Disclaimer: Harry Potter y todos sus personajes son propiedad de J.K.Rowling.
Advertencias: Slash.
Quince: Aquel que recuperó el amor.
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Para aquel que recuperó el amor antes de morir y abrió más la herida del héroe. Para aquel que amó al héroe y le curó con besos antes de ser abandonado.... Para el momento en que se dio el amor... Para el pobre héroe que ahogó su corazón con la sangre que manó de los labios de su primer amor y hundió también al segundo a, quien no le permitió salvarle.
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Deborah atravesó la estancia de la biblioteca con pasos fuertes y lentos mirando a su mentor.
De los lugares que más habían resentido el ataque, ese era el peor.
Los libros estaban desperdigados en el suelo y se veían claras pruebas de la penetración que los mortífagos y espíritus habían hecho en el sitio con el fin de acabar con aquellos, según sus ordenes.
Los espíritus habían llegado tarde.
La mujer vio a su maestro con fría delicadeza notando la ternura con la que abrazaba ese diminuto cuerpo infantil y evitó indagar la razón por la que había sido precisamente ese niño cuando el lugar se podían ver muchos más... muertos también.
Las manos ancianas apretujaban los hombros con tal fuerza que Deborah pensó que le haría daño... de no ser por que ya estaba muerto.
Entonces comprendió que sus demonios no habían llegado a tiempo. Era ese anciano quien derribó a todos los mortifagos, sin duda de un solo golpe, pugnando por salvar la vida de sus preciados estudiantes.
Pero él también había llegado tarde.
-Señor... –susurró ella con ese encanto que su naturaleza le daba.
-Cuando llegué aun estaba vivo –dijo Dumbledore –Tuve problemas con los mortífagos, pero no me llevó más de unos segundos acabarlos y podría llevarlo a la enfermería.... Pero fueron esos mismos segundos los que bastaron para que muriera.
Ella lo comprendió.
-Aun hay más, señor.... –dijo con paciencia.
-Tus espíritus...
-Mis espíritus no salvan vidas, señor.... Las arrebatan... Somos nosotros quienes debemos adoptar el rol de salvadores.
-Comprendo.... Adelántate.
Deborah apretó los labios guardándose el comentario que habría formulado ante eso.
Vaya que era un ataque inteligente el de Lord Voldemort.
Y ahora lo entendía.
*
Audiel no estaba en la sala común de Ravenclaw.
¿Habría ido a cenar con la mayoría de los niños del primero curso?
El solo pensarlo le causó escalofríos a Draco. Y tras hacer prometer a la prefecta que no abriría de nuevo la puerta secreta se encaminó en busca de su pequeño primo.
No había comenzado a pensar en la manera adecuada para buscarlo en el enorme lugar cuando escuchó su inconfundible voz, no muy lejos.
Draco se acercó con sigilo hasta poder asomarse por una esquina y lo vio charlando con Blaise.
-Mi madre no puede estar aquí... con esa gente –dijo Audiel con un tono de voz que Draco identificó perfectamente como peligroso enfado.
-Deberías alegrarte por su sabia elección –replicó Zabini -¿No es lo que los Malfoy desean?
-Nosotros estamos por encima de un bando –declaró el pequeño rubio frunciendo el ceño –Ninguno culpa a otro por hacer una elección tan errónea como ser "mortifago" ya que sabemos que solo se trata de un peldaño más.
Zabini abofeteó al rubio con una fuerza que a Draco se le antojó innecesaria y absolutamente ofensiva para un pariente suyo...
La verdad molestaba, ¿cierto?
Orgulloso de su primo y furioso con Zabini, salió hacia el campo visual de ambos, notando las emociones contrarias que expresaban su rostro.
Audiel se alejó inmediatamente de Zabini y se abrazó a la cintura de Draco apoyando la mejilla roja por el golpe, seguramente para ocultarla.
-Ve a tu casa –ordenó Draco.
-Ese idiota me ha ofendido –murmuró el niño.
-Yo me ocuparé –prometió el mayor de los Malfoy y obligó a andar a su primo.
Zabini apretó los labios en cuanto estuvo seguro que estaban solos
.-¿Tu te ocuparás? –preguntó con cinismo –Tu primo jamás se pareció a ti, es natural que no tenga tus aspiraciones, Malfoy.
-¿Aspiraciones?
