Besos.
Ocho: Audiel Malfoy~~~~~~~~~~~~
Harry terminó de acomodar sus cosas en el compartimiento y corrió por los pasillos del tren hasta llegar a una puerta y abrirla sin llamar antes.
-Llegas tarde –recibió una voz fría.
-Mis tíos me dejaron hasta ahora –se excusó Harry hasta darse cuenta que había alguien más ahí y miró con autentica curiosidad al niño que estaba sentado a un lado de Malfoy.
Se trataba de un niño bastante pequeño. Su cabello rubio lucía un tono más oscuro que el de Draco, pero la tonalidad de sus ojos era muy parecida... Y esa palidez en la piel...
-No es mi hermano, así que evítate una secuencia de insultos, Potter –siseó Draco al notar su minucioso examen.
-Se parecen mucho.
-Es herencia Malfoy –Draco restó importancia.
-Oh –dijo el moreno notando esa mirada curiosa recorriéndolo sin vergüenza hasta posarse en su frente. Instintivamente de acomodó el cabello para cubrirla y se ruborizó incómodo.
-Creí que era más grande –dijo el chico al final con ese tono de voz tan Malfoy al que Harry se había acostumbrado.
-El pequeño eres tu –replicó Draco con fastidio y se levantó –Es mi primo, Audiel Malfoy, le llegó la carta este año y mi padre pensó que sería una buena idea que fuera su niñera.
-¡Yo no necesito una niñera! –protestó el rubio ofendido.
Draco giró los ojos exasperado.
-Pues no recuerdo que tu fueras tan pequeño –comentó Harry revisando su reloj de pulsera –Será mejor que me vaya... Ron y Hermione no tardan en llegar y no quiero que me busquen.
-Deberías platicar con ellos –bufó Draco –Ya de paso dile a la comadreja que no sirve ni para ser un buen amigo.
-Creí que habíamos quedado en que no te burlarías de él –amonestó Harry.
-No me burló de él –protestó Draco con gesto herido -, sólo señalo lo evidente.
Harry suspiró y salió del compartimiento para correr por los pasillos hasta alcanzar a ver a sus amigos, justo en otra puerta.
-¿Dónde estabas? –preguntó Ron, tan solo al verlo –Te estuvimos buscando desde que llegamos.
-El servicio –mintió Harry.
-Ron se golpeó la nariz con la puerta creyendo haberte visto por una ventana –informó la muchacha con gesto neutro y Harry sintió un nudo en el estómago. ¿Lo habrían visto correr por los pasillos? –Por supuesto que no podrías ser tu... Si fuiste al servicio debiste correr por otro extremo.
-Se parecía mucho –gruñó Ron y penetró para acomodarse en los sillones –Oye, Harry. Mi madre puso rebanadas del pastel que hizo, ¿quieres?
-Si –respondió acomodándose a un lado de él.
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-Tiene más variantes de las que me hubiera imaginado –murmuró Charlie tras leer el pergamino –Que bueno que Harry aceptó ayudarte.
Draco se aclaró la garganta y desvió la vista.
-Si... –dijo con neutralidad –Potter comienza a ser más útil cada día.
-Puedo prepararla ahora mismo. De acuerdo con esto tardará en cocerse una semana entera.
Una semana entera. Para ese entonces Voldemort ya habría acabado con media división. Pero Draco prefirió no comentarlo.
La verdad es que habría preferido que su madrina despertara antes... De esa manera podría hacerle notar lo equivocada que estaba por convencerlo por estar en casa de Harry.
Sin embargo Draco se encontró deseando también que eso no pasara y apretó los labios al comprender que no quería irse.
Antes tenía que demostrarle a Potter que con él no se jugaba. Antes tenía que hacerlo arrepentirse de su estupidez.
Con ese pensamiento, y viendo que Charlie comenzaba a hacer preparativos, se levantó para salir del horroroso laboratorio. Al estar en los pasillos recordó a Padma y miró hacia el lugar por instinto.
¿Granger lo habría hecho?
La verdad es que jamás había visto a la chica en batalla. La mayoría de las veces en que las divisiones de combate coincidieron Draco prestó más atención a sus propios hombres y no a los de Harry.
Sin embargo Granger no parecía ser alguien al que se le podría sugerir matar a alguien así de sencillo.
Draco caminó hasta la habitación y empujó la puerta.
Como lo había esperado la auror seguía ahí. Con vida.
... si es que a eso se le podía llamar vida...
