La prometida de Manta Oyamada.
Shaman King pertenece a Hiroyuki Takei...lo demás es mío.
18.- Not again!
-¡Taxi! -llamó Keiko Oyamada, haciendo notar su voz por entre el pesado tráfico de la ciudad de Londres en aquel viernes gris en la tarde. El intento fue en vano.
-Vaya -comentó sonriendo ligeramente, con el ceño fruncido- Sí que es difícil conseguir un transporte en Europa, ¿eh? -preguntó volviéndose a ver a su esposo, su hija, su hijo, Haruko y Anna, quien estaba en calidad de acompañante de Haruko y madrina de honor de la boda.
-Yo lo haré -se apresuró a decir la inglesa, separándose del brazo del rubio y corriendo hasta ponerse en el borde de la banqueta. Con una mano en la cintura, utilizó la otra para emitir un potente silbido que hizo que al instante un vehículo amarillo se detuviera en un instante. Satisfecha, la chica de pelo negro giró la cabeza con una gran sonrisa.
-¡Listo! -exclamó, partiéndose de la risa al ver las expresiones de los demás, en especial la de Manta.
-Te apuesto a que ni tú hubieras silbado tan fuerte -le dijo Oyamada a la itako al subirse al vehículo, cargando con su maleta.
-¬¬ Tú ni siquiera sabes silbar Oyamada.
-o.o Bueno...-el joven carraspeó ligeramente avergonzado un par de segundos, antes de poner las maletas en la cajuela del taxi- ¡Esa no es la cuestión! -exclamó, entrando al vehículo, seguido de Haruko, Anna y Mannoko.
-Y...¿a dónde vamos a ir primero? -preguntó la hermana de Oyamada, accionando el manillar del taxi para bajar la ventana y poder admirar mejor el paisaje londinense.
-Tenemos que ir al hotel a registrarnos, y después iremos a la Plaza Trafalgar a buscar los adornos de los centros de mesa, el menú que se va a servir, los vestidos de las damas de honor, el formato de las invitaciones...-Keiko Oyamada se detuvo, sonriendo triunfalmente al observar las caras sorprendidas de los jóvenes- Ah si! Y lo más importante; el vestido de novia y el traje para Manta.
-¿No son muchas cosas? -inquirió la prometida de Manta ligeramente pálida, asomándose por medio de la otra ventana. Manta asintió tomando su mano.
-Claro que no! -repuso Kyouyama- Solo lo mejor para planear una gran boda, solo piensen que es uno de los eventos más importantes de su vida!
-En eso tiene razón -musitó la esposa de Mansumi Oyamada, quien venía en el asiento delantero junto con el conductor.
-¿Va a ser una boda grande, querida? -preguntó volteando a verlos- Son muchas cosas...
-Probablemente, pero lo mejor es apurarnos antes de que los chicos entren a la escuela, que la boda se realizará en Abril.
-¡¿Abril! -exclamaron a la vez los futuros novios, poniéndo ojos de asombro.
-La primavera es una época hermosa, pero pienso que el verano será más adecuado para mi boda con Yoh -agregó Anna mirando sin ver las amplias avenidas de la ciudad, como si hablara para sí misma.
-Solo faltan 4 meses -dijo Mannoko contando con los dedos.- ¡Falta demasiado!
-Yo digo que más bien falta poco -murmuró Haruko Kusume, sin despegarse de su asombro.
-Cuatro meses se van a pasar en un suspiro -agregó su prometido volteando a ver a su madre, ligeramente molesto- Nadie nos preguntó cuando nos queríamos casar ni cómo.
-Claro que no, ustedes son demasiado jóvenes para esto -contestó su padre- Por favor, doble a la derecha en la siguiente cuadra -indicó al chofer.
-Además, todo va a salir bien, así que no te preocupes hijo -sonrió Keiko. Su hija asintió ilusionada, volteando a ver a Haruko, quien ya había asomado la cabeza por completo fuera de la ventana.
-¡Haruko! -exclamó Manta- ¿Qué demonios estás haciendo?
