Hola! Bueno, éste es el primer fic que hago así que no tengan misericordia a la hora de criticar...se aceptan insultos, críticas, alabanzas, piedrazos, golpes o elogios. Lo que sea, mientras dejen un review!! D Mi intención sería actualizar cada una o dos semanas (sé lo feo que es tener que esperar años por un fic!) pero ya se verá...malditos exámenes! :P
Por cierto, todos los personajes (excepto Sydney y Amy, las amigas de Ginny) y escenarios son propiedad de mi amiga Johanne Kathleen Rowling.
1. El regreso a Hogwarts
Era lunes 1 de septiembre. Por fin. La lluvia caía a raudales mientras cientos de estudiantes subían al enorme tren rojo que se encontraba en el andén 9 y ¾, y otras tantas personas los saludaban con la mano y alguna que otra lágrima. Finalmente, cuando todos estuvieron dentro, el Expreso de Hogwarts inició su incesante marcha. En un compartimiento situado al final del último vagón, varias personas charlaban y reían animadamente.
No puedo creer que este sea nuestro último año en el Colegio – dijo Harry Potter, el niño que vivió, mientras clavaba su mirada en las gotas que se escurrían por la ventana. Él, él mismo había derrotado al Señor Oscuro...el pasado curso había transcurrido tan rápido...primero aquel duelo, el definitivo, en el que casi pierde la vida...y luego un torbellino de sucesos, entrevistas, noticias, festejos, clases (Dumbledore decidió que aprender era una buena forma de celebrar)...y él, siempre él, en el ojo del huracán. La gratitud que sentía hacia sus amigos por no mencionarle su hazaña era infinita. Voldemort era algo del pasado, un recuerdo borroso....y el moreno no quería que fuera más que eso, que una mala pesadilla.
Míralo por el lado bueno, Harry – replicó Ron Weasley – al menos no volverás a ver a Snape-el-grasoso por mucho tiempo!
Ron! No hables así de un profesor! – exclamó Hermione Granger. Ron puso los ojos en blanco. – Y tú, Harry, no te preocupes...recuerda que siempre puedes volver a Hogwarts como profesor, o ayudante de Madame Pomfrey, o....
Sí, pero.... – la interrumpió el chico de ojos verdes –...no sé, no sería lo mismo.
Bueno, Harry, si quieres el año que viene te puedo dar las contraseñas de la sala común, para que vengas de visita de vez en cuando....- dijo Ginny bromeando, con una ligera sonrisa.
Eh, Ginny! ¿¡Qué estás insinuando!? – gritó Ron, mirando primero a Harry y luego a su hermana, quien, como él, era prefecta de Gryffindor.
Todos prorrumpieron en carcajadas. Todos, menos un muchacho rubio que había abierto sigilosamente la puerta del compartimiento sin que nadie se diera cuenta.
Está insinuando que quiere acostarse con el Cara-Rajada-Potter, comadreja...o es que acaso tu mononeurona no es capaz de captar indirectas? – dijo el recién llegado con un tono de sarcasmo en la voz.
Oh, pero si es el "niño rico" alias "Draquin"! – exclamó fríamente Harry, mientras sujetaba a Ron por la túnica para que éste no se abalanzara sobre Malfoy -. Como se nota que no puedes vivir sin nosotros, Malfoy...si no, cómo explicas tus continuas visitas a nuestro compartimiento el día de comienzo de las clases? Debes de tener un síndrome de abstinencia muy fuerte, y no me extraña...tres meses sin vernos te deben afectar mucho el cerebro.
El silencio cayó sobre ellos como si de una tonelada de plomo se tratase. El rubio no modificó en absoluto su expresión, aunque todos advirtieron que su mirada se llenó de odio al contemplar a Harry.
Vamos, Potter, ¿de verdad te crees tan importante? Aunque debo admitir que me "encanta" verlos....no todos los días se tiene la oportunidad de humillar a un cuarteto de idiotas como ustedes....oh, perdón, dije "cuarteto"? Quería decir quinteto...no me había dado cuenta de que estabas aquí, Longbottom – dijo dirigiéndose a Neville, quien ya estaba callado antes de que llegara Malfoy y al verlo entrar se había quedado aterrorizado en un rincón - Lo cual debo decir que es muy extraño...mira que no darse cuenta de la presencia de alguien de tu tamaño... – concluyó, alzando una ceja.
- Cállate, Malfoy! – Le gritó Ginny, poniéndose de pie y con las orejas muy rojas.
El aludido, algo sorprendido por la valentía de la joven, comenzó a contestarle cuando advirtió la flamante insignia de "Premio Anual" que descansaba en el pecho de Hermione.
- No sabes el miedo que me das, Weas...Oh! – exclamó, poniendo cara de fastidio – No me digas que voy a tener que compartir el honor de ser Premio Anual con la sangre sucia de la Granger! Ahora veo por qué te tienen a ti de prefecta, comadrej....
