El señor de los anillos, personajes y elementos no me pertenecen.
Capitulo 2 Espadas y sangre
El sol acababa de salir en la ciudad blanca, alumbrando cada rincón. El árbol blanco parecia levantarse en orgullo ante la presencia de la luz. Las personas despertaban para realizar sus actividades diarias... aunque algunos ya se habían levantado antes que sol saliera.
En la área de entrenamiento se encontraban 3 personitas entrenando con la espada, los hijos del senescal. Boromir, el mayor, estaba pegándole a un monigote de paja mientras los otros dos practicaban entre ellos.
Faramir tenía la batalla ganada desde hace mucho pero le daba tiempo a su hermana para que intentará atacar. Esperaba en vano, porque Signi entre más pegaba con la espada más se cansaba. Elevó la espada, cuando Faramir bajó la guardia, iba a ser un golpe seguro al hombro. Pero el peso de la espada hizo hacer caer a la chiquilla hacia atrás. Apenas estuvo conciente de lo que había pasado, Signi comenzó a llorar.
-no llores- dijo Faramir agachándose a secarle las lagrimas –Fue un accidente- Boromir se acercó al escuchar los sollozos de Signi.
-La espada es muy pesada- se quejó Signi señalando el arma que descansaba a su lado. Sus manitas estaban ampolladas de tanto sostenerla.
-Aún es muy pequeña para sostener la espada- dijo Faramir dirigiendo su vista a su hermano. –Debemos esperar un poco más- Boromir negó con la cabeza y Signi siguió llorando -¡No llores! – repitio abrazando a la pequeña y regañando a su hermano con la mirada.
-Ella me dijo que quería ser soldado de la ciudadela- se defendio Boromir –debe aprender a usar la espada.
-Tienes razón pero aún no puede con ella ¿qué tal si primero le enseñas movimientos y luego la haces usar una espada real?- opino Faramir, Signi dejo de llorar esperando la respuesta de su hermano mayor.
-No me agrada mucho la idea, pero creo es lo mejor- dijo irritado y encajando su espada en la tierra. Signi sollozo un poco más y agradecio con la mirada. –Pero cuando puedas sostener una espada, ni creas que seré tan flexible contigo.
-Esta bien- dijo Signi ocultándose detrás de Faramir, quien solo bajo la cabeza.
-¡SIGNI!- escucharon, saltando un poco.
-Es Ioreth- dijo Signi poniéndose su capa -¡Ya amanecio! Tengo que ir a las casas de la curación-
-Toma el atajo, espero llegues más rapido que la vieja Ioreth- dijo Faramir, escondiendo la espada que portaba su hermana.
-Si papá se entera que vienes a entrenar con nosotros, nos come- dijo Boromir, apurando a la niña -¡Vamos, corre! Serás una debilucha pero eres muy rapida ¡Vamos! –Signi abrazó rápidamente a sus dos hermanos y salio corriendo entre las callejuelas de la ciudad.
-¿Crees que llegue?- preguntó Faramir.
-Por el bien de los tres, espero que sí- dijo Boromir secándose el sudor de la frente.
-¡Signi!- gritó Ioreth apenas entraba a la habitación. La niña se encogio escondiendo su ropa de entrenamiento, manchada de barro, debajo de la cama de un herido.
-Silencio, Ioreth- dijo ella –EL soldado debe descansar ¿qué no ves que fue envenenado por las armas de los orcos? –agregó llevándose un dedo a los labios. La anciana se ruborizó pero luego vio friamente a la niña. Sabia que algo le ocultaba pero no podía averiguarlo porque habian llegado varios heridos de Osgilialth.
-Ven conmigo- dijo Ioreth –te enseñare a tratar estas heridas- Signi asintió y dejo al herido que atendia para seguir a la anciana. Al ver a los soldados, soltaron un grito de sorpresa, venían muy heridos y prácticamente bañados en su propia sangre. Manchados también por sangre oscura, sangre de orcos. –Creo que hoy llegarás tarde a casa- dijo Ioreth –ahora ve y trae mucho agua y compresas, hay que movernos rapido si queremos salvarles la vida- La niña de ojos dorados, salio en búsqueda del agua y al abrir la puerta, por algun instinto viro la vista hacia el este. Una nube negra recorria aquel territorio y de solo verla le producio miedo.
-¡Signi!- el grito la trajo a la realidad, recordando que tenía que ayudar a esos soldados.
A la hora de la cena, Boromir y Faramir estaban sentados junto a su padre Denethor. Las sillas de su madre y hermana estaban vacias, su madre había ido por su hermana a las casas de la curación pero aun no llegaban.
-Me pregunto porque tardaran tanto- murmuro Faramir, para su respuesta la puerta se abrio. Finduilas iba acompañada de Signi, con una cara de cansancio y la ropa manchada de color rojo y negro.
-¿Por qué tardaron tanto?- preguntó Denethor sin verlas.
-Vinieron muchos heridos desde Osgiliath –comenzó Signi y se sentó a la mesa – Hubo mucho trabajo, varios de los heridos murieron por el veneno de los orcos- agregó mirando la comida mientras la retiraba lentamente. Las escenas de las heridas le vinieron a la cabeza causandole nauseas. Denethor volteó a verla y gruño un poco mirando la ventana que dirigía al este.
-Lo mejor es que vayas a descansar- dijo Finduilas –según Ioreth algunos heridos aun no se encuentran bien y necesitará tu ayuda.
-Necesitarán más ayuda porque los heridos aumentarán- dijo Denethor levantándose de la mesa. Sin decir nada, salio de la habitación. Los cuatro se quedaron viendo la puerta por donde había salido el senescal.
-¿Dije algo malo?- dijo Signi preocupada por la reacción de su padre. Boromir se quedó pensativo.
-No cariño- dijo Finduilas viendo tristemente la puerta. –Será mejor que descanses y ustedes dos también- agregó mirando a sus hijos.
-Mamá.. ya no somos niños- se quejo Faramir.
-para mi siempre lo serán- agregó partiendo de la habitación –los tres se quedaron viendo.
-Perdon por no ir al entrenamiento del arco- le dijo Signi a Faramir –Tampoco creo ir mañana, hay mucho que hacer- se quejo.
-no hay problema, lo mejor que se puede hacer en estos momentos es ayudar a nuestro padre- intervino Boromir, Faramir asintió. –Ve a descansar y no te preocupes si no vas a la practica de la espada –agregó cuando Signi estaba cerrando la puerta.
-¿Iras a Osgiliath? –pregunto Faramir, su hermano asintió -¿y porque no se lo dijiste a Signi? De seguro querrá ir contigo, la hermanita te adora a montones- agregó.
-Es muy peligroso, si tuviera más practica en el arco, posiblemente pero no- dijo Boromir –la proxima vez que vaya, tu iras conmigo. Ya es hora que el ejercito de Gondor vaya teniendo buenos capitanes ¿no lo crees?-
-Ya lo creo- respondio Faramir –Espero que con eso mi padre, me tome más aprecio- dijo apoyando su cabeza en su manos.
-Nuestro padre te quiere- comentó Boromir dándole palmadas a su hermano.
-quisiera que lo demostrará- agregó Faramir mirando el plato vacio que yacia ante él
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Consejo ¡El pasto no se fuma! Miren lo que provoca, fics extraños con una redacción del infierno. Agradecimientos a "that valeria" por dejarme review y por Sauron Kuztab por leer el fic y no llamar al loquero =D muajajajajaja
Namarië!
