By Alex-Wind
Tiempo de partida... 12 de Febrero, Sábado, 8:09 pm
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CAPÍTULO 12
UN AÑO
KURONUE'S POV
-'Maldito desgraciado...'
"Kuro..."
-'Es un maldito imbécil...'
"Kuro"
-'¿Cómo se atreve? ¡IDIOTA!'
"¡Kuro!"
"¿Qué?"
"Ya viene" Ya era hora, todavía venimos y el maldito idiota se atreve a hacernos esperar... ¡¿Quién demonios se cree! ¡¿Yo!
La puerta corrediza de la habitación se abrió para mostrar a un maldito imbécil que entraba con paso calmado... estúpido Yomi... no puedo creer que algún día lo consideré un gran compañero, un buen cómplice... un amigo...
Se sentó frente a nosotros y no dijo palabra alguna, sus ojos negros nos miraban fijamente (N/A: Sip, Yomi no está ciego... no aún), primero su mirada se posó en Kurama, no me gustaba, después de un rato me miró a mí, podía ver desprecio y odio, a diferencia de que a Kurama solo lo vio con odio a mi también me miró con decepción, ¿creía que a mí si se me había olvidado? Pues estaba muy equivocado.
FLASH BACK
Se puede observar en un oscuro bosque a tres figuras que corrían a grandes velocidades dentro de él, las tres figuras que apenas sobresalían de entre las sombras llevaban consigo diversos objetos, la oscuridad no dejaba ver con claridad como son hasta que de tanto correr las figuras se visualizan en las afueras de aquella gran extensión de flora para aparecer en un interminable y solitario desierto oscurecido por lo avanzado de la noche, ninguna se detiene, siguen su camino.
Sin parar, sin descanso, sin ningún obstáculo que les impidiera avanzar velozmente, aquellas figuras no cedieron en nada para llegar a su destino.
Eran Kuronue, Yomi y Youko Kurama.
En ese momento nadie se hubiera podido imaginar que dentro de algún tiempo los tres serían enemigos, nadie.
"¡¿Lo logramos!" Preguntó Yomi a sus compañeros de aquel robo.
"¡¿Tú qué crees! ¡Mira tus manos y después gira tu cabeza para ver como los dejamos atrás!" Indicó el kitsune plateado cuyos ojos dorados resplandecían con la luz de la luna.
"No se confíen, aún estamos en sus territorios, pero si atravesamos aquel oasis en verdad lo habremos conseguido" Ahora explicó el cuervo emocionado.
Youko Kurama. Ladrón excepcional del Makai, se especializaba en descifrar códigos secretos y en saquear lugares con tesoros de gran valor en cualquiera de los tres mundos, aunque no solía salir demasiado del Makai tenía siempre a su disposición material suficiente para sobresalir tanto en el Reikai como en el Ningenkai. Sus ropas blancas, su largo cabello plateado, aquellas orejas de zorro que son igualmente plateadas como su cola y aquellos enloquecedores ojos dorados, hacían que fuera igualmente un tesoro que cualquiera se atrevería a robar si tuviera la oportunidad. Pero a diferencia de cualquier tesoro, Youko Kurama era como las rosas... tenía espinas, espinas muy poderosas que no dudaría en usar en caso de que algo intentase hacerle daño... cualquier cosa.
Kuronue. Igualmente ladrón experto del Makai, sus poderosas técnicas de ataque y su poder inigualable lo hacían una perfecta máquina de combate, además de poseer una gran agilidad y rapidez, sus planes para entrar a lugares sumamente protegidos eran una estrategia poderosa y una buena razón para no tenerlo como enemigo. Sus ropas color vino sumamente oscuras, sus largas alas de cuervo, su cabello largo del mismo color de la noche sostenido con una coleta y encima de él una visera que se confundía escasamente entre este mismo, unas cintas igualmente envinadas se encontraban alrededor de sus brazos, aquellos ojos violetas que apenas se alcanzaban a notar debido a la oscuridad con la que vestía y aquella gema roja que colgaba de su cuello lo hacían parecer un guerrero imponente... y lo era.
Yomi. Aunque sus habilidades eran intermedias a la de los otros ya mencionados, su frialdad a la hora de la batalla y sus pensamientos de tomar lo más valioso, raro y fuerte al momento de saquear, lo hacían un coleccionista único, no solo lograba obtener información invaluable, sino que lograba aplicarla bastante bien a su favor y en contra de los que se le opusieran. Sus ropas eran bastante tradicionales, un pantalón, una túnica encima, una cinta en su cintura, nada sobresaliente, todo estaba hecho de seda especial resistente a los ataques, aunque a diferencia de los otros él poseía seis orejas y siete cuernos que sobresalían de su cabeza, aparte, igual que los otros su cabello era largo y de un color negro como la tinta, sin mencionar unos ojos negros y brillantes que analizaban todo su entorno en cualquier lugar en el que se encontrara.
No hacía mucho tiempo que los tres se habían unido para comenzar a robar todo lo que pudiesen, joyas, objetos negros, escritos sagrados, información, todo tipo de cosas que en cierto momento se les ha llegado a denominar de 'gran valor'... e incluso han llegado a robar corazones, sentimientos y todo tipo de emociones por parte de sus 'víctimas' sin ninguna compasión hacia ellas.
