Hola, tanto tiempo sin vernos. No me odien por la tardanza, ustedes saben como es la vida de un adolescente promedio, tareas y más tareas, y como es la única obligación que tengo, me obligan a cumplirla, en especial cuando eres hija única ¬¬, de cualquier forma, aquí tengo el cuarto capítulo, el cual espero sea de su agrado, es un poco más larguito, como premio a su paciencia. Quiero agradecerles a todas esas personas que me han dejado reviews, de verdad que estoy así Oo, jamás había tenido tantos reviews en un solo capítulo, y sí, me creo xD.
También, quiero hacer una dizque advertencia, es el primer capitulo, y el primer fic, donde pongo un lemon, no soy una pervertida, bueno, un poco, solo fantaseo con los personajes, nada del otro mundo xD; y como les decía, no lo quise hacer explícito, me da un no se qué, pero bueno, ustedes lo juzgarán como bueno para ser el primero, pésimo, o aceptable, ya dirán ustedes.
Respondo reviews:
Beu Rib: Si, lo sé Uu, Hao es un descarado, pervertido, degenerado, cabrón, y etc. Yo también envidio a Anna, sólo en mis fantasías más profundas y cochinas, Hao me besaría, desgraciadamente es ficción, y no es realidad, pero nada me cuesta soñar un poco, mediante el fic. Gracias por decirme eso, que happy me siento, Yoh se tiene que recuperar, ya verás a lo último, pronto se acabará, y prometo dar un buen final, como para llorar. (snif) En fin, gracias. Ciao.
Xris: Lo sé, pero dado a que es angustia, tenía que hacerlo sufrir un poco, aunque como todos sabemos Yoh es el rey del optimismo, y 'todo va a estar bien', en este capítulo ya no sale Hana, pero muchas cosas ya están en su mero mole, disfrútalo, nos vemos. Bye.
Minamo: Siento que hayas esperado tanto para leer el tres y en esta ocasión el cuatro, pero espero y te agrade. Que bueno que te llegó la escena de la pesadilla de Anna, hacer sufrir a los personajes y esas descripciones de muertes tiernas y que dan lástima, son mi fuente, pero ya no habrás más, aunque en el final tal vez. Bueno, espero y lo sigas leyendo, me animan mucho tus reviews. Besos. Adiós.
Ei-chan: ¡Uy! Ni lo digas, que hacer sufrir a los personajes es lo que más me gusta, en este capítulo no fue tanto, ya verás por qué. Pero espera al siguiente capítulo, y ahí si sufrirán, gracias por tus reviews. Sle.
May Sk: No importa que no hayas tenido tiempo, lo que importa es que pudiste dejarme un review y eso me alegra. Muchas gracias, que bueno que te esté gustando, espero que este capítulo también sea de tu agrado. Besos. Ciao.
Anita Kyouyama Fcc: Si mi escasa memoria no me falla tu me diste la idea de los flash backs ¿No es así? A menos que me equivoque, discúlpame. Pero en fin, aquí lo puse en práctica, y no me agradezcas, gracias a ti, por dedicarme tiempo para leer mi fic. A mi me gustan las dos parejas, por eso hice el fic así, pero, ya sabes en qué va a quedar, así que supongo que te gustará el final.
Annita Kyoyama: Hola paisana. Sonorense o no, eres mexicana, y que bueno que te hayan gustado mis vulgaridades, soy de sonora, norteña, y grosera de nacimiento y la palabra cabrón, nunca me falta. xD Aquí tienes tu YohxAnna, ya sabes, al público lo que pida, y Hana no sale en este capítulo, desgraciadamente Uu, pero muy pronto volverá, puedes estar segura de eso, a mí también me encanta por eso lo describo como el bebé perfecto. Aunque no hay bebés feos, pero este está bellísimo. Gracias. Bye.
Emmyk: Hola, gracias por dejarme review, disculpa la tardanza, pero ya sabes que uno no puede estar pegado a la PC, aunque así lo quisiera pero en fin, la escuela. Tú sabes. Gracias, y aquí lo sigo. Espero te guste. Bye. Besos.
Padme Gilraen: Hola, bienvenida al fic. Gracias por tus halagos (me sonrojas ) Las escenas de amor, las hago como si yo las viviera, Am, quien sabe si ya las viví, bueno creo que hablé demasiado. Gracias por dejarme un review, nos vemos luego, ojalá te guste el capítulo. Adiós.
Lady Kaoru: Gracias , yo se que Hao no es un santo, una vez le guarde rencor por lo de Yoh, pero eso no le quita lo irresistiblemente sexy. ¬ Si quedó emocionante el tres, espero que te guste este, ya sabrás por qué cuando lo leas. Gracias y besos. Ciao.
