Diez: Una broma constante.
Un terrible estruendo azotó en la calma que había perdurado en una cómoda zona residencial. Un estruendo acompañado de confusión y crueldad en donde oscuros personajes de cara blanca irrumpieron por la calle bañada por la luz del atardecer, acompañados solo por la silenciosa soledad y muerte que se extendió a su paso.
Al frente de los encapuchados podía apreciarse al cruel y experto líder; el único que no le molestaba mostrar ese rostro sereno, cuya belleza no disminuía a pesar de esa profunda cicatriz que lucía en una de las suaves mejillas.
A su paso, los curiosos que habían tenido la lamentable idea de estar fuera de casa, habían encontrado una rápida muerte y sus cuerpos quedaron a merced de los caprichosos elementos mientras los asesinos avanzaban.
No tenían tiempo de acabar con cada habitante de la zona residencial; las ordenes habían sido muy claras y todos continuaban acercándose a una sola residencia. Justo la que se ubicaba al filo de la pequeña colonia y la razón por la que habían ocasionado muertes innecesarias.
Zabini se detuvo frente a la puerta principal que debería cubrir el jardín del gobernador McLeen. Hizo unas cuantas señales a los pocos mortífagos que le acompañaban y el grupo se fragmentó en tres partes que se dispersaron para rodear la residencia. No eran más de siete, pero habían estado de acuerdo en que no podían atacar sin rodear a la presa.
Zabini quedó a cargo de la parte menos numerosa y miró con detenimiento la puerta principal. De acuerdo con la información sus enemigos ya estarían en el interior. También habría llegado el cazador sin duda. Y lo único que debían hacer ellos era entretenerlos.
Una pena en verdad.
¿No los creerían capaces de matar a cuatro aurores?
-¿Cómo podemos saber si irá justo quien necesitamos? –había preguntado Zabini antes de estar ahí.
-Potter querrá ir –contradijo la dulzona voz del informante –La información que el gobernador posee pone en peligro a la mayoría de sus miembros.
-Como si eso le importara –escupió Blaise con desprecio y vio que su señor dejaba ver una sonrisa llena de extraña satisfacción.
-A Granger le importa, seguro –volvió a contradecir –Convencerá a Harry Potter de la importancia del problema –el mago rió en ese momento extrayendo instintos asesinos en Blaise, pero eso no pareció impacientar a Lord Voldemort –En la última reunión acordaron ir los tres juntos... Sólo llevarán dos magos más como refuerzo; pero todos sabemos que nadie querrá ir con Potter; temen que les abandone en plena batalla para ir en busca de un mortífago y descargar todo ese patético odio que siente por la situación.
Zabini apretó los labios aun con más desprecio. Esa era información que todos tenían. ¿Qué necesidad había de escucharla de labios de aquel que se decía espía?
-Él querrá ir –continuó –Se asegurará de estar entre los voluntarios... más si son ciertos los rumores...
¿Había algo más ridículo que aquello llamado Audiel Malfoy?
Zabini había tenido la oportunidad de observarlo un año y la verdad solo se asemejaba a Draco en el apellido y esa herencia biológica que marcaba a un Malfoy.
Todo lo demás era una patética broma constante.
Una broma llamada Audiel Malfoy.
Le faltaba arrogancia, cinismo, crueldad, orgullo, autosuficiencia... ¡Le faltaba todo aquello que Zabini había visto en Draco!
¡Y ni siquiera lo creía capaz de engañar a alguien como Draco logró hacerlo con todos!
¿En serio tendrían que ayudar al cazador con eso?
Que absoluta perdida de tiempo.
-Prevenidos –advirtió Zabini a su gente y, ayudado de un hechizo, abrió la puerta principal.
* * *
Harry levantó una herramienta del suelo y frunció el ceño... ¿sangre?
-Por fin te encuentro –gruñó Draco entrando al lugar por la puerta que tanto trabajo le había costado encontrar –Todo el lugar esta destrozado... Yo no creo que ese idiota siga aquí.
-Yo no creo que siga con vida –murmuró Harry mirando la cochera con mayor atención -¿Hueles algo?
-Peste muggle – respondió Draco posando sus ojos en el auto nuevo –Este lugar es una basura.
-Tan poco Malfoy –replicó Harry con burla -, pero no estaba hablando de eso... Hablaba de ese aroma tan peculiar que la magia negra emite.
