La prometida de Manta Oyamada.

Shaman King pertenece a Hiroyuki Takei...lo demás es mío.

17.- Back in the picture.

Como en un sueño, el avión con destino a Londres se deslizaba suavemente sobre las nubes. En el, una chica de lacio pelo negro pegaba el rostro a la ventana, sintiendo un delicioso escalofrío recorrer su cuerpo de solo pensar que en un par de horas llegarían a la patria añorada. ¡Londres! Sonriendo, Haruko Kusume se dejó caer suavemente sobre su asiento, con una pequeña sonrisa en el rostro, girando la cara para encontrarse frente a frente con el durmiente rostro de su prometido, Manta Oyamada, quien se encontraba arrebujado bajo una frazada, la cabeza apoyada en una almohada y la conciencia perdida en un tranquilo sueño.

-Espero se acostumbre a la diferencia de horarios -susurró sonriendo tiernamente, acomodando unos mechones rubios de esa cabecilla durmiente. La inglesa no pudo evitar suspirar al tener a la persona que más quería a su lado, y tampoco pudo evitar recordar todo lo que había sucedido desde el momento en que ambos abandonaron el Concurso de Bandas, hasta ese momento, en que se encontraban en un avión rumbo a Londres, para organizar los preparativos de la boda.

Flash Back

-Bienvenidos a "Chokoreto", ¿puedo tomar su orden? -preguntó un simpático mesero a la pareja de adolescentes que acaban de llegar. Por toda respuesta la chica de pelo oscuro negó con la cabeza sonriente, mientras que el chico de pelo rubio asintió.

-Dos pedazos del mejor pastel que tengan y malteadas con todo -dijo alegremente, a lo que Haruko rió y el mesero se fue.

-¿Estás contenta? -le preguntó su prometido tomando su mano, ajenos a la realidad en aquel café pequeño y tranquilo perdido en una de las tantas calles de Funbari.

-¿Contenta? ¡Manta, acabas de ganar una de las Guerras de bandas más importantes! ¡¿Cómo no estar contenta?! -exclamó, sus ojos refulgentes de alegría, tanto que casi derriba la mesa al abalanzarse sobre el chico para abrazarlo.

-¡Haruko! -exclamó Oyamada más rojo que un tomate, disfrutando el tenerla más cerca, aunque un poco apenado, ya que la mayoría de la gente los veía con mucha curiosidad.

-Lo siento -murmuró ella sonrojada, volviendo de nuevo a su lugar- En fin, quiero que me cuentes todo sobre lo que hicieron la banda y tú -pidió ella mirándola ansiosamente. El joven se encogió de hombros, y tras una media hora en la que ambos comieron pastel y tomaron malteadas, Oyamada procedió a contarle de donde había sacado la idea, el por qué lo había hecho, cómo había convencido a los demás para ayudarle, las veces que se había desvelado para practicar sin importar que pasara...en fin, todo el calvario por el que había pasado hasta llegar al gran día en la Banda de Guerras, para finalmente ganar no solo el concurso ni los boletos, sino defender el honor de su amada al ganar su apuesta.

Al terminar su relato volteó a verla, encontrándose con que la chica permanecía mirándolo fijamente, sumamente conmovida, con una gran sonrisa en el rostro.

-Nadie había hecho algo así por mi antes -murmuró bajando la mirada.

-Descuida, lo haría de nuevo -dijo el sonriendo, observando como ella asentía agradecida, tomando un largo sorbo de su malteada, mas, al inclinarse, una gran mancha de crema batida había quedado sobre su mejilla. Ese gesto hizo que el joven sonriera, a lo que ella abrió los ojos un poco más, ligeramente sorprendida.

-¿Pasa algo? -preguntó inocentemente, alzando la mirada.

-Tienes crema en tu mejilla -indicó Oyamada, señalando el lugar indicado con una risita. La inglesa alzó una ceja enojada, tomando bruscamente una servilleta y pasándosela por la cara.