-Ah! Solo recordando varios lugares -dijo volviendo a meter la cabeza, con una gran sonrisa- Ves esa esquina? Dos cuadras más adentro estaba la casa de una de mis mejores amigas, Alice. Además, creo que vi a Paul hace dos calles, pero no sé si era el porque antes tenía el pelo negro y ahora creo que traía unas puntas rojas y amarillas, además de que lo vi con Jean! Pero si cuando me fui el estaba enamorado de Sara y...-la chica se detuvo al notar que Mannoko, su hermano y la prometida de Yoh ponían cara de que no habían entendido nada- Lo siento -rió- pero es que no me había dado cuenta de lo mucho que extrañaba Londres.
-Es un lugar muy hermoso -opinó la que sería su futura cuñada, sonriendo cálidamente. No bien había terminado de decir eso, el taxi se detuvo frente a un impotente hotel de varios pisos que se erguía orgulloso contra el cielo gris, que amenazaba con lluvia. El edificio se veía lujoso y elegante, y pronto ya todos los visitantes se encontraban dentro de un acogedor vestíbulo, pidiendo habitaciones.
-Bien, ya estamos organizados -dijo Mansumi distribuyendo llaves en lo que un botones se hacía cargo de las maletas- Anna y Haruko, esta es su llave; Mannoko, tu dormirás con tu madre y Manta ocupará una habitación conmigo. Mañana ya nos organizaremos mejor para los preparativos de la boda.
-Creo que están cansados -agregó Keiko sonriendo al ver a su hija bostezar- Todavía no se acostumbran a la diferencia horaria. Lo mejor será descansar, querido. ¿Mañana irás a ver al abogado? -preguntó.
-¿Abogado? -repitió Manta.
-Hay que arreglar ciertos asuntos respecto a la compañía del padre de Haruko para lograr la alianza entre las dos compañías y así establecer franquicias en Inglaterra y Japón. -dijo el hombre.
-No te preocupes hijo, que nosotros iremos mañana por las demás cosas. Solo tenemos un par de días antes de que regresen a tomar clases.
-Está bien. -dijo el chico, al tiempo que entre todos ocupaban el elevador para dirigirse a sus habitaciones y de ahí bajar a cenar, ya que la tarde súbitamente se había instalado en el cielo europeo.
-¿Cuánto tiempo nos vamos a...-La pregunta de Mannoko se quedó en el aire al ser interrumpida por el timbre de un teléfono celular. Todos se miraron entre sí para saber quien era el dueño, y pronto Haruko atendió la llamada de su aparato.
-¿Sí? ¡¿Alice! -exclamó eufórica, destellando asombro por sus ojos azules- ¿Cómo sabes que ya estoy aquí? ¿Paul? Entonces si era el! Ya cambió de...! ¿Dónde? Apenas tengo menos de un día que acabo de llegar de Japón! Ah si! Tengo muchas cosas que contarte! No sabes todo lo que me ha pasado! Si, yo también tengo muchas ganas de verte! Cuándo? Ah...estoy en un hotel por ahora...sí, ese lujoso del que tanto nos burlábamos jeje...¿Ahora? Ah, no creo que pueda, voy a cenar y luego...no no tengo nada que hacer...¿vas a estar ocupada? ¿No? ¡Bien! ¿Si podrías?...Fantástico! Si, claro...en cuanto te pueda te paso el número y afinamos detalles, no crees? Claro! Bien, nos vemos al rato! -tan rápido como había contestado, la inglesa colgó su teléfono, con una gran sonrisa en la cara.
-Se nota que no eres conocida -apuntó a decir Anna sarcásticamente, justo en el momento en que el elevador se detenía en el piso destinado a sus habitaciones, así como las de Keiko y su hija.
-Nos vemos en la cena -dijo el prometido de la inglesa antes de que el ascensor se cerrara, pues su cuarto se encontraba un piso arriba. Madre, hija, prometida y amiga asintieron y pronto Anna y Haruko se encontraban frente a su cuarto.
-Creo que se corrió más rápido de lo que esperaba la noticia de que yo ya estaba por acá -respondió la inglesa siguiendo la conversación que había iniciado su amiga, a la vez que pasaba por una ranura una tarjeta electrónica que al instante abrió la puerta de una lujosa habitación, compuesta una suite con sala y terraza, todo amueblado elegantemente. En un rincón reposaban las maletas que habían sido dejadas con anterioridad. Las chicas se apresuraron a acomodar sus cosas y a descansar.