Los perseguían, Yomi había averiguado la ubicación de una antigua fortaleza que se encontraba oculta en el Makai y juntos habían decidido el ir a saquearla y despojarla de sus recursos más valiosos. Consiguieron varios planos internos y trazando una ruta inteligente entraron y salieron como si nada, mas uno de los guardias los vio... eso no había sido planeado.
Solo treinta metros y saldrían victoriosos, solo treinta metros y podrían irse con su botín, solo treinta metros y ya no los podrían seguir...
Pero de la nada unas figuras se pudieron observar no muy lejos de nuestros ladrones...
Los habían encontrado y ahora los perseguían.
"¡Hay que deshacernos de ellos!" Exigió el cuervo.
"¡¿Quién se ofrece!" Preguntó el kitsune con una sonrisa.
Silencio en el desierto... faltaban veinte metros y los que les perseguían ya estaban demasiado cerca, un poco más y los tenían, sin embargo, el cuervo y el kitsune miraron insinuadamente a Yomi.
"¡¿Por qué todo yo!" Preguntó irritadamente Yomi deteniéndose y mirando fijamente a los que les seguían.
Sosteniendo con un brazo los pergaminos que él traía consigo, elevó su otra mano hacia el cielo y de inmediato una espantosa tormenta se presentó en aquel desierto desolado, rayos y truenos potentes caían desde cielo a la tierra y utilizando su poder, Yomi hizo que varios de estos elementos naturales se unieran y atacaran a todos y cada uno de los guardias que los seguían, carbonizándolos completamente y no dejando más que polvo como sus restos.
Habiendo terminado su trabajo dio media vuelta para cruzar aquella frontera que los habitantes de la fortaleza recientemente saqueada por alguna razón, no podían cruzar.
"Has mejorado Yomi"
"He practicado... ¿Tú que trajiste Kuro?"
"Estos zafiros, dicen que pueden llegar a servir como un magnífico escudo, con el hechizo adecuado claro"
"¿Y tú Youko?"
"¿Recuerdan a las chicas que estaban en aquella habitación?"
"¡No puede ser! ¡Lo hiciste de nuevo! ¡Eres un inútil!" Exclamó un cuervo molesto.
"¡No puedo creer que hayas desaprovechado esta excelente oportunidad solo para acostarte con ellas!"
"¡Hey! Para empezar, no solo me acosté con ellas, sino que me traje esto como recuerdo" Casi de la nada el kitsune plateado había sacado un estuche y al abrirlo se vieron diez distintos tipos de anillos.
"¿Son...?" Trató de preguntar el cuervo.
"Sip, son los tan mencionados anillos de los elementos, cada uno representa a un elemento de la naturaleza y te da el don de controlarlo en cierto nivel según tus capacidades"
"Y yo que pensaba que eras un total pervertido"
"Y no lo dudes" Respondió el cuervo.
Yomi y Kuronue estallaron en carcajadas mientras Youko solo los miraba con enojo.
"Cuando terminen regresamos" Dijo un irritado kitsune.
Bien... je... regresemos" Respondió Yomi.
Los tres ladrones se disponían a regresar a sus respectivos hogares con su botín en mano, Yomi regresaba a las imponentes tierras de Gandara, las cuales no tardarían en pertenecerle, Kuronue regresaba a la fortaleza de su padre que no se encontraba muy lejos del hogar de Yomi, quizás solo medio día corriendo era la distancia que las separaba, y al final, Youko regresaba a sus andadas, él no tenía un hogar fijo, simplemente iba a donde se le antojara, a veces iba con Kuronue, a veces se encontraba en bosques reconocidos del Makai, a veces visitaba las ciudades y algunos pueblos; solo se sabía que siempre iba a estar ahí cuando lo buscasen.
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"Kurama" Llamó el cuervo a su compañero que había decidido quedarse en una cuerva profunda en el bosque negro, no había sido difícil encontrarlo, después de seguir cierto rastro imperceptible que había dejado cuidadosamente el kitsune, el cuervo logró localizar uno de los tantos escondites de Youko Kurama.
Al cuervo le asombró ver el nuevo 'escondite' de su amigo, había camuflado hasta la perfección una diminuta cueva que a lo lejos aparentaba ser un lugar horrible e inaguantable, entró y caminó hasta que logró ver al kitsune recostado en un suave nido hecho con diversas plantas que a simple vista parecían ser bastante acogedoras.
A diferencia de lo que se esperaba ver en esa cueva, el kitsune proporcionó luz y calor a la diversa variedad de plantas que había alojado en su 'escondite'. Rayos de sol cálidos y agradables entraban en varias zonas de la cueva para nutrir a la flora que manipulaba el Youko; a pesar de encontrarse bajo la tierra, el kitsune hizo arte su maña para manejar todos los elementos útiles a su disposición.
"¿Qué sucede?" Preguntó mirando con curiosidad a su invitado.
