Disclaimer: Harry Potter y todos sus personajes son propiedad de J.K.Rowling.

Advertencias:  Esto es un slash....

Capitulo 14: Aurores, mortífagos y estudiantes.

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Imposible.

Eso no estaba pasando.

Era un sueño, ¿verdad?

¡¡¿Verdad?!!

Padma apretó los párpados y buscó la mano de su hermana a tientas mientras la otra mano tocaba la piedra de la pared.

Sin saber cómo, sintió un jalón en el ombligo y el calor del interior la rodeó.

Al abrir los ojos estaba en el interior del castillo con su hermana, a quien había tomado de la mano.

Padma se levantó y corrió gritando para llamar la atención de alguien.

*

Jamás sabría explicar el modo y la razón por la que se separaron.

Hasta ese momento habían estado juntos. Habían intercambiado caricias, besos... muy especialmente besos... Y de repente ese estallido dio inicio a todos esos sonidos angustiosos tras la extraña opresión que ambos sintieron en el pecho. Una opresión que ninguno había experimentado antes, pero de la que habían oído hablar en algunas clases. La sensación que causaba un exceso de magia ejecutada por una multitud en un espacio de tiempo relativamente breve y resultaba sencilla de localizar.

Debió ser eso lo que preocupó a ambos. Toda esa magia se había refugiado cerca... muy cerca.

Ninguno de los dos supo cómo, pero ambos estuvieron seguros de que el destino de esa manifestación energética se había dado dentro de los límites del colegio. Incluso Harry visualizó ese lugar donde los hechizos protectores se cruzaban... El sitio más vulnerable de Hogwarts.

Entonces ambos iniciaron esa aparatosa carrera hacia el comedor, donde sabían que estaban los demás alumnos. Seguramente ellos también habrían sentido esa opresión en el pecho; tal como Harry y Draco; pero los más pequeños no lo entenderían y los mayores estarían dispersos. Justo como Harry y Draco lo habían estado ya que habían encontrado algún lugar más interesante que el comedor.

¿Cuántos profesores había en el colegio?

Harry no sabría decirlo. Solo tenía la seguridad de que eran menos de la mitad.

Pocos profesores y muchos estudiantes, ese era el problema.

Draco debió girar por un pasillo, no lo sabía, Harry seguía de frente hacia el comedor pensando que jamás había sentido el camino tan eterno como en esa ocasión.

Entonces un nuevo estallido, acompañado del retumbe violento de las paredes lo detuvo. Escuchó los gritos infantiles aun más cerca, pero descubrió con frustración que el pasillo por el que había decidido llegar hasta el comedor acababa de bloquearse con la última explosión.

Demonios.

Harry maldijo e hizo una rápida revisión mental de la forma más veloz para acceder al comedor. Con un violento movimiento giró para volver sobre sus pasos sin dejar de escuchar todos esos ruidos que habían violentado el silencio de la noche y rogó por que todo eso no fuera tan fatal como parecía.

*

Nadie preguntó nada.

En cuanto llegaron a los límites de Hogwarts se dispersaron con el fin de realizar la defensa.

Todos estaban muy tensos. Bastaba con verlos correr hacia el imponente castillo con las varitas en alto.

No era para menos. No estaban preparados para un ataque de esa naturaleza ya que la información que recibieron no contemplaba precisamente *eso*.

Que terrible.

Remus se sacudió todo el cúmulo de emociones que le impedían caminar detrás de sus colegas y miró a Sirius hacer un sin fin de ademanes ante las indicaciones de Deborah, junto con un grupo reducido de magos.

*

Draco aminoró la velocidad de sus pasos cuando se dio cuenta que todo estaba en silencio.

Había corrido atraído por los gritos infantiles, pero ahora todo estaba en silencio. Un silencio mortal que le provocó un escalofrío.

A pesar de eso continuó avanzando, esta vez procurando no hacer ruido y mirando muy bien a todos lados. Se detuvo en la entrada a la casa de la serpiente, justo en lo que parecía una simple pared y se mordió un dedo para evitar hacer cualquier exclamación ante lo que vieron sus ojos.

Un niño.

El pequeño habría tropezado... quien sabe... Tenía su mano extendida hacia donde sabía que estaba la puerta como si hubiese deseado arrastrarse hasta ahí.... por supuesto no pudo.

