Avertencias previas: Si os disteis por satisfechos con el final de "cuando..." no leáis esta contnuación. Puede no ser lo que esperáis o puede que os parezca demasiado paranoia y pretensión por mi parte el explicar lo que pasó después de Hogwarts... En principio intentaré que sea un fic de lectura independiente, es decir, que no haga falta leerse la primera parte, pero como no creo que me salga... yo os recomiendo que la leáis... Y a ver que os parece. La temática claro, se centrará menos en los líos amorosos, aunque haberlos, haylos. Y con eso os dejo con el primer capítulo de...

NUESTRAS APACIBLES VIDAS... O NO

Disclaimer: mmm... que nada es mío y tal... y ya está. Lo que sí es mío, es mío, lo juro.

1. TRES AÑOS DESPUÉS

Una chica rubia, de unos veinte años, caminaba apresurada por una de las calles más concurridas de Londres. Sus pasos iban marcados por el rítmico taconeo de sus botas altas. Pero no era el monótono ruido de los zapatos lo que hacía que mucha gente se quedara mirando a la chica, sino su evidente atractivo. Era una mujer muy bella, esbelta y de piel clara; además vestía con buen gusto y sencillez. Parecía ajena a las miradas e iba más pendiente de su reloj y de que las bolsas de papel de una conocida cadena de supermercados se mantuvieran firmes en sus brazos. Parecía tener mucha prisa por hacer algo. Tomó un desvío a la derecha de la calle y siguió caminando apresuradamente. Esa calle lateral era estrecha y parecía no contener más que cubos de basura y un enjambre de gatos hambrientos. Unas pocas puertas daban hasta allí, todas parecían pertenecer a la parte trasera de los altos bloques de pisos que se levantaban a ambos lados. Nuestra rubia estaba totalmente fuera de lugar en ese callejón, como un orangután con tutú. Paró delante de una de las puertas grises, iguales a las demás y posó las bolsas en el suelo buscando algo en su bolso con ansiedad. Chasqueó la lengua y sacó una llave plateada que no parecía pertenecer a la oxidada cerradura de la puerta. La introdujo y la giró suavemente: la puerta obedeció con un chasquido. Recogió las bolsas suspirando y entró en el edificio, cerrando la puerta tras de sí..

Contra todo pronóstico, la chica no entró en una sucia escalera que llevaba a viviendas superiores, sino a un recibidor confortable que llevaba a lo que parecía ser un adorable saloncito de donde salían ruidos.

- James, a la puerta no le vendría mal una mano de pintura- saludó la rubia entrando a lo que parecía ser la cocina y dejando las bolsas en la mesa. Luego empezó a desabrocharse el abrigo negro que llevaba y se encaminó hacia el saloncito. Dejó el abrigo encima de una silla. En el salón había un hombre joven, de unos veintiún o veintidos años, que apagó la televisión y fue a saludar a la mujer con un beso en la mejilla.

- Hola Tracy, no te esperaba hoy...

James era un chico alto y bien proporcionado, con rasgos de hombre, pero sus ojos y su sonrisa delataban un carácter jovial y alegre, quizás hasta arrogante. Su aspecto, de todos modos, hizo torcer el morro a la chica, Tracy.

- ¿Hace cuanto que no te afeitas y tomas una buena ducha?

James encogió los hombros y se dejó caer en el sofá, abatido. Tracy se sentó a su lado.

- ¿Has sabido algo de Lily?

- Nada- contestó el joven- en el Ministerio también siguen sin saber nada.

Tracy le acarició ligeramente un brazo y se esforzó por sonreír.

- Voy a ordenarte la compra y luego te plancharé el uniforme, mañana se acaba tu permiso ¿no?

James asintió de nuevo.

- A lo mejor desde el Ministerio te es más fácil conseguir alguna pista... los aurores tenéis acceso a casi toda la información.- siguió diciendo Tracy desde la cocina.

James no respondió. Se levantó del sofá y caminó hasta una pequeña chimenea que había en el lateral del saloncito. Cogió una foto que estaba encima, apoyada. En ella se podían ver dos jovenes abrazados. El chico era él y tenía sujeta por la cintura a una guapa pelirroja que llevaba una boina en la cabeza. Esa era Lily. Su novia desde hacía tres años y con la que hacía un año se había ido a vivir a ese piso escondido dentro del Londres muggle. La foto era de sus úlitmas vacaciones en Francia. Una amiga de los dos, Elise, vivía allí desde que había acabado los estudios en Hogwarts e iban cuando podían a hacerle una visita. A Lily le encantaba Francia, en especial París, y más concretamente los barrios antiguos de la ciudad. Solía decir que las paredes de esos antiguos edificios vibraban por la cantidad de recuerdos que guardaban. En una foto cercana se podía ver también a Elise con Remus, su novio, y uno de los mejores amigos de James, que sonreían junto a otras dos parejas; una formada por la chica rubia que seguía atareada en la cocina y un hombre de mirada apacible y pelo claro, y otra compuesta por un hombre moreno y alto, sumamente atractivo, y una chioca con el pelo anaranjado y mirada risueña. Sus mejores amigos. Artemis era el chico de mirada tranquila, que trabajaba como cazador para el Ministerio, era uno de los mejores amigos de Lily y un buen amigo suyo también. El hombre guapo era Sirius, su mejor amigo desde que le salieron los dientes de leche, auror como él y que había estado saliendo con la chica del pelo anaranjado, Kate, pero lo habían dejado hacía medio año por sus continuas discusiones y celos. Ambos seguían enamorados hasta las pestañas.