"Recibí un mensaje de Yomi, dice que ha logrado descifrar los pergaminos que se llevó consigo en el último asalto y afirma que acaba de encontrar el lugar en donde se encontraba la ahora extinta civilización del fuego, pero no está seguro de lo que podamos encontrar en ese lugar, según los rumores, todos los que eran parte de aquella civilización y que se encontraban en la ciudad en la que habitaban desaparecieron de un día para otro, se rumora que tratando de proteger u ocultar algo"
"Interesante..." Un brillo de emoción apareció en los ojos del kitsune.
"Mañana al mediodía en donde siempre" Fueron las últimas palabras del cuervo antes de desaparecer entre las sombras.
"Mañana..." Repitió en un susurro el kitsune mientras se acomodaba mejor en aquel cómodo nido y optaba por descansar un poco.
En realidad no sabía cuando iba a comenzar el próximo saqueo, así que prefería descansar y soñar con lo que se encontraría para robar en su siguiente asalto.
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Al día siguiente, se podía sentir un clima soleado y al parecer calmado, dos figuras corrían a campo abierto a una velocidad inigualable, eran Kuronue y Youko Kurama. Continuaron su camino sin parar hasta llegar a un voluptuoso lago, se podía ver como la fuente de agua cristalina era una cascada que estaba conectada a un río superior y les proporcionaba aquel líquido vital; el kitsune y el cuervo saltaron sobre varias rocas que sobresalían de las puras aguas y ambos se detuvieron encima de una que se encontraba justo enfrente de la cascada, el agua solo llegaba a mojar refrescadamente sus ropas, mas no iban a quedarse ahí mucho tiempo.
"Basho (Sitio / Ubicación / Lugar)" Dijo el cuervo.
Ante las palabras del cuervo la cascada dejó de fluir y al detenerse una roca apareció tras la antigua cortina de agua, de un salto ambos ladrones se colocaron frente a la roca y con solo tocarla esta se movió hacia un lado con intención de abrirles paso a través de un pasillo que los conduciría a las profundidades de una cueva.
Ambos ladrones comenzaron a caminar por aquel lúgubre pasillo, solo unas cuantas antorchas de fuego azulado iluminaban su camino pero pese a que la iluminación era escasa, todo era perfectamente reconocido por las dos esencias.
Caminaron algunos minutos hasta que llegaron al aparente final de aquel camino, una barrera negra les impedía continuar. Kuronue sacó de entre sus ropas una pluma negra que fue rodeada por un aura roja que despedía un calor agradable para los ladrones, y al acercarla a aquella barrera de energía negativa, en instantes esta desapareció abriendo paso a los ladrones y reapareciendo cuando éstos terminaron de pasar por ella. Su misión era bloquearle el camino a aquellos que intentaran entrar a aquel 'escondite' sin la autorización de sus 'propietarios'.
Cincuenta pasos bastaron para que los ladrones llegaran a su destino, un último campo de fuerza que era técnicamente invisible les impedía llegar con su camarada, el Youko sacó de entre sus ropas blancas una diminuta semilla roja que, igual que la pluma, comenzó a irradiar calidez mientras que una aura verde la rodeaba, y la acercó a aquel cristalino campo, este de inmediato desapareció.
Cada ladrón poseía un 'pasaporte' para poder llegar a su 'bóbeda', a aquel lugar en donde guardaban casi todo lo que robaban; habían pactado tres objetos para que actuaran contra las barreras de energía, Kuronue pactó una pluma negra como la noche, Youko una semilla roja como la sangre, y Yomi una piedra azulada como el cielo. Ellos eran los únicos que tenían conocimiento de aquel lugar y de la forma de cómo llegar a él.
"Ya era hora" Dijo Yomi sin dejar de ver unos planos que se encontraban sobre una mesa de fino mármol.
La habitación había sido decorada con los gustos más exquisitos de aquellos ladrones, varias antigüedades y objetos únicos con gran valor se encontraban en ella. Cuadros, espejos, gemas, piedras preciosas, sillas, mesas, cojines, adornos, plantas, solo les hacía falta poner en algún lugar los sentimientos y corazones que habían robado.
"¿Qué has encontrado?" Preguntó el kitsune mirando también los planos.
"Calculo que está a tres días de distancia desde aquí, y no tengo idea de las trampas que haya en aquel lugar, tengo cierta idea de su interior pero... no confío en nada"
"En ese caso habrá que arriesgarse, vale la pena lo que está ahí dentro, ¿no?" Dijo el cuervo.
"Completamente, una ciudad entera terminó destrozada para proteger al Makai entero de un mal que ellos mismos habían causado, pero el resultado no fue muy distinto a la destrucción, o al menos eso dicen, también se rumora que fue por el abuso del poder, los youkais de fuego que vivían en ese lugar, en ese momento en el que estaban a punto de alcanzar la gloria terminaron muertos, desaparecidos... nadie sabe porque; aún siguen existiendo algunos aunque cada vez son más y más escasos" Contestó Yomi.
"Se dice que el Makai pudo haber sido destruido el mismo día en que expiró esa civilización"
"Nos veremos en el centro del bosque mañana al mediodía, recomiendo que se lleven las mejores armas que tengan por si acaso" Declamó el kitsune dando media vuelta.