-¿Y bien? -preguntó.

-Sigue ahí -dijo el muchacho, riendo más fuerte, a lo que ella, los ojos centelleantes de enojo, tomó otra servilleta, obteniendo el mismo resultado.

-¿Qué tal ahora?

-Te falta un poco -dijo Manta, tomando a su vez una servilleta y acercándose a su prometida, removiendo la famosa mancha- Lo que pasa es que...-el chico ya no pudo articular otra palabra, al estar tan cerca de ella y de sus labios. Como era de esperarse, Haruko reaccionó más rápido y lo besó tiernamente en la boca, dejándolo anonadado.

-Listo -susurró, sonrojándose fuertemente, no menos que ella, quien también sonrió, apresurándose a tomar de su malteada, desviando la mirada hacia la noche que caía sobre Japón, distraída en admirar las estrellas, sintiendo como su prometido posaba su mano sobre la de ella. Súbitamente, la muchacha se sobresaltó y alzó la mirada, dándose cuenta apenas de los ramos de muérdago que colgaban de cada esquina, así como de la escarcha que decoraba aquel lugar, así como el magnífico pino que se encontraba del otro lado del local, y cuyas luces en ese momento se reflejaban sobre el vaso de Haruko.

-Cierto. -murmuró alzando la mirada hacia Asakura, quien la observaba fijamente- Se me había olvidado por completo que mañana es Navidad.

-Eres la persona más distraída que conozco -replicó el rubio mesándole el cabello negro juguetonamente, al momento que ella, ligeramente roja bajó la cabeza. El muchacho rió con ganas y pidió la cuenta, tomando a su chica de la mano, quien se separó de él en el momento en que Manta pagaba lo consumido, admirando con evidente alegría el hermoso arbolito, sus ojos azules resplandecientes de ilusión, Con las misma sonrisa que la de ella, el muchacho se acercó a la inglesa, colocándose detrás de ella.

-¿No es hermoso?

-Es que con tantas cosas que han pasado, yo había olvidado por completo...-suspiró, callando de pronto al recordar su encuentro con Hao, temblando inconcientemente. Al instante, Oyamada se dio cuenta, debido a la mano que acababa de sujetar.

-¿Qué ha pasado? -preguntó el joven, sin dejar de soltarla. Ella permaneció callada, apretando su mano tímidamente.

-...

-¿Haruko?

-Antes de que yo llegara para acá sucedió algo extraño...me encontré con Hao -dijo en voz baja, saliendo rápidamente de la cafetería, seguida de cerca por un confuso Manta.

-¿Hao?

-Tuvimos un encuentro, y pasaron muchas terribles -murmuró, deteniéndose de pronto ante las lágrimas que ahogaban sus ojos, y sin poder decir palabra alguna, se aferró a su amado fuertemente, escondiendo su rostro sobre su pecho, desde donde le contó entre sollozos lo ocurrido con el gemelo de Yoh, mientras caminaban por las calles recién cubiertas de suaves copos de nieve, que caían lentamente sobre la noche, pintándola de blanco. Al finalizar su relato, la chica suspiró profundamente y bajó la mirada, notando como ya ambos se encontraban frente a la reja correspondiente a la mansión Oyamada, mas sintió como una mano le alzaba la barbilla, encontrándose con un par de ojos obscuros, cuyo dueño le habló dulcemente.

-Todo va a estar bien ahora que Hao se ha ido. Y no dejaré que te haga nada malo mientras yo esté a tu lado, Haruko. Es una promesa. -Y selló sus palabras con un tímido, pero profundo beso en los pálidos labios de la chica, quien asintió y se dejó llevar por esa suave sensación que los labios del rubio le transmitían.

Fin del Flash Back

Un ligero escalofrío recorrió el cuerpo de Haruko, quien tardó unos instante en desprenderse de los recuerdos de aquella víspera de Navidad. Pero todo estaba bien ahora que ella y su prometido estaban juntos, se dijo a si misma, acercando su frente a la de Oyamada, con los ojos entrecerrados.

