La prometida de Manta Oyamada.
Shaman King pertenece a Hiroyuki Takei...lo demás es mío.
11.- Haruko calla y Manta habla.
-Espero que esto les guste a Anna y a Yoh –dijo Haruko para sí misma, de pie ante la mesa de la cocina, con un bote de helado, galletas de chispas de chocolate y chispas de chocolate. La chica sonrió muy satisfecha de sí misma a la vez que formaba un sándwich de galleta con helado adentro, y hacía rodar la parte de helado sin galleta por un plato de chispas de chocolate, formando una especie de postre, bastante sencillo a decir verdad. La inglesa terminó su postre entusiasmada, concentrada en ese pequeño detalle hacia sus amigos como agradecimiento por todo lo que habían hecho por ella.
En ese momento una puerta se abrió.
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-¡Yoh! –gritó Manta asomándose a la pensión Asakura. Era extraño, pues era mitad de semana y no había nadie. Tal vez se habían ido Anna e Yoh de improviso a Isumo, pero el rubio rechazó esa posibilidad al haberlos visto en la mañana en el colegio. El chico se detuvo enfrente del portón, colocando una mano sobre este. Para su sorpresa, el portón cedió un poco.
-Deben de haberlo dejado abierto –musitó empujando más el portón, sin darse cuenta de la cerradura descompuesta. Confiado, el rubio avanzó por el caminito de piedra y avanzó hacia la puerta principal, que no tenía cerradura y se descorría fácilmente. Oyamada entró como si nada, acostumbrado a ir ahí casi diario, descalzándose en silencio. Conforme avanzaba por el corredor, se asomó a la sala, donde no había nadie. Al llegar a la cocina, se detuvo alegre, pues había una luz encendida, con la puerta cerrada. Se oía que había alguien dentro debido a cierto ajetreo y movimiento de trastes. De seguro sería Yoh, pensó convencido. Debido a eso, decidió no abrir la puerta. Además, lo que iba a decirle a su amigo era algo que le daba un no-se-qué que hacía que Manta no quisiera mirar a nadie directamente.
-Hola, Yoh...-dijo en voz baja tras algunos instantes- Soy yo.
Dentro, Haruko Kusume se quedó petrificada al oír esa voz tan conocida...¿Sería acaso su mente jugándole una broma pesada? De ser así, de seguro no se le habría caído aquella cuchara ni hubiera brincado sorprendida. La inglesa permaneció inmóvil, sin escuchar otro sonido que no fuera el de su respiración. Tratando de tranquilizarse, decidió pensar que ella misma alucinaba, y recogió la cuchara. Pero no era así.
-Disculpa por no haber venido a verte en esta semana, pero...he estado muy ocupado. –Manta suspiró y negó con la cabeza, apoyando una mano en la puerta- No, no es cierto, amigo. No he tenido el valor para verte. Y es que...no es cuestión de valor, más bien...no sé...-Oyamada bajó la mirada; Haruko permaneció agachada, mirando sin ver la cuchara que tenía enfrente de ella, perpleja ¿tendría el valor de abrir la puerta y encontrarse con Manta cara a cara? Por el temblor de sus rodillas dedujo que no.
-Es Haruko, Yoh...-prosiguió el muchacho- ¿Recuerdas todo lo que he sentido por ella? Pues bien...me he dado cuenta de algo; no es cariño lo que ella me inspira, no..es otra cosa. Y es que desde que ella se fue algo pasó en mi...no sabía que era, pero de algún modo, ya no quise seguir con la vida que tenía antes de conocerla...no tengo ganas de ver a nadie, solo a ustedes...me la he pasado encerrado en mi casa por las tardes, sin un lugar fijo a donde ir...he estado en el cuarto de Haruko, pensando que ella estaría ahí...Y entonces me di cuenta...de que la extrañaba excesivamente.