- Esa foto nos la hizo Lily cuando fuimos a ver a Remus y a Elise el primer verano después de Hogwarts.- James se giró un poco sobresaltado, detrás de él estaba Tracy mirando la foto- ¿Dónde tienes la túnica del uniforme?

- Dentro del armario, en el segundo cajón- recordó James. Lily era quien ordenaba sus túnicas siempre allí, y él lo seguía haciendo. Aún dos meses después de que ella desapareciera, dejando en el piso todas sus cosas y una simple nota: "Te quiero James. No lo olvides. Fdo: tu ángel"

Suspiró. La había buscado por todo Londres, había preguntado a amigos y conocidos, su hermana no sabía nada (los padres de Lily habían fallecido en un accidente de coche al año siguiente de acabar los estudios, al menos su padre tuvo tiempo de darle la aprobación), sus extraños compañeros de trabajo de la oficina de Administración del Ministerio tampoco... y era difícil encontrarla porque no sabía tan siquiera por qué se había ido. Eran felices y se querían. ¡Incluso él estaba a punto de dar "el paso"! ¡Iba a pedirle que se casara con él! Pero desapareció, de la noche a la mañana y él se había hundido ¿Qué podía estar mal? Ni siquiera Kate, una de sus amigas íntimas le había sabido dar una razón.

- Ayer nos llegó una carta de Elise- dijo Tracy para empezar una conversación mientras empezaba a planchar cuidadosamente una túnica azul marino con una A plateada en la espalda- Dice que últimamente tiene más trabajo que nunca investigando esas cosas que ella investiga... También dice que a Remus le va bien en Bulgaria, trabajando en esa poción para mitigar las transformaciones de los Licántropos.

- Hm- asintió James despreocupadamente mientras iba a la cocina a buscar una cerveza- ¿Quieres algo?

La rubia negó con la cabeza.

- Me tengo que ir volando al despacho. Esta tarde tengo que ver un baño y... ¿sabes? ¡Es posible que me den el proyecto de una casa entera!- exclamó la chica emocionada

- Eso es fantásticoTracy- la anmó el chico con una sonrisa forzada- Algún día serás la mejor descoradora de Inglaterra...

- No...- contestó modestamente la chica, ligeramente sonrojada- A mí con que me den un buen sueldo que nos ayude a pagar la hipoteca de la casa y a vivir bien estoy tranquila... Por cierto... vente mañana a tomar el té.

El chico hizo una mueca, preparado para declinar la invitación.

- No sé...

- ¡Oh, vamos! Artemis tiene muchas ganas de verte. Todavía no tenemos mesa, pero podemos apoyar las tazas en una caja de cartón... venga... a las 6, mañana y no te aceptaré un "no".

El chico puso cara de contrariedad pero asintió. Al fin y al cabo había estado muy poco por sus amigos últimamente y ellos le habían apoyado muchísimo. Kate, Tracy y Peter, que tenían horarios más flexibles, evitaban que su casa se convirtiera en una pocilga y Sirius y Artemis le animaban todo lo que podían. Incluso Remus y Elise, que estaban siempre desbordados de trabajo habían ido a verle.

- Estaré allí a las 6 en punto- contestó con una sonrisa James

- ¡Fantástico!- el hombre no supo si lo decía por su respuesta o por el resultado del planchado de su túnica, que la chica observaba.

Tracy dobló la prenda y recogió la tabla de planchar y la plancha, luego volvió a donde estaba su amigo y le dio otro beso en la mejilla.

- Hace cinco minutos que me tenía que haber ido- dijo con prisa mientras recogía las cosas- ¡Le daré tu llave a Kate!- dijo a modo de despedida mientras salía a la calle.

James suspiró, otra vez en su soledad. Lily... La casa no parecía suya si ella no estaba allí, perdiendo al ajedrez contra él, o viendo la televisión, o saliendo del baño y despertando sus sentidos con el olor de su piel y su jabón... Lily ¿Por qué te has ido?

El despertador sonó a las siete de la mañana y no le costó nada el levantarse. No dormía bien en esa cama desde que ella se había marchado. Siguiendo el consejo de Tracy, se metió en la ducha y se afeitó la barba de varios días que empezaba a lucir. Se vistió y se colocó la túnica por encima de la cabeza. Esas operaciones tan simples habían hecho que ugggh-James Potter pasara a ser aaaaaaahh- ¡James Potter! Aunque una sonrisa no hubiera estado mal para completar el conjunto. Metió lo necesario en su maletín y decidió que no estaba de humor para desayunar en casa, sin Lily quitándole toda la comida del plato; aunque desde la muerte de sus padres comía menos y estaba más delgada.

Con gestos automáticos tomó un puñado de Polvos Flu, se metió en la chimenea y los lanzó a l suelo provocando una enorme llamarada verde.

- ¡Al Ministerio de Magia!

Inmediatamente notó esa sensación tan desagradable que le recordaba al aspirador muggle que había comprado Lily para casa y un quemazón molesto en los ojos. En unos segundos, salía elegantemente por una de las chimeneas del Ministerio sacudiéndose la molesta ceniza.

- Ei ¡Potter!- Se giró. Dedalus Diggle, un hombre algo mayor que él y que tenía un negocio en el Callejón Diaggon le saludó- ¡Tenemos ganas de volverte a ver sobre la escoba!

