Cinco: Lo que los demás dicen de él.
Que ridículo.
Un ataque a Neville, la división mejor protegida; un infiltrado en... algún lado... (que habría jurado, era la división médica.)...
... Y un ataque más... que le derrumbaba todo el trabajo que había hecho por investigar...
Pero es que no era un ataque común... No como los que habían estado sufriendo.
Este ataque en particular le preocupaba más ya que la información que había que había caído en manos del enemigo era selecta y solo alguien cercano a los jefes podría tenerla.
Pero eso no importaba ahora. Remus retuvo la respiración y levantó la barbilla poniendo atención a cada sonido con su habilidad antinatural sin captar nada fuera de lo común. Frunciendo el ceño aspiró un poco y percibió un aroma que le hizo reaccionar con violencia para hacerse a un lado, evitando a tiempo el rayo de luz que se había dirigido hacia su cuerpo.
Remus frunció el ceño posando sus ojos claros en el encapuchado. No tenía muchos datos para saber su identidad. Sin embargo el ligero aroma que alcanzaba a percibir entre toda esa sangre vieja le parecía absurdamente familiar.
Un aroma que, sin embargo, no podía asociar con alguien que conociera muy bien.
De lo que si estaba seguro es que ese encapuchado no había sido mandado al azar. Era un cazados experto y en esos momentos tenía la intención de cazar a Remus.
Conocía sus habilidades sobrenaturales y jugaba con los sentidos del lobo de una manera admirable. Remus podía decir que su único error era intentar cazarlo en luna menguante. Pero al notar la brutal ventaja solo podía pensar en salir de ahí e investigar después.
Claro que no se debía tratar de alguien relativamente normal y Remus cayó en cuenta que esa persona tenía el aroma que cualquier ser con esencia oscura percibía.
Magia negra.
Tanta que la propia Deborah, cuyo campo se encontraba en esas artes, retrocedería ante el hedor que ese cazador desprendía.
-No tienes a donde escapar, hombre lobo –se escuchó la pastosa voz cuyos ecos confirmaron las sospechas de Remus –Mis ordenes son llevarte con vida, pero el grado de daño no fue especificado.
Remus comprendió que en cualquiera de los dos casos estaba en clara desventaja. La sangre viva de un hombre lobo podía presentar más propiedades que la sangre muerta, pero no dejaba de ser utilizable para conjuros y maldiciones entre los magos.
En todo caso debía impedir cualquier circunstancia... Y Remus inició la huida haciendo uso de esa velocidad que su naturaleza le brindaba y que le daba una ventaja sobre ese cazador. Quizá siendo más veloz podría escapar y ponerse a salvo... Un lugar donde no rastrearan su aroma ni esencia, en especial ese hombre.
Pero Remus entendió que algo no estaba bien al detenerse en seco sin escuchar pasos detrás de los suyos y decidió que ese cazador estaba empleando más magia negra de la que había pensado.
Un rápido movimiento más lo alejó del cazador. Remus saltó hacia la acera de la destartalada calle y aprovechó el poco peso de su cuerpo para trepar hasta la azotea y mirar al hombre. Justo en el momento en que la mano de su enemigo se movía para realizar un conjuro del que Remus no escaparía se escucharon dos voces a coro y dos rayos de luz chispeante se impactaron en el cazador, obligándolo a desaparecerse del lugar.
Remus miró hacia ambos lados y se encontró con la sorpresa de ver a dos aliados.
-Llegamos a tu casa y todo estaba horrible –anunció Fred acercándose.
-Más horrible de lo normal... – completó sin maldad George.
-Así que pensamos que estarías en problemas –explicó Fred –Y vinimos a ayudarte.
-Y legaron a tiempo –Remus bajó hasta estar a su nivel –Ese hechizo que estaba por realizar no es fácil de eludir.
-Veníamos a avisarte que están cazando a los hombres lobo, pero creo que ya no es necesario.