Alesita-san: Vaya Oo ¿Un santuario? ¿Para mí? ¿Con velitas incienso, fotos ofrendas y toda la cosa? Wow, no me creí merecedora de tanto, pero muchísimas gracias. Am, ¿El mejor HaoxAnna? Lastimosamente no puedo dejar a Hao con Anna, pero pues, tendrás algo de amor con esta pareja dispareja, Anna es de Yoh y de nadie más, además ¿No te partiría el corazón dejar a Hana sin mamá? Bueno, espero que te guste este capítulo. Muchas gracias nuevamente, nos vemos. Besos. Bye. PD. Cuídate mujer, puedes quedar diabética xD
Sadame: Gracias, (ya pasé del rojo al morado) gracias. Supongo que tienes razón, pero aún así no tienes nada que agradecerme, lo hago por mero gusto, para satisfacer a los lectores, y en verdad me alegro que seas uno de ellos, aquí esta el capítulo, que lo continué con muchos ánimos gracias a los reviews, entre ellos el tuyo, espero que te guste, trate de hacerlo más largito por la demora en escribir, disfrútalo. Besos. Ciao.
Paz-ita: Gracias por haber leído mi fic, ¿Es tu primer angust? Bueno, la verdad no está tan angustioso, si quieres leer algo un poco más fuerte sobre la angustia, tengo otro fic, llamado 'Una noche de furia' es de Harry Potter, pero cero que ver con el, me cae mal. Si gustas leerlo, ahí estará. Espero que te guste este capítulo, gracias a los reviews, pude continuarlo. Gracias, besos. Adiós.
Harly Grace: ¿Al borde del asiento? Cuidado, no te vayas a caer nomás xD. ¿Lo querías más fuerte? Bueno, creo que más o menos lo hice, pero fuerte en el que sigue y en el final, ahí si te lo prometo. Espero que te guste este capítulo y como dices que te gusta la angustia, espero leas mis fics, todos ellos son de angustia, así que si gustas, adelante. Gracias de nuevo y cuídate. Bye.
Y el capítulo está especialmente dedicado a todas las personas que me dejaron review eso es lo que me mantiene con vida. Muchísimas gracias, en verdad.
Ahora… El fic.
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Obsesiones.
Capítulo IV
'Memorias'.
Un día, una semana, y quizá un mes. El Shaman de fuego no la había visitado desde el incidente de bienvenida, y tal vez, no la visitaría. Su vida como víctima, se convertía en una vida monótona, Se levantaba, se bañaba, vestía las ropas que le daban, comía de vez en cuando, y dormía mucho.
Dormir. Era lo único que podía hacer, la única forma de decirse que todo era un sueño, de regresar al lado de su esposo y su hijo, pero al despertar, un vacío la embargaba. No era cierto. Estar encerrada era su realidad. De verdad le hacían falta. Cuánto los necesitaba.
Cuando pequeña, nunca dependió de nadie; la señora Kino, la había enseñado a depender de sí misma, a no tener debilidades, y así fue. Era una pequeña niña dura, fría y calculadora. Hasta que conoció al nieto de su sensei, al heredero de la dinastía Asakura.
Ese niño vago, flojo, despreocupado y hasta cierto grado, estúpido. Pero era adorable, era imposible, no sentirse alegre en su presencia. Su corazón se había ablandado en el momento en que lo conoció y supo, que al haberse enamorado secretamente de él, ya tenía una debilidad. Aunque estuvieran comprometidos sin su consentimiento, estaba agradecida internamente.
El amor por el, llegó a tal punto que, hubo un tiempo donde dejó esa fachada fría que la caracterizaba, dejó de entrenarlo tan duramente, le consentía de vez en cuando, y aquella Anna que había sido siempre, esa personalidad única, se le había escapado de las manos. Y todo por él.
Pero, la debilidad de Yoh, no era ella, al menos eso creyó antes de conocer a ese poeta enamorado que existía dentro de él, pero mientras tanto, se carcomía en envidia, ¿Por qué sus amigos eran más importantes que ella? Si ella, casi había enloquecido cuando el Shaman maldito le había arrebatado el alma, y no pudo hacer nada más que sostenerlo contra ella y estrecharlo con fuerza, qué importaba si la veían, que importaban si descubrían que tenía corazón. Ella lo amaba, y perderlo, era como morir en vida.
