Hola de nuevo. Si, estoy viva y ahora anuncio que podré escribir más rápido debido a que estoy de vacaciones. Santas vacaciones, ya me tocaban. Estoy muy happy porque me han respondido muy bien al fic, tengo muchos review y es más de lo que una escritora de baja categoría y sin paga alguna puede recibir. Así que gracias.

Contesto Reviews.

Jacqueline

Lamento decepcionarte, puse más Hao&Anna de lo que debería pero se los debo a los amantes de esa pareja, aunque no te deje del todo sola, puse un pequeño Flash Back con un poco de Yoh&Anna, que tal vez me salve el cuello. Ps, a tu pregunta. Si creo que sólo es Yoh&Anna&Hao aunque he nombrado levemente, apenas se nota que Tamao es esposa de Horo, y también en los próximos capítulos prometo nombrar un poco a Len y a Pilika. Eso es todo. Gracias.

Xris

Si, me tardé bastante y en este capítulo también, Lo siento. Sobre las confusiones, ¡Uff! Ni hablemos de este capítulo. El rescate llegará pronto, no te preocupes, y si te gustó el flash back Yoh&Anna del capítulo anterior, puse un poco también en este, espero te gusta. Bye.

Yukari

No te preocupes. Desde un principio aclare que terminaría como Yoh&Anna porque a mi también me daría lastima Yoh sólo con Hana, además a Hana nadie lo puede dejar sólo. ¡Es sólo un bebé! Veras la razón por la que te digo esto. Si no te gusta el Hao&Anna, sorry, este capítulo lo contiene, pero si quieres leerlo adelante. Gracias.

Beu Rib

Gracias por tu review. Claro, Hao tiene sentimientos y pues, no hay peor ciego que el que no quiere ver, y pues, verás lo que hace la obsesión de Hao y la confusión de Anna. Espero que te guste este capítulo y mil gracias por tu review.

Minamo.

Si, llorando. Quise poner su lado humano, tampoco no es de hielo, tiene sentimientos el pobre.  El fic es un Yoh&Anna&Hao, y pues es obvio que se queda con Yoh, porque de lo contrario ¿Dónde quedaría Hana? A tu petición, aquí esta Hana de nuevo, aunque no de una manera muy bella, es para que sufras un poco y para mantener la angustia en el fic. Don't Worry, Be Huggies, si, ese casi siempre es mi posdata. Gracias por el review. Ciao.

May Sk

A ti que te encanta el Hao&Anna, y que has sufrido junto con él, aquí hay algo de felicidad, pero solo un poco. Si, uno piensa eso, pero alguna vez fue humano, no es de piedra el hombre. Gracias... de verdad que bueno que te hayan llegado sus sentimientos. Ahora hay bastante Hao&Anna, hay lemon, ya me anime a poner otro, gracias a los comentarios. Y la historia la estoy viendo cada vez mas larga, ideas me vienen y me van a la cabeza y creo que no lo terminare tan rápido como pensé, y claro que no, escribiré bastantes Sk. Puedes estar segura de ello. Mil gracias.

Lady Kaoru

Creo que aquí se resolverán tus dudas. ¿Qué hará Hao la próxima vez? Es que ese hombre esta tan lleno de misterios que uno no sabe cómo actuará, y sobre el final también lo dejare en intriga. Espero que te guste. Gracias por tu review. Nos vemos.

Annita Kyoyama

¿De verdad te gustó mi lemon? Pues, gracias a tus comentarios, me anime a hacer otro, a ver como me va en este. Espero no haber sido muy explícita. Yoh es un ser tranquilo y tuve que poner algo de humor para aliviar la tensión, pero déjame decirte algo, en este cap, la tensión esta de sobra. Si, Hana no salió en el capítulo anterior, en este si, gracias a peticiones, aunque no de una manera muy conmovedora. Espero te agrade. Te debo las bromas ¿OK? Nos vemos paisana, gracias.

Fly1

Hola, bienvenida. Si, esa pregunta es la del millón de dólares, ¿Para que la quiere, teniéndome a mi? Jajajaja, bueno, si en el anime se le notó mucho porque le hubiera hecho lo mismo o pero que a Jeanne. Si, Anna me encanta, tiene un carácter muy fuerte y eso la hace de las más votadas. Puse a Yoh furioso, porque algo le tiene que preocupar, cuando te metes con su hijo y su esposa, creo que lo de angelito se le va. Cualquiera tiene sus momentos de furia, hasta Yoh. Gracias por leerlo, si, seguirá. Me reportaré cuando pueda OK? Mil Gracias.