En cuestión de segundos los tres ladrones desaparecieron de aquel lugar secreto en donde nadie más podía entrar para prepararse y realizar su misión con éxito.
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Al día siguiente las tres apariciones se vieron atravesando el bosque entero en dirección al suroeste, rápidos, seguros, ninguno bajó la velocidad y continuaron su camino sin descanso alguno. El trayecto parecía mucho más corto según las palabras de Yomi, pero a lo largo de este se fueron encontrando con varios obstáculos que les impedían temporalmente el paso. Cascadas, barrancos, caminos inestables, youkais que parecían ser igualmente ladrones que intentaron atacarlos, nada tuvo el poder necesario para detener el delito que los ladrones iban a cometer.
Después de cuatro días de correr y atravesar obstáculos sin detenerse, los ladrones se detuvieron no a descansar, sino a contemplar la ciudad en ruinas la cual era su objetivo. Edificios caídos, casas entre escombros, algunos cadáveres tanto en las calles como entre las rocas... nunca se supo lo que en realidad pasó ya que los únicos testigos de las acciones llevadas a cabo en aquella zona ahora están en un lugar en donde nadie los puede escuchar.
Yomi sacó los planos que había llevado consigo y las traducciones que había conseguido de aquellos pergaminos antiguos tras varios días sin dormir. Los examinó minuciosamente y les indicó tanto al cuervo como al kitsune, que su principal objetivo se encontraba en un edificio enorme al centro de lo que alguna vez fue una ciudad; aquel edificio al parecer antiguamente fue un templo para resguardar y honrar a la fuente principal de energía en aquella zona, era un lugar respetado pero no precisamente puro o sagrado, más que eso, simplemente era de mucha importancia.
"No se confíen... la civilización del fuego era famosa por tener alta tecnología y armas poderosas a su disposición, si no tenemos precaución al momento de entrar de seguro terminaremos muertos" Las palabras de Yomi eran acertadas.
El kitsune tomó una roca y al lanzarla y que esta chocara con lo que anteriormente era una vivienda, fue atacada por varias esferas de energía que salían desde las mismas entrañas de la tierra.
"Debe de ser el mecanismo defensivo que está conectado al templo desde la parte inferior... ¿Se imaginan cuánto conocimiento se ha de haber requerido para lograr manipular la tierra de esa manera?"
"Te aseguro que nada de esto es permitido por las leyes naturales... no me sorprendería que estas personas hayan hecho un trato con la misma oscuridad... ¡Un momento!" El kitsune había recordado algo.
"¿Qué sucede?"
"¡¿Kuronue qué no lo vez!"
"¿Ver qué?"
"Mejor no me hagan caso... no estoy seguro de mis sospechas" El Youko ya no quería más reclamos ni discusiones, solo quería entrar, y sin decir otra palabra comenzó su camino hacia la entrada de aquel lugar en ruinas... dudaba, pero tenía una ligera idea de lo que se podrían encontrar en aquel lugar.
"¡Idiota! ¡Espéranos!"
Caminaron hasta que el Youko fijo su vista en el suelo para ver donde comenzaban las calles pavimentadas y por consecuencia la marca de que ahí iniciaba la ciudad.
"Kuro, los zafiros" Dijo el Youko dando media vuelta para ver a su amigo quien había sacado tres zafiros, los sostuvo y tras mencionar un corto hechizo le entregó una a sus compañeros.
"Funcionarán por una hora, es el máximo que pueden ofrecer por ahora, aún no he logrado encontrar el hechizo correcto para su funcionamiento permanente" Advirtió el cuervo mientras una aura azul lo cubría y lograba entrar en los territorios de aquella civilización tras que recibiera varios ataques por parte de al tierra que se encontraba semidestruida.
"¿Por dónde Yomi?"
"El camino más corto se encuentra... por aquí" Dijo mientras veía un sendero que por alguna extraña razón había quedado lo suficientemente libre para poder atravesarse sin mucho problema a diferencia del resto del lugar.
Los tres ladrones comenzaron a transitar por aquel extraño sendero que parecía haberse hecho especialmente para ellos. A lo largo del camino vieron varios esqueletos fuera del camino al parecer, tratando de huir de él, sin embargo no lo lograron. Aparte, se sentía un ambiente cada vez más y más pesado según iban avanzando, se podía sentir como el ambiente se iba tensando hasta que los ladrones se detuvieron... algo no andaba bien.
"¿Por qué no nos atacan? Creí que opondrían más resistencia" Yomi se había puesto en guardia.
"Falta poco... pero lo que dices es verdad, parece que solo esperan a que los zafiros pierdan su poder" En las manos de Kuronue se pudieron ver dos cuchillas bien afiladas.
"Tengan paciencia, se que es difícil que esta atmósfera pero... ya estamos cerca, solo nos quedan cincuenta minutos para que los zafiros se deterioren y aún tenemos que llegar al centro de aquel templo" Youko había dicho palabras sabias, pero eso no evitó que tomara una semilla de su cabello.
Continuaron caminando, de repente, el cielo se tornó rojo y un temblor comenzó a sacudir la tierra sin compasión.
"¡No se separen! ¡Eso es lo que quieren!" Yomi había comenzado a correr, los tres tenían que llegar al templo lo antes posible.
