La prometida de Manta Oyamada.

Shaman King pertenece a Hiroyuki Takei...lo demás es mío.

8.- De vuelta a clases.

-solo cinco...o cuatro y medio...no pido mucho –decía entre sueños un joven larguirucho, acomodando su cara contra la almohada, buscando a tientas el despertador que estaba a medio metro de él. Por un instante creyó haberlo alcanzado y apagarlo, mas su mano seguía moviéndose perezosamente sobre el aire...y el despertador estaba aún así apagado. Confundido, el muchacho levantó el rostro ojeroso, encontrándose con un par de extraños ojos azules, que lo observaban atentamente.

-Si no te apresuras me acabaré el agua caliente de la casa.

-¡Haruko! ¡¿Qué haces aquí?! –exclamó Manta tan de repente que su prometida retrocedió cautelosa, a la vez que el chico se levantaba de un salto de su cama, arrebujándose en sus sábanas.

-Solo vine a despertarte –aclaró la chica, quien todavía no se había arreglado- ¡Cielos, duermes como tronco! –exclamó divertida.

-¬¬ Bien, ya me desperté, así que por favor...-el muchacho (un poco sonrojado) finalizó la frase señalando la puerta. Para su sorpresa Haruko obedeció, volteándose justo antes de salir.

-Pero eso no quita que me vaya a acabar el agua caliente de la casa.

-¿QUÉ?

---...---...---...---... ---...---... ---...---... ---...---... ---...---
... ---...---... ---...---... ---...---... ---

-Y...¿a qué hora se supone que iban a llegar? –preguntó un Yoh con aire despistado buscando en los alrededores del parque que estaba cercano al colegio.

-Más les vale que no tarden ¬¬ -respondió Anna rechinando los dientes- Se supone que nos quedamos de ver aquí hace quince minutos! ¬¬ Ahora entiendo que Haruko no tiene esa "puntualidad inglesa" para...

-Creo que ahí vienen –interrumpió el chico señalando un par de figuras que parecían discutir, y, conforme se iban acercando, mostraban a Haruko avanzando a paso vivo adelante de Oyamada, quien parecía perseguirla.

-¡Niña, ese pedazo de tostada es mío!

La muchacha río mientras comía –No, ya no –dijo masticando el último bocado con evidente malicia.

-No T.T apenas le di un mordida...¡eres una maleducada! Me quitaste el agua caliente en la mañana y no me dejaste desayunar!

-Comprendo su pena ToT –murmuró Asakura conmovido.

-¬¬ Será mejor que te acostumbres –le espetó la sacerdotisa al rubio justo cuando él y la chica de pelo negro se acercaba a ellos.

-Y bien..-habló el shaman para cambiar el tema- ¿Lista para tu primer día de clases en Japón, Haruko?

-oo ¿Tengo que decir que sí?

-No es tan malo como parece –dijo Kyouyama- Además, según tengo entendido creo que podremos vernos en el descanso. (N. de A: según tengo entendido para cuando Manta, Anna e Yoh tengan 17 estarán en el quinto año de preparatoria y Haruko en tercero de secundaria pero....XP como allá son un año más grandes, mejor decidí cambiar un poco las cosas, así que Haruko apenas acaba de entrar a la preparatoria –según designios del futuro pronto cumplirá los 16- y los demás están en quinto de prepa n-n Gracias por su comprensión! xD)

-¡Entonces sí! –exclamó la joven alegre agarrando (o mejor dicho, estrujando) el brazo de su prometido. Manta no dijo nada, solo frunció el ceño irritado mientras entraba con los demás al colegio. Conforme entraba a la escuela y se apresuraba a checar en las listas el grupo al que había sido asignado, pudo notar como se clavaban en él la mayoría de las miradas debido a que su prometida no parecía soltarlo. Finalmente, la inglesa lo dejó para buscar su nombre en las listas.