-Oh –Draco frunció el ceño.
Tenía que admitir que hasta el momento no había reparado en ello. Estaba más ocupado en mirar el horrible lugar en el que estaban.
-¿Y bien? –insistió Harry.
-Arriba –gruñó Draco y se adentró de nuevo en la casa. Esperaba que Harry fuera detrás de él, pero al llegar a la base de las escaleras y voltear descubrió que no era así –Maldito Potter –masculló agarrándose del pasamanos.
-¡No subas! –exclamó Hermione de repente.
-¡Maldita sea, Granger! –gruñó Draco -¡No aparezcas así de repente!
-Deberías dejar que se mate, Hermione –dijo Ron cargando un maletín que a Draco le pareció ridículo.
-¿Qué es eso? –Draco miró el maletín.
-Lo que estábamos buscando –respondió Hermione –Vámonos.
-Perfecto –replicó el rubio –Solo subamos por mi primo y todos podremos largarnos.
-Déjalo –intervino Harry –Nos alcanzará.
-Allá arriba la peste se hace más intenso –protestó Draco -¡Tu lo mandaste!
-Tu primo es capaz de salir solo –insistió Harry dando la vuelta –Auque algunos lo piense, mi división no esta integrada por ineptos... aun si uno de ellos es un Malfoy.
Draco apretó los labios, esa era una clara invitación para romperle la nariz al arrogante moreno.
¿Cómo podía expresarse de esa manera cuando todos sabían que su idiota primo estaba enamorado de él?
Incluso había hecho a un lado todas las buenas costumbres Malfoy... incluso a Draco, quien solo se preocupaba por su bienestar.
El rubio notó una mirada incómoda proveniente de los amigos de Harry. Seguramente querrían subir... ¡¡Al diablo con los tres!!... Un Malfoy no ocupaba de nadie y no comenzaría ahora.
-Al diablo con los tres –espetó Draco y subió los escalones de dos en dos.
-¿Harry? Hermione lo miró con genuina curiosidad.
-Nuestro deber no es cuidar de aquellos que, se supone, van a cuidar a los más débiles –replicó Harry –Deja que suba... ya regresará a fastidiar.
Ron parecía estar dispuesto a hacer un comentario, pero justo en ese momento un estruendo ensordecedor estalló en la puerta principal obligando a los tres magos a moverse del pasillo y cubrirse bajo el resguardo de alguna pared.
-Una trampa –murmuró Harry con desprecio –Nos veremos en la base –dijo a Ron y a Hermione –Yo iré por delante para abrirles camino.
Hermione aceptó sabiendo que Harry se lanzaría al frente para matar a todos los magos que le fuera posible. Por una parte sintió admiración por él, pero por otra...
-¡Vamos! –dijo a Ron y juntos buscaron la mejor forma para escapar.
* * *
Los dedos arañaron el suelo en un vano intento por detener el roce de su herida espalda contra el frío mármol lleno de cristales, pero no pudo lograr nada. El movimiento se estaba tornando insoportable por muchas razones... y la verdad es que Audiel comenzaba a plantearse la posibilidad de acabar con todo eso dejando que la inconciencia le llenara cada uno de los sentidos hasta rayar la muerte.
Seguro era preferible.
Pero no pudo pensar mucho en eso cuando esos firmes labios volvieron a posarse sobre los suyos y le llenaron de ese extraño vigor que le había impedido desmayarse desde que todo inició.
Audiel desvió la cara rompiendo el contacto y un nuevo empujón le raspó la espalda contra los cristales abriendo una herida más que provocó un gemido lastimero.
El rubio escuchó un golpe inusual entre los millones de sonidos que comenzaron a inundar su mente.
Una voz familiar... alguien que gritaba su nombre.
-¿Draco? –preguntó con absoluta debilidad y no le extrañó que no le hubiese escuchado.
La puerta debía estar atascada ya que los golpes se hacían más desesperados y Audiel inclinó la cabeza en un intento por verla, pero sólo se topó con esa expresión tranquila en el rostro de uno de sus atacantes. Aquel a quien había conocido tan bien.
-... estoy... aquí... –musitó Audiel y un nuevo empujón le arrancó una queja
Draco... su primo estaba tan cerca y no podía gritarle... no podía pedirle que le ayudara... Quizá si alcanzara su varita... sin embargo quedó en una esquina tras el primer golpe y no podía moverse con ese peso sobrenatural encima.
