Hello!!!!! Bueno, antes que nada quería contarles la razón por la que subí 2 chap seguidos. El caso es que estaba muy animada escribiendo el capítulo cinco...y de tan animada que estaba, cuando terminé de escribirlo me di cuenta de que me había quedado bastante más largo de lo normal. Y a la hora de ponerle título, me di cuenta de que no podía decidirme entre uno u otro porque las dos grandes cosas que pasaban en el capítulo eran igual de importantes. Entonces decidí agarrar el mega capítulo y transformarlo en dos mini-capítulos, el 5 y el 6. Por separado, me quedaron más cortos que los capítulos normales...pero juntos forman un gran capítulo...más largo que los normales ;) En fin, no las confundo más, acá tienen el quinto, osea, la primera parte.... :p contesto reviews al final del sexto :D
5. Ginny confiesa
Ginny abrió los ojos lentamente. Una vez que pudo acostumbrarse a la penumbra que reinaba en aquel lugar, lo identificó sin dudar: se encontraba en la entrada de la Sala Común de Gryffindor. Estaba sentada, con las piernas recogidas a un lado y la espalda apoyada en la pared. Sobre su cabeza, la Señora Gorda roncaba suavemente, siendo el monótono sonido de su respiración lo único que se oía por allí.
La pelirroja, algo soñolienta, se puso de pie sin dejar de preguntarse cómo había llegado a esa situación. Lo último que recordaba eran unos labios dulces, suaves...perfectos. Y esos ojos...un par de hermosos ojos grises que ya no destilaban frialdad; por el contrario, desprendían una increíble sensación de calidez.
Recordaba también haberse acurrucado en los brazos del dueño de aquellos hermosos rasgos, deseando con todas sus fuerzas que ese momento no terminara jamás. A partir de entonces no podía recordar nada más; dedujo que probablemente se había dormido en el pecho de Draco Malfoy, su "enemigo", sin darse cuenta. Una involuntaria sonrisa surcó su rostro.
Sin embargo, ahora debía preocuparse por entrar a su habitación sin despertar a nadie. Rogando que la Dama Gorda no se pusiera a chillar o algo por el estilo, comenzó a susurrar en su oído:
–Señora...despierte, por favor...¿Señora?
La Señora Gorda se despertó con un pequeño sobresalto, pero para alivio de Ginny no emitió ningún sonido: primero la observó atentamente, y luego comenzó a sonreír.
–Vaya, pequeña...Por fin despiertas, ¿eh? –dijo el retrato sin perder la sonrisa.
La menor de los Weasley se sorprendió por la repentina confidencialidad que había adoptado el tono de la Dama del retrato; pero decidió seguir la conversación, para ver si lograba averiguar algo sobre lo que había pasado horas antes.
–Yo...¿Hace cuánto tiempo que estoy aquí?
–Llegaste hace un par de horas. Al principio decidí esperar a que despertaras para dejarte pasar, pero parece que el sueño me venció –dijo haciendo una mueca.
–Y...y...¿Cómo llegué hasta aquí?
–¿Acaso no te acuerdas? –replicó la Dama Gorda acentuando la sonrisa pícaramente.
–Pues...no –contestó Ginny algo nerviosa.
–Verás –comenzó la mujer, quien parecía tener muchas ganas de charlar con alguien–. Yo me encontraba a punto de dormirme plácidamente, cuando oí pasos. Alertada, comencé a preguntar que quién andaba ahí; de repente, vi aparecer a un muchacho...bastante guapo, por cierto –añadió sonrojándose ligeramente– que te traía en brazos.
–¿En...en...brazos? –repitió la pelirroja, poniéndose tan roja que acabó con la cara del mismo color que su pelo.
–Exacto –asintió la Señora–. Luego te depositó en el piso y te besó...¡Fue tan romántico! –suspiró–. Después se quedó ahí, de pie, observándote durante aproximadamente media hora, y finalmente se marchó.
Ginny asintió levemente, tremendamente asombrada por un lado de que la Señora del retrato fuera capaz de retener tantos detalles, y por el otro, de que Draco se hubiera portado así con ella.