Y la puerta...

... estaba abierta...

Draco se inclinó y giró al pequeño. Probablemente solo lo habían golpeado. Probablemente solo tenía que correr a la enfermería y entonces...

... no...

Estaba...

... muerto...

Draco acarició de manera ausente el escudo que lucía en su túnica. El escudo de la casa de la serpiente. Bordado de los bellos colores verdes. Simplemente superior a cualquiera que Draco hubiera visto.

Eso no debería pasar, ¿no?

Se suponía que los integrantes de esa casa eran los privilegiados.

El rubio miró la cara del niño. Lucía una expresión tranquila... casi hermosa.

No había conocido al niño más que de vista... Es más... no me simpatizaba... pero tampoco deseaba eso para él... Para ninguno de su casa.... o de la escuela.

Draco posó sus ojos claros en la puerta abierta. Con cuidado acomodó el cuerpecito infantil y caminó hacia el interior.

Lo que vio le partió el corazón.

¿Pero por qué?

¿Cómo habían entrado sin una clave?

¿Cómo?

En la sala común había más niños... Quizá dos o tres jóvenes del curso de Draco. Pero la mayoría niños.

Todos en el mismo estado que el primero.

Había sido un trabajo limpio. No había sangre ni heridas.

Entonces Draco vio la realidad de lo que estaba ocurriendo. No se trataba de una simple advertencia... No querían esconderse tras este hecho. Estaban decididos a admitir que el Dark Lord había vuelto y reclamaba una guerra. Una guerra con un inicio cruel que no daría cabida a dudas al respecto.

¿Habrían entrado a las otras tres casas?

-Audiel... –musitó Draco de repente y se levantó para salir directo a la casa de Ravenclaw.

En cuanto salió, una sombra se dejó ver en la sala común. La sombra de un muchacho de bonita cabellera rubia que tenía el ceño fruncido.

Blaise Zabini.

El muchacho torció los labios y decidió avanzar justo en la dirección de Draco... Sin embargo una energía semejante llamó más su atención... Lucius Malfoy.

*

-¡Lleva a los niños por la puerta de atrás! –exclamó Dumbledore a su subdirectora mientras mantenía el hechizo protector con el que había logrado detener las rocas que se dispararon contra ellos tras los escasos treinta minutos en que pudieron mantener cerradas las puertas del comedor.

La mujer obedeció y se llevó a todos los niños llorosos.

No eran todos.

No eran todos los niños.

Dumblendore había mandado a los pocos profesores que se habían quedado en el colegio a reunir al resto.

¿Cómo es que no habían previsto eso?

Desde que Deborah expresó su desconfianza por la información recibida debió reorganizar la defensa.... Debió estar preparado para lo peor...

... debió...

El director revisó la sala para comprobar que no había un estudiante más. Los mortífagos no habían penetrado aun, y los que lo habían hecho ya estaban muertos, por supuesto. Pero también había estudiantes caídos. Aquellos que habían decidido comer más alejados de la mesa de maestros. Los que habían recibido el primer impacto.

Eran esos niños los que le impidieron reaccionar a tiempo.

Ver sus cuerpos inertes de un momento a otro le nublaron todo sentido hasta que sintió ese empujón que intentaba penetrar el comedor para acabar con todo. Los gritos horrorizados de sus alumnos lograron hacerle comprender lo que estaba ocurriendo.

Los estaban atacando.

Lo que debería hacer ahora era reunir a los chicos que no estaban dentro de su casa. Los que habían decidido quedarse bajo en resguardo de su casa no correrían peligro ya que no podrían penetrarlas sin una contraseña.

Pero eran muy pocos.

Era la hora de la cena... así que eran muy pocos.

Dumbledore selló el comedor para que nadie pudiera utilizarlo para penetrar más en el castillo y corrió en dirección de los corredores.

Tenía que reunir a los niños. Tenía que ayudar a todos los que pudiera. Tenía que llegar a tiempo.

*

¿Dónde?

¿Dónde estaba?

Severus se detuvo en una esquina y vio correr a los magos. Los mortífagos.

Lo habían invadido. ¡Lo habían invadido todo!

Una angustia se galopaba en su garganta. Una angustia de la que se creía librado desde esa noche.

¿No se había arrancado el amor?

