Hola a todos, disculpen por favor el retraso, es que estaba fuera de la ciudad, en Guadalajara, y pues con primos pequeños y tantas salidas me fue imposible inspirarme y mucho menos sentarme a escribir tranquilamente, pero aquí estoy con un capítulo un tanto, brusco y un poco maldito. Espero que les guste, lo puse un poco mas, en angustia, a ver si les gusta, porque, no me convenció mucho, pero estaba demasiado inspirada como para dejarlo así como así.
Reviews: (Voy rápido va?)
Adelicia: Cariño, muchas gracias por tu comprensión, tu sabes lo que es estar en finales y todo eso, y sobre todo en vacaciones sin poder inspirarte y ah, muchas cosas que te quitan la inspiración, pero aquí va el capítulo, un poco maldito, pero espero que te agrade, creo que ya tiene más angustia. Besos, ojalá te agrade.
Minamo: Jajaja, si... creo que Anna también es capaz de hacer cosas indebidas, y así como se ha castigado a Hao y hasta a Yoh en otros fics, ahora le toca a ella. Jamás mataría a Hana, y lo puse enfermo porque creo que es un niño con poderes extraordinarios, y su enfermedad pues, mas o menos se explica por qué, si no entiendes me dices y te explico, va? Aquí se arma el broncón! Gracias, espero que te guste, Bye.
May Sk: ¿No te gusta todo eso? Pues, sorry, este fic es de angustia querida, todos sufren, pero como siempre todo se va a solucionar va? Solo quiero que los lectores se desesperen, y si, que exigente eres! Te golpeare! ¬¬, no me creas, fue broma. xD. Aquí esta un lime, leve. Pero Lime. No puedo decirte más, sólo lee, pero si te agradezco que te guste mi historia. Gracias por leerla.
Carola: Como chingas! Si, incesto, So? Si, yo se que no sabes nada de Shaman King y que solo lo haces para barbearme para que escriba más de Una Noches de Furia, y lo haré este fin de semana, pero necesito que me pases esa madre del Tom! Así que no te quejes si no me vas a ayudar, ne? Y si, tus reviews nunca tienen sentido, por lo menos los de este fic, así que, Sle, Bye. PD. Que se siente ser alumna Tec? xD
Beu Rib: Creo que tu fic esta contrario al mío, en el tuyo Yoh es el infiel, pero y Anna que? Siempre será perfecta? Sin cometer errores, pues creo que no! Jajaja, no te preocupes por Hana, todo se va a solucionar, solo es la angustia que debe de llevar el fic, por cierto, no te he dejado reviews, tanto que te los mereces, pero andaba fuera de la ciudad y soplo podía leer, muy pocos reviews podía dejar, este fin, te los dejaré, gracias por leerme, espero que te guste este capítulo. Saludos a tu hermano. Besos. Bye.
Amadalua: Obra de arte? Por favor, me apenas, no creo que llegue a tanto. Yoh y Tamao, wacalas. Am, me temo que no puedo, es que... bueno, si te digo que no quedan juntos, seguirás leyendo el fic? Sabes? Te prometo hacer un Hao&Anna, dedicado a ti, va? Así no te me enojas tanto con el final del fic. xD. Gracias por leerme, espero te guste el capitulo. Besos. Ciao.
Anna Kasamy: Bienvenida al fic, gracias por estarme leyendo que bueno que te guste, aquí tengo otro capitulo, que ojalá te agrade, espero que continúes leyéndolo. Mil Gracias. Besos.
Ultimate Spider: Yo tampoco era devota, pero después me enamoré. Gracias por ser mi fan, ¿Más suspenso? Pues, creo que será en los siguientes capítulos, aunque aquí tiene algo más fuertecito, espero que te gusta y mil gracias, Bienvenido. Besos. Ciao.
May Sk: Otra vez tu? De verdad que te mereces una golpiza, xD. Que ociosa eres, nada que hacer mas que molestarme (No me hagas caso, sólo bromeo) Pero gracias por la aclaración. Bueno, nos vemos, enfadosa. Bye!
Ahora, la historia.
Infidelidades.
Capítulo VI
Se dice que los problemas de los adultos, nunca preocuparán a un niño...