¿Quién quería separarlos? Todos podían percibirlo, no habían estado en tantos robos para nada, sin embargo la identidad de su 'atacante' era incierta.
Nuevamente bolas de energía habían comenzado a atacarlos, pero, éstas eran mucho más poderosas y ahora habían llegado a empujar a los ladrones según la parte del cuerpo en la que golpeaban.
"¡Corran más rápido!" Kuronue había comenzado a aumentar más su velocidad.
Habían medido la resistencia de aquel campo de energía que resguardaba perfectamente bien a los ladrones, iban aumentando el poder de sus ataques de tal manera que afectaran cada vez más a los receptores de aquellos golpes... lo estaban consiguiendo y poco a poco iban hiriendo a los intrusos.
Kuronue se detuvo y encaró a las esferas de energía que los perseguían, elevó su poder demoníaco y contraatacó con sus propias esferas de energía evitando que otra esfera lanzada por el enemigo los tocara. No se detuvo hasta que vio que sus compañeros ya estaban cerca de las puertas del majestuoso edificio y siguió su camino evitando vagamente los ataques que le eran lanzados.
Tras varios golpes y empujones por parte de aquellas esferas, los ladrones lograron llegar a su objetivo, Youko quien fue el primero en llegar a la meta abrió la puerta y la cerró después de que Yomi y Kuronue la atravesaran. Se detuvieron para recuperar un poco el aliento y sentirse un poco más seguros después de aquel buen recibimiento.
"Nos estaban probando, ¿aún hay gente qué pueda controlar el mecanismo de defensa aquí?" El enfado de Kuronue era bastante visible.
"No hay nadie, ¡sería ilógico! ¿Tantos años de no ver la luz, tanto tiempo de aislamiento? ¡Es absurdo! Debe de ser otra cosa, me niego a creer que aún hay vida en este lugar desolado" Yomi estaba completamente convencido.
"Recomiendo que estemos preparados para todo... miren esto" Youko mostró su brazo derecho en el cual había una diminuta herida que parecía haber sido hecha con una daga "Hay algo que estos habitantes no querían que se viera por otros ojos que no fueran los suyos... hay una mente detrás de esto y está midiendo nuestras capacidades, si ya llegó a esto, el campo de energía nos será inútil en poco tiempo"
"Entonces no hay que perder tiempo" Dijo Yomi comenzando a caminar, si alguien podía dirigirlos en esta 'excursion' era él.
A diferencia del resto de la ciudad, el templo estaba completamente intacto por la parte interna, no había ningún rastro de aquella destrucción que había arrasado con toda la ciudad, e incluso estaba todo... muy limpio. No se parecía en nada a lo que cualquiera se podría imaginar al ver el edificio por fuera.
"Esto es muy extraño... ¿Por qué sólo aquí? ¿Esto fue lo único qué se salvo? No tiene sentido" Dijo el cuervo extrañado.
Siguieron caminando y en el suelo una especie de libro con varios tipos de símbolos en él les llamó la atención, parecía una especie de escritura perteneciente a esa civilización que no había desaparecido recientemente, ese acontecimiento se había efectuado hace unos cuantos siglos atrás.
"¿Puedes leerlos Yomi? Solo logro entenderlos a medias" Admitió el kitsune mirando como su compañero miraba el libro con mucho interés.
"No sabía que utilizaban la simbología Dodai... es la más antigua que se conoce, descuiden, la conozco a la perfección. Parece que esta cosa es un diario... creo que de uno de los que dirigían este lugar" Yomi comenzó a hojear las hojas con la intención de traducirlas según el orden en que encontraba la rara escritura...
A veces Yomi murmuraba pequeños párrafos del texto como:
-"El poder del fuego ya lo hemos dominado, sin embargo una nueva puerta hacia la superación se ha abierto a nosotros desde que aquel objeto apareció en nuestro camino... Las otras ciudades ya se han sumido ante nuestro poder aunque son pocos los que pueden controlarlo... ... ... Ya no estoy seguro de esto, todos en la ciudad han cambiado demasiado, algunos se han ido de aquí y yo pienso hacer lo mismo, dejaré de escribir en este diario y se lo heredaré a mi mejor amigo, él no quiere venir conmigo a conocer el Makai; ha optado por unirse a un entrenamiento y aumentar su poder demoníaco y tener la posibilidad de manejar el objeto oscuro... ... ... Mi mejor amigo se ha ido, sin embargo, yo seguiré con lo que él no terminó; me he acercado cada vez más y más a mi meta, pronto podré controlar aquella fuente de poder negra... Me uní al grupo de investigación y encontramos que..."
"¿Y bien?" Preguntó el cuervo después de ver como su compañero cerraba el libro.
"Estaban desarrollando algo, utilizaban una fuente de energía negra... no se menciona cual, sin embargo, todo me resulta extraño, las inscripciones terminan diciendo que 'el día es hoy', algo así como que 'hoy cerrarán el trato'... iban a hacer un pacto... creo que con la oscuridad. No dice en qué termina ni qué hicieron o exactamente lo que iban a hacer... quizás el autor de este diario no pudo terminar de explicar todo por alguna razón" Yomi tiró el libro, sin embargo el Youko lo tomó y lo introdujo entre sus ropas silenciosamente.