¿Entonces por qué?

¿Por qué comenzó a correr por los pasillos en busca de Harry?

"Todos los hechizos acaban con el paso del tiempo" había dicho ella cuando todo estuvo hecho "... este es especial... Este acabará también al verse acorralado por la muerte"

-¿Mi muerte? –preguntó Severus como lo hizo en esa ocasión, hace un año.

"Este hechizo los ha unido más de lo que te imaginas... Te arranqué el amor, si, pero lo hice a costa de ambos... Harry sabe que ya no lo amas... Así que si el hechizo nota la proximidad de la muerte de cualquiera de los dos, comenzará a debilitarse..."

¿La proximidad de la muerte?

¿Era eso lo que le anidaba esa angustia que no podía soportar?

¿Dónde demonios se había metido Harry?

Severus se detuvo bruscamente de nuevo y miró hacia el frente, en donde se alcanzaba a ver el pasillo hacia el campo de entrenamiento.

No. Por ahí no.

¿Dónde?

Una chispa extraña ahogó los gritos lejanos de los niños.

¡Ahí!

Harry se metería en problemas aunque no estuviera dentro de sus intenciones, así que debía correr hacía los niños.

Si esa posición de héroe ridículo era real, tenía que correr hacia los niños.

*

Lucius detuvo sus pasos con elegancia y volteó para mirar a aquel que le estaba persiguiendo.

Un niño.

Vaya. ¿Por qué un niño?

Sin embargo... lo conocía.

Oh, si. Era el soplón de Lord Voldemort. Aquel por el que se había organizado todo ese problema alrededor se Snape.

Lo que si no entendía es lo que ese mocoso tenía que hacer detrás de él.

-¿No tienes  algo realmente importante qué hacer? –preguntó con desprecio.

Zabini no pareció impresionado.

-Solo me dedico a evidenciar a los traidores –dijo el chico.

Oh. Eso ya no se oía bien.

Pese a eso Lucius sonrió aun con más desprecio y se encogió de hombros.

-No veo a ninguno por aquí –dijo con burla -... a menos que seas tú mismo.

Zabini levantó la varita, claramente en su contra. Eso hizo reír a Lucius.

-No juegues conmigo, niño –le advirtió -, tengo cosas más importantes a entretenerme contigo.

-Yo sé que usted se lo dijo a ella –murmuró Zabini. –Mi madre me lo platicó... En su infancia la amaba, ¿por qué no traicionarnos por ella?

La verdad es que Lucius tenía muchos argumentos para desmentir eso. Podía decir muchas cosas y burlarse de ese sentimiento que ese chico decía conocer. Pero Zabini no le dio tiempo. Y cuando pudo reaccionar vio ese hechizo que convocó una fuerza brutal que solo había conocido en una persona.

Imposible.

Frente a Lucius se levantó una figura siniestra que le presionó el corazón de manera mortal, casi impidiéndole respirar. Sintió la humedad de la sangre en su ropa y alcanzó a ver el símbolo oscuro que lo marcaría para siempre.

¿Debería rogar por su vida?

Lucius apretó los dientes sintiéndose indefenso ante un odioso chiquillo que había encontrado la manera de convocar a su amo. Seguramente no podría volver a hacerlo... Seguramente esa acción era exclusiva de él. Pero mientras tanto estaba siendo derrotado en su propia conciencia.

Y el dolor se hacía más insoportable.

-Grita, Malfoy –dijo Zabini encantado –Ruega por tu vida.

-Jamás...

-Entonces muere...

*

Deborah se detuvo.

Agudizó el oído notando el silencio que se estaba extendiendo de manera irremediable.

-No podemos contraatacar de esta manera –susurró con dolor y miró a Remus. Ambos habían estado de acuerdo en que Sirius buscara a Harry lo más pronto posible mientras ellos corrían hacia los niños. Pero es que no habían encontrado a uno solo... Mientras tanto las defensas se derrumbaban aun más y más.

-¿Qué propones? –preguntó Remus con esa tranquilidad que exasperó a la mujer.

Deborah sacó un pequeño puñal y tomó la mano de Remus haciendo un corte profundo en la palma. El hombre la miró impresionado y pese al dolor se vio en la necesidad de protestar:

-No podemos hacer un conjuro oscuro.