-Si, me imagino -repuso la itako quitándose su abrigo negro- Incluso ya hiciste planes.
-No, solo va a venir una amiga a verme. Debes conocerla, es genial! Es mi mejor amiga de aquí; su nombre es Alice. Tengo pensado pedirle que sea mi otra dama de honor. -contestó la muchacha dejándose caer en la que sería su cama.
-Ha de ser idéntica a ti -repuso Anna doblando su abrigo.
-Entonces te habrá de caer bien -sonrió la prometida de Manta.
-Es hora de ir a descansar, chicos -dijo Keiko Oyamada colocando su cubierto en el plato, tras haber terminado su cena. Mannoko emitió un gruñido de queja, pero a la vez bostezó sin disimulo alguno.
-Andando, ya oyeron -replicó Mansumi. Para su sorpresa, Haruko fue la primera en levantarse de la mesa.
-Buenas noches a todos -anunció rápidamente, recibiendo una mirada interrogativa de parte de su prometido, justo antes de dar la vuelta y salir caminando a paso vivo del restaurante ubicado en el hotel. De ahí, la chica corrió hacia el ascensor, apretando el botón para llamarlo como si se le fuera la vida en ello.
-¡Vamos! -exclamó desesperada, tanto que decidió tomar las escaleras. Diez minutos después, resollando y con la frente perlada de sudor, llegó al piso en donde estaba su cuarto. Con algo de frenesí, sacó del bolsillo de su pantalón la tarjeta de acceso a su cuarto, y en menos de un par de minutos ya estaba en su cuarto, tomando su teléfono celular y marcando un número rápidamente. Esperó mirando el ventanal, hasta que del otro lado de la línea un voz femenina le contestó.
-Hable.
-Hola Alice!
-Haruko! Ya era hora de que hicieras saber que estás viva
-Lo siento, pero la cena se alargó mucho -murmuró la inglesa dejándose caer en una silla, en el balcón de la suite. A lo lejos, oyó como Anna entraba a la habitación- En fin...¿vendrías por acá en una media hora o lo más pronto posible?
-Ya lo creo. Ciao.
-Adiós.
-Click-
-Esa no fue la manera más cortés de retirarte de la cena -le dijo la sacerdotisa, fría como siempre, en cuanto Haruko entró a la pieza. La rubia yacía recostada en su cama, pasando los canales de TV en busca de algo interesante.
-Tenía una llamada que hacer.
-¿Los Oyamada saben? ¿Alguno de ellos?
-No, pero no le veo nada de malo. Es mi mejor amiga de Londres.
-Lo que sea -finalizó la rubia, deshaciéndose de su bandanna. Haruko entrecerró los ojos de cansancio y se tendió en su cama, permaneciendo de cara a la almohada, dejando que la brisa de la noche acariciara sus cabellos. Justo estaba cayendo en el mundo del sueño cuando Anna apagó la TV.
-Ya es tarde. Buenas noches, Haruko -dijo apagando de golpe la lámpara, levantándose de su cama en busca de su ropa para dormir.
-¿Eh? -la joven se levantó con modorra de su cama, restregándose los ojos con pereza. El timbre que sonaba en su puerta la despertó bastante. Quitándose de los párpados los últimos restos de sueño, Haruko abrió la puerta. Una adolescente más alta que ella, de largo pelo rojo ligeramente ondulado, gafas de marco cuadrado delgado negras y ropa igual de rara que la de ella le sonrió a través de sus ojos café oscuro.
-¡Alice! -exclamó la muchacha despertando del todo. Desde adentro de la habitación, Anna Kyouyama, con su yukata puesta, asomó la cabeza.
-¡Hola Haruko! -exclamó la recién llegada saludando a su amiga con el típico saludo de chocar palmas y juntar puños. Hizo lo mismo con Anna, quien prefirió contestar con su indiferente hola.
-Vaya, a esto se le llama lujo ¿eh? -preguntó la pelirroja entrando a la pieza- Desde adentro se ve mucho mejor, ¿y quién es ella?