James sonrió débilmente.

- Sólo soy suplente Diggle- le recordó el chico mientras el otro hombre se ponía a su paso.

- Y yo juro sobre mi escoba que nunca los Pudlemore United han desaprobechado tanto a un buen jugador como tú. ¿Qué tal estás?- añadió el hombre con preocupación

James sabía que esa pregunta quería decir: ¿Has intentado ya suicidarte desde que tu novia se fue?

- Muy bien, gracias... ¿Y qué te trae por aquí Diggle?

- Mmm... asuntillos- contestó el hombre evasivamente- ¿Has leído esta mañana el profeta, Potter?

El joven negó con la cabeza, contento por el cambio de tema.

- Voldemort- dijo el hombre tras vigilar que nadie les oyera y avanzando hacia el ascensor. El guardia de seguridad no le dijo nada a Diggle.- Ha vuelto a actuar. Bueno, él o sus asquerosos mortífagos... han intentado asesinar a la hija de Johnatan Prescot, el jefe del laboratorio de alquímia...

- ¡A Joanna!- exclamó James, Dedalus le hizo un signo para que disminuyera el tono de su voz- No me lo puedo creer... ¡cabrón!... Joanna jugaba conmigo en el equipo de Quidditch, era una Gryffindor...

El hombre hizo un gesto de pesar.

- Se rumorea que Voldemort intentó ganarse al señor Prescot, pero él se negó a pasarse a su bando y entonces.... pobre chiquilla, está en San Mungo, recuperándose... la debieron creer muerta después de las toruras- murmuró con evidente pena Dedalus.

James asintió, pesaroso. Joanna... Voldemort había empezado a actuar estando él en el colegio, pero en los dos últimos años los ataques se habían multiplicado. En todos los sitios habían infiltrados, gente bajo el Imperius, espías en las más altas esferas... pero no se podían localizar de ninguna manera. El Ministerio era un lugar tan poco seguro como lo podía ser la calle... Un presagio negro le vino a la cabeza de repente. Y si a Lily la habían... Rápidamente desterró el pensamiento de su cabeza: no habían encontrado a Lily. Eso era buena señal.

- Bueno Potter... Espero que nos veamos pronto- Dedalus tomó las escaleras en vez de esperar al ascensor.

James no fue tan impaciente y esperó a tomar uno de los ascensores para llegar a su despacho.

- ¡Paddy, cariño, ya estoy en casa!- dijo con fingida alegría cuando llegó a su despacho, no podía poner cara de palo a los demás, si no quería que le invitaran a tomar otro "permiso". El trabajo le ayudaría a distraerse

- ¿Por qué has tardado tanto, Prongsie?- contestó una voz de falsete, que provenía del guapísimo moreno de la foto- ¡Se ha enfriado la cena!

Ambos jóvenes se miraron y sonrieron. Luego Sirius le dio un rápido abrazo a su amigo.

- Te he echado de menos... sin nuestro partido de baloncesto con la papelera a media mañana, las bromas de la hora de comer, el paseo en busca de secretarias macizas en la sobremesa y la partida de ajedrez de por la tarde he tenido que...

- Trabajar- acabó por él una voz femenina. Una mujer bajita y menuda pero con cara de decisión y un porte muy elegante entró a su despacho. Tendría unos treinta años y era su compañera, Emily Vance.

- Emily...- se quejó el moreno- Yo trabajo, y mucho... Lo que pasa es que no me dan acción, a James y a mí simepre nos tocan los peores casos.

Emily sonrió ampliamente.

- ¡Ai juventud! ¡Qué prisa por arriesgar la vida!- exclamó como una reina del drama- Sois aurores desde hace un año, queridos. No todo es sacar la espada de la piedra y construir Camelot.- les reprendió dulcemente- ¿Y tú que tal estás, querido?- preguntó Emily- ¿Sabes algo de tu chica?

- Nada Emily- contestó triste- nada..

Sirius asintió y Emily le puso una mano en el hombro.

- Yo la conozco y es buena chica. Además, aunque no lo fuera tendría que ser tonta para dejar un hombre como tú en casa- James sonrió complacido.

- ¡Emily!- se quejó Sirius- ¡No tontees con otros que sabes que me pongo celoso!

- Ya sabes que tú eres mi único hombre- bromeó la mujer antes de salir del despacho y dejarles a los dos solos- Por cierto, "el ogro" quiere veros a los dos en su despacho.

James y Sirius cruzaron miradas de preocupación. El ogro era su jefe, Mr. Crouch, un mago tan recto y formal que la reina Isabel II a su lado parecía un payaso del Circo del Sol.

- A ver... ¿Que has hecho? Porque yo acabo de llegar- dijo James.

- Te juro que esta vez nada. Lo de flirtear con su mujer fue totalmente involuntario, ella me estaba siguiendo el rollo.

James se frotó las sienes.

- Tendrías que volver con Kate. Es la mujer para ti, te lo digo yo.

- Es la mujer para mí y para 50 más- contestó Sirius con la voz amarga.

- Ella no te ha sido infiel- le reprimióJames.

- ¡Ni yo a ella! Pero no puedo estar con una mujer que trabaja meneando el culo encima de una barra de bar y sirviendo tequilas a un montón de borrachos que lo único que quieren es verle las...

- Es su trabajo Sirius y se lo pagan mejor que a nosotros- le cortó James mientras se dirigían al despacho de Crouch, últimamente había hablado mucho con Kate del tema, sabía que ella no pensaba dejar su trabajo simplemente por los celos de Sirius cuando ella había tenido que aguantar y aguantaba cosas peores..