Desde donde se encontraba, Oyamada procedió a examinarla, dándose cuenta de que llamaba más la atención no por estar con él, sino por lo que vestía. Al parecer la joven nunca había usado un uniforme, pues a este le había dado un toque demasiado personal al usar calentadores negros (en vez de las calcetas blancas cortas que se usaban en la escuela), ponerse un grueso cinturón de estoperoles sobre la falda azul marino (que curiosamente no estaba ajustada a la cintura, sino que caía en la cadera dejando ver unos bóxers) , vestir una camisa negra de manga larga bajo la blusa blanca de manga corta de la escuela con la corbata azul (que tenía dos pins prendidos en ella). Por si fuera poco, en vez de los zapatos escolares se había traído los Converse rojos, además de las cinco mil pulseritas y otros adornos sobre cuello y muñecas, sin contar su rostro pálido bajo unos ojos profundamente delineados en negro y el pelo revuelto, que la hacían ver mayor, aunque la estatura (siendo un poco más pequeña que Manta) no le ayudaba en mucho. Siendo analizada de ese modo, se veía estrambótica y un poco risible, pues en ese colegio conservador no se acostumbraban esas modas.

-Te apuesto quinientos yenes a que el prefecto la sorprende en cinco minutos –dijo Anna a Manta al ver como este miraba absorto lo que su prometida se había puesto.

-oo Que sean dos.

---...---...---...---... ---...---... ---...---... ---...---... ---...---
... ---...---... ---...---... ---...---... ---

-Y así jóvenes, la etimología grecolatina se puede aplicar incluso en apellidos extranjeros; por ejemplo la palabra...

-Disculpe profesora, necesito a Oyamada –interrumpió bruscamente el prefecto a mitad de aquella aburrida clase de etimología, sobresaltando a la clase, que se sumía en un sueño pesado y tedioso. Manta se levantó de su lugar sorprendido, mientras sus amigos lo seguían con la mirada preguntándose que había hecho. Ya afuera, el joven esperó cortésmente a que el hombre hablara.

-¿Está usted relacionado con Kusume Haruko? –preguntó el prefecto.

-Es una....pariente lejana, de muy lejos –mintió nervioso ¿ahora qué había hecho Haruko?

-¿Sabe de algún tutor de la Srita. Kusume?

-Creo que se encuentran en Londres. Mis padres son sus tutores en Londres.

-Entonces dígale a sus padres Oyamada, que la próxima vez que la Srita. Kusume se presente a esta institución con semejante atuendo se les hará una cita para discutir su conducta, pues además trajo un guitarra eléctrica a clase y se la ha pasado en discusión con medio grupo.

-Creo...creo que necesita acostumbrarse –se explicó el rubio abriendo más los ojos al oír todo lo que la chica había hecho. Era de esperarse.

-Pues será mejor que se apure –reclamó el hombre dándole una nota al muchacho- Pase por ella al final de clases en la sala de detención.

-Sí, señor.

---...---...---...---... ---...---... ---...---... ---...---... ---...---
... ---...---... ---...---... ---...---... ---

-¡Debí imaginármelo! –exclamó Manta encolerizado minutos después de que la campana sonara, a la vez que arrojaba sus libros, totalmente furioso, en su casillero. Yoh lo observaba en silencio y la sacerdotisa los miraba indiferente- ¡Y yo que me preocupé por ella en Isumo! ¡Ja! Si solo es una chiquilla malcriada que no hace nada más que destruirme la vida! –estalló cerrando de golpe el casillero.

-Londres no es lo mismo que Japón...

-Y yo no soy lo mismo que Haruko, Anna! Ahora gracias a ella pasaré del tranquilo anonimato a ser la noticia del día cuando sepan que estoy ligado a ella.

-Pues no lo digas y ya.

-Gracias Yoh, gran consejo!

-Nosotros mejor nos retiramos –gruñó la rubia indignada al ver como el muchacho descargaba su furia contra ella y su prometido- Será mejor que vayas por Haruko –agregó a manera de despedida mientras se alejaba con un confuso shaman. Manta suspiró resignado, apoyando la cabeza contra el frío metal de su casillero.