"Sea lo que sea ya sabemos el final de ese dowa (cuento de hadas), mejor ya no perdamos más tiempo y sigamos nuestro camino" El cuervo ya tenía intenciones de irse.
"Espera Kuro, ¿Yomi qué es eso?" El Youko había señalado un pasillo que mostraba al final de este una gran concentración de energía negativa.
"Es... en donde está lo que buscamos"
Atraídos por el misterio y la ambición de poder tomar la fuente de poder que fue capaz de terminar con la existencia de casi una civilización entera, los ladrones continuaron caminando hasta llegar a la puerta que los separaba de aquel 'tesoro'. Yomi se acercó a esta e intentó abrirla pero estaba cerrada con un fuerte seguro, al no querer esperar más reunió parte de su poder demoníaco y destrozó su último obstáculo para dejarlos ver el misterio de aquel lugar.
"Youko, dime que lo que veo es verdad" Dijo el cuervo completamente asombrado.
"No sabía que ellos lo tenían" Dijo Yomi igual de anonado por lo que él y sus compañeros estaban presenciando.
"Se creía perdido... olvidado en el tiempo... pero lo hemos encontrado... el Ankoku..."
Glorioso, el objeto negro resplandecía con un aura negra que lo cubría, el poder más cercano a la oscuridad yacía frente a ellos. La representación máxima de este tenebroso elemento. El Ankoku... aquel objeto parecía más un adorno que una arma de destrucción masiva. Con una gema roja brillando en su centro y tres picos que sobresalían del material negro no hacían que llamase más la atención que un collar de oro puro con diversas joyas incrustadas en él.
Ya nada los separaba de su premio, uno de los tesoros más idolatrados de todo el Makai, no, de los tres mundos... estaba a solo unos pasos de distancia.
Corriendo los tres se dirigieron hacia aquel tesoro, pero una barrera de energía maligna creada por el mismo Ankoku les impedía completar su tarea.
"A un lado" Yomi no iba a dejar que un simple campo de energía impidiera que tomara aquella representación de la oscuridad "Yo me encargaré de esto" De sus ropas había sacado un pergamino blanco.
"¡¿Sabes lo qué puede ocurrir con eso! ¡Yomi te puedes matar al momento de usarlo! ¡¿De dónde diablos lo sacaste!" El cuervo conocía muy bien aquel papel con escritos sagrados... no era del Makai.
"Lo sabes Kuro, los tres sabíamos el riesgo al momento de comenzar a robar, si tengo éxito habremos llegado a la cumbre del éxito... no creo que volvamos a tener la oportunidad de volver a robar algo de este valor nunca más"
Después de las palabras de Yomi, un silencio invadió toda la habitación, el Ankoku aparentaba estar esperando a que lo tomasen... era algo prohibido.
"Es tu decisión Yomi. Si ese pergamino falla no creo que otra cosa pueda abrir ese campo si has tomado la decisión de usarlo... solo te deseo suerte"
"Gracias Kuro"
"Yomi..."
"Nos quedan menos de diez minutos, tengo que darme prisa Kurama" Con el pergamino en su mano derecha entre sus dedos índice y cordial, Yomi se acercó al campo de energía y lo colocó frente a él mientras cerraba sus ojos y... comenzaba a rezar.
"Kurama..."
"Fue su decisión, lo que está haciendo sólo lo afectará a él"
Cuando Yomi terminó, una aura pura lo rodeaba, el pergamino había adquirido el don de la purificación, si Yomi utilizaba cualquier tipo de energía negativa la aura purificadora del pergamino en lugar de limpiar al campo de energía constituido por poderes malignos lo iba a eliminar a él. Yomi dominaba hábilmente aquel poder puro sin ensuciarlo con la oscuridad de su poder. Colocó el pergamino sobre el campo de energía y este fue debilitando el poder del Ankoku.
Yomi estaba haciendo uso de su energía vital para controlar al pergamino, si el poder de su vida se agotaba, lo mismo iba a suceder con el control sobre el pergamino y como consecuencia este lo iba a absorber. Sin embargo el Ankoku al parecer, no estaba preparado para enfrentarse al poder de la luz y fue cediendo más rápido que la energía vital de Yomi.
"Lo está logrando"
"Un momento... ¡Kurama mira!"
El Ankoku se estaba revelando, de la nada su poder comenzó a crecer de sobremanera y el poder de Yomi se debilitó considerablemente. El Ankoku estaba recuperando terreno y en el intento de Yomi por recuperarlo podría morir sin duda alguna.
"¡Kurama!"
"¡Si!"
No iban a dejar que el tesoro más preciado con el que tuvieron la suerte de toparse se les escapara de las manos.
Los otros dos ladrones tomaron el pergamino junto con su camarada y comenzaron a enviarle su energía vital.
"¡¿Qué diablos hacen! ¡Largo de aquí!" Exigió Yomi al ver lo que hacían sus compañeros.
"¡No seas idiota y concéntrate! ¡Tú solo no vas a poder contra algo tan antiguo y poderoso imbécil!" Gritó el cuervo.