Pero Hana era apenas un bebé, y esta frase le era incierta. No podía hablar, no podía hacer saber que le dolía, que sentía y que sabía que lo que estaba sucediendo entre sus padres y su tío, no era nada bueno.
Así mismo, esa desesperación de querer comunicarse, lo hizo caer en cama, tremendamente enfermo, una fiebre alta que su pequeño cuerpo apenas podía soportar.
Abrió los ojos, y a duras penas, levantó sus manitas observando que no podía ver con claridad y su boquita se arrugó en pucheros. Pequeñas quejas que sus niñeras, una rosada y otra azulada, escucharon atentas.
Tamao y Pilika se acercaron rápidamente a la cuna y viendo al pequeño preocupadas, casi al mismo tiempo tocaron su sonrosada frente y preocupadas y con un dejo de decepción, se alejaron. El rubio vio venir el gotero que contenía un líquido viscoso y de color rojo hacia su boca, era amargo y sabía mal, pero aunque no quisiera aceptarlo, sabía que era por su bien.
- Bebe pequeño, es por tu bien... – Susurró gentilmente Tamao mientras la Ainú levantaba con delicadeza su cabeza para que no se ahogara. Después de la medicina, esa dulce pelirrosada lo tomó en brazos y se sentó en la mecedora que reposaba junto a la cuna.
Y después todo fue paz...
Dulces murmullos que asemejaban un canto celestial. Un canto de cuna para que el bebé que cargaba en sus brazos, se dejara arrullar. Pilika se unió a Tamamura, y juntas se unieron en un dueto que hizo que el pequeño heredero Asakura, se sumiera en un mundo de sueños, de paz y de tranquilidad.
Lejos de ahí, la paz era lo que menos se pensaba para ese momento.
No habían llamas mas poderosas, ni siquiera las que en ese momento consumían todo lo que podían, que las que ardían en la profundidad de los ojos marrones del mayor de los hermanos. Y las palabras que retumbaban en su cabeza, mientras destruía todo en un arranque de furia.
"Maldito seas, Yoh... ¡Maldito seas!"
A sus espaldas, Urami, aquel espíritu proveniente de un amo demente y perverso, devoraba personas vivas, personas calcinadas y restos de lo que alguna vez pudo ser el cuerpo que guardó un corazón palpitante de vida. Frente al del cabellos largos, la orilla del mar, comenzaba a hervir, llevándose también vida marina consigo, ya que los peces comenzaron a flotar muertos en esas aguas calientes.
"Estaré esperándote, y tomaré lo que es mío... y entonces, morirás..."
Apretó su mandíbula, haciendo sus dientes rechinar, y sonrió mirando el horizonte, el sol se ocultaría... y esa sería la señal, la señal que anunciaría la llegada de su hermano.
Las llaman ardían y comenzaban a volverse insoportables, más no para él. El infierno, era su gloria. Asakura el amo del fuego, lo manejaba a su amplia voluntad y ese día, el cual estaba esperando desde hacía mucho tiempo, el fuego se encontraba a su máximo esplendor, reflejando su sentir.
Algo lo interrumpió, y sonrió amargamente.
La rubia lo empujó con fuerza, haciéndolo perder el equilibrio débilmente.
- ¡Eres un...! ¡Un mounstro! – Le gritó en la cara, e insistentemente comenzó a golpearle en el pecho. El moreno, ni se inmutó. - ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?!... ¿¡Cómo fuiste capaz!?...
Y fue la gota que derramó el vaso. La joven itako cayó sordamente sobre la arena, con las pupilas dilatadas, el rostro bañado en llanto, y con una mejilla roja. Respirando agitadamente, y aún sin poderlo creer, se llevó una mano a el área afectada y miró con desprecio al hombre que se encontraba de pie frente a ella.
Hao, quien nunca pensó que aquella mujer acabara con su paciencia, se sorprendió. Nunca le cruzó por la mente golpearla, la amaba demasiado como para dañarla físicamente, pero estaba tan fuera de si, y todo había pasado tan de pronto que no se detuvo a pensar en las consecuencias de sus actos. Mas la sacerdotisa, no recibió una disculpa.