–Bueno –dijo la chica luego de una pausa–. Gracias por...la información. ¿Me deja...pasar? Lucis titilaem –añadió luego, sabiendo que las reglas decían que para entrar en una Sala Común debía decirse siempre la contraseña.
–Un momento –dijo la Señora Gorda, volviendo a sonreír–. ¿Piensas entrar así a la Sala de Gryffindor?
–¿Así...cómo? –inquirió Ginny confundida. La mujer se limitó a acentuar más su sonrisa y a señalar el cuerpo de la pelirroja. Ésta bajó lentamente la vista y comprobó que aún llevaba puesta la capa de Malfoy, con el escudo de Slytherin bordado cuidadosamente en ella.
–Oh...qué tonta...me había olvidado! –dijo al fin la chica, quitándose la capa y doblándola de modo que no se viera el emblema de las serpientes.
–De todos modos, no creo que haya nadie despierto...aún no ha amanecido –contestó la Dama Gorda–. Pero mejor prevenir que curar...no me quiero imaginar lo que te dirían por allí dentro si te vieran aparecer de madrugada con una capa de Slytherin –finalizó guiñándole un ojo a Ginny.
–Ya...yo tampoco –reconoció Ginny, aturdida, mientras el retrato se abría para dejarla pasar, aún sin perder la sonrisa.
Cuando entró a la Sala Común, comprobó con horror que Harry se encontraba allí, acurrucado en un sillón frente a la chimenea. La pelirroja rogó con todas sus fuerzas que el chico se encontrara dormido; sin emitir ningún sonido, se dirigió en puntas de pie hacia la escalera que daba a la habitación de las chicas. Cuando abrió la puerta, dos pares de ojos se dirigieron inmediatamente hacia donde se encontraba Ginny de pie, inmóvil.
–¿Pero qué...? –susurró, incrédula, al ver que Sydney y Amy la observaban sonrientes, cada una desde su cama.
–¡Bienvenida, Gin! –dijo Amy.
–¿Por dónde has estado, fugitiva? –inquirió Sydney.
–Vamos a ver –comenzó la pelirroja, suspirando– ¿Qué está pasando aquí?
Sus dos amigas se miraron, sin perder la sonrisa, y dijeron al unísono:
–Parece, Gin, que tenemos MUCHO de qué hablar.
Finalmente, las tres se acomodaron en la cama de Amy, cerraron el dosel y realizaron el hechizo insonorizador, para no molestar a las demás.
–¿Y bien? ¿Qué es todo esto? –comenzó Ginny.
–Ahhh....Eso mismo nos preguntamos nosotras –comenzó Sydney, observando de reojo la capa negra que su amiga sostenía firmemente– cuando bajamos a la Sala Común, a buscar unas plumas que nos habíamos olvidado, y...
–..."escuchamos accidentalmente" –completó Amy poniendo cara de total inocencia– una conversación entre tu hermano, Hermione...y Harry. Además, nos preguntábamos adónde te habrías metido...
–Nosotras comenzamos a sospechar que había pasado algo raro entre él y tú cuando nos dimos cuenta de que Harry se comportaba muy extraño contigo estos días...–explicó Syd.
–¡Ni siquiera te miraba! –exclamó Amy–. Bueno, el caso es que oímos que Ron y Hermione estaban consolando, sí, consolando a Harry porque tú...–siguió su amiga, señalando acusadoramente a Ginny.
–...le habías dicho que no! Lo cual nos pilló totalmente de sorpresa, ya que no nos habías contado nada de que Harry te hubiera pedido algo –finalizó Sydney cruzándose de brazos, muy satisfecha consigo misma.
Ginny suspiró resignada, y luego de disculparse con sus amigas (que, de tan ansiosas que estaban por conocer la historia, ni siquiera se encontraban realmente enfadadas) les relató todo lo que había pasado desde que se sentó a hacer sus deberes en la Sala Común la noche del lago, hasta la conversación que había tenido con su hermano y Hermione horas atrás, omitiendo hábilmente las partes que incluyeran a Draco.