-Creí que todos los integrantes de Slytherin seguirían tus enseñanzas, pero han sido estúpidos y solo unos cuantos se han unido a nosotros.
¿Nosotros?
Draco temió comprender esas palabras.
-Tu abriste paso a la casa de Slytherin –dijo sin ninguna duda y le vio sonreír – Ya veo... Han dejado con vida a aquellos que juraron fidelidad a Lord Voldemort y mataron a la mayoría de los menores, justo aquellos que no tenían conciencia para elegir. –siseó Draco con desprecio.
-Tu elegiste desde muy pequeño –replicó Blaise.
-¡¿Qué sabes tu lo que yo elegí?! –Draco rió con cruel burla.
Pero siempre lo has dicho.
-¿Pero es que no escuchas nada?... Peldaños... No me importaba la manera en que ganara respeto y liderazgo si para eso tenía que engañar a unos cretinos como los de tu clase.
Zabini quedó mudo por esa respuesta.
No la esperaba de él.
Quiza si de Lucius Malfoy, quien se había encaprichado con la mujer híbrida. Pero no de Draco Malfoy.
-Nosotros lo hicimos por ti –dijo con odio –Di el lugar exacto para encontrar a ti tía Anne Malfoy e intenté convencer a tu patético primo por ti.
-¿Para no tener nada que me avergüence? -preguntó Draco son ironía –Gracias por nada... ¿Ahora podemos resolver este molesto asunto?
¿Resolverlo?
¿De qué manera se resuelve una ofensa como esa, hecha a un Malfoy?
¿Qué habría hecho su padre?
"Matarlo", pensó Draco son ironía y giró para caminar a la sala de duelo. Matarlo como haría un Malfoy ofendido que busca mostrar su superioridad y demostrar una vez más por qué no debían meterse con ellos. Retarlo a duelo.
-Es absurdo –dijo Zabini caminando detrás de él –No tienes que perderte con estos idiotas. Un Malfoy no puede quedarse con el bando que va a perder. ¿Es que estabas de acuerdo con el traidor de tu padre?
-No te atrevas a hablar de mi padre –replicó Draco con molestia. Muy especialmente por que esas palabras implicaban que su padre había sido descubierto y estaba en dificultades.
Zabini se detuvo en seco.
-¿Qué te propones, Malfoy? ¿a dónde vamos?
-Siéntete afortunado, vas a batirte en duelo con un Malfoy.
*
Ahí estaba.
Maldito mocoso. Le había costado mucho trabajo encontrarlo, pero por fin estaba ahí.
Lo extraño era que estaba solo y no dando muestras de su estúpido heroísmo, como Severus hubiera esperado hallarlo.
Parecía perdido y miraba hacia todos lados con notable nerviosismo, cosa que no le sería muy útil si alguien más lo buscaba, muy especialmente un mortífago asesino.
Oh, pero ese no parecía ser el caso.
Severus apreció que el chico no se había dado cuenta de su presencia. Continuaba buscando algo con ese nerviosismo que lo hacía ver precioso.
¿Precioso?
El hombre ahogó un gemido y recargó el hombro en un pilar, desde donde se dedicó a mirarlo.
Que hermoso resultaba el horrible hechizo oscuro en ese momento.
Aquello que le había arrancado el amor hacia Harry, ahora le recordaba lo bello que resultó la primera vez que lo vio y los remordimientos a los que tuvo que someterse para no verlo con ese amor que se le desbordaba en el corazón justo en ese momento en que lo vio suspirar.
Sabía que era a causa del hechizo que hacía mas fuerte ese amor que negó durante un año. Sabía que estaba perdiendo toda la razón que había logrado reunir, pero es que lucía tan bello.
¿Cómo era posible?
Se había arrancado el amor para no suspirar de esa ridícula manera por él... ¿cómo era posible?
¿Qué tan cerca estaría la muerte para hacerle sentir de esa manera?
¿Por qué no había podido contar ese fino hilo que los unió?
¿Y Harry?
¿Lo sentiría también?
Severus reconoció la vulnerabilidad que tanto había odiado y se puso a gozar de cada escalofrío que le recorrió la piel mientras miraba al chico.
Lo amaba.
Por Dios, ¡¡¡lo amaba con una fuerza horrible!!!
No quería.
... no...
No quería amarlo con esa fuerza que lo cegaba, aun en esos peligrosos momentos.
... por favor... no...
Severus se tragó otro suspiro. No podía estar viéndolo de esa manera, ¿verdad?