La muchacha de cabello negro se levantó lentamente, apretando la cuchara con tal fuerza que le dolían los nudillos, la sorpresa incrustada en su cara ¿Sería la verdad lo que el joven estaba diciendo? ¿Qué la extrañaba? ¿A ella, Haruko? Era demasiado para su cerebro. Bastante turbada, regresó a la mesa de la cocina para continuar con su postre, su corazón palpitando a una velocidad muy grande, casi sin dejarle oír las palabras del chico.
-Cada cosa...cada todo...me recuerda a ella, Yoh. Es una sensación extraña...nunca había sentido algo así por alguien, que su recuerdo abarque mi mente todo el día, que por las noches la añoranza de su voz me mantenga despierto...que me sienta inquieto por no verla...¿qué es esto, Yoh? ¿Tú lo sabes? Supongo que no, porque Anna está casi siempre a tu lado...no comprenderías que daría todo lo que tengo solo por oírla...si tan solo se apareciera frente a mis ojos por tan solo un pequeño segundo...habría valido la pena...-la voz de Manta se oía más temblorosa, y en su brazo se notaba cierto temblor extraño, una gran desesperación agolpándose en su mente.
Del otro lado, en la cocina, Haruko sonrió tristemente, sacudiendo la cabeza con furia...No, no quería que su corazón se desbocara como loco ante lo que escuchaba, no quería poner en duelo a su razón y a sus sentimientos, no por ahora. De modo firme, siguió colocando helado en las galletas, intentando concentrarse.
-Es que Yoh, yo...yo...yo...-los nervios de Oyamada iban en aumento conforme se acercaba a lo que realmente quería decir.- Es tan difícil! Si no puedo decírselo a mi mejor amigo, como se lo diré a Haruko! Si es que algún día regresa...no creo que suceda porque me odia por todo lo que le he hecho, pero si tan solo supiera que fue para ocultar lo que verdaderamente significaba para mi! Pero fui un tonto al ocultar mis sentimientos...
No lo odio, pensó la muchacha haciendo rodar el sándwich de galleta con helado por el plato de chispas de chocolate. No lo odio, si le dije eso era porque yo también ocultaba mis sentimientos, como él...solo que pensé que Manta realmente no me quería...¿cómo podía sospechar de lo que sentía por mi? Me siento mal de que no sepa que no lo odio, sino todo lo contrario...y que se haya quedado con esa idea. Pero...-la chica suspiró, notando que su suspiro se mezclaba con una pequeña lágrima que resbalaba por su nariz y caía en la mesa de madera.
-Yoh...-el rubio guardó silencio, nervioso- ¿Podrías guardar un secreto? Hasta ahora tu silencio me ha confortado amigo, y te lo agradezco mucho, como no tienes idea...es que yo...
Haruko contuvo la respiración, ya sin darse cuenta de que estaba echando el helado directamente sobre las chispas de chocolate, obligándose a detener el paso de las gotas necias que pugnaban por liberarse de sus párpados.
-Yo amo a Haruko. –dijo por fin Manta, en un lamento que parecía sollozo, dando un golpe en la puerta de madera, logrando con ello deslizarla un poco, aunque para ese entonces el no se había dado cuenta. –La amo...es lo más valioso para mi...no la puedo olvidar, ha estado todo el tiempo en mi cabeza...la amo...nunca pensé sentir esto...es decir, lo sabía, pero lo intenté reprimir, y con razón...¿cómo iba ella a quererme a mi? Si somos totalmente diferentes, si la he tratado tan mal...y ahora se ha ido...y ha dejado mi corazón herido, ya nada podrá sanarlo. Y los años pasarán y todos morirán pero esto que siento sobrevivirá...y yo sufriré el peor de los tormentos al no ser correspondido. ¿Pero quién soy yo para decidir lo que siento? Solamente surgió...si ella estuviera aquí se lo diría en este mismo instante! ¡Pero se ha ido y yo he sido el responsable! –exclamó en un arranque de ira, descorriendo la puerta por completo.
Y la vio.