-Sí, todo está bien -suspiró, acomodándose junto a Oyamada, sumergiéndose lentamente en las aguas del sueño.

Flash Back

-¡Feliz Año Nuevo! -exclamó Yoh a manera de saludo, realizando una reverencia a la entrada de la pensión Asakura, dándoles la bienvenida a Manta y a Haruko, quienes habían llegado a festejar Año Nuevo con Yoh y Anna, ya que el resto de los Oyamada festejarían en una cena de gala con algunos conocidos, en tanto que ellos dos pasarían la fecha con sus amigos.

-¡Yo digo lo mismo! -respondió Haruko entrando alegremente a la casa, descalzándose rápidamente en el recibidor, echando a andar hacia la sala, seguida del par de jóvenes.

-Está demasiado entusiasmada, verdad? -preguntó Asakura a su amigo, quien se echó a reír y asintió, observándola desaparecer por el corredor, envuelta en un bonito kimono azul claro con decorados de flores de ciruelo, para la ocasión.

-Mejor que sea así -se limitó a responder el rubio, acomodándose las mangas de su propio kimono.

-¿Y si les dieron permiso para quedarse a pasar la noche? -inquirió el shaman descorriendo la puerta del comedor, revelando la mesa elegantemente decorada y arreglada a rebosar de exquisitos manjares dignos de la fecha, en donde Anna y Haruko platicaban animadamente.

-Si. -musitó el joven acomodándose en un almohadón al lado de la inglesa.

-¡Qué bien! Entonces más tarde les prepararé una habitación nn -dijo el chico de pelo castaño, todavía de pie- Será mejor que traiga el té.

Con paso rápido, Yoh dejó el comedor y avanzó a la cocina, pero no bien había descorrido la puerta cuando sintió que alguien lo sujetaba de atrás, encontrándose con un Manta completamente rojo.

-¿Sucede algo?

-¿Una habitación?

-Sí ¿por qué?

-Solo una??? OO

-¿Acaso van a necesitar dos cuartos para pasar la noche? -preguntó el shaman alegremente.

-¡Yoh! -Manta se sujetó la cabeza con ambas manos, sintiendo su rostro incandescente.

-Ah ya! ¿Acaso pensaste que todos íbamos a pasar la noche en el mismo cuarto como en una pijamada?

-No ..U pero...

-¡Ah! Pues ahí está nn no hay nada de que preocuparse, así que ahora ayúdame a llevar las tazas a la mesa que esas chicas se han de estar muriendo de hambre.

-Claro...-dijo el chico tomando una bandeja con cuatro tazas de porcelana blanca, avanzando lentamente de nuevo al comedor. ¿Por qué se había puesto tan nervioso? ¿O acaso todavía seguía siendo tan inocente para creer que cada quien dormiría en una habitación separada? Estos pensamientos siguieron torturando su mente durante la cena, sonrojándose tanto que los demás llegaron a pensar que había comido demasiado picante.

Fuera de eso, fue una velada muy agradable para los cuatro adolescentes, que comieron de todo y platicaron de los planes futuros, entre ellos los de la boda de Haruko y Manta, quien prefirió evitar el tema en vista de la noche que se avecinaba. Asimismo, hubo unas cuantas copas de sake de por medio, por lo que cuando el reloj de pared dio las doce campanadas, todo el mundo rebosaba alegría y los buenos deseos flotaban en el aire. Así permanecieron por otro par de horas Yoh, Anna, Haruko y Manta, hasta que el sueño empezó a hacerse notar entre los jóvenes. O al menos en Haruko, quien ya había apoyado la cabeza sobre la mesita de centro, y se negaba a levantarla.

-Creo que es hora de que todos nos vayamos a dormir, o por lo menos descansar -dijo Anna, levantándose de la sala en la que ahora ella y sus amigos y prometido se encontraban, observando que parte del Sol ya había matado la noche, y la disolvía en un cielo líquido morado, ligeramente salpicado de estrellas. Yoh asintió, dándole un ligero codazo a su amiga de pelo negro, quien no reaccionó en lo mínimo.