-¿Cuántos han desaparecido? –preguntó Remus al instante.
-Tres –respondieron los gemelos a coro.
-Eso es malo... Hay que hablar con Debbie.
* * *
Sirius despertó sobresaltado.
Su primer acción fue estirar la mano hasta que las yemas de los dedos se toparon con algo helado y suave. Se incorporó en la cama y descubrió que ella continuaba ahí...
No...
Había salido durante la noche... y se dio cuenta tan solo al verla.
La piel que alcanzaba a verse estaba pálida. Mortalmente pálida.
La blancura lo habría asustado de no saber que eso era (hasta cierto grado) natural en la sirena. Sin embargo su mano se topó con una frialdad horrible tan solo al tocar la mejilla.
Comprendió entonces que la criatura estaba agotada y herida... Tanto que había recurrido a su estado de reposo para resguardar su vida.
Sirius suspiró. Por más que lo odiara, debía reconocer que Snape tenía razón cuando dijo que lo mejor en esos casos era colocar a Deborah en su estado natural... De otra manera la recuperación tardaría demasiado... Y sabía que ella no resistiría estar inconsciente por mucho tiempo, en especial cuando estaban en plena guerra.
Estaba por inclinarse para tomarla entre sus brazos cuando el sonido de la puerta lo detuvo. Reconoció la clave a la perfección y cubrió a Deborah con las mantas para pillar unos pantalones y correr hacia la entrada.
-Charlie –murmuró.
-Recibí un mensaje de la señorita Potter –dijo el pelirrojo sin darle importancia al dorso desnudo de Sirius –Sin duda habrá llegado ya.
-Si –confirmó el mago escuchando el CRACK de una aparición y viendo a Neville.
-Oh –Charlie miró también al recién llegado –Necesitaré de bastante ayuda para reanimarla, así que llamé a un experto en medicina mágica.
-Me avergüenzas, Charlie –se sonrojó Neville y saludó a Sirius con una inclinación de cabeza –Buenos días, señor Black.
Sirius hizo un movimiento de cabeza ante los saludos y se acomodó el pelo con una mano.
-Pasen –invitó –Voy a prepararla para el viaje.
-¿Prepararla? –preguntó Neville con inocencia.
-Acaba de llegar del fondo del mar –explicó Charlie –Seguro llegó tan cansada que estará desnuda.
Neville se ruborizó violentamente.
Sirius giró los ojos exasperado. Ojalá nadie más conociera la belleza de la piel desnuda de SU novia.
Neville miró la casa con bastante curiosidad y suspiró notando lo descuidado que Black era.
-Es un blanco inseguro –señaló a Charlie, quien ya se había acomodado en el sofá y miraba curioso un bulto en una esquina... seguro una túnica... con un diseño bastante femenino.
-En realidad es el lugar más seguro después de la casa de Harry –dijo a Neville con una gran sonrisa –Deborah lo selló personalmente con encantamientos especiales.
-Pero entramos muy fácil –insistió el muchacho regordete.
-Es por que los encantamientos reconocen la sangre de Sirius –explicó Charlie con paciencia –Es una propiedad interesante en las Sirenas cuando marcan territorio fértil, solo reconocen a su pareja... Si Sirius decidiera dejar entrar a todo un ejercitó, el hechizo se lo permitiría.
-¿Territorio fértil? –preguntó Neville con el ceño fruncido.
-Es probable que este ovulando o gestando –dijo Charlie, quien se levantó en cuanto vio a Sirius con la mujer en brazos.
Neville apretó los labios. ¿Quién pensaba en darle la vida a un hijo en plena guerra?
* * *
Harry despertó y estiró una mano para buscar sus lentes. Justo al tocar el armazón redondo recordó que no había dormido en su habitación y se levantó en el (extrañamente) cómodo sofá.
¿Su habitación?
Harry parpadeó varias veces hasta estar seguro.
Si, esa era su habitación.
¿Y qué era ese olor?