Adelicia

He aquí, actualizado. Disculpa, es que aún no salía de vacaciones, pero ahora que soy libre, actualizare en cuanto pueda. Muchas gracias por leer el fic. Que bueno que te guste y espero que leas este capítulo, que tiene mucha angustia, y mucho Hao&Anna y un poco de Yoh&Anna. Gracias por leerme.

Gracias a todos, y ahora. El fic.

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Obsesiones

Capítulo V: Fuego.

Hao, la observó con sorpresa. La había descubierto...

La itako, al verse en problemas, intentó salir de la habitación... más no pudo. Sintió cómo, el fuerte brazo del pelilargo la tomaba con fuerza, más no brusquedad. Sus ojos hicieron contacto, y pudo ver en aquellos ojos marrones, lágrimas contenidas, pero una expresión de fortaleza impresionante, a pesar de su llanto.

- Pensé que estabas en tu habitación... – Dijo en un leve murmullo, que atrajo consecuencias en el cuerpo de la chica, el cual se estremeció cuando el aire escapado de los labios de Hao, golpeó contra su rostro.

- No podía dormir, y por lo visto, tu tampoco. – Se miraron intensamente y justo cuando pensó ver una sonrisa sincera de parte de la rubia, ésta torció los labios con burla. –

- ¿Pesadillas? Quién lo diría... – Su comentario fue abruptamente cortado, el shaman la había apretado más contra sí, ocasionándole un quejido.

- ¿Tú que sabes, Anna? Vives en una enorme mansión, duermes con tranquilidad cada noche, sabiendo que tu esposo es el Rey de los Shamanes, que cuidará de ti y de tu pequeño... – La expresión de Anna se suavizó un poco. Había sido demasiado dura. – En cambio yo... yo no puedo dormir y cada vez que lo intento, las pesadillas me aterran, me impiden descansar... ¿Y sabes por qué? Porque estoy maldito, porque de alguna manera tengo que pagar por mis pecados y dudo mucho, que puedas comprender eso...

- Perdóname... – Los dos se sobresaltaron al escuchar esa disculpa. Él la miró atento... ¿Estaba siendo buena con él? – Fui muy dura... – Se quedó pensando unos segundos y después, volvió a hablar decididamente. – Tal vez no soy muy amable, pero... estuve pensando que mientras esté aquí, compartiendo el mismo techo y todo... podríamos hacer una tregua...

- ¿Quieres decir...? ¿Algo así como llevarnos bien? – Cuestionó el Señor del fuego, levantando una ceja.

- Si, eso creo... - ¿Cuánto tiempo llevaba sin dejar de mirarlo a los ojos, y sin la necesidad de ponerse nerviosa? No lo sabía, pero el tiempo se había detenido para ella. ¿Por qué no solo... se iba a su habitación y ya? Al parecer su conciencia había dejado de funcionar. – Bueno, creo que debo irme... Buenas Noches.

- Buenas Noches... – Ambos se quedaron en la misma posición esperando que el otro se marchase, pero ninguno de los dos se movía.

Ella fijó su mirada en lo que parecía ser un piso de madera bastante interesante, mientras que él... se carcomía en calor, estaba ardiendo con la sola presencia de la sacerdotisa, el contacto de su piel contra la suya, lo volvería loco, si ella o él, no se marchaban de ahí. Pero, un momento. Ese era su plan desde un principio, raptar a la fría itako y hacerla suya, para siempre. ¿Y qué estaba esperando? La circunstancia era perfecta. Solos, en una casa alejada de la sociedad, sin su hermano de por medio. Simplemente perfecta.

Aflojó un poco el contacto con su muñeca izquierda y tocó su brazo, ascendiendo. Rozando esa piel pálida que se erizaba a cada contacto. Con la otra mano libre la tomó del mentón, obligándola a verlo. La rodeó en un abrazo, y aún mirándose se quedaron quietos, tratando de descifrar sus miradas.