-Demuestra un poco de orgullo –dijo su captor con burla.
¿Orgullo?
Audiel se mordió los labios cuando un nuevo empujón le abrió una nueva herida interna.
-Muestra orgullo tu –siseó Audiel y levantó la mano acariciando esa piel tersa –Cualquiera de nosotros preferiría la muerte a estar bajo ordenes de ese asesino.
El cazador rió, Audiel pudo escuchar sus risas a pesar de los golpes que se habían intensificado en la puerta de madera.
-No es a mi a quien están violando, mocoso –replicó con crueldad y le agarró el pelo con violencia tras apartar esa mano -, pero no te preocupes... Nuestro señor no te quiere muerto... no aun.
El mortífago se puso de pie y se abrió las venas para comenzar a trazar un símbolo en el piso.
-He sondeado tu memoria –dijo a Audiel –Con todo lo que ha pasado creo que me estorbas mientras permanezcas con vida, pero me limitaré a cumplir con mis ordenes.
Audiel apretó los labios. Apenas había sido consciente que el cadáver se había separado de él y ahora miraba desde arriba con la piel suelta en la cara y putrefacta.
En un intento por mitigar el dolor se encogió en el suelo y comenzó a murmurar un hechizo protector que su primo le había enseñado.
Era lo único que podía hacer. Minimizar el dominio que parecían querer ejercer en él.
Sería fácil ya que solo ocupaba un poco de conciencia.
Solo necesitaba algo para aferrarse.
Solo necesitaba una imagen.
.... la imagen de aquel por quien daría la vida con gusto...
* * *
Harry frunció el ceño al estar en la puerta principal.
¿Por qué habían asistido tan pocos mortífagos?
Pensando en eso regresó la mirada hacia la casa y alcanzó a ver que Hermione y Ron desaparecían, sin duda con camino a la casa.
Solo faltaban dos.
Dos menos sería problema, ¿no?
El chico apretó los labios exasperado. No tenía que preocuparse por los Malfoy. Ambos eran muy hábiles para salir de la casa y encontrarse con ellos... muy especialmente Draco.
Si el idiota había decidido regresar por su primo era problema suyo ahora... él no tenía que preocuparse por eso.
... pero...
... todo eso estaba muy extraño...
-No pienso regresar por ti, maldita sea –masculló Harry muy enojado dándose cuenta que había dado un paso hacia la casa y se detuvo muy rígido –Sal por la maldita puerta, Malfoy... ¡Sal de una buena vez!
* * *
-Maldito Potter – siseó Draco apoyando la frente en la madera vieja de la puerta e intentó captar cada sonido que provenía del interior.
Nada.
¿Por qué no podía abrir la puerta?
-Audiel, pequeño pedazo de imbécil –llamó el rubio -.. más vale que salgas con vida de ahí o me enojaré mucho contigo.
Sin respuesta.
Pero es que Draco estaba seguro que su primo estaba ahí dentro.
No había otra habitación que estuviera tan asegurada...
... además...
.... el hedor provenía de ahí...
Draco estuvo a punto de llamarlo de nuevo, pero un ruido a sus espaldas le hizo volverse con violencia y colocar un escudo justo a tiempo para evitar una maldición directo a su persona.
-Pero qué tenemos aquí –canturreó Zabini –Nada más y nada menos que el sorprendente Malfoy.
-Tu de nuevo –siseó Draco con desprecio -¿Es que Quien-tu-sabes no ha podido matarte por tu inepto trabajo?
-Le soy más útil con vida –respondió Zabini con una sonrisa -¿Qué haces arañando la puerta, Malfoy? Eso se ve tan mal en ti.
-Y todo se ve tan mal en ti –replicó Draco levantando la varita –en fin, ¿podemos saltar la parte de los insultos e ir directo al combate? En verdad no tengo tiempo para perderlo justo contigo.
-Deja de preocuparte por tu patético primo, Malfoy –Zabini rió –No creo que salga con vida de esta ya que es el plan.
¿Plan?
¿Qué plan?
¿Y por qué con su primo?
Draco se acomodó para un duelo dispuesto a responder todas esas preguntas, pero justo al querer lanzar el primer hechizo sintió que la puerta a sus espaldas se hacía añicos lanzando varias astillas de tamaño considerable de las que se libró por solo una pequeña distancia al moverse.