El chico apretó los labios y apartó las mantas de la cama para salir descalzo hasta su...
¿Qué le había pasado a su cocina?
... y a su sala...
... y al recibidor...
... Ese olor...
-¡Malfoy! –exclamó indignado y caminó hasta la puerta abierta del balcón colocada junto a la del cuarto en donde se encontró a un rubio muy... -¿Es eso un mandil?
¡¡¿Y que importaba que fuera un mandil?!!
-¡¿Qué le has hecho a mi casa?! –preguntó Harry.
-Buenos días –saludó Draco con una sonrisa –No he hecho nada a tu casa... Vino un servicio de limpieza que...
-¡¡¿Dejaste que unos completos extraños entraran a MI casa?!! –gritó Harry -¡No tienes derecho!
-¿Puedes dejarme terminar? –dijo el rubio con cinismo –No deje entrar a gente extraña a tu casa... Sólo llame a mi elfo doméstico.
-¡Para el caso es lo mismo! –gruñó Harry adentrándose de nuevo en su, ahora, extraña casa –Un elfo doméstico que desacomodó mis cosas... ¡Ve la cocina! ¿Qué es eso que huele? ¿Tu elfo esta cocinando?
-No –respondió Draco entrando detrás de él -... puedo hacerlo perfectamente.
-¡¿Y esos muebles?! –demandó Harry sin hacer caso -¿Dónde están mis muebles?
-Donde deben estar –siseó Draco con mal humor ante la situación –En la basura. ¡¡Y habría ordenado a mi elfo que tirara muchas cosas más!! Tu casa, como tu lo llamas, era un verdadero asco.
-¡¡Es mi casa y yo puedo tenerla como se me venga en gana!! –exclamó Harry extendiendo los brazos.
-¡Ahora no es solo tuya! –aseguró Draco –Y mientras viva en esta pocilga quiero que se vea presentable.
Harry apretó los labios y se acercó cerrando la distancia que lo separaba del rubio. Debía haber alguna manera de doblegar esa arrogancia en los ojos claros y hacerlo sucumbir ante su voluntad, pero cuál.
¿Cuál era la forma de dominar a Malfoy?
-Un día de estos vas a acabar con mi paciencia, Malfoy –siseó Harry con desprecio.
Draco sonrió con burla.
-¿Y que vas a hacer, San Potter? –preguntó el rubio -¿Matarme?
-Podría hacer eso –aceptó Harry resbalando sus ojos verdes por la barbilla afilada hasta notar el fino hueco de su cuello -... podría matarte...
-¿Y luego qué, héroe? –retó Draco levantando la barbilla -¿Tirar mi cadáver en algún lugar desolado?
Harry sonrió. Había que admitir que Malfoy tenía la extraña manera de hacer perder la paciencia de cualquiera... la suya en especial. Verlo tan seguro de si mismo le causaba repulsión y deseó romper esa barrera en añicos con el método que fuera.
Con esa idea abarcó el fino cuello con sus manos descuidadas y apretó suavemente hasta ser conciente del continuo golpeteo que se emitía desde el corazón. Adoró el calor de la piel blanca y la presión de sus dedos, pero notó que ese brillo impertinente aun permanecía en los ojos grisáceos.
Deseaba borrarlo.
Deseaba arrancar toda la seguridad que hacía a Draco Malfoy.
-¿Para qué tirar un cadáver tan hermoso? –preguntó Harry con un tono de voz que Draco no había escuchado jamás y que le provocó un escalofrío –Mejor conservarlo al alcance... ¿Nunca has oído lo que los mortífagos dicen de ti antes de que los mate, Malfoy?
-Si los matas me será muy difícil escuchar algo –ironizó el rubio sin apartarse... sin mostrarse sorprendido por las palabras de Harry.