Primero su vista, fija en el suelo, se dio cuenta de un par de pies pálidos y pequeños, descalzos, que no pertenecían a Yoh o a su prometida. Al alzar la mirada vio a Haruko Kusume, de pie...a pocos metros de lágrimas escurriéndose como si fueran fragmentos del mar de sus ojos azules, su cabello negro hacia atrás por una pañoleta blanca...Ahí estaba al lado de la mesa, con un bote de helado, galletas y chispas de chocolate, vistiendo un delantal blanco un poco sucio...y usando el vestido corto de mangas cortas rosa pálido que Oyamada le había regalado a Anna en su cumpleaños número 15 que al parecer la itako nunca usó, mas en Haruko se veía divino. La sorpresa, la timidez, la pena, el asombro eran una mezcla en la cara del rubio, que poco a poco avanzó hacia la inglesa, quien lo miraba fijamente, sin dejar de llorar tranquilamente, sus manos temblando.
La chica no pudo más. El plato con sándwiches de helado y galleta que sostenía entre sus manos fue a parar estrepitosamente al suelo mientras ella corría la poca distancia que los separaba y se echaba en sus brazos, sollozando.
-Lo lamento –dijo apretándose contra él, pero no era necesario, que el chico la retenía fuertemente junto a él. La muchacha notó unas lágrimas cayendo en su cabello obscuro y supo que no era la única que lloraba.
-Haruko –murmuró el chico entrecortadamente, aspirando el aroma de su cabello y besándolo- Que bueno...que bueno que estás bien, que no te ha pasado nada –dijo tratando de sonar normal. La inglesa alzó la mirada conmovida, separándose de él unos centímetros, para secarle las lágrimas con la pañoleta de su cabello, quitándosela, sonriendo cálidamente.
-Manta-kun...-murmuró tímidamente con voz suave- Hoy cumplo dieciséis años...¿sabes?
-Muchas felicidades Haruko –respondió su prometido sonriendo, pasando una mano temblorosa por la pálida mejilla de la joven- Eres ya una mujercita muy linda.
La inglesa rió divertida, notando la mano del chico en su mejilla, haciendo que la sangre se agolpara en su cara, sobre todo cuando Manta se inclinó sobre ella, logrando que la chica también se acercara hacia él, su corazón a punto de estallar, un torrente de emociones surgiendo en ellos al unirse los labios en un beso primerizo y tímido, que no duró mucho pero fue especial para ambos, ya que al separarse Manta mostraba una expresión atontada en el rostro, y su prometida parecía un tomate de lo roja que estaba.
Oyamada acarició el pelo de su amada, hablándole al oído –Haruko, puedes regresar cuando quieras –susurró- Tengo que irme ¿sabes? Tengo cosas que hacer –dijo nervioso, presa de una alegría loca que se convertía en una energía desenfrenada.
-Claro, Manta-kun –respondió ella acompañándolo en silencio a la puerta, asiendo su mano como niña pequeña. Al salir, el rubio la miró fijamente, sus ojos brillando bajo una luz nueva.
-Te amo, Haruko –dijo a modo de despedida, echando a correr hacia el portón, donde había dejado algo que se le hizo muy familiar a la muchacha, quien agitaba la mano.
-Espera! –exclamó, con una sonrisa en los labios- ¿Es esa mi patineta?
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-Haruko, estas galletas con helado y chispas saben deliciosas! –exclamó Yoh más tarde, saboreando dos galletas a la vez y un trozo de pastel de chocolate con relleno de tres mermeladas; frambuesa, fresa y cereza
-...
-¿Tienes algo? –preguntó Anna mirándola sospechosamente. Ya habían pasado cinco minutos y su amiga no había despegado la mirada de su vaso de leche, con una sonrisa tonta.
-¿Eh?
-¬¬ ¿En qué planeta vives hoy?
-Lo siento, Anna. Estoy un poco distraída, es todo –se disculpó Haruko encogiéndose de hombros. La rubia siguió viéndola incrédula.