Ninguno de los que estaba en el compartimiento se llegó a enterar de si Malfoy tenía algo más que añadir o no, porque en ese preciso instante Ron, que se había zafado de Harry, se abalanzó sobre él dándole un par de puñetazos. Luego de unos minutos de lucha en los que los demás estaban demasiado sorprendidos como para intervenir, se separaron; el rubio tenía un labio partido y sangrando, mientras que Ron tenía un corte en la mejilla y el ojo derecho de color morado. Antes de que alguien pudiera detenerlo, el Slytherin susurró "me las pagarás, maldito Weasley" y desapareció.
El resto del camino transcurrió normalmente, al menos dentro de lo posible; Ron se encontraba tumbado boca arriba custodiado por Ginny y Hermione, que luego de un rato consiguieron que dejara de sangrar su mejilla y que se deshinchara un poco su ojo: al menos podía abrirlo lo suficiente como para distinguir las siluetas de las dos chicas. Harry y Neville aún se reían de la reacción de Ron; pasado el susto, había que reconocer que el muchacho era muy cómico a la hora de repartir puñetazos...
Cuando el grupo de amigos llegó a las puertas del Gran Comedor, Hermione, a duras penas, logró convencer a Ron de que lo mejor sería dirigirse inmediatamente a la enfermería para asegurarse de que lo de su ojo no era nada grave, así que Harry, Neville y Ginny se despidieron de ambos y entraron al enorme recinto. Los dos chicos fueron a sentarse junto a Dean y Seamus, mientras que la pelirroja se quedó al extremo de la mesa, donde ya la estaban esperando sus mejores amigas.
Hola, Ginny! – exclamó una chica de pelo negro y profundos ojos verdes.
Hola, Sid! Amy...- saludó la pelirroja, dirigiéndose a una chica de pelo castaño y ojos miel. Acto seguido, tomó asiento entre medio de las dos.
Me alegro de verte, Gin! – dijo sonriendo Amy. – Qué tal las vacaciones?
Bueeeeno.....un poco aburridas, la verdad...pero no han estado mal. Luego de todo lo que ocurrió durante el curso pasado...- hizo una pausa –...hemos vuelto a la normalidad. Lo mejor fue cuando vinieron Bill y Charlie de visita....Resulta que a Bill no se le ocurrió nada mejor que traer a su novia, ya saben...Fleur de La Cour....el caso es que me pasé todo el tiempo riéndome de los comentarios de Ron, Fred y George sobre su acento...a ellos los llama "Gon", "Fgé" y "Yorgsh"! – las tres rieron a carcajadas. – Y luego, ya para el final, vino Harry a quedarse con nosotros....
Ooooh....ya veo – dijo una sonriente Sidney, mientras le guiñaba un ojo a Amy.
Eh, ya basta! Ya les he dicho mil veces que Harry y yo no tenemos nada – contestó Ginny enfadada.
Pero si eso ya lo sabemos... – siguió Amy, poniendo cara de no haber roto nunca un plato – Nosotras sólo decimos que.....
Miren, mejor cambiamos de tema! – la interrumpió Ginny, desviando su mirada hacia las otras mesas del Gran Salón. De repente, unos ojos grises se clavaron en los suyos. La pelirroja los identificó y observó que su dueño tenía una delgada línea roja recorriéndole el labio, aunque ya no sangraba. La chica le dirigió una sonrisa de desprecio a Draco Malfoy antes de concentrar su atención en Dumbledore, que se disponía a iniciar el banquete con su habitual discurso de bienvenida. Sin embargo, éste no comenzó inmediatamente ya que en ese momento entraron en el Gran Comedor Hermione y Ron, cuyo ojo se veía mucho mejor. Ambos saludaron a Ginny con un gesto de la cabeza, indicando que todo estaba bien, y fueron a sentarse donde se encontraba Harry. Una serie de murmullos se extendió por el Comedor, pero el Director los silenció rápidamente con un gesto de las manos.
Queridos alumnos... – sonrió – me alegro de tenerlos de vuelta! Luego de lo que ha sucedido últimamente...– su mirada reposó en Harry – creo que al fin todos nos merecemos disfrutar de un curso en paz y armonía. Por favor, recuerden el pacto realizado acerca de este tema....Lo pasado pisado, de momento no queremos pequeños magos y brujas dedicándose al periodismo de investigación! – Se rió de su propio chiste –. Bien, quiero recordarles como todos los años que los terrenos del Bosque Prohibido, como su nombre lo indica, están terminantemente vedados para TODOS los alumnos de este Colegio. También debo comunicarles, a pedido de Argus Filch, que no está permitido hacer magia en los pasillos y que pueden consultar la lista de objetos prohibidos, que este año asciende a 974, en la oficina del conserje. Como último anuncio – tranquilos, ya los dejo con el banquete – quería decirles que este año los Premios Anuales, Hermione Granger y Draco Malfoy... – esperó a que se apagaran los aplausos, de los cuales la mayoría iban dirigidos a la sonriente Gryffindor – utilizarán parte de las horas semanales que tienen para prepararse para sus ÉXTASIS para ayudar a un profesor /a durante alguna de sus clases. Cuando hayamos determinado en qué clases deberán estar presentes, se lo haremos saber personalmente y colocaremos un aviso en el tablón de anuncios. Ahora sí, los dejo....¡a comer!