-Será mejor que me la lleve...-dijo Manta tímidamente, tomando a su prometida del talle, para cargarla sobre sus brazos, mientras avanzaba lentamente por el corredor de madera y desaparecía por este al doblar la esquina en dirección a las escaleras, sintiendo como en su espalda se clavaban las miradas de Yoh y Anna.

-También hay que hacer lo mismo ¿no? -preguntó el shaman sonriendo cálidamente y acercándose a su prometida.

-Ni creas que me vas a cargar ¬¬

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Un único pensamiento acosaba a Manta Oyamada mientras avanzaba arrastrando los pies hacia el fondo del pasillo, en la habitación que Yoh le había designado a él y a su prometida. Con los ojos bien cerrados, descorrió la puerta en espera de que ahí estuvieran dos futones para ambos, pero el alma se le fue a los pies cuando se dio cuenta de que solo había uno.

-No importa -se dijo intentando mantener la calma, notando que empezaba a respirar irregularmente. Y es que no era para más, pues la situación era un poco incómoda: sin padres a la vista, en una casa grande y ligeramente sola, y un solo futón ¿qué más podía pasar? Esa fue la pregunta que asaltó la cabeza el rubio, quien sentía sus manos y su frente perladas de sudor, todavía pegadas al cuerpo de la chica, que seguía entre sus brazos.

-No importa, no pasa nada, no pasa nada -se dijo desesperado, tratando de calmar las hormonas que despertaban poco a poco en su cuerpo.

-¿No pasa qué? -le preguntó una voz adormilada, que hizo que el joven saltara ligeramente, volteando a ver a su prometida, quien lo miraba con ojos amodorrados.

-Nada, es hora de dormir -respondió el sonriendo nerviosamente. Haruko entrecerró los ojos de nuevo, bostezó y se despegó de los brazos del muchacho, poniéndose en pie y abriendo de golpe la habitación, para entrar y empezar a desdoblar el futón.

-¿Qué haces? -le gritó el chico, cerrando la puerta con manos tan temblorosas que se deslizaron sobre el marco. La inglesa volteó a verlo con sorpresa.

-Vamos a dormir ¿no?

-¿¿Vamos??

-Si tu te quieres quedar despierto toda la noche vale, pero yo ya me divertí mucho y quiero descansar -refutó ella. Tras acomodar la almohada sobre el futón miró a Oyamada, cuyo rostro estaba incandescente.

-¿Si? -inquirió, sintiendo que su voz sonaba temblorosa.

-¿Vas a dormir o qué?

-Si, pero...-Manta trató de aparentar normalidad- Tu primero...

-¿Yo?

-Si, luego entro yo.

-¿Qué? Vamos a dormir por turnos??

-¿No querrás decir juntos?

-Manta Oyamada ¿de qué cuernos hablas? -preguntó Haruko Kusume poniéndose de pie, ruborizándose lentamente.

-¡De nada! -exclamó el cruzándose de brazos, fingiendo hacerse el ofendido.

-¿Acaso tu pensabas que? -la chica se quedó en silencio un par de segundos, para después soltar una risita, meneando la cabeza- ¡Manta!

-¿Qué? Primero te enojas y luego te ríes ¿Por qué eres tan extraña?

-¿Acaso pensaste que dormiríamos juntos? -la chica sonrió divertida.

-Entonces, ¿por qué solo hay un futón en la habitación, eh?

-Ah -la joven su ruborizó y se encogió de hombres- Tal vez no tienen más, pero...¡pero ese no es el tema! ¿Te vas a dormir sí o no?

-¿Y tú? -replicó a su vez el rubio.

-Yo puedo dormir sentada, o algo así -musitó ella sin darle importancia -Además, tu te ves más cansado...

-No, prefiero que tu descanses a que los dos nos veamos como zombies. ¬¬

-No quiero.