-Puedo hacer de los demonios unos perfectos aliados –dijo ella sin darle importancia y se cortó la palma también, pero Remus se lo impidió.

-No mezcles tu sangre con la mía –le dijo con un tono sombrío.

-No soy un ser humano, Remus –ella lo tranquilizó posando sus ojos dorados en los de él –Necesitas mucha más sangre para hacerme como tu.

-Pero el hechizo....

-Los niños están muriendo... Necesito Hacer fuertes a los demonios y fantasmas que se esconden en el castillo para que obedezcan mis ordenes... De otra manera los perderemos a todos.

-¿Qué pasará si deciden no obedecerte?

Ella sonrió.

-Para ser mi rival en la materia te comportas de manera ingenua... Si los demonios deciden no obedecer, solo harán lo que les pido a cambio de algo. En cuanto todo termine se presentarán ante mi para reclamar el precio.

¿Precio?

Remus palideció ante esa idea.

-Reclamaran al que convocó su poder –le dijo.

-Si –ella unió ambas palmas para mezclar la sangre y se alejó para hacer un símbolo en la pared –No podrán resistirse a una Sirena... Así que me ayudarán por una razón u otra.

Remus la escuchó iniciar el hechizo en ese lenguaje suyo y volvió a fruncir el ceño.

-¿Qué pasará con Sirius si eso pasa?

-Ambos lo sabemos –dijo ella cuando un aura dorada comenzó a brillar en el símbolo y miró a Remus con determinación –No lo dejaste hundirse mientras estuve en Azkaban, pienso que no lo dejarás hundirse ahora... si es que muero con este hechizo... Lo que importa ahora son todos esos niños, Remus... Y pienso hacer lo necesario para detener esta carnicería absurda.

La verdad es que Remus tenía en frente justo lo que no soportaba ver. La destreza con la que la magia oscura se fue perpetuando para llamar a toda clase de espíritus peligrosos a mando de Deborah le recordó los años en que ella estuvo en su contra. Justo del lado al que ahora combatía.

¿Habría realizado ya ese hechizo?

Antes de la caída del Dark Lord, Remus y Sirius tuvieron muchos problemas por hechizos semejantes. Vieron morir a muchos aurores de horrible forma donde no siempre tenía que estar presente un mortífago.

El hechizo que actualmente Deborah estaba realizando comenzó a crear  un ambiente tenso y oscuro. Remus la miró notando la impecable atención con la que murmuraba palabras en griego y comprendió que estaba dando ordenes a los espíritus que habían acudido a su llamado.

En la pared donde había dibujado el símbolo comenzaron a verse movimientos que asemejaban las ramificaciones de unas venas. A Remus le pareció ver el espeso líquido correr entre ellas.

Finalmente ella dio la orden definitiva y una onda transparente y líquida se propagó por entre las paredes hasta filtrarse y no dar otra evidencia que no fuera esa sangre que dibujaba el símbolo.

-Es magia negra de categoría –dijo Remus con algo de ironía.

-Busquemos a los niños –dijo ella ignorando el comentario y continuó avanzando. –Lo mejor será separarnos justo ahora.

*

Zabini notó que la siniestra figura que le acompañaba había detenido su observación hacia el cuerpo tendido para atender la superficie de las paredes como si fueran de lo más interesante.

En un momento soltó una siniestra risotada y tocó la superficie rocosa con las manos pálidas.

-Perderemos a la mitad de los hombres –dijo. A Zabini  no le pareció que le hablara a él así que no intervino –Busca ambos descendientes Malfoy antes de que los espíritus me impidan atravesar toda esta magia.

-Creo que puedo atender el asunto personalmente –aseguró Zabini.

-Te daré la oportunidad solo por ahora –la figura comenzó a desvanecerse.

-Si, Mi Lord.

*

Anne Malfoy era alguien a quien Remus no hubiera querido conocer precisamente en esas circunstancias. Al principio no se explicó la razón por la que ese mortífago estaba relativamente a salvo de los espíritus que Deborah había liberado, sin embargo esa peste a magia oscura le hizo entender la razón.

Claro que no le servía de mucho saber que la mujer estaba de ese bando en contra de su voluntad, muy especialmente si desplegaba en su persona toda esa habilidad que no le permitía continuar con su camino.

Y Remus tenía la férrea intención de pasar.