Al día siguiente, el desayuno se sirvió un poco más temprano de lo habitual, ya que la mayoría de los alumnos estaban ansiosos por saber cuándo y con quién tendrían clases y habían decidido madrugar. Mientras se iban acomodando en las cuatro mesas, los jefes de las casas pasaron repartiendo los horarios.No puede ser! – exclamó Ron, asustando a Harry y Hermione, que se encontraban a su lado – Por séptimo año consecutivo, tenemos pociones dobles con esos imbéciles de los Slytherins!
Será mejor que midas tus palabras, Weasly...o es Weasel? – siseó una voz a sus espaldas - Bueno, no importa, el caso es que si vuelves a insultar a los de mi casa, podría hacerte algo más que quitarte puntos...es lo malo que tiene ser Premio Anual – concluyó con sorna.
Es W-E-A-S-L-E-Y, pedazo de....- contestó Ron furioso.
Lo siento, Malfoy, pero tal vez tenga que recordarte que yo TAMBIÉN soy Premio Anual! – intervino Hermione – Y no creo que te atrevas a hacerle nada a Ron, a no ser que quieras que yo te.....
¿Qué tú qué, Granger? Verás, me parece muy bien que defiendas a tu..."noviecito"...- al decir eso, miró malévolamente a Ron, quien nuevamente se debatía para soltarse de las manos de sus dos amigos -...pero no pienses que amenazándome vas a conseguir algo. Tanto tú como yo sabemos que no podemos castigarnos mutuamente, ya que al tener exactamente los mismos poderes podríamos pasarnos semanas poniéndonos los mismos castigos, y eso no tendría ningún sentido. ¿O realmente piensas que voy a perder mi tiempo en ponerte una detención, para que tú me la pongas a mí, y yo te ponga otra....? Vamos, sabelotodo, sabes bien que no puedes conmigo...búscate a alguien de tu tamaño, quieres?
CÁLLATE, MALFOY! – gritó Harry, poniéndose de pie mientras aún sujetaba a Ron y llamando la atención de varios alumnos de otras casas, ya que la mesa de Gryffindor había estado escuchando la discusión al completo – ¡O TE JURO QUE TE VOY A METER EN LA ENFERMERÍA POR EL RESTO DEL CURSO!
El Slytherin se limitó a emitir una sonora carcajada de desprecio, y fue entonces cuando una chica pelirroja que acababa de llegar se colocó en frente de él, hablando de manera cortante.
Desde luego, Malfoy, no esperaba que tu envidia hacia la inteligencia de Hermione te volviera tan loco como para llevarte a decir estupideces semejantes....es evidente que ella está a tu nivel, es más, no le llegas ni a los talones. Pero claro, tu orgullo jamás te permitiría admitirlo, ¿verdad? ¡Es más, deberías reconocer de una vez que hasta una rata es mejor que tú! ¡Es obvio que no tienes cerebro, huroncillo insignificante! –terminó Ginny bastante acalorada.
Draco abrió la boca, dispuesto a dejar a esa estúpida mocosa en su sitio, cuando la voz de la profesora McGonagall lo interrumpió. Ésta, alertada por los murmullos de los alumnos de su casa, comprendió lo que estaba pasando en cuanto observó la escena: por un lado, el arrogante Draco Malfoy, y por el otro, Harry Potter gritando de pie, sujetando junto con Hermione a un Ron que parecía echar humo por las orejas, y luego su hermana hablándole al Slytherin con cara de pocos amigos...oh, sí, comprendía perfectamente lo que estaba pasando. Aún así, decidió intervenir con la frase que utilizaba siempre en estos casos:
¿Qué está pasando aquí? ¿Malfoy, Potter, Weasley?
Verá, profesora, lo que sucede es que....- comenzó con voz temblorosa Hermione. Sin embargo, no terminó la frase, ya que Ginny se apresuró a completarla ante la titubeante mirada de su amiga.
...que Malfoy, no contento con molestarnos en el tren, ha decidido hacernos una visita matutina para repartir un par de insultos baratos – dijo con seguridad la pelirroja.
Hasta ella misma quedó sorprendida con su respuesta. Todos se quedaron mirándola con la boca abierta, incluidos Malfoy y la profesora McGonagall. Ésta última se apresuró a hablar, para disimular su asombro.