-Se llama Anna, y es amiga de mi prometido. -contestó la prometida de Manta. La rubia asintió y señaló su cama.
-Supongo que en la mañana nos acompañarás a ayudar a Haruko con los preparativos de la boda ¿cierto? Yo por ahora me iré a dormir. Buenas noches.
-Entonces será mejor que vayamos al balcón a platicar un rato. Buenas noches, Anna. Vamos Alice, tengo varias cosas que contarte! -exclamó la joven de ojos azules tomando a su amiga del brazo y llevándola al balcón.
-Lo primero que me tienes que contar es sobre esa boda -respondió la chica sacando de uno de los bolsillos de su falda una cajetilla- ¿Quieres?
-No, gracias. Por ahora lo he dejado -susurró la muchacha apoyándose en el balcón y observando el cielo con embeleso, recordando con un poco de vergüenza cuando Manta la descubrió en el concierto- ¡No tienes idea de cuánto he extrañado Londres! Por cierto, Alice, mañana me acompañarás a la Plaza Trafalgar a...?
-¡¿Boda! Haruko, no crees que es un poco...apresurado? -la interrumpió la chica de pelo rojo, encendiendo su cigarrillo, sin dejar de mirar a su mejor amiga- Digo, tiene menos de medio año que te fuiste, y ahora regresas así como si nada con un chico con el que te vas a casar...si apenas tienes 16 años! A nuestra edad lo que se hace es vagar, tomar café, tocar con la banda, ir a fiestas, madrugar y despertarse tarde, no entrar a una sociedad de adultos, casada y con todas esas responsabilidades del matrimonio...-Alice suspiró, exhalando una bocanada de humo.
-No lo sé -contestó Kusume mostrándose asombrada- Pero, esto va más allá del compromiso...no veo que tenga nada de malo casarse a esta edad, siempre y cuando no deje de ser quien soy. Además, los sentimientos están de por medio, y ni Manta ni yo le vemos el lado malo a esta situación...aunque debo de admitir que me da un poco de miedo, pues todo ha pasado muy rápido -agregó, ladeando la cabeza, sin dejar de mirar la cajetilla de la otra adolescente, quien al verla sacó un cancerígeno y se lo ofreció a la inglesa, quien lo tomó entre sus manos indecisa.
-¿Manta? ¿Así se llama? ¿Y lo quieres?
-¡Claro que lo quiero! -replicó la muchacha- Es decir...es un complemento de todo lo que soy, y siento por él algo que nunca había sentido por alguien más...
-¿No está aunado al compromiso? Haruko, a duras penas te reconozco. Sigues siento tú, pero creo que has madurado -la joven de gafas sonrió- Increíble.
-Creo que sí -contestó su amiga, tomando el cigarrillo y buscando un encendedor. Al encenderlo, notó que sus manos temblaban ¿Por qué?
-Pero si es lo mejor para ti entonces de seguro que lo será -agregó Alice sonriendo- Lo más importante es que seas feliz, no importa que tan rápido o lento sucedan las cosas. Y lo mejor es que lo quieres más allá de ese acuerdo, ¿no?
Haruko se limitó a asentir, notando como caía la ceniza de su cigarro, que sacudió y se llevó a la boca.
-No creo poder acompañarte a tus preparativos de boda mañana -continuó la pelirroja arrojando la colilla de su cigarro a lo lejos -Hay un concurso de patineta mañana y entré a las eliminatorias -Alice sonrió- Si tú hubieras entrado de seguro ganarías el trofeo, los concursantes de este año son más mediocres que de costumbre. ¿No hay problema?
-Claro que no, sólo serán unas tontas visitas a tiendas aburridas y estiradas, no te perderás de nada -respondió su amiga mirando la lucecilla naranja que despedía su cigarrillo.
-Está bien.
-Será mejor que descanse entonces, Alice. Todavía no me acostumbro a la diferencia horaria.
-Pensé que querías hablar de más cosas -contestó la amiga de Haruko abriendo los ojos un poco más de lo normal.
-Es que tengo mucho sueño.
-De acuerdo, entonces te veré luego, si es que tienes tiempo eh? -Alice le sorió a su amiga, y se dejó acompañar por ella a la puerta, donde notó que Haruko se despidió de ella de un modo bastante vago, notando que la chica de ojos azules había tomado otro cigarrillo.