El aroma de la habitación de había disipado y solo quedaba un ligero rastro de la sangre que Draco captó la primera vez que entró al lugar.
La piel se había palidecido aun más, casi asemejaba la de la sirena que estaba a unos cuartos de ahí. Entonces Draco pensó que era muy mala idea que Padma continuara así. Decidido a terminar con lo que Granger no pudo hacer se acercó. Sin embargo el inconfundible sonido de la puerta lo detuvo y volteó a ver de quién se trataba.
-Malfoy –siseó Harry sin darle importancia y se acercó hasta donde él estaba –Le dije a Justin que no lo hiciera.
-Algunos tienen más humanidad que tu –replicó Draco con burla -¿Te caíste de la cama? Es muy temprano para que comiences a preocuparte por tus inferiores.
-Yo no me preocupo –declaró Harry y se acercó hasta la cama –Hermione me dijo todo.
-Así que Granger fue quien te levantó, ¿no? La sangre sucia puede ser muy persuasiva cuando quiere.
Harry estuvo a punto de decir algo respecto a ese comentario, pero Draco notó que se había detenido a tiempo. Con una sonrisa comprendió que había intentado defender a la chica... como hace 4 años.
Que idiota.
-¿Y qué haces aquí? –preguntó Harry viéndolo con molestia.
-Oh, ¿te preocupa que no llegue a dormir, San Potter? –preguntó con una jocosa sonrisa.
-Por mí puedes echarte a un acantilado, Malfoy –siseó Harry –Ahora... Hermione me llamó pidiéndome ayuda.
-¿No puedes matar a Patil con espectadores, Potter?
Harry apretó los labios.
-Claro que puedo. A un lado, Malfoy... si estás muy cerca podría matarte también.
Harry era un buen mago, había que admitirlo.
Con un solo movimiento de la varita logró eliminar el tenue aroma que permanecía en la habitación y terminó con la agonizante situación en la que la muchacha se encontraba.
Sin decir nada giró sobre sus talones y salió de la habitación.
Draco lo odió.
Odio esa rudeza e inhumanidad que se concentraban en el héroe, todo eso que no se veía nada bien en Harry.
Y lejos de atribuirle fuerza... Draco pensó que era débil.... Harry era débil y esa era su única manera de ocultarlo.
Oculto tras la mascara de un asesino. Justo como su padre lo hizo... justo como Snape lo hizo.
* * *
-Malfoy... Audiel Malfoy...
Zabini levantó la cabeza al escuchar ese nombre. La capucha protegió su mirada curiosa cuando intentó escrutar al hombre que estaba dando esa información, pero descubrió frustrado que no lo reconocía.
Un informante... Como lo fue él.
¿Pero de qué iba a servirles eso?
-¿Cómo puede hacer un mortífago para acercarse lo suficiente? –preguntó Zabini con cautela.
-Si fuera un inútil mortífago no podría lograrlo –respondió Voldemort con una malvada sonrisa –El cazador es el más apropiado... Él no me fallará.
Pero aun así era muy difícil, pensó Zabini.
-Tu gente lo cubrirá –dijo Voldemort como si adivinara sus pensamientos.
* * *
Draco se acomodó el pequeño cojín y apretó los labios.
Su sofá nuevo era cómodo... muy cómodo. El mullido terciopelo acariciaba la piel de su cara y la parte en donde su cuerpo descansaba se había calentado gracias a él.
... pero no era adecuado...
No para la primer noche de invierno en una casa de apariencia lastimera en donde el aire se filtraba por lugares que Draco no había podido encontrar y parecían tener el único fin de hacer la estancia más insoportable en esa casa.
Si tan solo pudiera...
Draco se sentó frotándose los hombros. Tenía frío.
Con un suspiro le vino a la memoria una noche aun más fría... aun más... helada.
La primer noche que Harry acudió a su habitación.
Con fastidio se levantó y caminó hasta la habitación de Harry. Abrió la puerta y al instante notó el agradable calor que emanó de ella sintiéndose absolutamente traicionado.
Harry estaba revolviendo en su escritorio (seguro buscando el pergamino en el que había trabajado la noche anterior), antes de arrodillarse para buscar en el suelo se percató de su presencia y lo miró con una gélida mirada.
-¿Qué quieres? –escupió.
El rubio apretó los labios.
-Pienso dormir aquí –dijo con determinación viendo cómo las cejas de Harry se arqueaban.
-Quieres decir, en la casa, ¿no? –propuso Harry con una admirable muestra de paciencia.