Acercó sus labios a los de ella, que se encontraban tentadoramente entreabiertos y mordió su labio inferior arrancándole un suspiro que lo volvió loco, y la besó.

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En otro lugar, surcando los cielos, aventurándose en aquel manto negro que dificultaba la búsqueda, se encontraban Yoh, Horo y Len.

El Shaman de hielo, dormía tranquila y descaradamente sobre el asiento, adoptando una posición un tanto extraña. Para disgusto del joven Tao, babeaba. Len no dormía mucho y en verdad le preocupaba su amigo Yoh, quien no había pegado pestaña en toda la noche y cuando dormía, despertaba sobresaltado llamando a su amada esposa, Anna.

Asakura no temía de su hermano, lo había vencido una vez, así que podría vencerlo de nuevo. La posible muerte de Anna, tampoco le atemorizaba... Hao sería incapaz de matar a la rubia y de ser así, la itako era poderosa y sobreviviría al menos hasta que él llegara en su rescate. Pero lo que más temía en el mundo, era que su gemelo, le arrebatara a su esposa, que le privara de aquellas sensaciones tan maravillosas, las cuales experimentaba cada vez que la hacía suya, que le negara el amor que se profesaban, que la enamorara, y que al llegar, Anna no quisiera volver. Al abandono, a eso le temía.

Tal vez la decepción no sería por parte de Hao, sería por Anna. Aunque su hermano tenía muchas formas de manipular hasta la mente más ágil, y si eso ocurría, estaba perdido. Se quedaría sólo, con Hana, aunque Anna seguiría siendo la madre, y tal vez lo reclamaría dejándolo, completamente solo.

Pero eso no pasaría ¿Verdad? La frialdad que caracterizaba a su joven esposa la mantendría alejada de Hao, al menos hasta que él llegaba... ¿Verdad? Al notar que su conciencia no le respondía, volvió a cuestionarse mentalmente.

¿Verdad?

Y no hubo respuesta.

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Aún no sabía cómo fue que se dejó llevar hasta la cama del shaman. Tras besarse largo tiempo de pie, hubo un momento donde las caricias ocasionadas por las manos traviesas del moreno, subieron de intensidad, y sus rodillas se rindieron. Él, al observar la debilidad de la rubia, la tomó en brazos y la depositó con suma delicadeza sobre su lecho, para continuar en su labor de hacerla suya.

Ella no se resistía, peor tampoco cooperaba del todo, sólo respondía los insaciables besos que le profesaba el moreno de cabellos largos. Se detuvieron agitados y se miraron a los ojos. El mayor de los Asakura, la observó cariñosamente y con una mano, le quito los estorbosos cabellos de la cara que, prácticamente se habían adherido a su piel a causa del calor. Estaba sudando y sonrojada, con los labios entreabiertos, buscando aire. Miró un poco mas abajo y subió la mirada, soltando una risita divertida. Ella observó esos ojos que brillaban deseo, y sintió sus mejillas arder, y al no comprender la diversión del shaman posó sus ojos donde estuvieran aquellos otros que la habían mirado con descaro.

Había ligeros arañazos en el pecho firme del shaman, pero eso no era lo divertido para él, se observó a si misma y vio que su falda estaba alzada hasta la cintura dejando ver unas bragas color beige, y se sonrojo intensamente. Se retorció molesta entre los fuertes brazos que la apresaban. ¿Cómo había llegado hasta ese punto? ¿Cómo había podido caer ante los encantos del gemelo de su esposo? Pero sus esfuerzos fueron inútiles, semidesnuda, bajo el cuerpo del moreno, quien no dejaría que se fuera así como así, intentó huir y gritar, pero lo que salió de su garganta no fue nada parecido a un grito reprobación, si no uno de placer.

Hao se las había ingeniado para arrebatarle las bragas, para después proporcionarle caricias atrevidas que hicieron que el calor aumentara en sus cuerpos, mientras besaba y mordía su cuello. La itako se quedó estática, intentando no sentir, no, estaba mal, él no era su marido, él no era con quien debería compartir la cama, él era Hao. ¡Hao Asakura!