Ambos oponentes concentraron su vista en el interior de la habitación y descubrieron a un pequeño de pie, en el marco.
-Audiel... –murmuró Draco sintiéndose aliviado al verlo con vida a pesar que sintió un doloroso pinchazo en el corazón por el deplorable estado en que se encontraba.
-¿Qué diablos...? –Zabini frunció el ceño y retrocedió viendo la tremenda aura que emanaba del menor de los Malfoy quien levantó su maltratada varita y murmuró una maldición que le hirió el cuello.
Zabini se tocó la herida. Estaba seguro que el golpe había fallado.
-Otro día, Malfoy –dijo con desprecio y retrocedió para desaparecer del lugar.
Draco no le dio importancia. Tomó a Audiel en brazos para evitar que se golpeara contra el suelo y se concentró en reunir energía para desaparecer del sitio antes que las cosas se pusieran peores.
-McLeen esta muerto –susurró Audiel.
-Lo merece –declaró Draco abrazando el pequeño cuerpo del chico –Ahora concentrémonos en que no mueras también.
-¿Harry? –preguntó el chico.
-Nos dejó –respondió Draco y odió a Harry por provocar las lágrimas que emanaron de los ojos de su primo y lavaron la mugre de la cara antes de que ambos desaparecieran.
* * *
-¡Imbécil! –gruñó Draco encarando a Neville -¡No me puedes impedir estar con mi primo!
-¡Claro que puedo! –encaró el muchacho regordete. Tras casi 20 minutos de discusión había llegado a enfadarse –De hecho es lo que hago... Si quieres que haga algo por Audiel tienes que estar fuera.
-Malfoy –corrigió Draco por enésima vez -¡No llames a mi primo por su nombre!
-Resulta que él me dio permiso –replicó Neville, pero se detuvo bruscamente -¿Cuántas veces tendremos que discutir por lo mismo? Tu primo se muere y lo único que te importa es llevarme la contraria y exasperarme.
-¿Y lo estoy logrando? –se burló Draco –Más vale que mi primo no se muera o me encargaré de hacértelo pagar.
Neville bufó exasperado y se encerró en la habitación.
Draco perdió su sonrisa y suspiró recargándose en la pared.
Estaba muy molesto por lo ocurrido. Tanto que podría explotar en cualquier momento, pero se había decidido a hacerlo con la persona correcta... Así que enderezó su cuerpo y caminó por el lugar.
Neville había llegado para atender a los heridos... Claro, el plan no era regresar con heridos... Se suponía que solo entrarían a tomar esos documentos y saldrían de la misma manera.
Pero el enemigo sabía que ellos estarían ahí.
Mas propiamente sabía que ambos Malfoy estarían ahí y habían esperado a su primo.
¿Pero por qué?
La verdad es que Audiel no tenía nada especial por más que a Draco le pesara admitirlo.
Solo era un niñito de 16 años que había decidido echar a bajo el honor familiar haciéndose amante de un idiota llamado Harry Potter...
Un momento...
... ¿y si era eso?...
¿Cuántos espías sabían que su primo se acostaba con Harry Potter y tenía intereses sentimentales con él?
Se suponía que ninguno.
Y de cualquier manera no les serviría de mucho. Si Harry no sentía aprecio por sí mismo mucho menos los sentiría por Audiel, así que simplemente lo dejaría morir si lo usaban para atraerlo.
Y de cualquier manera esa información no la tenía cualquiera.
Quizá solo cada integrante de la división de Harry, pero no otro cualquiera.
Draco recordó el estado lamentable en el que su primo había salido de esa horrible habitación. La ropa desgarrada y la sangre en su espalda...
¿Todo eso había ocurrido por culpa de Potter?
Demonios. Lo peor del asunto es que a Harry no le importaba.
Razón de más para odiarlo.
Draco se encaminó hacia las oficinas (o lo que debería serlo) y abrió la puerta en donde sabía que estaba el héroe. Con una molesta mirada recorrió la tranquila expresión y cerró a sus espaldas.
-Veo que saliste con vida después de todo –siseó Harry.
-No te librarás de mí aunque un ejercito de mortífagos embosquen este asqueroso lugar –declaró el rubio.
-Mala suerte –se burló el chico –Si venías a decirle eso, ya puedes irte. Tengo muchas cosas qué hacer.
-Mi primo esta así por tu culpa –dijo Draco.
-No debiste traer a Audiel... ¿sabes que acabas de darle nuestra ubicación al enemigo?
