cobijas, sus mejillas encendidas, el temblor que sacudía su cuerpo, y lo vidrioso de sus ojos evidenciaban su malestar. Una mujer que nunca había visto entro pocos momentos después a la habitación. Su mirada se poso breves minutos en el niño para después centrar su atención en las palabras de su marido. El hombre sin siquiera dar una mirada extra salio de la habitación con un gesto furioso.

La mujer le dedico una brevísima y dulce mirada a su hijo, se dirigió a la chimenea y tomo de un pequeño y fino recipiente de porcelana azul unos polvos los cuales aventó a las llamas que enseguida adquirieron un tono verde. Dijo un nombre que no entendí, y la cabeza de una mujer apareció en medio de las llamas (algo grotesco de presenciar si no se esta acostumbrado, y si has existido, porque no puedo decir vivido, tantos momentos como yo... pues), cruzaron unas cuantas palabras y momentos después desapareció, para reaparecer de cuerpo entero e n la abitacion.

Rápidamente se dirigió al lado de mi dueño, lo examino y de un pequeño maletín, saco un frasco lleno de un líquido viscoso. Lo obligo prácticamente a beberlo, y a los pocos minutos yacía durmiendo tranquilamente, sin temblar y sin quejarse.

La mujer recibió unas monedas doradas y desapareció por donde vino. En esos momentos de inconsciencia, la madre de Draco se sentó a su lado, acaricio sus finos cabellos dorados y le dio un beso en la frente. Le dedico una mirada larga y cargada de ternura, para luego recuperar el aire frío en sus movimientos y salir de la habitación con paso firme y elegante. Y Draco durmió el resto del día, sin percatarse de esa muestra de cariño.

Continuará (probablemente)