- Te diré cómo... – Comenzó tranquilamente, hincándose y posando sus dos fuertes brazos en la arena, aprisionando a Anna. Se inclinó cerca de su rostro y siguió... esta vez, explotando. - ¡Lo hice porque se me dio mi gana! ¡Porque yo debí ser amado, porque tu debiste ser mi esposa y debiste amarme a mi! ¿¡Me oyes!? ¡A mi! – Se tranquilizó, la mujer entre sus brazos se estremeció, pero la mirada azabache no cesó de odio.
Pero, tuve que forzarme a ser quien soy porque mi futuro siempre estuvo escrito y no pude hacer nada para cambiarlo. Y te guste o no, soy eso que tanto me restriegas en la cara. Ese mounstro con el que te acostaste. – Kyoyama apretó los dientes, suprimiendo toda su ira. Era un desgraciado, y se mofaba de su coraje. El Shaman sonrió con sorna. - ¿No te divierte? Dices odiarme, y aún así aullabas de placer... Te entregaste a mí, te dejaste poseer a mi antojo y no parecías oponer mucha resistencia. ¿Y aún así me odias?...
- Eres un bastardo... – Escupió en el rostro del shaman dejando un rastro de saliva en la mejilla bronceada del moreno. - ¡Te odio! ¡Cómo no te lo imaginas... te odio! – Comenzó a moverse bruscamente tratando de quitarse de encima al señor del fuego. - ¡Suéltame! ¡No me toques! ¡Déjame! – Gritó como una fiera, pero su gritó se ahogó cuando sintió el peso de su cuñado encima de ella, haciéndola recordar la noche anterior. – Suéltame. – Le ordenó seriamente.
- No quiero. Y no puedes hacer nada para evitarlo... ¿Y sabes por qué? – Posó una mano sobre la fina cintura de la joven, haciendo que el delicado y sensual tacto bajara hasta su muslo, el cual apretó suavemente. Su otra mano comenzó a vagar bajo la falda, haciendo que la itako quedara inmóvil, tiesa. – Porque basta con que te toque para que vuelvas a pertenecerme.
- Nunca más... Nunca más. – Sus ojos negros brillaron, encontrándose con unos marrones que ardían en furia y deseo.
- Yo no estaría tan seguro... – Susurró sin perder el contacto visual.
La rubia quiso protestar pero de su boca no se escucharon palabras, un gemido entrecortado y los ojos completamente apretados, delataban lo contrario a una protesta. La traviesa mano del castaño se encontraba en un lugar prohibido, concentrándose en probar que una caricia rompía las poderosas defensas de la rubia itako.
Conforme la mano del moreno se movía con más fuerza dentro de ella, Anna apretaba los párpados y de la orilla de sus ojos se marcaban nuevas lágrimas, mientras que apretaba la capa de Hao, incapaz de ser inmune a las caricias que éste le ocasionaba.
¿Por qué tenía que sentir? ¿Por qué?
Su cuerpo se estremeció y supo lo que seguía. No podría soportar que él la viera gozar, no podía. No.
- Hao, no... Por favor, no... no sigas... – Suplicó. – Por favor...
- Tu no quieres eso Anna, no quieres que me detenga. ¿A que no? – Sonrió sádicamente, y supo que pronto llegaría por lo que presionó con más fuerza aquel lugar antes desconocido para él, y lo escuchó como un canto para sus oídos. Gemidos entrecortados y una fuerte sacudida en el cuerpo de aquella mujer. Y haciéndola sufrir de nuevo, quitó rápidamente su mano de ese lugar, dejando un orgasmo a medias que desconcertó a la sacerdotisa.
¿Gritabas así cuando mi hermano te hacía el amor? – La miró con decepción. Las mejillas coloradas y la respiración agitada, una mirada de desconcierto mezclado con odio y placer.- Veo que no necesito preguntártelo... Te creí fuerte Anna, te creí merecedora de este corazón que pensé que se había perdido, y justo cuando me sentí el hombre más feliz de la tierra, justo cuando te sentí mía, cuando te sentí que me correspondías... Todo fue una farsa tuya. Todo. No sé y no quiero saber qué es lo que pensabas cuando te hice el amor... Pero, me decepcionaste. – Su tono de voz se fue acrecentando, mientras apretaba con fuerza los brazos de la esposa de su hermano.