- ¡Pero no es un trabajo decente!- se quejó el moreno.

James le miró de reojo y suspiró.

- Ahora tú me sales con lo de la decencia. Es sólo provisional, hasta que tenga una oportunidad con algún productor; además allí también canta

- Sí... cómo si a alguno de esos tíos les importara, no se fijan en su voz precisamente. Además tú no lo entiendes. Tu novia no se anda exhibiendo como un trozo de carne...

Inmediatamente James contrajo el rostro y Sirius se dio cuenta de su error

- Perdona James, no pretendía... Yo aquí hablando de mis problemas y tú... tú... ya sabes... – dijo el chico disculpándose

- Tranquilo Padfoot, algún día tendré que sacar la cabeza del hoyo...

- Buenos días- les saludó alguien al girar la esquina, un hombre de mediana edad a quien le faltaba un trozo de nariz- Bienvenido, James.

- Buenos días señor Murri- saludaron los dos con la mano

- Os habéis enterado de lo de la señorita Prescot, supongo- dijo el veterano auror

- ¿Joanna? ¿Han atacado a Joanna?- exclamó Sirius.

James y Murri asintieron.

- En serio Sirius, si la seguridad del mundo mágico depende de ti... vamos mal, vamos muy mal- dijo negando con la cabeza James.

- Ja, ja, para un día que llego pronto para recibirte... ¿así me lo agradeces? Encima de que incremento mis horas de aburrimiento vas y te burlas de mí.

El profesor Murri los miraba circunspecto.

- Menos broma muchachos. La seguridad no es una cosa liviana, así que no se lo tomen a risa. Y señor Black, si se preocupa por sus horas de letargia le debo de informar que con la cantidad de ataques que sufrimos últimamente pronto no tendrá que preocuparse.

Ambos jóvenes agacharon la cabeza como aceptando la reprimenda. El señor Murri volvió a darles los buenos días y se alejó a zancadas de allí.

- A ver si tiene razón... Estoy harto de leer todas esas notícias de ataques y asesinatos mientras yo estoy en el despacho archivando papeles. No nos entrenaron para eso.

James suspiró.

- Vamos al despacho de Crouch, anda.

Siguiendo un camino ya conocido por los pasillos, los dos chicos llegaron a una puerta de formica con una ventanita de cristal. En la placa dorada que se podía leer a la altura de los ojos ponía. Jefe del Departamento de Defensa Mágica. Sirius exhaló un suspiro y dio unos suaves golpes en la puerta. En seguida se oyó un "pasen" en voz segura. Abrieron la puerta.

De pie, tras un escritorio tan perfectamente ordenado y limpio que no podía ser natural, les aguardaba un hombre de bigote fino y aparencia pulcra y recta. Tenía el aspecto de esos caballeros ingleses que parecen haberse tragado el perchero del recibidor de su casa.

- Señores- les hizo un gesto para que tomaran asiento y una vez lo hubieron hecho el también se sentó- Me alegro de verle reincorporado en nuestras filas, señor Potter. Dele recuerdos a su abuelo cuando le vea.

James contestó con un gesto afirmativo de su cabeza.

- Bien, caballeros, el asunto que nos ocupa y por el que les he mandado llamar es a la vez delicado y desagradable, sobretodo para ustedes. Quiero que esto se lleve con suma discreción y confío, por la parte que les concierne, que lo llevaran con el más absoluto secretismo.

Ambos hicieron un gesto afirmativo.

- Bien. Supongo que se han enterado de lo de la joven Prescot... una verdadera suerte que aún conserve la vida. Hechos como éste nos inducen a pensar que el número de seguidores activos del Inombrable aumenta.- Crouch sacó una carpeta de uno de los cajones de su escritorio y se puso a hojear unos papeles- Nuestros departamentos de investigación han localizado un foco de seguidores (o posibles seguidores) en la ciudad de París, y en cooperación con el Ministerio francés hemos identificado a algunos.- retiró unas fotografías de la carpeta- Supongo que algunos les seran familiares...

- Snape... ¿porqué no me sorprende?- murmuró James

- El señor Snape tiene antecedentes en la familia. Su padre perteneció a una antigua organización que sospechamos es la base de esta- siguió explicando- Hay brujos de todas las nacionalidades... Una veintena en total.

James tosió.

- ¿No le parece que sería arriesgarse mucho por su parte? Quiero decir, juntarse un grupo tan numeroso...- empezó Sirius

- Eso es lo que nos preocupa- le interrumpió Crouch- Qué hacen allí. Tiene que ser algo importante, pues la mayoría de mortífagos se esconden entre nosotros. Custodian algo. Y vuestra tarea es ira a descubrir el qué e intentar encontrar cualquier treta legal para desarticularlos.

Sirius abrió los ojos con admiración.

- ¿Nosotros, señor? O sea, hace seis meses que nos encargamos del papeleo y...

- ¿No está de acuerdo, Black?- le cortó amenazante su jefe

- Sirius quiere decir que... ¿porqué nosotros? ¿Por qué una misión tan importante de repente?.

El señor Crouch se recostó en el respaldo de su asiento, pareciendo pensar.

- Esta es la parte delicada- extrajo dos fotografías de su carpeta- Estas dos mujeres pertenecen al grupo sospechoso.