-¿Por qué a mi? –se preguntó recogiendo su mochila y dirigiéndose a la sala de detención, en donde Haruko se encontraba sin hacer caso a la maestra encargada, pues estaba absorta escuchando música en sus audífonos a todo volumen. Fue necesario que Oyamada llegará hasta ella y sacudiera levemente su hombro para que se diera cuenta de que él estaba ahí. Para su sorpresa una sonrisa se extendió sobre el rostro de la mucha, quien lo abrazó.

-¡Ya viniste por mi! –exclamó contenta tomando sus cosas, sin notar el gesto hosco del joven, quien de inmediato la apartó.

-Vámonos –masculló saliendo del salón para que nadie lo viera con ella a su lado. Haruko obedeció y lo siguió, intentando hacer conversación con su prometido durante el camino, mas tras varios minutos de incesante charloteo de su parte, Manta seguía silencioso.

-Está bien, está bien –dijo la chica tras un largo momento de silencio, dejando de caminar y colocándose las manos en la cintura- Creo que me pasé un poco con eso de arreglarme para el cole, pero yo que iba a saber de sus estúpidas detenciones.

-Por si no lo sabías hay ciertas cosas llamadas "reglas" en ciertos lugares que no se deben contradecir. ¡Eso es lo que pasa!

-¡Pero son tan...antipáticos con esos uniformes!

-¡Por si no lo sabías por algo se llaman uniformes! ¡Todos iguales! –exclamó el chico molesto al dar la vuelta en dirección a la mansión Oyamada.

-¡Pero yo no quiero ser como los demás! –chilló Haruko apretando los puños.

-¡Y nunca lo serás, te lo aseguro!

-¿¡A qué te refieres con eso!?

-¡Sólo mírate y encontrarás las respuesta! –respondió mordazmente Oyamada cruzando a toda velocidad el caminito que separaba la reja de su casa con la entrada principal. La muchacha de ojos azules lo siguió de cerca rechinando los dientes.

-¡Por lo menos no me miraré amargada!

Manta se detuvo, tratando de respirar a un ritmo normal mientras buscaba las llaves- ¡NO ME IMPORTA! ¡SOLO DESAPARECE DE MI VISTA Y NO ME MOLESTES!

-¡POR MI ENCANTADA! ¡INCLUSO ME IRÉ DE TU VIDA! –bramó la inglesa atravesándosele fúrica para entrar primero que el rubio, arrojando la mochila sin saber a donde iba a parar (la dirección final fue un jarrón de porcelana que se hizo pedazos), y tomando su guitarra mientras subía corriendo las escaleras, para cerrar de un portazo la puerta.

---...---...---...---... ---...---... ---...---... ---...---... ---...---
... ---...---... ---...---... ---...---... ---

-Manta, mamá y yo vamos a salir al médico. ¿no quieren Haruko o tú algo? –preguntó Mannoko dejando de tocar súbitamente en el hermoso piano de la sala al ver la hora que su reloj marcaba. La mirada con la que su hermano la fulminó fue respuesta suficiente. La chica suspiró y se levantó del banquillo en busca de su madre. Oyamada la contempló irse con aire enfurruñado, mientras tomaba bruscamente el violín que su padre le había regalado cuando cumplió 14 años, y que ahora tocaba tan bien, siendo una de sus pasiones en la vida ejecutar aquel mágico instrumento, pues su música intensificaba su momentos de alegría, hacía más llevadera la tristeza, y hacía olvidar las cosas malas. Con movimientos casi automáticos procedió a afinarlo, no sin antes oír la puerta cerrarse, así como el ruido de un carro saliendo de la casa.

El rubio se encogió de hombros y se acomodó en su sillón favorito. Ahora sí, el mal humor que tenía empezaba a desaparecer, y una expresión más tranquila aparecía en su cara conforme tomaba el arco de su instrumento, pero no bien había deslizado el arco por las primeras cuerdas de una pieza de Vivaldi cuando de la parte superior de la casa se hicieron oír los inconfundibles y potentes rasgueos de una guitarra eléctrica acompañada de un amplificador.