En cuanto la puerta se cerro, Haruko encendió otro cigarro con la colilla del primero, y, tomando sus audífonos, se recostó en la obscuridad sobre su cama entrecerrando los ojos, dejando que una nueva duda se instalara en su mente. ¿Qué le sucedía? Apenas un par de horas se sentía la persona más feliz de todas al estar al lado de la persona que más quería y después de haber superado tantas pruebas, como lo sucedido de Hao, la muerte de sus padres, y más. Parecía que ya no había problema alguno, pero de repente esta duda sobre lo que sentía hacia su prometido. Quizás Alice tenía razón, pensó abriendo los ojos, sin escuchar ya la estridente música que se instalaba en sus oídos, dejando que la ceniza se acumulara temblorosamente en la punta de su cigarrillo. Los meses habían pasado demasiado rápido para ella ahora que lo pensaba, pues en menos de medio año se había enamorado de alguien con quien se uniría para toda la vida. ¿Enamorada? ¿Estaba segura? Haruko suspiró, sintiendo que se le formaba un nudo en la garganta. ¿Para siempre? ¿No era demasiado? Si lo quería, pero de ahí a estar toda una vida juntos...era más de lo que ella podía pensar. Por ahora lo que más le afectaba era el sueño que la agobiaba y poco a poco le hizo cerrar los párpados, dejando que sus preocupaciones se desvanecieran momentáneamente.
-Solo nos falta una cossa por hacer el día de hoy -dijo Keiko Oyamada guardando en su bolsa una lista de preparativos concernientes a la boda- Y es lo más importante -agregó sonriendo.
-¿El vestido de boda? -preguntó Anna, mirando de reojo a Haruko, quien ese día había permanecido muy distraída, dejando que la madre de Manta (con quien no había hablado desde que habían llegado al aeropuerto) decidiera en la mayoría de las cosas. La rubia frunció el entrecejo ¿qué le sucedía a su amiga? Ese día había estado muy extraña, desde que la encontró en la cama dormida con los audífonos encendidos y restos de cigarro en las sábanas.
-Correcto -sonrió la mujer rebosante de orgullo- Mansumi...
-Ah si -dijo el hombre tomando a su hijo del hombro- Manta, es de mala suerte que el novio vea lo que su novia va a usar, así que vamos por nuestros esmóquines...
-Claro -respondió el rubio despidiéndose de las demás, notando que su prometida estaba distraída, aunque lo atribuyó a los nervios al saber de que los preparativos hacían más notable el hecho de que la boda se aproximaba.
-¿Le gusta este modelo, señorita?
-¿Eh?
Lentamente, Haruko volteó a ver a la sonriente asistente de la modista de aquella elegante tienda londinense, cayendo en la cuenta de que se estaba probando el vestido de novia. Tras ver a la asistenta y devolverle la sonrisa sin mucho entusiasmo, se volvió a ver la imagen muda que el espejo le devolvía de sí misma, mostrando a una chica con ojos azules de asombro enfundada en un elegante vestido de novia color perla del estilo clásico, con un corsé primorosamente elaborado, grandes mangas de campana tejidas en seda, una gran cauda primorosamente elaborada en encaje y un largo velo de gasa blanca unido a una tiara escondida entre sus cabellos. De no haber sido por el peinado y la cara pensativa, la inglesa hubiera pasado por una princesa a punto de contraer matrimonio.
-Está...bien -contestó vagamente, a lo que Kyouyama frunció en entrecejo. Haruko debería estar resplandeciente de ilusión al probarse el que sería su vestido de novia, y no estar con la mente en otro mundo.
-Ay, a mi me gustó más el modelo que vimos en el aparador -comentó Mannoko observando a su futura cuñada con admiración- El que no tenía mangas. ¿no te gustó a ti Haruko?
-Mannoko, no interfieras en su decisión -la reprendió su madre cariñosamente- ¿este es el vestido que quieres, Haruko?
-No estoy segura, tengo que verlo un poco más -respondió la muchacha observando con algo de curiosidad su vestido.