¿¡Creíste que estabas con Yoh!? ¡Seguro que si! ¡Hasta gritaste su nombre como una puta hambrienta de placer! – Sus ojos brillaron, fuego y agua, Odio y Lágrimas, que no salieron. – Y me mataste con eso... Pero te puedo asegurar que cuando mate al desgraciado de Yoh, no te cansarás de gritar mi nombre, de suplicar que te posea, una y otra y otra vez... – Cuidadosamente recalcó cada palabra, murmurando en el oído de Kyoyama.
- Aléjate de mí, entonces... Si soy tan puta, ¡Aléjate de mí! ¡Y no me vuelvas a tocar! – Gritando y revolcándose como loca, intentó quitarse al Asakura de encima. Más no pudo.
- Puedo tocarte, cuándo y cómo quiera... – Volvió a su entrepierna, y bruscamente comenzó a mover sus dedos dentro de ella otra vez. La rubia se cubrió la boca con una mano, intentando ahogar los suspiros entrecortados producto de aquellas bruscas caricias que la estaban volviendo loca. - ¿Lo ves?
Y volvió a sentir esa oleada de placer que esta vez no fue interrumpida. El orgasmo la atacó sin piedad haciéndola morderse los labios olvidándose de cubrirlos con su mano.
- ¡Hao! ¡No!... – Y terminó. El shaman al darse cuenta de haberla hecho gozar, se levantó rápido e iracundo, dándole la espalda. Con la dignidad hundida en las profundidades del mar, la joven comenzó a llorar amargamente, a gritos.
¿Qué había hecho? ¿Qué demonios había hecho?
- ¿Qué voy a hacer...? ¿Qué?... – Se preguntó la rubia entre sollozos hundiendo sus dedos furiosos en la arena.
- Pues es mejor que lo pienses rápido, porque mi querido hermano ha llegado... – Y una carcajada cínica cruzó el aire perdiéndose con el sonido de el avión aterrizando. Anna se levantó con rapidez, observando aterrorizada cómo tres sombras bajaban como el alma que lleva el diablo de la lujosa avioneta. Era de Tao, lo sabía.
Esperaron con desespere, los dos temblaban, ella de pánico, él de emoción. Y la sombra del Shaman King, relució con la luz de las llamas.
Y fue entonces, cuando aquellas almas gemelas se encontraron frente a frente. Miradas de odio entrecruzándose, y aquella voz que había sido olvidada por unos instantes, salió a relucir.
- Anna, muévete. Esto es entre Hao y yo. – Yoh habló con voz ronca y serena.
- No, deja que se quede. Tu esposa tiene algo que decirte... ¿O no, Anna? – La mirada de Yoh se posó en su esposa, y observó que estaba insegura y demacrada por las lágrimas. Hao la miró insistente, no quedaría otra vez como el único culpable, como el villano que siempre había sido. Anna ya no era una perita en dulce, y si quería quitársela a su hermano, tendría que acusarla.
- Hao, no... Por favor. – Suplicó con la voz quebrada. Ah, no. Esa no era la Anna de la cual se había enamorado. ¡Ella no sería la víctima! Y se aseguraría de ello.
- ¿No que, Anna? – El menor de los hermanos arqueó una ceja, interrogando a su esposa.
- Lo que sucede aquí es que Anna se niega a contarte, su oscuro secreto. – Comenzó a caminar alrededor de la rubia, mientras ella se mantenía con el rostro frío y cubierto de lágrimas. – Y como veo que no lo dirá, pues, tendré que intervenir. – Una mirada, y provocó que su amada le mirara con desprecio.
- Eres un maldito cerdo. – Y violenta, secó otra lágrima que se había escapado de sus ojos.
- ¿De qué demonios estas hablando? – Observó a su hermano maldito, sonriendo con cinismo, y a su esposa, que no se dignaba a mirarlo. - ¡Hablen! – Anna se estremeció, él estaba enojado. Y la odiaría cuando se enterara de que, de que lo había traicionado.
- Pues de que mas, hermanito... Tu Anna te ha sido infiel, ¡Y es curioso! ¿Adivina con quien?... – Le sonrió victorioso. - ¡Conmigo! Es una diosa en la cama, como una ramera... ¿Puedes creerlo? Y pensar que la abuela la educó... Goza sin remordimientos... Es increíble que Annita haya olvidado sus perfectos modales... – Y silencio. Hao no habló más, sólo observaría. Un aura negra rodeaba a Yoh que contorsionaba su rostro en decepción, sorpresa e intenso coraje.