Las preocupaciones terminaron cuando se convirtió en el Shaman King, después de todo, el puesto ya tenía su nombre de antemano. Más no para ella, conforme se acercaba la fecha de la tan esperada boda, ninguno de los dos, había dicho algo. Hasta esa noche, en la cual… lloraba desesperada, en la cual, se sentía confundida…
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Flash Back
Una rubia estaba derrumbada sobre su futón. Los cabellos de oro pegados a su frente, lágrimas surcando sus mejillas, sus manos se aferraban con vehemencia a la sábana, su piel estaba fría. Y llovía, la tormenta no cesaba, y los rayos y truenos la sobresaltaban. Estaba tan vulnerable.
Tres días para la boda. Tres malditos días, y ni siquiera se habían abrazado. ¿Acaso era tan ciego? ¿No se daba cuenta de que lo amaba? ¿De que moría por un abrazo bien dado, por un beso? ¿Le temía? No era un ogro, no era mala, él podía ver cosas en las personas que nadie veía, entonces, ¿Por qué no veía que en ella había amor?
Pasos acercándose. Se levantó y rápidamente se arrancó las lágrimas, corrió al baño y se lavó la cara. No. No podía verla así.
- Anna, la cena está lista. – Al no escuchar una respuesta clara, se aventuró con temor hacia esa habitación misteriosa, aún desconocida para él. Observó con detenimiento, y prendió las luces. Todo en su lugar, y con aroma a Anna. Y la vio salir de su baño. – Lo siento, la puerta estaba abierta y… sólo quería avisarte que la cena ya está lista. – La miró, y su cara se encontraba demacrada. - ¿Te sucede algo, Anna?
- No, estoy bien. – Ojos azabaches mirando fijamente al suelo. – Vamos, se enfriará. – Y caminó, forzando a sus pies a moverse. Y al pasar junto a él, se le erizaron los vellos, y comenzó a sudar frío. Lo miró mientras sentía la presión de su mano sobre su brazo. Y otra mano en su frente.
- No, no tienes fiebre. Pensé que estabas enferma. Me preocupaste. – Le sonrió tiernamente y la soltó. Ella sólo lo siguió escaleras abajo. "Me preocupaste" Repitió en su mente.
Al llegar a la cocina, observó una cena muy diferente a las otras, esta parecía preparada especialmente, no más alimentos enlatados, y recalentados. Había sushis, bolas de arroz empanizadas y muchas cosas que se veían exquisitamente deliciosas.
Miró al joven castaño con desconcierto. ¿Qué se festejaba? ¿Desde cuándo había aprendido a cocinar así? Por lo menos, tenían buen olor y se veía bastante normal.
- Es que, pensé que sería bueno practicar, como buen esposo es mi deber cocinarte algo delicioso. – Todo iba bien, pero tenía que hacer la mención sobre la boda. Tomó los palillos y los acercó una bola de arroz, observándolo le dio una ligera mordida. Sabía delicioso.
- Está muy bueno. – El le sonrió y siguieron comiendo en silencio. Un silencio bastante incómodo para la itako, ahora era cuando extrañaba al glotón de Horo, al enano de Manta, a Tamao, a Len, incluso a ese tipo de peinado extraño, llamado Ryu.
Y la cena terminó. Nadie dijo nada, lavaron los trastos, recogieron y limpiaron, para después irse cada uno a su habitación. Cepillaron sus dientes, y dado que aún era temprano, Yoh escuchaba a Bob, mientras que Anna miraba entristecida el cielo nocturno nublado y cegado por la intensa lluvia. Cómo desearía mirarlo a su lado.
Pasaron varios minutos, y su garganta se secó, necesitaba agua, o lo que fuera que estuviera en estado líquido, para saciar su sed. Corrió la puerta y tal fue su sorpresa que se encontró con Yoh, cara a cara.
- Em… Es que, me tienes preocupado, Annita. Te he notado más ausente de lo común. ¿Acaso estas enferma? – Sintió un alivio. Él se preocupaba por ella, aún tenía esperanzas. – Y cuando nombré el asunto de la boda, no dijiste nada, incluso ignoraste el comentario… ¿Aún estas segura de que quieres casarte conmigo?
- -
- ¿Qué clase de pregunta es esa? Se dijo mientras aún seguía en shock. Yoh parecía desesperado, ya no tenía ese semblante tranquilo.
- Yoh, Yo… - No pudo terminar, se sintió azotada contra la pared, bruscamente, más no hubo dolor. El entrecejo de su prometido estaba fruncido, y notó que apretaba los dientes.
- Necesito saberlo, Anna. "Necesito" que me lo digas… - Ojos marrones, que reflejaban tristeza y una pizca de esperanza, la miraron profundamente. Dos respiraciones agitadas, y unos ojos negros nublados, comenzaban a derramar una tormenta.