Suprimiendo todas las emociones y cubriéndolas bajo su habitual mascara de frialdad, se enderezó y comenzó a caminar hacia él para llevarlo a un lugar menos expuesto.
Entonces lo vio.
Alerta y peligroso. Un mortifago.
Harry seguía nervioso.
¿Habría notado la presencia de ese enemigo?
No.
¡Maldito mocoso estúpido!
Severus vio la manera en que el asesino levantaba la varita y dejaba ver esa sonrisa anticipada.
¿Qué podía hacer?
¿Avisarle?
No. Estaba tan nervioso que no reaccionaría a tiempo para eludirlo.
¿Qué hacer?
"... el hechizo comienza a debilitarse con la cercanía de la muerte"
No.
No con él.
Severus corrió hacia Harry. Justo en ese momento el chico volteó y dejó ver una expresión de sorpresa que acentuó su belleza.
Quizá estuvo por sonreír, no lo sabía. Lo único que Severus pudo ver y escuchar fue el hechizo lanzado en contra del muchacho. Saltó contra Harry y lo tomó entre sus brazos para colocarlo contra el suelo. Al instante tuvo que ignorar el pinchazo de dolor de su cuerpo y mató al sorprendido mortífago con un solo movimiento de su varita.
-¿Profesor Snape?
Severus giró la cara hacia la de Harry y sintió un nudo en la base del estómago al mirar ese delicioso rubor que le tiñó las mejillas.
Que hermoso era. En esos momentos Severus sintió el calor de su cuerpo traspasar entre la tela de la túnica. Fue conciente de los acelerados latidos de su corazón y del temblor de su piel.
Se dio cuenta de la vida que irradiaba ese cuerpo juvenil.
Y se sintió feliz.
La felicidad estaba por enloquecerlo. Sus brazos se cerraron aun más, en torno a Harry. Y estuvo a punto de besarlo, pero alcanzó a detenerse a pesar de la dolorosa protesta de su corazón.
Entonces lo sintió.
Era algo que se le escurría lentamente provocándole un dolor que el hechizo acentuó de esa manera que no había experimentado.
Toda la frialdad se le derritió al sentir que sostenían su cuerpo y fue conciente de las palabras incomprensibles de su pupilo.
El amor había vuelto.
El hechizo estaba desintegrándose a causa de una muerte.... Su muerte.
-No te muevas –pidió Severus al sentir un tirón que intentaba levantarlo –Es inútil.... Tienes que buscar al director, debes ir con los demás niños y ponerte a salvo.... Debes...
Harry le cubrió los labios con los dedos. La verdad es que Severus agradeció eso. No tenía fuerzas para hablar. Lo único que quería era permanecer ahí..... junto a él.
*
Zabini alcanzó a apoyar todo el peso de su cuerpo en una rodilla. No había caído, pero podía asegurar que pasaría con el siguiente golpe.
Y es que jamás imaginó que cada estocada de Malfoy llevase esa tremenda fuerza. El las pocas veces que lo vio manejar la espada notó elegancia y agilidad, pero jamás fuerza. Y era esa fuerza lo que lo estaba derrotando.
No es que Zabini superara las magnificas habilidades que Malfoy poseía con la espada, pero siempre había encontrado librarse de la mayoría durante las prácticas escolares.
Ahora sabía que había sido un ingenuo pensando que estaban equilibrados en habilidades. En ninguno de sus encuentros provocó tanta ira como ahora y notaba que había sido una completa estupidez.
~"No puedes con él. Regresa"~
zanibi apretó los labios. No podía levantarse. Su cuerpo estaba agotado y Malfoy continuaba ahí, de pie, esperando.
-Termina de una vez, Malfoy –espetó con odio y absolutamente humillado.
-Creo que la humillación es la mejor manera de demostrar superioridad –Draco soltó una risita y blandió la espada en el aire –muy especialmente si luces esa marca.
La marca.
En el primero movimiento Zabini fue tomado por sorpresa y el resultado fue ese profundo corte que se de4slizó desde su frente hasta su mejilla.
-Te arrepentirás por esto –gruñó Zabini viéndolo caminar hacia la salida del aula de duelo tras guardar con horroroso cuidado esa filosa espada.
-No me arrepentiré... Una alimaña rastrera como tu jamás alcanzará el nivel de un Malfoy. Y ambos lo sabemos...