-¬¬ No te creo, nadie se comporta así en su cumpleaños. –La inglesa se echó a reír, y luego abrazó a la sacerdotisa.
-Muchas gracias por todo chicos. Se los agradezco de todo corazón.
-¬¬U ¿Sabes, Haruko? A veces das mucho miedo.
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Ding dong.
Mannoko Oyamada abrió la puerta perezosamente, restregándose un ojo y bostezando en aquel fin de semana. Al abrir la puerta, ante sus ojos apareció Haruko Kusume, vestida en un sencillo vestido negro y con un rosario de cuentas negras.
-Hola, Mannoko –saludó alegremente. La hermana de su prometido la miró boquiabierta durante un par de segundos, totalmente asombrada, antes de gritar a todo pulmón.
¡MAMAAAAAAAAAMÁ, MIRA QUIEN YA REGRESÓ A LA CASA, ES HARUKOOOOOOOOOOO! –gritó felizmente, jalando a la chica a la casa y abrazándola la vez que hablaba sin parar. -¡Al fin volviste! Nos tuviste muy preocupados, Haruko –finalizó abrazándola.
-Lo lamento mucho, Mannoko –susurró. Al alzar la mirada, se encontró con Keiko y Mansumi Oyamada, quienes, a punto de llorar, pero muy felices, recibieron a su futura nuera.
-Lo bueno es que has vuelto, no lo vuelvas a hacer –dijo Keiko sin soltar a Haruko- Lo importante es que estás sana y no te ha pasado nada malo –murmuró. Haruko asintió.
-Sé que no hice lo más cuerdo, Sra. Keiko, pero es que aquel día...por ser Halloween y todo eso, me acordé de mis padres y me sentí muy mal y muy triste...y no usé la cabeza y decidí huir...no me comuniqué con ustedes pero estuve en casa de unas amistades muy cercanas. Disculpen mi irreverencia –finalizó haciendo una pequeña reverencia.
-No importa -respondió Mansumi fraternalmente- Lo importante es que ya estás aquí, con nosotros.
-Pasa, Haruko...de seguro has de tener mucha hambre.
-Gracias, Sra. Keiko, pero ya desayuné. Creo que mejor iré a mi habitación un rato a cambiarme de ropa y luego me reuniré con ustedes –comentó la inglesa. Los Oyamada asintieron y la muchacha subió rápidamente hacia su habitación. Al pasar, miró la habitación de su prometido, y por un leve momento sintió el impulso de entrar (pues de seguro Manta habría de estar ahí, ya que no estaba desayunando con el resto de su familia), pero se contuvo.
Grande fue la sorpresa de Haruko al encontrar su cuarto totalmente diferente a como lo había dejado un mes atrás. Donde antes había estado un revoltijo de sábanas se encontraba una cama pulcramente hecha, sin arruga alguna. Asimismo, el piso estaba limpio, y en el clóset se encontraba su ropa perfectamente doblada y acomodada, así como sus zapatos. También el tocador estaba diferente, pues no estaba tan abarrotado de cosas, (aunque ahí seguían los recortes en los espejos), y en un marco de madera sobresalía la foto de ella con sus padres de pequeña. Al lado de la cama, sobre la mesita de noche estaba su violín, dentro de un estuche.
-OO ¡Este no es mi cuarto! –exclamó mitad asombrada mitad asustada.
-¡Claro que sí! Solo que ahora tiene la apariencia de uno –dijo una voz a sus espaldas con un tinte divertido. La joven volteó fingiendo estar enojada, encontrándose con Manta Oyamada, como había imaginado.
-¬¬ ¿Qué insinuaste con eso, Oyamada?
-...lo que oíste XP
-¿Estás llamándole a mi cuarto vertedero tóxico? Por si no lo sabías hay gente que es original y creativa con su entorno, no como otros ¬¬ que solo piensan en su cuarto como un lugar para dormir.