Puso un par de fotografías en blanco y negro delante de ellos. En una se veía a una chica morena, con rasgos misteriosos y una elegancia innata. La otra una chica pelirroja alta y delgada que sonreía.

- Han sido tomadas en París- explicó- Creo que ya entienden lo que les quiero decir.

- ¡Mi novia no es una asesina!- chilló James al llegar al despacho que compartía con su amigo, dándole un puntapié a su escritorio.

- James...

- ¡Joder! ¡tiene que haber una explicación para esto! ¡Lily es la mejor persona de todo el planeta!- lanzó un montón de carpetas al suelo que Sirius empezó a recoger- ¡no puede ser una maldita mortífaga!

- James...- volvió a repetir el moreno.

- ¡Te digo que Lily preferiría cortarse una mano antes que hacer daño a alguien!- le chilló su amigo a Sirius.

El moreno, cansado, lo tomó por los hombros y lo estampó contra la pared.

- ¿Quieres calmarte, joder?- exclamó- ¡Conozco a Lily! ¡Y conozco a mi prima! ¡Y esto me está volviendo tan loco como a ti, pero cálmate! Crouch nos está dando una oportunidad...

- ¡Una oportunidad de qué!- gritó James- ¡Nos está usando para hacerles chantaje emocional, Sirius!

El moreno volvió a asirle.

- Y a la vez lo está manteniendo en sumo secreto. Eso está a nuestro favor. Podremos descubrir que es lo que pasa realmente... Y hemos encontrado a Lily por fin.

- Te repito...

- Sé que Lily no puede ser una mortífaga. Pero está con ellos... ¿Quién sabe si la han engañado, o han usado un Imperius?- James pareció calmarse- Mi prima será lo que quieras, pero tampoco es una asesina... Mañana saldremos para París.

- ¿Por qué no ahora?- preguntó James exaltado.

- Primero tenemos que hablar con los demás... quizás sepan algo que no nos han querido decir...

James pareció pensar algo y luego asintió. Dos de los amigos íntimos de Lily, Artemis y Kate, estaban en la ciudad. Quizás supieran algo

Sirius aparcó su restaurada moto en la entrada de una casita de Hartfield. James bajó dela parte trasera y se quitó el casco.

- Me niego a volver a viajar contigo- se quejó el chico- Todos esos muggles que nos han visto tenían "Son gays" escrito en la cara.

Sirius también se quitó el casco y se sacudió el pelo.

- Bueno, iba siendo hora de que salieras del armario y confesaras todo lo que sientes por mí.- dijo usando su mirada más sensual

James metió las manos en los bolsillos y caminó hacia la puerta de la casita.

- Pídele a Kate qe vuelva contigo. Te me estás insinuando hasta a mí y vas a hacer que cierre la puerta del dormitorio con llave cada vez que te quedas en casa.

- Ja, ja, ja... ya te he dicho que Kate está más que olvidada.

Su amigo le lanzó una mirada de incredulidad y llamó al timbre de la casa.

- Vuelve con Kate- dijo justo antes de que se abriera la puerta y su amigo pudiera replicar.

- ¿Quién tiene que volver con Kate? ¡Ah Sirius!- exclamó Tracy desde la entrada- ¡Tú también has venido!

Sirius sonrió y siguió a Tracy que los guiaba dentro de la casa.

- Nos tendremos que sentar en cojines, pero en Oriente el té se toma así ¿no?- dijo riéndose sola y cogiendo sus abrigos- ¡Artemis, cariño! ¡Estan aquí Sirius y James! Voy a hacer el té- se excusó la chica yendo hacia la cocina.

- ¡Qué miedo!- murmuró Sirius- ¿Te imaginas vivir así... tan... tan... pareja?

- Tú has vivido así con Kate y te mueres por repetirlo- le dijo James

- Bueno, ya valió con Kate ¿no? Parece que de cada diez palabras que me diriges una es Kate

Por la puerta del Salón entró Artemis vestido con una camiseta vieja llena de manchas azules.

- Estaba pintando- explicó el chico- el futuro cuarto de los espero muy futuros niños- les dijo en un susurro y fingiendo un escalofrío.

Los otros dos se rieron y se acomodaron en los cojines.

- A ver si dentro de poco os podemos invitar a tomar el té en un salón decente- rió el chico.

- ¿Te estás metiendo con mi salón?- Tracy deposito una bandeja sobre una caja de cartón que servía de mesa y besó a su novio en los labios- Mi salón es perfecto.

- No se puede negar que tiene muchas posibilidades- bromeó James observando las paderes desnudas.

- ¡Hombres!- murmuró Tracy acomodándose- El decorar una casa lleva su tiempo y su dinero... Ya me lo contaréis cuando veáis el resultado.

Tracy sirvió el té y las galletas

- Bueno... ¿Qué tal lo lleváis en el Departamento? – preguntó Artemis sirviéndose azúcar en el té. Tracy le dio un manotazo y murmuró algo parecido "el azúcar es mala". El chico suspiró y se siguió echando azúcar

- Mal- contestó James tras intercambiar una mirada con Sirius- muy mal.

Tracy asintió.

- Sí... nos hemos enterado de lo de Joanna- dijo- Mañana después de salir del despacho iré a verla. Su madre y mi madre son buenas amigas.

James y Siriusse miraron.

- En realidad eso no ha sido lo peor- explicó Sirius- Tenemos que haceros una pregunta y nos tenéis que prometer máxima discreción y ser sinceros.