*
Remus notó el cambio de la situación. Al ver la expresión en el rostro de Sirius, supo que lo había notado también y sintió que toda tensión comenzaba a evaporarse de manera gradual.
Ambos llegaron hasta la enfermería viendo a un numeroso grupo de alumnos de todas las edades. Muchos, si, pero muy pocos a comparación de la matricula real de todos los estudiantes que estaban en el colegio.
Sirius se las arregló para penetrar hacia la enfermería y fue recibido por una histérica Madame Pomfrey que se acercó para revisar al niño que él tenía en brazos y realizar un hechizo que cerró la herida en su hombro. Justo la que Sirius había estado presionando.
- El comedor esta seguro en estos momentos –dijo la mujer dando la vuelta para revisar la frente amoratada de otro niño -, lleven a ese niño junto con otros más para que esperen un poco.
-¿No hay lugar? –preguntó Sirius frunciendo el ceño.
-No –respondió la mujer dejando claro que eso la desesperaba -, tengo criaturas que necesitan una cama más que otros. Además la profesora McGonagall ya ha pedido refuerzos, estarán seguros en el comedor.
Remus entendió y sintió que el corazón se le hundía en el pecho.
-¿Dumblendore? –preguntó Remus.
-Vino hace unos momentos –respondió ella con un extraño dejo de tristeza -, trajo a algunos niños y miró a otros como si los contara, después evitó hablar con los pequeños que se le acercaron y se fue.
Que dolorosa respuesta. Remus se sintió aun más acongojado y culpable por no haber estado ahí. Todos esos niños lo habían necesitado y él no había podido llegar a tiempo.
-Iremos al comedor –dijo Sirius como si comprendiera las inquietudes de Remus y le tocó el hombro –Creo que McGonagall será más útil en la enfermería.
*
-Se han ido –murmuró Deborah besando la frente de un niño que había estado llorando desde que llegó al comedor y al único que se acercó a abrazar para calmar ese ataque asmático que le impedía respirar –Pronto iremos por tu medicina y te sentirás mejor, solo resiste un poco más...
El niño dio otro violento jalón de aire e intentó calmar los movimientos bruscos de su pecho. Deborah murmuró palabras en griego evocando un aire fácil de respirar al mismo tiempo que acomodaba el cabello húmedo del niño y volvía a depositar un beso tranquilizador. Levantó la mirada hacia una alterada McGonagall que caminaba de un lugar a otro en busca de los niños más heridos y llevarlos a la enfermería.
-Pronto estarás con Madame Pomfrey –susurró con un nudo en la garganta. ¿Por qué se había desvanecido el suave aire que había convocado -... oye...Ya voy a llevarte... ya...
Imposible.
Deborah ahogó un sollozo al enterrar la cara en el cuello del niño y sintió su humedad helada, carente del acompasado y acelerado latido que había estado vigilando hace un momento. El olor a muerte le invadió las fosas nasales y no pudo contener el torrente de lágrimas que manó de su cuerpo.
Una mano se posó en su hombro. Deborah levantó la mirada y se encontró con el brillo cargado de compasión en los ojos de Remus.
Lo odió por eso.
A su espalda estaba Sirius. Podía sentir su tacto en el hombro y percibir ese olor que tanto amaba.
-¿Dónde esta Harry? –preguntó ella tragándose otro sollozo y se obligó a desprenderse del cuerpo infantil para levantarse.
-No lo encontré por ningún lado –respondió Sirius preocupado –Creí que estaría aquí.
Deborah miró el comedor y alcanzó a ver a Draco. No estaban juntos.
Un poco mas a lo lejos se veía a Hermione regañando a un herido Ron. Tampoco estaba con ellos.
Usando los restos del hechizo que había realizado, consultó a los espíritus.
Uno respondió.
Aquel que le informaba sobre un hechizo roto. El único que había sabido donde estaba Harry y que le confiaba la compañía que tenía en esos momentos.
-No te preocupes por él –dijo a Sirius , esta a salvo –miró a todos los niños –ellos se han convertido en nuestra prioridad ahora.
-¿Debbie? –preguntó Remus al verla avanzar hacia la sub directora.
-No te preocupes –murmuró ella frunciendo el ceño –Los espíritus se dan por satisfechos con lo que han obtenido. Vamos con los niños. A McGonagall le urge ir a la enfermería.
*
-Se han ido.