-¿Qué insinúas? –preguntó el chico intentando no reírse. Haruko no le contestó, solo lo miró fijamente, señalándolo.
-¿Por qué arreglaste mi cuarto?
-Por que sabía que ibas a regresar, Haruko, y quise darte una pequeña sorpresa.
-Vaya, primero tomas mi patineta y luego arreglas mi cuarto! ¿Qué sucede contigo, Manta-kun?
-Oye, respeta a tus mayores! –exclamó el chico al verla sacándole la lengua. Por respuesta, recibió un almohadazo- Ah, entonces quieres pelear, bribonzuela? –inquirió tomando la almohada, dándole con ella a su prometida, quien también se defendía con un cojín. Tras varios minutos de pelea, ambos terminaron sentados en el suelo de la habitación de la chica, bastante agitados.
-Oye, Haruko –dijo Manta colocándose enfrente de ella.
-¿Qué cosa?
-Me alegra mucho de que hayas regresado –murmuró el chico ruborizándose poquito- Bienvenida de nuevo.
-Gracias –susurró ella poniéndose más colorada que el muchacho, aproximándose para besarlo en la mejilla, mas Oyamada giró la cabeza y terminó besándolo suavemente en la boca, beso que duró más que el anterior.
-Será mejor que yo vaya a desayunar y todo eso –musitó el rubio poniéndose nervioso, como cada vez que tenía a la inglesa cerca.
-Claro. Yo... –Haruko señaló su cuarto, todavía sonrojada, su cuerpo temblando de una emoción hasta ese entonces desconocida para ella -tengo que desarreglar mi cuarto un poco para que sea como el de antes, y tengo que cambiarme de ropa.
-Seguro –contestó Oyamada sonriendo al salir de la habitación.
Continuará...
Neko: n.n Hallo minna! (XD creo que no es bueno mezclar idiomas XDDD) Como siempre ¬¬U salgo debiendo la disculpa habitual por no publicar tan rápido como quisiera, pero que le vamos a hacer a la tarea u.u y con eso de que ahora como es semestre tengo exámenes cada que sale el sol . mejor ignórenme y
disfruten la historia X) y yo responderé reviews (mil disculpas si están en desorden U)
Shinjitsu: Seh!! Prontso seré llamada la nueva Reina del Suspenso!! XD Bue...no es para tanto ..U pero por lo menos intento poner intriga y misterio :D tal vez no habría sido mala idea eso de mandar a Haruko con Hao o,o pero terminé eligiendo que se juera con Yoh y Ann x3 es crucial para la historia! A ver que me sale luego del cerebro, si es que no me lo arruina el cole XD acias por la felicitación oniisan o
Loconexion: nn Gracias! XD Pues si me he tardado algo ¬¬ me choca cuando eso pasa u.u pero ni modo, ojalá mi día tuviera 30 horas XD bueno pues Manta y Haruko se separaron por que el se enojo por lo del cabello XD yo también me habría puesto como ogro ..U je! Aunque quizás eso le ayudara a mi cabello XDDD
Rei Oyamada: Holas! n.n Me alegra saber que te guste mucho mi historia ;; comentarios como esos son los que nos animan a los escritores a seguir y a seguir :D pues todavía creo que le quedan páginas a esta historia, pero uno nunca sabe XD todo depende de mi loca cabecita :D
Daina-chan: O,O de hecho nadie pensaba deshacerse de ti n.nU ay yo también estoy en exámenes ;; pero intento sobrevivir o,o se te felpó la máquina? T-T abububu ese es el peor de los castigos, pero espero que todo salga bien
Neko: uu pues ya fue todo...;; creo que tengo ¬¬ erro! TENGO QUE ACTUALIZAR MAS SEGUIDO! tendré que recordármelo dándome de topes y levantándome en la madrugada XDD le hara bien a mis ojeras ..U bueno eso es todo por ahora, espero seguir pronto u.ú Adiosín!!!