Hasta el momento había logrado arrancar la mascara que cubría el rostro de la mujer, pero no le había sido suficiente para eludirla como a los últimos tres mortífagos que tuvieron la desgracia de seducir a los espíritus asesinos y sufrir una espantosa y cruel muerte.

Quizá para la híbrida era una muerte justa. Cada mortífago había sido el autor de alguna muerte infantil y ella les daba a probar un poco de su propia crueldad. Pero lo cierto es que Remus no lo soportaba.

La muerte era muerte al fin y al cabo y no perdía su crueldad en el bando bueno o malo. Muy especialmente por las atrocidades que Remus había tenido que ver por parte de esos espíritus malignos que se regodeaban  tomando la vida de aquellos que escondían una marca oscura y no habían tenido la suerte de ser amados por la mujer que había liberado a tan devastadora fuerza.

¿Tendría la marca oscura la mujer que estaba frente a Remus?

El hombre había percibido el hedor de la magia oscura que la dominaba, pero eso no aseguraba que su brazo estuviese marcado. Posiblemente esa era la razón por la que los espíritus no habían reparado en ella y ahora tendría que hacerlo él.

-Serías un excelente sirviente parea Lord Voldemort –dijo ella con una sonrisa que comenzó a lucir a pesar de que un hechizo la había azotado contra la pared y la delicada piel de la mejilla se había abierto exponiendo su sangre –Ni tienes que estar del lado de los perdedores.

-Me parece que tu no estas de ese lado por voluntad propia.

-¿Qué es la voluntad al fin y al cabo? –preguntó ella con una socarrona sonrisa –Los magos son indecisos cuando se presumen neutrales... Yo solo les auxilio a tomar una mejor opción.

La verdad es que a Remus no le parecía la mejor opción, pero no podía ponerse a  hablar de eso con una persona que le impedía pasar y estaba claramente bajo el influjo de algo más fuerte.

-Potter ha liberado espíritus muy peligrosos –dijo ella cono si la idea le agradara aunque sus propios aliados sufrieran esas espantosas muertes –Espero que el precio a cambio de ese favor la quite de mi camino.

Remus palideció, ¿estaría Lord Voldemort detrás de esa posesión?

De alguna u otra manera necesitaba pasar. No podía confiar la seguridad de los infantes a esos demonios inestables que, sabía, habían sido atraídos por el hedor a magia oscura.

Así que se enzarzó  en un duelo mágico donde el nivel parecía equilibrado y poco propicio para que uno de los dos continuara con sus planes.

A Remus le pareció curioso que un mago no sobrepasara sus habilidades, muy especialmente cuando acababa de descubrirlo dominado por una entidad superior. De todas maneras Anne no era un mago de envidiables dotes, razón por la que, pensó el mago, no se había enlistado en ese bando desde el principio.

Aunque llegó el momento en que sus habilidades comenzaron a superar las de Remus. Y él lo notó al primer golpe recibido que le causó ese dolor capaz de lastimar, incluso a la criatura.

Un dolor horroroso, pero no mortal.

Y ella lo sabía. Ambos lo sabían.

-Pequeño detestable traidor –siseó ella levantando de nueva cuenta la varita –De nada sirve proteger a una sociedad impertinente e inferior, muy específicamente si sabes que no te aceptarán.

Un rayo de luz golpeó la espalda de la mujer justo antes de que sus labios pronunciaran el hechizo definitivo y Remus vio con alivio que se trataba de Sirius.

-Jamás me había alegrado tanto de verte atacar a alguien por la espalda.

-¡No la ataque por la espalda! –exclamó Sirius ofendido al  tiempo que Remus observaba a la mujer inconsciente –Solo me aproveche de que estaba lo suficiente ocupada contigo para acercarme sigilosamente.

-Creo que el nombre no cambia la acción –suspiró Remus haciendo un sencillo hechizo para atarle las manos y los pies.

-¿Así agradeces que te salvara el trasero?

-Yo también te he salvado –puntualizó el mago.

-¿Y soy igual de desagradable que tu? –riñó Sirius.

Remus sonrió.

-Creo que nadie es tan desagradable como tu, Sirius. Vámonos de aquí... Hay demasiadas presencias que me turban...