-Más propiamente en esta parte de la casa –insistió Draco y para dar validez a sus palabras terminó de meterse a la habitación y cerró la puerta –Afuera esta helando.
Harry lo vio caminar hasta la cama. La tela suave de su pijama sobresalía de esa bata tan aristocrática y justo en esos momentos hacía movimientos gráciles para quitársela y doblarla de manera pulcra.
-No –dijo Harry con determinación.
-Si –contradijo Draco.
-¡Esta es mi habitación!
-Nuestra habitación –corrigió Draco con ese tono que lograba irritar a Harry y se acostó en la cama –No me voy a congelar allá afuera sólo por que a ti te da la gana.
-Oh, así que se trata de eso –dijo Harry con un tono de voz absolutamente distinto que alertó a Draco. –Me lo hubieras dicho antes, Malfoy... siempre estoy dispuesto a hacer favores sexuales por nada...
-Lo cual muestra que no has de ser muy bueno en la cama –replicó Draco sin hacerle caso y se acomodó de un lado.
Harry frunció el ceño.
-¿¡Cómo que no¡? –protestó.
-He oído rumores, Potter... No eres el único que oye cosas.
-Oh –Harry se acomodó en el otro lado de la cama y sonrió –Ambos podríamos comprobar si los rumores son ciertos...
-Ni siquiera quiero oír la idea –masculló Draco.
-... te muestro mis habilidades sexuales y después te mato para arrojar tu cadáver a terreno enemigo para ver lo que hacen contigo.
-Solo a ti se te pueden ocurrir ideas idiotas –acusó Draco –Duérmete de una vez, San Potter, debes estar agotado tras asesinar a esa chica.
-Vete al diablo, Malfoy.
-Vete tu. Lo mereces más que yo.
Harry apretó los labios y se acomodó en la cama tirando de las mantas. Esa noche pensaba dormir muy inquieto.
Oh, si. Con un poco de suerte Draco amanecería en el suelo.
* * *
-¿Qué se supone que hacemos aquí? –preguntó Remus mirando la oscuridad del bosque y frunció el ceño frotándose los hombros debido al frío que logró sentir -¿Sirius?
-Buscamos hiervas.
-¿Hiervas? –repitió Remus -¿De noche?
-Son fluorescentes.
En realidad eso no respondía a su pregunta y Remus caminó detrás de su amigo para adentrarse más en el bosque.
-¿Y para qué queremos hiervas?
-Charlie esta preparando una po-
-Oh –interrumpió Remus –La que despertará a Deborah.
-Esa.
Remus apretó los labios sin que su amigo lo notara. La verdad es que a veces deseaba que esa mujer desapareciera... Ahora rogaba por que jamás despertara... Que se sumiera en ese estado de reposo por siempre y que la capacitara solo para vivir en su habitat... Lejos de ellos dos.
Y pensar que estuvo a punto de matarla en sus tiempos de colegio. Claro, en luna llena.
Ah, pero la criatura resultó fascinante al Hombre Lobo. En especial cuando derribó a una Bestia adulta y absolutamente peligrosa con ese agudo grito que casi le perforó los tímpanos al verse amenazada.
-Remus –llamó Sirius interrumpiendo sus recuerdos y Remus corrió hasta donde estaba –La encontré.
-¿Neville no tenía esa hierva?
-Le pregunte, pero se le había agotado.
-¿Qué se le agotó? –se extrañó Remus –Pero si Audiel acaba de entregar un cargamento de hiervas.
-Pues Neville me dijo que no tenía –insistió Sirius acomodando la hierva con cuidado y levantándose –Vámonos.
* * *
Draco llegó al campo de entrenamiento muy molesto y barrió el lamentable lugar con la mirada. Oh, más muebles destartalados, suciedad acumulada y paredes con horrible aspecto.
¿Sería un requisito de Potter?
El rubio torció los labios y continuó caminando sin hacer caso a las miradas molestas de los integrantes de la división. La vez anterior no había atravesado por el campo de entrenamiento, así que no lo conocía. Pero Harry no estaba en la oficina de siempre, razón por la que estaba en ese desagradable lugar.
Draco atravesó el pasillo lateral hasta adentrarse en un campo de entrenamiento más amplio y con más gente. Magos entrenando hechizos por aquí y por allá.
Muchos muggles pagarían por ver el espectáculo , y si Draco no los odiara lo suficiente iría por ellos para reírse también.
Pero no venía a eso, así que miró a los magos en busca de uno.
-¿Perdiste el camino a tu división, Malfoy?
