EL señor de los anillos y cosas relacionadas no son mias. Personajes originales son engendros de mi mente.

¡al fic!

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Las estrellas aun seguían brillando en el firmamento, dando sus últimos brillos antes que el sol saliera. El viento era fresco, jugando con las capas y abrigos de los guardias que cuidaban de la ciudad. Boromir había despertado temprano y se preparaba para salir hacia Osgiliath. Su caballo y equipaje ya estaban listos pero tenía que cumplir con ciertas cosas antes de poder irse.

Se adelanto al cuarto de sus padres para despedirse pero ellos seguían dormidos por lo que no los interrumpio. Seguió al cuarto de Faramir, éste estaba cambiándose para ir a practicar con la espada. Su hermano sonrio levemente al verlo parado en la puerta.

-Buenos días- dijo colocándose la bota.

-Buenos días- respondio Boromir –Vengo a despedirme- dijo mirando sombriamente por la ventana. Faramir se detuvo y se le quedo viendo. –Además te quiero encargar a Signi, supongo sigue dormida por lo de ayer-

-Cuidaré de ella, no te preocupes.. ¿pero tu estarás bien?- respondió Faramir acercándose a su hermano. Éste suspiro un poco colocando la mano en el hombro de su hermano menor.

-Lo estaré, no dejaré que la ciudad blanca caiga- agregó, Faramir sonrio levemente.

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-Vamos chiquilla ¡Aún faltan soldados por atender!- ordenó Ioreth, Signi tenía ojeras y se movía lentamente. En la noche se había quedado leyendo las utilidades de plantas curativas intentando aprender más y querer ayudar a los heridos. Los soldados se quejaban del dolor y fiebre, Ioreth y las demás mujeres no se daban abasto. Incluso venían voluntarios a ayudar, muchas veces, las esposas o hijas de los soldados.

-Ya voy- dijo en medio de un bostezo. Le gustaba ayudar a los soldados pero a veces se preguntaba cómo sería estar en el campo de batalla.

-Pequeña- dijo un hombre cercano a ella- dame agua, tengo mucha sed-

-Seguro, en un momento- dijo acercando la jarra con agua, sirvio un poco de agua y se la dio al hombre. Este tomó tranquilamente pero al acabar y ver los ojos de Signi grito de terror.

-¿Qué sucede aquí?- pregunto Ioreth asustada al escuchar el grito. El hombre gritaba cosas incoherentes sobre los ojos dorados de Signi, ella se había quedado agazapada mirando con los ojos cristalinos hacia el herido. -¡¿Qué fue lo que hiciste?!- pregunto Ioreth.

-Na..nada- sollozo Signi cerrando sus ojos. Varios soldados que estaban consientes se juntaron a curiosearla, decían cosas que tenía ojos de orco. Cada vez se juntaban más personas a verla, incluso le pedían a gritos que abriera los ojos. -¡ya dejenme!- sollozo.

-basta, basta- grito Ioreth sacándola de la muchedumbre –dejenla en paz- varios se fueron pero otros seguían mirándola. –Fuera, fuera, este lugar es para el descanso de los heridos, no un mercado de curiosos- replico. Sacó a Signi a rastras de las casas de la curación.

-Esos ojos tuyos no me ayudarán mucho con estos heridos- replico –mejor regresa a tu casa y no salgas de allí- agrego alejándose a su trabajo- ya decía yo, esos ojos no son comunes, ahora sé la respuesta ¡ojos de orco, es lo que son!- dijo antes de perderse por el camino. Signi sollozo un poco más, corrio lo más rapido que puso y al detenerse vio que estaba enfrente de un grupo de niños que jugaban a ser guerreros.

-Hey miren- grito uno de ellos al verla –es la niña de ojos amarillos-

-¡Ven, vamos a jugar, tu serás el orco!- bromeo uno provocando la risa de los demás, las lagrimas corrían por las mejillas de Signi. Los niños comenzaron a reírse más fuerte al estar empujándola. Uno de ellos, el más alto y fuerte, la aventó tan fuerte que fue a dar a una charco de lodo.

-¡Basta! ¿qué forma de tratar a una mujer es esa?- escucharon detrás ellos. Un hombre viejo de larga y blanca barba estaba detrás de ellos señalándolos con el bastón.

-¡Es Gandalf!- gritaron unos al verlo y salieron corriendo. Otros bajaron la mirada y se fueron avergonzados. Signi se levantó limpiándose el barro sin abrir los ojos. Gandalf se le acercó para ayudarla.