- Siempre me he querido casar contigo, ese ha sido mi sueño desde que nos comprometieron, más… no sé si tu lo desees así… Jamás nos hemos comportado como prometidos, y eso me hace dudar… - Perdió la mirada en algún lugar del pasillo, ahora le resultaba interesante el color de la pared. Y sintió una descarga eléctrica recorrerle toda la espina dorsal, estaba siendo abrazada por él, por su Yoh.
- Kami-Sama… Había llegado a pensar que no querías que esto pasara. – Hundió su rostro entre su cuello y hombro, aspirando la fragancia que ella usaba. Rodeó su pequeña cintura. Era tan frágil. – Me siento como un tonto, por no haber aprovechado el tiempo para demostrarte lo mucho que te quiero. – Se estremeció al escuchar eso de sus labios, que rozaban la piel de seda de su cuello. – Te amo, Annita. Perdóname por ser tan desconsiderado, por decírtelo después de tanto
- tiempo…
- Yoh, no tengo nada que perdonarte. Tu tienes que perdonarme a mi… porque he sido tan mala… tan cruel… - Otra lágrima cayó sobre su mejilla y se deslizó hasta su cuello. Yoh sintió eso. –
- Anna… No me importa, seas como seas, eres mi Anna, y así te querré… - La miró a los ojos, y después a sus labios.
- Te amo, te amo, te amo… - Le susurró mientras dejaba caer más lágrimas, de felicidad. Yoh sonrió con picardía, y capturó la gota que se había aventurado hasta su cuello.
Un suspiro, y era todo suyo. Dejó que sus labios absorbieran aquella lágrima intrusa, y subió dando pequeños besos. Qué piel tan suave, se maldijo por no haberla tocado antes. La rubia cerró los ojos, disfrutando el contacto. Posó sus pequeñas manos sobre la nuca del castaño, y lo atrajo, armándose de valor. Y se besaron, su primer beso, su primer amor. Qué sensación más soberbia.
Labios suaves y sonrojados rozándose delicadamente, lento, muy lento. Tratando de disfrutar, de grabar, de memorizar. Pasaron hacia un beso profundo, en el cual la batalla de lenguas se hacía cada vez más apasionada y aguda. La apretó contra sí, y un gemido luchó por salir, más sus labios se encontraban sellados por otros que los envolvían con desesperación.
Aire, aire. Necesitaban aire, y se vieron obligados a separarse. El contacto visual se hizo presente y sus respiraciones estaban levemente agitadas. Afuera seguía lloviendo, y un trueno la sobresaltó, más no tuvo miedo, estaba en los brazos de su prometido.
Un beso tierno y corto. Una sonrisa que se unió a la de él. Qué bonita era, que bonita era su sonrisa.
- ¿Puedo dormir contigo, Annita? Me sería imposible conciliar el sueño si no estás a mi lado, después de lo que acaba de pasar… - Ella se sonrojó y jaló los mechones que caían sobre la frente del Shaman. – Auch…
- Está bien tontito, pero cuidadito… ¿Está bien? – Otro beso robado, y sus pies colgando. Como si fuesen recién casados, la llevó en brazos hasta el futón, y se acostaron.
Unos cuantos besos más, inocentes todos ellos, y cayeron a los brazos de Morfeo, uno abrazado del otro. Y por primera vez, Anna durmió con una sonrisa, que no se borraría en mucho tiempo.
Fin del Flash Back.
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Jamás olvidaría esa noche, había llegado al punto de pensar que no era amada. Pero se sintió estúpida, muy estúpida al darse cuenta de que su prometido en verdad la amaba.
Sonrió ante el recuerdo, y frotó su brazo, estaba fresco. La habitación se encontraba levemente iluminada, el atardecer llegaría pronto.
Y también recordó que no hubo día más feliz que el de su boda, bueno, a decir verdad, después de la boda, todos los días se le llenaron de felicidad, y los recibía cada mañana con una sonrisa, y acompañada de él. Y sus vacaciones, Sicilia era la isla más bella que hubo conocido jamás.
Disfrutó de sus paisajes, de sus comidas, pero esos eran recuerdos vagos, Yoh había robado toda su atención, la había hecho olvidar que se encontraban en unos de los lugares mas bellos, y más caros y más paradisíacos… y mas todo lo que bueno que podía tener una isla, tan sólo con una de sus sonrisas.
Y aquella noche, cuando tuvo una gran perdida, que sin duda, no le ocasionó dolor, ni mucho menos sufrimiento… perdió su castidad, su virginidad, y no le molestó en lo absoluto, porque se la había entregado a él.