-¡¡Audiel no es ningún traidor!! –exclamó Draco ofendido.
-No lo era antes de lo que pasó –corrigió Harry –Ahora debo cambiar la ubicación de esta división de combate solo por que no pudiste comportarte como el auror que eres.
-Tu concepto de auror y mi concepto de auror difieren bastante, Potter.
-Si –concedió el rubio –Mi concepto se liga con la victoria.
-¡No me salgas con idioteces! –exclamó Draco –Mi primo esta postrado en una cama tras sufrir atrocidades que ni me quiero imaginar, por tu culpa... ¿me puedes explicar por qué lo atacaron precisamente a él? En la casa habíamos más aurores.
-Seguramente por que es el más débil –murmuró Harry.
-Me imagino que no tiene nada que ver que sea tu amante –ironizó Draco.
-Audiel no es m amante –replicó Harry con una calma que crispó los nervios del rubio –Solo coincidimos algunas noches...
-Para eso podías buscarte una puta –espetó Draco con molestia.
Harry sonrió.
-¿Para qué hacerlo si ustedes están empeñados en fastidiarme y permanecer a mi lado? –preguntó.
Draco lo fulminó con la mirada y se enderezó para salir de la habitación.
-Llévatelo, Draco –dijo Harry antes de que saliera –Aléjense los dos de mi vista.
-Buen intento, Potter –escupió el rubio y le miró con odio -, pero ni eso es suficiente para que te deje en paz.
Draco salió y caminó de nuevo hacia la habitación en donde estaba su primo.
Todo eso debía ser una broma. Si. Eso debía ser.
-Potter es una broma continua –se dijo a sí mismo -, el problema es que no causa gracia alguna...
Continuará...
Ayesha: Instintos naturales de la bestia, diría yo, digamos que si el lobo tiene la oportunidad de encontrarse a la sirena indefensa no dudaría en hacerle algo bastante feo. Suerte con tu trabajo!!! Yo misma me voy al mío ahora.
Aniston: Muchas gracias por leer lo que he escrito, al menos ahora no se te dificultará entender lo que esta pasando. Yo también soy profesora y creo que ambos (tu profesor y yo) estamos orgullosos de semejante logro. Muchas gracias por el halago... la razón por la que no escriba seguido es que no tengo tiempo... o tengo mucho texto pendiente... Además de eso no tengo PC en mi trabajo, ¿ves el problema? Respecto a lo que preguntas.... ya se resolverá con el avance, ten paciencia. Gracias.
Ovbio: =D
Amaly Malfoy: El traidor.... ju ju ju... Tu sigue haciendo conjeturas, quizá si has acertado desde el principio, quizá no. Besos.
Murtilla: Draco aun no sabe que se siente atraído por nadie.... De hecho ninguno sabe... así que dejemos los intentos por ahora. Y Audiel... bueno, su sumisión es por conveniencia... el mismo Draco lo dice, jajajaja... Besos.
Moryn: Quizá si intercedes por mí no me hagan nada. Que dices?. Jajaja, y si, las intrigas me gustan... Siento que el capitulo halla salido tan corto, pero era eso o publicar después.
Rogue: Gracias por leer tanto!! Wow, los escritores de fics deberíamos se incluidos en el programa de lectura nacional, jajaja... Muchas felicidades también a ti por leer tanto y gracias por darte tiempo para dejar un mensaje. Besos.
Angel de Luz: Por fin una fan de Audiel Malfoy!!!!! Sabes que el 99% de las lectoras que he conocido lo odian por razones que no comprendo (pero sospecho)?.
Draco:
Debe ser por que denigra las buenas costumbres Malfoy ¬¬.
*Akiko le tapa la boca a Draco*
Como sea... que bueno que a alguien más le simpatiza, no le digas a nadie, pero a mi también me encanta Audiel.
Juno Malfoy: Mi querida niña... me da mucho gusto contar con un apoyo como el tuyo... Espero seguir mereciéndolo...
Hare todo lo posible por que Draco no salga tan distorsionado en este fic. Tu déjalo en mis manos. Besos.
Mitchy Mitsui: Que se muera la sirena?... jajaja... si Remus sigue colándose en su habitación a solas seguro ke lo logra... Sin embargo ella tiene una buena razón para actuar como lo esta haciendo, pronto la verás... Harry también me agrada, besos.