- No puedo creerlo Anna... Dime, dime... que no es verdad. Por favor, dímelo. – Suplicó aquel shaman que había olvidado su paciencia y tranquilidad en Fumbari, la comprensión no formaría parte de su ser, estas vez no.
- Hao... Hao ha dicho la verdad. No puedo negártelo... – Perdió su mirada en la arena. Era vergonzoso y humillante, pero se lo merecía, era toda su culpa. Su culpa, ni siquiera Hao era culpable de aquella terrible infidelidad. – No espero que me perdones. Después de todo, me lo merezco.
- Increíble. – Soltó una risa sarcástica mientras se llevaba la mano a la nuca. – Jamás me lo esperé de ti Anna, pensé que eras más lista. Pensé que... me amabas en verdad. – La itako levantó el rostro ante esa acusación y exclamó con rapidez.
- ¡Yo te amo, Yoh!
Y fue el golpe más doloroso que recibió en su vida. No por la fuerza del impacto, si no por la persona que la había golpeado. Len y Horo, quien habían permanecido en silencio hasta esos momentos, quedaron asombrados. Yoh con una mano al aire, y Anna, con la cara de lado y una mejilla encendida. Hao levantó las cejas con sorpresa, vaya que su hermano estaba enojado.
- No lo digas. – Escupió furioso. – Sólo guarda silencio y escúchame. Voy a recordarte y a aclararte una cosa, Hana esta enfermo y sé que lo sabes. – Una lágrima, la primera de muchas, escapó de aquellos tranquilos ojos marrones. – Sólo espero que se recupere y cuando salgamos de todo esto, me lo llevaré a Izumo, lejos de ti. – Otra lágrima cayó.
Sé que eres su madre, sé que lo amas, y se que él te necesita, pero también es mi hijo Anna... Y no quiero que lo toques. No permitiré que después de haber hecho lo que hiciste, toques a Hana. – Se limpió la tercera lágrima con dolor y continuó, destrozado de saber que la mujer de su vida, lo había engañado. Ella escuchaba seria, y con el corazón hecho pedazos. – El no merece esto. ¡Hana no se merece esto, Anna! – Sollozó levemente y limpió sus ojos cansados de buscar una mentira, un engaño. – Así que, hazme el favor de hacerte a un lado. – Buscó con la mirada a Len, quien se acercó a Anna, no sin antes proporcionarle una mirada de intenso odio a Hao.
Tomó a la rubia en brazos, mientras ella se abrazaba a su pecho sollozando desconsoladamente. Y dejó solos a los hermanos.
- Bien, ya que ha terminado todo este show, podremos comenzar con lo que dejamos empezado. ¿Te molesta si marco nuestro territorio? – Observó la mirada de Yoh, rabiando. – Supongo que eso es un no.
Y cerco de fuego se extendió a su alrededor. En segundos, el menor tenía espada en mano con la posesión indicada, ya realizada. Mientras que el mayor portaba una espada en llamas. Entonces, una ola de energía los sacudió. Yoh era fuerte, pero Hao estaba recuperado, y las fuerzas de ambos, traspasaban los límites.
¿Podría la furia y el odio de ambos mantenerlos alerta del peligro que corrían ante un pequeño error? ¿Se dejarían cegar por aquellos sentimientos oscuros y profanos? Ninguno de los dos lo sabía.
Era hora de saldar cuentas, se sabía a ciencia cierta que sería una batalla difícil, Yoh Asakura era el Shaman King, pero Hao era el Shaman más poderoso y endiablado de la tierra. Y Sólo uno de ellos quedaría calcinado, y moriría, para siempre.
¿Quién de los dos será el ganador?
Continuará.
Bueno, eso fue todo, un poco corto, pero así debe de ser, dejé en suspenso. La acción viene pronto. Gracias a todos sus reviews, puede que llegue a los 100 y eso me haría más que feliz. Gracias por todo su apoyo y reviews.
Nos vemos pronto. ¡Lean!
Paz.
atte.: Anne M Riddle.