Bien...en ese caso, quiero verlos en mi oficina después del almuerzo...- viendo la mirada confundida de los presentes, aclaró: - A la señorita Weasley y a los señores Malfoy y Potter. A ustedes dos – dijo refiriéndose a Hermione y Ron – no voy a pedirles que vengan, pero quiero que comprendan que me veré obligada a hacerlo si no...moderan su conducta. Y ahora terminen de desayunar, o no llegarán a tiempo a su primera clase.
Dicho esto, McGonagall se marchó, seguida por Malfoy, quien salió del Gran Comedor sin pasar siquiera por la mesa de su casa.
Harry y Ginny se sentaron junto con Ron y Hermione. La menor de los Weasley notó que las miradas de sus amigos estaban clavadas en ella, así que decidió salir de ahí para ir a sentarse con sus dos mejores amigas, Sidney y Amy. Poco después de que se hubiera marchado, Harry dijo en voz baja, para que no lo oyera más que Ron:
Oye....¿desde cuándo tu hermana está tan...tan...rara?
Ron rió ante la pregunta de Harry, y luego contestó:
La verdad, no sabría decirte exactamente desde cuándo...pero ya lleva un tiempo en que se la nota más...suelta, confiada...no sé, pero está mejor así...no crees? – guiñó un ojo a Harry.
Éste se limitó a negar levemente con la cabeza, susurró "No cambiarás nunca...eh, amigo?" y se concentró en su plato de cereales.
Aquella mañana, luego de la primera clase, aparecieron los esperados avisos en los tablones de anuncios:
"PREMIOS ANUALES
Se comunica a los alumnos de sexto curso de Gryffindor y Slytherin que Draco Malfoy será el encargado de ayudar al profesor Severus Snape durante sus clases de pociones; a los alumnos, también de sexto, de Ravenclaw y Hufflepuff, se les comunica que Hermione Granger ayudará a Remus Lupin en sus clases de DCLAO. Asimismo, ambos tendrán el poder de quitar puntos a los alumnos que presenten conductas indisciplinadas y otorgar detenciones a los casos que se consideren extremos, siempre en acuerdo con los profesores al mando de la clase."
Cuando Ginny, Sidney y Amy terminaron de leer el cartel estaban demasiado enfadadas como para decir nada. No sólo tenían que soportar a los Slytherins de sexto en las clases de pociones, sino que además iban a tener a Malfoy dando vueltas por ahí y favoreciendo aún más que Snape (si esto era posible) a la casa de las serpientes.
Luego de un rápido almuerzo, la pelirroja se despidió de sus amigas y se dirigió con Harry al despacho de McGonagall, donde recibirían su castigo.
Qué crees que nos mandará a hacer? – dijo Harry.
No lo sé, la verdad – contestó Ginny – Pero espero que no sea limpiar la sala de Trofeos de la forma muggle...es el castigo que nos dan siempre, y como sigan así acabaré por aprenderme todos los premios que ha tenido este Colegio... – Harry rió, y antes de lo que ambos hubieran querido estaban ante la puerta del despacho.
La chica llamó suavemente y entró. Como era de esperar, Malfoy ya se encontraba allí; estaba sentado en la silla más alejada del escritorio de la profesora. Los Gryffindors entraron y se sentaron en las sillas libres.
Bien...– comenzó McGonagall, echando una rápida mirada a los tres alumnos – por ser éste el primer castigo que reciben...este año – añadió mirando significativamente a Ginny y Harry, haciendo que a este último se le formara una media sonrisa en la cara al recordar todos sus años en Hogwarts – no voy a exigirles demasiado. El trabajo se repartirá de la siguiente manera: Potter, Weasley, ustedes se encargarán de revisar e higienizar el plumaje de cada una de las lechuzas que tenemos en Hogwarts; usted, señor Malfoy, tendrá que limpiar el suelo de la lechucería, recogiendo los excrementos y restos de animales muertos. Los tres cumplirán el castigo durante 2 semanas, comenzando a partir de mañana alrededor de las cuatro, ya que es cuando suele haber más lechuzas descansando. ¿Alguna pregunta?.
Disculpe, profesora – dijo el Slytherin con un tono de voz que pretendía ser amable, aunque apenas si lo conseguía – debo decirle que este castigo me parece injusto, puesto que mi parte es más desagradable que la de...ellos dos.
Desde luego, señor Malfoy – asintió gravemente – Su castigo es peor porque su falta también lo es: no olvide que es usted Premio Anual, lo que significa que debe dar el ejemplo de buen comportamiento a los demás...algo que ha ignorado por completo esta mañana. Y ahora, si me perdonan...– dijo McGonagall mirando su reloj y poniéndose de pie – tengo una clase que dar. Buenas tardes.