- ¿De qué se trata?- preguntó Artemis con el semblante serio.

- De Lily y de Elise... ¿Sabéis algo de ellas que no nos hayáis dicho?- preguntó James con cara de preocupación.

Tracy miró a Artemis con sorpresa y luego a sus dos otros amigos; Artemis miraba a James con el ceño fruncido.

- ¿Qué ha pasado? ¿Les ha pasado algo? ¿Ha desaparecido Elise?- empezó a disparar la rubia, Artemis la tomó de la mano y se la apretó para que se mantuviera tranquila.

- ¿A qué te refieres con algo?- preguntó el chico

- No sé... algún proyecto en el que estén trabajando, relaciones con gente extraña...- enumeró Sirius.

Tracy negó con la cabeza y Artemis no movió un músculo, dando a entender que no sabía nada de eso.

- El Ministerio sospecha que son mortífagas- explicó James sin dar más rodeos, enseguida se oyó un grito contenido de Tracy.

- Elise y Lily no son mortífagas- contestó Artemis plenamente convencido- ¿Por qué se inverntan semejantes sandeces?

James y Sirius se volvieron a mirar y suspiraron.

- Las dos están en Francia, con un grupo de presuntos mortífagos... Se sospecha que están haciendo algo muy importante allí.

- Lily y Elise no son mortífagas- volvió a repetir Artemis- Me sorprende que lo creáis.

James dio un puñetazo a la caja de cartón haciendo volar la tetera, las tazas y las bandejas por los aires; Sirius lo arregló todo disimuladamente con un "reparo".

- ¡Sé que Lily no es una mortífaga mejor que tú! ¡No hace falta que me lo repitas!- chilló el jóven- Lo que no sé es por qué se fue de casa sin decir nada y qué coño hace en Francia con gente como Snape.

Artemis pestañeó mientras Tracy miraba asustada. Luego el chico exhaló un suspiro.

- No sé nada, de verdad. Esto me ha pillado tan de sorpresa que... lo siento, James. El aludido negó con la cabeza, ya más calmado- Aunque... pero no es nada importante...

- ¿Qué?- exclamó Sirius- Todo puede ser importante.

Artemis se levantó y salió un momento del salón. El silencio continuó hasta que entró de nuevo. Tracy no hacía más que mirar con aprensión a James y a Sirius.

- Estas son las cartas de Elise- explicó el chico sentándose y pasándoles unos papeles- al principio solía escribirme cartas larguísimas y se la notaba muy contenta... pero hace año y medio o así, un poco antes de salir de la escuela de desembrujadores, las cartas empezaron a ser más escuetas y ya casi nunca me explica nada de lo que hace... habla más de los tiempos de Hogwarts y me pregunta por todo lo que pasa por aquí... Las últimas veces que hemos ido a visitarla se lo he comentado de refilón, pero siempre elude el tema. No sé si eso os sirve de algo- acabó Artemis frotándose la frente.

Sirius asintió, le dio el último trago a su té y se levantó. James le imitó.

- Nos tenemos que ir ya- se disculpó el moreno- Mañana salimos para París y todavía tenemos que ir a hablar con Kate.

Artemis se levantó para acompañarles a la puerta. Tracy se quedó sentada, mirando al suelo.

- Bueno, muchas gracias...- empezó a despedirse Sirius en la entrada.

- Esperad un momento- Tracy salió a la puerta en ese instante con cara de circunstancias- Yo sí se algo.

Los tres hombres miraron a la chica con caras de incredulidad. Artemis volvió a cerrar la puerta

- Bueno... no te enfades conmigo James, pero le prometí a Lily que le guardaría el secreto y... me enteré por error y pareció muy preocupada y...

- ¡Suéltalo ya!- la apresuró James, la chica se asustó- perdona, estoy algo nervioso y...

Tracy le restó importancia con un gesto y tomó aire.

- Lily no trabajaba en el departamento de Administración del Ministerio.- todos la miraron confusos- Lo descubrí el día que fui a llevarle las muestras de pintura para vuestro piso... Entré directamente en su despacho, sin llamar, y puedo jurar que eso no era un despacho de Administración...

- ¿A qué te refieres?- preguntó James confuso

- Lily estaba reunida con una mujer y un hombre que no conozco. Miraban unos papeles extrañisimos con puntos móviles cuando les sorprendí. Los dos se enfadaron mucho conmigo, pero Lily les dijo que ya se encargaba ella y me hizo prometer que guardaría el secreto... La mujer quería que me hiciera un "chivatus" o un "obliviate", pero Lily dijo que confiaba en mí... Por eso no lo dije antes. No quería traicionarla...

- ¿Y no sabes en qué trabajaba?- la cortó James de nuevo

Tracy negó con la cabeza.

- El hombre y la mujer llevaban túnicas oscuras, pero no sé de qué color ni si llevaban algún distintivo. Además no me acuerdo bien de sus caras... me puse muy nerviosa- dijo al final

Todos permanecieron en silencio. Muchos magos llevaban túnicas oscuras... pero todo estaba muy turbio.

- Nos vamos a ver a Kate- dijo James finalmente- quizás ella sepa algo más.

- ¿Y tu abuelo?- preguntó Artemis- Lily se lleva muy bien con él.

James negó con la cabeza.

- Estoy seguro de que no sabe nada. Cuando Lily huyó le afectó mucho y eso no podía ser fingido.

- ¿Os acompaño?- preguntó Artemis antes de que arrancaran la moto.