-vamos, no llores pequeña dama, dime ¿por qué te estaban molestando?- pregunto limpiándole las lagrimas y las manchas de barro de su cara. Ella sollozo un poco pero siguió sin abrir los ojos. –abre los ojos no te voy a lastimar- hablo Gandalf con una voz tranquila. Signi abrio lentamente los ojos, asustada, pensando que el hombre saldría corriendo de terror al ver sus ojos. Para su sorpresa, Gandalf sonrio, una sonrisa tierna que lo hacia ver como cualquier abuelo, entre aquella barba blanca.

-Me..me molestaban por mis ojos, dicen que son ojos de orcos- hablo Signi sollozando un poco.

-¿ojos de orcos? Ellos los tendrán porque no ven más alla de sus narices, estos ojos son diferentes a todos. Pero no todo lo diferente es malo. Para mi estos ojos están llenos de pureza y amor, un gran amor hacia su familia y su pueblo. Eres una personita muy especial- hablo Gandalf mientras tomaba el bastón con las dos manos. –Supongo eres Signi-

-Si, ¿cómo lo sabe?- pregunto ella secando los ultimos rastros de lagrimas en sus ojos. Las palabras de Gandalf le habían levantado el animo.

-Tu padre me habló una vez de ti y contó muchas cosas buenas, aunque dice que no le gusta que tomes clases de esgrima y arco junto a tus hermanos- Signi se sonrojo hasta la punta.

-¡¿Mi padre sabe que tomó clases con mis hermanos?! Si Boromir se entera, se llega a morir- dijo Signi moviendo sus manos nerviosamente.

-Bueno, saber y gustar no siempre van de la mano- dijo Gandalf guiñándole un ojo.

-¿oh? ¡ooohhh! ¡Usted es muy listo, cai en su trampa!- refunfuño Signi.-¿pero de todos modos conoce a mi padre?-

-Oh si lo conozco, aunque no haya hablado de ciertas clases que llevas con tus hermanos, él hablo sobre ti.- respondio Gandalf -¿me acompañas a verlo?- Signi asintió y tomo de la mano de Gandalf para ir hacia donde se encontraba su padre.

-¿usted conoce desde hace mucho a mi padre?- pregunto Signi, quien balanceaba la mano de Gandalf levemente como si de su abuelo se tratará.

-Si, de hace mucho aunque hace mucho que no lo visitaba- contestó Gandalf. –Digamos, antes que él te adoptará- Signi lo miró sorprendido.

-¿y cómo fue que mi padre le contó de mí si hace mucho que usted no lo visitaba?- dijo confundida. Gandal rio levemente.

-Eres muy curiosa y muy despierta, como dije eres alguien muy especial- hablo tranquilamente Gandalf y continuaron caminando.

-Eh.. señor Gandalf, no ha respondido a mi pregunta- hablo Signi un poco temerosa.

-Ah.. bueno no te la he respondido porque aun no es tiempo de contestarla- dijo Gandalf guiñándole un ojo a Signi, ella arqueo sus cejas. Observo los ojos de él por unos momentos y luego suspiro.

-Esta bien- dijo resignada. Gandalf sonrio. Llegaron enfrente del árbol blanco y tuvieron que sentarse a descansar mientras observaban la ciudad. Signi balanceaba sus piernas en la banca de un lado a otro. –Dime Signi ¿te gusta tu ciudad?- hablo Gandalf.

-¡Si! Mucho, la ciudad blanca es muy hermosa- dijo ella con una gran sonrisa en su cara. Gandalf sacó una pipa de entre sus cosas. –Mis hermanos me dicen que ellos siempre cuidarán de la ciudad. Yo también deseo hacerlo, la ciudad es tan bella.- agregó Signi. Gandalf prendio su pipa y dejo salir una gran bocanada de humo.

-Estoy seguro que lo harás- hablo Gandalf. Signi asintió mirando hacia el árbol blanco.

-Oiga señor Gandalf, ¿usted cree que algun día Gondor tendrá un rey?- pregunto. Gandalf giro a verla y un extraño brillo cruzó sus ojos.

-Así cuentan los antiguos relatos. Pero.. si hubiera un rey ¿lo seguirias hasta la muerte?- preguntó él con un tono misterioso que la niña no comprendia.

-Seguro, si es según los relatos este rey será un gran hombre y dirigente para nuestro pueblo.- respondio Signi sin verlo –Tengo esperanzas de algún día conocerlo, porque ese árbol se resiste a vivir. –dijo señalando un pequeñísima hoja en una joven rama. –Nadie cree que el rey regresará, sólo yo lo hago. –termino mirando la hoja. El istari lanzó un aro de humo al cielo.