-De eso quería hablarte –Sirius recuperó un poco de seriedad –Mi chica a jugado con espíritus de nuevo, ¿cierto?

-Tu chica podría jugar con el mismo Diablo si se le diera la ocasión.

... Por eso no la soportaba...

... por eso y por ser la chica de Sirius...

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Ayesha: Bueno, buscaré la manera de no censurar. Afortunadamente aun no la necesito. Las escenas "fuertes" van más adelante. Lucius mostró estar del bando de los buenos desde "la Trampa", claro, es ahora donde se nota más... Y Harry recordará aun más... ambos recordarán.

Niky-Chan: Si habrá lemon, pero me parece que no por este medio. ¿Qué si Harry siente algo por Draco ahora?... hum... no lo sé XD... ¡¡Lo de Pansy!!... Argth!! Eso fue un error mío. En realidad esa mujer no tiene nada que ver.

Amaly Malfoy: Muchas gracias por la información. Las direcciones que me has mandado tienen un admirable ingles y una interesante y complicada forma de llegar a los fics en español. Yo no sé ingles... no lo suficiente al menos... así que lo revisaré a fondo. Cumpliré con las reglas de ff, no tengo problema con ello, pero he decidido no cambiar los planes a futuro. Sip. Draco amó a Harry, probablemente ahora lo odie... y espero que en el siguiente capítulo se vea la razón, pero antes de eso lo amó. La confesión fue antes de la muerte de Severus, pero esa misma noche... Y tu observación es correcta... Sospechan de los dos ya que a ninguno le dijeron los planes REALES. Gracias por el comentario de mi cita... Si Draco tuviera poco orgullo y fuera poeta diría palabras así... pero como tiene más orgullo que inspiración metafórica.... joo.

Little My: Tarde un poco como ya les dije, pero aquí estoy de nuevo. Para ser honestos yo tampoco esperaba hacer que Draco se le declarara a Harry, pero después pense "¿¡¡qué diablos!!?"... XD. Eso si, me costo mucho que no fuera cursi, pero creo que lo logré hasta donde es posible. La pared es un cruce de energías en el colegio. Supongamos que el director pone un escudo en el lado sur y McGonagall en el lado opuesto... Ambos escudos cubren el total del colegio pero existe un punto origen... El punto origen es el mas fuerte, pero tiene un punto debil... ke es el opuesto... Y justo ese punto podrá ser el más vulnerable. No tiene nexo con los mortifagos. Pero su los malos hallan la forma de penetrar, por medio de un hechizo como el ke Deborah describe, llegarán al punto más vulnerable por defaul. Severus no muere aquí, pero al siguiente si no se me escapa XDDDD

Duare: Ff me ha descubierto... Soy una depravada sexual a la que hay que censurar. Nah! Ya hallare la manera, no te preocupes. Hasta creo que tu propuesta es viable. El asunto de la confesión de Draco nos ha dejado sorprendidos a muchos (si, a mi también), pero justo por ello se le justifica su actitud actual (y mas que le falta).

Chiquinquirá: Slashfiction me tiene muda... Anda, no lo sé usar (por muy parecido que sea a ff). Y el problema empezó al no dejarme entrar cuando ya tenía clave, pero me las arreglaré, no se preocupen.

Asosa76:  Creo que cuando Harry se acuerde de esa confesión no habrá necesidad que Draco le de unas buenas patadas mentales... aunque... Depende de cómo lo tome... Sigo trabajando... ¡Animo a las dos!

Moryn: Espero que la creatividad me halla durado hasta ahora. Aki esta el siguiente capitulo. Besos y cuidate mucho.

Karen Lupin: No problem, ya tengo decidido que seguiré al pie de mi letra XDD. Mil gracias por seguir leyendo. Besos.

Rachel: No te preocupes, aun los ocupo vivos... a la mayoria al menos. Ademas tengo algunos intocables... Cuando mate a Severus crei ke me ahorcaban, no me kiero arriesgar de nuevo.

Kendra Duvoa: Que sea triste no tiene problema... el problema es que jamás deje de serlo... Mil gracias por estar con este sencillo fic. Animo y cuidate.

Un beso se da en un momento... El corazón se cuela entre los labios... Sólo eso te pido, tan solo un momento para entregarte mi corazón.
"Tan solo un momento" HP- Harry/Draco -By Akiko