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Flash Back
Estaban cansados. Caminaban tomados de la mano por las calles de piedra, la noche había ceñido su manto sobre la isla, y no había estrellas esa noche, sólo nubes. Amenazando con impedir el show más bello que tenía la noche para ofrecer a la humanidad.
El castaño se acercó a besarla, mientras ella le respondía con insistencia, se separaron abruptamente. Un rayo, el cielo estaba rugiendo y centelleando. Se sonrieron con picardía y volvieron a ese debate de lenguas que tanto les gustaba efectuar. Y volvió a retumbar aquella batalla celestial, más no se separaron.
Habían esperado tanto tiempo, y ahora el aprovechar ese manjar que se saboreaba en los labios del otro, era casi desesperante, incontrolable. Pero la lluvia los sobresaltó, y llovió más fuerte, empapándolos por completo, y los besos, se sintieron ardientes de pasión, y no les fueron suficientes.
Entre risas y besos, subieron al hotel, donde una suite especial, grande y con olor a incienso de lavanda, los esperaba. Contra la puerta besó su cuello empapado mientras ella revolvía sus cabellos mojados por la inesperada lluvia. Había mucha pasión, mucho deseo, y de algo estaban seguros, ya no se detendrían.
Se detuvo sonrojado, y observó a su joven y bella esposa, quien respiraba agitadamente, con las mejillas encendidas, y la ropa pegada al cuerpo. Se encendió en él, una llama, que nunca antes había sentido, y el ver que Anna no llevaba nada debajo de la ya mojada blusa, lo hizo enloquecer.
La tomó por los muslos y la cargó casi con brusquedad, dejando que ella lo envolviera con sus largas y aterciopeladas piernas. Y volvió a atacar aquellos labios sabor cereza, los cuales le respondieron casi sin pensarlo, y caminó lentamente, y a tropezones hacia la cama donde sin romper aquel pasional beso la dejó caer mientras montaba encima de ella. Aún después de que sus reacciones lo hicieran despertar de esa inocencia, todavía era tímido, se limitaba a besarla y a acariciar aquella cintura curveada, sólo eso.
Ella también estaba nerviosa, pero sabía y sentía que el amor que le tenía a ese Shaman, la ayudaría de alejarse de sus miedos, y a pasar todos los retos que el destino le tenía por delante. Si lograba entregarse a él, y hacerle saber que lo adoraba, se sentiría completa, más que perfecta.
Lo separó poniendo sus pequeñas manos sobre aquel tonificado pecho, se miraron a los ojos, que brillaban de deseo y sin perder el contacto visual le tomó la mano, a lo que él le miró desconcertado. Perdiéndose aún en aquel iris marrón guió con su propia mano, la de él hacia su pecho, dejándola reposar ahí. Asakura estremeció al contacto, era tan suave.
Una sola mirada le dijo que era toda para él, que siempre lo había sido y que siempre lo sería. El moreno comprendió que era hora de conocerla, de conocer ese cuerpo que deseaba con todo su ser y la volvió a besar mientras acariciaba su seno, provocándole descargas eléctricas y gemidos a la rubia.
Muy pronto, la ropa comenzó a estorbar, las ropas superiores de ambos volaron por algún lugar de la habitación. Y los besos de él bajaron recorriendo aquella tersa piel hasta llegar a su objetivo. Los senos de Anna, los cuales saboreó hasta cansarse, hasta haber escuchado su nombre de aquellos labios rosas, repetidas veces.
Aventuró sus manos por debajo de la falda de la itako, y encontró algo debajo de la ropa interior, que hizo que la rubia se quedara sin aliento. Suponiendo que aquellos suspiros entrecortados eran del agrado de la sacerdotisa, acarició repetidamente aquella parte que la hacía desfallecerse de placer. Y lo hizo, logró que aquel delgado cuerpo que se encontraba bajo él, se quedara estático y temblara de los pies a la cabeza, y entonces escuchó su nombre salir de la boca de ella, de una manera tan sensual, que no pudo contenerse por más tiempo.
Y le arrebató las ropas, mientras ella tomaba parte en el juego y lo desvestía con emoción. Volvieron a encontrar sus labios que se encontraban algo abandonados y resecos, y entonces Anna lo sintió. Cálido, muy cálido, pero doloroso, ahogó un gemido que no le fue nada placentero, y una lágrima escapó de sus ojos. ¿Por qué lloraba? Dolía, pero… Era él, era su primera vez, era normal. Tenía que ser así, y el castaño lo sabía, por lo que la abrazó con fuerza, como si de un momento a otro se le escaparía de las manos.
- Lo siento… Perdóname Annita, debí haber sido más cuidadoso… - Temblaba de emoción aún, y con algo de dolor, el también era virgen y había dolido, aunque sabía que no había dolor más fuerte y cruel que el que ella experimentaba.