-¡Haruko! ¬¬ Duérmete ahora! -exclamó el joven tomando a su chica de la cintura y acomodándola a la fuerza en el futón. Tras unos momentos de forcejeos y reclamos, Haruko terminó dentro del futón, mientras Oyamada se encontraba casi encima de ella, sujetándola con el brazo, para después acomodarse a su lado, en el suelo.

-Listo -dijo sonriendo con aire triunfal, a lo que ella le recriminó con la mirada, para después soltar una risita.

-Tengo una mejor idea -repuso ella, liberándose de su abrazo ágilmente y tomando el futón, el cual deshizo. -Creo que los dos podemos caber aquí ¿no crees? - Oyamada asintió tímidamente, y en menos de cinco minutos estaba cerca del cálido cuerpo de la chica, escuchando su respiración en silencio. Todavía se sentía nervioso, pero ese sentimiento disminuía conforme sus párpados se iban cerrando.

-¿Tenías tanto miedo de que durmiéramos juntos? -la suave voz de la inglesa lo trajo a la realidad, sobre todo al darse cuenta de que estaban cuerpo a cuerpo, pieles pegadas bajo la misma sábana.

-No sabía lo que pudiera pasar...-murmuró él, ligeramente ruborizado, acomodando su cabeza en el hombro de su amada, quien se acercó un poco más y lo abrazó, soltando una sonrisita.

-Manta, yo confió en ti -respondió, besando su mejilla y cerrando los ojos, cayendo en un profundo sueño, seguida de su prometido.

Fin del Flash Back

-Haruko, ya llegamos -susurró Manta a la oreja de la inglesa, quien abrió los ojos lentamente, para encontrarse con el hermoso paisaje londinense, cosa que hizo que despertará por completo y pegara el rostro a la ventanilla, los ojos brillantes de emoción.

-¡Al fin! ¡Ya estamos en Londres, Manta! -exclamó con una gran sonrisa de oreja a oreja- ¡Ya llegamos!

-¿Extrañabas Londres, verdad? -preguntó Manta acercando su rostro al de ella, quien asintió sin dejar de sonreír.

-Ahora tu conocerás lo que es Londres! -dijo, sintiendo como sus manos entrelazadas con las de su amado, mientras contemplaban en silencio como fina nieve empezaba a caer sobre Inglaterra, en espera de salir del aeropuerto para iniciar su viaje.

Continuará...

Neko: o Si! Y para quien pensaba que no iba a continuar este fic debido a que antes tenía una intención o dedicatoria y ahora no ¬¬ es falso! Y si, el título del capítulo es el mismo de una canción de The Rasmus nOn "Back in the picture" me gusta el título xD ahora vamos a lo reviews

Rei Oyamada: Gracias por lo de "muy bueno" a las muchas potencias n/n como no sabía como poner a Hao para que apareciera de súbito elegí lo de chófer xD que bueno que te haya gustado! o

Daina-chan: Tomodachi! - Al fin te pude ver por el msn!!! xD vaya que me inspire, "Funny Bunny" es una de las mejores canciones de The Pillows ;; esh muy tierna, aunque lo curioso es que no estoy enamorada xD jojojo

Laila: - Holas!! Sie, el amor esh lindo ;; sobre todo con esa pareja, a mi me gustaría estar con alguien así jojo xD pero por ahora disfruto más la soltería nn muchas gracias por los buenos deseos!! o yo también te deso lo mejor, como decía la carta :3 y seguiré tu consejo de portarme mal xD sin descuidar mis estudios n.n

Shinjitsu: Bro . En serio creees eso de mi? ;; No sabes lo mucho que me conmueven tus palabras ;; muchas gracias! Espero con ansias tu capítulo que ya tiene largo tiempo que no publicas nada ¬n¬

Neko: Pues esto es todo por ahora, es hora de irme que tengo que estudiar para entrar a segundo semestre .. que miedo! Anyway, see ya soon! o