Harry aflojó un poco la presión que sus brazos hacían en el cuerpo de Severus y lo acomodó con cuidado sobre sus piernas.
-Si –susurró en respuesta -, se han ido.
Durante todo ese tiempo se había extendido un tranquilo silencio en el lugar. El eco de sonidos aislados apenas habían sido suficientes para irrumpir esa atmósfera pacífica en la que ambos habían permanecido, alertas a cualquier sonido violento que evidenciara la presencia enemiga.
Ahora todo estaba bien.
Los dos lo sabían.
El llanto de los niños había terminado junto con los pasos acelerados y lejanos a ese sitio. Ya no se escuchaban chispazos de maldiciones ni paredes sucumbiendo a ellas.
Ahora solo se podía apreciar el silencio.
Todo había terminado al fin.
Harry no encontró las palabras para romper ese silencio. Solo pudo permanecer abrazándolo con el mayor de los cuidados sin dejar de presionar la herida.
¿Cómo pudo provocar una herida así una varita?
No lo sabía. De lo único que estaba conciente era que no se movería de ahí.
Quizá pensó en hacerlo en un principio. Quiso llevar a su profesor a un lugar donde pudieran atender esa herida. Pero algo en su interior le hizo saber que eso sería inútil.
-Hace frío...
No mucho en realidad. Pero Harry prefirió no hacérselo saber a su profesor, muy especialmente por que él mismo estaba por romper a llorar al comprender todo lo que estaba ocurriendo.
Lo iba a perder... para siempre... ¿verdad?
Antes podía soportar su presencia aunque no le amase. Al menos estaba al pendiente de él y podía saber que estaba a salvo a pesar de su peligrosa dualidad en toda esa situación. Al menos podía mirarlo cuando no soportaba las ganas y apreciar cada cualidad de la que se había enamorado, aunque nadie más pudiera verlas. Al menos podía... saber que vivía.
-... los niños...
-Todo ha terminado –musitó Harry -... Todo esta bien...
Eso era todo, ¿verdad?
A pesar que Harry sabía que las cosas no habían hecho otra cosa que empeorar no podía darle esa preocupación a su profesor.
Además aun persistía esa molesta seguridad de que lo perdería.
El hechizo se había roto, ¿verdad? Tal como su tía lo llegó a mencionar... ¡¡El hechizo se había roto!!
... entonces...
¿había recuperado a su amor?
No lo sabía. Y lo cierto es que temía preguntar.
Temía saber la respuesta de la misma manera a la muerte que se avecinaba de forma irremediable.
Al chico le encogió el corazón ver al profesor en ese estado. Sabía que la herida había sido grave, pero no se imaginó que lo debilitara de esa manera.
La sangre adherida al cuero cabelludo daba un tacto pegajoso y sucio, peor el chico no podía retirar sus manos del cabello para hacer esas caricias ocasionales en busca de calmarlo... ¿o calmarse?
Quería decir muchas cosas. Deseaba expresar en palabras todas las emociones que se arremolinaban en su pecho con violencia. Y a la vez no quería.
Ese silencio lo había seducido con una fuerza que jamás se creyó capaz de conocer y solo se conformaba con estar ahí, a su lado. Amándolo más que nunca.
Pero no podría perdurar por siempre, y Harry lo sabía.
El silencio se rompería y de nuevo estaría rodeado de esos sonidos que tanto daño le habían hecho.
-Voldemort...
Harry se apresuró a cubrir los labios de su mentor para que no completara la frase.
No era necesario. Ya sabía lo que quería comunicar. Sin duda estaría preocupado por lo que les esperaba a todos a partir de ese ataque. Seguramente esperaba comunicar todo lo que creía saber... y quizá hasta intentaría darle unos consejos al respecto.
Pero Harry no quería escucharlo. Ya sabía que su vida cambiaría a partir de ese momento. Ya sabía todo lo que tendría en sus hombros.
Entonces recordó a Draco.
El dolor se le agudizó en el pecho de tal manera que se sintió desfallecer. Pero tomó fuerzas; por él y por su profesor... por... su segundo amor.
... por que...
...
... lo abandonaría como Harry fue abandonado una vez...
-No se preocupe –dijo a Severus – yo me haré cargo ahora... usted solo debe descansar...
-Moriré... –musitó el hombre provocando una opresión en el pecho de Harry.
-... si...
Severus levantó la mano para hacer una caricia en la mejilla suave de Harry. Sintió su calor a pesar del frío de la noche. Sintió su... vida...