- No hace falta- dijo Sirius poniéndose el casco- Os tendremos al tanto.

Poco después desaparecieron carretera allá, dejando a la pareja en el portal, con cara de circunstancias.

- Tiene que haber algún motivo para ello...-murmuró Artemis. Tracy le tomó de la mano y lo guió dentro de la casa.

El "Eclipse Total" abría todas las noches y tenía una numerosa clientela. Era un pub donde pinchaban buena música y se podía pasar un buen rato tomando una copa. Las camareras eran muy buenas sirviendo y de vez en cuando, si la ocasión lo requería se marcaban un baile en la barra. Una chica de pelo anaranjado recogido en un moño desaliñado y vestida con un top de estampado de leopardo que dejaba poco a la imaginación y mucho a la vista, y unos pantalones muy anchos y caídos, ordenaba y revisaba las diferentes botellas detrás de la barra mientras canturreaba.

- "I'm strong enough! To live without you, strong enough..." ¡Está cerrado!- la chica se giró amenazante hacia la puerta de entrada del local, que había oído, todavía no era hora de abrir.- ¡James!- exclamó alegremente al reconocer al intruso y avanzando para darle un abrazo- y tú- paró en seco cuando vio que Sirius venía detrás.

- Me alegro tanto como tú de verte- contestó el moreno viendo la cara de su ex-novia.

- Lo dudo- contestó ella con un gesto despreciativo de su mano y dedicando toda su atención a James. Lo tomo del brazo y lo condujo a la barra- ¿Quieres tomar algo?

- No, gracias Kat- declinó el chico con una sonrisa.

- Oh, venga, yo invito... ¿Una cerveza?

No esperó la contestación y abrió dos botellines, uno se lo alcanzó a James y ella le dio un trago al otro. Sirius mientras también se había sentado en uno de los taburetes de la barra.

- ¿Me pones otra cerveza a mí también?- preguntó fingiendo cortesía.

- Está cerrado, no puedo servirte.- le contestó ella muy secamente. Sirius dio un golpe en la barra molesto mientras ella lo ignoraba deliberadamente- ¿Y qué tal todo James?

- Sobrevivo- contestó el chico con una sonrisa- ¿y tú?

- Bien, tengo una audición mañana para un papel secundario en un musical... ¡Estoy histérica!

- Te cogeran seguro- la animó el chico brindando por ella.

- Sí, seguro que si vas tan tapadita como ahora te cogen- dijo Sirius mirando con desaprobación su atuendo.

Kate chasqueó la lengua.

- James... dile a tu amigo que si quiere conservar la nariz de una pieza me deje un rato en paz.

- Sirius- empezó a decir James...

- Lo he oído- le cortó el moreno sin dejar de mirar ala chica, luego suspiró y se puso a jugar con la chapa de la cerveza de James.

Kate miró brevemente al moreno y luego recuperó la sonrisa.

- ¿Y qué? ¿Has venido sólo a verme o debo este placer a algún otro motivo?

- ¿Por qué lo dices?- preguntó James alzando una ceja.

- Porque hace mil años que no venías por aquí, y ése tampoco- dijo señalando a Sirius- ¿ha pasado algo?

James asintió.

- Pero antes... debo de ir al baño un momento- se disculpó.

Kate afirmó con la cabeza y se puso a limpiar la barra. Le quitó a Sirius la chapa de la cerveza y la tiró a canasta al cubo de la basura. Falló. Así que tuvo que agacharse a recogerla y tirarla del modo normal coreada por la risita burlona de Sirius.

- ¿De qué te ríes?- preguntó picada mientras reanudaba su tarea

- De ti, obviamente- La chica le miró con asco- ¿Qué tal viviendo con.... Fabian, o es otro?

- No te importa- contestó la chica- Y para tu información, aunque no tengo por qué darte explicaciones, no estoy viviendo conningún chico, sino con tres compañeras de trabajo.

- Oh ¿Dónde te ha tocado dormir? ¿En la despensa?

- Mejor que en tu cama- musitó la chica distraída.- Y si vas a insultarme ve saliendo por la puerta ...

- ¿Y si me voy me harás un bailecito privado, de esos que te marcas todas las noches para tus fans,- dijo con tono cruel- o los fans de tu escote, mejor dicho?

Kate le cruzó la cara de una bofetada antes de qua acabara la frase

- No vuelvas a hablarme así, Sirius. Es demasiado bajo y sé que no eres así- murmuró la chica, mientras una lágrima peleaba por salir de sus ojos vidriosos. Se dio la vuelta fingiendo alinear unas botellas.

Sirius observó su casi desnuda espalda, la misma espalda estrecha que tantas noches había recorrido con sus manos deseosas de hacerla suya para siempre.

- Kate- susurró- No pretendía...

La chica se asía fuertemente a la repisa y empezaba a temblar.

- No pretendías llamarme putón verbenero ¿no? ¡Pues llevas seis meses isinuándomelo!- se giró- ¡Si no lo pretendías hacer perdona que te diga, pero disimulas de maravilla!

- ¡Entiéndeme!

- ¡No! Entiéndeme tú a mí- dijo al borde del llanto- ¿Alguna vez le he puesto yo restricciones a tu vida? ¿Te he prohibido seguirte viendo con tus amigas? Desde que estuvimos en Hogwarts me propuse acabar con las escenitas y ser más tolerante... pero tú... ¡Tú no!