-Claro -dijo la asistente sonriendo ampliamente- No hay mujer a la que no le guste verse con su vestido antes de que la magia empiece!
-¿Y qué hay de los vestidos de las damas de honor? -inquirió la muchacha rubia cruzándose de brazos.
-Eso me recuerda -interrumpió Keiko mirando a su futura nuera- ¿Ya le comentaste a tu amiga, esa chica que dices que se llama Alice, que quieres que sea tu dama de honor, Haruko?
-¿Eh? Estaba a punto de hacer eso -respondió lentamente, tomando su celular, que se encontraba en la pequeña tarima en la que ella se encontraba.
-Mamá, yo quiero ser dama de honor también
-Haruko decide, yo no. Vamos a ver los otros vestidos, mejor.
-Por acá tenemos varios modelos, señorita. La modista las espera. -dijo la mujer a Anna, señalando una de las dos puertas que se encontraba en ese cuarto, siendo una de ellas la salida.
-Lo importante es que sea negro ¬¬
-o.o Señorita, de acuerdo a la tradición no pueden haber damas de honor con vestidos negros ya que los colores obscuros indican luto, ni de color blanco porque podrían confundirse con la novia.
-Descuida Anna, hay otras opciones que te quedarán muy bien -dijo Keiko en lo que ella y su hija pasaban por la puerta que la asistente les había señalado.- Oh, Haruko ¿vienes?
-Me quedaré un poco más a ver mi vestido, no se preocupen por mi -respondió sonriendo. Las demáss asintieron y pronto la puerta se había cerrado.
Era su oportunidad.
-De acuerdo, preferimos que sean hechos a la medida, muchas gracias! -dijo Manta saliendo con su padre de la tienda de esmóquines, tras haber seleccionado su traje, cosa que no le tomó mucho tiempo. Justo en ese momento, el celular de su padre empezó a sonar.
-¿Si? -contestó apresuradamente- Keiko, que su...? ¿QUÉ? ¿CÓMO PUDO PASAR ESO? Pero...pero si estaban con ella! Vamos para allá -colgó, mirando a ver a su hijo, que a la vez lo miraba interrogativamente.
-¿Qué pasó?
-Haruko se ha escapado.
-¿QUÉ? -a Manta el alma se le fue a los pies, sintiendo una desazón conocida, seguida de un sentimiento de angustia que le hizo recodar una tormentosa noche de noviembre.
- No otra vez, Haruko!
Continuará...
Neko: Hola! nn Espero que estén bien, que yo apenas acabo de entrar a segundo semestre y me estoy divirtiendo de lo indo xD lo único malo es que, por si ya se dieron cuenta, borró mi historia de "Los Shamanes Súperopoderosos" debido a que un tal "Damelo" registrado en este sitio alegó que en mi historia había una violación a las reglas ¬¬ y de ahí la administración borro mi fic, lo que no me dejo subir capitulos a mi cuenta por un bueeeen rao como yase habrán dado cuenta xx pero ahora ya pasó ese periodo y NO ESTOY MUERTA XD FANFICTION YA ME QUIERE o
Una gran disculpa a todos mis fans de ese fic. Intentaré subirlo de nuevo en cuanto recupere los capítulos uu Ahora vayamos a los reviews:
Laila: Holas! nn Sip, hace un poco de frió a veces por aquí pero estoy bien, gracias :3 Sip, viva la soltería! x3 Me alegra saber que este fic te va a servir en algo tomodachi n-n me esforzaré por hacerlo mejor
Shijitsu: Luv ya too bro:D Gracias por el cumplido, se ve que soy buena para la dulshura xD aunque mi vida amorosa sea un desastre ..U por algún medio hay que sacar la romántica que vive en mi xD
Daina-chan: Tomodachi! nn Que bueno que te gusten "The Pillows" nn son de lo mejor o y pues no creo que Haruko y Manta te puedan llevar a Londres xD pero ya veremos si con la ayuda de Fukaru nos metemos de contrabando al avión xD
Loconexion: xD Sorry por el exceso de azúcar pero así es el amor xD lo importante es que te guste nn
Neko: nn Eso es todo por hoy, muchas gracias por leer, see ya! Estoy viva!