- No importa, puedes continuar… lo deseo, en verdad. No me hagas caso, es natural… sólo, continúa… No me dejes. – Le murmuró entre sollozos al oído.
- Espera un poco más, no quiero que sufras, sólo quiero hacerte feliz… y asegurarme de ello. – Cerró los ojos mientras se le acortaba la respiración, la rubia había comenzado a moverse, pero se detuvo de pronto, aún dolía. Y el llanto se volvió frustrante.
- Maldición… no puedo hacerlo, duele mucho… - Lo abrazó mientras sollozaba, hundiendo su cara entre el cuello del rey de los Shamanes.
- No tienes que hacerlo Anna, si no puedes con el dolor, entonces me detendré… - Intentó salir de ella, pero las piernas de la rubia se lo impidieron.
Lo besó tratando de acallar cualquier reclamó de su parte, cualquier signo de preocupación. Todas pasaban por eso, y no por un dolor del infierno se detenían, ella era una sacerdotisa, era fuerte y seguiría.
Y así lo hizo, comenzó a moverse mientras el dolor se desvanecía con el placer que le estaba ocasionando. Él la acompañó y entonces, tocó el cielo con las manos. Sus caderas se movían acompasadamente y cada vez el ritmo acrecentaba, y el placer aumentaba, así como los gemidos.
Y llegaron a ese punto donde la conciencia se pierde, donde pierdes tus sentidos, donde sientes la mayor dicha de amar a alguien y demostrárselo. El orgasmo los invadió por completo y casi llegaron al mismo tiempo… Después cayeron agotados.
- Annita… - La llamó después de unos momentos, se encontraban bajo las sábanas, abrazándose casi adormilados.
- ¿Mhh? – Contestó ella con los ojos cerrados.
- ¿Sabías que te amo? – La apretó más contra sí, y pudo ver una sonrisa asomarse en el rostro de la rubia.
- ¿Sabías que… si no me dejas dormir te golpearé?... – Murmuró contra su pecho, e Yoh sonrió, eso significaba 'te amo'. A Anna ya no le funcionaban sus frases y miradas hirientes, el Shaman se las sabía de memoria.
Y esa fue la primera de tantas noches, en las cuales ya había memorizado su cuerpo dorado, sus cabellos castaños y la fragilidad de sus caricias. Las curvas que antes ignoraba, los rizos de oro y la timidez que no era común en ella.
Fin del Flash Back
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Tocó sus labios ante ese recuerdo. Extrañaba esos labios sabor naranja, extrañaba su piel, sus caricias, su ternura, todo de él, lo extrañaba a él, y ahora lo necesitaba tanto, le hacía tanta falta, ¿Qué le diría? ¿Qué sus labios se encontraban ahora impregnados por un ardiente sabor que aún no había podido descifrar? ¿Y que era su hermano el que los había plagado de caricias?
Maldito Hao, Maldito hijo de perra. ¡Ella tenía un marido a quien amar, tenía un hijo por quien velar! ¿No entendía que su lugar no era con ella? ¿Qué su corazón no le pertenecía? Sería imposible tratar de explicárselo, imposible tratar de retarlo, y mucho menos desafiarlo.
Estaba harta. Ni siquiera sabía donde se encontraba. Y se decidió, le exigiría una explicación al Shaman de fuego, y la tendría, por la fuerza… si era necesario. No por nada era una sacerdotisa y tenía la suerte de que el rosario de los 1080 la acompañara.
Se vistió con un vestido color arena que se confundía perfectamente con su piel, era fino y de tirantes y le llegaba por encima de las rodillas, y así, descalza, salió de la habitación en busca de su enemigo.
Esa una casa muy hermosa, adornada sencillamente, con pisos y paredes de madera, se veía amplia y fresca. Salió de la casa que se encontraba a las orillas del mar, y sintió la arena fresca rodeándole los pies, y más allá, en un risco se encontraba Hao, con si típica capucha que en esos momentos dejaba mucho que ver ya que el viento la hacía danzar al igual que sus cabellos.
No pudo evitar una risita al observar al mayos de los Asakura cargar en sus hombros al pequeño Opacho, juraría que se veía tierno, pero no. Era un maldito desgraciado, infeliz, descarado, cabrón. Y pronto, sus dos espíritus se vieron colocados a cada uno de sus lados, les rodeó mentalmente que llamaran la atención del moreno, y así lo hicieron, la roca casi le cae en la cabeza de no se por sus reflejos.