Pero era humana, y el negarse a sentir estaba fuera de su mente, sólo sentía y sentía y se dejaba llevar por esas nuevas emociones. Nadie nunca, le había hecho el amor tan salvajemente, tan posesivamente. Nadie. Yoh, era dulce, tierno, y hasta cierto grado, tímido, siempre se preocupaba por hacerla sentir antes que satisfacer sus propias necesidades. Hao no, él sólo quería sentir, y tanta brusquedad estaban ocasionando que la rubia sintiera como nunca en su vida lo había hecho.

Anna sintió como su cuerpo se tensaba, apretó los ojos mientras se aferraba a las sábanas, esperando el inevitable orgasmo que se avecinaba, más nunca llegó. Hao se había detenido. El Shaman de Fuego sonrió, no, no la dejaría disfrutar. Tantos años de desearla para que todo terminara tan rápido, era un desperdicio. La haría gozar una y otra vez, hasta que ella gritara su nombre y gimiera descontrolada sólo así, se sentiría tranquilo, satisfecho y por primera vez, feliz al haberla poseído.

La besó con tanta fuerza que la hizo quejarse en medio del beso, en el cual sus lenguas se entrelazaban apasionadamente. Mordió sus labios con fiereza y obtuvo otro gemido. Sus manos era traviesas ya no se detenían, delineaban una y otra vez la delicada figura de Kyoyama, de la Señora de Asakura. Ah, que bien se oía eso, después de todo el era un Asakura.

La desvistió lenta pero salvajemente, mientras la besaba y se memorizaba cada parte de aquel cuerpo que nunca había podido tener. Poco a poco, ambos se encontraron desnudos bajo las sábanas, ella tuvo que cubrir su boca con sus manos, ya que Hao besaba sus senos, ocasionándole más gritos que ella, prefería acallar.

Anna aspiró aire con fuerza al sentirlo completamente dentro de ella. Estaba sucediendo, realmente estaba pasando. Hao se quedó quieto, disfrutando de aquella sensación tan placentera, escondiendo su cabeza entre el cabello de la chica. Después de varios segundos en los que logró convencerse de que su sueño se había hecho realidad, comenzó a moverse lentamente, provocando suspiros entrecortados a la sacerdotisa. Sin siquiera notarlo, los dos comenzaron a llorar, Hao, que por su parte apenas había dejado escapar una lágrima, por placer, y por el hecho de que había conseguido lo que mas quería en el mundo, después de haberlo perdido todo, su impotente figura ante los débiles, su título, su familia... y ahora estaba con él, aquella mujer que le robaba el aliento, estaba con él, haciendo el amor de todas las maneras posibles. En cambio ella, también había soltado varias lágrimas, una de placer, otra de decepción hacia sí misma, ¿Cómo vería a Yoh a la cara? ¿Cómo le diría que se había acostado con su hermano? ¿Querría Yoh rescatarla después de esto? ¿Y si jamás la perdonaba? ¿Qué sería de ella?

Y una vez más, su conciencia fue abruptamente desconectada de su cerebro. Las embestidas aceleraban el ritmo, sus caderas se movían acompasadamente, y entonces, Hao llegó a la cumbre del placer, y después de él, ella obtuvo el orgasmo que le fue negado desde un principio. Y gritó descontrolada.

Lo había conseguido, había sentido, había aprendido a ser humano de nuevo mediante ese cuerpo sagrado, tan femenino, tan suyo. Sintió un placer indescriptible, como si se hubiese transportado a un lugar lejano, donde se placer jamás acababa, pero cómo no había tal lugar, el tal ansiado grito de la rubia, le cayó como un balde de agua fría.

Había hecho lo posible para hacerla gozar, y lo había conseguido. Pero, él tan sólo deseaba que aquellos gemidos placenteros que exclamaba la chica, hubiesen sido su nombre. Él deseaba que ella gritase su nombre en pleno orgasmo, pero la desilusión fue tal... que cuando sintió que el cuerpo de la itako se desvanecía hacia el mundo de los sueños, se levantó furioso y salió de la casa en la cual se encontraban.

Se detuvo al llegar al árbol más cercano, y apretando los dientes, lo tocó. Éste, inmediatamente comenzó a arder en llamas, contagiando a los demás árboles del bosque, invitándolos a consumirse. Y sus ojos dejaron el marrón atrás y se volvieron en llamas, envueltos en ira. La noche en aquel aislado lugar, dejó de ser tranquila, iluminada con fuego y el ambiente, despidiendo un olor a azufre.