-Así que la señorita quiere dar un concierto ¿eh? –se dijo a si mismo el muchacho, su mal temperamento aumentando por diez- Yo le enseñaré que es un concierto. –agregó subiendo de dos en dos los escalones de las escaleras con paso decidido, plantándose frente a la puerta de la habitación de la chica. Acto seguido, con su violín en mano, empezó a interpretar una sonata. Por unos brevísimos momentos se dejó de oír la guitarra, por lo que Oyamada sonrió con aire de satisfacción, mas del modo en que había terminado empezó un rasgueo mucho mayor, que hizo que el chico se alejará de la puerta a toda velocidad.

-¡Mis tímpanos! –exclamó molesto notando que de seguro su prometida estaba del otro lado de la puerta tocando la guitarra. Fue ahí cuando se le ocurrió una idea, y con aire malévolo, corrió a prender el tocacintas de la sala, donde colocó un compacto de música clásica, subiéndole el volumen hasta el máximo. Comparado a eso, la guitarra de Haruko difícilmente podía oírse.

-¡Toma eso! –gritó el rubio cruzándose de brazos. A modo de respuesta, solo escuchó otra tonada de guitarra, un poco más fuerte, pero no tanto que el del chico, que siguió por unos diez minutos, tras los cuales el joven, ligeramente sorprendido, decidió subir a ver que pasaba.

-¿Te rindes? –preguntó tratando de hacerse oír entre esa mezcla de ruidos, algo que era imposible, de modo que tuvo que apagar el tocacintas. En cambio, en el cuarto de Haruko se seguía oyendo la guitarra.

-Niña ingrata, no tengo más remedio –murmuró enfurruñado minutos después buscando en un cajón el juego de llaves de toda la casa, hasta encontrar el de la habitación de la chica, que abrió rápidamente.

Y Haruko no estaba.

---...---...---...---... ---...---... ---...---... ---...---... ---...---
... ---...---... ---...---... ---...---... ---

-¿Dejaste una grabación en tu lugar? ¡En qué estabas pensando! ¡Si Manta no es tan tonto! –exclamó Anna indiferente mientras cambiaba de canal para ver su telenovela favorita. No recibió mas respuesta que un rasgueo de una guitarra acústica, en un tono bastante grave.

-Está bien...tal vez si caiga en eso, pero...¡pero no puedes escaparte cuando quieras! ¿Acaso ya olvidaste que es tu prometido?

Otro par de notas, bastante frías y rápidas. La guitarra hablaba por Haruko, que, recargada contra el sofá en el que la rubia estaba sentada, no levantaba la vista, fingiendo afinar su instrumento y tocar uno que otro pasaje de alguna canción, si es que no contestaba musicalmente a su amiga. Afuera se escuchaban los movimientos de Yoh ejercitándose.

-¡Claro que le importas! Si vieras como se preocupo cuando pasó lo de Hao...

Una nota escéptica resonó bruscamente.

-No está fingiendo Haruko Kusume, si eso es lo que tu crees. ¿Por qué habría de fingir?

Ninguna nota de respuesta es escuchó. La muchacha solo alzó la mirada duramente, intentando no mostrar su cara mojada, mientras seguía tocando la guitarra como si nada.

-¿Y tú? ¿Lo quieres o no? –refutó la sacerdotisa sin prestarle atención a la pantalla televisiva, dado que lo que pasaba en su propia sala parecía más interesante. Súbitamente el sonido de la guitarra se detuvo, y se oyó como esta caía pesadamente sobre el suelo de madera, produciendo un sonido hueco.

-¿Sí o no?

Haruko se levantó indiferente y, dejando su guitarra en el mismo lugar donde estaba, decidió salir al jardín. Ahí, Yoh Asakura permanecía en cuclillas, contando en silencio los segundos que debía permanecer en esa posición.