"¡Váyanse! ¡Pueden morir! ¡No sean estúpidos y lárguense!"
"No nos subestimes maldito"
Un dolor intenso invadió a las tres apariciones, entre los tres lograban proporcionar una gran cantidad de energía vital, pero aún no era suficiente.
"Aún... aún pueden irse" Apenas logró pronunciar Yomi.
"Yo no regresaré con las manos vacías... ¿y tú Youko?"
"Si nos vamos así... a la larga preferiría estar muerto" En el fondo los tres pensaban de la misma manera.
Después una luz blanca inundó toda la habitación imposibilitando ver el resultado de aquel 'confrontamiento' entre los tres ladrones y el antiguo tesoro de una civilización ahora extinta.
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El Youko recobró el conocimiento, aunque ya había abierto los ojos permanecía recostado en el suelo... se vio en una tierra color rojiza, completamente desolada y donde las corrientes de aire eran lo único que parecía moverse; se había debilitado de sobremanera ya que utilizó gran parte de su energía vital para poder, un momento... ¿Lo lograron?
Se levantó para ver como sus compañeros combatían sin descanso, Kuronue tenía sus cuchillas en ambas manos y Yomi poder demoníaco rodeando sus puños.
"¡¿Qué creen que hacen! ¡Deténganse ahora!" Exigió el kitsune, pero ninguno de sus compañeros se preocupó por escucharlo.
Los ataques que se lanzaban mutuamente Yomi y Kuronue no estaban en su capacidad máxima, pero eran lo suficientemente poderosos para dañar fuertemente al oponente en las condiciones en las que ambos se encontraban.
"¡Deténganse! ¡¿Por que hacen esto!" Había algo... ¿Qué era?
Yomi y Kuronue no se detenían, no dejaban de atacarse, si no paraban no pasaría mucho tiempo para cuando ambos ya estén muertos. Sin embargo había algo, algo que estaba justo detrás de ellos... se sentía algo oscuro... era...
Un objeto negro se encontraba justo en medio del campo de batalla.
Era el Ankoku.
"¡¿Por qué no se dan cuenta que esa cosa los esta influenciando! ¡Kuronue! ¡Yomi! ¡Despierten!" ¿Por qué se empeñaban en ignorar de esa manera al kitsune?
Ya se podía dar una buena idea de porque algunos de los habitantes de esta ciudad comenzaron a retirarse de esta misma, como se mencionaba en el diario, las personas iban cambiando... seguramente igual que cambiaron Yomi y Kuronue, todo era por causa del Ankoku, el kitsune tenía enfrente de él una fuente sumamente poderosa de poder sin embargo el precio por ella era demasiado alto.
Tenía que ponerle un fin.
Corriendo se dirigió al Ankoku con toda intención de destruirlo y terminar con lo que algún idiota habría comenzado. Sus camaradas se estaban peleando por esa fuente de poder y si eso terminaría con la muerte de alguno, al final el Youko prefería desaparecerla ahora mismo.
Olvídense de la gloria, la fama, el éxito... ahora eran las vidas de sus amigos las que corrían peligro sin mencionar la desintegración de aquel grupo de ladrones astutos.
Sólo unos cuantos metros lo separaban del Ankoku cuando dos ataques sumamente fuertes para el estado en el que se encontraba su cuerpo lo atacaron.
"¿Qué crees que estás haciendo Kurama? ¡Yomi y yo estamos discutiendo quien se va a quedar con eso y tu no vas a interferir!"
"¡Mantente alejado de esto Youko!"
El poder los había cegado completamente a ambos, el kitsune no comprendía bien la situación, algo debió de haber pasado cuando él no tenía conocimiento para que ambos ladrones se descontrolaran de esa manera y pelearan por el Ankoku a muerte.
El Youko optó por que ambos pelearan hasta que ya no pudieran más, no creía que llegaran a matarse mutuamente, así que esperó hasta que Yomi y Kuronue quedaran exhaustos sobre el seco suelo.
En poco tiempo lo que esperaba el ladrón plateado se volvió realidad.
"Les propongo algo" Comenzó a decir el kitsune acercándose a ambos guerreros cansados "Yo no tengo ninguna prisa por poseer aquel objeto negro, así que ambos se lo pueden disputar. Creo que ambos están en las mismas condiciones y tienen la misma oportunidad, el que llegue primero al Ankoku en este preciso momento gana, ¿qué les parece?"
En segundos Yomi y Kuronue corrían desesperadamente en dirección al Ankoku. Secretamente habían hecho el acuerdo que les había propuesto Youko sin embargo ellos no sabían que el kitsune ya tenía una semilla incrustada en el objeto negro lista para destrozarlo cuando su amo lo señalara. El kitsune esperaría a ver el resultado de aquella 'carrera' y en caso de que se requiriera, destrozaría al Ankoku y nada lo iba a detener.
Al llegar a la 'meta' hubo un imperdonable empate, así que una lucha cuerpo a cuerpo dio comienzo ahí mismo. El Youko ya iba a destrozar el Ankoku que seguramente se estaba alimentando de la energía de sus dos compañeros pero en ese momento Kuronue le dio un puñetazo a Yomi dejándolo fuera de la jugada.