Ojalá pudiera tener un poco de esa vida ahora.
-El hechizo se ha roto –murmuró Harry frotando la mejilla contra la palma que le hacía esa suave caricia.
-... si...
Si. Era justo lo que deseaba escuchar. A pesar que ya lo sabía era justo lo que deseaba escuchar.
Un año esperando a calmar ese dolor y hoy, por fin, lo había logrado.
Lo había logrado, si. Y aunque el precio era muy alto pensaba que no existía momento de más dicha que ese.
-¿Ahora puedo escucharlo?
El chico notó una expresión desconcertada en rostro de su profesor. Tan desconcertada que sintió miedo a que no comprendiera sus palabras.
¿Lo habría olvidado?
¿Era posible que olvidara todo el amor que le profesó aun con la cercanía de la muerte?
-... si... Puedes escucharlo.
La respuesta no solo calmó las dudas de Harry. Le llenó el corazón de tanta alegría que apoyó sus labios contra los de Severus. Casi al instante recibió respuesta y ambos alientos se fundieron con ese erotismo que ambos habían estado ocultando.
Tan perfecto.
... tan... hermoso...
-Te amo –susurró Severus en cuanto sus labios quedaron libres.
Lo último.
Lo definitivo.
El hechizo se había roto y se había llevado consigo lo que Harry más amaba.
¿Qué hacer ahora?
¿Con qué camino seguir?
Harry acomodó a su mentor en el suelo y suspiró viendo la tranquila expresión en su rostro.
Él había muerto por lo que creía.
¿En que creía Harry?
-Yo solo creía en ti... –susurró con ternura pese a que su corazón dio un vuelco de dolorosa protesta.
¿Qué sabía el corazón al fin de cuentas?
En todos esos años solo le había dado tristezas... Y la única alegría que se creyó capaz de poseer ahora estaba muerte.
De nuevo una protesta.
-Ya no tengo fuerzas para creer en nadie más –dijo Harry con el ceño fruncido –Tu camino es mi camino ahora, Severus... Entonces estaremos más unidos que nunca...
*
Draco lo notó.
No lo esperaba. No después de estar compartiendo emociones tan puras antes del ataque.
Pero no replicó. No era su deber... no se humillaría por ello.
Si Harry había decidido sacarlo de esa manera de su vida, estaba bien... En algún tiempo se daría cuenta de su error y entonces regresaría.
Regresaría a un lugar donde ya no había amor para él.
Por que para Draco... El Harry que amó había muerto.
Así que no le dio importancia a la charla que la nueva Orden del Fénix desarrollaba. No hizo caso a los absurdos ideales del nuevo Harry... no hizo caso a nada.
Lo único que podía hacer por él era estar de su lado. Nada más.
Que no le pidiera nada más, por que no obtendría nada por ese dolor que le causó al echar a la basura esa emoción que apenas nacía.
Nada.
Continuará...
Moryn: Aquí esta la causa de mi culpa. La verdad no sé si salió más emotivo que interludio, no sabría explicarlo. Lo que si me consuela es que mas explicado si esta. Besos y gracias por leer.
Reina-Ayesha: Nuestro lobito tiene instintos asesinos muy peligrosos, pero no hará nada de lo que pueda arrepentirse, eso me corresponde a mi XD. Y no te preocupes por la insistencia. Ya veremos ke se puede hacer.
Kendra Duvoa: Zabini recibirá lo suyo, no te preocupes. Claro, al principio pareciera que sus planes salen a la perfección.
Amaly Malfoy: Aun tengo algo de duda cobre los capitulos... Cosas mías, supongo. Lo bueno es que ya no tienes dudas de las historias pasadas... pero si aun hay puedes exponerlas con confianza. Blaise no mató a Lucius, pero debido a la confianza que depositan en él, fue capaz de "convocar" al propio Lord Voldemort, La madre de Blaise es punto y aparte... en palabras simples, ella le dijo a su hijo respecto a la "relación" que había notado en Lucios con Debbie, nada comprobado, pero muy obvio para ella. Y por ultimo: Sirius SI sabe lo que Remus siente... Mas adelante aclararé este detalle. Y no te preocupes por las webs... ya hallare la manera.
Little My: Sip, este es el definitivo. Aquí muere Seve. Los recuerdos son evocados por el narrador, ni Harry ni Draco... Gracias.