-Con que una persona tenga esperanzas en un momento de oscuridad es suficiente para volver a ver la luz- dijo levantándose de la banca. –Tengo que ir a ver a tu padre, por mientras sugiero, mi pequeña, que vayas a practicar un poco de arco, si deseas proteger a tu ciudad.- Signi se levantó asintiendo.

-Así lo haré, señor Gandalf- dijo haciendo una reverencia -¡Fue un gusto conocerlo, espero volver a verlo!- dijo antes de salir corriendo hacia donde practicaba arco con su hermano Faramir. El anciano lanzó una ultima bocanada de humo al aire mientras observaba receloso hacia las tierras del este. Las tierras de Mordor.

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-¡Buenas tardes Hermano!- dijo Signi apenas llegó a la zona de entrenamiento con arco. Faramir volteo a verla sorprendido, sosteniendo una flecha en alto, listo para disparar.

-¿y tú qué haces aqui? ¿no deberias estar ayudando a Ioreth en las casas de curación?- pregunto confundido mientras bajaba flecha y arco. Signi hizo un pequeño gesto.

-Ioreth me corrio, dijo que mis ojos de "de orco" no la ayudarían con los heridos.- contesto tomando un arco y colocándose el carcaj en el hombro.

-¿Ojos de orco?- preguntó Faramir un poco molesto. ¡Nadie se atrevería a insultar a su hermanita! - ¿por qué te dijo semejante cosa?-

-Porque uno de los soldados se puso histerico al ver mis ojos, me grito que tenía ojos de orco y por eso Ioreth dice que tengo ojos de orco.- dijo Signi lanzando una flecha que dio fuera del blanco. Tomó otra flecha rápidamente.

-¿pero porque le hace caso a un soldado que ha de estar delirando por la fiebre? – se quejo Faramir –Ya para esta hora, la mitad de Gondor cree que tienes los ojos de orco. Esa tonta es una chismosa sin remedio- agrego irritado. -¡Si tan siquiera Boromir estuviera aquí le dariamos su merecido!- dijo pero luego se tapó la boca arrepetido. Signi volteó a verlo bajando su arco.

-¿Boromir? ¿no está en la ciudad? Dime Faramir ¿a dónde fue nuestro hermano?- pregunto asustada, su hermano nunca se había de la ciudad sin avisarle.

-Se fue hoy en la mañana, no te despertó porque estabas cansada- dijo Faramir tomando de nuevo su arco.

-¿pero a dónde fue?- replico Signi acercándose a Faramir. -¡Dime!- grito tomando el brazo de su hermano. Faramir la miro y ésta soltó su brazo.

-Fue a Osgiliath, ahora es el capitán de las fuerzas de Gondor. Pronto yo también lo seré por que Boromir no podrá controlar todo el ejercito él sólo-contestó lanzando una flecha que fue a dar al blanco. Signi se quedó callada observando la flecha.

-Faramir- hablo después de unos segundos.

-¿si?- contestó él mirándola a los ojos.

-Ya no quiero ser soldado de la ciudadela.....¡Quiero ser capitana de las fuerzas de Gondor como mis hermanos!- dijo con determinación. Faramir sonrió y le dio un arco.

-Pruebate- contestó, Signi asintió y tomó una flecha de su carcaj. Con desición tensó el arco y dejo que la flecha surcará el aire. Sonrio hacia su hermano cuando la flecha hubo dado en el blanco, rompiendo a la mitad la flecha de Faramir. –Ser capitán no es fácil- dijo Faramir.

-No me importa- contesto Signi. Faramir puso su mano en el hombro de la niña.

-La ciudad blanca no caerá nunca porque tendrá a 3 capitanes que cuidarán de ella.- dijo Faramir, Signi sonrio largamente y abrazó a su hermano.

-¡Mi señor!- escucharon a lo lejos, un soldado de la ciudadela iba corriendo hacia ellos.

-¿qué sucede?- pregunto Faramir sin soltar a su hermana. Ella vio al soldado y se estremeció, algo malo había pasado. El soldado tomó aire antes de poder hablar.

-Su madre... está enferma, de gravedad- dijo, Faramir y Signi se abrazaron más fuerte. Se quedaron estaticos y luego tomados de la mano corrieron hasta palacio. Signi dejó caer algunas lagrimas en el camino, sentía dentro de ella que una etapa de sufrimiento cairia sobre su familia y su amada ciudad.

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Repetición ¡El pasto no se fuma! XDDD

Gracias Sauron Kutzab por leer mi fic ;) y el Sauron original pos si saldra pero no en todo su esplendor. Intentaré hacer lo mejor. Bueno hasta la proxima, cuídense y denme lembas xP

Namarië!