–Vaya, Gin –dijo Amy, boquiabierta, cuando su amiga hubo acabado–. ¡Es increíble! Syd y yo ya sabíamos que le habías dicho que no, pero...¡A ti te gustaba tanto! Y...¡fue tan romántico para declararse!
–Eso es verdad –accedió Ginny–. La idea del lago fue bonita, pero... –parecía que iba a decir algo más, aunque finalmente se calló.
–Lo que aún no sabemos, Gin, es...–comenzó Sydney mirándola fijamente– la razón. ¿Por qué lo rechazaste?
–Porque...porque ya no me gusta, simplemente –mintió Ginny, preguntándose cuántos minutos más aguantaría aquella mentira...sus amigas la conocían demasiado bien: no serían muchos.
–Ya –dijo Sydney con una media sonrisa–. ¿Y sólo por eso, no?
–¿Dónde has estado esta noche, Gin? –preguntó Amy, suspicaz. La pelirroja no respondió; por un lado, quería contárselo, eran sus mejores amigas, las adoraba, pero...
–¿Puedo verla? –preguntó Sydney de repente, señalando la capa que Ginny aferraba con las dos manos–. No sabía que tuvieras una capa negra, como la tuya es marrón oscuro...
–Eh...bueno...no es mía –respondió Ginny, poniéndose colorada y bajando la vista.
Sus dos amigas rieron; después se turnaron para abrazar fuertemente a la pelirroja. No querían hacerla sentir mal; sólo deseaban saber qué estaba pasando con ella, por qué parecía tan preocupada...y ayudarla, sobre todo.
Ginny se sintió mucho más animada después de estrechar a sus amigas; así que tomó una gran cantidad de aire y comenzó a hablar, dispuesta a contarlo todo. Así fue pasando el tiempo, mientras la pelirroja relataba cómo había empezado a sentir algo por el rubio, cómo este la provocaba en los castigos, y finalmente, cómo había acabado dormida en sus brazos aquella noche, envuelta en la capa que ahora sostenía, con el emblema de Slytherin reluciendo en ella. Sydney y Amy escuchaban con la boca abierta, sin decir una palabra. El silencio que siguió a sus últimas palabras fueron suficientes como para que la chica entendiera el estado de shock en el que se encontraban sus dos amigas. Luego de unos segundos, Amy, como siempre, fue la encargada de romper el silencio:
–Gin, esto es...es...maravilloso! –exclamó, muy sonriente–. ¡Estás con Draco Malfoy! ¡Es genial!
–Eh! Espera, espera! –dijo Ginny, riendo ante el entusiasmo de su amiga–. ¡No estoy con Malfoy! Sólo...
–"Sólo" –dijo Sydney, sin parar de reír– te has besado con él, has aprovechado para dormirte acurrucada contra su pecho y te ha llevado en brazos como en las bodas muggles!
–Bodas? Mmmm...¿Qué habrá querido insinuar? –preguntó Amy con gesto pensativo.
–¿Quieren parar ya? –dijo Ginny, pero sin ofenderse.
–De acuerdo, de acuerdo –dijeron las dos chicas al unísono–. Pero prométenos que a partir de ahora nos contarás cómo termina todo esto!
–Prometido –aseguró la pelirroja, alzando solemnemente su mano derecha–. Eso sí –añadió luego con gesto suplicante– por favor...ni una palabra a Hermione, a Harry...y mucho menos a Ron!
Las otras la miraron haciéndose las ofendidas, dándole a entender que esas cosas no hacía falta ni mencionarlas...un secreto es un secreto, decían con sus gestos. Ginny se alegró, más que nunca, de tener a aquellas dos como amigas.
Bueno, ahí está el chap cinco...espero que les haya gustado!! Desde ya, se agradecen reviews (pasados y futuros ;) ).
La historia continúa en el chap seis...Ojalá les guste! Un saludo,
ThE LuCkY OnE