Observó divertido la escena de la rubia que lo miraba molesta. Tronó sus dedos y Urami, el poderoso espíritu de fuego la tomó en una de sus gigantescas manos, subiéndola hacia donde Hao se encontraba. Se encontraron cara a cara y el de cabellos largos bajó al pequeño.
- Opacho, ve a preparar la cena, celebremos que nuestra reina ha salido de su nido. – Se burló, torciendo sus labios en una sonrisa.
- Como usted ordene señor Hao. – Y se marchó a manos del ardiente espíritu.
- ¿Y qué, Anna, te cansaste de ver solamente cuatro paredes, día a día? – La luz del tenue sol que se apagaba, y los reflejos dorados y rojizos, hacían lucir al Shaman bastante apuesto. Sacudió la cabeza, lo miró con rencor y lo abofeteó. –
- Idiota.
- Auch, creo que ya me estoy acostumbrando a eso… - Otra de sus sonrisas, e intentó golpearlo nuevamente, más la escena del día de su primer encuentro volvía a repetirse. Su mano izquierda estaba libre y lo golpeó en la mejilla. – Auch, me había olvidado de eso.
- No te estés haciendo el vivo. ¿Para qué me trajiste aquí, para tenerme encerrada, para ser un pájaro en su jaula el cual alimentas? – El rostro del Shaman de fuego, se ensombreció.
- Tú sabes la respuesta, no veo la necesidad de repetírtelo. ¿O a caso no me entendiste?
- El que no entiende aquí eres tú, yo tengo un esposo, y un hijo… y no estoy de humor como para andar jugando a la doncella en aprietos y el villano que la rapta. – Sus manos se hicieron puño contra el pecho del Asakura.
- No Anna, tú no entiendes que este es tu nuevo hogar, así que vete olvidando de tus familiares… - Ella se soltó violentamente apretando los dientes con furia.
- Yoh vendrá por mí. – Aseguró.
- Si, vendrá. Pero cuando llegue, ya serás mía. – La itako lo miró con los ojos desorbitados.
- ¡¿Qué!? ¿¡Qué te hace pensar que seré tuya?! ¡En verdad estás loco! – Explotó. ¿Ser suya? ¿De donde había sacado esa idea tan enferma?
- Si Anna, verás… soy el villano del cuento, y por lo tanto merezco una damisela a quien raptar. ¿Comprendes? Yoh siempre lo ha tenido todo, es hora de que yo tenga algo, se me han negado muchas cosas, y aquel desgraciado de mi hermano, me las ha arrebatado, es hora de quitarle lo que más quiere… y por lo que veo, casi lo consigo. – Seguía con el semblante seria, y la rubia comprendió que no estaba jugando.
- No has conseguido nada… - Escupió la joven, furiosa.
- ¿A no? ¿Qué hay de los besos que nos dimos? No te hagas la inocente, no te resististe demasiado, hasta me correspondiste. – Le sonrió juguetonamente. Ella le dio la espalda avergonzada. Tenía razón, le había correspondido. ¿Pero cómo...? ¿Por qué? – ¿Lo ves? Te acostumbrarás Annita, seré el malo, pero no lo soy tanto una vez que me conoces…
- ¿En dónde estamos? ¿A dónde me trajiste? – Ignorando el comentario de la otra mitad de su esposo.
- En Hong Kong, si esperas a Yoh, tardará dos semanas como máximo en llegar, el sabe que estoy aquí… Ya me encargué de hacerle llegar el mensaje.
- ¿Qué le dijiste? – Preguntó algo perturbada. ¿Hao dándose esas libertades?
- Que estabas a salvo… - Le dijo sinceramente, y la sacerdotisa mas cruel y despiadada, sintió algo muy profundo.
Nunca había visto los ojos de Hao, sus verdaderos ojos, que eran profundos, expresivos y sinceros, denotaban mucho sufrimiento, mucha locura y ternura a la vez. Observó embelesada su rostro, era moreno, dorado como el sol, y muy atractivo.
Al sentirse observado, colocó una mano en la blanca mejilla de la rubia, y no fue abofeteado, esta vez. Se acercó lentamente, la itako entrecerró los ojos esperando el ansiado contacto, y unieron sus labios. No fue brusco, ni agresivo, ni pasional. Era lento, tierno y cuidadoso. Sintió un nudo en la garganta cuando una ola de sentimientos arrasó con ella, sintió su dolor, su deleite, su frustración, sus felicidades, todo.
Y entonces, otro Shaman idéntico al que ahora besaba, apareció por su mente, haciéndola reaccionar, empujó al mayor de los Asakura lejos de ella, negó con la cabeza y salió corriendo, colina abajo. Él no la siguió, se quedó ahí a ver como las primeras estrellas comenzaban a aparecer.