La muchacha se limitó a observarlo en silencio, su por su mente pasando tantas imágenes. Yoh la miró de reojo, mas siguió callado, hasta que se oyó a lo lejos el sonido del timbre.

-Yo voy, Anna –dijo levantándose. Un brazo blanco le cortó el paso y la joven de pelo negro salió a la puerta.

Era Lyserg.

-¡Hola Haruko! –saludó, no muy alegre (no había olvidado lo que la chica le hacía en Londres, a pesar de lo sucedido en Isumo) ni frío. Ella se limitó a parpadear y a hacerse a un lado, para que el inglés se descalzara. Mientras lo hacía, el shaman la miró sorprendido.

-Debes estar enferma algo así –le comentó mientras ambos avanzaban por el corredor de la casa- No hablas ...yo solo te conozco de dos modos: o estás hiperactiva y sonríes por toda la vida con tu guitarra azul o te enojas y descuartizas a puñetazos a todos. –La chica sonrío, desapareciendo la seriedad en su rostro.

-Gracias -le dijo al inglés, quien parpadeó confuso. Eso hizo que Haruko riera más, y a modo de juego, le diera un empujón en el corredor y diera media vuelta en dirección a la salida brincando en un pie bastante alegre, sin darse cuenta de que el inglés es había estrellado en una pared.

---...---...---...---... ---...---... ---...---... ---...---... ---...---
... ---...---... ---...---... ---...---... ---

Haruko descorrió la ventana lo más silenciosamente posible, tratando de no caer bruscamente hacia su habitación, a la vez que mantenía el equilibrio con el par de zapatos en una mano. A pesar de eso logró su cometido, y segundos después ya estaba dentro de su cuarto, del que abrió la puerta para salir al corredor. Ahí, logró divisar la figura de su prometido, de espaldas a ella y sosteniendo un teléfono en la mano con aire preocupado.

-Sí...se llama Haruko Kusume...creo que tiene quince años...de estatura mediana, muy delgada y muy pálida...de pelo negro y ojos azules...hace como dos horas, estaba en su cuarto y se fue...si...muchas gracias por todo. Hasta luego.

Oyamada colgó el teléfono deprimido. Con la mirada triste colocó el auricular en la mesa, dándose cuenta de que le dolían los nudillos de tanto haber apretado la bocina, pues tal era su desesperación al darse cuenta de que la joven había desaparecido repentinamente. Tras una hora había estado llamando incesantemente a cualquier número imaginable para dar con ella, hasta llegar al Servicio de Personas Desaparecidas.

-Ojalá esté bien...-murmuró por lo bajo dándose la vuelta, cuando se encontró con un par de brazos que lo estrujaban de modo que no podía respirar, mientras una cabecita desordenada se acomodaba sobre uno de sus hombros y se oía más abajo la voz de Haruko, apenas audible debido a que la cara de la chica estaba apretada contra el cuerpo del rubio.

-Prometo no hacerte pasar por cosas como la de hoy en la escuela. Fue un mal inicio...lo siento –murmuró en tono triste la joven, separándose del rubio, en espera de alguna reacción como un regaño, un grito...algo menos verlo con los ojos rojizos y una mano que se posó sobre su hombro, mientras hablaba con voz trémula, que no expresaba fácilmente emoción alguna.

-Eres un tonta. –La chica sonrió tristemente (¿eso era todo lo que Manta Oyamada tenía que decir?) y lo abrazó más fuerte. Tras unos minutos lo soltó y corrió hacia la puerta principal. Oyamada parpadeó pensando en que escaparía de nuevo, pero regresó sosteniendo una caja entre sus manos, que colocó en el suelo, y arrodillada, empezó a abrirla enérgicamente. Al levantar la caja, la muchacha sonrió, apartándose unos mechones de pelo negro mientras que con manos temblorosas alzaba en vilo un hermoso violín, que resplandecía de nuevo a la luz de la sala.