-Lujuria –resumió Harfry sin apartar la mirada de las irises claras y sonrió satisfecho al notar un brillo de sorpresa en ellas –No estás conciente de lo que pasa después de todo, ¿no, Malfoy?... Yo si... Y ahora que te veo con más cuidado pienso que tienen razón... ¿Para que desperdiciar un cadáver perfecto pudiendo satisfacer los más oscuros deseos?
-Basta... –bramó Draco frunciendo el ceño.
-Saborear la piel blanca con un trazo húmedo... –continuó Harry sin hacer el más mínimo caso –Hundirse con trastornada lujuria en tus carnes muertas.
-... ¡Basta!...
-Tenerte siempre a disposición de cualquier retorcido apetito.
Draco se separó de Harry con un violento movimiento y le sostuvo la mirada.
No lo sabía.
No sabía que eso formara parte de Harry. Jamás se lo habría imaginado.
Como tampoco sabía que el enemigo le mirara de esa manera.
¿¡Cómo sospecharlo!?
Pero....
-Buen intento, Potter –siseó con despreció y se desprendió del ridículo mandil que se había puesto por la mañana –Pero debes saber que eso no me asusta... ¡Tu no me asustas!
Harry sonrió.
-Tendré que hacerlo mejor, ¿verdad? –preguntó con suavidad horrible.
Draco apretó los labios.
-Si –dijo finalmente –Tendrás que hacerlo mejor... Y aun así no lograrás sacarme de esta casa.
Harry deseó decir algo a eso, sin embargo el aleteo de una lechuza llamó su atención y descubrió con fastidio que se trataba del precioso ejemplar que pertenecía a su tía. Con pereza se acercó al animal y tomó la nota.
No era su tía quien escribía.
Era su padrino.
Su tía estaba mal.
Vaya... ¿Habría jugado de nuevo al ser que todo lo puede?
Harry sonrió con desprecio arrugando la nota para tirarla en algún lado de la... ordenada casa.
-Come solo –dijo a Draco dirigiéndose a la puerta –Tengo cosas importantes que hacer.
Y salió.
Draco se negó a seguirlo.
Estaba molesto con él. Furioso.
¿Cómo se atrevía siquiera a hacerle eso?
Después de tanto ayudarlo... Después de todo...
¿Cómo....?
-Maldito, Potter –escupió y se inclinó para recoger el papel dispuesto a quemarlo, pero la caligrafía del perdedor de Black resaltó de inmediato y la extendió para leerla.
Tu tía esta muy grave... Cuando puedas ven a verla.
Sirius Black
Maldito Potter.
Continuara….
Sailor Earth Actualice pronto por que se pudo… es raro ke tenga un capitulo listo al siguiente día de que actualice el anterior... Además creo ke no les desagrada mucho la idea. Y por Harry van a pasar muchas mas ideas en relación a Draco... justo como notas comenzará a considerarlo XD
Ayesha Sirius y Deborah?... Nah... no pasa nada... tu tranquila. Ahora ke lo pienso debes estar más open mind con lo que viene. Voldenort ya tiene su plan con respecto a esta guerra... pero nadie lo sabe aun XDD.
Maria Jonan Oh, debe ser por la práctica... Ya sabes... conforme uno avanza en el trabajo nota que lo hace mejor con respecto al anterior. Además en este fic se van a quitar muchos lazos con respecto a trato de los personajes... La criatura a la que me refiero no propiamente es una criatura... Uso metáforas muy a menudo y esta es una de ellas... ya lo verás.
Moryn Pero.....? Un día voy a pensar que estas planeando algo contra mi por el accidente de Severus XDDD.
Amaly Malfoy No no, gracias a ti por darte tiempo a dejar mensaje. Zabini tiene más importancia de la que se nota por ahora, pero me parece que es mejor que lo descubran mediante el texto... Ahh... Interludio debes leerlo antes que este fic... Es bueno que lo leas antes de que este mas avanzado XD. A Draco si le costará vivir con Harry como puedes ver en este capítulo...
El espía, dices? Bueno, hay un mar de posibilidades entre los personajes....
Gracias de nuevo.
* * *