- ¿Es forma de ganarse la vida?- le espetó Sirius

- Gano el triple que tú- contestó rápidamente la chica- Trabajo seis horas al día, cinco días a la semana y no arriesgo mi vida. Me parece una forma de ganarme la vida bastante buena, hasta que pueda hacer lo que me guste.

Sirius suspiró y se reclinó hacia atrás.

- No puedo dormir sabiendo que trabajas aquí.- dijo al final

- Yo no puedo dormir sabiendo que arriesgas la vida con todo lo que hay allí fuera- le contestó ella- Además... ¿Alguna vez he traicionado tu confianza?

Sirius se incorporó.

- Confío en tí, pero no en los demás.

Ambos se quedaron en silencio unos momentos.

- ¿Y entonces?- pidió el moreno

- No voy a dejar el trabajo, Sirius.

El chico asintió pero no dijo nada. Ninguno de los dos pareció percatarse de que James estaba tardando demasiado para haber ido sólo al baño. El merodeador, sin embargo, estaba esperando detrás de la puerta a que las voces cesasen. Ya que su vida sentimental era un caos podía colaborar en arreglar la de los demás. Cuando notó que todo estaba en silencio de nuevo, salió del baño. Sirius estaba apoyado en la barra y Kate estaba en frente, mirando al suelo.

- James- saludó de nuevo la chica cuando le vio llegar, como si su presencia aliviara la tensa situación- Ahora me tienes que contar que es lo que os preocupa.

Mientras decía eso abrió otra cerveza y la dejó justo delante de Sirius, sin mirarle. El moreno sonrió ante el gesto. James ocupó su sitio en el taburete.

- Será mejor que te sientes Kate- la recomendó el chico.

Kate fruncio el ceño y se sentó encima de unas cajas de bebidas que tintinearon un poco.

- Me estás preocupando- murmuró mirando el semblante del chico.

- No me voy a andar con rodeos porque no tenemos mucho tiempo. El departamento de Defensa ha descubierto que Lily y Elise están en París- explicó James, Kate abrió la boca sorprendida y profirió una pequeña exclamación- Y sospecha que son seguidoras activas de Voldemort.

Si a la chica hubiera visto a Dumbledore vestido con la nueva coleción de fiesta de Madam Malkin no se hubiera quedado más perpleja.

- ¿Qué qué?.. a ver... a ver... que no me entero bien... ¿Qué qué?- volvió a repetir confusa- El ministerio a encontrado a Lily y Elise... ¡pero si Elise no estaba perdida!

James suspiró ante la confusión y Sirius rió brevemente.

- El caso es que creen que son mortífagas- explicó Sirius llanamente- Sólo queríamos saber si tu sabes algo acerca de eso.

Kate parpadeó y miró el reloj.

- Hoy es 26 de julio. No es el día de los inocentes- dijo muy seria- ¿Por qué me tomáis el pelo?

- ¡Estamos hablando en serio Kate!- exclamó James- Totalmente en serio... y tenemos prisa.

- ¿Sabes algo?- volvió a preguntar Sirius

- ¿Tú crees que si yo pensara que mis dos mejores amigas son mortífagas, cosa que estoy al 100 convencida que no son, estaría aquí sirviendo Margaritas y Manhattans?- contestó ofendida y volviendo en sí de nuevo

- Sabemos que es imposible que Elise y Lily sean seguidoras de Voldemort. Pero hay algo turbio en el asunto...- dijo Sirius recordando la conversación con Tracy- quieren que vayamos a vigilarlas... Descubriremos qué pasa.

Kate pestañeó un par de veces más.

- Es imposible- murmuró

- Lo sabemos- contestó James abatido- Pero últimamente no hacen más que pasarme cosas sin sentido...

Sirius le dió un golpe en el hombro para reconfortarle y se levantó del taburete, dando un último trago a su cerveza. James no había ni tocado la suya.

- Tenemos prisa Prongs. Deberíamos de irnos

James asintió y siguió su ejemplo.

- Cuando sepáis algo...- empezó Kate, aún circunspecta.

- Tranquila- le contestó Sirius acariciando su barbilla un instante, luego retiró la mano, como si se hubiera dado cuenta de que estaba fuera de lugar

- Adiós Kate- se despidió James mientras abría la puerta.

- Adiós.

Los dos jóvenes desaparecieron de la vista de la muchacha, que se quedó vigilando la puerta casi sin pestañear. Dos minutos después, pareciendo salir de una larga ensoñación, se metió al almacén y de allí a una salita de estar interiror que cerró con llave por dentro. Cogió una caja llena de algo que parecía ceniza y se agachó al lado de la pequeña chimenea. Después de murmurar una dirección y echar un puñado de aquella ceniza, que resultaron ser polvos Flu, introdujo su cabeza entre las llamas.

- ¿Señor?

- Catherine, sabes que este canal no es seguro...- la reprendió una voz masculina

- Señor, es importante. Las han localizado. Sirius y James llegarán a París mañana.

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Holas de nuevo y antes de nada... Pues éste es el primer capítulo... Ya iréis notando que es bastante diferente a la primera parte, menos humorístico (aunque no faltará el humor) y más corto.

Las respuestas a los ¡160 y pico reviews que recibí en el último capítulo de "cuando..."! ( Qué pasada, me hicisteis super feliz!!!!) Las colgaré como capítulo 24 allí, porque no he acabado de responderlos todos y quería que leyerais el primer capítulo, que no sé... quizás ya no os guste y así me ayudáis a mejorar. Un beso. Henar