Pudo sentir en el aire, utilizando sus agudos sentidos, que algo se avecinaba, y venía con mucha fuerza. Un pequeño incendio serviría como pista, y entonces esperaría  al portador de aquel maldito nombre, el cual, Anna había sustituido por el suyo. Y lo despedazaría, hasta dejarlo carbonizado. El fuego en su interior ya no era placentero, era de extrema ira, recordando a cada segundo aquel nombre que ella había pronunciado.

Yoh... 

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Yoh. Los sueños de la itako no podían ser más felices. Después de tantas pesadillas, de tantos malos recuerdos, como el abandono de sus padres, como el día en que Yoh murió, como cuando pensó que todo estaba perdido, se habían esfumado. Todos aquellos malos recuerdos habían, simplemente, desaparecido para dar lugar a recuerdos gratos.

Y esa noche de engaño, soñaba con otro de los días más felices de su vida y a la vez, más angustiantes.

Flash Back

Los copos de nieve caían y caían, dando un espectáculo digno de apreciar. Y vaya que lo apreciaban, Yoh y Manta se dedicaban a hacer un mono de nieve pero... Anna, tenía mucho frío, por lo que se encontraba viendo su novela envuelta en una cobija. Hacía un tejido con extrema paciencia, de vez en cuando tomaba chocolate caliente con bombones.

Alejada de la sociedad, tranquila y sin molestias, esa era la vida que siempre había deseado y ahora la tenía. No había tenido preocupaciones hasta que supo qué era lo que la hacía decaer, vomitar y carecer de apetito.

¿Qué diría Yoh al saber que ella estaba embarazada? ¿Le gustaría la idea de tener bebés tan rápido? ¿Sería ella, buena madre? ¿Nacería su hijo, sano? Por Dios, sólo tenía 19 años, ¿Ella que iba a saber de eso? Siendo una experta en el tema o no, se atrevería a decirle a su exprometido, ahora esposo.

Se levantó con pereza, y miró su tejido. Unas pequeñas botitas azules se asomaban entre sus dedos. Sonrió y abrigándose debidamente salió hacia el jardín. Buscó a Yoh con la mirada, más no lo encontró. Pero sonrió de nuevo al sentir unas manos en su cintura y en beso en su mejilla. Yoh la estaba abrazando.

- ¿Qué haces aquí, Annita? Recuerda que aún estás débil... podrías resfriarte. – Murmuró alegremente.

- Lo sé, pero... tengo algo muy importante que decirte. – Yoh la miró atentamente y puso su mentón apoyado en el hombro de la rubia.

- Puedes decírmelo. – Y Soltó una de sus famosas risitas. Y dado que la itako era una mujer directa, habló.

- Tendremos que ampliar la casa. – él frunció el entrecejo y apretó cariñosamente el abrazo.

- Pero Annita... la casa es muy grande, de por sí.

- Lo sé, pero los niños necesitan espacio para jugar. – Sonrió ante su propia indirecta y esperó.

- Si lo dices por manta y los demás, les diré que se comporten y que no destruyan tanto la pensión, aunque aún sigo pensando que es demasiado grande y también... – Pero se cortó y de pronto soltó a Ana y la encaró con una gran sonrisa en el rostro.

- Dime que no es mentira. – Dijo con entusiasmo. Un brillo especial en sus ojos, al esperar la respuesta de su esposa.

- No, no es mentira. Vamos a tener un bebé, tonto. – Reveló mostrándole los pequeños zapatitos los cuales, casi se le caen de las manos cuando el Rey de los Shamanes la tomó en brazos y comenzó a dar vueltas con ella. En lugar de alegarle que la soltara, sonrió con extrema felicidad. ¡Cómo amaba a ese tonto! La dejó pisar tierra firme mientras se agachaba a la altura de su vientre.

- Perdón Annita, me emocioné. – Pegó su oreja a su vientre, y creyó oír a un residente con vida, ahí dentro. – Hola bebé, soy tu papá... bueno, voy a ser tu papá.

- Yoh, tonto. No puede oírte aún... Tengo 3 semanas de embarazo a penas. – Sonrió ante la actitud tan infantil de su marido.

- Te juro que escuche algo... además, no tiene nada de malo que le diga unas cuantas cosas desde ahorita.