Kyoyama entró corriendo a la enorme cabaña, pasando por alto a un pequeño moreno que cocinaba tarareando felizmente. Entró a su habitación, y se encerró, descargando su furia contra la almohada, la cual, nuevamente mojaba con sus lágrimas.
Minutos después, el señor del fuego entró cabizbajo, y se sentó en la barra de la cocina. El pequeño Opacho, reconoció aquella mirada triste en el rostro de su amo.
- ¿Se siente bien, señor Hao? – Pregunto preocupado, por el estado de ánimo que últimamente, después de la gran batalla en la cual había sido derrotado, lo estaba carcomiendo.
- Si, Opacho. – Le sonrió. – Olvídate de la cena para tres, cenaremos solos, antes de servir, llévale a Anna una bandeja con comida. ¿Entendiste? Saldré a meditar un poco. – El pequeño murmuró un 'si' y observó como su amigo, salía por la puerta, y una vez en ella, desaparecía con una llamarada.
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En otro lugar. Un desierto ocultaba la evidencia de la avioneta que reposaba sobre sus arenas. Tres hombres, todos ellos Shamanes subían a ella. Uno moreno y castaño, una poderosa espada y una daga, reposaban aguardando en sus bolsillos, otro blanco, cabellos violáceos y ojos ambarinos con su cuchilla sobre el hombro, al igual que un joven de cabellos azules puntiagudos y ojos negros, colgaban su tabla sobre su hombro.
La avioneta despegó, y en cuestión de minutos se encontraban sobre volando los aires. El Ainú comía lo que podía, mientras que Len Tao, miraba pensativo al rey de los Shamanes.
- ¿En cuántos días estaremos en Hong Kong? – Preguntó casi ausente, el moreno que meses antes había posado muchas sonrisas en sus labios, ahora se encontraban rectos y melancólicos.
- Llegaremos mañana al anochecer. – Lo miró cerrar el puño y puso una mano en su hombro. – La encontraremos, Yoh. Anna volverá a casa, puedes estar seguro de ello.
- Moriré si no la encuentro. – Otra mano masculina se posó sobre su otro hombre, el Shaman de hielo, le sonrió con anticipada victoria.
- ¿Qué no oíste debilucho? La vamos a encontrar y le vamos a partir toda su mami a ese imbécil de Hao… - Y entonces Yoh, al ver el apoyo que sus amigos le daban, sonrió al estilo único de Yoh Asakura, y dijo.
- Tranquilo Horo, recuerda que también es mi madre. – Len y Horo cayeron hacia atrás. – Todo estará bien… todo estará bien… - Y así emprendieron ese viaje que era corto, más aún así duraría una eternidad.
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Comió desganada su cena, y al no escuchar ruido alguno, salió de la habitación. Caminó de puntitas mientras la oscuridad la envolvía. Y entonces se detuvo al escuchar un sollozo, giró hacia su derecha y husmeó en la puerta que se encontraba entreabierta.
Se cubrió la boca con las manos, para evitar hacer ruido debido a su impresión. Un hombre de cabellos largos, se encontraba sentado en el borde de la ventana, observando las estrellas. Eso no tenía nada de raro, los Asakura tenían esa costumbre de mirar al cielo, pero lo extraño fue que gracias al brillo tenue de la luna, pudo distinguir que cuando el poseedor del fuego cerraba sus ojos, un líquido salía de ellos recorriendo su mejilla, hasta colgar por su mentón.
Y entonces lo supo. Era una lágrima. Hao Asakura, el Shaman maldito, el temido y más cruel de toda la dinastía… estaba llorando.
Y cometió un error al recargarse en la puerta. La hizo rechinar atrayendo la atención del Shaman, y la vio. Y entonces la invencible itako de hielo, se congeló, y sus piernas no le respondieron. No pudo moverse.
La había descubierto.
Continuar
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¡Uff! Terminé, (Thanks God) Espero que les haya gustado, ya saben críticas, tomatazos, reclamos, halagos, etc. Ahí abajito. ¡Review!
Terminado el 26 de mayo de 2004, a las 8:21 p.m. (Am, como que no tengo nada que decir ¿Verdad? Si, si. ¿Y qué? Nomás le echo rollo para que se vea bonito xD.) Bueno… nos vemos en el próximo capítulo, y advierto: el final está muy cerca.
Besitos a todos. Bye.
atte.: Anne M. Riddle.
PD: Quien quiera leer mis otros fics, adelante y si no, ps ni modo, adelantaré mi fecha de suicidio (no me hagan caso ando de simple), no ya, ahora si, la posdata…
Don't Worry… Be Happy. Don't Worry… Be Huggies. xD
Sle! Bye.