"Gané... Yomi te gané..." Dijo mientras pesadamente se ponía de pie con su 'trofeo' entre las manos.
"No lo creas cuervo... ganaste la batalla pero no la guerra" Una mirada maliciosa había surgido en los ojos de Yomi.
"¿De qué hablas Yomi? ¡Te gané! ¡Admítelo!"
"¡Olvídalo! ¡Yo hice casi todo el trabajo! ¡Sin mí nunca habrías tenido la oportunidad de tener el Ankoku en tus manos!"
"¡Cállate! ¡Si no fuera por mí y por Youko tú en estos momentos estarías bien muerto! ¡Aunque debí de haberte matado hace mucho tiempo maldito!"
"¡Ya tendrás tu momento en la batalla!"
"¡¿Ahora de qué rayos hablas!"
"A partir de este momento Kuronue, cuídate la espalda que ya no somos compañeros y mucho menos amigos... sólo prepárate" Una fuerte corriente de aire azotó las áridas tierras en las que se encontraban y al ceder la tormenta de arena causada por ese viento Yomi ya no estaba.
"¿Y ahora qué?" Preguntó el kitsune a su amigo.
"Yomi me ha traicionado... ya no hay nada que hacer aquí" El cuervo comenzó a caminar en dirección a casa.
El kitsune dirigió una última mirada a lo que quedaba de aquella ciudad en ruinas y se sorprendió al no ver las ruinas, no había nada... el Ankoku había creado una ilusión, pero eso no era lo que le preocupaba, sino que esas aparentes 'ilusiones' eran demasiado reales.
'-'
Después de un mes el padre de Kuronue murió aparentemente por la vejes y después de eso no tardaron en averiguar que Yomi se había apoderado de las tierras de Gandara.
Ahí mismo fue cuando este les declaró la guerra, a Kuronue y a Youko Kurama.
FIN DEL FLASH BACK
"¿Puede saberse qué es lo que quieren de mí? Si tuvieron el valor de venir ustedes solos es porque no tienen pensado atacarme... por ahora" El chico era listo, al parecer ya no era tan estúpido como antes.
"Solo venía por una cosa, si te interesa o no ese ya es tu problema" Ahora, tenía que encontrar las palabras adecuadas "Tengo una proposición que creo que encontraras favorable"
"Ah, ¿si? ¿Qué puede ser?"
"Un año"
"¿Un año?"
"Un año para reunir a lo más poderoso que podamos conseguir, un año para mejorar lo bueno que ya tenemos, para buscar y entrenar a buenos talentos... un año para que vayas pensando a quien le vas a heredar todo lo que tienes ya que cuando termine contigo no vas a necesitar nada material a donde te vas a dirigir" No era una advertencia, todo era verdad.
"No me hagas reír Kuronue. Sin embargo, tu idea me parece fascinante, ¿me estás diciendo que todo terminará en un año? ¿Qué en sólo un año tengo la probabilidad de echar cien a la basura? Todo lo que tengo lo puedo perder, pero también puedo ganar mucho... no sé que quieres conseguir o lograr en un año, pero ten por seguro que no me tomarás desprevenido. Acepto tu propuesta si eso es lo que quieres saber"
"Entonces me largo, no tengo porque estar aquí más" Dije poniéndome de pie y comenzando a andar hacia la salida con Kurama detrás mío.
"¡Kuronue!" Solo me detuve en medio de la puerta "Prepárate... en un año uno de los dos va a morir y no tengo planeado ser yo" No dije nada y salí tanto de aquel cuarto, como del castillo de Yomi.
"Kurama"
"¿Si?"
"No descansaremos en un año, ya lo escuchaste, yo tampoco tengo planeado morir"
"Yo tampoco Kuro…"
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Tiempo de llegada... 25 de Marzo del 2005, Viernes, 11:54 pm
LO SÉ! NO TENGO EXCUSA!
Sin embargo, comprendan que MI-CEREBRO-ESTABA-COMPLETAMENTE-SECOOOOOOO
Hasta que de la nada se me prendió el foco y pude terminar al fin el capítulo.
Les recomiendo algo a los escritores, quizás a algunos les resulte y quizás a algunos no, esto es lo que últimamente he estado haciendo y creo que me está ayudando a la vez que hace que los lectores tengan sus capítulos más tarde, yo tengo otro fic aparte, es en el que me estoy concentrando en un 98 por ciento y el que me está ayudando a relajarme, con ese fic yo me puedo tardar lo que quiera porque no tengo la presión de que alguien quiere leerlo, pero tengo la presión de que alguien quiere leer la continuación de otros fics que tengo... pero no me preocupo porque se que los lectores comprenderán que un buen fic no se hace de un día para otro. En otras palabras: Estoy escribiendo otro fic pero no lo he publicado, y de hecho, no lo haré hasta que esté completamente terminado.
Digamos que es una recomendación por parte de Alex-Wind.
Espero que me perdonen si ahora no respondo reviwes, espera la comprensión de los lectores/as / escritores/as. Me ha pasado cada cosa -.-
Trataré de actualizar pronto!