- Lo que escuchaste fue mi estómago, anda, vamos adentro, tengo hambre. – Bromeó.  Lo tomó de la mano y se encaminaron hacia la cocina, donde antes de llegar se besaron, mientras oían amanta cocinar. No era pena, era que esas cosas, sólo se podían hacer cuando estaban solos.

La cena fue la mejor. Cuando Manta supo la noticia, Tamao se encargó de cocinar un banquete en honor al pequeño heredero de los Asakura, que pronto... muy pronto, nacería.

Fin del Flash Back

Pero los sueños son solo sueños, y muy pocas veces se vuelven reales. Y los recuerdos, ya estan en el pasado. Sólo nos dan esperanzas cuando nos encontramos en situaciones críticas. Y mientras Anna soñaba felizmente, una personita sufría.

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- ¿Qué le pasa Tamao? – Preguntó con voz preocupada la Ainú. La pelirrosada sostenía a un pequeño rubio entre sus brazos, intentando calmar su llanto.

- No lo sé, señorita Pilika. Le juro que ya he intentado de todo, y no se que le pasa al pequeño Hana. Quise darle alimento, pero no lo quiere, su pañal no está sucio y tampoco tiene sueño... – Hana lloriqueo con más fuerza. – Ya, ya, pequeño Hana. Duerme...  – Más sus intentos por arrullarlo eran en vano, el bebé lloraba cada vez más y más. – No se que hacer...

- No te preocupes Tamao... Iré por Fausto. – Y la peliazul salió como el alma que lleva el diablo en busca del médico.

Y Tamamura se quedó sola en la pensión haciendo hasta lo imposible por silenciar al pequeño Hana.

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Los bellos recuerdos fueron sustituidos por una horrible pesadilla y como si de un resorte se tratase, brincó de la cama, sosteniendo la sábana contra su desnudo cuerpo. Estaba asustada. Muy asustada. ¿Y qué podía hacer en esos momentos? Nada, más que...

Se levantó y se vistió, y con lágrimas en los ojos comenzó a rezar.

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Len observó como a Yoh se le dilataban las pupilas. Sus miradas se cruzaron y después, Asakura agachó la cabeza, apretando los puños, mientras sus ojos comenzaban a brillan, avecinando lágrimas que luchaban por salir de aquellos ojos marrones.

Ante su desconcierto, Tao se atrevió a preguntar.

- ¿Yoh? ¿Estás bien?... – Si sus suposiciones eran ciertas, acababa de tener una visión, y una no muy agradable. - ¿Qué viste?...

- Vi a... a Hana. – Len arrugó los ojos, dando a conocer que no entendía lo que su amigo le decía... pero se quedó callado, una lágrima acababa de rodar por la mejilla del moreno, y con la voz por primera vez quebrada, habló. – Len, mi hijo... mi pequeño Hana esta...

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- Muy enfermo. – Agregó Fausto quitándose su estetoscopio después de salir de la habitación. Suspiró tallándose los ojos. Y miró a Pilika y a Tamao, que lo observaban preocupadas. – Pude lograr que se quedara dormido...

- Pero... ¿Se pondrá bien, verdad? – Cuestionó Pilika. – Tamao y yo pensamos que tal vez fue un cólico, tal ves lo atendimos mal y por eso se puso así... pero...

- Es más que un simple cólico. Si me permiten hacerles una observación, que tal vez no les agrade...

- Adelante Fausto... – Lo apresuró Tamao, quien estaba al borde del llanto.

- Si Don Yoh y Doña Anna, no regresan... le doy al pequeño Hana, 1 semana de vida, aproximadamente... – Tamao comenzó a llorar, mientras Pilika la abrazaba consoladoramente. – Sólo nos queda esperar... y lo único que espero, es que regresen, por el bien de si hijo...

Continuará...

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Bueno, eso es todo, ando medio corta de tiempo pero quiero agradecer una vez mas sus reviews, me hacen sentir muy bien, y espero y les haya gustado el capítulo. Tomatazos, burlas, felicitaciones etc., ya saben. Review.

PD. Am, Ya ¿No? Quieren que siga con las posdatas? Es que ya no sé que poner... Se me secó el cerebro. XD

See ya. Besos.

atte.: Anne M Riddle.