-Me parece que ya hablamos de esto, Weasley –replicó el rubio sin dejar de buscar a Harry -¿Dónde esta?
-No te lo diría aunque supiera –respondió Ron.
-Evidentemente no sabes muchas cosas –sonrió Draco y por fin pudo ver a Harry conversando con un integrante de su división.
Un momento.
Cabello rubio platinado, bajo de estatura, delgado, sonriente y...
-¿Qué hace ese idiota con mi primo? –el rubio interrumpió la secuencia de insultos que Ron le había estado gritando.
-¿Qué hace tu primo aquí, en primer lugar? –replicó Ron.
-Integra esta división, imbécil.
Ron apretó los labios.
-Ambos deberían pensar en regresar a donde pertenecen.
-No hablemos de lugares de pertenencia, Weasley, que este sitio es de mucha categoría para ti aunque sea un basurero.
Maldito Malfoy.
Harry alcanzó a ver a Draco justo cuando notó que los integrantes de su división habían dejado de practicar. Claro que no esperaba que la razón de eso fuera el rubio que se acercaba con andar imponente y, en definitivo, llamativo. Molesto por la distracción a los magos, interrumpió la charla con Audiel para mirar a Draco con fastidio.
-Ahora no reclamaré nada –dijo Draco -... no a ti...
Harry sonrió a sabiendas de lo que tenía a Draco tan molesto y dio un empujoncito al rubio con quien estaba conversando.
-Toso tuyo, Malfoy –dijo Harry con un tono venenoso –Imagino que tendrán mucho de qué platicas.
-Que amable –ironizó Draco.
-Ya después platicarás conmigo –rió el chico de ojos verdes -, me interesa saber lo que sientes por tener un familiar tan accesible.
Draco apretó los labios y apretó el hombro de su joven acompañante para caminar hacia una habitación y platicar sin tener a todos esos espectadores. En cuanto cerró la puerta escuchó a Harry dando ordenes a los magos y miró el interior al mismo tiempo que escuchaba el golpeteo de los zapatos finos de su primo.
-Weasley tiene razón –escupió Draco mirando el lugar con desprecio –No tienes nada que hacer aquí.
Audiel apretó los labios en absoluto desacuerdo y miró a Draco.
-Pertenezco a esta división –dijo con seguridad –Es mi deber estar aquí.
-No con Potter –insistió Draco.
-Resulta que es mi jefe –ironizó el chico.
La verdad es que Audiel no quiso irse con Draco. El problema es que desde que entró no había pertenecido a la casa de la serpiente y que era Malfoy solo con él.
-Oh. ¿Y eso te permite acostarte con tu jefe? –preguntó Draco malicioso.
-¿Cómo lo sabes?
-¿Me crees idiota? ¡Nada más te faltaba babear allá afuera!
Audiel de sonrojó. Era ese tipo de rubor que hacía delicioso el color pálido de un Malfoy y no exceptuaba al primo de Draco.
-Sabes que siempre me ha gustado, ¿Por qué no habría de luchar por lo que quiero?
-¿Por qué eso que quieres te humilla? –sugirió Draco viendo otro rubor en la carita -¡Maldición, Audiel, ten un poquito de orgullo Malfoy!
-De nada me sirve el orgullo –dijo el chico –Si con orgullo lograra que me amara, aunque sea un poquito, pensaría en conservarlo.
-No puedes estar hablando en serio.
-Un Malfoy busca lo mejor... Y lo mejor para mí es Harry Potter –dijo Audiel con determinación –Así que de nada te servirán las palabras, primo.
Si, el problema es que Audiel era muy Malfoy sólo con él.
Sakura Corazón: Tue abuelito?... Tu abuelito Voldemort?, jajaja, que sorpresa!!! Y claro que lo hace bien!, es el malo ;) Remus estará bien de su herida, la física al menos, no te preocupes.
Mira, este capitulo sería antes de "Un regalo acertado", pero no tiene absoluta secuencia... Anda, lo que escribí de regalo de navidad no va a pasar aquí... solo fue un... lapsus desesperatus de mi parte. Y mil gracias por tus deseos. Besos.
Ayesha: Ya lo curarán por completo, no te apures.
Amaly Malfoy: Si, capaz que si le pide el favor no consigue nada. Padma ya esta bien, evitamos su unión al otro bando XD y Remus... no te preocupes. Lo de la tina de baño.... bueno, aun queda fic por delante, jo jo jo.
Moryn: Esa es una buena noticia para mí. Mucha suerte y ojalá no sea lo único que te den este año. Felicidades.