-Lo compré en una tienda de segunda..-se explicó levantándose y tomando el arco- Tú tocas muy bien...y me gustaría que me enseñaras. Prometo ser buena alumna...y ya no molestarte más con mis ruidos escandalosos ¿vale? –preguntó en espera de algún movimiento del chico, quien abrió los ojos aún más asombrado y, sin mayor preámbulo, tomó el instrumento de manos de la chica, examinándolo críticamente.

-No está mal para ser usado –habló tras un largo tiempo- Está un poco desgastado, pero eso es todo. Habrá que cambiarle un par de cuerdas, y quizás comprar otro arco, pero servirá para su propósito. Después de todo, si se aprende bien no será gran diferencia de una guitarra –dijo intentando sonreír, logrando que su prometida sonriera más, haciéndole sentir algo todos los sentimientos que ella le inspiraba.

-¿En serio? ¿Me vas a enseñar? ¿No estás fingiendo? ¡Gracias! –exclamó ella brincando de felicidad y tomando su instrumento como juguete nuevo, acomodándose en un sillón. Manta la miró y desvió un segundo después su mirada, que mostraba un extraño velo, como si la tristeza de hubiera posado momentáneamente en sus pupila y en su voz se instalara un dejo de triste y amarga ironía en un susurro que su prometida nunca escuchó.

-Claro que no Haruko...¿por qué habría de fingir ante ti?

Continuará...

Neko: Hola de nuevo estimados lectores! ¬¬ Ya sé que no he actualizado en algo de tiempo, así que aquí voy U, con estos reviews algo desordenados u.u disculpen.

Shinjitsu: (Neko se ve ligeramente mareada) . Vaya que tienes la fuerza de Hagrid, ne? Pero fue divertido XD Como sea O.o ¿Crees que sea el mejor fic de mi autoría? - No lo sé, a mi todos los que escribo me gustan (que modesta XD), pero este tal vez un poco más porque tiene cierto significado para mi, pero no diré más! / Si, en esta historia no creo que Manta presente alguna habilidad shamanica U mejor que los lectores lean tu fic -, y sobre la tarea O.o si, Manta podría usar su poder espiritista, pero como ya había dicho, probablemente no lo use por ahora; más bien quien podría dar un par de sorpresas sería Haruko O

Loconexion: Gracias por los cumplidos nn ojalá y con esto ya Hao no vuelva a atacar, aunque muchas cosas pueden pasar más adelante oo, y no solo respecto a Hao

Neko: Vaya, parece que mucho ya se fueron de vacaciones, eso está bien - disfrutar y disfrutar sin escuela de por medio XD Ah si! Antes de que se me olvide: queridos lectores, dentro de las próximas tres semanas no voy a poder actualizar ningún capítulo de este fic, ya que este 19 de Julio me voy a un campamento de verano (la maja que sale por la puerta grande de la secundaria y que la manda la escuela XD) para mejorar mi inglés U No es que esté tan sea, no va a ser aquí en México, y no creo poder usar una computadora (y menos con Internet T.T) ni llevar mis amados diskettes con la historia, ya que según sé, en la mañana tendré cuatro horas de clase y luego en la tarde la escuela a donde voy (yay! Me voy a instalar directo en el campus con mucha gente de Europa, Asia y América O) nos va a llevar a conocer Toronto...así es! Esta desquiciada se va a Toronto y a Montreal tres semanillas por su promedio mediocre XD así que no podré actualizar T.T espero no se enojen conmigo, y conste que ya les avise...tal vez en la noche pueda hacer algo .. Pero también hay que convivir con la gente, o dormir o.o o quizás lavar ropa! (O.o y yo que ni una lavadora se usar correctamente T.T). En fin, me divertiré mucho y en cuanto llegue trataré de subir el siguiente capítulo lo antes que se pueda u.u lo malo es que llegando el 7 de agosto, el 9 tengo ¬¬ un curso de metodología para la preparatoria ;; y tengo que ir a fuerzas! Y luego...u.u a clases. En fin, espero me entienda, y les mando muchos saludos y todo eso Espero que se la pasen bonito si salen o no de vacas y que disfruten la historia, adiosín!